¡La odiaba! Como no se podía odiar a nadie en toda su vida. ¡Y la maldecía! Pues gracias a ella había entrado en desgracia. Había perdido al chico que más amaba y arruinado su vida por completo.
Trunks Brief, 35 años, presidente de la corporación capsula. Era la persona más infeliz que podía haber pisado la tierra. Recientemente divorciado y criando a un hijo testarudo y egoísta de 15 años, con un carácter de los mil demonios que era imposible lidear con él.
¿Por qué se había metido en tan estúpido problema?
Tenía una buena relación, era feliz con Goten, a quien amaba desde su más tierna infancia y había logrado conseguir que éste saliera con él a regañadiente de su padre. Además, que tenían el mejor sexo que podía haber imaginado. ¿Por qué su puto pene le pedía más cuando tenía todo en casa? ¿Por que con ella? ¿Por qué había quedado embarazada? ¿Por qué no se cuidó?
Golpeó nuevamente el escritorio. Estaba harto de todo, de su vida, de su trabajo, pero sobre todo, le dolía mucho que su madre fuera más indulgente con su hijo Hachiro de como es con él. No es como si estuviera celoso de su hijo ¡que si lo estaba! Ni tampoco era que el maldito pendejo era más habilidoso que él en la mecánica ¡Que si lo era! Sino que no importa que hiciera Trunks, el maldito enano lo hacía mil veces mejor y era amado por sus abuelos tanto que parecía la octava maravilla del mundo.
Bueno, no quería ser tan amargado, amaba a Hachiro más que a cualquier otro ser humano en el mundo, dado que él era casi su única familia, el legado, su estirpe, lo más cercano que tendrá a una familia, ahora que Goten se había ido.
Golpeó su cabeza contra la mesa, aun tenía montañas de cosas que hacer. Le encantaría estar volando por la ciudad o jugando una carrera al rededor del mundo, aun con su hijo. Pero debía trabajar y esforzarse.
La secretaria ingresó por la puerta y como todos los días le comunicaba a Trunks todas las citas pendientes que tenía para hoy. ¡Diablos! le dolía la cabeza de sólo escucharla.
– Hitomi, ¿podríamos dejar esto para después? Realmente me siento mal.
–Pero señor Brief, ha postergado la mayor parte de las citas para hoy, tiene que reunirse con varios empresarios para organizar el festival de.....–no la dejó terminar, simplemente le negó con ambos dedos y le señaló la puerta–. Bueno señor Brief, pero recuerde que sino es hoy, será mañana y sino es mañana, en algún momento tendrá que hacerlo – la mujer se retira con un semblante fruncido, cosa que a Trunks no le interesó mucho.
Suspiró y ordenó un poco los cuadernos para luego quitarse la ropa y colocarse unas que traía en una capsula, saliendo por la ventana como solía hacerlo regularmente cuando las cosas se le salían de control. Bajó hacia la puerta y entró a su propia casa, a un lado de la empresa. Caminó hasta el laboratorio donde estaba su hijo solo, debajo de una máquina, comenzando a arreglarla con su llave inglesa número 10, una gorra con la visera hacia atrás y ropa muy cómoda, pues era necesaria para agacharse. Trunks se sienta, usualmente cuando huía del trabajo se instalaba en un bar, pero ese día no fue así. Decidió comunicarse con su hijo como debía ser normal, dado que este estaba comenzando una reciente relación y a pesar que Hachiro le había hablado del muchacho muy por encima, Trunks tenía cierto interés en el gusto de su hijo.
– Papá –sonrió el muchacho mientras salía debajo de la maquinaria pesada la cual arreglaba. Trunks lo mira con una sonrisa. Su hijo se parecía mucho a él, salvo que tenía el cabello completamente oscuro, pero los ojos, la mirada y hasta el cuerpo eran clara prueba que su padre no era otro que Trunks Brief.
– Hachi.....– murmuró, era gracioso llamarlo así, dado que 'Hachi' significaba ocho en japonés, además que había nacido un 8 del mes 8 (Agosto), por lo cual, el nombre vino por si solo a la mente de Trunks en el momento de nombrarlo.
– Ya deja de llamarme así, no soy un crio.
– Lo sé y lo veo....– murmuró y cruzó los brazos– . ¿Y bien?
– ¿Bien qué? – preguntó Hachiro levantándose del suelo y limpiándose las manos luego de dejar las herramientas que había usado, estaba algo manchado con grasa de motor, seguramente había reparado el mismo de la máquina.
– ¿Cuándo lo voy a conocer? – Hachiro le miró arqueando la ceja– . ¡Tu novio, Hachi!
– ¿Hm? ¿Hablas de Genki? – cuestionó rodando los ojos, "Genki, así que se llama así el muchachito", se dijo a si mismo.
– Claro, claro, es común que un padre normal se preocupe por las relaciones de su hijo.
– Tú lo dijiste, "Un padre normal", creo que no eres muy normal que digamos – Hachiro sonríe ante esta frase, mientras que Trunks frunce el ceño.
– Soy tu padre, debes respetarme – Trunks se levanta de la silla donde estaba y cruza los brazos– . Quiero saber algo de ese Genki, ¿cómo son sus padres? ¿Vive cerca? ¿Qué tipo de personas son?
– Haces demasiadas preguntas, de las cuales, sé la mitad – cruzó los brazos en su pecho y hace un gesto sobrador– . Su padre, querrás decir, Genki no tiene madre. Sí, vive a una hora de aquí y media hora del colegio....y no sé que tipo de persona es el padre porque no lo conozco.
