Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imposible pero es verdad (Fanfic de koi suru boukun) por patyunam

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí les va una historia ¿yaoi? Controvertido pero ya verán que si es yaoi.

No estoy realmente segura de que esta historia sea de su agrado, ya que transgrede los límites del yaoi, cosa que hizo difícil el que decidiera publicarla. Sin embargo tiene momentos oscuros, dulces y cosas que Hinako sensei ha dicho en el adorado manga Koi suru boukun. Como siempre los personajes pertenecen a ella.

Debo agradecer a Gabriela Ibarra por la ilustración de la historia. También agradezco a Fan Atala, Prik y de nuevo a Gaby por sus consejos.

.

 

 

 

Capítulo 1 Descubrimientos extraños en mí.

PDV MORINAGA

Esa mañana me levanté algo cansado después de tanto trabajo, cuando los gritos ensordecedores de sempai taladraron mis oídos alarmándome.

—¡NO PUEDE SER, MALDICIÓN QUE OCURRE!

Luego escuche otro grito que sin duda me atemorizó:

—¡MORINAGAAAAA!

Entró a mi habitación un sempai bastante extraño, no dejaba de frotar mis ojos para entender lo que estaba viendo. Era él, pero su rostro aún más fino y delicado, su cabello sin cambio, pero los ojos eran más expresivos y tiernos. Mi mirada bajó más y pude ver que su pecho plano ahora tenía dos protuberancias bastante notorias. También me asombró que bajo su esbelta cintura sobresalían sus caderas.

— Seguramente algo tienes que ver con esto, miserable gusano.

— Sempai, sempai tu... ¿Realmente eres tú?

— ¡Claro que si idiota! Al verme así ¿No me reconoces?

Mis ojos llenos de lágrimas, no lo podía creer ¿ahora qué sería de nuestra naciente relación? ¿Sempai una mujer? No es posible… Mis pensamientos se interrumpieron con una pregunta de sempai:

—¿Tú no tienes idea de por qué está ocurriendo esto? ¿Verdad malnacido?

—De ninguna manera, no tengo idea.

—No sé qué ocurre ¿Por qué razón me veo así? Jamás he escuchado que algo parecido le ocurriera a alguien.

—¿Y si te mojamos con agua caliente? Alguna vez vi en una caricatura que un chico se volvía mujer pero con agua caliente regresaba a la normalidad.

—Pero que estupideces dices Morinaga… está bien no pierdo nada.

Corrimos a la cocina calentamos un poco de agua y al verterla sobre su piel todo continuó sin cambio alguno. ¿Qué demonios haría ahora? Me sentí tan angustiado pero no más que sempai que comenzó a llorar descontroladamente. Como siempre me volvía loco verlo llorar, entonces decidí tocar su hombro con ternura y decir:

— Sempai tranquilízate un poco, pensemos en que fue lo que paso, no creo que esto ocurriera mágicamente.

— Eres un completo idiota Morinaga no lo entiendes, mi vida terminó ¿Qué voy a hacer? Así no puedo ir a ningún lado, mi investigación, mi familia, todo. No entiendes que de esta forma no puedo ni salir a la calle.

— Yo te ayudaré sempai, no te preocupes, también yo debo irme al trabajo y se está haciendo algo tarde.

PDV SEMPAI

Me ayudó a ir a trabajar en la universidad, es bastante listo para disfrazarme de un chico con hombreras en mi camisa, vendas en mis pectorales, digo en mis… Con una tela envolvió mi cintura, hasta arriba de mi cadera para disimularla y mi cabello amarrado. Sin duda parecía yo mismo, aunque no lo era, mi ropa me quedó bastante bien, un poco más chica de algunas partes y de otras me apretó ligeramente.

— Solo falta una cosa sempai y es tu voz ¿Puedes hacerla más grave?

— Mmmmm ¿Algo así?

— ¡Exacto! Al parecer ahora si eres tú, solo que no tienes y ahora tienes.

— Tenías que decirlo, mejor cállate imbécil, más te vale no contarle esto a nadie ¿Me escuchas? Absolutamente a nadie.

Cuando me dirigí al laboratorio, me fue extraño sentirme así. En mi cuerpo habían cosas muy diferentes. Me sentí tan incompleto, tan raro, perdí una parte mí, eso es mi adorada masculinidad. Toda la vida he sido un hombre, no sé porque ocurren estas cosas tan absurdas; por ello me comencé a sentir tan terriblemente afligido. Sin embargo debo cumplir con mis obligaciones, ya que pensar en el problema seguramente no traerá alguna solución por el momento, puesto que es imperioso concentrarme en las cosas de las investigaciones y en mis clases que doy en la universidad.

Tengo ya bastantes años dando clases en la universidad, además de ser un respetado investigador, tanto, que a pesar de temerme, los alumnos desean ser mis asistentes. Los nuevos kohais no duran mucho para mi fortuna, puesto que yo nunca soporto a las personas demasiado tiempo, aunque tampoco creo que ellos me soporten a mí. Los que más habían durado como asistentes fueron el tonto de Morinaga, Mika y Tadokoro; de ahí en fuera los asistentes no me han durado más de un semestre.

Entré al salón aquella tarde de clases, forzando la voz para hacerla masculina; gracias a esto di la clase sin mayor dificultad. Entonces me pregunté si alguien notó el problema que me aqueja, pero nadie me miró de manera extraña, ninguno de ellos sospechó el predicamento en el que estoy. Al finalizar la clase, fui a mi laboratorio para continuar con las investigaciones, no pude concentrarme, pensé en cosas que habían pasado hace algunos años y las consecuencias que traería este gran problema.

Ahora vivimos bastante a gusto juntos o por lo menos yo; realmente no somos una pareja pero algunas veces le permitía llevarme a su habitación y disfrutar de eso que todavía es algo bastante vergonzoso. A pesar de ello, jamás permitiré que obtenga ninguna otra cosa de mí. Nunca pensé en esto como algo finito, pues siempre doy por hecho su compañía.

En mi casa todos sospechan que él y yo tenemos algo, aunque lo niegue rotundamente a cada momento. Sin importar que continúe rechazando que somos algo, mi padre me ha preguntado y me ha puesto a prueba mencionado a sus amigos que tienen hijas solteras para que tenga citas. Cosa que siempre rehusé anteponiendo mi trabajo e investigaciones, argumento que mi padre nunca ha conseguido refutar.

Respecto a Morinaga, él se pone algo triste al verme negar tan afanosamente nuestra relación de amistad con algo más…

Así pase la tarde poniendo a trabajar a los kohais mientras yo finjí leer, pero las frases de mi pasado volvieron a mí:

"Yo lo amo, Sempai, el hecho es que … Soy gay"

Que hubiera pasado si no me hubiera declarados sus sentimientos o aún más importante, si nunca lo hubiéramos hecho. ¿Estaría yo sólo? ¿Él podría estar con otra persona? Pienso que yo no podría estar con alguien más… no lo sé, creo que nunca he podido congeniar con alguien, además no imagino que cualquiera pueda entregarme un amor tan puro que sea capaz de convencerme de formar este tipo de arreglo que tenemos. También me es posible entender que quizá es verdad cuando le dije a Tomoe:

"No importa cuanto lo ames, eso no significa que vayan a estar juntos por siempre".

