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Melifluo de una M A R I P O S A por Gisselle

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Notas del fanfic:

¡Volvimos!


Con nuevo fanfic


¡Pero volvimos!

Notas del capitulo:

Imagen del capítulo: 

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Primera etapa: «meta» y «morfe»

 

 

Bailando amor, es que se me va el dolor.

 

—Por décima vez, ¿me quieren explicar que hago aquí? —preguntó aturdido bajando del auto mientras miraba con desconfianza hacia todos lados, frente a él el letrero luminoso del lugar lo cegó por un instante. Underground, demandaba. No sabía en qué momento, pero había accedido a que sus amigos lo llevasen a esa parte de la ciudad; donde el alcohol y el sexo se respiraban con naturalidad.

 

—Seung Ri—Taeyang lo miró, declarando obvia la situación—. Te lo dijimos, escuchamos que tiene buen ambiente, queríamos algo diferente ¡Ya está! Ahora entremos—y fue arrastrado hasta él interior, donde las luces ultravioletas del lugar lo cegaron por completo, le dieron mareo y el olor a sexo, alcohol y sustancias desconocidas que se le colaron por las fosas nasales por poco le provocan el vómito. Definitivamente, él no estaba acostumbrado a lugares como ese. A diferencia de Top y Taeyang, sus mejores amigos, quienes al entrar parecieron olvidarse de él y se perdieron entre la multitud, él sólo pudo quedarse en el mismo lugar que lo habían dejado, sin saber que hacer o hacía donde ir, estaba totalmente perdido.

 

Miró a su alrededor, cuerpos sudorosos restregándose unos contra los otros al ritmo de aquella música, en la entrada de los baños y otros rincones más oscuros que otros había parejas seduciéndose y demostrándose amor, más del necesario en público.

 

¿A qué clase de lugar lo habrían arrastrado sus amigos?

 

La música tuvo un repentino cambio, pararon la canción que sonaba justo a la mitad y la cambiaron por otra, con más sabor. Miró hacia el pequeño escenario.

 

Tragó saliva.

 

Esa fue la primera vez que lo vio, tan vigoroso y lleno de vida, moviendo el trasero de una manera insana, cuando la letra comenzó, el chico se movió, con las manos recorriéndole el cuerpo, seduciendo a todo aquel que lo mirara. Agitando las caderas al ritmo de la canción.

 

Yo te miro y se me corta la respiración

 

Seung Hyun pensó en las ironías de la vida, en ese momento su respiración también había sido cortada, más aun cuando el chico posó sus bonitos ojos delineados en él.

 

Cuando tú me miras se me sube el corazón, y en silencio tu mirada dice mil palabras

 

Los ojos delineados se convirtieron en una línea cuando el otro le sonrió, mostrando la perfecta dentadura y lo hermoso que se veía sonriendo. Lee le devolvió la sonrisa y bailó con más fervor, sus manos acariciando sus cabellos hacia atrás, mordiéndose los labios mientras lo miraba, sus manos bajando por su cuello, su torso. Haciendo ondas con sus caderas en cuanto llegaron hasta ahí. Todo un poema para Seung Hyun. El chico dejó de bailar y se paró al borde de la plataforma, un hombre moreno lo sostuvo y lo ayudó a bajarse. Caminó hacia él ignorando las miradas de todos los que le habrían pasó entre la marulla de gente. Cuando llegó hasta  él le enredó las manos en el cuello y comenzó a restregársele al son de la canción.

 

Tu cuerpo y el mío llenando el vacío, subiendo y bajando

 

Lo tomó por la cintura y comenzaron una danza atrevida, donde ambos se miraban con intensidad, estuvieron restregándose entre ellos hasta que Seung decidió hablar.

 

—Lee Seung Hyun—se presentó y cuando el otro echó la cabeza hacia atrás lanzando una carcajada, él se enterró en su cuello, acariciándole la yugular con la nariz mientras aspiraba el aroma a menta que desprendía.

