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Nunca se debe rogar por amor (KageHina) por kyumin137

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Notas del fanfic:

Kageyama x Hinata


(otras parejas irán apareciendo)

Notas del capitulo:

Hace varios años que no escribía, pero recientemente ese impulso de querer escribir lo que hay en mi mente me ganaron.
Hoy en día Haikyuu!! se ha vuelto una serie muy querida por mí, qué mejor que hacer algo de ellos!

 

Una historia triste pero esperanzadora.

Espero poder llegar a ustedes con la historia de nuestro personaje a traves de mis palabras.

 

 

pd: Haikyuu!! no me pertenece, ese título es de  Haruichi Furudate.

CAPITULO 1

Era viernes por la tarde, aún podía escuchar a la distancia el rechinar de las zapatillas sobre el suelo del gimnasio. Luego de estar toda la semana armándose del valor suficiente, por primera vez solo quería desaparecer lo más rápido posible de aquel lugar.

Los nervios lo consumían con cada segundo que pasaba, y estar pasando por aquello sin la compañía que hubiese querido lo torturaba más.

Esa mañana se levantó aún más temprano de lo habitual,  sin desayunar y ante la sorpresa de su madre quien recién se levantaba, Hinata salió de su casa.
Las calles desiertas le ayudaban a procesar lo que estaba por realizar y el frio de la madrugada mantenía su mente y corazón fijos en su objetivo. Para cuando se detuvo frente a la primera farmacia que había en su camino, sus manos ya estaban sudando. Se encontraba en su último curso, con tan solo 17 años su única preocupación debiera ser preguntarse si seguiría una carrera universitaria, técnica o solo trabajaría, pero no, ahí estaba él, al borde de las lágrimas mientras pagaba por aquella pequeña caja, y solo esperando por el momento preciso para escarpar del lugar y de la mirada escrutadora de la señora mayor que lo estaba atendiendo.

Lo que había comprado en la mañana aún se encontraba intacto dentro de su bolso.


Luego de hablar solo con el entrenador Ukai, salió raudo del reciento, ese día debía cuidar a su pequeña hermanita porque su madre saldría y no volvería hasta el día siguiente, por lo que tampoco estaría faltando a la verdad, aunque omitiendo que la mayor se iría hasta bien entrada la noche, pero era una información que podía pasar por alto.

Cuando llego a casa  su madre lo esperaba en la entrada, lista para partir.

Ante los ojos  de Hinata, ella era la mujer más hermosa que haya visto, junto con su pequeña hermanita, por eso, no comprendía aún como aquel hombre, al que había llegado a llamar padre, la había abandonado, siendo que era perfecta y única. Pero en cierta manera lo agradecía. Desde que los había dejado, ya nadie gritaba en la casa  ni menos veía a su madre llorar a escondidas, como muchas veces la encontró.

-Shouyou. Qué bueno que has llegado –le recibió ella sonriente-. Tengo que partir antes, me llamaron del hospital, tu abuela está muy delicada y debo estar junto a ella.

-Está bien mamá, tú no te preocupes de nada –le respondió sonriente-, yo cuidaré bien de Natsu.

-Muchas gracias hijo, no sé qué haría sin ti. Tú y tu hermana son mi soporte. –habló la mujer con los ojos llorosos. Amaba demasiado a sus hijos.

Y con ese mismo cariño se despidió de ellos con un beso en la frente de cada uno y se marchó, dejando atrás a los dos niños con sus manos alzadas y sonriendo. Aunque una sonrisa era más verdadera que la otra.

-¡El que llega último se queda sin el pastel que dejó mamá! –gritó eufórica Natsu mientras entraba lo más rápido que sus piernas le dejaban.

-¡Eso quisieras renacuajo! –respondía de vuelta Hinata, pero sin correr tras ella. A pesar que no había comido mucho en todo lo que iba del día, de tan solo pensar en comida su estómago se revolvía dolorosamente quitándole todas las ganas y ansias de probar bocado.

Cuando ingresó a la casa, Natsu ya se encontraba devorando un gran pedazo de pastel. Lo más seguro es que se había tomado en serio sus propias palabras y ahora mismo se estaba comiendo la porción de los dos.

-Estaré en mi habitación, no hagas ningún destrozo ¿Ok? –le avisó mientras subía las escaleras hacía su cuarto.

-¡Ni que fuera un monstruo! –le replicó ella molesta y con la cara manchada con crema de chocolate.

-Pues a veces creo que si lo eres –se mofó nuevamente Hinata, huyendo antes que un zapato fuera a golpear su cabeza.

