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Yuki no naka de kikai! por StrongestPair

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Notas del fanfic:

Parto por pedir disculpas en la ortografía y redacción; es un fanfic escrito de hace años y nunca me dediqué a subirlo, por otro lado, corregí lo más que pude y la página se reinició, por lo cual se borró el avance y os juro que me da una flojera corregirlo de nuevo xDDDDDDD

Este fanfic fue escrito en colaboración con una ex administradora de la página Katekyo Hitman Reborn Fans, la admi Squalo, quien amaba el 6927 tanto como yo <3

Mi pc estuvo mal durante mucho tiempo, por lo cual perdí acceso a mis historias, pero hace poco lo arreglé y por fin tengo acceso al OVA de "Rikkaidai en el zodiaco" ;_;!!! Espero subirlo pronto uwu

DISCLAIMER: Los pjs no me pertenecen, son obra y creación de Akira Amano sama.

Notas del capitulo:

OH POR DIOS, ESTOY PICADÍSIMA XD Iba a subir el fanfic, corregido y todo, pero la página se me reinició y debo hacerlo de nuevo ;_;

Sin nada más que agregar, enjoy!

Un hermoso color blanquecino tornaba en toda Namimori. La causa era la llegada del invierno y la nieve que comenzó a caer hace unos días atrás.

Como siempre el trío de amigos salía de su jornada escolar para dirigirse hacía sus respectivos destinos, el peliplata discutía con el beisbolista por razones incoherentes, mientras que el otro le respondía  con una risa, lo cual provocaba que Hayato se molestara más, mientras tanto, el castaño trataba de calmar la situación.

Ya calmando la situación, empezaron a hablar de cosas triviales mientras hacían la trayectoria hacia sus casas, pasaron unos minutos en lo que después de la conversación, llegaron al punto en donde se separaban, despidiéndose de los dos. Tsuna caminó hacía su casa, mientras durante el trayecto, el ojimiel pensaba en su subconsciente recordando algunas cosas que sus convivientes harían en esta semana.

'' Mmm... Hoy reborn tenía una reunión con los arcobalenos y no llegará hasta el otro día, mientras que papá y mamá salieron junto con Bianchi y los niños hacía un Crucero y no llegaran en 3 días más... Tenía unas ansiadas ganas de ir... pero la escuela. '' Mientras se perdía en sus pensamientos no notó que había llegado a su casa. Entró e inmediatamente notó lo solitario que estaba el lugar. Soltó un suspiro y se fue a cambiar de ropa.

Después de su rutina habitual que hacía cuando llegaba a casa, fue a ver si había algo de comida, pues no, ni siquiera comida preparada o instantánea, sin embargo, recordó que se fueron apurados hacía el crucero, así que mamá no le hizo comida y solo le dejó dinero para que se cocinara.

Error, Tsuna no sabía cocinar, ni tenía la mas mínima idea de cómo prender una cocina y pelar verduras, por lo que, no tardaron segundos y tomó el dinero junto con un paraguas para protegerse de la nieve, abrigadamente salió de casa para comprar algo de comida instantánea. Fue a la zona comercial de Namimori, para obtener algo de Alimento. Entró a un mini súper de la zona, dirigiéndose en seguida a las comidas instantáneas, mientras escogía, una mano en su hombro lo interrumpió y rápidamente se volteó para ver quién se trataba.

- Oya  ~ , si no es nada mas ni nada menos que Sawada Tsunayoshi, o el próximo décimo Vongola comprando comida instantánea. - Le manifestó al castaño que lo miraba nervioso, aquel hombre emanaba miedo con tan solo mirar con aquellos ojos bicolores 

- HIIIII! Mu-Mukuro! , y-yo solo buscaba algo para comer  - Tsuna levantaba su mano en defensa para evitar algún extraño acercamiento.

- Pues no permitiré que comas esas cosas cancerígenas - En un tono enojado le propuso el Peliazul a Sawada, quien lo miraba con algo de asombro.

