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No te apagues, brilla que yo te guio. por Dim Ronin

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Notas del fanfic:

Hola, que tal.

Tengo que confesar una cosa, es la primera vez que escribo algo tan largo. En realidad es la primera vez que escribo un fic y que mejor que empezar con mi otp favorita.

La verdad es que me toco la estacion que menos quería pero pude sacarle provecho.

No puedo decír que me costó trabajo y tampoco sufrí al hacerlo. Fue una divertida experiencia y creo que formar parte del desafio me va ayudar a crecer. Toda critica es bienvenida y pues...siempre hay una primera vez.

Tarde dos días en escribirlo. Considero que fueron dias bien invertidos.

 

Le debo una a mi hermano que me echó la mano en algunas cuestiones de ortografía.

 

Deseo que lo disfruten mucho y que la historia les ofrezca algo.

Notas del capitulo:

 

La historia se centra en un Instituto en Osaka.

AoixRuki

 

 

 

La primavera llegó y con ella el final de mi vida en el Instituto.

Todos estaban vueltos locos ya que el siguiente paso era la Universidad; unos nerviosos, otros emocionados y otros tranquilos confiados con sus resultados.

Pronto nos enteraríamos si fuimos o no aceptados en la casa de estudio que nos llevaría a cumplir nuestro sueño. Habían pasado dos semanas desde que mandamos nuestra solicitud y presentamos el examen para ingresar a la universidad.

Mi vida en el Instituto para nada fue fácil. Nunca fui un alumno de excelencia académica pero siempre me esforcé para tener complacido a mi padre quien mantuvo una postura inconforme en todo momento, no se cansaba de repetirme que iba a fracasar al no elegir una “profesión” verdadera.

¿Médico? ¿Abogado? O quizás un importante empresario.  No, eso jamás estuvo en mis planes.

Mi vida era la música, desde una edad muy corta supe que me dedicaría para siempre a eso.

De cierto modo mi madre me apoyaba aun cuando solía tener fuertes disputas con mi padre por “alimentar” falsas expectativas en mí. Ella quería que fuera feliz pero la realidad es que jamás creyó en mi como debía ser. Vivía solo con mi sueño, lo único que me motivaba a seguir adelante.

A veces, mientras estaba recostado sobre mi cama, mirando hacia el techo, me vislumbraba a mí mismo en un escenario de Broadway presentando uno de los mejores musicales de la historia. Mi nombre en anuncios luminosos, aplausos en su mayoría al termino del musical, esperando a leer la crítica en los diarios a la mañana siguiente del estreno. Sueño del que todos se burlaban, aun así, eso me motivaba a seguir adelante.

Su nombre es Yuu. Lo conocí en el taller de música del Instituto. Era del mismo grado que yo, pero desafortunadamente no formaba parte de mi grupo.

Más temprano que tarde descubriría que Compartimos el mismo amor por la música y el arte ademas ambos estábamos más que seguros de dedicar nuestra vida a lo que amábamos.

–Oye, Broadway. Es hora de irnos. –Su voz me saco de mis pensamientos haciéndome reír un poco. ¿Por qué me llama así? Aunque sé que lo dice con burla también esconde otro motivo. Él siempre dice que mientras más hablemos de nuestras objetivos y sueños, mayor es la posibilidad de que estos se cumplan, que hay que recordarlo en todo momento. Yo siempre me regodeo de mis metas, aunque el hacer eso trae consigo muchas burlas e incluso abusos de los demás; eso me hace desanimarme un poco, luego llega él y me llama “Broadway “, entonces sonrío, inmediatamente me hace recordar sus palabras.

Poco a poco los pasillos del edificio comenzaban a vaciarse. Las horas pasaban muy rápido cuando estaba en el taller de música, sobre todo, cuando estaba a su lado. Ya era costumbre revisar el reloj de mi móvil y ver que ya pasaban de las seis de la tarde. El cielo comenzaba a notarse oscuro y Yuu siempre me llevaba de regreso a casa.

–No lo olvides, mañana ya deberían estar las cartas aquí tal y com… –Lo interrumpí para repetir lo que ya sabia y cada noche volvía a repetirme. –Si. No abriremos el sobre con la respuesta hasta llegar al parque donde juntos romperemos el sobre para ver al mismo tiempo las cartas de respuesta y nos iremos a Tokio. (Lo dije con mucha determinación y algo de nerviosismo.)

–Él de cabello azabache se rio y me abrazo dejando un beso en mi frente. Amaba que hiciera eso.

Es curioso porque nunca he tenido claro qué clase de relación tenemos, llevamos tres años de conocernos.  Yuu me gusta y estoy seguro de que lo sabe. Siempre me ha tratado diferente a los demás, no como a un amigo y mucho menos como a un hermano menor. A veces, durante los ensayos en el taller, me he dado cuenta de cómo me mira. –¡Si, le gusto! Entonces ¿Por qué no somos algo más? Me cuestioné a mi mismo mientras veía como la figura de aquel chico se perdía entre las calles oscuras del vecindario.

