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UN ROMANCE EN LAS HIGLANDS. por Lea gremory

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Notas del fanfic:

 

               Hola a todos mis queridos amigos y futuros lectores, espero que la historia sea de su agrado.

PARA ACLARAR UNA CUESTIÓN, LA HISTORIA NO ES DE MI PROPIEDAD, ES DE LA ESCRITORIA KATHIA IBLIS, A LA CUAL AMO EN DEMASÍA POR HABER HECHO UNA HISTORIA COMO ESTÁ. YO SIMPLEMENTE LA ADAPTE AL NARUSASU, PORQUE NO ME PUDE ABSTENER DE HACERLO, ESPERO POR FAVOR QUE NO SE MOLESTEN CON ESTE HECHO Y QUE ACCEDAN A LEER LA HISTORIA, TAMBIEN ESPERO QUE NO HAYA PROBLEMAS CON NADIE POR ESTO. 

ASI MISMO ACLARO QUE LOS PERSONAJES NO SON MÍOS TAMPOCO, SINO DE MASASHI KISHIMOTO, UN GENIO DEL MANGA. 

Notas del capitulo:

BIENVENIDOS A ESTE MUNDO

Capítulo 1

              

 

                                                                                                   Tierras Altas de Escocia, diciembre de 2014

 

              

  Sasu odiaba la oscuridad. Le tenía una saludable dosis de miedo que, aun de adulto, no había conseguido dominar. La presencia de ella en la fría y húmeda habitación, si es que siquiera podía llamársela así considerando que parecía más una mazmorra con toda la piedra expuesta a la vista, dejaba en claro lo importante que sus contenidos se habían vuelto para él. Apoyando la vela sobre el antiguo escritorio, miró con fastidio la nueva destrucción a la muestra. Si al menos los dueños actuales hubiesen hecho una mínima instalación eléctrica, la sensación de opresión no sería tan intolerable.

  No comprendía qué problema tenían los Hyuga, pero sin importar cuantas veces él restaurase todo, el resultado siempre era el mismo. Aunque preguntase, y todos fueran educados, la reticencia que sentían hacia él era obvia. Todo por culpa de su apariencia inglesa, ¡poco importaba que ni siquiera hubiera nacido en ese país! 

  Levantó los ojos a la enorme pintura que gobernaba el lugar. Esta vez se habían ensañado con el enorme retrato, haciéndole un profundo tajo. Suspiró mientras continuaba cargando la escalera en sus manos. Parecía que alguien enfurecido hubiese arrasado con esa sección. Afortunadamente, los materiales, libros y dibujos siempre se salvaban y aun así, no podía evitar sentir enojo al ver todo en semejante estado. 

  Con determinación, ubicó la escalera cerca de la pared para poder observar más de cerca el daño a la pintura. Aunque sabía que solo a él le importaba eso, de seguro los Hyuga, secundados por los Senjú, habrían prendido fuego todo lo contenido en el salón si de ellos dependiera. Aun así, cada vez que lo veía a él, ahí, de pie, oscuro y majestuoso de espaldas a él, era invadido por una sensación de tristeza casi paralizante

            Kakashi probablemente le diría que había magia en el cuadro y por eso se veía afectado.

            ÉL no lo creía así, Sasuke había dejado de pensar en todo eso hacía mucho tiempo atrás.

  Suspiró con pesar, y con delicadeza acarició un corte en la tela, cerca de donde se hallaba el único detalle que podía ayudar a identificar su clan: una muñequera de cuero con unos símbolos gaélicos.

  — ¿Sabes? Mi tío Kakashi diría que eres un druida... —rio, sintiéndose tonto. ¡Ahora le hablaba al misterioso highlander!