Todos esos pensamientos me hacen llegar a una conclusión, si yo soy una chica ¿Es posible que Morinaga ya no quiera seguir conmigo?

.

PDV MORINAGA

El destino arremete contra mi ahora que he logrado unos pocos avances en nuestra relación, ya que mi adorado sempai me deja abrazarlo incluso besarlo casi todos los días ¿Cómo puede ocurrir esto? No entiendo que haré, jamás en mi vida me gustaron las chicas, ¿Qué pasará si él se había convertido en una? No sé qué será de mí, ¿Mi atracción por él se perderá? Quizá esto no dure mucho y regrese todo a la normalidad tal cual ocurrió ¿Pero si se queda así?

Regresé al departamento para encontrarlo totalmente alcoholizado, tirado en el sofá. Por las botellas sé que realmente no ha bebido tanto, pero su nuevo cuerpo es diferente, seguramente no soporta el mismo nivel de alcohol. Tan indefenso, tan hermoso, lo tomé entre mis brazos para llevarlo a su cama. Al sentirlo tan pacífico, noté que es más ligero que de costumbre. Su aroma me inundó por lo cual anhelé besarlo, no percibí tanta diferencia en su apariencia.

Al acostarlo me subí sobre él y lo llene de besos a los cuales el respondió, cuando notó mi legua entrar en su boca simplemente la acarició con la suya, pues lo había despertado con mis atenciones. En medio de mis besos, entre el sabor a alcohol y tabaco, sentí la necesidad de hacerlo mío. Mis manos vagaron sobre sus pectorales, entonces sin querer percibí que no es a lo que siempre estoy acostumbrado; cosa que me hizo sentir algo extraño pero al bajar mi mano para tocarlo y no sentir su erección, me horrorizo por completo pensar en lo que estoy a punto de hacer. De modo que me levanté rápidamente.

—¿Morinaga qué haces?

—Lo siento, te dejo descansar sempai buenas noches.

Me retiré velozmente a mi habitación sin tener ningún tipo de excitación, más bien sentí tanto miedo de perder lo que con tantos años de esfuerzo había ganado, por lo que no pude evitar llorar. Recordé mis sueños y deseos más profundos, invariablemente creí que aunque no me acepta del todo yo sería y soy tan feliz; seguramente viviríamos siempre juntos, él en sus investigaciones y yo trabajando. De modo que un día quizá reconocería lo que habíamos sido todos nuestros años juntos y me diría esas palabras que tanto anhelo.

En ese momento todo se tornó tan diferente con él como una mujer, no lo sé pero dentro de mí puedo percibir mi corazón roto de alguna manera.

.

PDV SEMPAI

Ese miserable se aprovechó de mi estado y comenzó a besarme; de igual forma forzó su lengua dentro de mi boca, cosa que me despertó instantáneamente. La sensación tan suave, como todas las veces, tan intenso.

Sin pensarlo si quiera me dominó la excitación, la pasión de sus labios en mi boca me llenaron como siempre, incluso no recordé por qué me alcoholicé. De inmediato esa preocupación dentro de mí se desvaneció lentamente y sé fundió al deseo de que tomará mi cuerpo. De un momento a otro lo miré levantarse y el rostro con el que me vio fue tan horrible, totalmente sin amor, había temor en tus ojos. Creo que la pasión que poseía por mí se ha perdido y sus sentimientos han cambiado junto con mi apariencia.

Nunca pedí su amor, pero ahora que lo había recibido, creo que me duele ya no tenerlo, quizá cuando despierte todo cambie y vuelva de esta pesadilla.

La mañana siguiente desperté con los ojos hinchados un poco, me siento tan cansado por no poder dormir, gracias a eso al mirarme en el espejo no me importó ver que seguía siendo una chica.

La comida en la cocina que olía de maravilla, me invitó a llegar a su lado para recibir los mimos de siempre.

— Buenos días Morinaga.

— Muy buenos días sempai. ¿Todo sigue igual?

— ¿Tu qué crees?

— Bueno… Adelante come algo que se nos hace tarde. Tengo tu almuerzo listo.

Me senté a la mesa mirándolo, nunca había hecho eso realmente, siempre es él quien me dirige la mirada discretamente cada que estamos juntos, pero ahora que no sucede, yo soy quien lo observa. Tan hermoso, no me fue posible dejar de pensar en ese rostro lleno de placer arremetiendo contra mí en un impulso casi irresistible. Me causó un dolor en pecho que no voltee siquiera.

— ¿Sucede algo sempai? Me miras de una manera muy extraña.

— No es nada… creo que un mosco estaba paseándose sobre tu cabeza, pero ya se fue.

Finalmente nos retiramos a nuestras actividades. Ahora que yo soy una chica no siento ninguna diferencia en el trabajo, todo es normal, yo simplemente actúo habitualmente, fingiendo la voz sin problema. No obstante al llegar a casa todo se modifica, verlo a él me trae a la realidad que aqueja mi vida.

Días y días pasaron sin que él hiciera nada para estar conmigo, ahora realmente somos lo que yo siempre le decía que debíamos ser: «amigos», pero ahora que las cosas han resultado como siempre dije eran mejores, no puedo con esto.

Este tiempo como una mujer noté que mi género no es realmente importante en la vida laboral, sino más bien en la afectiva, por lo cual siento que no aguanto esta situación tan rara entre nosotros. Sé que debo hacer algo para que vuelva conmigo, deseo ser poseído de esa forma tan particular, aunque si quiero realmente eso, tengo que actuar y tocar su cuerpo. Necesito inspirarle el deseo y la pasión que él logra infundir y sacar de mi corazón.

Me ha dicho que me ama tantas veces pero desde que tengo este aspecto ya no se me acerca, no me besa, ni mucho menos hemos tenido intimidad. Por supuesto él es gay, pero me forzó a ser gay también, ahora que podemos tener la oportunidad de ser una pareja normal, no es que así lo quiera yo, ¿Podría ser un poco flexible? Incluso en el pasado yo mismo lo fui con él, pues lo acepte y le pedí quedarse conmigo.

Ese día por la noche tomé un poco de alcohol para tener el valor de pedir aquello que necesitaba, no precisamente sexo y lujuria, sino su tibio y dulce amor que he perdido. Creo que descubrí que puede que esté enamorado desde hace mucho tiempo; nunca lo supe pues él siempre forzando las cosas, no me dejó pensar seriamente en nosotros, solo ansiaba tranquilizar sus hormonas y en que nadie se diera cuenta de nuestra relación, pero ahora eso es lo que menos importa. Si volviera a ser un hombre completo, pues en mi cabeza sigo siendo uno, quizá le diría que nos volviéramos novios o algo así.

