Para Luffy todos los días eran buenos. Le gustaba levantarse con una sonrisa para asegurarse que el día comenzara bien y se preparaba el desayuno lo mejor que podía tomando en cuenta que no sabía cocinar, vivía solo y tenía que sobrevivir, su padre y su abuelo le mandaban dinero, su hermano iba a visitarlo de vez en cuando y, aunque su vida no era la mejor de todas, para él era suficiente. Para él saber que tenía a su familia y amigos a su lado era suficiente para hacer de su día, un día especial.
Y luego Ace murió.
Luffy no fue a reconocer el cuerpo de Ace cuando le dijeron que había sido encontrado a mitad de la carretera después de haber sido levantado por una camioneta negra, ser parte de los oficiales a cargo de la seguridad de uno de los hombres más importantes en el mundo de la política era más peligroso de lo que muchos querían creer.
Después de aquella noticia Luffy no fue a la escuela durante una semana, no hizo caso a las llamadas a su hogar, ni a los toques a su puerta, su padre fue incluso a verlo y él se negó a su visita, Luffy sabía lo que iría a decirle y no estaba preparado para escucharlo, para él, Ace seguía vivo.
La siguiente semana empezó, sabía que no podía evitar sus responsabilidades escolares por mucho tiempo y, queriendo ocupar su mente en otras cosas, decidió solo llegar, hacer lo que tenía que hacer e irse a encerrar a su hogar. Luffy evitaba a sus amigos y a sus profesores, él solo quería vivir encerrado en la idea de que su hermano no podía estar muerto, de que Ace definitivamente NO estaba muerto.
Un día simplemente no pudo más y Luffy se quedó hasta tarde en la escuela, mirando el anuario de los años anteriores, mirando a su hermano, quien en su momento fue el capitán de futbol al igual que uno de los estudiantes más inteligentes de su generación. Fue entonces que Luffy comprendió que ahora esa sería la única manera de ver a su hermano de nuevo, en fotos, videos y en sus recuerdos.
Luffy salió de la biblioteca y al bajar las escaleras se quedó a medio camino, las lágrimas salieron antes de poder proponérselo y de la nada se vio en el suelo contra la pared, abrazando sus piernas, dándose cuenta por fin que aquella persona que iba a su departamento y pasaba el fin de semana con él ya no iría jamás, dándose cuenta que Ace, su hermano, ya no estaba y no estaría a su lado nunca más.
-Eres un tonto -Luffy sintió el peso de algo siendo presionado contra su cabeza, sus ojos se abrieron para encontrarse con los de alguien sumamente especial para él. Zoro era su pareja, la única persona fuera de sus cabales como para aceptar tener una relación con él, alguien que estaba a su lado en las buenas y en las malas, alguien que había estado evitando durante todo ese tiempo -¿Sabes lo preocupado qué estuve por ti durante estos días, pedazo de idiota? -Su ceño fruncido y su tono enojado no servían de nada cuando aquello que era presionado contra su cabeza se ponía frente a sus ojos. Zoro estaba ofreciéndole un jugo de naranja, su favorito.
Luffy lo tomó con cuidado, intentando no quebrarse más por el interés de su novio en él. Zoro era increíble, era su mejor amigo y la única persona capaz de soportarlo muchas horas seguidas. Era su príncipe azul... claro, sin la actitud soñadora, el castillo y la cara de niño bonito. Zoro era más parecido a un pirata con su cabello verde y su mirada asesina, por supuesto era todo un encanto, era cariñoso y atento y, por mucho que la gente pensara que Zoro era el peor novio... no, simplemente, para él era una persona perfecta.
-Deja de llorar -Zoro levantó su rostro y limpió sus mejillas tierna y agresivamente, esa era la manera encantadora que tenía Zoro para hacer las cosas.
-¿Y cómo quieres que deje de llorar? Ace... yo... Nunca volveré a verlo, él se fue y... -Luffy rompió en llanto de nuevo, quiso bajar la mirada pero Zoro agarró sus mejillas con fuerza y lo hizo mirar sus ojos amenazadores.
