Me levantó rápidamente al oír el sonar del despertador, prácticamente cayéndome de la cama pero consigo evitarlo sentándome a tiempo antes de levantarme, coger mi ropa e ir al baño a arreglarme y cambiarme.
Por cierto, soy Rosalía Márquez.
Profesora de 31 años, de biología de cuarto de eso y de primero de bachillerato en un instituto público más de Nueva York y si no me doy prisa no llegare a tiempo a trabajar pues vivo en Brooklyn y trabajo en Time Square.
Bien, ya estoy lista. No tardó en coger el coche y llegar al trabajo donde saludo a mis compañeros antes de entrar en el salón de actos. Como cada año desde que se creó este instituto el director Kenny hace una presentación para los alumnos animándolos a estudiar y participar más en el instituto. Como cada año, ni los profesores le escuchamos pero igualmente aplaudimos cuando el pobre hombre acaba de hablar.
Seguidamente cada profesor, incluyéndome por supuesto, se presenta por si ahí, y siempre los ahí, nuevos alumnos o nuevas alumnas este año en alguno de los cursos. Tras ello se dividen las clases quedando como cada año y tanto alumnos y alumnas como tutores y tutoras se van a sus respectivas aulas mientras el resto de profesores y profesoras ,que somos bien pocos, empezamos a preparar los distintos clubs que habrá este nuevo año y a organizar cada uno sus horarios antes de que nos toque clase con nuestros alumnos y alumnas asignados .Esto,para mi, tarda casi toda la mañana cuando a última hora me toca con mi nueva clase de primero de bachillerato.
Tras colocar las cosas en su sitio me dirijo la tercera y último piso del edificio donde solo se encuentran las aulas de bachilleratos, tanto primeros como segundos, y dos baños para chicos y chicas respectivamente. Tras llegar me dirijo al final del pasillo derecho donde esta el aula de primero de bachillerato.Espero pancientemente a que mi compañero, el profesor Stern, acabe de hablar con los alumnos y alumnas y le saludo cuando sale del aula antes de entrar yo y dejar mis cosas en una parte de la mesa apoyándome en esta tras ello.
-Hola chicos y chicas. Seguro la mayoría ya me conocéis de daros clase el año pasado…-digo reconociendo de vista a varios y a varias de mis antiguos alumnos/as de bilogía de cuarto de eso.-…pero me presentare para nuestros nuevos compañeros.-continuo viendo al ver también, algunas caras nuevas.-Mi nombre es Rosalía Márquez y este año seré, para los que elegisteis biología, vuestra profesora de esa asignatura.-me presente formalmente y amablemente antes de añadir.-Ahora…por qué nos presentáis vosotros, si nos es mucha molestia.-acabé añadiendo antes de que empezaran a hacer eso justamente.
Tras unos quince minutos más o menos ya se habían presentados cinco personas nuevas, dos chicas de dieciséis años, un chicos de diecisiete que debe haber repetido y dos chicos de dieciséis.
Pero cuando se fue a presentar la sexta persona, otra chica, no pude evitar pensar irracionalmente, por un segundo, lo hermosa que era.
Debe medir poco menos que yo, un metro sesenta ocho o por ahí, tiene la piel pálida como alabastro puro que hacen una combinación perfecta con sus ojos marrones y su pelo, ondulado y recogido en una coleta alta, de color totalmente azul. Seguramente teñido.
Es hermosa.
Oh, lo olvide?
Soy lesbiana.
-Hola.-escuche su voz seria pero amable que me despertó de mi ensoñación , irónicamente, de ella.-Me llamo Mariel Cerner aunque me llaman Mar o Rie.Tengo dieciséis años y quiero ser médico forense.-acabó de presentarse antes de dejar que el siguiente hablara cosa que me obligo a dejar de mirarla y prestar atención.
Aunque no pude dejar de quedarme sorprendida.
En los ocho años que llevó siendo profesora aquí es la primera vez que alguno o alguna de mis alumnos/as dije que quiere ser médico forense.He tenido alumnos/as que querían ser médicos pero alguno o alguna que quisera ser policía, medico forense o algo así de la misma temática….no.Hasta ahora no.
Cuando acaba la hora recojo mis cosas y salgó del instituto. En la salida, antes de entrar en mi coche, mi mirada se centra en la joven de ojos marrones que es mi nueva alumna, que estaba entrando en un ….¡¡¡¿Ferrari?!!! Perdón fue el momento. Es increíble que aún me extrañe cuando trabajo en un instituto público pero para ricos. Como iba diciendo nuestras miradas se encontraron mientras ella entraba en ese Ferrari rojo conducido por un hombre que parecía veinte años mayor que ella y que, por el parecido físico, me di cuenta debía de ser su padre.
La hermosa chica debió darse cuenta de que mire a su padre porque de repente su rostro, que parecía estar siempre serio, se torció en una mueca que parecía de irritación antes de apartar su mirada de mí y abrocharse el cinturón antes de irse con su padre.
Aunque me extraño lo deje pasar por una respuesta típica de adolescente rica y mimada antes de entrar por fin en mi coche y volver a Brooklyn , he quedado para comer con mi novia a las tres al fin y al cabo.