Más recuerdos llegaron a mi cabeza para atormentar mi existencia:

"No sé si este bien que me quede a tu lado"

"¿Por qué no lo sabes? Odio a los gays y sin embargo, solo por ti lo he estado haciendo hasta ahora…Por qué voy tan lejos contigo, ¿Por qué crees que lo hago? ¡Que no es obvio! ¡Es porque te quiero aquí conmigo!"

"No se trata de que me molestes, si de verdad no hubiera querido me habría rehusado o te habría matado a golpes..."

Esa noche llegó algo tarde pues desde el «suceso», todos los días se marcha al bar de su amigo para apartarse de la tristeza de haberme perdido, sin entender que yo estoy aquí a su lado. Sin lugar a dudas no lo rechazaré si me pide eso que tanto me insistía hacer antes.

— Estoy en casa sempai.

— Morinaga ven un momento, estoy en mi habitación.

Cuando entró me dirigí a sus brazos, besé sus labios con toda mi frustración y deseo, quería demostrarle mi amor, afortunadamente respondió bastante bien. Permitió que lo recostara en mi cama, cerró tus ojos quizá para no verme, por lo que me dolió un poco eso pero realmente no me importó si podía ser mío otra vez. De un momento a otro me quité la camisa y quedaron visibles las vendas que tapaban la feminidad en mi piel. Accedió a que lo besara, me fue posible sentir tu palpitante erección sobre esa parte mía donde la humedad estaba acumulándose. Sus manos recorrieron mi rostro, con ternura. Cuando me levanté para quitarle los pantalones y quitarme los míos, abrió los ojos. Entonces los volvió a cerrar y los apretó con fuerza. Una vez en que me había quitado todo, me posé sobre él para regresar a los besos, cuando vi unas lágrimas salir de sus ojos; sus hermosos ojos verdes se abrían de nuevo llenos de amargura, su erección había desaparecido por completo, al tiempo que dijo:

— Lo siento sempai… yo no puedo … no puedo hacer esto, no es natural, no quiero, déjame ir.

— ¿Cómo puedes hacerme esto? ¡Largo de aquí! ¡No quiero volver a verte! — Expresé ofendido y dolido por su conducta.

Observe como abrochó sus pantalones y se marchó sin decir nada más. No podía con esta pena, deseaba decirle que… quizá estaba enamorado todos estos años, pero mi amor se moría en la punta de mis labios a causa de mi orgullo y por culpa de su rechazo tan absoluto y tajante.

Desde que me levanté temprano por la mañana me sentí tan deprimido, no he tenido ganas de desayunar ni de comer. Creo que quiero verlo el mayor tiempo posible, pero esquiva mi mirada, y sin decir nada se retiró lo más pronto posible de la mesa para no tener que verme mucho tiempo.

Cuando llegue de trabajar ese día, como todos los anteriores no estaba en nuestro departamento. No tengo ganas de hacer nada, ni el alcohol, ni ninguna otra cosa puede aliviar este pesar en mi corazón. Estoy seguro que se marchará muy pronto ahora que no desea más mi cuerpo, me pregunto si sólo eso quería de mí. Todas esas veces que me decía «Te amo» ¿Acaso eran falsas? Comencé a llorar cuando lo vi llegar y me metí a mi habitación.

Una vez ahí, mis lágrimas cayeron y sin pensarlo mucho los recuerdos de su personalidad se atoraron en mi corazón para hacerme sentir tan miserable.

Este extraño cuerpo posee un cumulo total de emociones diferentes que invaden mi realidad haciéndola más extraña de lo que nunca fue. Todo se revolvió en mi cabeza de la manera más chocante; recuerdos de distintas cosas sobre nosotros azotaron cada parte. Sentí tantas ganas de llorar, pero a la vez aprecié el latido de mi corazón clamando por él, para en un abrazo calmar todo.

Mientras más días pasaron, mi cabeza y mi cuerpo pidieron liberación, no obstante es de una manera diferente, ahora percibo un cosquilleo delicioso que me hace apreciar la pasión como si estuviera viviéndola. Tan sólo recordar nuestros momentos de excitación, traen a mi cabeza algo como orgasmos mentales, que me dejan totalmente húmedo en ese lugar que tengo miedo de explorar por mí mismo, pero que cada día que pasa aguarda por ser examinado.

Más de tres semanas pasaron siendo extraños él y yo, habitando el mismo espacio, cuando esa mañana me desperté después de tener un sueño de lo más chocante. Sin lugar a dudas un sueño erótico con Morinaga, pero sobre mi primera vez. Aquella ocasión estaba tan excitado por el afrodisíaco que no pude evitar acabar a los pocos movimientos con su mano sobre mi eje. La ventaja de ser mujer es que al despertar no estoy duro pero el deseo dentro de mí, hace que me sienta incluso inflamado. Intenté tocarme, pero no tengo idea de que requiero para tener un orgasmo con este cuerpo. Las sensaciones son tan fuertes por todos lados, cada parte arde con desesperación, toqué todo incluso mi clítoris, el cual me hizo recibir descargas placenteras pero sin obtener ninguna clase de alivio.

Momentos después, salía de mi habitación para verlo caminar por el lugar con una pequeña toalla sobre la cintura, siempre me había causado reacciones verlo así; no obstante ahora con tantos días sin obtener ninguna clase de satisfacción sexual, me pareció todavía más seductor y sugerente.

Algo que me impacta de este cuerpo es que su aroma lo percibo por mi nariz de una forma más intensa, me hace querer arrancarle la ropa y tomarlo por la fuerza; aunque ya no tengo forma de hacer algo así.

Ese día que me masturbaba sin conseguir nada, para luego verlo semidesnudo fue el acabose. Entiendo que quiero sexo, anhelo su pasión; además de un poco de alivio a toda esta tensión que crece dentro de mí. Seguramente el sexo con un hombre puede darme un orgasmo, es natural ahora que su cuerpo y el mío se unen más fácilmente que él me traiga la liberación.

Estoy seguro que Morinaga no aceptará hacerlo conmigo como mujer, por lo que debo pensar en algo que me haga obligarlo. Yo no era gay hasta que lo hice con él, así que existe una forma para cambiar la percepción ¿Cuál fue la forma en la que me forzó a aceptarle? ¡Por supuesto me drogó! ¿Será que debo hacer lo mismo con él?

En el laboratorio sólo pude pensar en la forma de ponerlo indefenso para abusar de él. Investigue bastante sobre afrodisíacos, hasta que di con el que había usado conmigo. Descubrí que es bastante fácil de preparar, por lo cual mientras los kohais trabajaban, yo salí en busca de los ingredientes; así que al llegar simplemente les di la tarde libre para yo poder preparar mi boleto al triunfo. Muy rápido logré elaborar el afrodisíaco, el cual es simple de usar, con un poco lo pondré indefenso e increíblemente excitado.

Al salir del laboratorio compre la comida favorita de Morinaga y algo para mí.

— Estoy en casa Morinaga.

