Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Fan por Galaxy Diamond

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

En este fic, pretendo escribir sobre el grupo, aunque en verdad no se mucho de ellos. 

Disculpen algunos errores que quizás les parezcan chocantes. 

Si me desvío demasiado, por favor, háganmelo saber. 

 

Notas del capitulo:

Espero les guste el fic. 

 

Despertó de pronto, y supo que estaba en un lugar desconocido.

Su nariz percibió un desagradable olor, a humedad y a rancio, además hacía mucho frio. Parecía que estaba en una bodega o un sótano.   

Sintió cómo su corazón se aceleraba y cómo la adrenalina recorría todo su cuerpo estremeciendo cada rincón de su anatomía. No tenía ni idea de dónde estaba, ni de cómo había llegado allí.

 Y empezó a asustarse.

Intentó mirar a su alrededor, pero no podía ver absolutamente nada, pues tenía lo que parecía una venda, demasiado apretada, sobre los ojos.

Ni siquiera podía decir si había luz u oscuridad, y eso lo asustó aún más, por lo que comenzó a retorcerse, dándose cuenta de que sus manos, que se encontraban arriba de su cabeza, estaban amarradas juntas, con una cuerda o algo pegajoso, quizás con cinta canela, porque era muy ancha.

La cuerda o la cinta de sus manos, estaba extendida y jalaba las dos extremidades hacia arriba, sin permitirle bajarlas.

Al igual que sus manos, sus piernas también se hallaban unidas. No estaban amarradas al lugar dónde estaba acostado, que parecía ser una cama, con un colchón demasiado duro y con los resortes salidos, que se le salían y lo lastimaban en la cadera.

Se relajó. Sabía que perder la compostura solo le haría asustarse más y tenía que pensar.

 

Trató de concentrarse en lo último que recordaba, cuando de pronto, el sonido de una puerta que se abría, lo alertó.

Suaves pasos se fueron acercando hasta donde él estaba. Escuchó una respiración tranquila y relajada que,  poco a poco, paso a paso, llegó hasta donde él estaba. El sonido de esa respiración era lo único que se escuchaba en el silencio de la habitación.  

─    Veo que ya has despertado – Escuchó una voz ronca y grave, indudablemente de hombre.  

 

─    ¿Quién eres? ¿Qué hago aquí? - Preguntó asustado, retorciéndose bajo las ataduras y con los nervios al borde de una crisis.

 

─    Mi nombre no debe importarte. Piensa en mí como un fan, un ARMY Boy, y tú, eres mi bias Jimin. – La voz contestó con calma y suavidad.

Seguidamente, Jimin sintió cómo la persona dueña de esa ronca voz se acercaba cada vez más, hasta sentir su respiración cálida sobre su oreja

─    Eres tan hermoso, Jimin  - Añadió en un susurro, y le dio un suave beso en el lóbulo, haciendo que Jimin se apartara por el miedo. De pronto, pensó que se la mordería.

 

─    ¡No quiero estar aquí, déjame ir! – Le gritó desesperado, asustado, molesto.

 

─    ¡Shhhhhh! No grites, Jimin. - El hombre puso un dedo bastante frío sobre sus labios - Nadie te escuchará… cariño – Dijo mientras se reía con unas carcajadas que al chico le parecieron demasiado siniestras, asustándose aún más.

 

─    ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me trajo aquí? -Preguntó, completamente atemorizado de aquel hombre.

 

─    Porque me gustas, me gustas mucho, y no quiero tenerte lejos de mí, por eso - Le contestó, un poco más alejado de él.  

 

─    Pero… ¿Qué piensa hacerme? - ´Preguntó nuevamente, con la voz temblorosa.

 

─    Por el momento… Solo quiero que te quedes ahí, calladito y quietecito. No grites porque será inútil y me molesta el ruido. No me hagas enojar y todo saldrá bien - Le ordenó.

 

-       ¿Hasta cuándo…? – Iba a preguntar, pero fue interrumpido bruscamente.

 

-       ¡Basta de preguntas! - Lo interrumpió el sujeto, cerciorándose de que los amarres seguían intactos y, luego de acariciar su mejilla con dos dedos, muy fríos, salió de la habitación, dejando a un Jimin muerto de miedo.

 

-       ¡Auxilio, socorro! - Gritó con todas sus fuerzas, pero nadie llegó para rescatarlo. Estaba de nuevo solo, amarrado, y a merced de quién fuera el individuo que lo había secuestrado.

