Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I love Lambo por Sayurayaoista

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Sayura: ya se que aun no terminamos nuestros demas fics

Ana: pero pronto

Nina: tenemos castigada la compu :P

Xóchitl: pero veremos como hacerle

 

Notas del capitulo:

Sayura: esperemos que les guste

Nina: cualquier duda, sugerencia, etc dejen sus comentarios onegai

Xóchitl: nos vemos

Ana: ¡ a leer!

Observo la puerta de su casa la cual se encontraba entreabierta saco su arma inspeccionándola, al mirar la cerradura se dio cuenta que fue rota producto de una patada, guardo el arma al saber de sobra de quien se trataba y un débil suspiro salió de sus labios.

Se adentró al lugar cuidando de no hacer ruido o él se despertaría y terminarían peleándose, camino hasta el sillón donde una figura alargada dormía profundamente.

- “de nuevo aquí, Reborn”-

El chico observo la dormitante figura del hitman, el hombre dormía plácidamente, podía apreciar el blanco pecho a través de la camisa semi abierta, su rostro libre de su preciada fedora lucia calmado y en cierta forma-para quien no lo conociera-agradable.

En otro tiempo habría hecho un escándalo, lo cual despertaría al mayor y el terminaría golpeado dolorosamente y echado de su propia casa por un mal humorado hitman, yendo a donde el joven Vongola quien buscaría tiempo para “intentar” regañar al mayor siendo ignorado olímpicamente por este y todo sería una absoluta pérdida de tiempo.

Dejo de observarlo dirigiéndose a la cocina que esperaba no hubiese sido saqueada por el mayor ya y como desde hace ya 2 años empezó a cocinar.

Si alguien en su tierna infancia y adolescencia le hubiera dicho que ya mayor terminaría cocinándole al hitman su acérrimo y muy declarado enemigo; se hubiera reído y hubiera dicho alguna tontería como “El gran Lambo-san no le cocina a nadie” quien lo pensaría.

Hacía apenas 5 años que se había mudado de la mansión, no quería ser una carga para su hermano Tsuna que ya suficiente tenía con todos los demás guardianes bajo el mismo techo, como para añadir sus constantes problemas con cierto hombre quien dormía cómodamente sobre su sofá y aunque el chico ahora hombre siempre le recalco que nunca sería una carga el prefirió mudarse; había sido algo difícil en un principio, pero se había acostumbrado y por muy extraño que pareciese tenia dotes en la cocina y eso dejo más tranquilo a Tsuna ya que de hambre no se iba a morir y las misiones le daban lo suficiente para mantenerse por sí mismo.

Detuvo su tarea al escuchar ruido, se maldijo a si mismo porque su corazón empezó a latir con fuerza y el calor subió a sus mejillas; aguanto la respiración tranquilizándose al oír al hitman dormitar.

Un suave suspiro salió de sus labios, no era secreto que desde hacía ya un año empezaba a sentir algo más cuando estaba cerca del de cabellos negros, inclusive le había confesado a Tsuna que amaba al hitman, cosa que para su sorpresa no sorprendió al chico que con un “ya lo sabía” y una sonrisa hacía gala de la súper intuición que poseía. Era más que obvio que no se lo diría al hitman nunca, no quería que el de cabellos negros se burlase de él cosa que ya hacía desde que le cocinaba, diciéndole cosas como que era una linda esposa y así provocándole más de un sonrojo.

Todo su ser se tensó mientras una descarga eléctrica recorría su espalda y un fuerte sonrojo inundaba sus mejillas, al sentir el cuerpo del dueño de sus pensamientos pegado al suyo, estuvo a punto de soltar un pequeño grito, pero se contuvo, cerró los ojos inhalando y dejando que sus fosas nasales se llenaran de la seductora colonia del mayor.

