Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

NOCHE SIN FINAL (ENDLESS NIGHT) por Sangre Samurai

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Quiero compartirles este three shot con una historia sobre mi hermoso niño Serrure.

Como ustedes saben, cuando Loki renació como un niño mortal en Midgard, tomó el nombre de Serrure, que en francés significa "bloqueado" y se convirtió en un pequeño delincuente estafador que sobrevive en las calles de París.

Thor bota todo en Asgard para correr tras su pequeño hermano cuando se entera que está vivo.

Este AU me lo inspiró ese hermoso video de patinadores llamado "Endless Night"

Juro que si supiera como poner enlaces, se los ponía... pero búsquenlo en You Tube.

Ya saben, Thor y Loki son mitológicos, el resto gracias Marvel

La historia sí me pertenece btw

Notas del capitulo:

Thor encuentra a un pilluelo callejero en París, por sus negros cabellos, sus ojos verdes y su astucia innegable... cree que por fin, ha encontrado a su pequeño hermano.

Pero Serrure es un embaucador en forma.

Nota:

(Esta historia la publiqué ya en otras páginas, bajo mi pseudónimo Serena-4

Ikol Al Vent.)

 

Era tan difícil de atrapar como un escurridizo zorro en el bosque, así que en un descuido del hombre al que había robado su cartera, soltó la mano férrea que intentaba detenerlo y corrió como un alma que lleva el diablo, perdiéndose entre la multitud de turistas que paseaban por las céntricas calles parisinas.

Le había visto mientras jugaba a las cartas con otros ingenuos que ya habían perdido varios dólares americanos intentando descifrar sus triquiñuelas, le llamó la atención su elevada estatura y la forma en que se le quedaba mirando, con esos ojos azules como zafiros y ese gesto tan fiero que primero le hizo pensar que se trataba de un policía encubierto.

Cuando lo escuchó hablar supo que se trataba de un extranjero, de un turista que sin duda debía pasar la novatada de pasear por sus calles y ganarle un par de dólares, de euros o de cualquiera que fuera la moneda que usaba. Pero el hombre rubio, alto y musculoso pasó de él sin interesarse por su juego y burlándose por lo que llamó “una estafa de un pequeño descarado”. Entonces fue cuando decidió seguirlo para tomar venganza y encontró su oportunidad cuando metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y extrajo una cartera de piel repleta de billetes.

Pero el hombre lo sorprendió y con agilidad, tomó su mano. El ladronzuelo tenía apenas once años, era alto y flacucho, se vió fácilmente dominado por su supuesta víctima.

-¡Déjame! ¡Déjame idiota grandulón!- exclamó el niño, sin dejar de revolverse y de intentar escapar- No pienso dejar que me entregues a la policía… ¡Déjame y te devuelvo tu dinero y ya!

-No voy a entregarte a la policía- respondió el hombre, poniéndose en cuclillas para observar directamente a la cara al ladronzuelo- ¡Vaya! ¡Eres tan lindo como...!

El rubio cortó su frase, encontrar a aquel niño perdido en las calles, ver que poseía una piel blanca, un par de enormes ojos verdes como esmeraldas y una revuelta mata de cabellos negros le provocó una opresión dentro del poderoso pecho, que subió a su garganta para cerrarla de emoción e impedirle seguir hablando.

-¿Eres un maldito pervertido?- preguntó el chiquillo, comenzando a sentir miedo por primera vez- Creo que debes soltarme ahora… te prometo no volver a molestarte... déjame ir por favor...

-Tú no podrías molestarme jamás... dime ¿Cómo te llamas?

-Mi nombre no lo sé... ya se me olvidó, pero mis amigos me llaman Serrure...

-¿Serrure? Esa palabra significa “bloqueado” en el idioma de este país...

-No me digas- se burló el muchacho- Yo vivo aquí, ya me había dado cuenta de eso... ¿Quieres soltarme ahora? O por lo menos no apretar tan fuerte… toma tu billetera, no quise tomarla, solo que me dio rabia que te rieras de mí hace un rato...

-Embaucabas a las personas- replicó el hombre rubio, sonriendo- Y te ofendes fácilmente... ¡Es tan propio de ti portarte como un malcriado! Pero mi corazón se alegra de encontrarte al fin…

-Si... también tú me caes bien...- mintió Serrure, percibiendo como el rubio dejaba de apretar su brazo por un instante. Apenas sintió el espacio suficiente y se revolvió con tal violencia que pudo soltar el agarre y salir corriendo.