Sin más, entre a casa y vi a mi papá sentado en su sofá favorito. Sin siquiera mirarme, se dirigió a mí con cierto tono arrogante. –Llegas tarde. Ya estamos a unos cuantos días de tu graduación así que espero prontas noticias de la universidad que elegiste para estudiar medicina y más te vale haber sido aceptado, No quiero pensar que ese tonto taller de música te quito tiempo para estudiar y obtener un puntaje alto.

 –Suspire desilusionado blanqueando los ojos. Me resultaba tan molesta la insistencia de mi padre. Él era un hombre de fuerte carácter al que era imposible contradecir; lo más conveniente era traer la fiesta en paz, al menos por ahora.

–Sí, papá. Pronto llegara la respuesta. ¿Sabes qué? Puedes estar tranquilo. Estoy más que seguro de haber sido aceptado en la universidad que yo quiero. –Respondí de muy mal modo y salí corriendo hacia mi habitación cerrando de golpe la puerta. Di unos cuantos pasos hasta mi cama para levantar el colchón y sacar un folleto “La Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio” Sentado en mi cama observé la propaganda que, a inicios de año en el Instituto, Yuu me obsequio. En la parte posterior se hallaba una pequeña nota con tinta azul: “Vamos a dar nuestro mayor esfuerzo. Vayamos juntos a Tokio para convertirnos en grandes músicos” No podía mirar esas palabras sin soltar una lagrima. Por muy difícil que fuera sobrellevar a mi padre con la necedad de estudiar algo que quería, Yuu era el motor suficiente para no rendirme y pelear por mi sueño.

 

A la mañana siguiente, a eso de las 7:00 am, entro una llamada a mi móvil provocando que las luces del teléfono se encendieran y el tono de timbre, me despertara. Aun somnoliento, lo tomé y contesté con mucho trabajo sin fijarme de quien era la llamada. –¿Hola?  –Respondí desganado.

–¡La tengo! ¡Por fin llego mi carta! –Dijo Yuu muy emocionado a través del teléfono. –¿Yuu? Seguro que la mía también llego, aún no he revisado el correo. Dame un momento. –Me levanté muy rápido de la cama muy nervioso. Tenía una extraña sensación en la boca del estómago y es que tenía miedo de llegar y no encontrar mi carta. Existía esa posibilidad ya que cuando ni si quiera llega es porque no me tomaron ni como candidato. Traté de contenerme, pero, aun así, salí disparado hasta la puerta incluso olvidando el móvil en mi habitación con Yuu en la línea. Busque entre todo el correo que seguro mi madre levanto y puso sobre la mesa y ahí estaba. Mi tan esperada carta. Sentí que me desmayaba al leer al remitente: “Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio” Así es, ambos presentamos examen y enviamos solicitud a la más prestigiosa Universidad de música en Japón.

La tome entre mis brazos como si fuese de algún material frágil que debía proteger. Miraba con amor ese simple sobre que contenía una parte de mí y mi destino. Como un niño al despertar a la mañana de navidad y ver tantos obsequios, mis ojos brillaban con esa carta.  

Para mi buena suerte, a esa hora mi padre ya se había ido a trabajar. Estaba verdaderamente aliviado porque no tuvo la precaución de revisar el correo, de haberlo hecho todos mis planes hubiesen terminado muy mal.

Volví apresurado a mi habitación y tomé mi móvil para retomar la llamada. Me sentía avergonzado por dejar a Yuu de ese modo, quizás había colgado, pero no, él seguía al teléfono. –¡Llego, mi carta llego!, necesito ver la respuesta ya. –Dije en un tono desesperado; lo que había dentro de ese sobre era mi vida entera, mi destino dependía de esa respuesta. –No. Solo aguanta un poco más. Entiendo que quieras saber el resultado porque yo estoy en la misma posición, pero prometimos hacerlo juntos. Te propongo algo; hoy inicia el Hanabi y si tú quieres podemos ir al jardín de cerezos para juntos abrir las cartas. Más tarde volvemos al Instituto. Perderemos las tres primeras clases, pero valdrá la pena. ¿Aceptas? –Trataba de sonar lo más convincente posible; realmente quería abrir el sobre a mi lado. –Está bien. ¿Podemos vernos en hora y media en la entrada del parque? Prometo no tardar mucho. –Accedí a su propuesta de esperar un poco más. De cualquier modo, también deseaba hacerlo a lado de él. –Perfecto, nos vemos cerca de las diez de la mañana. –Dijo de ultimo antes de colgar a modo de burla, pues cuando marcaba una hora, llegaba dos después. –Serás idiota. – Miré mi móvil e hice una mueca de disgusto antes de soltar una risita e irme a duchar para estar listo. Quería verme muy bien porque hoy tenía una cita con el destino.

 

Faltaban 20 minutos para que dieran las 10:00 am. Los visitantes comenzaban a llegar como cada año para poder alcanzar un buen lugar y poder presenciar tan magnífico espectáculo que ofrece la naturaleza y que se da solo durante la primavera.