-Veo que al fin despertaste, Reborn-

-tengo hambre-

El chico suspiro, el mayor siempre era así, ya sabía de memoria que pasaría, primero comerían en silencio, y después el hitman se iría solo para recibir nuevas órdenes, irse a otra misión y regresar cuando esta acabase y así de forma repetitiva.

El chico hizo un ademan para que el mayor se quitase detrás de él, Reborn tomo asiento en la pequeña cocina esperando pacientemente, el chico sirvió porciones iguales sentándose enfrente de él.

- ¿Alambre? -

- Anabel me enseño-

Casi se arrepintió de nombrar a la hija del de patillas, al observar el ceño fruncido de este; y no era para menos puesto que la joven-de escasos 18 años- llevaba alrededor de un mes en un crucero, en-no-se-donde-y-no-les-interesa-ya-que-son-mis-vacaciones-palabras textuales de la joven- con su novio Anton, hecho que por lo visto traía de malas al mayor.

El mayor relajo sus facciones y una sonrisa macabra surco su rostro y sin más siguió comiendo tranquilamente, Lambo se tensó compadeciendo al joven quien se llevaría un grato recibimiento de su queridísimo suegro.

Siguió comiendo observando de reojo al mayor, si Reborn no fuese tan…Reborn, él tendría una pequeña oportunidad de declarársele en paz, pero si lo hacía estaba seguro de dos cosas, la primera una paliza segura de parte de este y la segunda le subiría el ego de por sí ya alto al mayor.

Ambos terminaron de comer en silencio y Lambo se dispuso a recoger y lavar los trastes, esperando el momento en que la silla de Reborn sonara al ser recorrida y posteriormente la destruida puerta de su hogar, liberándolo de esa presencia que lo intimidaba.

Pasaron unos minutos y se puso nervioso al sentir la mirada del mayor clavada en su nuca, se tranquilizó un poco al escuchar la silla siendo recorrida pero inmediatamente todo su cuerpo se erizo y por poco suelta el plato que lavaba, al sentir como Reborn lo acorralaba de nueva cuenta, las manos del mayor se posaron sobre el fregadero cada una a los costados de su cuerpo, por mera inercia se hizo hacia atrás golpeando su espalda con el pecho del mayor, mientras podía sentir la suave respiración de este contra su oído y nuca provocándole escalofríos.

-Lambo…eres un idiota-

La mágica atmosfera se rompió ante la sola frase del mayor y el chico suspiro mientras intentaba apartarlo, no quería llorar, pero le dolían las palabras del hitman por muy acostumbrado que estuviese.

-quítate Reborn-

Su voz estaba a punto de quebrarse, se dio la vuelta desviando la mirada ya que no quería que Reborn viese sus ojos acuosos, el hitman no hablaba simplemente y para su sorpresa tomo su mentón y le planto un beso, una lagrima recorrió su mejilla antes de cerrar sus ojos y dejarse llevar.

La lengua del hitman invadió su boca robándole el poco aire que tenía u sus manos se posaron sobre sus caderas, por su parte, enredo sus brazos alrededor del cuello del más alto, las manos de Reborn se colaron debajo de su playera; pero la necesidad de aire se hizo presente y se separaron, sus mejillas adquieran un fuerte carmín mineras tocaba sus labios aun sorprendido, Reborn sonreía a su muy estilo en particular.

-no me dejaste acabar…eres un idiota ¿Cuánto más me vas a hacer esperar? Mi paciencia se está agotando.

- ¿eh? -

-te escuche platicar con dame-Tsuna hace tiempo…y llevo esperando oírlo de tu boca.

El color se le fue del rostro, si Reborn lo había escuchado eso significaba que el ya … desvió la mirada sonrojado.

- ¿y bien? -

Sentía desmayarse, Reborn tomo su mentón obligándolo a que lo mirase directamente, trago duro al observar la seriedad en los ojos del mayor.

