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Sólo eso (Camren) por Lobata

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LAUREN POV

"Echo de menos a aquella chica que era inocente, que confiaba en todo el mundo. Aquella chica que creía en las personas y que pensaba que, a pesar de todo, había buena gente para conocer. Aquella chica que pensaba que, aunque le decepcionaran, la vida siempre te daba una oportunidad para demostrarte que podías toparte con personas que borraran esas decepciones. Una chica que vivía sin muros, sin murallas y sin paredes que la retenían. Que sonreía cuando tenía ganas, que daba la mano cuando sentía que debía hacerlo.

Pero ya no la encuentro, no veo a esa chica en el espejo. La perdí hace bastante tiempo y sueño con encontrarla. Algún día, tengo la esperanza de que así será".

Como siempre, estoy escribiendo mis pensamientos en vez de atender en clase. Soy un desastre en esto de estudiar, aunque no sé cómo, voy aprobando. Supongo que en el fondo sé espabilarme.

-Lauren –toca su hombro- deja de escribir tus cosas y atiende, que luego me lo preguntas todo.

-Ally, esta clase es muy pesada... No sé cómo aguantas –mirándola de reojo-.

-Será que aguanto porque quiero aprobar, aunque parece que a ti te dé igual.

-No me da igual y lo sabes –suspirando-.

-Como digas. Ah, por cierto, he visto en anuncio en el pasillo de una chica que se ofrece a dar clases particulares.

-Ah, ¿y? –alzando la ceja-.

-Bueno, concretamente clases particulares de lo que más te cuesta: estadística.

-¿En serio? La verdad es que esa asignatura se me está atragantando. Gracias por decírmelo. ¿Sabes si había un móvil o algo para contactar con ella?

-Sí, mira –dándole un papel-. Siempre te salvo la vida. Me debes una cena donde tú quieras –riendo-.

-¿Sabes lo que me he gastado contigo en cenas, no?

-Y a este paso, más que te gastarás.

*Pinta el timbre de fin de clases*

-Por fin –levántandose rápidamente de la silla-. Oye, en serio Ally, muchas gracias. No sé qué haría sin ti –sonriendo-. Ya me avisas cuándo te va bien para quedar.

-De nada, Lauren. Sí, sí –riendo- tranquila que de eso no me olvido. ¿No te quedas a tomar algo?

-No. Me despisté con el trabajo sobre el psicoanálisis y no lo tengo muy avanzado –rascándose la cabeza-. Ya sabes... lo de siempre.

-No sé cómo puedes vivir siendo tú. Qué estrés pero en fin, ánimos –guiñándole el ojo-.

-Ni yo tampoco... -dándole un toque en la cabeza-. Adiós, ¡hasta mañana!

-Hasta mañana.

Tengo mucha suerte de tener a una amiga como Ally, la verdad es que es una de las personas que más valoro. No sé cómo me aguanta, pero supongo que es mutuo.

Por fin llego a casa, adoro la tranquilidad de mi hogar. Afortunadamente, mis padres me dejaron este piso, de entre varios que tienen en propiedad, para pasar los años de universidad. Es genial, y más cuando tienes 24 años y estás en plena juventud. Aunque si soy sincera no pasan muchos visitantes por aquí...

Después de prepararme la comida, me disponía a hacer el trabajo. Abrí el estuche para coger el pendrive y me encontré un papel con un número apuntado.

-Ah sí, este es el número de la chica que da clases particulares de estadística. Voy a decirle algo.

Marqué el número rápidamente en el móvil. Me metí en el whatsapp y ahí estaba la desconocida. Era raro pero me sorprendió ver que no tenía una foto de ella en el perfil.

Lauren: hola, ¿qué tal? Perdona si te molesto pero he cogido tu número del anuncio que has colgado sobre las clases en la universidad.

-: Hola, no tranquila, no molestas, para eso lo he puesto. Y bien, ¿exactamente cómo llevas el tema de la estadística?

Lauren: bueno, supongo que mal. Si no, no estaría pidiéndote ayuda...

-: sólo quería romper el hielo. ¿Cuándo te iría bien empezar las clases? Tengo bastante tiempo porque casi nadie me ha hablado así que...

Lauren: vaya, me siento tontísima con eso. Pues me iría bien por las tardes.

-: no digas eso, ¿todas las tardes?

Lauren: bueno, de momento me basta con tres veces a la semana, ¿te va bien?

-: sí, ¿te parece bien si empezamos mañana, dónde quieres quedar? Por cierto, me llamo Camila, siento no haberme presentado antes.