Dije eso pero no obtuve ninguna respuesta, es buena señal, porque no ha llegado a casa para largarse al bar. Agregué apresuradamente el afrodisíaco que ventajosamente tiene un sabor ligeramente dulce y amargo. Por lo cual se combinó de manera perfecta con la comida.

Escuché la puerta y le dije:

— Qué bueno que llegas Morinaga, traje comida para ambos, acompáñame.

Sin decirme nada se sentó y tomó el envase con la comida que le acerqué; podía observarlo comer con bastante entusiasmo, por lo cual no pude evitar preguntar:

— Me dijeron que mejoraron las recetas, a mí me sabe igual ¿Tu que dices?

— Creo que es igual…tal vez un poco más dulce.

Una vez terminando de cenar, lo vi bastante normal, por lo cual se dirigió a su habitación, seguramente para cambiarse e irse al bar. De manera que pensé apresuradamente, ya que no puedo dejarlo, si se va posiblemente se acostará con alguien más; o algo peor, quizás abusen de él.

— ¿Dónde vas?

— Saldré un rato.

— No te vayas, necesito que me ayudes con unas cosas… por favor, ¿podrías quedarte solo un rato más?

Mi tono lastimero lo había convencido.

— ¿Qué necesitas?

— No encuentro la solución a una parte de lo que estoy investigando. El fertilizante está matando a las plantas a las que lo aplicamos.

De una manera inteligente saque los apuntes de la semana pasada dónde estábamos atorados y de forma muy complicada pudimos encontrar la solución, pero seguramente él se entretendrá bastante averiguando lo que se requiere.

— Están muy extraños los resultados, parece algo complicado. Explícame desde el principio. — Dijo Morinaga Intrigado.

Al cabo de una hora, felizmente observé como los efectos del afrodisíaco comenzaron, por lo que él comenzó a sudar. Momentos después, me miró tan raro.

— Hace calor aquí… iré por un vaso con agua, permíteme. — Intentó levantarse Morinaga pero sus piernas no respondieron. Fue cuando supe que está listo para ser mío. Entonces continuó diciendo: — No entiendo que ocurre sempai, me siento extraño, mis piernas están como débiles.

Me acerque y lo ayudé a sentarse de nuevo en el sofá. Me monté encima y comencé con besos que de inmediato le causaron una erección tan rígida que se quejó del peso de mi cuerpo sobre él.

— Mmmmmm…aaahh… sempai, ¿qué haces?

—Te necesito Morinaga.

Él tan indefenso, y yo ahora que soy una chica, ardiendo de pasión de una forma diferente. Lo deseo de la misma forma en la que lo hice siendo un hombre aunque tenerlo así es extraño. Sus besos los percibí nerviosos, pero absolutamente cargados del deseo que añoré todo este tiempo, es totalmente irresistible el besarlo. No quise esperar más, ni él podía, por lo cual me baje y desabroche sus pantalones entre quejidos. Sus manos me intentaron empujar, pero toda su fuerza lo abandonó.

— ¿Me drogaste? — Preguntó apenas con un tono excitado.

— Un poco, ¿pero no lo hiciste una vez tu conmigo? Me la debes.

— No hagas esto sempai por favor, yo nunca he hecho algo así con una mujer, es extraño, no quiero.

— Si no te gusta imagina que soy un hombre, solo voy a ayudar a liberarte, ¿no recuerdas que tu decías lo mismo?

— Si pero esto es diferente, no me obligues.

Debo tocarlo y desnudarlo para poder continuar pero primero le quité su gran tortura. Jalé los pantalones junto con la ropa interior hasta deslizarlos con dificultad.

—Aaaaahh… no hagas esto— Expresó mientras comencé a masturbarlo un poco.

No soporto más, necesito unirme a él, cosa que resultará muy fácil siendo una chica, ya que me sentí totalmente húmedo tan solo con esos besos que nos dimos. Retiré por completo mi ropa incluso las vendas que comprimían mis pectorales, para luego subirme a horcajadas sobre él en el sillón. La erección que tenía tan mojada me invitó a dejar que entrara en mí, en una parte donde jamás pensé que pudiera ir, pues nunca tuve algo como eso. Lentamente comencé a bajar, aunque dolió un poco a razón de que es mi primera vez con este cuerpo, pero la viscosidad permitió que entrara en mí fácilmente.

— Morinaga se siente tan increíble.

— Aaaaahhh… sempai es demasiado… no podre….aaaahhh… aguantar mucho.

.

PDV MORINAGA

Los días se volvían tan extraños y tristes, por un lado sé que no me es posible abandonarlo, yo creo que lo sigo amando a pesar de que él es una mujer, sin embargo una parte de mí está segura que las cosas no funcionarán si él no regresa a la normalidad. ¿Cuánto tiempo puedo esperar por él? ¿Podremos ser sólo amigos? Ahora que las cosas siguen sin ningún cambio solo puedo evadir la realidad para no encontrarlo en el departamento, pues cada que lo miro noto esa expresión de añoranza, de desesperación e incluso de lujuria. Las caricias son las mismas pero su anatomía no me inspira nada, de alguna forma es extraño, la vez que lo intenté, simplemente al verlo sin pantalones perdí todo el deseo. ¿Por qué razón estoy siendo castigado? Él me está demostrando afecto, pero no me es posible corresponderle. Hubiera sido tan feliz si esto pasara con Souichi cómo un hombre.

Después de aquella vez procuré estar lo más alejado posible, tuve miedo de rechazarlo una vez más pues lo escuché llorar por las noches. Entiendo que rompo su corazón con cada rechazo, quizá es lo mejor para ambos alejarme, ya que ambos sufrimos.

Poco más de tres semanas y sin ningún cambio me hacía sentir triste y enojado. No pude evitar pensar en el tiempo que me tomaría superar nuestra conexión o tal vez me quedaré con él siendo amigos. Esa tarde me di cuenta de que estar alejados reamente separa nuestra unión, puesto que cuando revisamos sus apuntes sentí la alegría de compartir algo. Lo extraño fue que una sequedad en mi garganta me comenzó a asfixiar; al intentar levantarme por agua me di cuenta de algo, no tenía nada de fuerza en las piernas, por lo cual amablemente me ayudó a levantarme, cuando caí en cuenta de que me había drogado. A punto de abusar de mí de la misma forma en la que yo lo hice con él la primera vez, me aterrorizó pensar lo que está por acontecer.

Lo miré desnudarse y desnudarme, no desee sentir su interior, no obstante la gran excitación que me consume le dijo lo contrario. Todo lo que mi organismo expresa es la urgencia por obtener alivio, así fuera con una mujer como él.

La presión que sentí sobre mi miembro me incitó a terminar de inmediato, traté de pensar en otra cosa pero se tornó tan fuerte aquella sensación que cuando lo sacó y lo metió hasta el fondo, no pude evitar correrme dentro de él.

— Mmmmmnnn… aaaaggghhh.

— ¿Te corriste tan rápido?

— Lo …siento… es que el afrodisíaco…aaahhh.

— Es extraño… te corriste pero todavía estas tan duro.