 

Gritó durante mucho tiempo, sin embargo, fue inútil, porque nadie llegó. Después de un largo rato, cuando se dio cuenta de lo vano que sería seguir gritando, guardó silencio y empezó a respirar con calma, tratando de pensar y no dejarse llevar por el terror de haber sido secuestrado por un extraño.

 

Park Jimin era miembro de un famoso y muy exitoso grupo de KPOP, llamado Bangtan Boys, más conocido como BTS. Dicho grupo estaba de gira en América, hasta que les surgió un contratiempo que los obligó a cambiar sus planes y regresar a Seúl.

 

Cuando Jimin se separó del grupo para ir al baño, estando frente al lavabo, sintió una mano que lo sujetó con fuerza, mientras que otra le ponía un pañuelo sobre la nariz y la boca, dejándolo inconsciente poco a poco. Contempló, ya sin estar lo suficientemente consciente para reaccionar, cómo el dueño de aquellas manos se lo llevaba del lugar, hasta caer desmayado.

 

Ahora, despertaba completamente solo, con las manos y los pies atados y los ojos vendados, y, sobre todo, muy aterrorizado, gritando por ayuda que, probablemente, jamás llegaría. Tenía miedo, mucho miedo.

 

Durmió. No podía hacer otra cosa y necesitaba descansar. Habían estado viajando con sus conciertos durante meses. Luego en Seúl, cuando al fin llegaban a su país, tenían programas, presentaciones, preparación del nuevo álbum para él come back, etc. Total que realmente, ahora que se podía dar el lujo de dormir lo hacía, profundamente.

 

Cuando despertó, sintió que alguien más estaba en la habitación junto con él. Antes de que dijera nada, el hombre volvió a hablar.

-       Pareces un niño pequeño cuando duermes. Realmente eres demasiado lindo, Jimin - Le susurró, nuevamente con una voz suave y a la vez grave, ciertamente sensual.

 

-       ¿Cuándo me dejará ir? - Preguntó con temor.

 

-       No sé. Me gusta tenerte justo donde estás, cariño. –

 

-       Pero… yo tengo que regresar. Los de mi grupo presentarán una denuncia ante la policía. No puedo desaparecer así, nada más - Le decía, exasperado.

 

-       No te haré nada malo, no tengas miedo. – Le dijo en un tono tranquilo y relajante.

 

-       No me gusta estar amarrado. Mis brazos se están comenzando a entumecer - Murmuró, quejándose por su posición.

-       Lamento escucharlo. Si tan solo pudiera confiar en ti, en que no tratarás de escapar, podría desamarrarte, pero me temo que eso no será posible… aún - Terminó, luego se acercó a Jimin.

 

Jimin sintió un dedo sobre sus labios. Ese dedo, con un tacto muy frío, recorrió sus labios lentamente, como si quisiera disfrutar de ellos con paciencia. Aquella caricia generó que Jimin se sintiera excitado, y, aunque no quisiera hacerlo, admitía que le gustaba.

 

Al terminar su recorrido, se dirigieron hacia su mejilla, acariciando con suaves toques  y finalmente llegando a su mandíbula. Toda la línea fue recorrida.

 

Jimin apretaba los ojos, con la respiración acelerada, tratando de no demostrar que, esos dedos suaves y fríos, lo hacían arder de la excitación, sobre todo imaginándoselos acariciando ciertas zonas sensibles de su piel.

-       Te gusta. ¿Verdad? - Le preguntó la voz con un tono de sorna.

-       No - Respondió inmediatamente, mintiendo - Quiero irme de aquí, por favor - Pidió, ya desesperado. Tenía frío, tenía hambre, estaba incómodo, y el terror lo asfixiaba, agobiándolo por la situación. Solo quería que ese infierno que acababa de empezar, llegara a su fin.

-       Ahora vengo, no tardo - Le dijo el hombre, saliendo de la habitación e ignorando la petición del chico.

-       ¡No se vaya, regrese! - Exclamó suplicante, pero solo escuchó la puerta cerrarse, quedándose solo nuevamente.

 

Pasó mucho tiempo más, no supo cuánto, y entonces el tipo regresó. Jimin olió comida, concretamente hamburguesas y papas a la francesa. Su estómago rugió del hambre.

