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Lo Legal por Aiko_Huang

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Notas del fanfic:

No olviden comentar si les gusto!! :)

Notas del capitulo:

No olviden comentar si es que les gusto.

Sentado en un viejo sofá, veía pasar el día, día tras el cristal enmarcado de la habitación que una vez llamo sala. Sintiendo nada más haya que el sofocante vacío que lo consumía cada vez un poco más.

 

 

 

 

 

Una hoja blanca manchada con tinta de impresión negra descansaba sobre una mesa de madera pulida. En ella se encontraba escrito el contrato que dos personas tenían que firmar para hacer legal su amor el uno por el otro.

 

El primero en firmar fue “El amor de su vida” aquel chico chino con apariencia de panda que había conocido hace unos siete años atrás. Aquél que le prometió amor eterno el día en que le propuso matrimonio.

Sus manos temblaban por los nervios y la felicidad, a duras penas tomo el bolígrafo de tinta azul y rayo sobre la hoja su firma:

Oh Se Hun.

Viendo al lado de su nombre el de su ahora legal esposo.

Huang Zi Tao.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La lluvia repiqueteaba sobre el material transparente, callando cualquier sonido emitido por sus labios mientras cristalinas gotas saladas bajaban bañándole las mejillas sonrojadas para después perderse entre los finos hilos dorados que cubrían inútilmente su cuerpo del frío.

 

 

 

 

 

 

 

Dos años exactamente habían pasado desde que habían firmado aquélla hoja de papel.

 

Esa noche SeHun deseaba darle una grata sorpresa a su amado esposo, esperaba pacientemente a que pasarán los 15 minutos que decía la caja rosa, que compro en la farmacia, que tenía que esperar.

 

Entro al baño con gran emoción, salió después de un rato y decidió esperar un poco más. 20 minutos pasaron, luego dos horas, seis horas más y finalmente dieron las ocho de la noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un grito de dolor abandono sus resecos labios, destrozándole en el proceso la garganta, al tocarse el rostro y sentirlo nuevamente empapado. Las abundantes lágrimas bajaban en cascada nublando completamente su visión. Las maltratadas uñas de sus finas manos se enterraban en la piel de sus antebrazos en un vano intento de liberar toda la frustración que sentía.

 

 

 

 

 

 

 

 

- No te preocupes... - le había dicho su esposo al llegar y verlo hecho un mar de lágrimas - Ya pasara amor... no llores. Te amo.

 

 

 

Seis meses más habían pasado. Las citas con ginecólogos y visitas a centros de salud y cuidado prenatal eran constantes. SeHun se sentía frustrado y lloraba el hecho de no poder darle el hijo que tanto desea su adorado Tao. “No te preocupes, ya pasara” siempre decía lo mismo. “Ya pasara” y el intentaba con todas su fuerzas creérselo.

 

 

(....)

 

Un día de tantos, revisando unas viejas cajas en el ático, encontró un viejo álbum de fotos. Con nostalgia recordó todos aquellos momentos en los que sufrió la discriminación de sus conocidos y el rechazo de sus padres.

 

- ¡¡Ningún hijo mío puede ser un doncel!! - había gritado su padre - ¡Largo de mi casa! Vete tú, y ese noviecito tuyo.

 

- Llévatelo. - le había ordenado a Tao.

 

Esa fue la última vez que vio a su padre. Tao se volvió su todo, Tao era su única familia, y él le amaba. Amaba a Tao tanto o más de lo que Tao le amaba a él.

 

Renovado, bajo al primer piso cuando escucho la puerta abrirse. Se abalanzó sobre su esposo y lo beso apasionadamente siendo correspondido de inmediato.

 

Un aroma extraño le cosquilleo en la nariz y percibió un sabor diferente en los labios del que era su verdadero amor.

Y entonces tembló... el miedo invadió su cuerpo de principio a fin y supo que el “ya pasara” no iba dedicado a él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se levantó lentamente del sofá, golpeando una y otra vez su abdomen abultado, seguramente por los anteriores golpes, agregando una o dos hematomas más a la zona.

