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Llévame allí... por Sweetpie

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Notas del fanfic:

los personajes no son míos, pertenecen a hajime isayama. 
(a excepción de los extras que me he inventado) 

Notas del capitulo:

probablemente esta fic este algo malentendida, pero al iniciar una historia, me cuesta ordenar mis ideas. 

lamento la repetición de palabras, tiendo a hacerlo demasiado. 

seguramente el resumen no va tanto con la historia, sin embargo me esforzare. 

Ser feliz, ¿Qué es exactamente eso?, un sentimiento que quizá significa para algunos tener todo lo que el ser humano necesita: amor, familia, trabajo, amigos, dinero; y también lo que uno personalmente desea, como lo serían las fiestas, la fama, la inteligencia, belleza y todo aquello con lo que uno piensa que será perfecto. ¿Será que es así?, ¿Alguien lo puede tener todo?, ¿Y si sólo tenemos lo que deseamos?, ¿Podemos ser felices?, ¿Será al final suficiente?. Eso se preguntaba una y otra vez un chico castaño de enormes ojos esmeralda mientras descansaba en un pequeño sillón el cual podía girar de un lado al otro al estarse perdiendo en su mente, su cabeza estaba ligeramente hacía atrás y la vista alzada hacía al techo de la habitación que muy apenas se encontraba iluminada por los focos que decoraban el espejo frente a él, podía sentir algo de frío en sus piernas, la calefacción se había roto, pero sabía que tenía que aguantar sólo un poco más hasta que Petra lo llamará para salir al escenario.  




—¡Eren! —escuchó su nombre después de oír la puerta abrirse casi de golpe.  




Ahí estaba ella, su mánager de cabellos color cobrizo como el de una zanahoria, con un gesto de preocupación, seguramente porque de nuevo le había avisado tarde sobre el tiempo que faltaba para la presentación.  




—Eren, faltan cinco minutos, es tarde… —cómo lo supuso. Ella se acercó a él con rapidez para quitarle el abrigo que cubría su abdomen, espalda, brazos y hombros, acomodó sus  cabellos y  después le tomó por la muñeca, llevándolo casi corriendo fuera del cuarto—. Me entretuvieron en el camino, lo siento, Eren, deberías despedirme.  




Él rió muy apenas ante el comentario de ella, desde el primer mes que le había contratado, decía las mismas palabras, que nunca hacía un buen trabajo, que jamás debió a ver pensado en ella para ese puesto, pero Petra además de una mánager era una gran amiga, a quien había podido confiarle demasiadas cosas, una amiga cercana durante el trabajo, quien siempre le escuchaba y se emocionaba cada que le oía cantar en sus conciertos. Era tan cercano a la mujer, sabía de corazón, que ella le era fiel.  




—No quiero molestarte Eren, pero tenemos que correr. —Había girado su rostro hacía atrás, para decirle aquello con una mirada de angustia. Realmente, se preocupaba más que él. 




Correr le costaría con aquellos tacones, pero no quería que sus admiradores comenzarán a desesperarse por que el show no empezaba, así que, asintió a su compañera y ésta sin más lo sujetó con un tanto más de fuerza para halarlo con prisa hasta detrás del proscenio. Aquellos zapatos resonaron en el pulido piso, inmediatamente le habían empezado a molestar las correas, pero aún así, sonreía, ¿Por qué lo hacía?... oh si, él era feliz de alguna manera, disfrutaba todo ello, sus amigos, su revoltosa vida y cantar frente a cientos de fanáticos.  




—Hemos llegado, ¡Rápido!, sólo tienes un minuto. —le ofreció un pañuelo y una botella de agua que le había traído un hombre moreno mucho más alto que él—. ¡Por cierto! —sacó de uno de sus bolsillos traseros unos guantes de un hermoso rosado—. Casi los olvido, ¡Mucha suerte, Eren!.  




Cuando dejó la botella, que ni siquiera pudo beber y se colocó esas prendas en sus manos, entonces fue ahí cuando subió a escena, todo estaba oscuro, y aún que le costará ver, sabía cual era su lugar y cual era el de los demás, ya no se sentía nervioso como la primera vez, ahora se sentía emocionado, contento y excitado, en cuanto esas luces encendieran, vería a sus compañeros. Y así fue. Unas radiantes luces llenaron el escenario, escuchó miles de gritos que provenían del público, posó sus manos en el micrófono que se encontraba en el soporte frente a él, el cual  estaba perfectamente acomodado a su altura. La música comenzó a sonar y a retumbar en todo el vestíbulo, su mirada viajó a su acompañante de la guitarra que estaba a su derecha, para finalmente mirarlos a todos y fascinarlos con la maravillosa voz que poseía.   


 




Después de un arduo trabajo, la música se había detenido, dejando que solo los gritos de sus admiradores se escuchará en el auditorio; levantó su brazo y lo agitó en un gesto de despedida hacía sus fans, quienes aún movían las luces de sus coloridos "light stick". Las luces se apagaron, todo se volvió oscuro para desaparecer de la vista de cada una de las personas que miraban con ansias al escenario, con la esperanza de que quizá pudiesen regalar una canción más, mientras gritaban el nombre por el cual era conocido: "Ererin".   




Eren bajó del escenario luego de eso, era imposible conceder ese último deseo del público, aún que él quisiera, sabía que no se lo permitirían. Miró a Petra que rápidamente apareció ofreciendo una botella de agua a él y a los demás que habían bajado exhaustos y sudados ante el cansancio de tocar con fuerza sus instrumentos.  




—¡Gracias, Petra!, moría de sed. —musitó un joven de cabellos rubios, quien era el más bajo de los cuatro.  