-       Te voy a desatar las manos para que puedas comer, pero debes prometerme que no intentarás quitarte la venda de los ojos. ¿Lo prometes? - Le preguntó con suavidad.

 

-       Sí, sí, lo prometo - Contestó Jimin ansioso por comer.

 

Entonces el hombre se le acercó, y Jimin supuso que apoyó una pierna en su cama pues el colchón se hundió a su lado. Luego, le desató las manos, sintiéndolas, por fin, libres.

-       Siéntate hacia tu derecha - Le indicó y Jimin obedeció- Buen chico - Y le despeinó el cabello en un gesto cariñoso.

 

-       Tengo hambre - Murmuró con voz temblorosa, y el sujeto puso junto a él una charola, para darle  seguidamente la hamburguesa, la cual Jimin tomó con sus manos y comenzó a devorar como un muerto de hambre.

 

-       Calma, no te apresures o te hará daño - Le recomendó el desconocido, pareciendo un padre cuidadoso.

 

-       Quiero salir de aquí, por favor. No lo he visto, no diré nada, no lo delataré. Pero por favor, se lo suplico, déjeme libre - Le dijo entre bocados.

 

-       Come y no digas nada. Te puedes ahogar con la comida y eso es muy peligroso. –

 

-       Está bien - Decidió obedecer.

 

Quizá de esa manera aquel desconocido estaría contento y lo dejaría ir, pensaba. Aunque, muy dentro de él, sabía que solo se estaba esperanzando y engañando.

Cuando terminó de comer, el sujeto limpió las cosas. Jimin escuchaba todo, tratando de adivinar qué tan grande era el lugar. Pero, realmente, no pudo determinarlo usando solo los sonidos que el hombre hacía, ni con los pasos que daba.

-       Quiero ir al baño, por favor - Pidió y, el hombre, después de limpiar, se acercó a él.

 

-       Ven, es por aquí - Le dijo con suavidad mientras agarraba su mano.

 

Jimin se estremeció al sentir la mano suave y fría del hombre, que tomó la suya y lo guió como un niño pequeño hasta el baño. Ya ahí, lo puso frente al excusado.

-       Pero quiero estar solo, no solo voy a orinar, también quiero evacuar - Le dijo, molesto.

-       No te preocupes, no veré nada.-

-       Por favor, quiero estar solo - Le pidió en tono aniñado.

-       Está bien, te voy a quitar la cuerda que une tus manos, pero si intentas algo, aunque sea lleno de mierda, te llevo a la cama. ¿Escuchaste? -

-       Sí. -

-       Bueno - Lo soltó y Jimin esperó a que se fuera

Cuando escuchó la puerta cerrarse, se bajó el cierre del pantalón, se abrió el bóxer y orinó, aliviado, pues ya tenía prisa en hacerlo.

 

Luego se sentó en la tasa y evacuó. Con ansiedad, pero pudo terminar de hacer sus necesidades. Extendió ambas manos para tomar papel del baño, lo usó y luego se arregló la ropa. Entonces escuchó la voz del hombre asustándolo y dándose cuenta de que no lo había dejado solo ni por un segundo.

-       Vamos, si ya terminaste - Lo tomó de la mano y lo acercó al lavabo. Jimin tomó jabón y se limpió muy bien sus manos. Escuchó como el sujeto, dejaba ir el agua del inodoro.

 

-       ¡Todo el tiempo estuvo aquí, conmigo! - Le reprochó, enfadado y avergonzado.

 

-       Perdón, no puedo confiar en ti, corazón. No aún - Y lo sacó del baño para llevarlo a su habitación de nuevo. Jimin contó los pasos, eran ocho exactamente hasta la habitación. Y, de la puerta a su cama, seis pasos.

 

-       Recuéstate - Le indicó, y así lo hizo Jimin. Luego escuchó ruidos de cajones y puertas. Supuso que era el closet.

-       ¿Qué quiere de mí? No puede tenerme aquí encerrado el resto de mi vida. – Le decía, tratando de hacerlo recapacitar.

 

-       Tienes razón, y no pretendo hacerlo. – Le respondió el otro sujeto, completamente tranquilo.

 

-       Entonces. ¿Qué quiere? - Preguntó confundido.

-       Ya lo sabrás – Respondió -  Quiero que te bañes -Añadió, mientras volvía a tomarlo de la mano y lo llevaba al baño nuevamente. Le puso unas sandalias para que no resbalara y comenzó a desvestirlo.