- Está bien, n-no te preocupes por eso.... - El castaño se sorprendió por dentro, ya que el ilusionista se estaba preocupando por su salud, y eso era normal proviniendo de Gokudera o su Mamá, quienes constantemente le advertían sobre lo malo que es comer las comidas envasadas.

- Oya ~ no te confundas, lo hago solo porque quiero mantener tu cuerpo saludable para cuando lo posea - Inmediatamente le tomó la muñeca a Tsuna para llevarlo a comprar algunas verduras del recinto, no hubo queja del castaño por lo que hizo, solo fue sumiso con Mukuro, acatando cada orden para que eligiera las verduras mas frescas; que en esta época del año escaseaban bastante por el frío que emanaba el invierno. Después de elegirlas y pagarlas salieron de la tienda.

- Gra-Gracias Mukuro, pero yo no sé preparar nada... - Le dijo Tsuna mientras se rascaba la cabeza con nervios

- Te reitero que yo prepararé la comida - Respondió mukuro agarrando el paraguas de Tsuna y protegiéndolos a los dos de la nevada que comenzó justo cuando salieron del Mini súper. El ojimiel cargaba las dos bolsas con provisiones para la comida que le iba a preparar Mukuro, algo raro por parte de él.

- Etto.... Mukuro, q-que hacías allí? - Habló Sawada cortando el silencio que comenzó cuando comenzaron a alejarse de la tienda.

- Iba a comprar comida para Ken y Chikusa, pero cambié de planes. -

- P-por qué? - En un tono nervioso le preguntó a Rokudo.

- Cuando lleguemos a tu casa te lo diré, por ahora solo apresurémonos para evitar que el frí........ - No alcanzó a terminar cuando se dio cuenta que su acompañante no estaba.

En seguida dio la vuelta y lo divisó tirado en un charco de agua que estaba congelado, pero que Tsuna trizó y se cayó en el, tirando todas las provisiones que compraron. De inmediato fue a socorrerlo.

- Tsunayoshi! - Le tomó la mano, y lo abrazó (aunque estuviera mojado y frío por la tonta caída). Inmediatamente Tsuna se sonrojó haciendo que se le torne un tono carmesí en sus mejillas.

- Mu-Mukuro,  tu no debiste....- Se separó de él, poniendo sus manos en los hombros del castaño y quedando frente a frente con esos iris color miel.

- ¿Estas bien? ¿Tienes frío? - Su tono era de alguien preocupado

- E-estoy bi-bien, me-mejor recojamos las provisiones. - Se safó del peliazul, y se agachó para recoger las verduras, cuando ya terminó de recogerlas, sintió algo en su espalda, era la chaqueta de Mukuro. Se levantó del lugar acomodándose con cuidado la prenda del Ilusionista.

Aquel hombre que pensaba que era una persona algo despiadada, egocéntrica y malvada, se convirtió en una persona humilde, compasivo y moral.

El silencio abundó hasta la llegada a la casa de Sawada, aunque un momento, Mukuro, se detuvo repentinamente, y miró a Tsuna a los ojos seriamente, confundiendo al décimo.

- Tsunayoshi, ¿Recuerdas lo que me preguntaste hace un momento? -

- S-sí, e-el por qué cambiaste de planes - También miró los ojos bicolores del Peliazul.

- Fue por esto - Se acercó sin dudarlo a los labios fríos y sonrosados de Sawada, con su lengua recorrió cada dulce y fría cavidad del muchacho, en seguida Tsuna quedo más rojo que un tomate.

Era su segundo beso, ya que el primero, fue el peor que pudo haber tenido: no fue con su Querida Kyoko-chan (Menos mal) sino con el mismísimo pervertido tutor de Gokudera, el Doctor Shamal!, menudo pervertido ese.

Luego de unos segundos se separaron por el oxígeno que escaseaba en sus pulmones. Tsuna estaba impresionado, y a pesar de que se le habían paralizado las piernas por el fuerte impacto, decidió preguntarle nerviosamente a Mukuro.

