5 minutos y medio
Impaciente, mira su reloj por tercera vez en lo que llevaba en su pequeño transcurso en tren matutino, como de costumbre sentado junto a la ventana, como de costumbre con su maleta en las piernas, también como era normal, unos momentos después el tres se detuvo en la estación siguiente, levanto su mirada al escuchar el bullicio de la gente abordar, hasta que no mucho más allá en un lugar acostumbrado pudo distinguir unos ojos cálidos que se cruzaron solo por segundos, quizás accidentales con los suyos antes de tomar asiento frente a él, la cálida mirada bajo lentamente hasta un libro que reposaba suavemente en el regazo de su dueño moviéndose armónicamente entre las palabras de las hojas escritas.
Todo era como se acostumbraba, desde cuando había comenzado a notar aquellos ojos, desde cuando su mirada se dirigía sin remedio alguno hacia ese mismo lugar?, no lo sabía, pero sabía que el tiempo acostumbrado lo aprovecharía en ese lugar, antes de tener que descender en la siguiente parada.
Un minuto, exactamente eso llevaba mirando enternecidamente a la persona frente a él sin que este otro al parecer lo notara, moría por hacer preguntas, pero, qué tan extraño es que alguien se levante de un tren lleno a hablarle a un completo extraño?, que tan raro seria que esa persona solo tenga la excusa de que simplemente te veía en el tren cada día, como a muchas otras personas?.
Dos minutos, eso llevaba perdido en sus pensamientos luego de mirar frente a él, siempre entraba en un estado de seminconsciencia, comenzaba a evaluar todos aquellos pros y contras de una situación que para el por ahora permanecería en el misterio total, que pasaría si hablara con esa persona?, porque sabía bien que no conocía siquiera su nombre.
Tres minutos, el tren comienza a vaciarse escuchándose pasos aquí y allá, levanta su mirada de nuevo viendo entre las personas que pasan, otra vez frente a él, la persona a quien veía apenas se inmutaba sin dejar de recorrer con sus ojos las hojas del libro, sabía bien que este permanecería ahí por un momento más.
Cuatro minutos, el altavoz se enciende por tercera vez, la parada esta próxima, el tiempo en el tren se agota y un día más sin saber la respuesta a su pregunta se iría de sus manos, el joven frente a el levanta la mirada ante el ruido de la voz del conductor, en cuanto este se apaga la baja nuevamente como si aquello jamás hubiese pasado. ¿Desde hace cuánto había soñado que esos ojos lo miraran con el mismo interés que veían aquel libro? ¿Qué le sucedía?,¿fantaseando con alguien con quien ni siquiera había cruzado palabra?
Cinco minutos, el tren se detiene es hora de bajar, sus piernas lo ayudan a esto casi de manera inconsciente tomando descuidadamente su bolso caminando a la puerta bajando de ahí, como de costumbre solo se dirigiría a su casa en espera del otro día.
-oye, dejaste esto en el tren- eso no era lo acostumbrado, sorprendido se giró sin poder evitar su sorpresa, justo frente a el extendiendo de manera despreocupada un blog estaba la persona a la que no se había atrevido a hablarle.
-…oh… muchas gracias... – susurro solo eso sin dejar de mirar aquellos ojos violetas frente a él que lo miraban expectantes, el tren había partido. –lo lamento perdiste el tren por mi descuido- se disculpó podo después pero el joven frente a él no pareció preocuparse y solo curvo una sonrisa.
-no lo perdí, siempre me bajo aquí, como tú, mi casa esta tres antes de la tuya, pon más atención la próxima vez- sonrió diciendo esto último antes de comenzar a caminar sin preocupación por la calle dejando al otro joven confundido consigo mismo, como es que no había notado eso antes?.
-que… descuidado he sido.. – susurro suavemente metiendo el blog en su lugar caminando sin haber podido alargar por al menos un par de segundos aquel encuentro.
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Por fin lo había hecho, por un azar del destino fue empujado a hablarle a ese chico que aunque menor que el, aunque no sabía nada más allá de que era un estudiante, había robado su atención, aquel chico que no paraba de mirarlo en su trayecto en tren. Por un poco más de tiempo en esta ocasión había podido enfocarse en sus ojos rubís que lo intrigaban tanto.
-no pregunte su nombre, y me he tardado un poco más que de costumbre, que descuidado de mi parte.- susurro al abrir la puerta de su casa mirando al otro chico caminar a lo lejos, solo quedaba esperar al siguiente día para volver a ver a aquel chico.
Aguardar por otro encuentro
De no más de 5 minutos y medio.