 

Abrazarte y sentir la magia de tu olor

 

—Kwon Ji Yong—lo escuchó decir mientras le sonreía, su voz suave pero masculina a la vez lo hipnotizó. Seung Hyun también sonrió, antes de que el pelirrojo le tomara la mano y lo guiara hasta los baños del lugar, alcanzó a ver a Taeyang con algunas chicas pero sólo se concentró en seguir a su acompañante.

 

Ji Yong lo arrojó a uno de los cubículos del baño en cuanto llegaron, puso seguro a la puerta y le atacó la boca desesperado, en un beso casi doliente, sus dentaduras chocando entre sí, metiéndose las lenguas hasta la garganta en una danza sensual, y sus labios acariciándose con éxtasis.   Seung hyun le agarró el trasero y el otro se le colgó rodeándole las caderas con las piernas. Sus lenguas mantenían una lucha interna por dominar, hasta que Lee aumentó el ritmo, y Kwon decidió dedicarse a gemir mientras se dejaba dominar por completo. Sus cuerpos restregándose entre sí, y los besos descendiendo hasta el cuello y de ahí a las clavículas, la ropa sobrándoles, el fuego quemándoles por dentro. Los jadeos repitiendo un más rápido y las embestidas cada vez más duras y salvajes. Las uñas clavándose en su espalda y los gemidos muy cerca de su oído. Ji Yong lo tomó de los cabellos y lo besó, mordiéndole el labio reprimiendo los gruñidos de placer.   A Seung Ri, Ji Yong le supo a cerveza, y a menta, él chico tenía también sabor a algo más pero no fue capaz de identificarlo. Pero sobre todo para él, Ji Yong sabía a gloria.

 

La cerveza y el tequila, y tu boca con la mía.

 

—Ya no puedo más—susurró contra la oreja repleta de pendientes, y lo llenó, de su sustancia liquida y espesa. El otro se contrajo, apretándole el cuello y aferrándose a él como si pudiera caer en cualquier momento. Sus respiraciones normalizándose y sus miradas conectándose.

 

Ji Yong se desprendió de él y comenzó a vestirse, lo miró y comenzó a reírse, Seung no supo porque, no le preguntó y él también se rio mientras lo imitaba al vestirse.

 

Cuando salieron la música nuevamente le llenó los oídos, ya no era la misma canción de antes, ahora sonaba una versión remix de Mamma mia1, Ji Yong lo dirigió a una mesa y segundos después puso dos tarros llenos de cerveza en ella, los dueños estaban demasiado ocupados como para darse cuenta de que sus bebidas habían desaparecido

 

— ¿Y qué te trae por acá, Lee Seung Hyun? —se le sentó en las piernas y le pasó el brazo derecho tras el cuello, a pesar de la silla vacía a su lado.

 

—Vine a divertirme con unos amigos, ya sabes, lo normal—Ji Yong bebió toda la cerveza rápidamente y miró la de Lee, que estaba intacta. Sonrió.

 

—Pues es que cualquiera en este lugar puede notar que tú no eres de por aquí—lo miró de pies a cabeza y le estiró el cuello de la camisa— tus ropas te delatan.

 

— ¿Mi ropa?

 

—En realidad eres tú, tienes esa faceta que grita a kilómetros “Mírenme, soy un chaebol2” —se levantó repentinamente y se alejó de él. Seung lo vio llegar hasta otra mesa, donde se agachó y esnifó el polvo blanquecino que había en ella, lo vio hablar con otro tipo y también vio como el otro le tomaba la cabeza y lo besaba. Ji Yong le sonrió al tipo y regresó hasta donde él.

 

— ¿Qué es lo q…?—El de cabello rojizo lo besó, le jaló el cabello y lo obligó a seguirlo besando hasta que le faltara el aire y él tragara la pastilla que el otro se había encargado de empujarle hasta la garganta. Luego lo soltó y lo dirigió hasta la pista de baile.

 

Calor, fue lo primero que sintió, después sintió como si miles de hormigas le recorrieran todo el cuerpo, luego llegó la confusión, se sintió aturdido y todo a su alrededor parecía flotar y tener formas amorfas, después lo golpeó la adrenalina.