Nada raro, llegué agitado luego de recorrer tantas calles puesto que mi casa no quedaba muy cerca de aquel parque. Luego de recuperar el aliento, me dispuse a buscarlo con la mirada, pero no lo veía por ningún lado.

–¿A quién buscas? –Llego de sorpresa y me susurró al oído por detrás. –Eres un verdadero idiota. –Me giró para verlo y mi rostro se ilumino; sonreí negando por aquel intento de sorpresa fallido. –Tu voz es inconfundible y si tratabas de asustarme, déjame decirte que no te funciono. –Dije victorioso. –Pues que mal. Como sea, Taka. Luego de abrir los sobres quiero decirte algo muy importante que no pienso guardarme más, Me pregunto si podre con dos respuestas en un día.

 –¿Qué? –Mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras. Muchas ideas cruzaron por mi mente, pero temía no estar en lo cierto o haber malinterpretado sus palabras. Ahora me encontraba el doble de nervioso. Ni siquiera respondió mi cuestionamiento, solo saco de su bolso escolar la carta. –Vamos a hacerlo ¿Quieres? No tienes idea cuanto me costó evadir a mi madre que tanto o más que yo, muere por saber el resultado. Prácticamente tuve que salir corriendo de casa para mantenerla intacta. –Me conto riendo. Sus padres, a diferencia de los míos, lo apoyaban en su deseo de convertirse en músico. Estoy feliz por él porque no se le ha complicado tanto como a mí y tampoco tuvo que mentirles a sus padres. Ojalá los míos fueran así de comprensivos y creyeran en mí y mi talento.

 De igual modo, saque el sobre de mi bolso y mire a Yuu a los ojos. Esta demasiado nervioso; mis piernas y mis manos temblaban, mi ritmo cardiaco estaba a tope, sudaba frio, pero de algún modo, su mirada me tranquilizo. No necesitaba decirme más, Sus ojos lo decían todo, él confiaba en mí. A la cuenta de tres, rompimos el sobre y sacamos la carta, ambos la leímos al mismo tiempo. Estamos hablando de una universidad que tiene más rechazados que admitidos. Uno de cada diez ingresa y eso aumentaba aún más mi nerviosismo.

 

 

La carta decía así

“Sr. Takanori Matsumoto.

Por este medio nos complace informarle que ha sido admitido en la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio después de obtener un gran puntaje y cumplir con el perfil requerido.”

Es cierto, en la carta decía mucho más que esto, pero no podía dejar de leer ese párrafo.

Sentí que el tiempo se detuvo. ¿Era un sueño? ¿Esto era real? Lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos, no podía creerlo. Fui aceptado. Necesitaba gritarlo al mundo entero y compartirles la felicidad de este gran logro. –¡Yuu! ¡Fui aceptado! ¡Me admitieron! Ahora estaremos juntos en Tokio…

 –De pronto mi sonrisa se borró al ver aquel chico que siempre sonreía cabizbajo. Su rostro estaba ensombrecido. No, no podía ser cierto…A veces me preguntaba si podía haber algo que temiera más que ser rechazado y ahora veo que si lo hay. Me sentía mal; no podía verlo así, pero temía mucho escucharlo de sus propios labios. Aun así, me arme de valor y le pregunte. –Yuu ¿Qué dice tu carta? –Cuando alzo su mirada, vi sus ojos llenos de lágrimas, a penas y me pudo sonreír. –Felicidades, te dije que lo lograrías. Dice que no cumplo con el perfil y tampoco alcance el puntaje requerido. –Nunca lo había visto así. Me partió el alma escucharlo. Su voz se entrecortaba, estaba sufriendo. Decidí acercarme lo suficiente para abrazarlo, pero sorpresivamente se apartó. Hizo bola la carta dejándola caer, Sin decir más, dio media vuelta y salió apresurado del parque.

No puede ser. ¿Por qué fue rechazado? Ambos trabajamos muy duro para esto. Hubieron noches de desvelo, estaba muy entusiasmado. No es justo. Ni si quiera yo considero haber trabajado tanto como él. Caí al suelo de rodillas mientras miraba mi carta de aceptación la cual fue manchada por las lágrimas que derramé. De un momento a otro pasaron de ser lágrimas de felicidad a de amargura y tristeza.

 

Poco después de medio día me dirigí al Instituto pues aún quedaban un par de clases y no me convenía en lo absoluto que no me vieran en clases. De camino a mi salón, me topé con el de Yuu, el cual estaba cerca del mío y, ahí estaba él. Siempre se sentaba de lado de la ventana y lo sé porque se me hizo costumbre pasearme por el pasillo para verlo, aunque fuera de lejos. Lucia tan triste, mirando a través de la ventana sin siquiera prestar atención a las clases. Por ahora era mejor dejarlo solo así que me retire a mi salón.