– ¿No lo conoces? ¿Qué tipo de relación tienes con él? – cuestionó Trunks, Hachiro sonríe más.
– Una muy buena en la cama.
– ¡Hachiro! No te crié para que hables así –critica, ¿de dónde había sacado ese vocabulario su hijo?
– ¡Tú no me criaste! Casi todo lo aprendí del abuelo Vegeta y de la abuela Bulma – bramó y tomó nuevamente su herramienta– . Y ahora si me disculpas, tengo que seguir trabajando, tú también deberías alguna vez.
–¿Trabajando? ¿En qué? – arqueo la ceja.
– En mi máquina de gravedad, el abuelo la rompió el otro día por andar haciendo coraje y yo la estoy arreglando.....– camina hacia la máquina.
– Pero es muy pequeña....
– Porque la máquina de gravedad esta afuera – señala con su dedo pulgar hacia atrás– . Yo solamente arreglo el motor, que es este que ves aquí. Si te interiorizaras en robótica, tal vez lo sabrías.
– Perdón, perdón, estuve ocupado criándote.....
– Y de nuevo la burra al trigo – Hachiro rodea sus ojos nuevamente.
– Ya, bueno, quédate con tus cosas.....me voy al trabajo.
– Sí, has algo productivo.....– comentó con una sonrisa viendo como su padre se iba cabreado.
Hachiro Brief tenía 15 años, estudiaba en el colegio Star Orange de Satan City. Allí iba tercer año de secundaria. Dado a su prestigio como Brief y sobre todo, como futuro heredero de la franquicia más poderosa de todos, era bastante popular. No había día que no lo encararan en la escuela para pedirle ser su amigo o invitarlo a una fiesta, pero Hachiro tenía una terrible personalidad sobradora, sarcástica y egoísta. Amaba molestar a los demás y hacerle la vida pesada solo por diversión, no por nada, ser el chico lindo del colegio tenía sus beneficios. Beneficios que fueron derrotados por aquel torbellino de ojos azules.
Genki.
Un nombre alegre y divertido. Genki era sin duda el muchacho más hermoso que Hachiro pudo conocer en algún momento. Sus ojos eran celestes y su cabello negro intenso como el de él.
Genki era la primera persona que rechazaba la amistad de Hachiro, aun recordaba el primer día de clases donde lo conoció. Para el joven Brief era fácil ganarse amigos y más fácil le era levantarse un chico con sólo una sonrisa. Pero no, Genki era más que eso, Genki lo rechazó cruelmente haciendo que el corazón del joven estallara en mil pedazos. Lo cual, pensó: "Es el indicado" y comenzó de nuevo.
Miró su teléfono. Tenía la foto del joven como salva pantallas, es más, se la había sacado una de las tantas mañanas luego del sexo. Porque si, ambos habían comenzado a experimentar con su sexualidad a tal punto que eran imparables y no había nada que Trunks le pudiera decir sobre el sexo que él ya no hubiera vivido a su corta edad.
Guardó su teléfono celular y siguió con lo que estaba haciendo. Pues quería salir esa misma noche con Genki y sino se apuraba en reparar la máquina, su abuelo Vegeta lo mataría, por lo cual apuró un poco y dejó de pensar en su amado novio.
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Mientras, en otra parte de la ciudad. Goten se encontraba en en su habitación, mirando unas viejas fotos de su juventud. Aun recordaba esos días en los cuales era feliz, pero ahora, no es que no lo fuera, simplemente que era difícil levantarse todos los días y mirar el sol.
Estaba desempleado y sus padres lo ayudaban a mantenerse de pie a él y su hijo. Goku había sido un privilegiado, luego de entrenar a Uub, había decidido abrir una academia de artes marciales con mucho éxito. Colaboraba junto a Mister Satan, el cual le daba espacio para que pudiera entrenar y todos los artilugios que fueran necesarios.
A Milk le había costado salir de la montaña Paoz, pero era feliz en la ciudad, normalmente se reunía con su hijo Gohan y con Videl todos los días, además que ayudaba a Goten en la crianza de su hijo.
La vida de Goten había sido tan dura. Luego de alejarse de Trunks se había dado cuenta de su embarazo y crió solo a su pequeño hijo. Gohan incansables veces le propuso otorgarle una beca para que estudie y se perfeccione, de esa forma podría conseguir un mejor trabajo, pero Goten no era bueno en el estudio y renunció muy fácilmente, además que su hijo siempre pedía ayuda para todo y llevarlo al jardin, primaria y comprarle útiles escolares no le salía barato.
Solía trabajar como ayudante en la academia de artes marciales, pero debido a una fractura en su tobillo, tuvo que renunciar rápidamente a las peleas. ¡Estaba cagado por un dinosaurio!
Entonces recordó el tiempo que era feliz, con el padre de su hijo, con Trunks. Sacó una foto que se encontraba en su cajonera y la miró largo y tendido.
– Diablos, como te extraño Trunks.....ojala no hubieras cometido este error.....seríamos felices ahora mismo.....tú,......yo y nuestro hijo.....Genki.....
Mientras Goten se quedaba dormido, su único hijo abría la puerta para ver a su padre abrazar una foto. Genki jamás cuestionó a Goten con respecto a su padre, pero la duda lo estaba matando desde hace tiempo, más que nada al hablar con su novio. Aun así, esperaría a que el mismo Goten le dijera la verdad, no lo presionaría, pues nada bueno sale de la presión.
Continuará.