-       ¡No, no quiero! - Gritó Jimin, pensando que lo violaría o algo así.

-       Solo te estoy quitando la ropa. No te asustes - Le aseguró muy cerca de la oreja, logrando que se estremeciera y que su piel se erizara.

-       Pero… yo puedo desvestirme, por favor - Le suplicó.

-       Está bien - El hombre soltó sus manos, separándose de él seguidamente.

Jimin se desnudó, ciertamente avergonzado pues no le agradaba en demasía que el otro hombre lo mirara desnudo. Sin embargo, buscando el lado positivo, al menos ya no lo tocaba.

 

Jimin intentaba convencerse de que no quería que aquel desconocido lo tocara ya que le asustaba que abusara de él sexualmente o algo parecido. No obstante, la verdadera razón por la que no deseaba sentir aquellas frías pero a la vez cálidas manos sobre su cuerpo, era porque, en el fondo, le gustaba el delicado tacto con el que rozaba su piel, un tacto que provocaba extrañas sensaciones en su interior y que lo hacían arder en llamas.

-       Entra en la regadera, la izquierda es la caliente -Comentó ayudándolo a entrar.

 

Tras sentir cómo el hombre lo dejaba solo dentro de la regadera, Jimin abrió el grifo. Sintió el agua caliente sobre su piel, haciendo desaparecer el frío que lo había azotado durante esas horas, agradándole. Palpó la pared buscando jabón y champo y, una vez los hubo encontrado, se talló con fuerza, pues se sentía muy sucio.

 

Tardó veinte minutos en ducharse, ya que le encantaba la sensación del agua caliente en su cuerpo. Se quitó la venda húmeda que cubría sus ojos y la arrojó fuera de la ducha. Suspiró satisfecho cuando por fin pudo ver algo, que no fuera la terrible oscuridad que percibía teniendo los ojos tapados.

-       ¿Listo, cariño? - Le preguntó el sujeto.

-       Sí - Entonces sintió una toalla que colgaba del tubo donde estaba la cortina del baño. Se envolvió en ella y salió.

 

-       Quiero que salgas con los ojos cerrados. No intentes mirarme porque me enojaré y no te gustará el castigo que te haría - Le advirtió el hombre, y Jimin, temeroso, obedeció.

 

Con pasos inseguros, caminó fuera de la ducha y sintió un brazo protector alrededor de su cuerpo. Se mordió el labio con fuerza. No entendía cómo le podía gustar que aquel hombre, que lo había secuestrado y que lo retenía en contra de su voluntad, lo tocara.

-       Vamos a la habitación, para que te vistas… cariño -La voz del hombre, que se escuchaba un poco ronca, lo conseguía excitar, y, con un brazo rodeando su cintura, no ayudaba mucho a que pensamientos depravados desaparecieran de su mente.

-       Está bien - Jimin caminó despacio, llevado de la mano por el hombre. En eso, iba a tropezar, así que el sujeto lo envolvió en un abrazo, para cuidarlo mejor, y lo llevó hasta la cama, donde lo depositó con suma delicadeza.

-       Ten - Dijo el hombre tendiéndole su ropa interior, la cual se puso aún con la toalla envolviendo su cintura. Luego, le dio unos pantalones deportivos, una camisa y un suéter, y Jimin terminó de vestirse.

 

-       Recuéstate Jimin, es hora de ir a la camita - Sonrió con una sonrisa ladina que a Jimin le sonó agradable, pero desechó sus pensamientos, ese sujeto lo tenía secuestrado, así que no tenía que ser agradable lo que hacía o como lo hacía.

 

-       Pero… - Solo sintió, de repente, los labios del otro chico sobre los suyos. Fue un beso rápido, corto, casto. Un beso bastante cálido y dulce que lo hizo temblar, y no precisamente del miedo. Aquellos labios, fríos como la nieve de invierno, le habían gustado. Y, aunque ya se hubieran separado de los suyos, aún los sentía gustosamente.

 

-       No digas nada, luego vendré. Por ahora duerme - Y después de tumbarlo en la cama, lo volvió a sujetar de la cabecera de la misma.

 

Jimin escuchó el ruido de la puerta al cerrarse con doble cerrojo, y simplemente se dejó arrastrar por los cálidos brazos de Morfeo. Estaba demasiado asustado por la situación en la que se encontraba, pero la emoción por aquel simple beso lo hizo quedarse profundamente dormido.