-yo…yo…yo-

Sentía desmayar, no quería terminar la paciencia del hitman, pero no encontraba el valor suficiente; cerro los ojos al no aguantar la mirada del mayor pero inmediatamente al sentir el frio metal en su sien y se encontró con el cañón del arma de Reborn y la mirada seria de este.

-se me está acabando la paciencia, vaca estúpida-

- ¡yo te amo Reborn! –

El mayor sonrió mientras bajaba el arma, volvió a tomar sus labios esta vez con más ímpetu, lo tomo de las caderas subiéndolo al fregadero mientras le quitaba la playera.

-Tardaste demasiado…tendré que castigarte-

No pudo protestar ya que el mayor se retiró la camisa dejando al descubierto su fuerte pecho, volvió a atacar esta vez lamiendo y mordiendo su cuello, un gemido salió de sus labios, su mente estaba en blanco y solo pudo aferrarse de brazos y piernas al mayor.

Cuando este rozo sus pantalones, reacciono deteniendo los movimientos del de patillas y regulando, su respiración cabe resaltar que la mirada frustrada del mayor daba miedo, se bajó de un pequeño salto haciendo gala de sus 22 primaveras y tomo de la mano al otro llevándolo a su recamara.

-aquí es más cómodo-

La sonrisa volvió a su rostro mientras cerraba la puerta y empezaban a devorarse mutuamente, como pudieron caminaron hasta la cama quedando Reborn encima de Lambo.

- ¡ah! Reborn-

Solo ese suspiro basto para que las caricias sobre su persona se intensificaban, volteo la cabeza un lado permitiéndole al mayor lamer, morder y marcar su cuello tanto como quisiera; por su parte, con sus manos recorría la amplia espalda y el fuerte pecho delineando los músculos que sin llegar a exagerar el peli negro poseía.

Perfecto, era lo que hubiera dicho si le preguntaban de ese momento, todo era perfecto; sus suspiros y gemidos ganaban fuerza, sus manos se había aferrado al cabello de Reborn, su miembro estaba humedecido.

Gimió fuerte cuando el de cabellos negros aventuro su mano dentro de su pantalón proporcionándole un enceguecedor placer, tomo valor y como pudo llevo sus propias manos al pantalón ajena desabrochándolo.

Sonrió mas que complacido los movimientos del menor eran torpes y hasta cierto punto infantiles, dándole más sabor a esa virginal pureza que era toda suya, toda de él, de su propiedad.

No era ningún secreto que a pesar de su edad el joven Lambo era completamente virgen, y aunque varios estaban tras ese delgado cuerpo, ese rostro , esa fuerza que había aprendido a usar con el paso del tiempo y ese toque de infantilismo que lo caracterizaba; él personalmente se había encargado de hacerles ver que el joven tenía dueño y uno muy celoso, muchos huyeron con su sola presencia, otros más atrevidos recibían tremendas palizas; aunque había uno en particular que realmente le fastidio muchos planes.

Colonello ese estúpido dizque militar le había estado ganando terreno no solo al volverse amigo cercano del joven, si no al acercársele lo suficiente para que Lambo lo apreciara y siempre estuviera pegado a él, los suaves gemidos del joven lo distrajeron de sus negro pensamientos en contra del rubio, sonrió a su muy estilo en particular arrebatándole los pantalones y boxers de un solo movimiento observando con lujuria esa vergüenza en los ojos ajenos.

La sangre le subió al cerebro y bajo su boca tomando con esta la dureza del menor, deleitándose con su sabor y con el grito de sorpresa del oji esmeralda, ahora si podía decir que había ganado, y aunque sonase muy egoísta no dejaría ir al menor; no era propio de él aferrarse tanto a una persona, Tsuna recientemente que había hablado con él, le había dicho que a lo mejor se había encaprichado, en ese momento una bala paso rozando la cabeza del calmado joven callándolo al instante.