 

Pasaron dos semanas desde que llegaron las cartas. Este viernes se llevaría a cabo la ceremonia de graduación. El taller de música estaba organizando algo para ese tan especial día, pero Yuu no había venido desde entonces. Sé que asistía normal a sus clases y no podía entender porque dejo de venir a lo que, para ambos, era lo único bueno del Instituto. Era consciente de que no iba a superar tan fácilmente el haber sido rechazado, pero me dolía no poder verlo, no convivir con él estos últimos días los cuales, probablemente serían los últimos que estaríamos juntos.

Se me hacían eternas las clases. No tengo amigos, nadie en quien confiar. Solo esperaba a que terminaran las clases para verlo, escucharlo tocar su guitarra. No creí que terminaría así el Instituto. ¿Por qué la vida tuvo que ser así de injusta con él?

 

Desde hace casi tres años no volvía solo a casa y los últimos días tuve que hacerlo.

Al llegar a casa, mi madre me recibió extrañada. Había algo en su gesto que no era normal. Seguro discutió con mi padre y por mi causa, supongo. –Tu padre te está esperando, tiene algo muy importante que decirte. –Me dijo en un tono frio y cortante. –¿Qué hice? –Pregunte con un nudo en la garganta. Tantas cosas y soportar una actitud fría e indiferente por parte de mi madre. Además de que no tenía idea de que quería mi padre. Siempre que esperaba que llegara del Instituto era para reprenderme por algo. Tire mi bolso por ahí y me encamine al comedor. Me quede petrificado al ver mi carta de aceptación sobre la mesa y la mirada de mi padre enfurecida. Definitivamente nada podía ser peor en estos momentos. Trague en seco y me acerque hasta la mesa, tome una silla y me senté con la mirada baja. No me atrevía a mirarlo a los ojos, era impresionante el miedo que sentía en esos momentos. ¿Por qué mi padre no puede ser como el de Yuu? –¿Me puedes explicar que es esto? –Cuestiono en un tono autoritario. Estaba temblando, sabía que si se enteraba seria el fin. –Es una carta de admisión a una universidad. Te dije que entraría a donde yo quisiera. –Respondí arrogante sin medir las consecuencias de mis palabras.

 –Quedamos en una cosa. No me he matado trabajando tantos años para darte una buena vida y que me pagues estudiando para convertirte en un vulgar ¿Cantante? ¿Eso es lo que quieres? Debes comprender que esa no es una verdadera profesión y ahora echaras por la borda todo lo que has logrado. ¡¿A caso no fui lo suficientemente claro, Takanori?! Tienes buenas notas y si no son excelentes, son bien aceptadas para ingresar a la mejor universidad de medicina. Con el tiempo obtendrías experiencia y yo estaría más que gustoso de verte convertir en un gran médico. Mañana llegare a la oficina y escuchare a mis compañeros comentar sobre sus hijos; sobre las mejores universidades para convertirse en verdaderos profesionistas y yo solo diré que mi hijo será un vulgar cantante mediocre porque no creo que puedas llegar a más. –Papá, basta…–Deseaba con todo mi ser que se callara ya. Sus palabras me estaban matando. Hacia un gran esfuerzo por contener mi coraje. –Me avergüenza que me llames padre. Me avergüenza verte. Eres una verdadera deshonra para mi familia. –¡Ya cállate! Yo voy a estudiar lo que quiera. Me convertiré en un gran cantante y me iré a vivir lejos de esta maldita casa porque tú no eres nadie para…–Una fuerte bofetada azoto mi rostro al grado de hacer sangrar mi nariz y parte de mi labio, el cual rompió. Estaba llorando, llorando de rabia. El grito de mi madre pidiéndole, no, rogándole que parara era desgarrador. Lo odiaba, a ese ser que llamaba padre, lo odiaba. –No iras ninguna escuela de canto. Repetirás el examen el próximo año es mi última palabra. –Tomo entre sus manos mi carta y la hizo trizas. –Mi sueño, mi vida entera se hizo pedazos tal como la carta. Me levante y corrí desconsolado a mi habitación, me tire sobre la cama y rompí en llanto. Ni siquiera me importo manchar mi almohada de sangre, ya nada importaba.

 

Por fin llego el día más importante para los estudiantes del último año. Todos lucían muy bien portando el uniforme de gala. El Instituto se adornó, el auditorio estaba listo para entregar nuestro certificado y el diploma por haber concluido con éxito. Llegue al Instituto con mis padres, vaya que lucíamos hipócritas. Dos noches antes mi padre me golpeo lo suficiente como para romperte la boca y la nariz, hoy esta sonriente como si de verdad estuviese orgulloso de mi. Que mentira más grande. Aun se veía hinchado mi labio y si preguntaban debía responder que me caí, que tonto.

Me llamaron para la foto grupal en la que participaba toda la generación y, ahí estaba él. Se veía más tranquilo y verlo sonreír me sirvió de consuelo. Al menos ahora me quedare a su lado. Pensándolo bien, no lo perdí todo.

Luego de tomar la foto, procedieron a la entrega de certificado y por un rato, perdí a mis padres para visitar una última vez el taller de música. Ah, como adoraba estar aquí. Vivimos muchas cosas juntos aquí y verlo desolado me entristece mucho. Próximas generaciones lo usaran, nuevas historias comenzaran aquí.