Corrió entre las personas, dejó atrás las calles céntricas y se coló debajo de una cerca de malla, por un sitio que solo él sabía que estaba roto lo suficiente como para dejarle pasar a él, pero no a un adulto. Pasó entonces entre algunos autos que se encontraban estacionados en el lugar y llegó hasta la puerta trasera del complejo deportivo. Ahí se detuvo para tomar aire, permitir que su corazón dejara de latir con tanta fuerza y también asegurarse de que realmente había escapado.

-¿Otra vez estás metido en líos, Serrure?

El niño se giró sobresaltado, la voz a sus espaldas sonaba entre severa y burlona, pero se relajó casi de inmediato al ver que se trataba de los dos guardias locales, que le conocían bastante bien y toleraban sus desmanes como si fueran juegos infantiles inocentes.

-No… es que parece que va a llover...

-Mentiroso... Estás aquí porque quieres ver a ese joven patinador que te tiene fascinado ¿No es cierto?

A Serrure se le iluminaron los ojos, se olvidó de todo y reanudó su carrera... esta vez hacia dentro del complejo, recorrió los vestidores y saltó un par de vallas para atajar camino y salir directamente hasta la pista de patinaje. Dentro de unos días serían las competencias de selección para el equipo olímpico, y varios aspirantes entrenaban duramente, preparándose para el evento.

Pero a él solo le importaba su ángel... lo llamaba así porque le parecía una visión celestial... era el mejor de todos, según su opinión, y se deslizaba en el hielo como si flotara, con movimientos elegantes y etéreos. Le localizó enseguida, podía reconocerlo entre todos en un instante porque su talle esbelto, su altura, sus finos movimientos y sobre todo, sus facciones armoniosas lo destacaban a la perfección.

Era muy joven, quizá no tenía veinte años todavía y era una de las nuevas promesas del deporte invernal para Francia. Quedó extático observando el modo en que repetía una y otra vez los pasos de su rutina, hasta quedar satisfecho, hasta lograr que la fuerza y la estética se volvieran una sola y que todo funcionara en sincronía con la hermosa melodía clásica que había elegido para entrenar.

Serrure repetía cada movimiento desde su lugar en el pasillo, corría a lo largo de las gradas alzando los brazos, girando, deteniéndose... todo sin perderlo de vista a él... a su ángel... al muchacho mas hermoso y maravilloso que había visto jamás... tropezó con un espectador descuidado y le mereció un par de manotazos y palabras recriminatorias en voz alta, eso hizo que el joven patinador alzara la vista y sonriera con cierta coquetería... acababa de descubrir a su todavía mas joven admirador.

-P-perdón...- balbució, poniéndose mas colorado que un tomate. Odiaba hacer el ridículo frente a su ángel, odiaba que lo notara siendo un torpe.

Finalmente, el patinador se acercó a la barra lateral, lo más cerca que pudo del lugar donde había ocurrido el incidente y sin dejar de sonreír, clavó su mirada de pantera en el muchachito.

-Ven aquí- dijo, con un movimiento claro de labios y el ademán de su mano- Ven...

-¿Yo?- se preguntó el pequeño, acercándose sin creer su buena suerte… su ángel lo estaba llamando.

-Parece que olvidé traer una bebida hidratante... ¿Podrías ir y comprarme una? Que sea de cítricos, por favor...- le dijo el joven, extendiéndole un billete que sacó del bolsillo de la sudadera que llevaba puesta.

-¿No tienes miedo de que me vaya y me robe tu dinero?

-¿Debería tenerlo… Serrure?

El joven se alejó patinando hasta el otro extremo de la pista, dejando al niño desconcertado ¡Lo había llamado por su nombre! Bueno, por su nombre de la calle... su ángel además, era adivino o quizá alguien le había dicho quien era y a lo que se dedicaba... Fue entonces hasta el local de alimentos y pidió un envase de bebida hidratante sabor cítricos. Mientras esperaba su vuelto, el aroma de la comida rápida le recordó que llevaba todo el día sin comer, y el estómago gruñó ruidosamente... miró el cambio depositado en su mano por el vendedor. Era suficiente para comprar un pequeño pan relleno de queso y no creía que fuera razón suficiente para que su ángel se enfadara.

