Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sauce Llorón por SoulKarasu

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Buenas noches.

De verdad jamás había sufrido tanto por un fic y un desafío, esto iba a ser una trágica historia de terror, pero ni dará miedo así que espero lo disfruten, con la estación que es verano.

Haku te agradezco mucho el apoyo que me diste con eso de no rendirme para escribirlo,  suerte.

 

 

Notas del capitulo:

No es el bosque de Aokigahara, tiene la misma similitud el bosque, pero en sí el sauce sólo tiene ese "poder" para que pasen todo eso.

Aoiki ni Reituki OTP indefinida.

Sauce Llorón.

 

Dicen que las leyendas son falsas, o que cambian año tras año, pues muchos cambian la historia, pero muy pocos saben que es lo que en realidad pasó.

 

Año 1961, 1 de Abril:

“Un chico solitario que siempre todas las noches a un bosque entraba e iba directo hacía un sauce, donde con su amado, se quedaba todas las noches a contemplar lo que la luna y las estrellas les regalaban, sus promesas de estar por siempre juntos, fueron escuchadas por aquel viejo árbol, siendo el único testigo de tan gran amor puro que había entre ellos dos… Hasta que una noche de verano, uno de ellos tuvo un accidente arrancándole la vida, el contrario, había estado esperándole toda una noche en aquel lugar; nunca había llegado. Pasando el tiempo, le habían dicho sobre lo que había pasado, aquel pobre niño, sólo bajó su mirada y su alma se apagó, aquel brillo en sus ojos desaparecía, pareciera como si sólo su cuerpo estuviera ahí, la pérdida de la persona que más amaba, de la que le juro permanecer por siempre a su lado, le desmotivaba en seguir en este mundo. Todas las noches de adentraba aquel bosque, quedándose con el sauce, ahora siendo, el testigo de su locura, de sus llantos, de su tristeza acumulada durante mucho tiempo, el chico cada que iba hacía aquel árbol cantaba… Esperanzado de que el viejo sauce pudiera devolverle a su amado, a su único gran amor. La gente lo tomaba como loco, incluso decían que tenía trastornos, hasta la mayoría le tenía miedo, aquel niño, sin más, con ahora odio, rencor hacía todos, se ató una soga al cuello, ahorcándose… Volviendo a ser testigo el sauce, antes de aquella tragedia escuchando la canción que todas las noches de aquel verano le dedicaba... ¡Oh sauce me muero!”

. . .

 

Año 1995 1 de Abril

El verano, una estación muy esperada, para los jóvenes y niños, pues era cuando las vacaciones largas comenzaban y no había preocupaciones por tareas, trabajos y demás.

Mis amigos y yo, como cada año, vamos de campamento, por donde vivimos hay un pequeño bosque, donde hay cabañas de veraneo para la gente que guste ir.

El camino para el bosque es muy largo, pero no importaba, convivir en aquellos lugares era simplemente mi pasatiempo favorito, la naturaleza es como mi mejor amiga, me da la armonía que busco.

Éramos en total 6, mis cuatro mejores amigos, Yutaka, Kouyo y por supuesto yo, Yuu, mientras reíamos, bromeábamos de camino al campamento, pero por alguna razón no fuimos al bosque que estaba cerca del pueblo donde vivimos, no, era otro camino diferente.

—Kai… El bosque está para la izquierda— comenté señalando la dirección que tenía en el mapa.

—Lo sé, pero, decidí cambiar el lugar está vez, iremos a otro bosque, un poco más lejos, pero igual todo está permitido, incluso el lugar es más grande— Me entregó un folleto con lo que daban promoción de dicho lugar, en la portada había un viejo sauce decoraba ese papel.

. . .

 

Dado cierto tiempo llegamos al bosque, este estaba en una especie de montaña, no muy grande pero si con un tono llegando a lo monocromático, muchos árboles, poco comunes, unos más altos que otros, de formas diferentes, hasta cierto punto se veía “macabro” y por alguna extraña razón, la vibra de este lugar era muy pesada, como si no quisiera que fuéramos más allá de donde estábamos, o que más bien nos fuéramos de ahí.