 

Moverse como un loco desenfrenado mientras se agasajaba con el chico que acababa de conocer y que lo acababa de drogar fue el consuelo que encontró para todas las nuevas sensaciones que estaba experimentando su cuerpo.

 

Él no lo sintió pero pasaron más de 3 horas bailando sin parar, y para cuando reaccionó ya se encontraba caminando por un sitio desconocido y obscuro, con las calles plagadas en basura y en parejas que no tenían la suficiente decencia como para irse a un motel.

 

Totalmente desconcertante…y asqueroso.

 

Sacudió la cabeza para aclarar su aturdidamente, tenía una cefalea horrible y sentía como si un millón de martillos estuvieran piqueteándole la cabeza.

 

Alguien lo tenía tomado de la mano y era él que lo estaba guiando por los suburbios, pasaron sobre un puente y ahí, con el aire azotándole en la cara lo recordó. El chico del pub, el sexo, la droga.

 

Ah, era aquel chico el que lo estaba llevando.

 

Kwon Ji Yong

 

Se detuvieron en algún lugar, vio al chico abrir alguna puerta y después desapareció en la oscuridad de esta, escuchó su nombre desde dentro y decidió entrar. Fue un grave error no haber observado bien antes.

 

Cuando intentó poner un pie dentro del lugar no sintió nada, y por la impresión terminó resbalando y cayendo. La luz se encendió, vio a Ji Yong retorcerse de la risa en el suelo.

 

Miró a su alrededor, era un lugar sumamente pequeño, quizá 3x3 a lo mucho, sólo había un colchón, que era donde él había caído, una pequeña mesa con lo que parecía una hornilla arriba, una caja al lado de esta y unas bolsas en el rincón, había un espacio más, pero estaba oscuro y no supo descifrar que sería. Cuando terminó de observar aquel lugar, fijo su vista en Ji Yong, que se encontraba ahora de espalda a él, jugueteando algo entre sus manos.

 

— ¿Qué haces? —Se acercó, sólo alcanzando a ver sobre el hombro— ¡Oye dame eso! —Ji Yong lo miró reacio y le aventó el celular al colchón, se levantó y se dirigió al lugar que Seung no supo identificar mientras se quitaba su polera y se deshacía del pantalón. Su cuerpo estaba lleno de tatuajes, en la espalda había una frase, To fast to live to young to die, en la pierna tenía una cruz, cuando se volteó pudo apreciar mejor los tatuajes al frente, en sus brazos, repartido estaba Dolce vita y Moderatto, bajo el ultimo había un corazón corriendo, en su torso se leía Forever young y Never Mind, del lado del corazón y casi en la clavícula había una esfera del dragón, en su cuello había una especie de números romanos o tal vez fuera alguna clave, Seung Hyun no lo sabía, y no se sentía tan atrevido a preguntar.

 

—Vivo en una pocilga, sí, pero eso no me convierte en un ladrón—y se volteó nuevamente, agachándose y quitándose el bóxer, sin pudor alguno se dirigió a ese espacio, era una especie de baño, por el cual sólo salía agua de lo que parecía un tubo, pero a Ji Yong parecía bastarle.

 

Lo observó todo el tiempo, grabando cada detalle en su mente, nunca lo diría en voz alta y ni siquiera lo repetiría en su mente pero en ese momento algo tan simple como tomar una ducha le pareció algo hermoso.

 

Ji Yong terminó, al salir se dirigió a las bolsas mojando el piso a su alrededor con las gotas que resbalaban por todo su cuerpo, Seung lo vio sacar un bóxer y ponérselo, siguió buscando entre las bolsas, pero hubo un momento en que se quedó quieto, giró la cabeza hacia él y sonrió.

 

Después caminó hasta él, se sentó en sus piernas y le pasó los brazos alrededor del cuello.

 

—Quédate por hoy.

 

Y ante tal oferta, ¿Quién era él para negarse?