— Podrías dejarlo así, ya abusaste de mí, déjame ir, por favor.

Sin esperar a escuchar otra frase, se movió todavía más rápido sobre mí, se sentí tan bien ser uno a pesar de las circunstancias, con sus senos se frotándose contra mis pectorales, me hicieron inevitable que esa sensación me pareciera agradable. Sus besos son iguales, casi como estar con mi querido Souichi; solo que la realidad es diferente, él no es quien yo quería, pero sí lo es de alguna forma, ya que mi cuerpo reacciona tan bien ante sus caricias.

Mientras sus movimientos apresurados deshacían mis juicios, imaginé que estaba con otra persona, puesto que sempai nunca hizo algo así, tomarme por la fuerza de esa manera tan pasional e irresistible. La lengua en mi interior me invitó a devolver la fogosidad de cada caricia, por lo cual comencé a dejarme llevar. No sólo el toque de su piel contra la mía, pude sentir su entrega, ¿Es el hombre que amaba? ¿O acaso se esfumó al cambiar su apariencia? Sin poder soportar más su adorable pasión, lo abrace y acaricié su espalda, dejo de importarme que las sensaciones son diferentes, que su voz es más aguda o que las curvas en su cuerpo no son lo que yo esperaba. La creciente excitación por el afrodisíaco me trastornó, con sus caderas subiendo y bajando sobre mí, me llenó de sensaciones. Su cara se escondió en mi hombro mientras se movió invadiéndome con su aroma, el cual es igual, me enciende totalmente el olerlo, quizá me pareció una esencia un poco más dulce que antes pero irresistible. No me permitió acabar todavía puesto que sus movimientos no son tan veloces como requiero.

—Más rápido… por …favor. — Expresé consumido en delectación.

Al instante la velocidad cambió y logré percibir algo raro pero igualmente avasallador; el fondo de su vagina pegó con la punta de mi pene estimulando con más intensidad, por lo cual me corrí de nuevo dentro de él.

— Espera no te sigas moviendo tanto, la sensación me desespera.

— ¿Otra vez te corriste?

— ¿Tu no?

— No sé cómo hacerlo, no he podido tener un orgasmo desde que tengo esta apariencia. ¡La odio! Todo es tan diferente, ya no quieres estar conmigo, lloro por las noches y siento tanto deseo sin nada de alivio.

¿Sempai había estado sufriendo igual que yo?

— ¿Morinaga todavía me amas?

Escuchar su pregunta me dejó pensando si yo lo amo o no es posible pues soy gay. Unos segundos de silencio llenaron el ambiente sin que yo respondiera, de manera que se separó de mi hombro dando la mirada más afligida que jamás pude ver en sus hermosos ojos miel. Levantó sus caderas y salió de mi erección todavía palpitante:

— Lo lamento tanto Morinaga, no quise abusar de ti, es sólo que pensé que todo podría ser como antes si tú y yo… Además estoy desesperado, creí que si entrabas en mí podría tener un orgasmo, este cuerpo es tan complicado, pero de todas formas no resultó. Ya no puedo seguir con esto, me voy mañana.

Escucharlo hablar de marcharse me molestó, a pesar de que no siento lo mismo que antes, no quiero dejarlo ir, al menos no hasta averiguar si es posible que vuelva a la normalidad. La debilidad en mis piernas casi se desvanecía, por lo que mientras levantaba su ropa para cubrirse, lo detuve.

— No te vayas todavía, no ves que sigo duro y es tu culpa. Déjame intentar lo que hacíamos normalmente.

Lo besé cerrando mis ojos para imaginar que nada había cambiado, lo coloqué en cuatro en mí cama y con mi propia semilla que escurría de él, estimulé la misma parte que posesioné cuando las cosas eran normales. Metí un dedo en medio de sus quejidos que sonaron igual que siempre. Abrí los ojos y mirar su pálida espalda me causó nostalgia, a razón de que es similar pero su cadera más amplia, con una cintura más delicada y su piel mucho más suave.

Coloqué dos dedos buscando algo que ya no tiene, sin embargo reaccionó ante mi toque. Una vez que estuvo listo, me introduje despacio hasta notar que se acostumbró, con su reacción tan similar, retorciéndose de placer.

— ¿Te gusta?

— Se siente bien. Ya muévete.

En medio de envestidas, las cosas se sintieron tan parecidas, escuchar sus gemidos me volvió loco como todas las veces pasadas; no obstante no me fue posible dejar de pensar en que todo esto está mal. Ya que no puedo amarlo, por lo menos le daré un poco de alivio, me esforzaré por hacerlo llegar.

Me moví algo lento mientras el fuego en mi interior no se desvanece, por la sustancia que recorre mi sangre. Aunque ahora lo miré distinto no percibí resentimiento por el arrebato pasional al que me sometió y por los viejos tiempos haré que se corra.

— ¿Ya casi? ¿Cómo vas sempai?

— Todavía no… aaahh… es que no sé cómo hacerlo… mi cabeza y mi cuerpo están separados.

Normalmente cuando solía llevarlo al límite del deseo, masajee su próstata o mientras lo penetre froté con mi mano su eje, ¿pero ahora será que debo tocarlo? Él era mi amigo, y sólo quiero ayudarlo, por ello muy a mi pesar metí mi mano hasta donde estaba su clítoris y comencé a frotar suavemente notando las contracciones de placer que me apretaron rítmicamente.

— ¿Es aquí? ¿De esta forma te gusta?

— No preguntes…mmmmmmnnn…

— Quiero saber. Dime como necesitas que te lo haga, ¿más rápido?

— Si … muévete más rápido…aaaahhh… sii… así.

— Date prisa que ya no aguantaré mucho.

En ese instante, en medio de las acometidas su orgasmo me arrastró a tener uno también, ya que el dulce placer de la presión sobre mi miembro es igual.

Me recosté en mi cama y el cansancio me venció, solo pude sentir como se recostó sobre mi brazo y me envolvió.

— Gracias Morinaga…

Sus palabras con un beso en mis labios me arrullaron para no pensar en nada, descansando después de ese agitado día.

Por la mañana el calor de la persona que me abrazaba me hizo recordar las veces que amanecía al lado de mi amado sempai, pero de pronto me trajo a la realidad sus senos que recargados contra mí. Asustado me levanté para no seguir al lado de ese cuerpo femenino que se estaba apoderando de la cordura en mi cabeza, desafortunadamente lo desperté. Los hermosos ojos miel de mi sempai me miraron con tanta tristeza.

— Morinaga creo que me voy, le explicaré a mi familia lo que me ocurre, no tienes que seguir con alguien a quien no quieres, solo te causo repulsión. Espero que puedas perdonarme por lo que te hice.

Con una sábana se cubría para levantarse de la cama, caminó a la puerta mientras que no pude dejar de pensar en todas las veces que fue mío, en los años que estuvimos juntos en el laboratorio, y las veces que le conté sobre las cosas que ocurrían en mi día. No iba a permitir que se marchará, no todavía que los sentimientos en mi corazón no se han esfumado, aunque ya no fueran por esa chica que tengo frente a mí, todavía me duele mucho pensar en que se marche. No lo amo pero lo quiero con todo mí ser.