Ya estaba oscureciendo, habíamos rentado una cabañas de verano, muy extraño era que no hubiese gran cantidad de gente aquí, más que nada por las fechas, normalmente solía haber gente por estos lugares; como una grandiosa costumbre, una fogata era encendida y todos en un círculo, celebrábamos, reíamos e infinidades de cosas que uno puede imaginarse.

Eran las 12 de la medianoche, la luna, hermosa, redonda, nos acompañaba en aquella noche.

— ¿Y qué haremos ahora? — Preguntó Takashima, todos nos volteamos a ver, como si alguno de nosotros supiéramos que es lo que haríamos, o contaríamos, Kai por su parte, suspiró y se levantó, había mirado su reloj.

— ¿Quieren saber por qué los traje aquí? — Nos daba la espalda mirando hacia el cielo, directamente a la luna veía, los que estábamos sentados, nos miramos una vez más, quedándonos completamente callados esperando a que el castaño nos respondiera.

Fumaba su cigarrillo, como siempre, haciéndonos creer que tiene aspecto de ser un hombre serio a sus pocos años de edad, se volteó hacía nosotros y sonrió.

—Este bosque, es uno de los más viejos que hay en este sitio, por lo que obvias razones, se cuentan historias, leyendas, mitos y demás, sobre lo que ha pasado en este lugar.

— ¿A qué viene esto, Kai? Ya dilo de una vez— Desesperado ya estaba, aun sabiendo que al llegar a este lugar, no me daba un buen presentimiento, por la simple vibra que a mi cuerpo entró, pero por no querer desperdiciar el camino y arruinar el viaje a todos, me lo conservé. Gran error…

Rió de forma cínica, sentándose donde yacía hace minutos atrás, apagando su cigarrillo –no sin antes haberle dado una calada–

—Hace años atrás, incluso antes de que nuestros padres nacieran, a pocos kilómetros de aquí había un pueblo y en este bosque, siempre había un niño, o quizá era alguien de nuestra edad, venía todas las noches a cantarle a un viejo árbol… A un sauce en específico, aquel chico tenía una pareja que murió en un accidente, decían que estaba completamente mal de la cabeza después de lo que había pasado, corrió hacía este bosque, quitándose la vida en ese sauce, no sin antes haberle cantado, las personas al pasar por ahí, pueden escuchar la voz de aquel niño.

 

Una ráfaga de viento hizo que los árboles se movieran, todos en silencio mirábamos el sitio que nos rodeaba, miré a Kai con cierto enfado  — ¿Para eso nos trajiste? ¿Para matarnos por una simple historia de terror? — Me levanté de mi lugar —No precisamente para eso, lo que yo quiero es investigar, si quieren quedarse bien, háganlo, pero esta es mi oportunidad para demostrar que tal vez esta historia si sea real.

—Si es real dices— Fue el turno de Uruha para hablar — ¿Dónde está el dichoso pueblo? Deberías ir primero a investigar, luego arriesgas tu vida.

—El lugar ya está abandonado, el bosque cuenta como sitio turístico desde que el pueblo desapareció del mapa, vamos chicos, es una historia de terror, si llega a pasar algo, cosa que dudo mucho, pues, moriremos sabiendo la respuesta.

 

El silencio volvió, las miradas se reencontraron, suspiré de forma pesada, muy en el fondo sabía que tenía razón, este lugar no era del todo armonioso, por una parte me decía que no fuera, que no era necesario, malos presentimientos me recorrían, por el otro lado, no quería creer lo que había sentido al entrar al bosque que sólo eran cuentos para niños.

Crucé mis brazos y miré a Kai con cierta duda.

—De acuerdo, iremos, pero no hoy, mañana, en la noche, tú y yo, no voy a exponer a Uruha.

Con una sonrisa triunfante asintió, levantándose de nueva cuenta de su lugar, palmeó mi hombro.

—Descuida, no pasará nada, sólo quiero conocer ese sauce.

Aún en mi interior había un presentimiento, el morbo de investigar y el miedo de no ir estaban peleando por ver quien ganaba dentro de mi cabeza.

. . .

 

1995, 2 de Abril.

 

El sol iluminaba todo el bosque, hasta cierto punto el calor del verano ya se sentía por todo el lugar, le quitaba ese aspecto macabro a los árboles.