Estaba seguro, de que no era un capricho, no se había encaprichado con el joven simplemente era una especia de necesidad, sus ojos lo seguían cada vez más; y cuando el joven tomo la decisión de mudarse algo en su cerebro detono y sin saber por qué averiguo donde vivía y poco a poco fue entrando en su vida.

Aumento la velocidad de sus movimientos, mientras Lamboi se revolvía entre las sabanas, un grito le indico que el joven había culminado, minutos después la tibia esencia inundo sus papilas gustativas, se saboreó mientras la tragaba y se levantó observando su trabajo.

El pecho del joven subía y bajaba en un vano intento de regular su respiración, su cabello se pegaba a su frente debido al sudor y toda su piel estaba cubierta por una fina capa de este, simplemente se veía deliciosos ante sus ojos y saber que era el responsable de tal estado no hacía más que excitarlo de sobremanera.

Su poco auto control se fue al carajo ante semejante visión, de un solo movimiento retiro lo que quedaba de su ropa ante la sonrojada y sorprendida visión de Lambo.

Trago seco ante la visión que el mayor le ofrecía, repaso la figura del hitman de arriba hacia abajo sonrojándose de sobremanera, el mayor se encimo en él besándolo, sus manos bajaron torpemente hasta posarse sobre el muy despierto miembro del peli negro quien gruño al contacto, exploro con curiosidad infantil masajeándolo su confianza aumentaba con cada suspiro y gruñido del mayor.

Detuvo las acciones del chico con la respiración agitada nunca en su larga vida sexual había estado tan cerca del orgasmo con una simple masturbación, sonrió perversamente mientras abría sus piernas, el chico se tensó y el lanzo un suspiro dirigió su mano hasta la boca de Lambo evitando mirarlo directamente- o no se haría responsable de sus actos- mientras el joven lamia sus dedos.

Cuando lo considero suficiente, retiro sus humedecidos dedos de esa deliciosa cavidad, se lamio los labios mientras el primer intruso invadía la virginal cavidad del menor quien lanzo un quejido doloroso.

-tranquilo pronto pasara, solo respira hondo-

Asintió mientras acariciaba tiernamente los cabellos humedecidos del mayor, Reborn estaba siendo amable con él, cosa inusual del violento hombre que conocía y eso llenaba su pecho de ese sentimiento que tanto trataba de ocultar.

-confió en ti, Reborn-

Se sorprendió ante las palabras del chico, mientras le daba nombre a eso que empezaba a sentir por él, aunque odiase admitirlo, termino de prepararlo ubicándose entre sus piernas.

-Te amo Lambo-

No tuvo tiempo de sorprenderse ya que el hitman lo penetro de una sola estocada, apretó los dientes y araño la espalda del mayor mientras un par de lágrimas brotaban de sus ojos, soltó el aire que no supo cuando retuvo intentando respirar correctamente de igual forma buscando acostumbrarse a la intromisión.

Tuvo que reunir el escaso auto control y su poca cordura para no moverse y lastimar al chico, lo cual era complicado ya que sus paredes internas lo asfixiaban proporcionándole un delicioso placer, las caderas del chico empezaron a moverse suavemente dándole luz verde para continuar.

Empezó un suave va y ven de ambas partes, deleitándose con el contacto entre sus cuerpos, Lambo enredo sus piernas en las caderas de Reborn mientras este aumentaba el ritmo aferrándose a las caderas del oji esmeralda.

Gimió de manera inconforme cuando el mayor salió de él, Reborn sonrió y haciendo gala de la fuerza que sus 33 años y entrenamiento le daban cargo al chico invirtiendo las posiciones quedando el acostado sobre la cama con el joven sobre su pelvis.

-eres libre de moverte como más te plazca-

Su voz estaba ronca producto del deseo, Lambo asintió empezando un sube y baja lento mientras aumentaba el ritmo poco a poco.

