Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Espíritu intocable por Veel Caed

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un agradecimiento a Grace Potter por betear el capítulo.

 

Notas del capitulo:

Nota:

1)    Para fines prácticos del fic la Mansión Malfoy estará ubicada cerca del Valle Godric, a un costado de la casa de los Potter.

2)    Voldemor fenece en la primera guerra justo cuando envía el AK a Harry.

—Aburrido— dije arrastrando las palabras, mientras recorría los pasillos de la mansión aquella mañana. —pero como no iba a estarlo soy tan solo un niño de siete años, es normal que tenía deseos de explorar y conocer cosas, al menos eso suponía. Los libros por ahora no ayudaban mucho, me gustan sin duda, pero quería jugar, mover un poco mi cuerpo en lugar de estar postrado en el cómodo sillón de la biblioteca leyendo.

Hoy mis papás han salido a un almuerzo con unos señores que según papi son importantes en la sociedad –razón por la cual necesitaban tener una relación amigable con ellos–. No estaba seguro de entender todo eso, tal vez cuando crezca lo comprenda, por ahora la salida de mis papás significaba una sola cosa:

—Saldré a explorar los jardines y alrededores de la casa sin que me molestaran por ello —casi grite de la emoción, pero logre contenerme un poco, “lo que diría papá si se enterara de que ando gritado y saltando por la casa”, mejor no pensarlo.

Salí de la mansión que ya tanto conocía y me adentre en los jardines de la parte derecha. Supuestamente por ese rumbo había un pueblo, aunque está algo lejos, de cualquier forma no es como que pueda ir hasta allá.

Mientras avance por los jardines me encuentre con una pequeña columna de árboles y entre ellos vi un camino estrecho. La curiosidad me invadía. “¿Qué habrá del otro lado? Tal vez sea el pueblo.” Pensé a la vez que me dirigí por aquel sendero para descubrir a donde llegaba.

De cierta forma tenía razón pues a lo lejos lograba ver las formas de algunas casas, sin embargo lo que llamo mucho mi atención era la mansión que se encontraba prácticamente junto a la mía, puesto que no tenía idea de que existiera.

Por la fachada que presentaba yo supuse que estaba abandonada.

Me dirigí hacia donde está la rejilla para entrar (picado nuevamente por la curiosidad), “iría a explorar un poco aquel lugar y regresaría pronto a casa. Nadie tenía porque darse cuenta.”

Sonreí.

—Maravilloso —susurre asombrado cuando recorría el lugar. La casa a pesar de estaba abandonada se había mantenido bonita.

Me encaminé deteniéndome frente a la puerta principal. Mis sentidos alarmados gritaban que no entrara, que saliera y regresara por donde llegué. Los ignore. Quería ver lo que hay adentro, recorrer sus pasillos y cuartos, descubrir cada rincón y lo que escondía.

La curiosidad era más grande que el miedo.

Entre.

    ∞φ∞

Me encontraba sentado abrazando mis piernas mientras lloraba.

Sí, estaba llorando.

Fui tonto al entrar en esta casa que parecía que no me quería dejar salir. Recorrí la casa, al principio feliz pero cuando quise salir y volver con mis papás no logré encontrar la salida por más vueltas que di. No podía salir y tenía miedo.

—Está casa no tiene sentido.

Mi sollozo se volvió más fuerte. Papá se molestaría si me viera, pero él no estaba aquí conmigo para eso, si estuviera seguramente me salvaría.

Me levanté con un último esfuerzo de mi cuerpo cansado por vagar en la casa, me asome por la ventana, por alguna razón seguía en el segundo piso y podría jurar que en el mismo lugar. Comience a moverme para tratar de encontrar las escaleras que den al primer piso y de ahí a la salida pero por más que trate y recorrí el lugar no daba con ellas.

Me volví a sentar en la misma posición anterior tratando de controlarme y no entrar en pánico por mi situación. Solo.

Vuelvo a llorar en bajito.

— ¡Eh!, niño —escuché una voz.

Levante mi cabeza, limpie las lágrimas con mis manos y gire la mirada a ambos lados del corredor donde me encontraba, tratando de ubicar al dueño de la voz.

Parecía que mi mente me engañaba. Tenía miedo.

— ¿Qué pasa, pequeño? —me pregunto esa voz.

Por fin pude identificar la fuente del sonido, una silueta a unos metros de distancia se encontraba un chico un poco más grande que yo, pelo negro y alborotado, su piel era igual o tal vez más pálida que la mía. Vestía con ropas muggles: unos vaqueros azules y una remera que parecía era roja.

Lo que más llamó mi atención fue aquel antifaz de león que cubría toda su frente, ojos, parte de su nariz y mejillas. Pero era una persona y a pesar de ser un extraño no tenía miedo de él, aunque tampoco me moví de donde estaba.