 

Ya en el resguardo solitario de su habitación pudo respirar con tranquilidad y quitarse la máscara que se había auto-impuesto al momento de llegar a su casa.
Se encontraba demasiado cansado, la cabeza comenzaba a punzarle y todo le daba vueltas. Los recuerdos de hace dos semanas atrás volvían a su mente como una tortura insana y la voz del que alguna vez creyó era su destino acuchillaban su oídos y se burlaba descaradamente de él.

 

“¿Son cierto los rumores que andan circulando, Kageyama-kun?”

“¿Qué rumores? No creas las cosas que dicen en los pasillos.”
“Pero dicen que los han visto muy juntos.”
“Pues es lógico, somos del mismo año y del mismo equipo.”
“Pero, no ese tipo de cercanos, si no uno más…cariñoso”
“¡Qué tonterías son esas! Es los más absurdo y asqueroso que he escuchado.
Con Hinata con suerte y nos hablamos, y por obligación. Si por mí fuera ni me acercaría a él. Pero es tan persistente.”
“Eso es cierto. Debe ser cansador convivir con él… Qué bueno que me tienes a mí para despejar la mente To-bi-o…”

 

Luego de eso, irónicamente Kageyama lo seguía a todos lados preguntándole por qué no le prestaba atención, saltando como siempre a su lado y diciéndole que lo quería.


Desde ese día solo le hablaba lo extremadamente necesario…
si solo eran compañeros de equipo –y nada más-  no tenía obligación de entablar ningún tipo de conversación con él. Después de todo, parece que a “Tobio” poco y nada le había importado la relación de pareja que llevaban por casi dos años.

Hinata Shouyou podría ser impulsivo, gritón, eufórico y con energía al mil porciento todos los días, pero, tenía su orgullo. Y él no rogaría por amor, menos a quien no lo supo valorar y para peor, le miente en la cara y se burla de él. Nunca más.

 

Y es así a como vuelve a la realidad. Había estado sintiéndose mal hace casi dos meses, los dolores de estómago era de todos los días, y cada mañana despertaba por la imperante necesidad de vomitar. Le dolía la espalda y se estaba cansando más de lo normal. Lo hubiera seguido dejando pasar si no fuera porque una tarde, mientras veía televisión, encontró un reportaje donde explicaban que los síntomas que experimentan los donceles durante los primeros meses de embarazo son más dolorosos y desagradables que un embarazo normal.
Justo como los que estaba sintiendo él.

Se maldecía el haber caído tan fácilmente –y muchas veces- ante los estúpidos encantos de Kageyama, esos encantos que ahora lo tenían encerrado en el baño a punto de realizarse esa prueba de embarazo –había comprado la más cara, para no tener que esperar hasta la mañana para poder realizársela-.

 

Un llanto desgarrador tomó por sorpresa a Natsu que seguía frente a la televisión. Su corazón se contrajo así como todos sus sentidos, y a pesar de solo tener 7 años, supo de inmediato que algo no estaba bien. Subió como nunca antes lo había hecho cada peldaño sin tropezarse y ya frente a la puerta de su hermano, su respiración de agitó.

Podía escuchar claramente como su hermano mayor lloraba y balbuceaba palabras que no lograba entender. Sin tocar, entró a la habitación encontrándolo sentado en el suelo mientras abrazaba con desespero su estómago.

-¿Te duele el estómago otra vez, nii-chan? –preguntó Natsu sentándose al lado de su hermano y pasando su pequeña mano sobre la espalda de él.

Hinata se sobresaltó, no había notado la presencia de la pequeña, pero se lo agradecía.

-Si Natsu –la miró limpiándose las lágrimas que aún corrían por su rostro y regalándole una sonrisa dolida-,  me duele.

-¿Y te duele mucho mucho? Porque te escuché llorar muy fuerte. –sus ojitos comenzaban a aguarse, estaba realmente preocupada.

-Perdóname por preocuparte Natsu… Pero hoy me duele mucho más que otros días.

Le dolía y demasiado, no podía aguantar el dolor físico y más que nada, el dolor emocional que aquello le producía. ¿Qué sería de él desde este día en adelante? ¿Qué sería de ellos?

-¿Podrías abrazarme? Así se me pasará más rápido el dolor. ¿SI? –ese abrazo duró hasta que Natsu cayó rendida ante el sueño y Hinata ya no tuvo más lágrimas para derramar.

Notas finales:

He aquí el primer capítulo.
toda opinión e ideas son muy bien recibidas!

 

besitos a todos/as!


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