Regresó a la pista y lo encontró sentado en el área de descanso, colocando los protectores a sus patines para salir del hielo.

-¿Por qué no compraste el pan con queso?- le preguntó a Serrure, recibiendo íntegro el vuelto de su compra y mirando fijamente al niño.

-¿Cómo sabías…? Es decir... El dinero no es mío, yo tengo mi propio dinero y si quiero, compro comida.

-Lo que traes en tu bolsillo no es suficiente...

-¡Claro que lo es! Son siete dólares americanos y...- buscó en su bolsillo sin encontrar el dinero, buscó en cada uno de los lugares donde podía estar el rollo de billetes- ¡Oh, no! ¡Mil demonios! ¡No está!

-¿Por qué no vamos a comprar ese pan con queso ahora?- dijo el joven, divertido al notar los apuros del pequeño embaucador- Tomaré un descanso y comeré algo también.

-¡Pero es que yo tenía…! ¡Diantres! Ese enorme animal rubio debió hacer que los tirara cuando me...

Serrure no terminó la frase y el joven se le quedó mirando, esperando que dijera la causa por la que según él, extravió su efectivo. Pero el niño se quedó callado y se alejó corriendo, la forma en que su ángel lo miraba lo ponía nervioso. Y además,, ¿Por qué lo invitaba a comer sin conocerlo? ¿Por qué no siguió su primer impulso y se fue con el billete de veinte euros en la mano?

Iba tan molesto consigo mismo, que casi se topa de frente con el hombre rubio. Apenas alcanzó a esconderse tras el resquicio de una puerta y evitó ser descubierto. No tenía idea que el tipo lo hubiese seguido hasta ahí... y si seguía molesto por el intento de robo o resultaba ser el pervertido que estaba imaginando, los problemas no se le iban a terminar pronto.

-Creí que ya te marchabas...

-Es que... está lloviendo y además... regresaré a buscar el dinero que se me cayó… tal vez fue en las gradas cuando estaba corriendo por el pasillo...

El chiquillo regresó al área de la pista y el joven se quedó parado, observando al hombre rubio que parecía no querer darse por vencido y retirarse sin haber encontrado al ladronzuelo. Como si su sola mirada de jade hubiese sido suficiente para llamar su atención, el rubio alzó su mirada de zafiro y se encontró con aquella sublime aparición. Dejó escapar una especie de quejido sordo y el joven bajó las pestañas negras como un abanico moviéndose en cámara lenta.

Le dio la espalda y el hombre pudo admirar el trasero pequeño, redondo y firme, bastante bien delineado por las mallas de spandex. El joven se detuvo para volver el rostro y asegurarse que tenía toda la atención del rubio, entornó nuevamente los párpados y se agachó fingiendo que se ataba el cordón de sus zapatos deportivos... al mismo tiempo, otro hombre absolutamente alelado por el glorioso espectáculo que daba el joven pelinegro, tropezó con una pared derramando las bebidas y la comida que llevaba en las manos.

En medio de risas sofocadas, algunos amigos del distraído lo ayudaron a ponerse en pié, pero el líquido derramado salpicó totalmente al joven patinador. Aquel inconveniente era el pretexto perfecto para acercarse a él y el rubio tomó la oportunidad...

-¿Estás bien?- le dijo, ofreciéndole su pañuelo para que limpiara las gotas que llegaron a su hermoso rostro- Espero que no tengas una competencia esta noche... tu traje ha quedado un poco sucio...

El joven tomó el pañuelo, asegurándose de rozar ligeramente los dedos del hombre rubio y también de terminar de traspasar su corazón alzando el rostro y mirándole con gesto de niño haciendo un puchero.

-Es un traje nuevo... Y todavía debo entrenar...

-Sería una pena que patinaras con esa mancha... Por favor, no me lo tomes a mal, pero podemos ir a la tienda por otro traje…

-Gracias. No tengo el suficiente dinero para comprar otro…

-Pero yo te lo ofrezco desinteresadamente…- insistió el rubio- No me molesta poder comprar un traje para que sigas entrenando...