Lauren: sí, me iría perfecto. Yo me llamo Lauren, encantada.

Camila: ¿quieres quedar en la cafetería de la universidad? Como es el primer día, sólo quiero ver cómo te manejas en la asignatura y eso.

Lauren: me viene perfecto, ¿te va bien a las 16:00?

Camila: sí, muy bien.

Lauren: y lo más importante, ¿cuánto cobras?

Camila: 10 euros la hora. Éxito garantizado.

Lauren: eso espero. Bueno, hasta mañana desconocida.

Camila: hasta mañana.

Después de la conversación, me dispuse a hacer el trabajo sobre el psicoanálisis. Sin darme cuenta, lo tenía casi terminado y ya eran las 21:00 de la noche. Me hice algo rápido de cenar y me fui a dormir.

Se me pasó por la cabeza cómo sería la chica de las clases particulares.

A la mañana siguiente, en la universidad...

-Lauren –tocándole el hombro- ¿qué tal, adelantaste algo del trabajo o te quedaste empanada como siempre? –riendo-.

-Qué idiota eres, Ally. Pues la verdad es que lo tengo casi terminado. Por cierto, hoy he quedado con la chica de las clases particulares, a ver qué tal.

-¿En serio? Qué rápido, aunque cuanto antes mejor. ¿Está buena o qué? –dándole un codazo-.

-Ally, ni siquiera tiene foto de perfil –alzando la ceja-. Y sabes que no estoy para esa clase de cosas –suspirando-. Me gusta estar tranquila, así estoy bien.

-Era broma. Aunque hablando en serio, no te vendría mal abrirte... Llevas un año así, y la vida sigue. Y tú también sigues, pero estancada en ese punto –poniéndole la mano en el hombro-.

-Bueno Ally, te he dicho que así estoy bien. No me pierdo nada, ya lo comprobé... -bajando la mirada-.

-Lauren, estoy aquí para todo, ¿vale? Si algún día quieres hablar... ya sabes.

-Sí, gracias Ally. Vamos a clase.

Nos dirigimos hacia la clase y la mañana pasó demasiado lenta. Además, no paraba de resonar en mí la palabra "estancada". Sé que Ally no lo había dicho a malas, es más, es la persona más inocente que conozco. Pero me daba cierto miedo saber que tenía razón, y lo peor es que me gustaba estar así.

Me despedí de Ally y del resto de compañeros y me dirigí a comer a la cafetería. Me preguntaba cómo sería la chica y caí en la cuenta que si no sabía cómo era, no podría identificarla.

Lauren: hola, esto... ¿te acuerdas de que hemos quedado en la cafetería, no?

Camila: sí claro, ¿por?

Lauren: es que como no tienes foto de perfil no sé cómo eres. Me siento un poco tonta esperando a un fantasma.

Camila: bueno, pero tú sí tienes foto de perfil. Estoy a punto de llegar, hasta ahora.

Lauren: eh, claro. Hasta ahora.

Me guardé el móvil en el bolsillo y me quedé sentada en la mesa, ensimismada en mis cosas. Solo pensaba en si servirían de algo las clases.

-Hola –poniéndole la mano en el hombro- soy Camila. Eres Lauren, ¿no?

-Ho.. hola –levantándose- sí. ¿Qué tal? –dándole la mano-.

-Muy bien –sonriendo-. ¿Y tú?

-Pues soy bien –nerviosa-.

-¿Cómo? –riendo-.

-O sea, perdón, quiero decir que estoy bien. Es que estoy un poco nerviosa por la asignatura, antes de que llegaras estaba pensando si me servirían de algo las clases, ya sabes...

Camila era una chica realmente guapa. De estatura media, largo pelo negro y unos ojos marrones muy profundos. Tenía una sonrisa encantadora y aunque estaba bastante delgada, eso le hacía adorable.

-Vaya –mirándole de reojo- qué poca fe tienes en mí. Te dije que esto era éxito asegurado. Ya verás, conmigo aprobarás. Sé que al final de semestre estaremos celebrándolo, y si fallo pues... Estoy a tu merced –riendo-. Ahora en serio, todo irá bien.

-Lo siento, no es por ti, soy yo que tengo un serio problema con esta asignatura. Espero que realmente puedes ayudarme. Por cierto, antes de que se me olvide, ten el dinero –entregándole el billete-.

-Gracias, Lauren. Y bueno, ¿qué es lo que más te cuesta?

-Pues todo, sobre todo los problemas. El caso es que me lío un poco en el procedimiento...