-Reborngh…ah…más…mng…más-

La cara suplicante junto con su voz lo habían obligado a mandar todo al carajo nuevamente, tomo sus caderas logrando que sus bajadas fueran con más fuerza, los gritos del joven lo motivaban a ir con más rapidez y fuerza, mientras él no podía sentirse más complacido.

La calidez, el aroma que emanaba su cuerpo, la estreches que aprisionaba su miembro, esa ronca vocecilla que suplicaba por más, mentiría si no digiera que lo estaba volviendo loco, siempre pensó en atrapar a Lambo, pero cuando menos se lo espero él había sido atrapado por ese par de gemas que el menor poseía.

Lambo era de su propiedad tanto como él era propiedad de Lambo, aunque no lo admitiese a viva voz, lo había decidido esa noche no sería el hitman que todos conocían, esa noche solo sería Reborn el hombre tras la máscara que solo 3 personas conocían eso de él, su difunta madre, la pequeña -que para el siempre sería pequeña- niña que irrumpió en su vida para convertirlo en padre y la difunta acabalen del cielo Luce por quien en su momento sintió algo más que cariño.

-dilo…di…mi nombre-

Su voz había adquirido un deje de súplica, lo observo a los ojos mientras cierto brillo peculiar sobresalía de esos profundos pozos negros, asintió mientras se agachaba a besarle y colocándose junto a su oído hablaba.

-Reborn…ngh…Reborn-

Lo sabía, estaba más que seguro que ambos sentían lo mismo, las estocadas arrítmicas les impidieron seguir hablando; los besos eran más que suficiente pronto llegarían al clímax y pronto lo hicieron mientras se besaban ahogando sus gemidos en los labios ajenos.

El joven cayo suavemente sobre su pecho, y el con cuidado salió de su interior, el joven se quejó un poco y sin más lo abrazo, el adormilado joven se abrazó a su pecho mientras iba cerrando sus ojos.

-Te amo Reborn-

FIN

-----------------------------EXTRA-------------------------------------------------

Se despertó ante los molestos rayos del sol, observo su reloj eran las 6:00 a.m, un pequeño ruido de molestia broto de sus labios incapaz de dormir más, se levantó con cuidado de no despertar al durmiente joven que dormía a su lado, observo su desnuda figura sonriendo ampliamente sin ningún rastro de maldad, beso su frente y empezó a vestirse.

Se lavó la cara observando al durmiente chico, camino hasta la cocina tomando un papel, saldría a caminar un rato e iría a comprar unas cosas, pero no quería que el chico se asustase dejo la nota en el refrigerador y salió del lugar.

Dos horas después volvió la puerta se encontraba perfectamente arreglada, Lambo no era tan inútil como todos creía iba a tirarla de nuevo, pero al girar la manija esta se encontraba abierta decidió entrar y regañar al menor por su descuido.

Camino hasta la cocina dejando las cosas en la mesa al voltear hacia el refrigerador encontró una nota al lado de la suya.

Es el último domingo del mes, no llegues tarde

P.d: espero que no hayas tirado la puerta de nuevo

Lo había olvidado desde hacía tiempo el pequeño- ya que aún era de baja estatura- capo de los Vongola había decretado que para seguir con la unión familiar todos, absolutamente todos y eso incluía a Cavallone, la CEDEF, Giglio Nero, Millifore y los ex arcobaleno tendría que pasar el último domingo del mes juntos en la mansión.

El en un inicio le había dicho que sería una pérdida total de tiempo, y tras varias excusas mucho no habían asistido a las primeras reuniones, hasta que el 10° capo de los Vongola llamo a su madre, podría oírse patético pero ese día la dulce nana Sawada había demostrado que podía dar tanto miedo como él si se llegase a enojar.

Desde ese día todos empezaron a acostumbrarse a ello para felicidad del cielo, suspiro cansadamente solo para abrir sus ojos de golpe, apretó los dientes al recordar a cierto rubio imbécil, saco un cambio de ropa de algún lugar en el cuarto del chico y camino rumbo al callejón donde dejaba su moto.