-Gracias, pero no...- dijo el patinador, devolviendo la prenda con un grácil movimiento de su mano- No acostumbro aceptar obsequios de desconocidos... Has sido muy lindo y amable, ahora es mejor que regrese a la pista o mi entrenador se enfadará terriblemente...

Y el rubio lo miró alejarse, prácticamente sin respirar, porque aquel muchacho lo había dejado sin palabras y sin aire en los pulmones... ¡Cielos eternos! ¡Cómo se parecía a su hermano menor! ¡A su adorado hermano! Cuando era más joven, cuando dejaba la adolescencia y su corazón todavía no era tocado del todo por la ambición... los años dorados en que vivían consentidos por su padre, amados por su madre, respetados por todos... cuando su hermanito era el mejor de la clase y lo ayudaba con los tutores porque él siempre fue muy cabeza dura y las ciencias eran muy difíciles de estudiar… cuando a cambio, lo protegía de cualquiera que se atreviera a intentar burlarse de sus pocas dotes para el ejercicio físico y los deportes rudos... pero ese hermano se había ido… se había sacrificado como una forma de redimir todos sus errores y todo el daño que por ambición desmedida, por rencor y envidia, había causado. Antes de morir le había pedido perdón… había dicho “Lo siento, hermano…” y le había roto el corazón…

Sacudió la cabeza para alejar sus tristes recuerdos. Olvidado momentáneamente del motivo por el que estaba en aquel complejo deportivo, decidió que iba a dejar de buscar al pequeño ladrón de carteras por ese día... era más probable encontrarlo en las calles al siguiente atardecer… no había mucha prisa ahora que lo tenía localizado, pero todavía necesitaba estar bien seguro de que aquel niño de la calle era quien estaba buscando…

***

Serrure no sabía exactamente por qué estaba enfadado, ni tampoco por qué se le escapaban las lágrimas cuando atestiguó como su bello ángel coqueteaba con el hombre rubio. Olvidó hasta el hambre que sentía y ya no quiso verlo más. Se fue sin interesarle la lluvia que caía, bajando su raído gorro de lana hasta la mitad de sus ojos verdes, metiendo sus manos en los bolsillos... Caminó hasta llegar al callejón donde pasaba las noches. Miró a ambos lados antes de trepar por el contenedor de basura y abrir la ventana de aquel abandonado atelier… estaba en el segundo piso de una casa antigua, abajo funcionaba un ruidoso bar y la parte de arriba era una bodega de vinos y viandas. Era curioso que esa habitación se quedara sin uso, pero entonces le venía bien a él y a otros varios pequeños indigentes que se arropaban juntos sobre una vieja colchoneta y una manta que habían comprado cooperando entre todos.

El muchachito no dormía con ellos, prefería envolverse en su chamarra, cubrirse con la vieja y rota manta que era solo de su propiedad y acurrucarse junto a uno de los tubos de las chimeneas… por lo menos en invierno, aquel cuartucho lleno de cajas y botes de pintura, destartalados caballetes y varios lienzos a medio terminar, abandonados por un anónimo intento de artista, no pasaban frío...

-Puedes comer un poco de pan, Serrure... cuando el hombre ese te atrapó, tiraste tu dinero y nosotros lo recogimos. Compramos pan, jamón y leche… pero creo que solo quedaron unas piezas de pan...

-¿Se gastaron mi dinero?

-Bueno... creímos que te llevaría con la policía... no pensamos que llegarías a escapar...

El pequeño tomó las dos piezas de pan que restaban del gran banquete que involuntariamente regaló a sus compañeros de desventuras. Estaba esponjoso y delicioso, lo devoró en un minuto porque de verdad estaba muriendo de hambre… y luego volvió a pensar en su ángel... no se despidió de él, ni le preguntó como era que conocía su nombre… o como diablos hizo para adivinar que no tenía su dinero, o que quería pan con queso... era extraño... pero resultaba al final, que tampoco él sabía como se llamaba… no era un ángel verdadero, no… era un muchacho que le sonrió y le mostró el culo al hombre que lo perseguía… pero… ¿Y si lo había hecho para distraerlo y que se olvidara de su persecución? Igual había resultado...