- ¿Y eso po-por qué? - preguntó mirando sonrojado el suelo

Solo le respondió con un suspiro, y pidió que entraran a la casa, ya que el muchacho estaba mojado y el frío podría provocar que Tsuna cogiera un resfriado.

Entraron a la casa e inmediatamente el Peliazul le dijo que no le cocinaría si no se iba a bañar en esos momentos, cosa que Tsuna se asusto por la forma que lo dijo y acato rápidamente la orden.

Sawada fue hasta el baño, se sacó la ropa mojada y la dejó sobre una canasta, se metió a la ducha, e hizo correr el agua, esta, estaba como la nieve sobre la que cayó, pero a los segundos ya se había temperado.

 

- Aaahh… se siente bien… - dijo dejando al agua tibia recorrer su cuerpo - ¿Dónde está el shampoo?

Miró hacia todos lados, y visualizó una botella azul sobre una rejilla.

Lo tomó, y ligeramente gritando un “¡Aquí está!” se lo echó en el cabello.

En su mente, apareció la imagen del chico con problemas de heterocromía.

El solo hecho de que Rokudo Mukuro le confesara sus sentimientos hace unos minutos atrás, lo hacía sentir nervioso, pero, ¿Por qué? ¿Qué era lo que sentía por aquel chico de cabello azulado?

 

-Mukuro… - bajó la mirada, aun lavándose el cabello - ¿Cuál es mi relación con él…?

 

Recordó el beso, aquel dulce y cálido beso capaz de derretir toda la nieve que yacía a alrededor de ellos, el beso que lo había llevado a reflexionar sobre el otro chico en esos instantes.

Y era que extrañamente, las últimas semanas ya no se sentía atraído hacia Sasagawa Kyoko. Desde que la chica lo había “rechazado” nuevamente, no quería esforzarse en un posible romance que nunca hubiera funcionado. Pensaba más bien en Mukuro, su guardián más distante, el que a pesar de haberlo querido poseer, y que casi mató a sus preciados amigos, lo ayudó en los momentos en que estaba más necesitado.

 

Cada día empezó a pensar más y más en Mukuro, y justo cuando que se empezó a cuestionar por qué pensaba tanto en él, se lo encuentra en el lugar más inesperado.

Que exactamente unas horas antes en el salón de clases se le pasara la idea de qué sentía por él, y un rato después, en la ducha, se estuviera preguntando lo mismo.

 

Eso era una jugada del destino.

 

- Yo… ¿Le gusto? – un ligero tono carmesí cubrió su rostro - ¿Por qué siento esta… felicidad? – Cruzó los brazos sobre su pecho, tocando el corazón – extrañamente, todo este tiempo, he pensado en él, como la mañana en clases…

 

¿Acaso te gusta?

 

¿Gustarme…? – su corazón comenzó a latir rápidamente - ¿Me gusta Mukuro? ¿¡EH!? ¿¡Po-po-por qué estoy nervioso!? ¡Aaahhh! ¡Terminaré de bañarme!

Siguió lavándose su cabello cuidadosamente, y cuando terminó se enjabonó el cuerpo.

Hasta que bajó a “esa” parte.

Soltó el jabón, el cual se escurrió por la ducha, y colocó sus manos en su miembro.

 

- ¿Qué estoy…? ¡AH! – comenzó a masturbarse mientras pensaba nuevamente en el otro chico - ¡Mu- Mukuro…!

 

Babeaba, su cara estaba roja, y un líquido blanquecino se extendía bajo él.

Aumentaba el ritmo, con la imagen de Rokudo en su conciencia, y repentinamente paró.

Quedó con el líquido viscoso en la mano, limpiándolo con el agua que aún caía. Se miró en el reflejo de la pared, sin creer lo que acababa de hacer, cerró la llave del agua, y finalmente dijo:

 

- Soy un asco -

 

Salió de la ducha, y se tropezó. Suspirando, se levantó para poder secar su  su excitado cuerpo, y luego se vistió para poder ir a comer.