–Chico Brodway…Sabia que estarías aquí. –Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro al escucharlo nuevamente llamarme así. Mi labio dolía, pero ni así dejaba de sonreír por verlo. –Creí que no te volvería a ver. –Dije casi en un susurro igual de audible. –Escucha. Me porte muy egoísta contigo. Tu no tuviste la culpa de que fuera rechazado y solo te hice sentir mal. En realidad, estoy muy orgulloso de ti y quería que lo supieras , además deseaba despedirme antes de que te marches en busca de tu sueño. –Se notaba arrepentido y sincero con sus palabras. –No iré a ningún lado. Me quedare aquí y presentare nuevamente examen para ingresar a medicina. –Conteste con dificultad; mi voz se escuchaba entrecortada, sentí que me iba a derrumbar en ese momento. –¿De qué rayos estás hablando? Tu no quieres ser médico. Fuiste aceptado en la Universidad de Tokio, por Dios. No veo agradable que estés bromeando conmigo, Takanori.

 –Estaba muy molesto y desconcertado y no lo culpo. Qué más quisiera que fuese broma todo esto, pero era la maldita realidad. –Mi padre encontró la carta y se puso muy mal. Incluso me…–No fui capaz de decirle que me golpeo. ¿Cómo reaccionaría? –Te golpeo. Así que ese golpe en tu labio fue cosa suya. Las clases inician en tres semanas. Se supone que debes llegar antes para que te instales. –Me sorprendió la calma con la que lo tomo. Usualmente él es muy impulsivo y para nada me hubiese sorprendido que en estos momentos fuese a reclamarle, todo lo contrario. –Ya te lo dije, él no me va apoyar para irme. Él se avergüenza de mí. –Desvié la mirada evitando a toda costa soltar una sola lagrima. –Se cuánto adoras este lugar y lo sagrado que es para ti. Aquí ocurrieron tantas cosas. –Suspiro pesado y se recorrió el lugar como si estuviese pensando en algo. De pronto se detuvo y dio unos pasos hasta llegar a mí; estiro su mano para tomar la mía entrelazando nuestros dedos. Me miraba con una sonrisa que no entiendo cómo, me puso tan nervioso. Mi ritmo cardiaco se aceleró y mis mejillas ardían tornándose de color rojo. –Lo adoro con todo mi ser. Es nuestro lugar. –Me sentí tan tonto al decir eso. Apuesto a que se burlaría de mí.” Bien hecho, Takanori. Ni si quiera sabes si él siente algo por ti” Esa vocecita en mi cabeza solo me hizo sentir más avergonzado de lo que ya estaba. –Claro que lo es. Aquí te conocí. No había nada mejor que mirarte como un idiota mientras cantabas. Siempre, toda la vida seré tu fan número uno y no quiero que lo olvides. Este lugar vio nacer a una estrella y ahora la ve partir para llegar a otro lugar que de igual modo la hará crecer. Algún día estará en la cima brillando.

–Yuu… –No podía decir nada más, solo quería seguir escuchándolo. Quería grabar sus palabras, llevarlas conmigo siempre. –Quiero que en nombre de este lugar me prometas que dentro de dos semanas estarás listo para irte. Empacaras todas tus cosas, te vas a despedir de todos y solo miraras al frente. Yo iré por ti hasta tu casa ¿De acuerdo? No te preocupes por nada más que yo me voy a encargar de todo. Pero debes prometerlo. –Pero…no puedo dejarte. –No podía ni quería dejarlo, pero me lo estaba pidiendo en nombre de todo lo que amaba. –Estaré listo, te lo prometo. –Me sonrió dulce y sin que lo esperara, poso su mano libre su mejilla acercando sus labios a los míos. Podía sentir su aliento sobre el mío. Ahora sí, estaba seguro de que iba a desmayarme, sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho. Cuando menos lo espere, sus labios y los míos se habían unido en un suave beso el cual, en cuestión de segundos, juntos profundizamos. Quería volver eterno este momento.

 

 

 

Pasaron dos semanas después de mi primer beso, una promesa y una misión para llegar a Tokio. Tal como Yuu me lo pidió, empaque todo lo necesario para irme. Hubiera deseado quedar en buenos términos con mi padre, ahora me iré sin que él lo sepa.  Escribí una carta a mi madre, sé que ella estará de acuerdo con mi decisión. Espero poder visitarla durante las vacaciones de verano, será duro iniciar una nueva vida sin ella.

No dejaba de mirar el reloj. ¿A qué hora se supone que llegaría Yuu? Comienzo a arrepentirme de esto, quizás es una locura o no, no lo es. Él quiere verme feliz.

Un mensaje de texto llego a mi móvil, aun sin revisarlo ya estaba sonriendo como un idiota. Revise las notificaciones y en efecto, ya estaba abajo esperando. Tomé mi equipaje y me despedí de mi habitación. –Crecí aquí. Mi madre me contaba los mejores cuentos para ayudarme a dormir, jugaba con mis amigos cuando niño. Quería que el resto de mis pertenencias se quedarán justo donde las estoy dejando. Mis paredes tapizadas con mis ídolos; ahora podre seguir mi camino para llegar tan lejos como ustedes. Ahora le digo adiós a mi niñez y a todo mi pasado.

