Piensa que no fue buena idea atacar a Seto Kaiba, ahora está agonizando después de que su cuello fuera cortado. Su asesino está sentado en una silla frente a él, su cara está tapada con una máscara, una máscara con forma de perro de color negro, que le recuerda a anubis. Nunca pensó que terminaría así, se confió. Como era unos de los mejores sicarios, pero ahora agonizaba mientras su asesino tararea una melodía.
El hombre de la máscara se levanta de la silla cuando su presa ya está muerta, va a ver a Seto que está amarrado a una silla, saca su teléfono para sacarle una foto, molestando a dueño de kaiba corp. Con la misma navaja que uso para degollar a su presa corta las sogas para luego retroceder, justo cuando el hombre de cabellos castaño, lo trata de golpear.
El alto muchacho se limpia su traje blanco molesto, se encamina a la salida de esa habitación donde estaba secuestrado, sale de esta y camina sin fijarse en nada hasta salir, dándose cuenta de que estuvo en una cabaña. Además en el medio del bosque, pero nota el auto en que fue traído estacionado cerca y una moto, que sabe que debió usar el joven para llegar aquí.
Aquel joven parecía muy tranquilo tallando algo en una vieja madera, se encamina hasta el auto y ve como el joven se le adelanta para abrirle la puerta del conductor y entregarle la llave para retirarse un gesto de despedida.
Había contratado a ese tipo, cuando su hermano fue secuestrado y lo estaban usando para extorsionarlo, pero en la noche de ese mismo día, su hermano estaba ante él traído por aquel tipo, que lucía jean negros y poleron negro con letra roja que decían BAD DOG, y con una máscara negra que tapaba toda su cara con la forma de un perro. El tipo le pidió que lo contratara y le protegería a cambio de una buena paga.
Así, con duda y desconfianza los contrato, en la misma semana, algunos de sus enemigos empezaron a desaparecer, los que trataban de ponerles trabas a sus proyectos también, y descubrió gracias a este tipo a los espías que trabajaban en su corporación y a los que trataban de sabotearlo por dentro.
Un año después, todo iba bien, hasta lo que paso ayer, ser secuestrado, aunque no duro mucho.
Mientras prende el motor observa que el joven le espera. Con las mano le indica que lo guiaría, no entiende por qué si el auto tiene el mejor gps del mundo. Al ver este aparato, este estaba roto, su captor lo había destruido para no ser rastreado, miro con sus azules ojos penetrantes al joven que le saluda agitando una mano, empieza a conducir y trata de hacer que lo va a chocar, pero este ya había echado andar la moto quedando a unos metros lejos para hacerle burlar. Algo que le hizo enojar, y volvió a tratar de chocarlo pero esta vez en serio, pero el otro ya estaba lejos dejando en claro que ya lo estaba guiando, ya se las pagaría.
En la carretera diviso un restaurant y decidió ir a comer algo, eran las 3 pm. Se sorprendió que el joven estuviera a esas horas, por lo general solo se aparecía de noche. Lo recompensaría invitándolo a almorzar, entro al estacionamiento de ese restaurant, que estaba casi vacío. Se estaciono, abrió la puerta y salió del auto para ver ingresar al joven con la moto y estacionarla al lado del auto, para bajar de esta quedando a su lado, como esperando su orden ladeando la cabeza como lo haría un perro. Le causo un poco de gracia, sabía que se tipo le gustaba hacerse el gracioso para sacarle una sonrisa, Mokuba siempre se reía por cualquier cosa que hacía.
- pórtate bien perro, te invito a comer
Observo como el se negaba, parecía que se iba subir a la moto para irse a darse una vuelta mientras, el comiera. Lo detuvo colocándose entre el y la moto, cruzo los brazos serio.
- Entonces te ordeno a comer conmigo.
Sonrió victorioso mientras el otro asiente y empieza a caminar hacia la entrada del restaurant a paso lento, como imitando a un preso que va a ser ejecutado, se para y me mira como pidiendo piedad.
- No es tan malo almorzar conmigo.
Entramos, está casi vacío, mejor para mí, busco la mesa más alejada de todo, me siento esperando ser atendido. El se va al baño, cuando vuelve esta usando una máscara de perro que solo cubre hasta su nariz, una mesera llega para atendernos.