— No te vayas, quédate.

— ¿Por qué me quedaría? Si tú simplemente detestas mi presencia, no soportas estar mucho tiempo cerca de mí. Prefieres ir a beber que quedarte para charlar como solíamos hacerlo.

— Voy a intentar ser amigos, ¿te parece bien? Todavía podemos compartir el departamento si somos amigos. Siempre lo hemos sido, aprecio tu compañía, es sólo que me resulta muy extraño todo esto. Aunque con lo que ocurrió ayer creo que te perdí el miedo.

— Está bien, vamos a intentarlo.

Una débil sonrisa se posó en su rostro volviéndolo angelical, cosa que me enterneció sobremanera.

A partir de ese momento intenté ser su amigo, cosa que resultó bastante fácil, pues con sempai mucho más amable que antes, creo que él también busca conservar nuestra amistad. Pasar los días a su lado es casi igual que siempre, no consigo evitar desearlo a pesar de las circunstancias, pero seguramente se debe a que su apariencia es la de un chico, con ese disfraz que porta todo el tiempo. Muchas de las veces descubrió la mirada que le doy produciéndole un sonrojo adorable. Tengo tantas ganas de saltarle encima, aunque me arrepiento de ello al recordar que no es un hombre, por ello controlo los impulsos de mi cuerpo.

Los días transcurrieron para traerme sorpresas extrañas a las cosas que solía pensar, ya que comencé a tener sueños recurrentes donde sempai y yo nos besamos con mucho amor, el problema es que al principio al que beso es a sempai como un hombre y después es mujer. De manera extremadamente sumisa me permite arrastrarla al placer que le dan mis caricias, repitiendo una y otra vez con suma pasión la frase:

"Te amo tanto Morinaga".

Cosa que en el sueño me enloquece, me hace adorarlo y aferrarme a sus labios llenos de su tierno amor. Estos sueños llegan a variar, pero sin lugar a dudas me preocupa puesto que amanezco duro; incluso una vez recordar la pasión de sus caricias me dio un orgasmo mientras me masturbaba. No es normal esto que siento, ya que desde muy joven, ser gay significo encontrar mi propia identidad. Era diferente a la mayoría, pero me sentí tan a gusto conmigo mismo por reconocerlo. Si es real que una mujer me gusta, todo lo que mis padres decían era verdad, y bastaba con encontrar una mujer especial para cambiar mis preferencias. Me resulta tan repulsivo pensar en eso, de ninguna manera yo permitiré que estas absurdas emociones dominen mi propio sentir. Yo soy gay y estoy orgulloso de serlo, jamás cambiaré por nadie ni por nada, ni si quiera por sempai...

Poco más de dos semanas han pasado desde que tuvimos sexo y muy a mi pesar cuento los días para que él me obligue a hacerle algo, pero sólo me mira deseoso. Sus labios son un manantial que mi boca desea beber afanosamente, es tan extraño que incluso compré una revista pornográfica con chicas desnudas, para comprobar si me estoy volviendo heterosexual, cosa que no es verdad, pues no me causan excitación esas chicas de la revista, solo él. Esos pensamientos me llevan a comprender lo que él me solía decir tantas veces:

"No soy gay, es que tú eres especial Morinaga".

Por la mañana descubrí a sempai vomitando sin haber desayunado, seguramente algo le habrá hecho daño. Toqué a la puerta para ver si algo podía hacer:

— ¿sempai estas bien?

Como no respondió, abrí la puerta y lo encontré deteniéndose de la taza del baño con las manos y vomitando nada más que ácido estomacal. Verlo tan enfermo me causó suma angustia, de manera que lo ayudé a sujetar su cabello con tal que no se ensuciara y acaricié su espalda para calmar su sensación. Terminó de vomitar, se levantó dificultosamente sujetando mi brazo para darme una mirada agradecida y con lágrimas. Lavó sus dientes y yo simplemente salí del baño para darle su privacidad, además de preparar el desayuno. Al poco rato salió del baño con una toalla para cambiarse en su habitación, no pude evitar notar que se tapa como una chica. Un rato después salió de la habitación y cuando se acercó a donde estaba yo desayunando, se cubrió la boca y dijo:

— ¿Qué demonios es eso? Me da tanto asco olerlo.

— Sólo es huevo sempai. ¿Entonces no vas a querer?... También te preparé un té.

— Sólo el té.

Ahora si me causó mucha más preocupación pues es realmente muy extraño que sempai no coma, pero la tercera mañana que le ocurrió lo mismo me inquietó demasiado, puesto que advertí algo distinto a otros días, su tez más pálida que de costumbre, además de que muchos de los alimentos le causan asco ahora, cosa que es muy extraña.

Como todos los días le ayude a sostener su cabello, mientras su pobre estómago sacó el ácido. Se levantó lentamente con una mirada extraña y cuando me dispuse a salir del baño sucumbió de manera imprevista. Esto es muy malo ¿cómo puedo siquiera llamar un médico si él no quiere que nadie sepa que es una chica? Simplemente lo levanté en brazos para llevarlo hasta el sofá y ahí recuperó la conciencia mientras yo lo agité un poco.

— ¿Qué …paso?

— Te desmayaste, seguramente porque no has comido bien estos días. Ahora si estaba a punto de llamar a una ambulancia sempai, pensé que estabas grave. Definitivamente hoy vas a ir al médico o llamaré a Kanako y contaré que eres una chica. Iré contigo, voy a pedir el día en el trabajo.

— Eres un idiota chantajista. Estoy bien, solo es una infección, ya pasará además debo ir al laboratorio, no quiero que se arruinen las muestras, los kohai no harán correctamente los procedimientos.

— Tienes razón, pero iremos al laboratorio a darles sólo instrucciones y luego nos vamos al médico.

— Pues ya que…

Tan débil lo noté que tuve que ayudarlo a levantarse y llevarlo a la ducha. Una vez ahí totalmente avergonzado me miró:

— Me ayudas Morinaga, me siento algo débil, me da miedo lastimarme si me desmayo otra vez.

— Claro sempai. — Asentí pensando en que quizá sea mala idea.

Se desnudó sostenido de mi hombro, cosa que me puso sumamente nervioso, no únicamente el contacto, sino su mirada y su cuerpo que tantas noches en sueños era mío. Comprendí que debó entrar a la regadera con él para sostenerlo y procurar verificar que no le dé otro desmayo o sujetarlo en caso de que sí; por ello me desnudé hasta quedar en bóxer para evitarme más inconvenientes.

Verlo en la regadera me perturbó, tantas semanas sin contacto, me dejaron al rojo vivo; sin poder evitarlo él notó que estaba erecto.

— Morinaga tu…mmmmmmmnnn. — Me sujetó entre sus brazos uniendo sus labios a los míos.