-Mm, bueno, eso es sencillo. Hay que leer bien lo que se te pregunta e ir resolviendo poco a poco, ya verás. Por cierto, menos mal que eres igualita a tu foto de perfil.

-¿Y eso es bueno?

-Sí claro, porque algunas se pasan mucho con los filtros, ya sabes. Y luego te encuentras a una persona totalmente distinta...

-Sí, bueno... Pero tampoco creo que importe cómo sea y menos para unas clases.

-Tienes razón. Aunque al menos me alegro la vista –guiñándole el ojo-.

-Ah... -riendo-. Mejor.

-Bueno, empecemos.

Se me pasó la clase volando. Cabe decir que también estuvimos buena parte de ella hablando de otras cosas que nada tenían que ver con la asignatura. Y no me disgustaba nada que eso hubiera sucedido.

-Madre mía –mirando el móvil- son las 17:30. Llevamos una hora y media...

-Vaya, pues se me ha pasado el tiempo volando. Lo siento... Las clases son de una hora, ¿no?

-Sí, sí, pero no pasa nada. He estado increíblemente a gusto. Es más, es la primera vez desde hace mucho tiempo que se me pasa el tiempo tan rápido con alguien –mirándola con una sonrisa-.

-Oh... -nerviosa- bueno, eso es que soy muy buena alumna y atiendo –riendo-.

-Sí, debe ser eso... Bueno, debería irme –recogiendo sus cosas-. Por cierto, ¿cuándo te va bien para otra clase?

-Pues... no sé, cualquier tarde.

-Mmm, en lo que queda de semana estaré bastante atareada. ¿Te vendría bien el sábado? Sé que es una mierda quedar un finde para estudiar pero... no tengo otro hueco –suspirando-. Podríamos quedar en otro sitio, como... No sé.

-Yo vivo sola –dijo de golpe-. Podríamos ir a mi casa.

-Uy, no quiero ser una molestia.

-No la serás, tranquila. Es que en otro sitio entre el ruido y tal, dudo que me concentre. Aunque si te sientes incómoda, pues no sé...

-No, no. Pues el sábado en tu casa.

-Ok, ya te diré la hora y la dirección. Que te vaya bien la semana –levantándose de la silla-. Adiós, Camila –sonriendo-.

-Adiós, Lauren –devolviéndole la sonrisa-.

Vi alejarse a Camila, a paso lento. De verdad que la chica era increíble. Pero no podía pensar en esas cosas, aunque era normal que me llamara la atención una chica tan atractiva. Y tampoco sé por qué de repente se me disparó la boca y dije, sin quererlo, que se viniera a mi casa. En fin, supongo que serían las ansias por aprobar.

Me dirigí hacia casa para terminar de hacer el trabajo y de paso, asimilar lo aprendido.

Al llegar a casa me dispuse a hacerme algo rápido de merendar y ponerme enseguida con el trabajo. Mientras encendía el ordenador, sonó el móvil.

-Hola Lauren, jeje.

-Ally, ¿qué tal?

-Muy bien, ¿y tú qué tal con la chica de las clases?

-Ah, bien. Es simpática y la verdad es que se le da genial la asignatura. Veo esperanzas para aprobar.

-Vale, encima de guapa te ha cautivado. Menos mal que has despertado, sabía que esa chica podría hacerlo.

-Ally, ¿qué dices?

-Lo que lees. Está claro que te ha impactado, venga va...

-Madre mía, digo que se le da bien la asignatura y ya significa que me he fijado en ella... Siempre estás pensando en lo mismo.

-Sé que de aquí saldrá algo, ya verás.

-Lo que digas...

-¿Mañana te va bien para tomar algo?

-Sí, además será viernes. Quiero desconectar un poco.

-¡Genial! Nos vemos mañana después de clases

-Bueno, te dejo que voy a ponerme a hacer el trabajo, qué palo...

-Anda, no te quejes. ¡Ánimos!

-Gracias, Ally.

Ally siempre está intentando juntarme con alguien. Espero que todo esto de las clases no haya sido una estrategia para que pase algo entre esta chica y yo. Ally es capaz de haberse fijado en la chica, sólo para ver si puede pasar algo entre nosotras. Aunque no me sienta mal, sé que en el fondo tiene buenas intenciones. Pero después de mi última relación no tengo ganas de nada...

Pasó la tarde y ya tenía casi todo el trabajo terminado. Guardé lo que hice y me dispuse a preparar la cena. Mientras hacía la cena, estaba navegando por Facebook, cotilleando y matando el tiempo. Hasta que sonó el móvil.

