Era interesante ver como todo cambiaba con tan solo hacer algunas cosas, o en este caso, deshacerse de ciertas personas. Desde que Pitch Black abandonó el mundo de los guardianes, las cosas parecían haber cambiado de un modo u otro. Al principio todo era genial, hasta que comenzaron a notar cosas bastante extrañas. Para empezar, comenzaron a surgir rumores que no agradaron a todos.
Esos rumores surgieron a partir de una reunión con otros espíritus guardianes, donde comenzaron a brotar comentarios acerca de la última batalla que se sostuvo contra el coco, y al final descubrieron que éste simplemente había desaparecido sin dejar rastro alguno, algo que no dejó de ser menos que intrigante y perturbador a la vez.
¿A dónde se supone que había ido el rey de las pesadillas? Nadie lo sabía. Lo único seguro era que luego de eso, hubo un cierto caos con las pesadillas de Pitch, pues al no tener nadie que les contralara iban y venían por todas partes causando estragos en los sueños de los infantes y de adultos por igual.
Por varios años fue así, hasta que un día, simplemente algo cambió y fue entonces que los guardianes entraron en un estado de incertidumbre. Jack, quien era el que siempre estaba en constante movimiento, no tardó mucho en notar que la causa siempre se concentraba en un punto, más específicamente en Inglaterra, dónde casi siempre había notado que las pesadillas se concentraban pero actuaban más raro de lo normal, para empezar, como si en ese lugar se mantuvieran más “tranquilas”, aunque eso era una forma de nombrar al estado en que se les veía.
Jack no tardó en comunicar aquello y por consiguiente, tratar de investigar esa zona. Sin embargo, al año siguiente, aquello pareció cambiar de lugar, más exacto, en Canadá. Jack estuvo tentado a buscar la fuente de tal causa, pues de haberse movido, debía ser una persona o algo más que se le asemejara… un nuevo espíritu quizás. Aunque la idea de un nuevo espíritu que controlara a las pesadillas le causaba miedo, más que nada por la posibilidad de un nuevo enemigo, aunque pensándolo bien, si aquel nuevo espíritu resultara como él, asustado y confundido, tratando de encajar, cabría la posibilidad de que él estuviera ahí para ayudar a ese espíritu, tal como no había pasado con él hasta muchos siglos después.
Mientras intentaba buscar en las calles, hubo algo que le hizo sentir una especie de escalofrío extraño. Entre las sombras de aquel paraje nevado, vio algo flotar con una forma poco definible. Pensó en una pesadilla deambulando, pero no había rastros de arena negra, por lo que descartó aquella posibilidad. Fue entonces que a lo lejos notó una figura volar hasta perderse en la oscuridad. Jack intentó localizar de nuevo a aquella sombra pero sin éxito alguno. Los rayos del sol salieron a flote y con ello poniendo fin a la búsqueda poco exitosa del espíritu de la diversión.
Ni tardo ni perezoso, Jack informó de aquel hallazgo y en la siguiente ocasión, no solo él, sino todos sus amigos estaba investigando la zona.
Hubo poco éxito. Jack estaba comenzando a pensar que aquel espíritu seguro sabía que lo seguían y hacía todo lo posible para evitarlos. Algo un poco tonto pero parecía que eso era lo que pasaba.
Harto de buscar sin éxito, Jack trató de enfocarse en crear diversión para los niños, así para sacar sus frustraciones de alguna forma. Mientras estaba en ello, algo llamó su atención. A la distancia había un grupo de chicos que parecían molestar a un chico bastante menudito, de cabello negro y por su porte, temeroso. Jack se acercó para auxiliar a su forma a aquel chico.
-Vean que tenemos aquí. La rata sucia. ¿Hoy no vino tu hermana a protegerte como siempre, rata?
-Ella no me protege.
-Oh, ¿Cierto? Entonces, dinos. ¿Por qué siempre parece que ella es quien lleva los pantalones?
Jack podía ver los puños tensarse. Estuvo a punto de hacer algo para ayudar al chico sin lastimar gravemente a los brabucones cuando alguien más se le adelantó. Una bola enorme de nieve estampó contra la cara del líder, un chico alto, musculoso que parecía que hacía ejercicio constantemente, de cabello negro y peinado en punta. “El salvador” del chico, no era otra que una chica de cabello negro y largo, ojos azules y piel lechosa vestida en un traje para la nieve color negro.
-Creí haberte dicho que dejaras de molestar a mi hermano, pedazo de basura.
-Ese lenguaje es muy vulgar para ti, linda.
-¿Sí? Pues tú eres demasiado patético como para intentar hacerte el chulo. “Cariño”.
El sujeto frunció el ceño pero se levantó para caminar galantemente hacia la chica y sosteniendo su mano enguantada al tiempo que daba miradas de galantería intentando coquetear con ella. Sin embargo, un puntapié en su entrepierna fue toda la respuesta que recibió a cambio.
-No vuelvas a estar molestando a mi hermano o a mí.
Ella caminó directo al chico, lo tomó de la mano y se marcharon. Jack estaba muy intrigado y decidió seguir a aquellos dos, pues había algo en ese chico que le intrigaba sin saber el qué.
-¿Estás bien?
-Sí, no tenías que intervenir.
-No digas estupideces. Estoy harta que ese cretino esté rondándote solo para fastidiar. Odio a ese cretino.
-Lo sé.
Rió él. Ella le sonrió.
-Por cierto, buen golpe. Aunque creo que fue demasiado.
-¡Ey! Dame algo de crédito. Es mejor ahora para evitar que se reproduzca, sería lamentable que sus genes se esparcieran como el virus.
Ambos rieron por aquel comentario y ciertamente a Jack hasta le hizo gracia. Vio como la hermana levantaba su mano enguantada para sostener la barbilla del otro.
-Déjame ver si no te lastimaron de nuevo. Es difícil mentir a papá y mamá sobre cómo te haces esos cortes.
-Lo sé. Lamento hacerte mentir para cubrirme.
-No es como si tú fueras un crimina. Sigo insistiendo que no deberías guardártelo. Esos tipos por eso abusan mucho de ti.
-No quiero darles más motivos.
Ella suspiró. Jack se acercó un poco más, pues en todo ese tiempo, el cabello del chico le cubría el rostro debido a que siempre permanecía con el perfil bajo y no lograba ubicar sus rasgos. La chica levantó el mentón y Jack vio el gran parecido con la chica. Asumió que eran gemelos, pero no fue sino hasta que el chico abrió los ojos que había cerrado que algo dentro del espíritu invernal se agitó de terror. Los ojos de ese chico… uno de ellos era color dorado y bien reconocía ese color, esa iris… era de él, de ¡Pitch!
Con terror fue donde sus amigos a informar aquello.
-¡¡Oh, no!! Esto es grave, es grave. ¡Pitch ah vuelto!
Y de qué forma. Como un humano adolescente, o eso era lo que parecía, porque sin duda debía de ser algo más en realidad.