Así se quedó dormido… pensando que el coqueteo había sido exclusivamente para salvarle el pellejo. Y se había marchado siendo descortés… su ángel lo había invitado a comer… quizá estuviera dispuesto a invitarle un desayuno, uno calientito… quizá unos deliciosos waffles llenos de almíbar y frutas, derramando crema batida y nueces... quizá un chocolate con leche caliente, con esos pequeños malvaviscos blancos flotando dentro… así se veía en la TV que era un desayuno alegre, lo veía pegado a la vitrina del centro comercial hasta que los guardias lo forzaban a irse y evitaban también que pusiera su desastroso banco afuera de su negocio para buscar clientes y apostar con ellos...

Y también soñó a su ángel mientras patinaba. Y se soñó a sí mismo vestido con un traje ajustado de lycra, un traje negro con un velo verde jade, salpicado de pequeñas piedras brillantes. Serrure sintió en el estómago un golpe de nervios, pero su nombre fue anunciado en el altavoz… un nombre con un apellido… no logró escucharlo, no logró comprenderlo… “Lo…” “Lo…” no entendió más pero sabía que era él. Y salió a la pista patinando como un profesional, la música inició y las luces se entornaron… era la misma melodía clásica, el sonido vibrante del cello y los violines que su ángel ensayaba… pero no era su ángel, era él… en una competencia onírica...

Dio saltos, giros, pasos de danza... y el público borroso aplaudía, aunque no podía distinguirlos. Y de pronto su ángel patinaba a su lado, le sonreía y le corregía el modo en que llevaba los brazos, haciendo la seña de que los levantara más, que elevara la barbilla, que sonriera y que dejara fluir su alma a través de las evoluciones del patinaje.

-Eres un ganador…- susurró el ángel, antes de vaporizarse en millones de partículas de polvo brillante, como diamante arrasado por el viento. Y Serrure terminó su rutina y el público lo ovacionaba… pero las gradas estaban vacías… nadie estaba ahí, escuchaba las voces, los aplausos y el altavoz mencionando su nombre que no lograba entender, pero estaba solo… muy solo… ni siquiera su ángel estaba a su lado...

Despertó sintiéndose angustiado, llorando nuevamente porque su sueño le recordaba que nadie se ocupaba de él, de cuidarlo, de darle un desayuno calientito, de comprarle ropa y libros para ir a la escuela ¡No recordaba si alguna vez había ido a una! Sabía leer, escribir, sabía algo de matemáticas y hasta recordaba algunas fechas históricas… pero no recordaba haber ido a una escuela nunca… como no recordaba su nombre o si alguna vez tuvo padres. Su memoria más lejana siempre fue la de las calles de parís, y su refugio aquel atelier y su forma de ganarse la vida: robar y embaucar...

No tomaba drogas, no le atraía probarlas… porque ya había visto como pudrían el cerebro y él no quería tener el cerebro derretido y comportarse como un idiota, y que por conseguir mas hierba o polvo tuviese que acceder a las sucias proposiciones de los pervertidos que los rondaban en las calles.

Eso le recordó al rubio y sintió un escalofrío… ¿Quién era y porqué lo persiguió tan afanosamente el día anterior? Como fuera, seguro ya se había ido de la ciudad o al menos, habría ido a otros puntos de interés turístico… y él podría volver a “trabajar” en paz…

***

-Si nos presentamos... ya no seremos un par de desconocidos...

El hombre rubio alzó la mirada y se encontró con el rostro atractivo, armonioso y sublime del joven patinador. Le asombró que lo reconociera porque llevaba arriba la gorra de su chamarra deportiva, el rubio cabello atado con una coleta y gafas oscuras. Además había cambiado su mochila por un estuche de guitarra y bebía un enorme tarro de café con una montaña de panecillos dulces. Lo que menos esperaba era volver a verlo y que se le acercara, pero igual le saltó el corazón dentro del pecho y el pulso se le aceleró... se puso de pié toscamente y lo invitó a sentarse.

-Sé mi invitado... ¿Quieres café?

-No... pero acepto una taza de té english breakfast...

El rubio se puso lívido… su hermano también bebía esa infusión y la acompañaba de pétalos de flores azucaradas, delicadeza que seguramente no existía en aquel café de la ciudad luz.

-Me llamo Thor... Thor Odinson...- dijo el rubio, extendiendo su diestra e iniciando las presentaciones.

-¿Thor? ¿Cómo el dios nórdico?