Salí de mi habitación y cerré la puerta, miré con nostalgia mi hogar. –Volveré, lo prometo. Exclame. Algún día seré un gran cantante y mi padre tendrá que reconocerme y estar orgulloso de que sea su hijo. –Mis ojos se encontraban enrojecidos, pero no quise soltar una sola lagrima, no era un adiós definitivo.

Afuera, justo en frente de mi hogar, se hallaba un auto negro estacionado. No tenía idea de que Yuu tuviera uno; quizás nunca quiso mencionarlo por temor a que le exigiera viajes en su bonito vehículo. La verdad es que, por nada hubiese cambiado nuestras caminatas del colegio hasta casa.

Cruce la calle un tanto cargado; llevaba dos maletas grandes y una pequeña mochila. Casi al instante que me vio, bajo del auto para ayudarme con mi equipaje. Guardo las maletas grandes en la cajuela y la mochila la mantuve conmigo. Subí al auto y me puse el cinturón de seguridad esperando a que él subiera.  –No voy a preguntar lo obvio. –Dijo mientras me miraba a los ojos. –Sé que las cosas no resultaron como querías y es claro que no estás listo para irte, pero…–Lo estoy. –Lo interrumpí resaltando completa seguridad en mis palabras. –Yuu simplemente me sonrió sin nada que agregar.

 

Las risas no cesaron durante el camino hasta la estación de trenes. Comentamos tantas anécdotas divertidas que vivimos durante el Instituto.  A diferencia de mí, Yuu siempre fue un chico sociable. Tenía muchos amigos y seguido lo invitaban a fiestas y eventos de diferente índole. No hubo uno solo al que no me llevara con él. No puedo quejarme, todos los buenos momentos que tuve siempre fueron a lado suyo. Poco a poco cada uno de esos recuerdos me hacían arrepentir de irme. ¿Sera posible que un sueño sea más importante que la persona que amas? Él me hace muy feliz. Quizás deba quedarme a su lado. Si, se lo voy a decir. –Yuu, quiero…–Al fin llegamos. –Su voz entusiasta no me dejo terminar. Se veía aún más emocionado de lo que yo estaba de inicio.  Abrió la guantera de su auto y saco un sobre el cual contenía el boleto del tren a Tokio y lo que me pareció mucho dinero. Lo tome entre y lo mire por escasos segundos; toda aquella seguridad que tenia de irme se estaba esfumando.

–Esos son los ahorros de mi vida y quiero que los uses. Es obvio que no puedes llegar sin nada. Pero… ¿Qué pasa? –Pregunto preocupado. Su semblante cambio al igual que el mío. –No puedo, no quiero irme sin ti. –Solté cabizbajo entre lágrimas, no tenía el valor de mirarlo. –Haz hecho tanto por mí, no puedo abandonarte y ser egoísta. Quizás mi destino sea a tu lado y marcharme es un error. Por algo sucedió todo esto, no lo sé. –No, estas muy equivocado. –Me tomo por el mentón y alzo mi rostro fijando su mirada en la mía. Me costaba sostenerle la mirada, no podía dejar de llorar. –Que la universidad me rechazara, nada tiene que ver contigo. Tu padre no entiende que no puede obligarte a estudiar algo que no quieres y el hecho de…el hecho de que te amé tanto como tú a mí no son cuestiones del destino. Debemos ir contra todo para cumplir nuestras metas. Debes hacerlo por todos quienes depositamos nuestra confianza en ti. Aún más importante por ti. Por favor, me lo prometiste. –Sus ojos se cristalizaron. Creí que me desarmaría en ese momento. Mes estaba suplicando. ¿Qué podía hacer contra eso? Tenía razón. –No quiero irme sin ti. –Desvié la mirada.

–Entiende esto. No fui tan bueno como tú para ser admitido en esa universidad. No merecía el lugar. Pero… ¿Quién dijo que ya he rendido? Escúchame bien –Tomo mi mano entre las suyas y me miro a los ojos.

–Te prometo que te voy a alcanzar. Cuando sea tan bueno como tú y pueda ser admitido. Te juro que voy a cumplir mi sueño a tu lado, así me lleve más años lo voy a conseguir. Dentro de un año, cuando llegue la primavera, estaré ahí. ¿Puedes irte tranquilo con esta promesa que te hago? –No pude más, las lágrimas en mis ojos seguían brotando. Le ofrecí una sonrisa y lo abracé con fuerza; no quería soltarlo.

Llamaron a los pasajeros del tren con destino a Tokio, era el mío. Tuve que soltarlo mientras él se encargaba de limpiar mis lágrimas con su pulgar. No dejaba de sonreír, solo quería transmitirme tranquilidad y confianza para irme. Él era muy fuerte y yo debía serlo por mí, por el sueño que juntos construimos y por él.

