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4 Pizzas + 1 Regalo • || Yoonmin || por MillenAry

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Notas del fanfic:

• Autora: MillenAry.

• Pareja: Yoonmin/JimSu (no se induce a ninguna preferencia).

• Género: Romance || Fluff || Slash || Soulmate!Au

• Extensión: 4 partes (todas cortas).

• Advertencia: Final confuso (para algunos).

• 04.01.16 || 16.01.16

 

|| No se permite la copia o adaptación de esta obra. Traducciones solo con mi permiso. ||

YoonGi pasó una y otra vez los canales de la televisión sin interés alguno. Estaba aburrido y no había manera que encontrara cómodo ver un programa sobre doctores y la sala de urgencias.


El timbre sonó y el chico miró hacia la puerta de su casa con los ojos entrecerrados. Estaba solo en casa. Si la persona insistía iría a abrir la puerta, pero solo si insistía.


Se acomodó mejor sobre el sofá marrón e intentó acoplar su cabeza sobre uno de los cojines para que este no se cayera del reposa brazos.


El timbre volvió a sonar. 


YoonGi frunció el ceño y regresó a dirigir su mirada hacia la puerta de entrada. Si llegaba a sonar una tercera vez se levantaría, definitivamente.


Y ahí estaba la tercera vez.


No tuvo más opción que levantarse y caminar hacia la puerta con pesadez. Apenas tomó la manilla el timbre volvió a sonar, cosa que lo hizo apretar los dientes y abrir por completo la puerta. Fue entonces que una gran sonrisa le pegó de frente en el rostro, iluminándolo. Aunque obviamente no lo estaba iluminando, pero así se sentía y eso era aún más extraño.


—Disculpe por insistir. Aquí está su pedido.


Otro momento sumamente confuso apareció ante los ojos de YoonGi. El otro le tendía una gran caja de pizza, la cual él tomó porque estaba confundido y no podía dejar de mirar la sonrisa de ese chico que estaba delante de él.


Pero yo no pedí ninguna pizza, quiso decir. Realmente lo quiso decir, pero en vez de eso se quedó en silencio y siguió mirando al repartidor.


Se quedaron así hasta que el chico hizo desaparecer su sonrisa, apagando la luz que tenía cegado a YoonGi.


—Sé que suena irrespetuoso, pero... ¿Podría pasarme el dinero?


Esa vez fue el momento en que YoonGi se sintió confundido y le quiso pegarla al chico en la cara con la caja de pizza.


—Yo no pedí nada. —Extrañó el dueño de la casa frunció las cejas.


Ahora el vendedor perdió todo su encanto, definitivamente—. Disculpe, pero en verdad tengo que llegar con el dinero o sino me despedirán.


—Yo no pedí nada, así que no tengo por qué darte dinero por esto —dijo YoonGi pasándole la caja al chico.


—Estoy seguro que esta es la dirección correcta —artículó el chico mientras sacaba su celular y le daba una ojeada.


—Y yo estoy seguro de que no pedí una pizza.


—¿Y alguien más que esté en la casa no la pidió? —YoonGi negó con la cabeza a la vez se cruzaba de brazos—. ¿Está seguro de que no le hicieron una broma? Quizás uno de sus amigos dio su dirección... 


—No pagaré la pizza. ¿Puedes irte ya?


El chico hizo un puchero inconscientemente. No podía irse sin el dinero o sino lo echarían otra vez del trabajo. Además, aún no pasaba su día de pago, no tenía dinero.


—¿Podría pensarlo otra vez? Quizás sí la compró y no recuerda.


—No me olvido de las cosas —aseguró YoonGi con rigor.


—¿Seguro que no la compró? —YoonGi asintió con cansancio—. ¿Seguro? ¿Segurito?


El más alto no pudo evitar fruncir el ceño y cuestionarse si el chico era menor que él, aunque aparentemente así era.


—¿Puedo pedirle un favor?


YoonGi evitó soltar un suspiro de agonía. Miró hacia su alrededor para percatarse de que uno de sus vecinos lo estaba mirando mientras regaba el pasto. Estaba oscuro, pero no era para nada extraño pedir pizza a esa hora, así que YoonGi no entendió qué veía ese hombre con tanta curiosidad.


—¿Qué quieres? —demandó el dueño de la casa con voz autoritaria y gruesa.


—¿Me prestaría su dinero?


Entonces ese fue el momento exacto en que YoonGi olvidó por completo la radiante sonrisa del chico.


YoonGi era sumamente tacaño.


El más alto tomó el pomo de la puerta para darse la vuelta y adentrarse a la sala. Definitivamente preferiría ver a gente enferma en urgencias que a ese chico quitándole el dinero.


—¡Te lo pagaré! ¡Lo prometo!


—¿Cómo estaré seguro de eso?


El chico con prisa le entregó un pedazo de papel mal recortado con unos números escritos con lapicera negra.


—Solo tienes que llamarme. Prometo que te lo devolveré.


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