 

 

Despertó por la molesta sensación, había algo enterrándose en sus costillas, abrió los ojos y pudo observar lo que le ocasionaba tal molestia. Ji Yong, el chico con el que había pasado la noche lo estaba pateando ¿Por qué? Ni el mismo entendía, y no lo hizo hasta que terminó por despertar y escucho el agudo sonido que salía de su celular.

 

— ¡Apaga esa cosa Seung Hyun! —y otra vez obtuvo los pies del chico enterrados entre sus costillas, se sentó en el colchón y contestó.    

 

¡Seung Hyun donde mierda te has metido! ¡Nos tienes con el Jesús en la boca, ya hay carteles con tu foto pegados por todo Seúl! ¡Imagínate el pánico que me dio cuando tu madre llamó para preguntar por ti, no sabía que decirle! ¡¿Dónde estás?! — ¡Ah! Young Bae en verdad era un dramático.

 

—Calma Bae, que no me ha pasado nada, y al menos que algún extraterrestre me haya raptado mientras yo dormía y me haya robado algún órgano para experimentos, por lo que alcanzo a ver estoy enterito—Bae suspiró al otro lado de la línea.

 

Ok, está bien, ahora dime donde estas y así puedo mandar alguien por ti, pero eso si te digo, cuando llegues mejor escóndete de tu padre, va a reprenderte por haber faltado al trabajo.

 

—Ah, ¿estoy llegando tarde de nuevo?

 

¿Tarde? ¡Seung Ri has estado perdido durante todo el día! ¿Con quién has estado que te tiene tan perdido?

 

—Espera, ¿Qué hora es?

 

¡Las nueve de la noche!

 

— ¡¿Qué?! ¡Por dios, cuanto he dormido!, voy a colgar—se levantó del colchón y comenzó a buscar su ropa esparcida en el piso—. Ji Yong—lo movió tan sólo un poco, el otro se encogió en el colchón y acunó su cabeza entre sus manos—. Ji Yong, tengo que irme—esta vez el pelirrojo ni se inmutó.

 

—Que te vaya bien—le dijo, sin abrir los ojos ni moverse, tenía la voz ronca. Seung Hyun terminó de vestirse y fue hasta ese momento en que Ji Yong se sentó en el colchón, lo miró con ojos somnolientos y después le sonrió, mostrándole toda la dentadura mientras sus ojos se cerraban por completo. Después se levantó, volvió a desvestirse, bañarse y volverse a vestir frente a su atenta mirada.

 

Seung Hyun miró la puerta, se fijó en lo alto que estaba, y también vio la cuerda.

 

¿Enserio iba a tener que salir por ahí?

 

Continuó divagando en su mente sobre cómo le haría para salir de ese lugar, divagó tanto que ni siquiera se percató de cuando el otro ingería pastillas como si su vida dependiera de ello; sólo reaccionó cuando lo tuvo frente a él.

 

Demoraron la siguiente media hora en intentos fallidos de Seung Hyun por salir de ese lugar, al lograrlo celebró como si se tratara de un campeonato y él se llevara la medalla de oro. Lo que obtuvo no fueron aplausos ni ovaciones, si no las carcajadas burlonas de Ji Yong.

 

Caminaron en la penumbra, Seung Hyun podía sentir sus manos temblar dentro de los bolsillos de sus pantalones, o hacia demasiado frio en pleno verano o el caminar en un lugar como ese, de noche y sin alguna luz que los alumbrara le estaba incomodando.

 

Tal vez, muy dentro de él se estaba muriendo de miedo.

 

El chico frente a él, vestido tan solo con una pantalón adherido al cuerpo y una camisa de tirantes, caminaba seguro de sí mismo, y sin que sus manos temblaran bajo los bolsillos.

 

— ¿Siempre has vivido aquí? —se le salió sin querer, no es como si le interesara de repente la vida de ese chico que planeaba nunca volver a ver. El pelirrojo se detuvo un momento y después retomó el paso, pero esta vez a su lado. Seung Hyun miró dudoso la manzana que este mordía pero no preguntó.