Si ese idiota se atrevía a acercarse a Lambo, cargo su arma colocándola a su costado mientras su típica sonrisa se asomaba en su rostro, llego al lugar donde un par de chiquillos de no más de 6 años enfrentaban miradas con un pequeño grupo de pubertos, delincuentillos probablemente.

- ¿Qué pasa aquí?

-Señor Reborn

Los niños se encontraban trepados en su moto mientras los otros al verlo palidecieron, el mayor se cruzó de brazos al intuir lo que pasaba.

-es…él es…

-El camaleón negro

-al servicio de la familia Vongola

-se los dijimos-

-pero no quisieron creernos-

Los chiquillos eran un par de gemelos de cabello negro y ojos verdes quienes seguramente, se habían fugado – de nueva cuenta- del orfanato 3 casas más adelante, desde que se quedaba en casa de Lambo esos niños aparecieron al principio intento asustarlos, pero los pequeños no le tenían miedo lo cual despertó su curiosidad, así que les había encargado el cuidado de la moto, dándoles una vuelta en esta de vez en cuando a pesar de las quejas de Lambo.

-Elizabeth, Samuel; vengan para acá.

Los niños corrieron a su lado, mientras el mayor se cruzaba de brazos, ambos sonrieron a modo de disculpa ente el silencioso regaño de Reborn, la niña se abrazó a él sonriendo con dulzura mientras Reborn negaba.

-de acuerdo…ustedes

Los jóvenes se tensaron mientras el mayor caminaba hasta ellos, Reborn sonrió mientras hacía caminar la moto, apuntándoles con su arma.

-van a escoltarlos de regreso al orfanato y luego desaparecerán de mi vista y rápido antes de que cambie de opinión.

Los pequeños hicieron un puchero mientras los 3 jóvenes los escoltaban el hitman observaba atentamente desde un extremo de la calle, cuando desaparecieron arranco la moto y se fue en dirección contraria.

Acelero al observar su reloj, si no se apuraba llegaría tarde y el pequeño capo le haría una amonestación a su sueldo, ese chico había aprendido a como molestarle y en este punto de su relación Tsuna ya no le temía.

Llego rozando la hora acordada con Tsuna, este sonreía observando su reloj; ya todo el mundo se encontraba ahí, busco por todos lados a su Lambo hasta que se topó con alguien a quien deseaba ver.

-Dame Anton-

La sonrisa se ensancho en su rostro ante la palidez del novio de su hija y estuvo a punto de derribarlo cuando su vista se posó en una escena que ensombreció su mirada ya después se encargaría de ese inútil, camino hasta donde Colonello coqueteaba descaradamente con Lambo.

- ¿Qué paso Anabel?

-parece que alguien esta celoso amor-

La joven sonrió tomando la mano de su novio mientras todos observaban la escena, el aura homicida de Reborn sobresalía y no era para menos, todos se encontraban a la expectativa de lo que pudiera pasar, inclusive el pequeño capo quien junto a su novio el guardián de la nube observaba la escena.

-Tsuna-

-si se pone peligroso, lo detendré-

El más alto asintió colocando sus manos en las caderas del 10°, Lambo sonrió al ver los claros celos en ojos de Reborn.

-Lambo, intento de militar-

-intento de hitman, kora-

-Reborn llegas tarde ¿Qué paso?

-un par de diablillos fugados-

-esos niños…realmente te aprecian-

El mayor se alzó de hombros mientras cruzaba miradas con Colonello colocándose al lado del joven Bovino, quedando este en medio de ambos mientras los mayores se lanzaban miradas asesinas, afortunadamente Nana sawada llego a tiempo y los ánimos se calmaron.