 

Juntos bajamos del auto, se encargó de mi equipaje, ya solo debía subir al tren. –Es una promesa. Te estaré esperando. –Dije con trabajo, mi voz se quebraba. Odiaba las despedidas, aunque esta no lo fuera, no del todo. Se trataba de un “Hasta pronto”

–No esperes, vive y crece. Brilla y llega lejos, llega a la cima. Lucha por ser siempre el mejor. Desde lejos pensare en ti y estaré apoyándote. Siempre sonríe y haz las cosas con esa pasión que solo tú puedes ofrecer. El día que volvamos a vernos, ambos estaremos listos para vivir juntos nuestro sueño.  

Un amor correspondido, sus palabras y una promesa era todo lo que necesitaba para enfrentar una nueva etapa en mi vida. Subí al tren mientras lo miraba con una sonrisa en mis labios, sonrisa de confianza.  -Hasta pronto, mi amor. Gracias –Fue lo último que le dije antes de abordar el tren hacia el asiento que me correspondía.

 

Fue un viaje largo y cansado. Cerca de cuatro o cinco horas después, llegue a Tokio. Estaba fascinado con la cantidad de gente que habitaba aquí. Como llegue de noche, la ciudad lucia preciosa con tanta iluminación. ¡Era sorprendente!  El siguiente paso era conseguir un lugar para instalarme. Durante el camino, encontré en mi mochila sobre que contenía una nota con instrucciones, una dirección y un par de llaves.

 

Un amigo de su padre tenía un pequeño apartamento a diez minutos de la universidad y a través de él, le pidió que me lo rentara. Dejo claro que un primer pago había sido depositado así que podía habitar el lugar sin problema. Yuu pensó en todo, desde luego que no iba dejarme desamparado estando solo y lejos de él para cuidarme.

Llegue hasta el apartamento y, aun siendo tan pequeño, era muy acogedor. Desempaque todo y me instale. Aun no podía creer que ya era parte de la más prestigiosa universidad de música en todo Japón y ahora vivía solo.

El lunes iniciaban las clases y estaba muy emocionado. Si tan solo él estuviese aquí sin duda me sentiría completo.

 

Mi primer día en la universidad fue maravilloso. Las instalaciones son preciosas, los estudiantes muy agradables. El recibimiento fue único; nos dejaron claro que, si entrar es difícil, permanecer lo es aún más. No me importaba en lo absoluto, las palabras de Yuu permanecían en mi mente en todo momento. Estaba aquí para ser el mejor.

Era muy fácil socializar aquí. Nadie se burlaba de mis sueños, todos estaban llenos de ambiciones y anhelos. Era el paraíso para mí.

Pase de manera satisfactoria el primer semestre. Mis notas eran largas, varios profesores me repetían a menudo que era muy talentoso, que tenía futuro como cantante. Quería que Yuu lo supiera, debía contarle lo bien que me estaba yendo y agradecerle nuevamente por revivir mi sueño.

Al llegar al apartamento, llame a su celular, pero no contestaba. –Vamos, Yuu responde. Por favor, necesito saber de ti. –Repetí una y otra vez cada que remarcaba su número, pero jamás respondió. –¿Le habrá pasado algo? No, no. Debo calmarme. –No pude evitarlo. Estaba desesperado; mi cabeza no dejaba de inventarse cosas y solo conseguía ponerme más nervioso. Llame a su casa y para mi tranquilidad alguien contesto. –Hola, familia Shiroyama. ¿Quién habla? –Era su madre. Seguro ella me daría razón de Yuu. –Eh…soy yo, Takanori. El mejor amigo de Yuu. Vera, he estado llamando a su celular, pero no responde. ¿Él está bien? –Pregunte con miedo a una respuesta negativa. –¡Oh, Hola! Es un gusto saber de ti. Si, Yuu está bien. Lo que sucede es que cambio de numero hace poco. Me extraña que no te haya avisado. –Seguro lo olvido. Fue un gusto saludarla. Por favor, dígale que lo llame. Adiós. –Finalice la llamada y avente mi celular a la cama. –¿Cambio su número y no me aviso? Sentí horrible cuando su madre me lo dijo. No quiero pensar mal. Espero que mañana me llame. –Me fui a dormir.

 

Pasaron los días y jamás recibí su llamada. Esto solo podía significar una cosa: quiere olvidarme. Solo me queda esperar, él dijo que, a mediados de marzo, llegara junto con la primavera. Solo me queda esperar.

 

Otros seis meses pasaron; se había cumplido un año ya desde que llegué a Tokio y desde la última vez que lo vi. Estábamos en primavera, los cerezos florecían, la época de graduación en la universidad había llegado.  Los de ultimo grado tuvieron ceremonias maravillosas, casi envidiables.

Me faltaban tres años para llegar eso, pero era paciente; quería disfrutar al máximo mi tiempo en la universidad.

Aún seguía esperando a Yuu. –¿Sera que fue rechazado de nuevo? –Negué en repetidas veces, no podía ser rechazado dos veces, pero ¿Por qué me dejo completamente incomunicado con él?