Un río había a pocos metros de donde estábamos, mientras mis demás amigos se entretenían, yo estaba parado en una roca, aún analizaba lo que sucedía, estaba perdido en mis pensamientos, fumando mi cigarrillo.

— ¿Aún estás pensando en sí ir o no?— la voz de Kai me había sacado de mi trance, lo miré con una sonrisa bufando.

— ¿En verdad quieres ir? No lo sé, tú, no sueles creer en esas cosas, Kai.

—No sé, algo dice que debo investigar, quiero ver ese árbol, por lo que dicen, es el árbol más viejo del bosque, también dicen…— Se quedó callado unos segundos, una mueca apareció en su rostro — ¿Qué dicen? Vamos, no tengo tiempo para estos juegos.

—Dicen que… Ese sauce provoca depresión, sus ramas decaídas, en la forma en la que sus hojas caen, y de cualquier modo, por más feliz que estés, en tu cabeza comenzarás a tener ideas de suicido, y no por el árbol, sino por el niño que se suicidó, el rencor de su alma, fue consumida por este, la mayoría de los turistas no sobreviven para contarlo y los pocos que sobreviven, quedan mal de la cabeza, quitándose la vida en ese sauce.

— ¿¡Acaso estás demente!? ¿¡Pensaste en nosotros!? ¡Mínimo hubieras dicho eso ayer en la noche! ¿¡Nos quieres matar!?

—Cálmate Aoi, yo los quise traer, por eso también dije que iría solo, en dado caso que quieras acompañarme, adelante, a las 6 pm me voy de aquí, el viaje es largo, hacía el norte del bosque, serían máximo tres horas de camino en auto, a pie serían dos horas más, por lo que llegaríamos allá, entre 10 o 12 de la noche, claro dependiendo a qué velocidad de caminar tengamos, medítalo, aún tienes tiempo.

Se retiró en silencio, no sé esa manía desde que llegamos que tengo con suspirar pesadamente, no me aguanto ni a mí mismo.

— ¿Estás seguro de acompañarlo? — Había preguntado Uruha — ¿Escuchaste? Ese idiota nos mandó aquí por su plan suicida, nos quiere muertos a todos ¡A todos! — Me sentía intranquilo, mi cuerpo temblaba, por mi culpa, por no querer seguir mis instintos.

—Te lo recalco, él te dijo que si no querías ir no fueras, al fin y acabo no sabemos si eso que nos contó Kai eres verdad o un simple cuento de terror, has lo que más te convenga.

— ¿Y tú irás? — Caminé a lado de él —No, prefiero quedarme aquí, dudo que lo que vaya o vayan a ver sea real, suerte, chicos.

. . .

 

Seis de la tarde exactamente, decidí ir, no sé, tal vez en cualquier momento, donde ya estemos lejos del campamento, se nos ocurra, la gran idea de volver, mi estómago con cada kilómetro que recorría la camioneta, se hacía pequeño, junto con mi cuerpo, mi piel se erizaba…

Dado que ya íbamos caminando después de las dos horas de viaje en auto, mis sentidos estaban alertas, a cada movimiento, a cada sonido; el bosque mientras más nos adentrábamos, más oscuro se volvía, la linterna no iluminaba muy bien, la mitad de los árboles tenían aspecto triste, como si el sol no llegase nunca a esta zona, como si la melancolía se hubiera metido en su tronco y los fuese consumiendo poco a poco.

Al terminar de recorrer ese “eterno” laberinto, logramos divisar ese viejo sauce, así como en la fotografía se mostraba, el sauce era grande, hojas aparentemente verdes, ramas viejas y con muchos secretos encima de este.

Kai suspiró, nos miramos y sin pensarlo nos acercamos a paso lento, teniendo cuidado, y yo aún con mis sentidos activos, tomé con más fuerza mi linterna, el viento silbaba, recorriendo mi cuerpo, llenándome de escalofríos, las ramas en el suelo tronaban al ser pisadas, las hojas se movían al compás del viento, una neblina no tan densa invadía el entorno, Kai cada vez se acercaba más al árbol, se veía muy tranquilo, seguro de sí mismo, me impresionaba, en verdad.

Un ruido como si hubieran aventado una rama retumbó por mis oídos, apunté con la luz hacía donde el sonido se había hecho, nada, sólo nosotros dos.