-Hola Lauren.

-Camila, ey.

-¿Qué tal la tarde? Yo estoy asqueada de estudiar... Me va a explotar la cabeza.

-Igual que tú, sólo que me he dedicado a hacer un trabajo. La vida universitaria es agotadora, aunque menos mal que mañana es viernes.

-Pues sí... Pero para mí como si no lo fuera, estudiaré. ¿Tú tienes planes?

-Sí, he quedado con una amiga. Quiero desconectar un poco.

-Mmm, eso está bien.

-Sí.

-¿Sigue en pie lo del sábado?

-Claro. Necesito urgentemente aprobar esa asignatura.

-Qué graciosa, ya verás cómo conmigo apruebas. Mis métodos son infalibles.

-Eso espero... El problema es que es demasiado aburrida.

-Bueno, tranquila, sé cómo motivarte.

-Ah... Ya lo veremos, puedo llegar a ser realmente testaruda cuando no soporto algo.

-Y yo realmente cabezona cuando quiero algo.

-Vaya...

-Bueno, te dejo. Nos vemos el sábado, ya me dirás algo sobre la hora y eso.

-Sí. Que vaya bien y descansa.

-Igualmente, Lauren.

Mi mente, no sé por qué, empezó a imaginarse cosas muy extrañas con eso de "saber motivarme". Pero sacudí la cabeza y me dispuse a pensar en otras cosas. A decir verdad, hacía bastante tiempo que no pensaba de según qué maneras con una chica... Tampoco le quería dar mucha importancia.

Tras estar trasteando por internet y escuchando música, me fui a dormir.

Ya era sábado. El viernes transcurrió con normalidad. Me fui a tomar algo con Ally. Me explicó que estaba conociendo a un chico. Se la veía muy ilusionada, espero que le vaya bien con éste. Aunque en el fondo, no creo mucho en todo esto del amor.

Recordé que hoy había quedado con Camila, así que le envié un whatsapp para concretar la hora.

Lauren: ey, hola.

Camila: ¿qué tal?

Lauren: muy bien, ¿y tú?

Camila: bastante bien, sí.

Lauren: me alegra leer eso. Por cierto, ¿te va bien pasarte sobre las 17.00 a mi casa? Te paso la ubicación ahora.

Camila: sí, me viene perfecto. Allí estaré.

Lauren: vale, hasta luego.

Estaba algo nerviosa, no sé por qué, y también con muchas ganas de verla. Aunque supongo que es porque veo posible aprobar la asignatura, no sé...

Antes de que Camila viniera, ordené un poco mi habitación y el comedor. Media hora después, picaron a la puerta.

-Hola –sonriendo-.

-Hola, Camila. Pasa –moviendo el brazo-.

-Vaya –echando una ojeada al comedor- tienes el piso muy bonito y ordenado, no como el mío que es un desastre.

-Sí, bueno, tampoco te creas. La mayoría de las veces suele ser un caos –frotándose la cabeza-. ¿Dónde quieres que estudiemos?

-Aquí está bien –señalando la mesa del comedor-.

-Vale. Por cierto, ¿quieres algún refresco o algo?

-Mm, tráeme un vaso de agua.

-Vale, marchando.

Traje el vaso de agua y un zumo de naranja para mí. Los puse en la mesa y me senté en la silla.

-Aquí está.

-Muchas gracias –dando un pequeño sorbo-. Bien, empecemos –sacando su ordenador-.

Camila estaba buscando la carpeta donde se encontraban los temas que íbamos a tratar hoy.

-Mierda –suspirando- los tengo en el pendrive... Perdóname, en serio. Voy un momento a casa y lo traigo.

-Vaya... Bueno, no importa. No creo que pase nada, ¿no?

-Es que sin esos apuntes no puedo darte clase, es mi guía –poniéndose las manos en la cabeza-. Empezamos bien...

-Tranquila, podemos quedar otro día, en serio. Aunque me sabe mal que hayas venido aquí para nada. Me refiero a hacerte el viaje y eso.

-Bueno, es igual. Acostumbro a ser un poco desastre. En fin –cerrando el ordenador- pues nos vemos otro día. Y, por supuesto, no hace falta que me pagues la clase.

-No me importa si te quedas, en serio. Es muy pronto, ¿o es que tienes más clases que dar hoy?

-Qué va –suspirando- mis findes no suelen ser precisamente moviditos. ¿No te importa que me quede?

