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Perdido en ti por LadyBondage

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Notas del fanfic:

Este fic es 100% Itachi x Naruto.

Lo actualizaré cada 15 días.

Es corto (aproximadamente 15 capitulos)

Dedicado a todas las fans de esta pareja.

 

A leer.

El día en que lo conocí…

[1]

 

Se mira a través del cristal del aparador. Es una mirada azul, una sonrisa tímida nace en sus labios. El helado se está derritiendo entre sus dedos, algunas gotas salpican el piso de mármol impoluto. A su lado, algunas chicas cotillean sobre la bonita ropa que se exhibe con sus telas suaves de seda y sus precios altísimos, imposibles de pagar para ellas, y para él.

 

Naruto se aparta del tumulto de jóvenes adolescentes direccionándose hacia la salida del tan conocido centro comercial. Lame sus nudillos izquierdos desvaneciendo los hilillos de helado derretido. Mientras camina, se da cuenta de que es observado por algunos hombres que pasan a su lado apresurados con sus portafolios en la derecha y la otra manteniendo el móvil contra la oreja.

 

Sabe lo que ocasiona su sola presencia, sabe que no es ignorado por nadie. Su belleza arrebatadora atrae miradas, y también suspiros.

 

—Disculpa, ¿podrías darme tu hora? —uno de esos hombres importantes lo detiene con una excusa muy simple. Naruto niega a ambos lados. El hombre de cabellos plata y mirada verde lo examina con esos ojos de tigre y Naruto se sonroja por el descarado escrutinio. — ¿Cómo te llamas? —le pregunta en tono suavecito como el algodón.

 

Pero el rubio se siente de pronto muy intimidado, retrocede dos pasos.

 

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los ratones? —le dice burlón con una sonrisa de lado. Naruto se gira rápidamente saliendo de su campo de visión.

 

Mientras corre por los pasillos del centro comercial, llega su cabeza aquella mirada verde y la sonrisa siniestra. Sin quererlo se acuerda de él, las lágrimas se aglutinan en sus ojos pugnando por salir.

 

Le duele recordarlo, cada día es peor, a veces simplemente llegan ramalazos de los recuerdos vividos como una manera burlona que la vida tiene para él, para hacerle saber que nunca será completamente feliz.

 

 

 

[2]

 

Itachi sonríe abiertamente mostrando esa seguridad masculina que lo envuelve, su socio también sonríe, y luego echa el humo del cigarrillo por la boca.

 

—Otro negocio cerrado, ¿qué sigue después? —Kisame pregunta, con el acento duro de Kirigakure. Es un hombre de estatura promedio, cabello de un azul opaco con vetas negras y la piel fría como el hielo. Itachi lanza un suspiro cansino, de esos que te dicen que está harto de la vida.

—Supongo que nada. Iré a mi lujoso ático, beberé hasta que pierda la consciencia o quizá contrate a una puta para que me dé un rato de diversión. ¿Y tú? —pregunta desinteresado a su socio. Kisame suelta una risa ronca, que estremecería a cualquiera menos a él.

—Tenía pensado salir por ahí a divertirme, encontrar a un hermoso chiquillo al cual desvirgar. ¿Y por qué no? tener sexo desenfrenado hasta que mi pene quede flácido.

—Dios, ¿es que hay alguien en este mundo que se atreva siquiera a intimar contigo? —ambos hombres se miran unos segundos para luego echarse a reír con ganas.

 

Itachi Uchiha es un hombre rico, hijo del importante magnate químico; Fugaku Uchiha y la dama de abolengo, Mikoto de Uchiha. Tiene un hermano menor, uno que desde hace tres años yace postrado en una cama con un aparato que lo mantiene con vida.

 

No es un hombre que disfrute de lo que tiene –aunque debería- honestamente, preferiría estar en el lugar de su hermano, desde que la luz de Sasuke se apagó, la vida de Itachi tomó otro rumbo. Y la culpa se mantiene sobre sus espaldas como fardo de cemento que le impide caminar cada vez con más movilidad.

 

— ¿Iras… a verle? —Kisame de pronto ya no tiene esa sonrisa ladina ni la mirada divertida. Es increíble lo bien que puede enseriar sus facciones cuando es requerido. Itachi agradece su sincera preocupación con un vago asentimiento.

—Probablemente lo haga.

—Si vas, dale mis saludos.

 

Itachi Uchiha es un hombre rico, hijo del importante magnate químico; Fugaku Uchiha y la dama de abolengo, Mikoto de Uchiha. Tiene un hermano menor, uno al que le quitó sus sueños y sus metas. Y llevará eso en su consciencia lo que le reste de vida.

 

 

[3]

 

Naruto sonríe, nuevamente está en el mismo centro comercial frente a la misma tienda de ropa. Esta vez han cambiado los maniquís con otras ropas igual de hermosas que las anteriores. Pero no tiene un helado en la mano. Sólo está ahí de paso, como cada mediodía.

 

—Qué lindo… —escucha a su lado la voz chillona de una chica pelirrosa que señala el vestido de color hueso, con el escote palabra de honor, y de una caída primorosa como cascada. Es bonito a simple vista. Naruto le echa una mirada furtiva a la adolescente y se imagina que tal quedaría ella enfundada en el vestido.

 

Itachi no tiene gran cosa que hacer ese día. Las labores en la farmacéutica han terminado con su exitosa transacción con los Hyuga, una de las familias más poderosas de todo Japón y con la cual cerró tratos.

 

Esa tarde decidió darse un paseo como modo de distracción. La gente que pasa a su lado le regala miradas lascivas o risueñas, de esas que destilan coquetería. Itachi sabe la clase de hombre que es y que no sería ningún problema tener a alguien en su cama, es un trabajo fácil considerando su atractivo y el imponente apellido que carga.

 

Pero no era suficiente para él.

 

Cruza unos pasillos bordeados de tiendas de ropa lujosa, pero hay una en especial de grandes aparadores y letrero de neón bastante llamativo. Algunos adolescentes miran hacia los vitrales embelesados.

 

Itachi ignora que los tiene tan obcecados, sin embargo cuando da unos cuantos pasos hacia el frente, una presencia de cabellos dorados y cuerpo esbelto llama su atención.

 

Naruto también lo siente y lo huele, un aroma a tabaco y canela. Gira su cabeza para encontrar el origen de tal estremecimiento que ha provocado en su cuerpo.

 

Y se encuentra con unos ojos más negros que la noche. Itachi sonríe de lado a aquel jovencito de mirada cielo.

 

Es demasiado hermoso para que pase desapercibido. 

 

 


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