 

 

 

 

 

 

 

 

Es un chequeo general le había dicho el médico.

Un chequeo general... uno donde decía que tenía un 5% de probabilidades de poder alberga vida en su interior y al ser un doncel era incapaz de procrear vida en otra persona.

 

Un chequeo general había arruinado su relación con sus padres hace cinco años y ahora arruinaría su matrimonio.

 

Un doncel infértil, vaya ironía.

 

 

 

 

 

 

 

La delicada sábana dorada de mil hilos cayó con gracia al suelo, revelando un cuerpo cubierto por unas viejas y gastadas ropas que pretendía esconder la delgadez que rozaba lo insano.

 

 

 

 

 

 

 

 

- Lo legal es que te quedes con la mitad de mis vienes. Mi abogado vendrá mañana a entregarte los papeles que tienes que firmar. - esas habían sido las palabras de su amado Tao antes de salir de la casa que compartían con sus últimas pertenencias dentro en una maleta.

 

Tres años, mañana cumplirían tres años de casados, pensó SeHun.

 

 

El abogado llego al día siguiente y con él, su separación definitiva con el que había sido su todo.

Se había quedado con la casa y una cuenta bancaria que le aseguraba una buena vida.

 

“Vida. ¿Qué vida? Si te la has llevado contigo”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin dejar de llorar cayó arrodillado frente al cristal enmarcado que siseo levemente ante su caída. Sus débiles rodillas crujieron al choque y todos los recuerdos de su amor fracasado lo atormentaron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un mes, había pasado un mes desde su separación, y SeHun pasaba sus días sentado en el sillón frente a la ventana que daba al jardín principal. En el mismo lugar donde antes pasaba las tardes en brazos de su amado envueltos en las sábanas egipcias doradas de mil hilos que Tao le había comparado en su segundo aniversario.

 

- Nuestro sexo es demasiado bueno para sábanas normales - recordaba las palabras que le había dicho ese día con toda claridad, cuando su vida era buena. Cuando tenía una vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un gritó más hizo eco en el lugar. Llevo su mano izquierda hasta su pecho tratando de sopesar el dolor de su roto corazón. Siendo esto inútil elevó su otra mano al mismo lugar, dándose cuenta que aún llevaba puesto su anillo de compromiso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Estas llamando a la casa de los Huang. Por el momento no estamos. Deja un mensaje y cuando podamos te llamar... - las dos voces en la contestadora habían terminado de matarlo - ¡¡Espere... no cuelgue!! ¿Quién es?

 

La misma voz que había escuchado momentos antes preguntó.

 

- Aló. ¿Hay alguien?

 

- ¿Quién habla?

 

- ¿Con quién quiere hablar?

 

- Con... Tao... ¿Podría pasármelo?

 

- ¿Tao? No se encuentra. ¿Quiere qué le diga algo cuando vuelva?

 

- Si... no, eh... quiero hablar con Tao. Dile que contesté.

 

- Le he dicho que no se encuentra.

 

- ¡Yo sé que si esta. Páseme a Tao!

 

- No sé quién es usted, pero deje de tratar a mi esposo con tanta familiaridad. ¡Ya le dije que no está!

 

- ... esposo... ¿Quién eres?

 

- Kim JongIn. Bueno... ahora Huang JongIn. ¡El esposo de Huang ZiTao! ¿Y usted es?

 

- ... no es posible. Tao no está casado...

 

- Si, está casado ¡Conmigo! Desde hace dos meses.

 

- ¡No! ¡¡La pareja de Tao soy yo!! ... yo soy su esposo... yo...

 

- ¡¿Pero qué dice?! Esta loco ¡Deja a mi esposo en paz! Respete a los hombres casados, y además con hijos.

 

- ... ¿Hijos...?

 

- Si, hijos. Estoy esperando un hijo de Tao. Así que ¡¡ALEJATE DE ÉL!!

 

 

Y luego, se escuchó el tono de que había colgado.

Un hijo, su amado Tao al fin tendría lo que tanto quiso y SeHun no le pudo dar.