 

 

 

Taehyung sintió una mano que apretaba su cuerpo por la cintura. Era una agradable sensación tener esos dedos sobre su cuerpo. Se sentía caliente. Últimamente se sentía muy caliente y todo era culpa de su hyung. Hoseok.

 

Realmente le gustaba ese chico que lo había embelesado con sus encantadoras sonrisas, con sus brillantes miradas y con sus constantes bromas que lo hacían reír. Sin embargo, sabía perfectamente que, para Hoseok, el único, el incomparable, era Jimin.

 

Odiaba el HopMin, hasta incluso las fans, tenían puntos de vista encontrados con respecto a esa parejita. En general, por las redes sociales que él frecuentaba, eran odiosos pues el VHope era el más popular, seguido del YoonMin.

 

Pero, en fin, una cosa era lo que dijeran u opinaran las fans y otra, muy diferente, lo que Hoseok sintiera en el fondo de su corazón, y el chico de hermosos ojos enormes, sabía que Hobi solo sentía amor por Jimin.

 

Se movió, con cuidado de no despertar a la persona junto a él, que resultó Jungkook. Sonrió tiernamente.

 

El maknae había tomado la costumbre de irse a dormir a la recámara de los tres chicos más latosos del grupo, Jimin, Taehyung y Hoseok.

 

Jungkook habría tenido que quedarse con Nam Joon pero, aunque se llevaban muy bien pues tenían un temperamento parecido, en general le gustaba mas irse con los escandalosos chicos.

 

Luego de que los venció el sueño se durmieron abrazados, simplemente porque era muy tarde, llevaban practicando muchas horas sin descanso el come back.

-       ¿Dónde está Jimin? - Escuchó que Hoseok preguntaba de inmediato.

Giró su rostro adormilado y no contestó, simplemente porque no sabía.

-       Taehyung, Jungkook, ¿han visto a Jimin por algún lado? - Les preguntó sin que le importara despertarlos, pues tanta era su preocupación.

La cama de Jimin se veía sin señales de haber sido utilizada, y ese niño era incapaz de levantarse y arreglar sus cobijas, así que era obvio que no había llegado a  dormir en su cama.

-       No sé hyung - Contestó Taehyung con voz cansada. Le estaba costando mucho fingir que no le importaba lo que sucedía y más cuando aún tenía mucho sueño. Se volteó para poner su cara sobre la almohada.

 

-       Ve en tu celular si tienes mensajes de él, Taehyung -Le ordenó y, como un chico obediente, miró en su celular. No había ningún mensaje de su amigo.

 

-       No hay nada, hyung - Le dijo, cerrando los ojos.

 

De pronto recordó que Jimin no había llegado a la camioneta donde regresaron a casa. Pero el manager les dijo que se había quedado con el productor. No sabía de qué.

-       Seguramente se fue a dormir con el productor hyung - Informó, pero Hoseok solo rodó los ojos.

El mayor se levantó de su cama y se metió en el baño para ducharse. No tenían nada programado para la siguiente semana. Era mucho tiempo libre y quería perfeccionar la coreografía nueva, pero Jimin no aparecía, y sin él no podía hacer mucha cosa pues era el mejor bailarín del grupo.

 

Salió para desayunar, encontrando a Jin, Suga y Nam Joon, comiendo tranquilamente en la mesa de la cocina.

-       ¿Saben algo de Jimin? - Les preguntó sin siquiera saludarlos.

 

-       No, nada - Respondieron los dos más altos al unísono. Suga simplemente siguió comiendo, sin dignarse a decir nada, impasiblemente.

 

-       ¿Y tú, Suga hyung, lo has visto? - Volvió a preguntar, impaciente.

 

-       No. ¿Para qué lo quieres? - Suga soltó un pesado suspiro, molesto. Aunque, en el fondo, sabía que, más que molesto, lo que estaba era celoso.

 

-       Para ensayar la coreografía nueva. –

 

-       Déjalo que descanse. Eres un obseso - Le dijo de mala manera. Tras terminar su desayuno, Suga se levantó y, tomando su chamarra, se dirigió a la puerta del apartamento - Me voy a componer. No me esperen a comer - Y se fue, sin más.

 

-       Está muy cansado, tiene unas tremendas ojeras -Comentó Nam Joon.

 

-       Y, por lo tanto, su genio está peor que de costumbre - Agregó Hoseok, haciendo una mueca disgustada.