— ¿Qué pasa, pequeño? —volvió a preguntar la voz del chico.

Sin duda me sorprendíencontrar a una persona en este lugar, aunque sentía miedo me alegré de saber que no estaba solo, posiblemente él podría ayudarme.

—Estoy perdido y por más que busque no encuentre la salida, no pude dar con ella—respondí tratando de controlar mi voz sin mucho éxito ya que hipeé un poco al hablar.

—Sígueme. —habló después de un momento de duda sin acercarse a donde estaba ni brindarme más ayuda. Dio media vuelta y caminó un poco, al ver que no lo seguía, dijo: —Vamos. Te llevaré fuera de está mansión. —reanudó la marcha.

—Gracias —susurré. Me levanté despacio y comencé a seguirlo un tanto tambaleante ya que mis piernas resentían el esfuerzo que había hecho anteriormente.

Caminamos en silencio, él siempre mantenía la distancia de mí, en ocasiones giraba la cabeza para saber si aún lo seguía, al llegar a la reja que daba acceso a la mansión me miró por largo rato, hasta que por fin se decidió a hablar:

—Listo, este lugar es seguro. A partir de aquí no pasará nada malo.

—Gracias —dije apenas en un susurro.

— ¿No… estás asustado? —habló de nuevo.

— ¿De qué? —pregunté confundido.

—Olvídalo —Dijo mirando hacia el exterior luego dirigió su mirada a mí —Adiós.

—Gracias —repetí.

Extendí mi mano para agradecerle y de ser posible brindarle mi amistad. Él se quedó estático mirando la mano estirada frente a él. No hizo nada más.

Eso me irritó, comencé a bajarla lentamente.

—Disculpa, no puedo tocarte —soltó con el mismo tono de voz calmo que había usado todo ese tiempo al ver que mi rostro mostraba la molestia que sentía ­—si llegaras a tocarme desapareceré —explicó.

Terminé de retirar mi mano sin comprender muy bien, pero mi curiosidad pudo más y terminé preguntando.

— ¿Qué quieres decir con desaparecer? Es desaparecer de un lugar y aparecer en otro, ¿es eso? —dije tratando de recordar lo que papi me dijo que hace cuando viaja a lugares cerca, en un tiempo pequeñito.

—No, Para mi desaparecer sería dejar de existir.

— ¿Por qué?

—Simplemente porque tú eres un mago, o ¿me equivoco?

—Cierto. Sí soy un mago —afirmé —pero ¿eso que tiene que ver?

—Básicamente mucho, ya que soy un espíritu y si tú, un ser mágico, llegara a tocarme dejaría de existir… desaparecería.

—Mmm… lo siento —quería saber más, aún tenía muchas dudas, pero no creí poder tener más respuestas por el momento y mami me enseñó a no meterme demasiado en asuntos que no eran míos o de la familia. Que era poco sensible preguntar o hablar de más.

—No vuelvas a entrar en esta casa, ¿está bien? — Dijo con voz grave y antes de poder preguntar el porqué, él continuó hablando —esta mansión y sus jardines están malditos por así decirlo y todo ser mágico que entre no podrá salir sin ayuda, puesto que la casa crea corredores generando una especie de laberinto sin salida.

— ¿vives aquí? Si regreso ¿Podemos vernos otra vez? —entre pregunté y supliqué (aunque los Malfoy no suplicamos).

—Acaso no escuchaste lo que dije.

—Sí, tú dijiste que no podría salir sin ayuda, pero hoy me ayudaste a salir, si vuelvo mañana podrías ayudarme a salir otra vez, ¿no es así?

—Para ser un chiquillo aprendes rápido —sonrió el chico

—Vendré a verte mañana —como única respuesta el chico solo levantó una ceja. Al no saber que más decir me di vuelta  y avancé con rumbo a mi casa, cuando recordé algo importante, di media vuelta.

—Por cierto mi nombre es Draco Malfoy, ¿cuál es el tuyo? — Esperé un poco para ver si me respondía, a falta de respuesta volví a hablar —si no quieres decir, esta bien. Nos vemos. ­— me giré y volví a caminar.

—Harry — susurró tan suave que pareció llegar a mis oídos gracias a la brisa del viento y desapareció.

Regresé a casa corriendo muy feliz de encontrar un ¿amigo? ¿Podría llamarlo así?

Mi primer amigo.

En cuanto mis papás me vieron y se aseguraron de que no me había pasado nada malo pasaron de estar preocupados a molestos; no dudaron en reprenderme y sermonearme sobre volver a salir sin autorización de ellos.

Notas finales:

Espero poder actualizar cada martes, pero no aseguro nada.

Nos leemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).