 

Él había marcado el número que el abogado de su ex esposo le había dejado por si ocurría alguna emergencia. Lo cierto era que SeHun no tenía a nadie, sus padres habían muerto hace un año en un accidente, por lo que él sabía, y jamás fue una persona demasiado sociable como para tener amigos.

Solo tenía a Tao y no lo quería perder. Por eso había llamado ese día, para pedirle perdón si aún lo amaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con rabia se quitó el anillo y lo lanzó hacia aquel trozo de cristal, este cayó en varios pedazos frente a él. Dejando a su vez que el agua entrará en la habitación y mojara las finas sábanas que estaban por debajo de él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- ¿Por qué me haces esto? - lloriqueaba SeHun al teléfono.

 

- Por favor SeHun. Te he dejado de todo para que vivas cómodamente. - la voz de Tao sonaba cansada al parecer de SeHun.

 

- ¡No quiero vivir cómodamente Tao, te quiero a ti!

 

- Sehunie, no puedo hacer eso. Ahora tengo una responsabilidad con JongIn, voy a tener un hijo.

 

- ... Te amo...

 

- Recibiste todo lo Legal en el contrato de mancomunidad, SeHun. No puedo hacer más.

 

Y la llamada pito su timbre final.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tomo un de los trozos del cristal estrujándolo en su mano, en un instante largos ríos de líquido rojo y caliente bajaron desde la palma de su mano hasta su puntiagudo codo.

 

Y el rió, rió cómo hace mucho no lo hacía. Rió cómo el loco enamorado que alguna vez fue, y que aún era. Porque a pesar de todo aun amaba a Tao con cada parte de su ser, lo amaba a pesar de que lo había abandonado, lo amaba a pesar de su traición.

 

Lo amaba tanto... que lo Legal seria que él ya no existiera.

 

Observo a través del trozo de cristal, que reposaba en su mano alzada, la hermosa luna que lo acompañaba en su martirio y el cielo apenas despejado que parecía llorar con él.

 

Con fuerza, clavó el cristal en su apenas abultado abdomen, y sintió alivio, y sintió calor y se sintió feliz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La mañana era hermosa, la tormenta de la noche anterior había dejado un ligero aroma a humedad en las calles. El sol brillaba en todo su esplendor sobre el cielo, calentado sin llegar a dañar la piel.

 

Tao se encontraba caminando por la antigua calle que solía transitar hace unos cuatro meses atrás. Se detuvo frente a una casa color lila de tres niveles y se extrañó al ver unas de las ventanas rota, parado en el pórtico el sol hizo reflejo de algo en el suelo. Al levantarlo sintió melancolía al sostener aquel anillo que con ilusión compro una mañana de abril.

 

Retorció la llave en la cerradura y abrió la puerta principal. Entro sintiéndose repentinamente acongojado, y cerró la puerta tras él.

 

- ¡SeHun! - llamó - ¿SeHun, estas aquí?

 

Dos pasos hacia la sala bastaron para que pisara un charco de lo que él creyó agua. Volteó hacia la ventana rota y sintió su mundo venirse abajo, sintió quebrarse como la misma ventana frente a él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- También Te amo... - había susurrado Tao después de colgar aquella última llamada que había compartido con SeHun. - Te amo tanto...

 

 

 

Su intensión nunca fue herirlo, pero sus deseos de ser padre eran mayores a él. SeHun no podía darle lo que anhelaba, y aunque le amaba, no era suficiente.

 

 

 

(....)

 

Kim JongIn, un chico moreno que conoció en una de las visitas al centro de salud al que solía  acompañar a SeHun a ir. Le había comentado que era un doncel y quería ser “madre” pero lastimosamente no lograba mantener una pareja estable y formar así una familia.

 

Desde ese día mantuvo contacto con aquel chico, salían de paseo o al cine, en varias ocasiones JongIn paso a recoger a Tao a la salida del trabajo. SeHun no solía hacer esas cosas, a él no le gustaba salir mucho de la casa, aunque hablaba bien el idioma (chino) no le gustaba y prefería la comodidad de su casa.

 

 

 

(....)