 

................................................................................................

 

Tsuna fue hasta la cocina con ropa seca, ahí estaba Mukuro, sentado en la mesa y con los platos servidos.

- Kufufufufu, está servido Tsunayoshi – sonríe

 

- ¡S-se ve delicioso! ¡Woah! ¡No espero por probar! – se sentó en la silla que estaba junto a Mukuro y juntó las manos - ¡Que aproveche! – Probó de lo que tenía servido - ¡Delicioso!

 

- kufufufu, me alegra que te haya gustado – vuelve a sonreír – pero más me alegra que me hayas hablado

 

- Eh? – Tsuna paró de comer.

 

Lo recordó, no había hablado en todo el camino desde que Mukuro se le confesó, ni siquiera se dignó a decirle dónde estaba la cocina, apenas llegó, se fue directamente a bañar sin decir nada.

 

- Es que ahora me di cuenta de algo y estoy muy feliz por eso-  sonrojo

- Tsunayoshi…

 

Rokudo Mukuro lo miró fijamente a los ojos; en un acto reflejo, Tsuna desvió la mirada y se sonrojó aún más.

 

-            No me sigas mirando así o v-voy a …- Susurró avergonzado

 

El mayor se levantó abruptamente, se dirigió hasta Sawada (el cuál seguía sentado) y tomándolo del mentón, le besó la frente.

 

-         Mukuro… - con un movimiento, hizo soltar la mano con la cual Mukuro lo agarraba del mentón, y lo abrazó fuertemente – Tú también me gustas…

 

Estaba sorprendido, no esperaba esa respuesta del castaño.

Se acercaron lentamente, mirándose a los ojos y juntaron sus labios, hundiéndose cada vez más. Se separaron nuevamente por falta de aire, y un hilo de saliva quedó colgando entre ellos.

Un ruido molesto se escuchó, era el teléfono. Se preguntaron con la mirada quién iba a contestar, y aunque naturalmente debería responder el dueño de casa, Mukuro reaccionó primero.

 

-         Estoy más cerca, yo voy…-

 

Fue hasta una pequeña mesa de madera que contenía el teléfono encima, y agarrando el auricular de forma coqueta e indirecta para Sawada, contestó.

-         ¿Aló?

-         ¿Tsu-kun? – preguntaron al otro lado de la línea

-         Se equivoca usted, soy un amigo de Sawada

-         ¡Ah! ¿Otro amigo? … Soy la madre de Tsu-kun, ¿Está él bien? ¿Ha comido algo?

-         Está bien, y acaba de comer, kufufu, si está muy preocupada por él, yo puedo quedarme a dormir

-         ¡Oh! ¡Muchas gracias, eres muy amable! – pausa – disculpa, ¿cuál es tu nombre?

-         Rokudo Mukuro

-         Gracias por quedarte con Tsu-kun, Mukuro-kun

-         No es ninguna molestia – en tono amable – entonces, hasta pronto

-         ¡Hasta pronto!

 

Colgó, y sonriendo, volvió a la cocina. Su “novio” había terminado de comer y estaba estirándose sobre la silla.

 

-         ¡Ah… estoy lleno! ¡Oh! ¡Mukuro-kun! ¿Quién llamaba?

-         Era tu madre, preguntaba si habías comido algo, y como se escuchaba preocupada, le dije que me quedaría contigo hasta mañana, kufufufufu

-         ¿En…serio? – se sonroja – Mukuro debes comer tú ahora – se levanta, toma un poco de la comida del peliazul con un servicio, y se la acerca a la boca – di aaaaahhhh

 

Rokudo se ruborizó y abrió la boca.

 

-         Aaaaahhhh

 

Ese chico lo estaba volviendo loco.

 

Se sentaron, y Tsuna le continuó dando comida, cuando justo en la última “cucharada” falló, y manchó un poco junto a sus labios.