Llegaron los nuevos estudiantes que, así como yo, fueron aceptados. Tenía la fuerte esperanza de verlo entre ellos, pero no, jamás llego. Fue rechazado de nuevo.

 

No podía creerlo, estaba desconcertado por la situación. Nos hicimos una promesa y de pronto el cambia su número y decide ya no hablar conmigo. Solo puedo pensar que quiere olvidarse de mí; sus planes cambiaron y evidentemente yo ya no estoy en ellos.

 

Yuu no hizo nada por contactarme y decidí no hacerlo yo tampoco. Él rompió su promesa y mi corazón; todo de una vez.

El tiempo paso. Cada día que pasaba era mejor que el anterior. Siempre obtuve los solos durante los musicales que se hacían, los mejores papeles. Era uno de los mejores y conforme pasaba el tiempo, veía grandes cambios. Me estaba convirtiendo en un gran cantante.

Ahora solo quedaban seis meses para mi graduación. A veces hablaba con mi madre por teléfono; ella estaba orgullosa de mi. Me prometió viajar hasta Tokio para mi graduación, eso me puso muy feliz. Mi padre nunca me habla, seguro sigue molesto y a pesar de haber pasado ya tres años y medio sigue sin perdonarme, que remedio.

Una tarde, conversando con unos amigos, me hablaron de un chico más o menos de mi edad que se volvió un fenómeno musical. –Qué suerte la de algunos ¿No creen? –Dije un tanto envidioso. Y pensar todo lo que me ha costado llegar hasta aquí. –Dicen que es un excelente guitarrista. Tocaba en un bar durante las noches como soporte de una banda. –Menciono uno de mis amigos. –Además es muy guapo. Tengo entendido que es un hombre muy importante, ya saben, ese tipo de cazatalentos llego a ese bar. Es originario de Osaka.–Agrego una chica. –¿Sabes cuál es su nombre?  –Comenzaba a interesarme aquel chico. Quería comprobar por mí mismo si era tan bueno como ellos decían. Solo conocí a un solo guitarrista y por siempre será el mejor para mí, –Se hace llamar Aoi. Dicen que, de todo el grupo, él es quien más sobresale. Debería unirse a un grupo de verdad ¿No creen? –Aoi, lindo nombre. –Termine mi bebida y me levante. Le reste importancia al asunto y fui directo a mi departamento, Estaba agotado y había mucho que hacer al otro día.

Como agua se me fueron los últimos seis meses. Llego el día de mi graduación; mi madre estaba aquí. Sinceramente me dolió no ver a mi padre aquí, pero fue su decisión, además no quedamos en buenos términos.

Jamás se va comparar a mi graduación del Instituto; ahora estoy feliz, verdaderamente feliz de concluir con éxito y casarme con lo que amo: la música.

 

Durante la entrega de reconocimientos, miraba a mi madre; ella estaba llorando de alegría. Sé que está feliz por verme realizar poco a poco mis sueños.

Justo cuando llegó mi turno de recibir mi reconocimiento, diploma y agradecer al director de la universidad, la puerta del auditorio se abrió. Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro, no lo podía creer. ¿Qué le hizo cambiar de idea? Llegue a pensar que jamás volvería a hablarme, pero estaba aquí, sonriendo y feliz por mi triunfo. Llegó hasta el asiento libre que había a lado de mi madre. Mi padre llegó a mi graduación. Tenía tantas ganas de llorar de alegría, pero me contuve.

Al finalizar la ceremonia, me fui a celebrar con mis padres. Cenamos en un excelente restaurante. Todo estuvo delicioso. Más tarde nos dirigimos a mi departamento. Mi padre trajo consigo una botella de sake así que bebimos y reímos casi hasta el amanecer. Una noche antes de la graduación, todo el grupo y yo armamos una fiesta muy a lo grande. Ahora tocaba celebrar con nuestra familia por este gran triunfo.

Dos semanas después, fui una vez más a la que fue mi Universidad por cuatro largos años. Aun lado se encontraba el parque Ueno. Durante la primavera lucia hermoso. Fue gracias a él que logre todo esto.  Toda la vida le voy a estar agradecido. A veces me pregunto si dejare de amarlo algún día…Me detuve a admirar los arboles de cerezo por un momento. Hacían ya cuatro primaveras que no lo veo. A escasos metros de mi había un chico alto, cabello negro con un estuche de guitarra sobre su hombro. Al parecer es músico, no pude evitar pensar en Yuu cuando lo vi. –Como sea, gracias, mi amor. –Repetí antes de darme media vuelta para irme. Había dado un par de pasos cuando una voz que me hizo sentir un inmenso escalofrió hizo que me detuviera. De pronto unas mezclas de emociones recorrieron mi cuerpo.

–¡Hey, Brodway! ­–Sonreí.

Notas finales:

Deseo que les haya gustado.

Puse lo mejor de mi y espero con el tiempo mejorar y sobre todo ganar experiencia.

Gracias por leerlo.

 


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