 

 

Tres años, faltaban tres meses para que se cumplieran los tres años desde su matrimonio, cuando SeHun le había dicho que era infértil. No le sorprendió demasiado la noticia, llevaba sospechándolo desde vario tiempo atrás.

No dijo nada, tenía cerca de cinco meses de relación con JongIn así que no dijo mayor cosa.

 

Quince días después JongIn le dio la maravillosa noticia de que estaba en cinta, cerca de tres meses después estaba oficialmente divorciado y una semana más tarde se había casado de nuevo.

Claro que JongIn nunca supo nada de eso.

 

Tao era feliz, rebosaba de felicidad al ver la abultada barriga de su nueva pareja. Y le amaba, amaba que fuera capaz de darle hijos, a decir verdad. Y le presumía, le presumía a sus amigos la regordeta pareja que tenía y todos sabían que iba a ser padre. Y todos le felicitaban.

 

Menos una persona que sabía la verdad, sabía que aquel chico de tez morena había usurpado el lugar de aquel joven de piel pálida que lloraba mientras firmaba la hoja con la palabra divorcio escrita en ella. Aquella persona era el abogado de Tao.

Aquél que con pena había dejado el nuevo número de Tao en las manos de SeHun. El que había llevado a cabo la unión y separación de dos personas.

Y él lo vio con reproche y Tao desvío su mirada, avergonzado.

 

 

 

 

(....)

 

 

Una noche en el séptimo mes de embarazo de su pareja, el teléfono de su estudio sonó, como solía hacerlo a diario y, ese día por una fuerza mayor a él, decidió contestar.

 

- ... Te amo... - le había dicho él. Y sintió pánico, porque él también le amaba.

 

- No puedo hacer más. - fue lo último que dijo antes de colgar.

 

Si hubiera sabido que SeHun se quitaría la vida después de esa conversación. Le habría dicho cuanto le amaba él también, le habría dicho que él, SeHun, era y siempre seria su único amor. Y le hubiera rogado que le perdonase por ser tan idiota. Que lo perdonase por haberlo engañado y dejado para cumplir su más grande deseo. Pero que lo amaba y siempre lo haría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la autopista, se reveló los cuatro meses de embarazo que tenía SeHun. Se reveló que el 5% de probabilidad era suficiente. Que su abultado abdomen no se debía a los constantes golpes que se daba para auto-castigarse.

 

Y Tao lloro, lloro como nunca había llorado en su vida. Y deseo morir junto al amor de su vida, junto al hijo que pudo haber tenido pero que nunca tendría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(....)

 

 

 

Cinco año después, en una mañana de abril, visitó aquel lugar donde yacía el amor que una vez tuvo y por su desesperación perdió.

 

- Mira pequeño, él es SeHun - le hablo al niño entre sus brazos.

 

- Se... Hun - repitió el pequeño - ¿Cómo yo?

 

- Si mi vida - dijo alguien a sus espaldas - por él te llamas así mi amor.

 

JongIn abrazo a Tao por la espalda y le sonrió de medio lado a su pequeño hijo.

 

- ¿Quién es? - preguntó el pequeño niño.

 

- Es alguien muy importante para tu papá... y para mí. Sin él no hubiera conocido a ti papi cariño.

 

El niño rió y le dijo gracias a la lápida ente él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(SeHun)

 

“Lo Legal es que te hubiera quedado conmigo.

No me recuerdes que no había motivos.

No digas cosas que me hagan llorar.

No digas cosas que me hagan pedazos.

Morir por ti nunca estuvo planeado.

Te necesito para respirar.”

 

“Lo legal, es que después de todo lo vivido, fue demasiado injusto haberte ido.

Me has hecho falta más que al aire que respiro.

Lo legal es que tus besos me pertenecieran.

Es que la vida me la devolvieras.

Yo no falle ni pensaba fallar.

Fui Legal...”

 

“Lo legal es que tu no me hubieras herido.

Lo legal es que aun estuvieras conmigo...”

 

“Te Amo”

 

<< Un suspiro, una lágrimas, una disculpa, un te amo, eso hubiera sido Lo Legal >>

 


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