Durante todo el almuerzo Colonello y Reborn se mataban con la mirada Lambo suspiraba de vez en cuando sonriendo, las cosas siguieron en relativa calma, con los típicos juegos al estilo Vongola donde el hitman, Tsuna y la pequeña Uni eran los únicos que se abstenían de jugar siendo los dos primeros los torturado…. Jueces del juego.

La estrecha convivencia del Cielo de Vongola con el hitman lo había contagiado de su gusto por los juegos cosa que a más de uno aterraba por lo sádicos que podían llegar a ser se les juntaba, aunque la mayoría agradecía al peli negro ya que el chico había madurado lo suficiente para convertirse en un gran heredero, Iemitsu aun hacia su berrinche cuando Tsuna le hacía más caso a Reborn que a él siendo consolado por la casi siempre sonriente Nana.

 

Lambo suspiro mientras se acercaba a Reborn el cual mantenía el ceño fruncido, el chico sonrió mientras jalaba al hitman de la corbata y le plantaba un pequeño beso, el mayor tomo sus caderas profundizando el beso, la mayoría se quedó con la boca abierta ante tal escena, excepto cierto intuitivo capo quien ya sospechaba el porqué del caminar tan extraño de su hermanito.

Pasaron varios días y ya todos se había acostumbrado ante la relación entre el hitman y el guardian del rayo, se encontraban desayunando entre las típicas peleas entre la tormenta y la lluvia sumándosele el sol, provocando la molestia de la nube quien era retado por la niebla, el se encontraba snriendo al lado de Tsuna quien suspiraba a pesar de los años seguían siendo chicos.

-son unos revoltosos-

-lo sé, es su forma de ser-

- hm…pero no puedo negar que han madurado bastante, al igual que tú-

-arigatou oto-san-

Sonrió de lado, el chico lo llamaba así en contadas ocasiones; cuando pregunto la razón la respuesta fue tan extensa y completamente emocional que, si no fuera él, habría llorado.

-perdón la tardanza hermano-

El joven Bovino se adentró al lugar sonriendo de sobremanera al observar el lugar al lado del hitman vacío, saco un pequeño juego de llaves y se las arrojo al mayor quien las cacho en el aire.

-para que ya no destruyas mi puerta-

------------------------1 año después--------------------------------------------

Lambo sonreía mientras observaba a los pequeños completamente ilusionados, Reborn por su parte firmaba el documento que la palida y temblorosa educadora le extendía.

-Vas tú-

El chico asintió firmando los papeles de adopción, lo habían decidido ese mismo día después de hablarlo durante el desayuno y ninguno objeto al conocer bien a quienes iban a adoptar.

-e-eso es…to-todo señores-

Ambos se retiraron del lugar con los niños mientras iban rumbo a la mansión Vongola, el peli negro convoco a una junta y cuando todos estuvieron reunidos presentaron a los pequeños.

-les presentamos a Samuel Di Vongola Bovino-

-y Elizabeth di Vongola Bovino-

-Bienvenidos pequeños-

-seran unos grandes carnívoros-

-ma ma Espero que sean felices en esta gran familia-

-tranquilos se adaptarán-

-esto es EXTREMO serán los extremos hijos de Reborn-san y Lambo-san

-Kufufu esto se pondrá interesante-

-Bienvenidos a casa hermanos

-Lambo-

El menor cacho a tiempo una pequeña caja de terciopelo rojo y al abrirla se encontró con un hermoso anillo con incrustaciones de esmeralda.

-Cásate conmigo-

El menor se sorprendió al igual que todos los demás, los pequeños saltaban de felicidad y Anabel solo negaba ante la poca falta de tacto y romanticismo su padre no iba a cambiar nunca. Por toda contestación Lambo se levantó caminando hasta él y colgándose a su cuello besándolo.

-acepto, te amo Reborn-

-hm lo sabía, te amo Lambo-

Notas finales:

Sayura: nos vemos despues

Ana: sayonara

Nina: adiosito

Xóchitl: bye bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).