Onodera Ritsu Pov.
El sonido de mi despertador hizo que me levantara de mi sueño. Aún con sueño y pereza apagué el molesto aparato. Me paré de mi lecho y abrí la ventana. La brisa mostraba que estábamos a vísperas de invierno, una de mis estaciones favoritas.
Aprecié durante un largo tiempo el paisaje. Como mi "casa" quedaba en las afueras de la ciudad, tenía acceso a un hermoso jardín. Además de la vista de toda la ciudad, era algo hermoso. El grito de mi madre hizo que saliera del trance. Me peiné un poco y bajé a desayunar.
Mis padres veían la televisión como era de costumbre. A esas horas, solían ver el noticiero para, según ellos "permanecer informados". Es algo que también me gusta la verdad. Sé que no es muy común para un adolescente de mi edad, estar al tanto de lo que pasa, pero al fin y al cabo no soy como cualquier adolescente.
Desde pequeño los doctores les dijeron a mis padres que sería de esos "superdotados". Así que de niño me tocó instruirme en varias cosas. Desde las ciencias más exactas, hasta las artes. Era algo que para un niño cualquiera sería agobiador, pero por otro lado, amaba cualquier actividad que mis padres me pusiesen. Como ya mencioné, puedo ser catalogado como alguien bizarro entre lo normal. Muchos pensarán que no tenía tiempo para nada más que no fuese el estudio, pero no era así. En mis tiempos libres, me gustaba pintar o tocar el piano, eran actividades que mantenían en equilibrio lo que concierne con el estudio y mi expresividad.
Desde que ingresé a la escuela, sabía de antemano, que no se me iba a ser fácil el adaptarme al ambiente. La gente siempre me miraba mal o me hacían desplantes de cualquier índole, por considerarme el "sabelotodo". Nunca le di importancia a aquello. Es más ni me importaba mantener cualquier tipo de relación social con la gente de ese instituto. Y no era por creerme superior a ellos, ni más faltaba. He de admitir que las conversaciones que sostenían, eran para mí, algo tan infantil y tan sin valor, que prefería estar solo a tener que escuchar las experiencias sexuales de mis compañeros.
Mi soledad fue interrumpida por Haitani Shin. El pelirrojo, se me acercó un día con la excusa de que le explicara un tema básico de matemática. Después de la “explicación” hablamos de temas más personales. Me di cuenta, que no era tan estúpido como los demás. Haitani, a pesar de no sobresalir en las clases, era una persona culta y con deseo de aprender cosas nuevas, algo que valoro demasiado de una persona.
Al poco tiempo, Shin me presentó a su círculo de amigos. He de admitir que son personas muy majas y que hacen uno que otro chiste de humor negro. El grupo consistía en varias personas entre ellas, Misaki, un castaño ojiverde, al igual que yo. Que si no fuera por su peinado, podría ser confundido con mi hermano. Un peliplata con una inteligencia increíble. Y que ama molestar a Misaki. Un castaño ojimiel con un temperamento algo “Tsundere” y por último, pero menos importantes, un peliazul que llena de júbilo al grupo y era el responsable de esas bromas subidas de tono.
Normalmente siempre quedábamos en el árbol de cerezo que queda en el patio de la escuela. Cuando todos llegan, partimos a un café y empezamos a hablar de nuestro diario vivir. Aunque en un inicio se me hizo algo difícil expresarme frente a ellos, al poco tiempo, empecé a agarrarles confianza y cariño. Y por lo que me cuentan, lo que viven ellos, no es muy diferente a lo que vivo yo. Shin, por su parte, está la mayoría de tiempo solo en casa, con lo cual, nunca se encuentra en su morada. Misaki, por su cuenta, es huérfano y vive con su hermano, que con esfuerzo, lo ha ayudado a salir adelante. Akihiko, era la oveja “negra” de su familia. Como fue el resultado de una aventura de su padre con su amante, no se lleva del todo bien con su medio hermano. Hiroki, al igual que yo vive en un régimen, donde tiene que tomar varias clases, para incluirse. Y Nowaki, le pasó algo muy similar que Misaki, sin embargo no tiene la fortuna de contar con un hermano mayor, con lo cual, tuvo que vivir varios años en un orfanato.
Un día como cualquier otro fuimos al café que solíamos frecuentar. Todo iba aparentemente normal, hasta que vi a Hiroki con una actitud algo diferente. Se le notaba algo deprimido. Así que hablé con Misaki y los dos decidimos hablar en privado con el ojiavellana. Sabíamos con anterioridad, que él nos contaría con mayor facilidad sus problemas que enfrente de todos. Debido a que hemos tenido una relación un poco más profunda que los demás. Nos apartamos del grupo, con la excusa de que íbamos a ir al baño. Pero lógicamente íbamos a hablar en un lugar un poco apartado de los demás. Llegamos a un lugar que estaba entre los baños y la barra donde servían los platos.
-Hiroki, te he visto algo diferente, ¿te encuentras bien?-pregunté con un tono de preocupación. A decir verdad, muy pocas veces sentía preocupación por algo o alguien. Pero con mis nuevos amigos, me he sentido en la necesidad de velar porque todos se encuentren bien. No me gusta verlos decaídos, ni mucho menos.
