Shizuru mientras hacia acto de presencia en el estudio de su padre, pudo contemplar de reojo a su madre sentada en el sofá, quien en ese momento estaba hojeando un libro. Su padre por otro lado se encontraba delante suyo de espalda con los brazos apoyados al barandal.
Shizuru se acerca lentamente, pero con pasos firmes. Su padre, se gira y inmediatamente le regala una sonrisa a Shizuru. Ella le devuelve el gesto acompañado de una sutil reverencia. Debia comportarse como debia frente a su padre, por mas que todo su ser se removiera incomoda.
Shizuru había nacido en una familia con demasiado poder, aquel poder por el que muchos mataban y manipulan; eran ricos y eran conocidos publicamente. Su padre le habia inculcado la idea de que debia mantenerse alejada de todo lo que no la ayudara a incrementar su figura. No necesitaban mas chupa sangres asi los llamaba.
La idea de que debia separarse constante de las demas personas; por el hecho de que sean mas honestas, mas honrados o incluso mas felices, que su "familia " nunca termino de convencer a Shizuru, pero jamas lo dijo en voz alta.
Ella crecio y creceria con "lo mejor de lo mejor". Sus padre la insentivaron desde temprana edad. Aun cuando en su misma casa se realizaban todo tipo de ilegalidades, Shizuru muy en su interior temia que se le impregnara en la piel.
Su padre para ser una persona que se le llenaba la boca al hablar de negocios y papeleos, tenia un hobbie bastante particular, las mujeres de cabaret. En ocasiones no tenia ni el percato de la mera presencia de mi madre.
Su Madre, mitad europea y mitad japonesa, le habia inculcado todo tipo de accesorios occidentales, ya sean perfumes o vestimentas, su disciplina y su espiritu libre. Sin embargo su padre al ser japones le nego varias de las cosas que Shizuru disfrutaba; sus largos vestidos y sus collares de oro jamas salieron a la luz despues de aquellos años.
Durante los años de su educación su familia le brindaba tutoras, por lo que venían innecesario que Shizuru saliera de su casa. Claro que siempre habia sido una niña muy inteligente. Tal vez demasiado, pero lentamente comenzo a entender que no le encontraba el punto combatir al enemigo. La falta de afectos por parte de sus padres se sintio con el pasar de los dias, meses y años. Hasta el dia en que sus padres se volvieron meros conocidos.
Shizuru una noche en su temprana adolescencia descubrio mientras cepillaba su cabellos un pequeño destello en sus ojos carmesis... aquellos ojos le daban aquel tono misterioso y temible.
No podia combatir contra la sangre, su dinastia estaba en ella. No podia vivir negando, esas ansias insaceables en sus entrañas. Ella aun creyendo que pasaria dejo que el tiempo curara sus relaciones.
La primera y tal vez mas fuerte desilusión se la llevo cuando su padre con tan solo 14 años la expulso de su casa para meterla en la Gran Casa Burdel de su tia Viola.
Aquel dia Shizuru fue sorprendida por la intrumision de sus padres en su habitación... fue demasiado su asombro pero lo oculto. Mientras escuchaba y analizaba fríamente lo que le ofrecian.
-Escucha Hija- comienza su madre tomando sus manos entre las suyas, pero sus palabras parecen ser que no querían salir -tu padre y yo... decidimos que tu....- dice tembolorosa la mujer.
-Lo que te queriamos decir…- su padre decide acelerar el "tramite".
-Te tienes que ir-rapidamente cambia su tono, mientras suspira- Recibimos una llamada telefónica de tu Tia Viola el dia de ayer quien te necesita para unos trabajos contables…Ella ya esta entrando en una edad un tanto avanzada y lo mejor seria que fueras y la ayudaras... Ademas dijo que serias perfecta- Compartieron miradas unos segundos.
Shizuru luego de casi un minuto sin compartir su decisión finalmente asiente aun sin soltar la mirada con su padre. Su madre la abraza. Mientras su padre se queda de pie viendola partir. Desde aquella vez no los volvi a ver.
Fin del recuerdo de Shizuru:
Shizuru se acerca haca su padre quien le tendía la mano obligándola a reducir el espacio para conversar.
-Shiruru, ¿A que debo tu presencia?- Rapido con una destreza inigualable, su padre no provoca rodeos.
-Ara, es que acaso no puedo hacerte compañía durante un par de minutos sin que quieras echarme?- Shizuru eleva su ceja izquierda mientras toma asiento junto a su padre en una pequeña mesilla, que se encontraba bajo una sombrilla en la cual había varios vasos vacios, a pesar de lo temprano que era.
-Sabes que nunca te echaría- medita unos segundos mientras se llevaba a sus labios su vaso de cristal y continuo- al menos no asi seria demasiado discreto todo, nosotros, hija, somos una familia que siempre tiende a resaltar, a llamar la atención, a dar de que hablar- dice sonriendome.
-Claro tu eres mas el estilo de padre que deja a su niña al merced de ricos o al borde de la miseria, no es asi? Siempre fuiste un extremista- mi tono parecia que siseaba con cada una de las palabras obligando a su padre a levantar la vista, desafiandola comparten miradas y sonrisas unos segundos hasta que el mayor decide suspirar y ceder al duelo de miradas.
-Shizuru ¿Todo esta escena es por lo de aquella vez?- pregunta restándole importancia-No retengas un tema del pasado no te hara bien hija- continuo mientras se inclino de medio lado y levanto su mano derecha al hombre que se encontraba a un par de metros de ellos, quien estaba preparando otro trago mas- Tengo algo mucho mejor que compensara el enorme error que cometimos- arqueo nuevamente mi ceja.
-"¿Cometimos?" quise preguntar, pero permaneci en silencio. No soy de las que rie demasiado ya que toda mi vida me regi por su estúpida educación que me impedía damasiadas cosas, pero esta situación era bastante graciosa.
Shizuru sonrie.