En medio de besos ya no supe de mí, solo levanté sus piernas recargándolo contra la pared para penetrarlo sin pensar dos veces. Sus piernas se sujetaron fuertemente de mí, al tiempo que yo embestí con toda la pasión que me quemaba desesperadamente. Extrañamente él se humedeció enseguida, cada vez más y más, puesto que lo penetré del lugar que me recibió de manera fácil. ¿Cómo podía estar disfrutando tanto hacer eso con una mujer? Me percaté que no sólo soy yo, sempai se deshacía entre mis brazos, con sus besos tan apasionados que parecen decirme en susurros olvidados lo que en mis sueños: «Te amo».

Su piel es tan sensible, todo su cuerpo parece armonizar conmigo, cuando lamí detrás de su oreja arqueó la espalda, y apretó mi miembro de una manera tan increíble que me corrí sin pensarlo mucho, pero para mi sorpresa, al tiempo que liberaba mi semilla en él, los espasmos de su orgasmo me masajearon aumentando la sensación de delectación en mí, hasta hacerme gemir inevitablemente.

—Aaaaahhhhg.

Después de ello lo ayude a terminar de bañarse, pues a causa mía quedó todavía más débil. Nos vestimos y nos retiramos a la universidad.

En el camino pensé tantas veces en lo que acontecido, entiendo que cada momento le entrego mi pasión a una mujer, que creo que me gusta, pero no es posible. Sin embargo me excitó tenerlo desnudo frente a mí, incluso ahora lo penetré vaginalmente y lo disfruté extraordinariamente.

Evité sus ojos durante el camino, ya que cada que lo veo parece tener un brillo que me atrae a besarlo. A su lado me sentí sumamente protector, como si fuera algo preciado que está frágil. Cualquiera que lo admiró yo le devolví una mirada asesina. ¿Siento celos de ella? Debe ser por costumbre que mi cuerpo y mi corazón reaccionan ante Sempai.

.

PDV SEMPAI

A pesar de su desamor, parece tenerme bastante aprecio, por ello se apiadó de mi problema y me regaló la liberación. Me perdonó el obligarlo a tener sexo, reaccionando de una manera tan generosa pues cuando yo estuve en su lugar tenía ganas de matarlo.

Por la mañana me despertó cuando se levantó para dejarme sólo en su cama. Abrir los ojos y mirar ese rostro lleno de una especie de asco por mi anatomía, me causó una profunda tristeza, recordé que es mi deber marcharme de ese lugar para no seguir recibiendo sus rechazos. No obstante me detuvo para pedirme que nuevamente fuéramos amigos, a lo cual no pude resistir su oferta, ya que no deseo separarme de él.

Los días pasaron y al fin comprendí lo que nos hacía estar juntos, parecíamos disfrutar sobremanera nuestra mutua compañía, charlar y convivir por las tardes era nuestra unión. Extraño tenerlo sobre mí con besos o caricias robadas, aunque no me importa tanto si lo conservo de esta manera por lo menos.

No pasaron ni dos semanas y esa mañana me levanté a vomitar al sanitario. Esa horrible sensación me hizo sentir tan mal.

— ¿Sempai estas bien? — Preguntó Morinaga fuera del baño.

De inmediato entró a ayudarme con el cabello y cuidarme un poco, causando extraños sentimientos en mi pecho. Me derritió verlo como mi caballero con armadura.

Seguramente tengo una fuerte infección pues los olores de la cocina me son sumamente repulsivos, me dan todavía más nauseas de las que ya tengo. Aunque mi estómago exigió alimento, lo que prepara Morinaga no me apetece, de modo que me marche sin comer nada, sólo me compré un yogurt para apaciguar el estómago, luego únicamente tuve ganas de comer cosas frescas para relajar mi asco, por ello comí frutas.

El tercer día de este malestar, justo terminando de vomitar, me sentí extraño mientras me dirigí al lavabo, hasta que todo se obscureció de repente. Desperté en el sofá para ser obligado a ir al médico, no obstante en la ducha sucedió algo que era totalmente insospechado para mí. ¿Morinaga tenía una erección tremenda solo por verme desnudo? ¿Será que no es totalmente gay?

Estos días me he sentido más excitado que de costumbre, por ello al advertir esa señal tan evidente no pude más que entregarme a mis deseos. Mágicamente el correspondió a mi beso tomándome lleno de lujuria y anhelo, para provocarme fácilmente un orgasmo enormemente satisfactorio.

El camino a la universidad parece más largo de lo normal con Morinaga tomando mi brazo para sostenerme en caso de que caiga. Las náuseas no pasan y el hambre aumenta, para calmarlas con unas galletas y fruta con el té de la mañana.

Luego de muchas instrucciones a los kohai y excusarme con el profesor Fukushima de mi inasistencia a mis clases del día, llegamos a la consulta.

— ¿Tatsumi Souichi? — Preguntó una enfermera a los de la sala de espera.

— Soy yo. — Respondí algo preocupado por lo que pasaría.

— Adelante, el médico lo espera.

Al ingresar, de inmediato el médico me preguntó:

— Muy bien Tatsumi-san ¿Cuál es el problema que lo trae por aquí?

— Me he sentido con nauseas los últimos tres días, con un extraño dolor en el vientre bajo.

Mientras colocaba el estetoscopio en mi espalda.

—Tatsumi-chan, no comprendo su situación o por qué oculta que es una chica, pero ese simplemente no es asunto mío. Lo que si necesito saber es ¿se ha sentido fatigada?

El doctor de inmediato notó que soy una chica, además me llamó Tatsimi-chan. Es realmente humillante.

— Dígame Tatsumi-kun por favor… Creo que si me he sentido fatigado.

— ¿Le causan asco ciertos alimentos? ¿Las náuseas matutinas son más fuertes que las del resto del día?

— Sí.

— ¿Ha tenido relaciones sexuales con un hombre en el último mes?

— Eso que rayos importa.

— Es simple Tatsumi-kun. Su condición es normal, en un par de meses no podrá ocultar que es mujer, pues el bebé que crece dentro de usted se hará muy notorio. Le crecerán los senos para producir la leche materna; además de los cambios de humor.

— ¿Bebé? — Pregunté sintiendo algo de vértigo.

— Relájese un poco Tatsumi-kun, respire en esta bolsa de papel, es malo para el bebé que se estrese tanto… Aparentemente no es una feliz noticia, si usted desea no es necesario que continúe con la gestación.

Toqué mi vientre recapacitando sobre la pequeña parte de Morinaga que crece en mi interior. No es sólo eso, sino una pequeña parte nuestra, que no voy a lastimar, jamás me desharía de nuestro hijo o hija.

El cuarto dio vueltas a mí alrededor, sentí tantas emociones en esos breves instantes que se volvieron eternos recordando a mi madre embarazada de Kanako, y la felicidad en su rostro. Ella me contó que tener un bebé dentro de ti es la mayor alegría que se puede experimentar. De igual forma todas las veces que tocaba su enorme pansa sintiendo los movimientos de mi hermanita y la dulce voz de su arrullo para nosotros tres.