 

—No.

 

Su respuesta fue clara y concisa, él no quería hablar del tema y Lee no insistiría más. Estuvieron en silencio hasta que llegaron hasta el mismo puente que habían cruzado la noche anterior, que era exactamente la división del basurero con la ciudad. Se detuvieron justo a la mitad.

 

—Quiero pensar que a partir de aquí eres capaz de volver solito, si no, arréglatelas—se dio media vuelta y comenzó a caminar, poco antes de salir del puente agitó la mano sin voltear—Sigue tu camino, Lee Seung Hyun—después siguió caminando, con las manos metidas en los bolsillos, Seung pensó que posiblemente también le temblaban.

 

 

 

Dong Young Bae era el asistente de Lee Chae Rin, la jefa de recursos financieros, le gustaba ella y no era un secreto la cantidad de veces que había intentado invitarla a salir, el almuerzo, un helado, un café, el cine, la orquesta, una cena y muchas más, todas rechazadas.

 

Estaba harto que de siempre que intentaba de nuevo ella respondía dándole más trabajo, para mantenerlo ocupado y no tras ella. Ese lunes tampoco fue la excepción, ella le encargó toda una pila de tareas y ni siquiera lo miró, estaba tan anonadada mirando a Choi repartir la correspondencia del día.

 

¡Ah! Su amigo siempre tan holgazán repartiendo sobres atrasados, entonces se preguntó hasta cuando sus padres dejarían de castigarlos de esa manera.

 

Choi Lee Dong, mejor conocida como CLD, la empresa de cosméticos famosa a nivel mundial, liderada por los tres empresarios más poderosos en toda Corea. ¿Por qué entonces sus hijos tenían que estar trabajando de asistentes y mensajero?

 

¡Ah!, ya se acordaba, y es que ellos vivieron sus vidas tan deliberadamente, estudiando lo que sus padres querían, para graduarse y obtener grandes puestos, pasando cada fin de semana haciendo las mejores fiestas de toda la universidad, teniendo las conquistas que quisieran y gastando el dinero que aún no ganaban en tonterías.

 

Hasta que fueron castigados por sus padres, nadie los conocía en la empresa, porque ellos nunca se molestaron en ir y tomar los cursos para poder tomar el mando, así que ni siquiera podrían aprovecharse de ello, por eso era que ahí estaba él ahora, obedeciendo a la gruñona pero sexy de su jefa, Seung Hyun entregando sus cartas y Seung Ri igual que él obedeciendo a todo lo que le dijera su jefe.

 

 

 

Ese día Choi Seung Hyun llegó al trabajo cuando el reloj marcaba las doce horas del mediodía, comenzó entregando la correspondencia que debía ser entregada a las ocho de la mañana, pasó por las oficinas de sus dos amigos y los saludó como solía hacerlo todos los días, les entregó algunos sobres y se despidió para seguir con su trabajo.

 

Justo quince minutos antes de que dieran las tres de la tarde se dirigió a la cafetería del lugar, compró dos vasos de café, un americano con dos de azúcar y el otro cargado sin una pizca del endulzante, se hizo de un par de sándwiches y algunos otros bocadillos coqueteando con la encargada y después se dirigió a ese otro lugar.

 

Al verlo entrar las modelos no pudieron ocultar su entusiasmo, Seung Hyun era muy bien conocido en la compañía, por dos cosas: una de ellas es que era un holgazán irresponsable, y la otra es que era un amante de las mujeres.

 

Dejó los cafés y bocadillos en una de las mesas del lugar y lo observó.

 

Justo estaba dándole indicaciones a Sandara, sobre como posar para la cámara, como sonreír y otros gestos que a él le parecían correctos para las fotografías. Sandara asentía aturdida a sus palabras. Luego llegó Jennifer Park, la directora de ese apartamento.

 

— ¡Min Ji! —llamó, todos en la sala guardaron silencio.