Kai ya estaba a dos pasos del sauce, su mano lentamente tocó el tronco, miró alrededor suyo, como si estuviera probando, retando a la naturaleza, a lo “paranormal”.

5 segundos

10 segundos

20 segundos

1 minuto

Un silencio sepulcral, el aire cesó, la monotonía resaltaba alrededor de todo el lugar, ya pasaban de las 12… Todo estaba completamente sereno.

Yutaka bajó la cabeza, le propinó un puñetazo al tronco grueso y grisáceo, en su rostro se demostraba la decepción, rabia y hasta cierto punto… El arrepentimiento; nos retiramos sin decir una palabra, yo dando un último vistazo al viejo sauce.

—Lamento haberlos traído aquí de verdad, creí que al menos podría saber que ese lugar era cierto, que aquella historia fuera cierta— en la camioneta nos hallábamos ya, la voz de Kai fue la que interrumpió aquel incómodo –al menos para mí– momento.

—No tienes que disculparte, querías venir ¿no? Ya estamos aquí, discúlpate si nos hubieran matado o descuartizado en plena caminata— Nuestras risas calmaron el ambiente.

. . .

 

—Será mejor descansar, mañana tendremos que contarle a Uruha lo que pasó— Kai lo miraba durmiendo, formando una sonrisa en sus labios depositando un corto pero dulce beso en su cien.

—Después de esto, por fin podré descansar, nada es real, aun así, tenemos que pasarla bien estos cuatro días que faltan, buenas noches— Apagué la luz cerrando mis ojos al instante.

 

Cantando, oh Sauce Llorón

A lado del árbol que llora conmigo

Cantando, oh Sauce Llorón

Hasta que mi amado regrese.

 

Abrí mis ojos bruscamente, una voz se escuchaba en la ventana… Una voz que estaba cantando, mencionando aquel sauce, me senté en la cama, froté mis manos contra mi rostro para despertarme, me levanté para asomarme, me quedé viendo un momento el panorama frente de mí, algo entre los árboles resaltaba, pero no alcanzaba a verlo bien, abrí de forma lenta el cristal sacado mi cuerpo un poco para poder alcanzar a ver bien, entrecerré mis ojos, sin quitar la mirada de donde había visto aquella figura blanca, estaba completamente vació ese lugar; me quedé así unos minutos más, eso se movió para la derecha pasando de un tronco a otro, un impulso me hizo caminar para atrás y sin querer choqué con un buró provocando un pequeño pero audible ruido, me incorporé de forma rápida volviendo a la ventana, miré una vez más hacía los troncos, no había nada, suspiré bajando la cabeza, recuperándome, volví alzar mí mirada y eso que estaba entre los troncos, ahora estaba parado frente a mí a escasos metros, mirándome fijamente, teniendo la cabeza ladeada.

Nuestros ojos se cruzaron, él sin apartarlos los suyos y yo los míos, tenía aspecto peculiar, para algo o alguien; ojos con cierto brillo aún en ellos, negros como una noche como ésta, te hipnotizan de tan grandes que son, cabello rizado, negro azabache, de estatura baja, su piel llegando a tono hueso, traía consigo mismo, una especie de camisón blanco, descalzo, sus pies parecían como si la propia tierra se los comiese, entumecidos,  se notaba que con trabajos lograba caminar bien,  le susurraba a Kai, movía mi boca con miedo a que eso se diera cuenta; aún me miraba, comenzó a caminar a paso lento, hacía mi dirección.

Llegó hasta mí, en la ventana se posaba, quieto, sin querer interrumpir la cita con Morfeo que los otros tenían, su mano se extendió tímidamente, queriendo tocar mi rostro y lo hizo, pasando las yemas de sus dedos por mi mejilla, me encontraba en estado de shock, el lugar se había tornado, frío, mi pecho sentía una opresión, por un momento la tristeza se apoderó de mi alma, la melancolía invadió mi mente, mi mano temerosa la coloqué en su mano, la acaricié con un ligera fuerza, sonrió, una sonrisa suave, dulce y cálida hasta cierto punto… Su mano se tensó en mi mejilla y me apretó con fuerza, colocando su pulgar en mi mentón para así hacer mayor fuerza, mi respiración se entre cortaba, me costaba cada vez más soltar suspiros, mi cuerpo perdía energía, mi interior se vaciaba, quería dejarme como un cascarón vacío, su rostro se comenzó acercar a mi oído… Oh sauce, me muero, todo se tornó oscuro.