—Gracias... —una voz neutra que provenía de una chica de cabellos oscuros, agradeció para enseguida poder retirarse junto con su guitarra.  




Eren pensaba que definitivamente ese traje no iba con ella, esa falda esponjosa que incluso era muy parecida a la suya, no era su estilo, Mikasa, era una persona fría, sería, no era esa chica que se paraba frente a el público e irradiaba una bella sonrisa para encantarlos a todos. Era completamente otra ahí arriba, una que él no conocía. También pensaba que si ella sonriera siempre de esa manera, sería una belleza para cualquier hombre, incluso para él... si fuera su gusto.  




—Gracias, Pet... —no alcanzó a decir las palabras, ni a tomar el envase de agua, cuando otro chico delgado y de cabello cenizo lo arrebató de las manos de Petra.  




—Piensa rápido, Eren. —Sonrió a manera de burla en dirección al castaño y salió por la misma puerta en la que se fue la chica de cabellos negros.  




—Maldito cara de caballo. —Eren levantó su puño hacía el más alto que le había dado la espalda, pero la mano de Petra lo detuvo.  




—¡Eren!, deja los problemas para después. —soltó un pesado suspiro, y ofreció otra botella al chico de ojos esmeralda—. De verdad que solo buscas problemas, Jean solo esta jugando contigo.  




Esas palabras fueron suficientes para calmarlo. Tomó el agua de mala gana, la destapó con un poco de dificultad y finalmente dio un largo trago, disfrutando la frescura que le dejaba en su boca y por todo tu esófago. Realmente le hacía falta.  




—Muchas gracias, Petra. —dedicó a su mánager una cálida sonrisa, llena de agradecimiento.  




—No olvides ir a cambiarte, pasaremos al hotel para después ir a una fiesta del evento con los encargados del lugar. Quieren conocerlos un poco más. —la mujer se encogió de hombros y se dirigió a las escaleras que la conducían encima del proscenio.  




El castaño hizo un mohín ante lo que dijo su compañera, le aburrían las fiestas con hombres grandes, para él eran muy pesadas, aguantar cientos de preguntas de cada uno de esos hombres interesados. Incluso ya era normal que en esas fiestas, a pesar de que fuera hombre, lo acosaran más de una vez por el delgado y cuidado cuerpo que tenía. Soltó un suspiro. No podía hacer nada.  
Dejó la botella en el suelo y fue detrás de Petra. Ella ya comenzaba a levantar los obsequios del suelo, eran unos cuantos muñecos de felpa, otras eran cajitas con contenido sorpresa. A Eren le gustaban los regalos, que de inmediato comenzó a ayudar a levantar cada uno de los presentes.  




—Eren, te he dicho que vayas a cambiarte, no quiero que te resfríes, tienes otra presentación en tres días. —la voz  de la mujer sonaba preocupada de nuevo. Se acercó hacía el chico y le quitó los osos de peluche que sostenía con su brazo.  




—¡Petra!, ¡Solo me llevaré algunos y me iré! —exclamó Eren al haberse quedado con las manos vacías.  




—Los tomaré por ti y los dejaré en el hotel, así que ahora ve a vestirte. —ordenó cambiando su tono de voz por uno más serio.  




El menor no dijo nada, pero tampoco obedeció, nuevamente se encontraba recogiendo los demás regalos del suelo. Eso fue suficiente para la otra, que golpeo el piso con su pie en forma de protesta ante la actitud del castaño. Admitía que era difícil liar con Eren, y se agradecía así misma por la paciencia que tenía.  




—¡Eren!, ¡Por favor! —Casi rogó Petra al ver que no iba hacerle caso—. Me preocupo por ti, necesito que vayas a cambiar ese vestuario.  




—¡Eren! —otra voz, además de la de ellos dos se escuchó. El chico rubio, miró sorprendido al de ojos esmeralda que aún se encontraba con el traje rosa que uso para la presentación—. ¿Aún no te has quitado el vestuario?, se nos hará tarde para la fiesta, aún tenemos que pasar al hotel. —a diferencia de Eren, él ya vestía con ropa casual. Pantalón verde, una sencilla playera de rayas rojas, un inmenso abrigo vino que lo cubriría del frío que hacía fuera del vestíbulo y unos simples tenis deportivos blancos.  




—Mira esto Armin, es para ti. —Eren ignoró completamente las palabras de su amigo y le ofreció una cajita que tenía el nombre de éste.  




Armin esbozó lentamente sus labios en una sonrisa. Recibir ese obsequió era demasiado para él, ser el baterista le traía poca fama, y aún que eso no le importará le deprimía no recibir tantos regalos como sus demás compañeros. Era por eso, que siempre apreciaba los pocos que le tocaban.  




—¡Basta, Eren!, escúchame por esta vez. —Petra ya se escuchaba algo desesperada, que Eren al fin decidió hacerle caso. 




Rodó los ojos, y después de dejar en manos de Armin el presente, bajó molesto los peldaños del escenario, para finalmente salir por la puerta por la cual había llegado al comienzo del "show".  
Petra miró a Armin, quien le devolvió la mirada, posteriormente soltó un largo suspiro de alivio por a ver visto que aquel muchacho al fin le había obedecido, aún que no le gustará actuar así con él, a veces era necesario, ya que definitivamente, Eren era algo terco.   

Notas finales:

se que tiene mucha falta de emociones, pero cuando comienzo, me cuesta un poco. 

acepto críticas costructivas, se que no es del todo buena y además me centré solo en lo que hacían

 

pd: probablemente me tardaré en traer el otro capítulo durante estos días, la idea surgio de pronto, y solo quise escribirla. depende de ustedes, si la continuo. c: 

pd2: es corto, lo sé. 


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