-Si... nací en Noruega, no dentro de una cueva por supuesto... pero por eso mi padre me puso ese nombre.

-Yo me llamo Lukan, no como el evangelista, sino como el hermano del Rey Arturo, “Lucan el unificador”.

-Ya no somos desconocidos- sonrió el rubio, fascinado con la voz suave y modulada del joven Lukan, y como servía un poco de crema en su té, usando sus manos largas, blancas y bien cuidadas- Podemos charlar mientras termino mi desayuno. ¿Quieres algo?

-¿Donas, bagels y pasteles? Mi entrenador moriría de un infarto si llego a probar esas harinas antes de la competencia...

-Pero te han traído un sándwich de pollo y chocolates... ¿Eso sí se te permite comer?

-No es para mí...- dijo Lukan, mirando hacia la puerta de entrada, pues justo en ese instante, un niño entró al café, con el aspecto desarrapado y sucio de los sin hogar, se acercó al mostrador e intentó comprar salchichas con papas, de las que se vendían en envase de cartón para llevarlas de inmediato. Pero los empleados no solo ignoraron su solicitud, sino que le indicaron con malos modales, que saliera de inmediato, que daba mal aspecto a los clientes.

-Serrure...

-¿Lo conoces, Thor? Ese pequeño va a diario a verme entrenar ¿Es amigo tuyo?

-No... intentó robar mi cartera... ¿Cómo sabías que iba a venir? ¿Vas a darle el sándwich?

-Sí… pero aquí no... Y yo desayuno aquí casi a diario, ese chiquillo me sigue a donde voy.

Thor ladeó la cabeza sin comprender exactamente por qué el joven no se levantaba y le daba el sándwich al niño, cuando era evidente que tenía hambre y solo quería comprar algo de comida. Finalmente fue echado a la calle y los dos pudieron ver cuando decía varios insultos al empleado que lo dejó a media calle. Serrure alisó su gastada ropa, se caló el gorro de lana y tomó algo del suelo...

-¡Agáchate!- exclamó Thor, apenas retirando a Lukan del cristal de la ventana, que cayó convertido en añicos cuando una piedra de regular tamaño se estrelló con fuerza.

-¡Llamen a la policía! ¡Atrapen a ese delincuente!

Thor retiró su mano temblorosa del cabello revuelto de Lukan, mientras los dos escuchaban el caos que Serrure había provocado con su acto de vandalismo. Igual que ellos, otros clientes junto a la ventana se levantaban y sacudían sus ropas, algunos de ellos tenían pequeñas cortadas en la piel causadas por los fragmentos de cristal, los empleados del local ofrecían disculpas y corrían con un botiquín mientras otros corrían tras el problemático chico.

-¡Oh, Serrure... no cambiarás jamás!- murmuró Thor, sacudiendo su chaqueta- Lukan ¿Estás bien, no tienes alguna cortadura?

-No… ninguna... ¿Y tú?

Thor negó con un movimiento de cabeza, hubiese sido imposible que el vidrio cortara su piel. Ambos respondieron igual al mesero que se apresuró a preguntarles si estaban bien, y los invitó a pasar a otra área del café... se les serviría de nuevo lo que estaban tomando.

-¿Quieres iniciar de nuevo este almuerzo?

-No, prefiero ir a llevar su almuerzo a Serrure... te aseguro que no saldrá en lo que resta del día después de esta hazaña...

-¿Sabes dónde localizarlo? ¿Dónde vive?

-Tengo el presentimiento que él me encontrará... – respondió Lukan, acercando su mano al rostro de Thor para sacudirle unos minúsculos trozos de vidrio atrapados en su barba rubia- Me tengo que ir al entrenamiento ahora...

Thor detuvo la mano que sacudía su vello facial, era demasiado poderoso el estremecimiento al darse cuenta que aquel joven olía a maderas, como su hermano... no era el mismo aceite esencial de oud y rosas, era más como maderas preciosas, pero los acentos se parecían tanto...

-Lukan...- murmuró, deseando no haberse topado con ese joven jamás- ¿Eres en verdad de este mundo?

***

Serrure tomó el sándwich y lo devoró con ansiedad, luego se bebió la mitad de la bebida hidratante y engulló sin remordimiento las dos barras de chocolate que estaban colocadas en las gradas, justo detrás del área de descanso. Supo de inmediato que su ángel había colocado todo para él.