 

-         Te manché por error, lo siento – se acercó al otro, y empezó a lamer la parte manchada lentamente, cuando terminó, se alejó un poco y sonrió - ¡Listo!

El ilusionista estaba sorprendido nuevamente, aunque esta vez, estaba rojo. Tomó la cara de Tsunayoshi, y le susurró al oído.

 

-         Ahora solo falta el postre – muerde suavemente el lóbulo  de la oreja de Tsuna

-         ¡Ah!~ - se quejó por el leve dolor, mientras estaba levemente rojo – deberíamos dormir, Mukuro, ya es tarde – dijo mirando la hora en el reloj pegado a la pared

-         Entonces hagamos esto.

 

Cargó a Tsuna, y apagó las luces quedando completamente a oscuras, aun así, podía ver bien. Llevó al 10° Vongola hasta su habitación, mientras este último, le indicaba el camino.

Entraron en la recámara, y Mukuro buscó el interruptor tocando la pared, lo encendió, y luego dejó a Tsuna sentado sobre la cama, se sentó junto a él.

 

-         Dormiré contigo, Sawada Tsunayoshi-kun

-         ¿Eh? – exclamó

-         Hace bastante frío

-         Bueno… - Tsuna se enrojeció completamente (de nuevo)

-         Yo sé que tú quieres… - lo empujó sobre la cama dejándolo tendido, y se posicionó sobre él – te escuché gimiendo mi nombre en la ducha

-         ¡Ah! Eso fue… - se puso más rojo – yo no sabía lo que hacía y… - fue callado con un beso

-         Eso no importa, lo que sí importa, es lo que sucederá ahora, Tsunayoshi-k-u-n

-         M-mukuro…-

-         No haría nada que no le gustase a mi amado Tsunayoshi

-         …admito que… quizás me gustaría…pero… - miró hacia un lado confundido

-         ¿Pero?

-         ¡Es que en verdad te amo! – gritó sonrojado

-         …Tsunayoshi… - lo observa detenidamente mientras se asombra por la repentina confesión

-         ¡Y esto está mal! ¡O sea…! ¡No quiero que pienses en que solo deseo acostarme contigo! ¡En verdad deseo estar a tu lado, amarte y demostrártelo cada día! ¡El amor no es solo sexo!

-         Kufufu… - se levanta de la cama, lanzándole una mirada de amor – Usted Décimo Vongola, ciertamente cada día me sorprende más, creo que estoy loco por usted

-         ¿¡E-eh..!? – se sienta

-         No te preocupes, por ahora no haremos nada

-         ¡Pero yo no he dicho que no quiero hacerlo! – Tsuna hace un pequeño puchero, cosa que Mukuro consideró adorable

-         Tranquilo – se quitó la chaqueta y el pantalón de forma rápida, para así acostarse en la cama junto a su adorado Vongola – Lo haremos cuando sea el momento – se acerca a él, y le da un dulce beso en la frente, para luego abrazarlo y quedarse dormido junto a su cuerpo

-         Tsshhhh… ni siquiera me dejas quitarme la ropa…

-         ¿Quieres que te la quite?

-         ¡Iiihh! ¡Así está bien! – le devuelve el abrazo, envolviéndose con su calor corporal

-         No tienes idea… - le susurra

-         ¿De qué…?

 

En ese momento la luna se notaba más resplandeciente en el exterior, iluminando los cuerpos a través de las persianas. Denotando el amor infinito que se tenían el uno al otro, la exquisitez que sentían de haberse liberado de un sentimiento tan confuso.

 

De cuánto te amo.

 

Notas finales:

Agradezco que se hayan dado la oportunidad de leer el fanfic! Casi hubo lemon, pero no! ksi ksi ksiiii

Espero volver a escribir de ellos muy pronto ;_; solo me da algo de pena que KHR haya pasado "de moda" y el fandom haya disminuido uwu

Así que, repórtense con un comentario o algo a ver si me sigo animando a escribir cosas de KHR!!

Espero les haya gustado mucho!

 

Atte. Lady Akagami.


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