La joven mesera, está nerviosa por tener a un hombre tan varonil vestido de traje blanco muy elegante, cuando anota lo que pide, parece que se va a derretir por esa voz tan firme. Se sobresalta cuando siente que le tocan la libreta, se encuentra con un hombre vestido de lo más normal pero usando una máscara que le tapa hasta la nariz queda extrañada por aquello. …l joven le quita la libreta y anota lo que quiere para devolverle la libreta. Ella toma la libreta y se va tan rápido a la cocina.
Kaiba solo lo observa, no sabe por qué no habla, nunca lo ha escuchado, solo tararea, pero sabe que usa otro tono. ¿Tanto teme que escuchen su voz?, se suele preguntar muchas veces, tampoco sabe cómo es su rostro, ni su cabello, que oculta usando polerones con gorro y sus ojos, tampoco sabe como son, usa mascara que no dejan ver sus ojos. Siempre con guantes para ocultar sus huellas, al principio no le interesaba, pero el tiempo pasó y la semilla de la curiosidad broto.
Casi 8 meses tratando de verle la cara y nada, el muy bastardo sabe cómo no darle el gusto, parece divertirse cada vez que su plan falla, pero ya verá que lograra su cometido, no por algo es Seto Kaiba, el que tomo el mando de Kaiba Corp a los 16 años haciendo que su padre se suicidara tirándose por la ventana de la corporación.
Se fija en la boca del joven, por fin logro verle aunque sea medio rostro, dirige su mano hacia el mentón agarrándolo y acercando esa cara hacia sí, observa como esos labios forma una sonrisa y con su otra mano trata de abrir la boca, pero no lo logra.
- Vamos perro deja verte los dientes, quiero saber cuántos años tienes.
El de la máscara niega moviendo la cabeza, pero kaiba aprieta mas fuerte el mentón molesto, siente unos pasos y lo suelta.
La mesera llega con sus bebidas y trayendo dos recipientes. Uno con pan y el otro con bolas de mantequilla. Su acompañante toma un trozo de pan rebanado, le unta con un cuchillo una bola de mantequilla y se lo ofrece. Seto acepta y come, mirando a su acompañante que se prepara uno para comerlo, cuando acerca el pan hasta chocar con sus labios, abre pequeña la boca para dar el mordisco muy a gusto, lamiendo su labio superior limpiado un poco de mantequilla, sin dejar que kaiba viera sus dientes haciendo que este apriete el puño molesto, sonríe triunfante.
Seto lo observa fijo, decidido a que iba a ganar.
Cuando la mesera llego con la comida, observo como los dos hombres estaban callados, el castaño miraba fijo al de la máscara, aquella mascara no dejaba ver los ojos, así que no sabía si el otro estaba viendo al castaño de hermosos ojos. Coloca a cada uno su plato correspondiente y se aleja para a ese par seguir en lo suyo, aunque hubiera querido seguir estando cerca de ese hombre tan hermoso. Sus compañeras están celosas por su suerte y ella las mira con superioridad.
Volviendo con los dos hombres, esto se preparan para comer su comida, Kaiba atento a que el otro muestre el interior de su boca, pero este captando lo que su jefe desea, gustoso se lo niega muy gustoso, que mal subordinado es por no darle el gusto a su enojón jefe. En esta batalla Kaiba pierde, el perro no le dejo ver su dientes, haciendo que maldiga entre diente mil groserías, viendo que eso parece serle divertido a su mal subordinado.
- Maldito seas, perro, muéstrame tus dientes. Te lo ordeno
El perro se limpia la boca con la servilleta ignorando la orden un poco de su bebida, para levantarse para ir al baño, dejando a su amo, que parece desear matarlo por su mala conducta.
Kaiba pide la cuenta, la mesera se acerca a preguntar cómo va a pagar y este le responde con tarjeta, ella va por la máquina y el tan acostumbrado en unos segundo termina de pagar. La joven mujer tímidamente le pide si puede sacarle una foto, pero kaiba la ignora, estaba desquitándose con ella, por perder contra su estúpido perro. La mujer creyendo que él no le importa, saca su celular y trata de sacarle una foto, pero su celular termina en el suelo de un manotazo de el empresario, que se levanta pisando el celular para irse. La pobre mujer queda ahí, procesando lo sucedido, sus compañeras se ríen despacio de su mala suerte. Entonces siente una mano en su hombro y mira quién es era el de la máscara, quien le deja dinero suficiente para comprar un teléfono nuevo y se retira.
Kaiba estaba sacando el auto del estacionamiento, cuando ve a su perro ir hacia la moto, para montarla y comenzar andar colocándose listo para empezar a guiar de nuevo. Así continúan el viaje de vuelta a la mansión.
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