P R E F A C I O
Mensaje oculto: Los cambios pueden ocurrir en una milésima de segundo.
En realidad Sanji casi nunca encendía la televisión, mucho menos conocía los programas del momento; en cuanto a música era otro el asunto más que nada por su empleo. Trabajaba como mesero de turno nocturno en Seven Seas, uno de los bares más concurridos de la ciudad. Pero ahora que era su bendito tiempo libre no tenía ganas de dormir o ponerse a hurgar en la colección de películas viejas que probablemente sabía de memoria.
Paso de canal cuando una mujer leyendo horóscopos salto a la vista, después un programa infantil, el noticiero hablando de una nueva guerrilla en Irak, una vez más Irak y al final tuvo que resignarse a ver el último capítulo de Miss America.
Sanji recorrió con la mirada los rostros de las mujeres formadas en una hilera sobre el escenario. Todas ellas eran degeneradamente bellas pero incluso para él que adoraba a todas las féminas sin importar sus diferentes rasgos, dos chicas resaltaban del resto de las finalistas y se robaban la atención de los reflectores.
A la de Manhattan ya la había visto en un comercial de shampoo hace tiempo. Su nombre era Boa Hancock y probablemente tenía el cabello azabache más impresionante que Sanji había visto en toda su vida, su vestido era color vino y en su cara transmitía fiereza y seguridad. Ella sabía que no regresaría a casa sin ser reconocida como la mujer más bella del país.
Miss Florida presumía un delicioso bronceado que resaltaba sus cabellos rosados recogidos en una coleta alta. Su vestido era color salmón y tenía un corte de sirena. Shirohashi Hime quien al contrario de Boa poseía una cara redonda y aniñada que le daban un toque angelical.
El presentador, un hombre pequeño y rechoncho se colocó en frente de las chicas y todas ellas sonrieron. Sanji se estaba preguntando si sus blancas sonrisas serian capases de iluminar una habitación a oscuras mejor que una bombilla.
Por sus expresiones, los jueces ya habían terminado de hacer sus elecciones, estudiándolas minuciosamente en todos los aspectos y apoyándose en los resultados de las pruebas que cada una había tenido que hacer antes.
Sanji mordió una fritura y le dio un sorbo a su refresco, dejo el sofá y arrastro los pies perezosamente hasta la cocina por un tazón lleno de gomitas en forma de panditas. Cuando volvió a sentarse, una linda afroamericana representante de Oklahoma había obtenido el tercer lugar.
Su lado más morboso tenía curiosidad si el jurado era realmente transparente y no movía cartas debajo de la mesa. Hace dos años una de las participantes del Miss All Nations que había llegado hasta preliminares hizo una acusación que se volvió el mayor escándalo de las revistas al decir que la ganadora ofrecía mamadas y rápidos a los hombres del jurado.
Mientras se discutían los primeros lugares el rubio se dio cuenta de que la pelirrosa estaba sorbiendo su nariz cada dos por tres y sus ojos estaban cristalizados y a punto de lagrimear, parecía muy agotada. Shirahoshi quito la mano de su cadera y en su lugar la puso sobre su nariz para contener un estornudo.
—Eso va a costarle puntos— Sanji hizo una mueca y dirigió un puñado de las frituras a su boca.
El presentador regreso al escenario seguido de un hombre que le entrego un sobre de papel en las manos y después se retiró, las modelos sonrieron aún más forzadamente, se podía apreciar la tensión en sus cuellos, el segundo lugar fue para Shirahoshi, mientras le entregaban un gigantesco ramo de flores ella permaneció tiesa como un bloque de cemento, casi como si estuviera desconectada de todo.
Finalmente se dio entrega al primer lugar y todo el mundo aplaudió y grito cuando Boa Hancock fue coronada como la verdadera reina de la noche.
Sanji estuvo a punto de cambiar el canal, pero la repentina caída de la pelirrosa lo detuvo. Dos asistentes corrieron a ayudarla y uno de ellos la sostuvo por los hombros, la cámara enfoco sus ojos, el globo ocular estaba totalmente enrojecido y esa mirada que antes parecía dulce, se había transformado en una de completa ira.
La mujer lanzo un sonido gutural que hizo que la sangre de todos los presentes se helara y uno de los asistentes que momentos antes trataban de auxiliarla chillo cuando las fauces de la modelo se atoraron en su brazo y desprendieron un pedazo de piel.
Un segundo después Shirahoshi había derribado a Boa, la pelinegra trato de apartarla desesperadamente, pero las dentelladas que daba la mandíbula de Miss Florida al abrirse y cerrarse pronto alcanzaron su rostro hasta convertirlo en una masa roja y deforme.
Todo de un momento a otro.
Sanji apago el televisor y cayó al suelo vomitando.