-La policía te busca, no podrás regresar a las calles en varios días...

-O me voy a trabajar a otro barrio, no tengo ningún problema… en el subterráneo tal vez... Espera ¿Ahora como diantre sabes que la policía me busca? ¿Sabes de casualidad lo que sucedió?

-Lanzaste algo e hiciste trizas el cristal de un café.

-Explícame si eres adivino, hechicero o lees la mente…- dijo, mirando con desconfianza a su ángel- ¿No eres un verdadero ángel enviado del cielo, verdad?

-¿Yo? No, por supuesto... yo desayunaba en el café que sufrió tu ataque terrorista hace un par de horas.

-Pensé que tenías poderes o algo...- respiró Serrure aliviado, terminando la segunda barra de chocolate.

-Toma...- dijo el joven de ojos verdes, acercándole una maleta deportiva y bajando de inmediato para atender a los gritos del entrenador, que lo solicitaba en la pista de inmediato.

Serrure abrió la maleta y encontró un traje deportivo nuevo, más o menos de su talla, mallas de spandex y un par de patines usados. Comprendió con una radiante sonrisa que su ángel lo estaba invitando a que patinara también, a que cumpliera al menos en parte... uno de sus sueños.

No podía acceder a la pista en ese momento, pero sabía que había rondas libres de una a tres de la tarde, el horario en que los atletas se iban a comer. Salió corriendo del lugar... necesitaba con urgencia encontrar la forma de darse un baño y de probarse la ropa.

Pero tal parecía que la suerte se le había terminado. Una mano grande y férrea lo detuvo atenazándolo por el brazo. Esta vez, el niño no intentó escapar... tarde o temprano se terminaría su estrella y parecía que al fin lo había conseguido… algún policía lo atrapó.

-¿Te robaste esa ropa?

-¡No! Me la han regalado... ¿Qué haces aquí, por qué no me dejas en paz?

-Necesito hablar contigo, Serrure...

-Llévame a los baños públicos y hablaremos... No intentes llevarme a tu habitación de Hotel… a los baños públicos o comienzo a gritar que me has tocado las bolas ¿Me escuchas?

-¿De dónde sacas esas malditas ideas?- rió Thor, haciendo sonar una enorme carcajada y accediendo a los deseos del pequeño.

Lukan estaba saliendo del vestidor cuando lo vió... deslizándose tembloroso sobre el hielo. Ninguno de los sueños de Serrure contemplaba esas dudas y el temor de darse un buen golpazo contra el hielo… pero ahí estaba, intentando soltar su cuerpo y equilibrarse, mientras Thor lo alcanzaba usando una casaca de un equipo de hockey noruego. El rubio patinaba como un dios, en caso de que los dioses patinaran, con firmeza y fuerza, como si perteneciera al equipo nacional de hockey y fuera el delantero principal. Agresivo y constante en sus giros.

Lukan se subió entonces a la grada y disfrutó del espectáculo... con la paciencia de los milenios, el rubio cuidaba al muchacho al patinar, en dos ocasiones lo recibió entre los brazos y lo empujó para que no perdiera el impulso, Thor reía y Serrure maldecía… el corazón de Lukan comenzó a llenarse de un calorcillo de ternura mezclado con añoranzas… el enorme rubio seguía siendo el enorme guerrero, decidido y de noble corazón...

-Buscas a tu hermano reencarnado, buscas al chiquillo al que Odín le ha dado una nueva oportunidad… el viejo le tuvo lástima y rescató su alma de Hel, pero ¿Y qué sientes tú por él ahora? Es solo un niño... solo un niño tonto, que no tiene memoria de lo que fue ni de lo que pudo ser y sin embargo, ha sido capaz de sentir celos cuando me vió coqueteando contigo... ¿Valdrá la pena que lo deje ir directo a tus redes, rubio tonto?

***

Esa noche, Serrure fue feliz... de la pista de patinaje fueron a cenar lo que él quiso y por primera vez se atiborró de waffles con crema batida. Comió hasta que el estómago protestó con un dolor que lo hizo retorcerse y quejarse fuertemente. Thor y Lukan lo hicieron dormir en el auto del rubio, mientras ellos conversaban sentados en el cofre y miraban a lo lejos las luces de la ciudad...