 

— ¿Si, directora? —Jennifer la miró con desprecio y se acercó a Dara.

 

— ¿Qué es esto? —la duda surgió en el rostro de la maquillista.

 

—No entiendo a qué se refiere…

 

— ¿No entiendes?, Min Ji, estamos en verano, queremos colores encendidos que vallan con el verano, ¡Arregla esto niña, por dios! —Min Ji asintió con la cabeza baja y corrió a desmaquillar a la modelo. Daesung se alejó y aprovechó el tiempo libre para limpiar y ajustar las lentes de su cámara. Choi se acercó hasta él y dejó los recipientes de café frente a él. Daesung suspiró con fuerza, y fastidio.

 

—Vamos Daesung, pones esa cara siempre que me ves, ¿no puedes al menos intentar ser amable? —Daesung volvió a suspirar, pero esta vez lo miró.

 

—Soy amable Choi, con personas de mi agrado, ahora ve a seguir entregando correo y déjame en paz—recogió las lentes y estaba dispuesto a irse pero Seung Hyun lo detuvo.

 

—Al menos come conmigo una vez—señaló los bocadillos y Daesung le sonrió con sorna.

 

—Choi, entiende, no me interesan las personas como tú—la sonrisa de Seung se descompuso en una mueca de decepción.

 

Así que después de todo, Daesung también era un interesado.

 

— ¿Personas como yo? ¿Por qué soy un simple mensajero? —Daesung tuvo que contenerse de no reírse en su cara. Volvió a suspirar.

 

—Seung Hyun, todos aquí te conocen, ¿crees que me importan cosas como tu trabajo?, ese no es el problema, la cosa aquí es que al igual que los demás yo también lo he visto; tu desinterés en el trabajo, la irresponsabilidad y si vienes aquí es sólo para ver qué modelo te llevaras más tarde a la cama. Sólo te aprovechas de tu físico, no tomas nada enserio, nada te importa—hizo una pausa y se sobó las sien—. Tengo 25 años Seung Hyun, no estoy para estar jugando con alguien tan inmaduro como tú, tengo un trabajo que mantener y no puedo darme el lujo de irme de fiesta cada noche, busco estabilidad en mi vida y claramente tú—lo miró de los pies a la cabeza—no puedes dármela, así que aléjate de mí y búscate otro que quiera seguirte el juego—tomó uno de los recipientes y lo alzó entre ellos—te acepto el café sólo por hoy, pero deja de buscarme—Daesung lo vio una última vez y después se alejó, lo vio acomodar sus lentes una vez más y de ahí sumergirse en su mundo.

 

Ese mundo al que Seung Hyun anhelaba entrar, donde Daesung parecía danzar con la cámara entre sus manos, mientras regalaba sonrisas cuando la fotografía salía perfecta, donde entre ratos tomaba sorbos del café que él le había llevado, sonriendo sin razón al sentir lo dulce resbalar por su garganta, gracias a las dos cucharaditas de azúcar que Seung Hyun sabía que amaba.

 

—Amigo, tengo que confesarte, que desde Jessica hasta Baekhyun, éste—hizo énfasis—es el mejor argumento de rechazo que te han dicho—Taeyang le abrazó por los hombros y lo miró a la cara—Te ha jodido ¿no?, ahora sabes que se siente—le dio unas palmadas en la espalda y después él también se fue.

 

Daesung lo miró de lejos, Choi le sonrió, levantó la mano en despedida y se fue.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Mamma mia1. Hace referencia a la canción del grupo Kara, 2014.

Chaebol2. La palabra Chaebol hace referencia a los grandes conglomerados empresariales que se caracterizan por un gran crecimiento y por poseer una gran tecnología. La palabra significa "negocio en familia" y en español viene a ser como un monopolio. Además actúan de forma vertical, es decir que todo lo hacen ellas mismas sin depender de otras empresas auxiliares, y de forma centralizada, sin diversificar el poder de las decisiones. Por lo tanto un chico Chaebol, viene siendo el dueño de alguna de estas empresas o el heredero.


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