Los mareos se intensificaron, hasta que unas sacudidas en mi hombro me trajeron a la realidad.

— ¿Tatsumi-kun? ¿Tatsumi-kun se siente bien? No tiene que decidir eso ahorita.

Me percaté que unas lágrimas rodaron por mis mejillas mientras volví a la realidad.

— ¡Qué demonios! ¡Claro que si lo tengo que decidir! De ninguna manera mataré a mi bebe, mi madre hubiera sido muy feliz de saber que espero uno.

— En ese caso Tatsumi-kun, deberá seguir varias instrucciones importantes. Le daré complementos vitamínicos para la nueva dieta que llevará. También le recomiendo que no use esas vendas apretadas porque es malo para su bienestar, ya que como le dije, empezará a formarse la leche materna y las glándulas mamarias crecerán. En un mes lo canalizaré con él ginecólogo para su segunda evaluación, además del ultrasonido.

— Gracias doctor.

— También para estar totalmente seguros tomaremos una muestra de sangre y le haremos una prueba de embarazo. Usted mismo puede hacerse una prueba casera para salir de dudas hoy mismo, puesto que los resultados de esta prueba puede venir a recogerlos en dos días, no creo que tolere tanto suspenso.

— …Así lo haré…

— Muy bien, procure comer lo que dice esta dieta para que su bebé crezca sano y feliz, no olvide los suplementos vitamínicos. Que tenga un buen día y felicidades.

Salir del consultorio y caminar donde Morinaga esperaba por mí, me causó una preocupación muy grande, ¿Debería decirle del bebé? Creo que lo mejor será marcharme y decirle cuando ya no esté en el departamento, después de todo él es gay y los hombres gay no piensan en bebés…Aunque…

— ¿Qué dijo el doctor sempai?

— Nada importante. Sólo estoy anémico y me faltan estas vitaminas que me recetó, también me dio una dieta para que me recupere más rápido.

— No se preocupe sempai yo haré que siga esa dieta ¿Pero las náuseas son normales?

— Si bastante normales por este tipo de anemia, pasarán en unas semanas.

— Me da gusto que no fuera nada grave, pareces algo extraño, ¿Eso es todo?

— Sí.

Mis pensamientos se tornaron recurrentes a decirle a Morinaga aquel secreto de diferentes formas, pero el miedo de su rechazo, o que quizás se quede conmigo por lástima, me hicieron cambiar de parecer. No pretendo que mi bebé crezca con un padre a la fuerza. Además yo puedo hacerlo solo, no necesito de nadie ni de nada.

En el departamento se me ocurrió una idea para saber lo que él siente sin decirle nada:

— Morinaga, ya sé que eres gay pero ¿nunca hubo algo que las parejas heterosexuales hacen que tu desearas tener?

— Claro que no, me sentí bien conmigo mismo cuando acepté que era gay y no he envidiado a los heterosexuales en ningún aspecto. ¿Qué ocurre? No llores, no se trata de ti, ya te dije que no quiero que te marches, somos buenos amigos ¿No?

Sus cálidos brazos me rodearon, pero sus frías palabras me rompieron a partes el corazón, sin embargo por el bien del bebé debo ser fuerte, no me daré por vencido aunque no tenga su apoyo.

— Estoy bien… ¿Por qué no preparas lo de mi dieta en lo que voy a la farmacia por las vitaminas?

— Excelente idea, ¿Estás seguro que no te desmayas en el camino?

— Mejor cállate idiota, ya regreso.

En la farmacia compre la prueba y las vitaminas, me sentí bastante nervioso de pensar que Morinaga se enterará y me rechazará; por lo que debía ser discreto para que no lo notara. En la farmacia, saqué la prueba de la caja con el instructivo, para tirar en la basura del lugar la enorme caja donde venían. Guarde las cosas en el bolsillo y finalmente me dirigí a casa.

— Estoy en casa. — Expresé con precaución, buscando a Morinaga.

— Ya casi esta tú comida sempai.

— Sí, enseguida voy.

Entré al sanitario con las manos temblando, todavía pensé que quizás el diagnóstico podría ser un error. Leí las instrucciones, realicé la prueba, luego esperé unos minutos y miré el resultado que era positivo.

Toque mi abdomen y pensé para mí: "Ahora somos tu y yo, te voy a cuidar bien ya verás".

— Sempai ¿Todo está bien? Ya está la comida.

— Ya voy.

En la mesa pensé en preguntar de otra manera a Morinaga sobre el bebé.

— Oye tengo una duda Morinaga.

— Dime.

— Si Kanako tuviera un hijo y lo trajera al departamento ¿te molestaría cuidarlo?

— Para nada, los niños son lindos siempre y cuando no sean propios. Cuando supe que nunca los tendría pensé que era algo bueno en parte, porque sería el tío consentidor… ¿Te sientes bien? No llores ¿Kanako está embarazada?

— No, solo recordé a mi madre y me puse sentimental, este cuerpo me trastorna.

Finalmente comprendí que debo valerme por mí mismo; durante la comida repasé en lo que requiero hacer para salir adelante. Tantos años en la universidad me dan antigüedad, por ende se me permite pedir una licencia de un año pagada para tener a mi hijo. Además tengo bastantes ahorros, cosa que resultará útil para comprar las cosas necesarias y rentar otro departamento. No debo estar más tiempo en su compañía pues se hará evidente mi estado muy pronto, además es mejor marcharme antes de sufrir una decepción más grande. Pensé en irme unos días a casa de Matsuda mientras encuentro un nuevo departamento, luego volveré por mis cosas faltantes. Trabajaré en la universidad hasta antes de que se note mi estado.

Sólo faltaba la despedida, ya que debía decirle la razón porque me marcharé, pero no tengo el valor para decirlo de frente, por ello en una carta explicaré todo. No esperaré más.

Terminando mi comida comencé a empacar mis cosas de la universidad y lo más elemental. Sé gracias a mi madre, que no debo cargar cosas pesadas por ello me es fundamental volver al siguiente día por los libros y demás objetos, cosa que haré cuando él no se encuentre en el departamento.

Con mi maleta lista, escribí la carta de despedida, la coloqué en la mesa de la cocina y me despedí de él.

— Morinaga tiene tiempo que no visito a Matsuda y Kanako. Me quedaré un par de días ahí, nos vemos.

— No te preocupes sempai, solo toma tus vitaminas.

— Así lo haré…

Con un último abrazo salí de ahí pensando en no volver a estar a su lado. Empecé a sentirme tan miserable, tan solo, pero realmente no lo estoy, con una nueva vida que me amará incondicionalmente. Sin embargo cierto pesar inundó mi corazón, susurrando el nombre de quien extrañaré seguramente por el resto de mis días…

.

.

.

 

 

Notas finales:

¿Les ha gustado? Sin duda esta historia es la primera de mis series de extraños sucesos. Quedo en espera por sus comentarios.

Saludos y gracias por los comentarios. Espero no me quemen en la hoguera por hereje.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).