. . .

 

—Yuu, Yuu, despierta— Abrí mis ojos pesadamente, me había desmayado, Uruha me daba golpecitos en el rostro, recuperándome poco a poco, me incorporé en el suelo, sobando mis cienes. — ¿Qué te ha pasado? —  me preguntó ayudándome a sentar, recordé lo que había pasado en la madrugada, mi cuerpo volvió a sufrir un trance y una corazonada apareció de nuevo.

—De seguro volví a estar de sonámbulo, no recuerdo que pasó— Mentí, después de lo que había visto, no quería ponerlos en riesgo, no quería que sus vidas corrieran peligro –si eso que ayer casi me mata vuelve aparecer– Temo ahora por mi vida, temo por lo que viene y tengo que resolver esto a como dé lugar.

—Aoi ¿No fue algo que haya pasado después de ir al sauce? — Kai arqueó una ceja, lo miré negando al instante, si quería investigar por mi propia cuenta, esto lo haré solo.

Volvió a oscurecer, me escapé de la cabaña, tomé mi linterna, valor y volví a ese lugar, Kai espero que no se moleste con que haya tomado la camioneta, me puse en marcha.

Volví al sauce, el lugar estaba solitario, como la vez pasada, pero ahora, el árbol era mí única compañía en esa fría noche… O al menos creí eso, toqué el tronco grisáceo con las manos, rocé las viejas ramas y sus hojas con las yemas de mis dedos, este sauce tenía muchas historias, muchas tragedias, la vibra pesada que transmitían sus ramas lo decía todo.

Se tornó frío el ambiente, al momento de respirar, mi boca y nariz sacaban vaho, eso venía a mí, o ya estaba conmigo, pero no me di cuenta, hasta escuchar algo detrás de mío.

Algo estaba detrás de mí, la sensación de que algo me observaba me hacía sentir escalofríos…

Mi amado y yo estábamos echados

Bajo el sauce llorón

Pero ahora sólo yo estoy echado

Y lloro a lado del árbol

 

Su voz se escuchaba a varios centímetros de mí, cerré mis ojos con fuerza, comencé a temblar, mis manos perdieron el control, los mismos síntomas de ayer aparecieron de nuevo, la ansiedad comenzó a consumirme, el miedo carcomía mis entrañas, la tristeza y un deseo de desaparecer surgía dentro de mi mente, quería correr, esconderme, pero mis piernas no respondían, la linterna se había caído de mis manos, parpadeando la luz estaba, un impulso aparentemente desconocido me hizo agacharme y recogerla, me volví armar de valor, respiré de forma profunda y volteé.

. . .

 

No había nadie, ni un rastro de un alma, me senté en el pasto y entre las hojas color café amarillentas, en posición fetal ya me encontraba, una experiencia así ya era para que estuviera muerto, medité unos cuantos minutos volviendo a levantarme, recargué mi espalda en el tronco, analizando cada situación que acaba de ocurrir, mi mente todavía no comprendía lo sucedido, es como si mi conciencia estuviera apagada, ida, sin motivo para estar aquí.

Alcé mi vista y ahí estaba, lo mismo que vi, lo mismo que tocó, su cuerpo brillaba bajo la luz de la luna blanca y enorme, se acercaba a mí a paso lento, no tenía escapatoria, mi cuerpo no quería reaccionar, mi garganta estaba seca, si gritaba, si pedía ayuda, nadie vendría, el lugar estaba aislado de todo y de todos. Contemplé lo que ya estaba cerca de mí con más detalles, no era un niño, era alguien de mi edad, o eso era lo que aparentaba, tenía un porte de inocencia, de un niño con facciones infantiles.

—Te estaba esperando, amor mío.

. . .

 

Mi mente volvió, y en ella resonó lo que había dicho él, arqueé una ceja y miré fijamente sus ojos, me veía con una sonrisa, extendiendo sus brazos como si quisiera que fuera abrazarlo.