  Si él alguna vez en su vida se cruzase con alguien así, de seguro caería desmayado a sus pies de la impresión. Porque no sabía cómo, pero estaba seguro que era muy apuesto.   Se lo imaginaba de ojos tormentosos y un rostro marcado por la dura vida que se encargó de que las únicas evidencias que quedaban de la existencia de su clan entrasen en la pequeña habitación donde ambos se hallaban

  —Sabes que él no te va a responder, ¿no? —Poco le faltó para caer de la escalera y así habría sido de no ser porque Neji, el dueño de la voz, se apresuró a sujetarle con fuerza de la cintura deteniendo cualquier posible movimiento.

  —Gr… gracias —fingió que la postura era incómoda, subió dos escalones más, y así evitó el tacto del hombre.

            —No entiendo por qué insistes tanto en conservar toda esta basura.

  — ¡No es basura! —Lo fulminó con la mirada mientras su mano volvía a apoyarse en la imagen del guerrero a su lado.

  —Son porquerías de un clan que hace siglos no existe. Eso solo debería decirte mejor que nada lo ridículo de tu idea. ¡No eran nuestros aliados! ¡Solo ladrones y asesinos que quisieron robar nuestras tierras! —La fuerza con la que Neji aferraba la madera le asustó, y subió un escalón más.

  Aunque no era mucho lo que pudiera hacer para alejarse de él, salvo que su guerrero, mágicamente, volviera a la vida y él se trepara a sus brazos. Estaba seguro que ni Neji Hyuga se atrevería a enfrentarlo.

  Él pareció intuirlo porque uno de sus pies trepó al primer escalón, lo que le lo colocaba demasiado cerca de su cuerpo. Debido a ello, Sasu subió al último que le quedaba libre. Luego de eso, no tenía escapatoria. Para colmo, una escalera de pared endeble como esa no era el mejor lugar para jugar al tira y afloje.

             — ¿Qué pasa, Sasu? Pensé que te gustaba vivir aquí con nosotros.

  Tragó con dificultad mientras sentía cómo el bello de la nuca se le erizaba. De amable, la sonrisa de Neji se estaba transformando en algo más. Algo que estaba haciendo que el temor le invadiera. Tragó saliva para aclarar su garganta y se aferró con fuerza a uno de los bloques de piedra que sobresalían de la pared  como si fuera su salvavidas.   —No tengo nada de qué quejarme, Neji, ustedes siempre me trataron muy bien —mintió.

  Neji no se convenció de sus palabras, sabía cómo era la situación de Sasuke en lo que concernía a su clan.

            Él no era uno de ellos, era un sassenach, un forastero. Y sin importar que tuviera la bendición de la vieja Tsunade Senjú, amiga de su tío Kakashi Hatake, aún tenía sangre inglesa corriendo por sus venas, lo que lo convertía en un indeseable.

  Cuando llegó hacía dos meses atrás con su enorme sonrisa, la carta de recomendación de la mujer y su extraño acento, su clan decidió darle una oportunidad.

                Los primeros días, todo fluyo con naturalidad, su tío, el laird del clan, estaba feliz de tener a un curador en su hogar, alguien que finalmente pudiera ayudarlo a armar el museo con todos los tesoros familiares.

  Probablemente por eso cedió ante su pedido de utilizar la pequeña habitación para exponer lo que halló escondido en una de las cámaras del subsuelo del castillo.

            Pero tan pronto salieron a la luz sus orígenes, supo que no faltaba mucho para que la estadía del joven llegara a su fin.

  Las mujeres del clan apenas si le hablaban, evitándole como a la peste, y los hombres aprovechaban cada vez que podían para hacerle proposiciones indecentes en gaélico, sabiendo que él no dominaba del todo el idioma

  Y aun así, se encaprichó con él. Pequeño y de aspecto delicado, le recordaba a una muñeca de porcelana o a un duendecillo, con los pómulos bañados de suaves pecas y sus cabellos que a la luz del sol adquirían un tono azulino.

  Cuando entró y lo vio acariciando el cuadro del odiado Naruto Namikaze sintió que las entrañas se le contraían con una apenas contenida ira.