-Pero, ¿qué dices? Para nada-comentó con un tono que se notaba a lenguas que era todo lo contrario a lo que afirmaba.
-Tío, sabes que somos amigos tuyos. No debes ocultarlo, si algo no te gusta, coméntalo-agregó Misaki
-Como ya sabrán, me he sentido raro al estar cerca a Nowaki y no tengo ni la menor idea de lo que pueda ser-suspiró en señal de que se había quitado un enorme peso de encima.
-Ya sé lo que tienes-sonreí.-Estás enamorado-afirmé con plena convicción. El mayor se sonrojó de tal forma que toda su cara parecía un tomate.
-I-Idiota, no puede ser eso-dijo furioso. ¡He aquí la actitud tsundere de mi amigo!
-Venga, no lo niegues pequeño-dijo Misaki.
-¡QUÉ NO!-exclamó exasperado el ojiavellana.-Además que él es heterosexual-agregó.
-¿A sí? ¿Desde cuándo?-pregunté de forma sarcástica.
-Pues no sé, desde siempre, supongo-contestó nervioso.
-¿Acaso eres retraso Hiro-kun?-preguntó Misaki. -Nowaki está loco por ti. No ves que nos fulminó con la mirada cuando partimos los tres-agregó Misaki soltando una pequeña risa.
-Al parecer no soy el único-sonrió el mayor- ¿Acaso no viste el aura siniestra que rodeaba a tu “Conejo” al irte?-preguntó con el mismo tono con el que hizo Misaki.
-Saben bien que Usagi-san tiene que velar por mí. Al fin y al cabo él le da la cara a mi hermano cada vez que salimos-afirmó.
-Huy eso suena muy sugerente-comenté. A pesar que no me gustaba molestar con esos temas. Desde que me junté con ellos, me gusta hablar de varios temas.
-Oigo unos sonidos, vengan aquí-comentó Hiroki mientras nos escondíamos detrás de unas sillas que estaban apiladas allí.
-Mune-kun-gemía la castaña mientras un azabache lamía de forma descarada el cuello de la chica.
-Hay algunos que no tienen respeto por los establecimientos públicos.-comentó Hiroki con una voz que a duras penas pude escuchar.
-Hay gente que se pasa con e temas-comenté. –Parecen críos hormonados-agregué. A lo cual, mis amigos soltaron una risa, que me encabronó.
-¿Acaso qué es lo gracioso?-pregunte furioso.
-Que tú eres uno de esos críos hormonados-afirmó Misaki.
-¿Qué carajos?-pregunté mientras que retrocedí un poco. Lo que no me di cuenta fue que por mi torpe movimiento hice que la pila de sillas se viniera abajo haciendo un enorme sonido y como consecuencia que la pareja que se estaba “comiendo” a besos se separara.
-¿Pero qué hiciste?-preguntó Hiroki algo confundido. Ninguno de los tres había asimilado lo que había pasado. El azabache volteó a mirarnos algo confundido y luego sonrió.
-Pero miren a quiénes tenemos aquí-dijo con un tono de voz satírico.-A los come libros número 1 del instituto- bufó.
-¿Perdón?-pregunté indignado.
-Al parecer son lerdos. Tal vez tanto leer hizo que se volvieran lentos-afirmó con una sonria.
-¿Qué te pasa crío de quinta?-pregunté.- ¿Acaso quién te crees que eres?-pregunté.
-Calma Ritsu-dijo Hiroki mientras agarraba mi brazo. Más, yo me solté de su agarre.
-No me voy a calmar, ¿no ves que este idiota nos está insultando?-pregunté indignado.
-Y, ¿qué piensas hacer?-preguntó el azabache.
-Mira, no tengo ganas de pelear con alguien que se nota a leguas que es un musculoso sin cerebro. Así que nos vamos-afirmé.
-Hiciste bien-susurró Misaki mientras nos alejábamos de la pareja. Súbitamente sentí un empujón que hizo que me cayera en una pila de botellas de vino que había en el suelo. Como consecuencia de lo anterior, rompí una botella, enterrándome un pedazo de vidrio en la palma de la mano.
-¡MIERDA!-exclamé del dolor. Mientras veía cómo caían pequeñas gotas al suelo.
-¿PERO QUÉ TE PASA?-preguntó Hiroki furioso. Al poco tiempo, nuestros amigos llegaron dónde estábamos. Shin se sentó a mi lado y con el botiquín del recinto, empezó a tratar mis cortes. Los otros chicos estaban al lado me los castaños. Vi cómo el azabache pasaba al lado de mi oreja para susurrarme.
-La próxima vez no será solo tu mano la que sufrirá heridas-afirmó. Con lo cual solo pude soltar un gruñido en señal de molestia. Ese tío era la persona más molesta en todo el universo.
Estoy no se quedará así. Me dije a mis adentros. No iba a dejar que ese idiota se saliera con la suya.
It's a little blurry how the whole thing started
I don't even really know what you intended (Es algo borroso cómo comezó todo. Ni si quiera sé lo que pretendes)