La agitación y el sol de aquella tarde de lunes, daban un tenue fulgor a la escena. Aquella mañana curiosamente, Aomine llamó a Kagami invitándole a un uno a uno. Obviamente el cejas partidas y ojos carmesí, aceptó en un dos por tres.
El balón fue encerrado entre las manos del piel oscura e hizo una pausa para ver a su adversario, las afiladas miradas entre el azul y el rojo chocaban como el aire frío y caliente formando así, una tormenta eléctrica.
Daiki suspiró. — Umh... Kagami—dijo dudando de comentar sus problemas con el tigre de Seirin. No obstante, Kagami le vio preocupado pues el peli azul no era tan inseguro a la hora de hablar.
— ¿Qué tienes? ¿Ya te rendiste?—dijo burlón abandonado su postura de defensa para aligerar el momento.
— ¡Bakagami! Es que, necesito... Hablar con... Al... Ien...—contestó hablando entre susurros escondiendo lo que trataba de decir.
—Si vas a hablar, haz lo bien qué no entiendo—le dijo gruñón.
— Que... Ne... Blar con alguien—repitió avergonzado.
"Aah... Ya" pensó el pelirrojo dándose cuenta por dónde iba la cosa.
— Más claro—ordenó divertido.
— ¡Que quiero hablar de algo contigo, mierda!—gritó desesperado por la insistencia.
— Well well... No te alebrestes, el psicólogo Kagami está aquí para escuchar, así que... Cuenta cuenta—insistió acercando su aparato auditivo a las palabras del moreno.
Una vena marcaba la frente de Aomine, sólo suspiró y continúo. — Había pensado en Satsuki, pero se hubiese puesta emocionada y vuelto loca—comenzó.
— Al punto, negro.
"Qué gran psicólogo"
Daiki suspiró perdiendo la cuenta de cuántas veces lo había hecho ya en el día.
— Me gusta alguien—confesó rascando su nuca avergonzado.
"¿Es eso? Pensé que se le había quebrado el hombro... Tanto drama" pensó el tigre riendo mentalmente.
— ¿Qué hay de malo? ¿Qué te preocupa?—le pregunta sonriendo.
— Me gusta un chico.
— Un chico... Todo normal—dijo despreocupado.
— Me gusta Akashi Seijuro.
— ¿What? ¡Wait! ¡One minute plis!
Al parecer, estar enamorado del emperador no es normal, al menos para Kagami.
— Deja de hablar en inglés, estúpido—le reclamó Aomine.
— ¿Akashi? ¿Really? ¿You okay, Kagami? ¡Of course! ¡No need to worry! Everything is... 'll be fine. Simple, the Aomine fell smitten by scissors emperor.
Uno de los más grandes defectos del uno noventa es que cuando está nervioso, o algo le sorprende, empieza a balbucear y hablar consigo mismo en inglés.
— ¿Qué rayos le viste a Akashi crazy scissors?—pregunta conmocionado.
"¿Akashi... Loco, qué?" se dijo Aomine.
— ¿Qué no es obvio? Es tierno, lindo... Juega bien—en listó sus adjetivos.
"¡Tierno y lindo mi abuela!"
—Okay... Son tus gustos, así que... Enamora lo hasta asfixiarlo de amor, ¿no?—dudo al decir aquello, pues Akashi es difícil de tratar.
— ¡Qué brillante!—exclamó sarcástico para luego suspirar. — Es que me da cosa.
— Ya, no... Vale, suficiente negrura por hoy. Aomine, fue raro verte hoy, espero soluciones tus raros problemas de amor... Voy a casa... A acostarme en mi cama a meditar.
Se fue sin decir nada.