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Cautivo por LadyBondage

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Notas del fanfic:

Atención chicas, este fic será diferente. Es corto, dura como cinco capitulos, he escrito los rasgos pero solo les dejaré lo siguiente: Es un Uchiha, de ahí ustedes adivinen quién es el cruel cancerbero que mantuvo cautivo a nuestro zorrito. 

 

 

El sol de verano

[1]

 

Naruto desliza sus manos libremente por la cornisa de la ventana, afuera el clima está fibroso, la calidez de verano se cuela por cada rincón del espacio reducido que es su habitación. Un hálito de exasperación mana de sus labios entreabiertos.

Sueña con la libertad que solo ha leído en libros, cuentos y escuchado en canciones. Lo dejan solo en un lugar sobrio donde la única compañía de una vela y una enorme cama de sabanas rojas como la sangre. Pocas veces ha llegado a treparse a la cornisa y admirar el mundo desde adentro. Un mundo que huele a tierra mojada, a lluvia, y a sol de las tardes. También escucha las risas de los niños, el trinar de los pájaros y el suave aleteo de las palomas cuando emprenden el vuelo.

 

—Ya volví —de pronto aparece la tenue pero perceptible voz de hielo de su cancerbero. Rápido como es, baja de la cornisa cayendo de rodillas contra el piso de cemento. Camina a ciegas hasta posarse en la cama, el único halo de luz que baña su habitación es el que proviene de la ventana alta donde minutos antes estuvo postrado.

 

Escucha la puerta crujir al invitado de honor, el único que es capaz de conocer su encierro y mantenerlo en él. El aroma a vainilla se derrama como un manto de agua sobre todo el lugar. Naruto se queda muy quieto, demasiado tranquilo para no inspirar sospecha.

 

Él lo mira fijamente, Naruto le dibuja una tímida sonrisa mientras lo observa caminar hacia él.

 

—Hola —musita su voz de niño, el desconocido sonríe rebosante. Naruto escucha el tintinear de las llaves contra su mano, la esperanza está a su alcance y a la vez tan lejos.

 

— ¿Me echaste de menos? —le pregunta bucólico. Naruto hace aspavientos con las manos para acomodarse el cabello.

 

—Sí —responde familiarizándose cada vez más con la mirada venenosa de su cancerbero.

 

—Te he traído algo —esa voz de trueno resuena en el impuro silencio. De las bolsas de su chaqueta extrae algo pequeño, Naruto no lo ve a simple vista, tiene que entrecerrar los parpados para poder advertir mejor el objeto.

 

Es un collar.

 

—Es una gema muy preciosa, es zafiro azul, como el color de tus ojos —le dice parco. Naruto asiente silencioso. —Ven —lo llama con una mano para que el muñeco de cabellos dorados se acerque.

 

Naruto baja de la cama, sus pies descalzos tocan el frio piso.

 

—Feliz cumpleaños, Naruto.

 

Él le dice con palabras bañadas de anhelo, Naruto toma entre sus manos el collar hexagonal, es hermoso y le gusta mucho. Es el primer y único regalo que ha recibido en cinco años que lleva ahí dentro, encerrado.

 

—Gracias, señor —se arroja a los abrazos de ese hombre, sus bracitos de infante apenas puede alcanzar la ancha espalda.

 

—De nada solecito —susurra contra su oído dejando su aliento caliente golpear la sensibilidad de esa zona. Toma a Naruto de los muslos, el rubio aúpa sus piernas alrededor de la cadera del hombre como una cadena que evitara una caída.

 

—Tengo que darle algo a cambio, ¿verdad? —replica con voz de trino, el mayor asiente de manera entusiasta.

 

—Ya sabes que es lo que me gusta recibir —repone con voz seria sin dejar los rastros de ternura que ese niño le inspira.

 

 

Naruto a su corta edad ha sido instruido en esos enseres, es un placer poder ser él quien complazca a su señor. El hombre que lo carga entre sus brazos con esa facilidad hilarante.

 

No sabe su nombre, no sabe qué edad tiene ni de donde es. Solo un día cuando despertó él estaba ahí, observándolo con esa devoción propia de un amor insatisfecho.

 

Y Naruto aprendió que su libertad estaba a manos de ese hombre, y pasara lo que pasara, su condición de prisionero no iba a ser fácil abandonarla. Él se lo explico una vez, hace algunas lunas llenas, dejarlo ir no estaba en planes ni a corto ni a largo plazo.

 

 

—Eres mío —dice con tono de anhelo. Naruto mueve su cabecita de arriba hacia abajo dándole la razón.

 

Entonces esos labios rosaditos, de nirvana y algodoncito que posee Naruto son atacados por unos con mayor experticia que lo inducen a un vaivén de lenguas que se reencuentran después de largo tiempo, que se acarician dejando la saliva del otro como sello de reclamo. Naruto no entiende que eso es un beso, y que eso solo se da con la persona que amas. Y no lo entenderá hasta semanas después, cuando su amo decida dejarlo libre.

 

 


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