 

Seguidamente regresó a la habitación, encontrando a los dos menores del grupo profundamente dormidos y abrazados. Frunció el ceño.

-       A ver si ya se van levantando, mocosos - Les dijo, comenzando a jalarles los pies.

 

-       ¡Ya, hyung! - Gritó Jungkook molesto.  Afianzó su abrazo sobre Taehyung, y Hoseok, lo jaló con más fuerza hasta lograr que se separaran.

 

-       Métanse a bañar, mocosos - Añadió, para luego volver a salir de la habitación con un humor de perros invadiéndolo.

 

-       ¡Hyung! - Dijo de pronto Taehyung, pero Hoseok no lo escuchó. Sin embargo, sabía que cuando Hobi hyung se molestaba, lo mejor era obedecer.

-       Aún no te levantes, Taehyung - Dijo Jungkook, y V volteó para mirarlo con su carita de ángel.

 

-       Hobi hyung se molestará mucho más si no nos despertamos y nos levantamos, Kookie. –

 

-       Pero… yo quiero seguir así, acostados juntos -Jungkook hizo un adorable puchero.

 

-       Yo también, pero… ni modo, vamos a ducharnos. Yo entraré primero y luego tú, pequeño - Le dijo V, tomando una toalla y saliendo al baño. Se desnudó y se metió al agua refrescante.

 

-       Hyung - Escuchó la dulce voz del menor.

 

-       Dime, Kookie. –

 

-       Quiero bañarme contigo, hyung - Pidió con un tono de voz bastante mimoso. Taehyung sonrió. Si estuviera Jimin, se enojaría porque a él si le decía hyung y a Jimin no, siendo más mayor que él.

 

-       Entra, anda - Dijo, y Jungkook enseguida se metió en la ducha junto a él.

 

Para Taehyung, Jungkook era como un pequeño niño al cuál debía ayudar a cuidar y proteger, mimar y encaprichar.

 

Lo veía de manera sobreprotectora y le pasaba todas sus travesuras, consintiéndole demasiado.

 

Era el más consecuente de sus Hyungs, y eso había conseguido que Kookie, como le decía, necesitara cada vez más de la cercanía de Tae.

       

Por otro lado, Taehyung se sentía triste y celoso por la relación que Hoseok tenía con Jimin. La compañía de Jungkook le ayudaba a suavizar dichos sentimientos y tratar de actuar de manera comprensiva.

-       Te tallo la espalda, Kookie. A tu edad es muy importante limpiar las impurezas - Comentó mientras lo enjabonaba. Entonces escucharon que se abría la puerta.

 

-       ¿Qué demonios están haciendo ahí, ustedes dos? -Les preguntó Hoseok. Aún se podía notar en su voz lo molesto que estaba.

 

-       Nos estamos duchando, hyung - Le contestó Jungkook en un tono algo fuerte y hastiado.

 

-       No me contestes así, Jungkook, recuerda que soy tu hyung - Lo regañó.

 

-       Déjalo, es solo un niño, hyung - Taehyung abrió un poco la cortina de la ducha para sonreírle al mayor, una sonrisa que pasó desapercibida para Hoseok.

 

-       Ya terminen de ducharse y vayan a desayunar. Los esperamos en la sala de ensayos. Rápido - Y salió dando un portazo.

 

-       ¿Qué le pasa a Hoseok hyung? - Preguntó Jungkook molesto - Parecemos sus esclavos. –

 

-       No te enojes, solo que… tiene más responsabilidades que nosotros. –

 

-       Siempre lo defiendes hyung. Siempre lo ayudas y lo apoyas. Pero él prefiere a Jimin, a él siempre lo trata bien. En cambio a ti y  a mí, siempre nos regaña - Se molestó el menor.

 

-       Déjalo pasar, Jungkook. Así es él - Y siguió bañándose, tratando de que las lágrimas no salieran de sus ojos, por haber escuchado de alguien más lo que bien sabía.

 

-       “Hoseok ama a Jimin, no a ti, Taehyung, despierta a la realidad y deja de hacerte el tonto”- Pensó mientras aguantaba las ganas de llorar desconsoladamente. 

Notas finales:

oK.

Tengo algo que informar. 

Éste fic no ha sido terminado, por lo que actualizaré cada semana. Ya se que no es lo que acostumbro, pero no quiero subir por subir sin pensar bien en la historia. 

Espero les guste. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).