            ¡A él era a quien debía estar acariciando de esa manera! ¡A quien debería mirar como lo hacía con aquel maldito highlander!

  Pero no, cada vez que se le acercaba, él se las arreglaba para evitarlo. Pues bien, eso se había terminado. De una u otra manera, él lo tendría antes del final del día.

  — ¿Sabes, Sasu? Si formaras parte del clan, mi tío estaría más dispuesto a hablarte sobre todo eso que quieres saber.

  —Kakashi me contó todo ya... —podía sentir a la vocecita en su cabeza gritándole a todo pulmón que se escapase de Neji cuanto antes.

  — ¿Estás seguro? Porque apuesto que a él no te lo mencionó. —Lo vio trepar otro escalón y sintió que el terror lo invadía.

  Tenía que encontrar la manera de alejarse de él, pero temía desviar el rostro y que Neji aprovechase ese momento para atraparlo.

  —Sí, lo hizo. Así como también me contó sobre su antepasado Minamoto Hyuga y como fue un traidor a su gente apoyando la causa inglesa. —Supo que cometió un terrible error cuando una mano del hombre le aferró con fuerza la muñeca izquierda

  — ¡No somos traidores! ¡Él sí! —señaló el cuadro despectivamente—. Él traicionó a su clan para llenarse de riquezas. —Lo vio trepar otro escalón aun sujetándole con tanta fuerza que no pudo evitar dejar escapar un gemido de dolor, pero los ojos de Neji estaban clavados en la figura del cuadro.

             —Me lastimas.

  —Mejor yo que él. Te crees que es el gran héroe de las novelitas románticas que andas siempre leyendo y no es así. De hallarse aquí, te habría arrancado las ropas y violado sin piedad, para después entregarte a sus hombres

  —Neji, por favor... —suplicaría si con eso lograba liberarse de él y del brillo enloquecido de su mirada.

             —Sí, eso es lo que quiero escuchar, Sasu....

  No supo cómo, pero en medio de la discusión había logrado acortar la distancia entre ambos y esta vez, utilizando su cuerpo como prisión, le atrapó entre este y la pared mientras sus manos se aferraban a ambos lados de su rostro, impidiéndole cualquier movimiento.

             —Neji, por favor...

             —Sí, suplícame que te haga mío, Sasu...

  —No. Suéltame. —intentó forcejear, pero fue en vano. Más alto y fuerte que él, le era imposible liberarse.

  Cuando sus labios se apoderaron de su boca, supo que era su oportunidad y, entreabriéndolos, no dudo en morderlo con fuerza.

  Fue liberado con tanta rapidez que no vio venir el puño cerrado, que, estrellándose contra su rostro, le hizo perder el equilibro chocando con la pintura en el proceso y sintió como la madera bajo sus pies desaparecía, haciendo que ambos cayeran desde la escalera.

  Neji, más alto y plenamente consciente de lo que ocurría, apenas si emitió un sonido ahogado cuando chocó contra el borde del escritorio. Pero Sasu no. Su cuerpo desmadejado como el de una muñeca quebrada quedó inerte al golpear con dureza sobre el mueble de algarrobo que contenía las pocas pertenencias del guerrero.

              — ¿Sasu? ¿Sasu? ¡Sasuke!

            Ni el miedo en la voz de Neji fue suficiente para ayudarle a mantener los ojos abiertos.

  La tormenta, igual que la del cuadro, se abrió paso en el silencio de la habitación mientras su mirada perdida se cerraba. Un guerrero highlander fue lo último que vio antes de caer en la confortable oscuridad de la inconsciencia. En aquel lugar donde no sentía tristeza ni dolor ni nada. Solo una confortable manta de olvido alejándole de todo. 

Notas finales:

ESPERO SUS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS. TAMBIEN ESPERO NO HABER OFENDIDO A NADIE CON LA ADAPTACIÓN. 


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