-Ace está muerto, así de simple, esa es la verdad, está muerto y tienes que aceptarlo de una buena vez, se fue, ahora repite conmigo y sin llorar... ACE MURIÓ -Luffy lo dijo entre balbuceos, ahogándose con su llanto, Zoro lo interrumpió de nuevo - ¡DI-LO! ¡A-CE MU-RI-Ó! -
-¡ACE MURIÓ! ¡SE FUE, YA NO ESTA! ¡MURIÓ! -Luffy gritó y lloró por su hermano durante los próximos minutos, Zoro no intentó consolarlo, no lo abrazó, simplemente lo miró en silencio y, cuando por fin vio un atisbo de calma, sonrió.
-Ahora que lo has aceptado, deja de ser un tonto y en serio, deja de llorar... nunca me ha gustado verte así -Zoro limpió las mejillas de Luffy con mayor delicadeza, sabía que su niño no dejaría de sorberse la nariz o de temblar -Ace murió Luffy, pero no va a dejarte, tienes que vivir con los recuerdos que tienes con él, los felices, esos momentos que tanto te hacían sonreír oorque no voy a permitir que sigas viviendo en una mentira -Zoro acarició las mejillas de Luffy, intentando calmar el temblor de su cuerpo -Ace está muerto pero eso no quiere decir que tendrás que olvidarte de él, la gente no desaparece mientras sigas recordándola con amor, no creo que Ace hubiese querido que estuvieras así por su muerte, él hubiera querido que siguieras siendo el mismo de siempre, que dejaras de estar deprimido por algo que iba a suceder tarde o temprano, porque si Luffy, la gente muere todos los días y no puedes derribarte cada vez que alguien cercano a ti muera, porque esto volverá a pasar, mañana puede ser tu abuelo, tu padre o incluso yo, y te aseguro mi pequeño pirata, que lo último que yo deseo es que te pases la vida entera llorando por mí, así que para de hacerlo por Ace, porque él te diría lo mismo que yo; tú nunca lo vas a olvidar Luffy, eso es suficiente para él, es lo único que necesita para descansar en paz, que vivas feliz con el recuerdo de los dos juntos -Para cuando Zoro dejó de hablar, Luffy logró calmarse por completo.
Quien dijera que Zoro no era el novio perfecto se equivocaba, ese bastardo que tenía frente a él era sin duda el mejor novio del jodido universo.
-Te amo- Luffy abrazó a Zoro y este correspondió el abrazo sin dudarlo, la verdad es que no era muy bueno consolando a la gente, llegaba a ser algo brusco cuando lo intentaba, pero cuando era Luffy a quien tenía que alegrar, bueno... Hacía su mejor intento. Se alegraba que cada vez que lo intentaba, las cosas siempre acabaran bien.
-Y yo a ti, Luffy - Zoro dejó un beso en la frente de Luffy y después dejó otro en los labios del menor, la puesta de sol había sido minutos atrás, la oscuridad los envolvía y el silencio abrumador de la escuela los relajaba, Zoro cargó un poco con el peso de Luffy hasta dejarlo recostado en el suelo, se acomodó entre las piernas del menor, entrelazó sus manos y las puso a cada lado de la cabeza azabache y sonrió una vez más.
Tal vez la escuela no era el mejor escenario pero para los dos era lo suficientemente romántico, Luffy miró los ojos de Zoro y, la sonrisa que se había perdido durante días, volvió, tal vez más pequeña y menos entusiasta, pero volvió y eso era lo único que importaba.
Para Luffy todos los días volvieron a ser buenos y, aunque su vida no era la mejor de todas, para él era suficiente, para el saber que tenía a su familia y amigos a su lado era suficiente, para él, tener a Ace viviendo en sus recuerdos era más que suficiente, pero sobre todo, lo que hacía de todos los días, "un día especial", era ese sujeto de cabello verde y mirada asesina.
Sin duda Zoro era lo único en el mundo que hacía de su vida entera, una vida única.
Fin