Mientras dormía, Thor no podía evitar perderse en la forma en que Lukan movía la cabeza y hacía hacia atrás su cabello, constantemente pasaba los sedosos mechones de azabache tras su linda, pequeña y sonrosada oreja...

-¿Qué piensas hacer con Serrure? ¿Por qué te interesa?

-Bueno, yo... quiero darle una oportunidad y sacarlo de las calles… No es bueno que siga robando, estafando y viviendo a costa de la ingenuidad de los turistas...

-Si es su naturaleza... no podrás evitarlo, Thor...

-Solo necesita a alguien que crea en él.

Entre ambos hubo un pesado silencio… cada uno sumergido en sus propios pensamientos. Thor fue el primero que reaccionó. Se sentía feliz, estaba 99% seguro de que aquel niño mortal astuto, ladino y atrevidamente descarado era la reencarnación de su amado hermano, imaginó que su padre no estaría para nada de acuerdo con su conducta, pues apenas se enteró que Odín lo había revivido y a dónde lo había enviado, dejó todo a un lado y voló a Midgard para encontrarlo. Su intención era hacerle recordar su origen divino y llevarlo de regreso a Asgard.

Por supuesto, no planeaba encontrar a aquel doble mortal de Loki... porque el joven se parecía tanto a él, que dolía, y su cercanía lo alteraba como en la juventud el mismo Dios del engaño lo había alterado.

-¿En quien piensas, Thor?

-No pensaba en nadie en especial ¿Por qué?

-Pues porque tenías un gesto... y ese gesto solo se pone cuando estás pensando en alguien importante...

-Serrure tiene razón... pareces adivino… Pensaba en un hombre… uno que fue muy especial en mi vida...

-¿Lo amabas?

-Mucho.

-¿Fue tu pareja? ¿Por qué rompieron?

-Él murió...

¡Oh, lo siento mucho! No quise ser entrometido... supongo entonces que perder a tu amado fue un golpe muy duro y difícil de superar...

-Más de lo que crees… era mi hermano. Y su muerte me dolió mas de lo que todos imaginan… pero ¿Sabes? Me siento satisfecho, porque antes de morir, mi hermano rectificó en algunas acciones equivocadas que había cometido... murió con honor, murió redimido y eso me da cierta paz.

Lukan suspiró, lo que Thor interpretó como molestia por estar hablando de otro hombre en lugar de ponerle atención a él, que no se mostraba indiferente a la no menos atractiva presencia del rubio. Miró de reojo al asiento trasero del auto y confirmó que Serrure continuaba profundamente dormido, entonces tomó de las manos a Lukan y las estrechó con dulzura… el de cabellos negros alzó la mirada y entreabrió los labios, en una clara invitación que no se podía rechazar.

Thor se acercó para besarlo... cubrió los labios rojos y finos con los suyos, presionando con ternura, probando su sabor y encontrando que su frescura lo transportaba a las mismas puertas de las constelaciones del Valhalla. Lukan correspondió al beso sacando un poco su lengua, la cual de inmediato fue atrapada y succionada, amasada y revuelta por la lengua caliente del mayor.

Por varios eternos instantes la caricia perduró, Thor no dejó de apretar las manos blancas y delgadas, crispando sus fuertes dedos para evitar el impulso de abrazarlo y estrecharlo con pasión.

De pronto, Lukan dio por terminado el beso y se bajó del cofre del auto, echando a caminar de regreso al camino y a la ciudad.

-¿Qué pasa? ¿Qué hice mal?- preguntó Thor, siguiéndolo a corta distancia.

-¿Así de rápido te olvidas de los muertos?- replicó el pelinegro, haciendo brillar sus ojos de jade con rabia.

Notas finales:

Quiero que sepan que amo a Kid Loki... es uno de mis Lokis favoritos. Su historia me parece simplemente desgarradora, me hace llorar.
Por eso quise hacerle este pequeño homenaje...

Este minific tiene varios fanarts, están en mi página de Deviant art, por si quieren darse una vuelta allá. búsquenme como Serena-4

Esta semana descansaré de "Cuando el Tiempo Quema" para intentar ponerme al día en sus reviews, pero para que no les falte la lectura, les dejo a Serrure aka Kid Loki.

¡Feliz lectura!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).