— ¿Disculpa? — Articulé con dificultad — ¿Me dijiste amor mío? —

— ¿Acaso no te acuerdas de mí, Akira? —

Era la primera vez que tenía comunicación con él cara a cara.

— ¿Akira? No... Creo que me confundes con alguien más— Una risa cínica que salió de su garganta recorrió mi espina dorsal.

—Tú eres el confundido... Tu eres Akira— apunto de tomar mi mano, la aparte de forma rápida, no le pareció.

—Escucha, no sé quién eres, no soy Akira o como se llame, yo soy Yuu, Shiroyama Yuu.

Le alcé la voz, retándolo, muy pacífico se notaba, me daba mala espina, se volvió acercar, sus brazos se acercaron, y mi respiración volvió a perder el control y sus brazos rodearon mi cintura acurrucándose en mi pecho.

—Reita... ¿Qué no te das cuenta quien soy yo? — Levantó su rostro y al verme... Ya no era lo que había visto, su rostro estaba completamente blanco, los ojos negros y huecos, sin brillo, es como si estuviera liberando lo que en realidad es, sin deshacer su sonrisa. Apretó mi cuerpo, volviendo hacer lo que la noche anterior. Mi cuerpo estando inmóvil, esto hizo que comenzara a descender hacia el suelo. — ¿No me recuerdas? Soy Takanori... Tu Taka.

 

Cantando, oh Sauce Llorón

A lado del árbol que llora conmigo

Cantando, oh Sauce Llorón

Hasta que mi amado regrese.

 

No podía mover, sufría de una parálisis, apretaba fuerte, comencé a toser hasta escupir sangre, alcancé con mi mano la linterna, enciendo ésta iluminando su rostro, lastimando sus ojos, causa que logró liberarme de su agarre, tomé todo el aire que pude, aun tosiendo me recuperé al instante, tomando vuelo comencé a correr

«No mires atrás, no mires atrás, No mires atrás»

Mi mente repetía eso, aun corriendo, no supe que tan lejos estaba ya del sauce y de Takanori.

Reposé un momento, no estaba perdido –y lo agradezco– continuando mi camino, los ruidos del bosque, de los animales, hacían que estuviera alerta.

Minutos después un llanto irrumpió la tranquilidad, apunté la luz hacía el lugar donde sonido se escuchó, un pies se arrastraron por la tierra.

 

Mi amado y yo estábamos echados

Bajo el sauce llorón

Pero ahora sólo yo estoy echado

 

La ansiedad volvía apoderarse de mi ser, cubrí mis oídos, no quería escuchar nada, no quería seguir ahí, era como una pesadilla, grité de desesperación cerrando de nueva cuenta mis ojos.

— ¡Déjame en paz, no soy Akira, él está muerto, tú también lo estás, déjame tranquilo!

Una oscura sombra se posó delante de mí, me miró con frialdad, como si lo que dije hubiera sido una sentencia.

—De mí no te librarás, cada día de tu vida será como vivir en una pesadilla, te seguiré hasta en tus peores días, hasta el día de tu muerte.

Como cualquier sujeto “paranormal” se esfumó entre la neblina.

. . .

Ya han pasado 10 años desde aquel suceso, Kai y Uruha nunca sabrán lo que vi esa noche, nadie lo sabrá, todos los días de mi miserable vida, eso está conmigo, me sigue a todos lados como una sombra, como si espera a que llegue el día en que me muera, no tardará.

Fui, al bosque, donde toda mi locura surgió, llegando al viejo sauce, si él quería deshacerse de mí, torturarme hasta la muerte, no lo hará.

El sauce estaba frente a mí, me paré frente al árbol y sin más, con una pistola apuntando a mi garganta y una lágrima desbordando de mi ojo repetí la última parte de la canción.

Suaves manchas color carmín ensuciaron el grisáceo tronco, y así siendo siempre el único ser vivo que será testigo de todo lo que suceda en aquel bosque.

Oh sauce me muero.

Oh sauce me muero

Notas finales:

Espero les haya gustado, y si quieren saber de donde es la canción, es de la Película "Los inocentes" hecha en 1961.

Aquí les dejo el link por si gustan escucharla.

https://www.youtube.com/watch?v=0c4LSgz5NXo


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).