-Para nada, vemos alguna peli o algo.

-Bueno, perfecto –sonriendo-.

-Eso sí, escojo yo –guiñándole un ojo-.

-Ah, mientras no sea de miedo...

Efectivamente, escogí una de las pelis más terroríficas que tenía guardada en el ordenador. Adoro ese tipo de películas, me distraen.

-No es para tanto, en serio. Por cierto, ¿quieres palomitas o...?

-Palomitas me viene bien, gracias. En fin –suspirando- si te agarro del brazo no te quejes, te lo advierto. Me dan mucho miedo.

-No pasa nada, tranquila –riendo-.

Traje las palomitas, dos refrescos y puse la peli. Tras los primeros treinta minutos, ya perdí la noción de lo que estaba viendo porque nos pusimos a hablar, a la vez que Camila se me aferraba en el brazo como una lapa.

-Madre mía, qué horror. Lo siento, eh, pero es que no las soporto –tapándose los ojos-.

-Qué exagerada –riendo-.

-Oye y, ¿sueles invitar a mucha gente a ver pelis contigo?

-¿Eh? Bueno, a mis amigos a veces. No, no es mi técnica para ligarme a ninguna chica, tranquila.

-¿Te gustan las chicas? –abriendo los ojos-.

-Sí, ¿pasa algo?

-No, no... Es genial porque a mí también me gustan.

-Qué coincidencia. Ya tengo una digna competidora –mirándole- aunque últimamente no estoy para esos trotes...

-Vaya, mal de amores, ¿no? Típico... -suspirando-. Pero oye, yo no quiero competir contigo.

-Sí bueno... ¿Ah, no? Pues seguro que te las ligas a todas.

-¿Y por qué crees eso? –alzando una ceja-.

-Bueno, mirando hacia otro lado, es obvio. Eres bastante guapa.

-Anda ya –dándole un golpe en el hombro-. No me las ligo a todas... Aunque en estos últimos días me he fijado en una, pero creo que no se ha fijado en mí –suspirando-.

-¿Cómo lo sabes?

-Pues porque...

-Mierda, se ha apagado la batería. Oye, voy a buscar el cargador que está en la habitación.

-Te acompaño, yo aquí sola no me quedo, qué mal rollo.

Estábamos yendo hacia la habitación. Puse a cargar el ordenador, aunque no sé por qué puse la peli de nuevo sino estábamos prestándole ninguna atención. Nos sentamos en la cama para estar más cómodas, y ella seguía aferrada a mí.

-Qué horror...

-Oye –mirándola- esa chica... Esa que te gusta, ¿por qué crees que no se ha fijado en ti?

-Mmm –apretando los labios- te lo digo si me dices qué te pasó con el tema amor.

-Vaya tela –moviendo la cabeza- bueno, vale. La historia es muy larga, pero básicamente, la chica con la que estaba me metió los cuernos durante bastante tiempo. Me enteré por husmearle el móvil, lo sé –suspirando- mal hecho. Pero tenía la mosca detrás de la oreja y sólo quería confirmarlo, ella no se atrevía a decírmelo –bajando la cabeza-. Tenía que haberla dejado desde que tuve las sospechas, pero supongo que necesitaba pegarme el gran palo para atreverme a hacerlo –mirando hacia la nada-.

-Qué asco la gente y qué tonta esa chica...

-No sé... Estas cosas suceden y es por eso que paso de este tema. Te cuelas por alguien, lo das todo... Es decir, comprendo que mi pareja pueda enamorarse de otra persona, pero que me lo diga. En fin, es igual...

-¿Sabes? Como leí un día en un libro, tenemos el amor que creemos merecer.

-Pues tiene toda la razón –suspirando-. ¿Y tú qué?

-¿Qué?

-¿Por qué crees que esa chica no se ha fijado en ti?

-Ah, pues porque... Para empezar, no la conozco de casi nada, pero desde que la vi el primer día me impactó. Es algo rara y un poco distante, pero no sé... Si me imagino estando con ella me dan ganas de besarla y cuando estoy cerca suyo, es insoportable porque tengo ganas de abalanzarme... -apretándose los labios- En fin, el caso es que no veo que ella tenga ganas de nada de eso. No sé...

-Pues la próxima vez que la veas y estés cerca de ella, inténtalo. Dudo que se aparte –mirándola a los ojos-. Y si lo hace, ella se lo pierde.

-Creo que te haré caso.

Estábamos mirando la peli, aunque no me enteraba de nada y noté cómo Camila empezó a acariciarme el brazo. No lo aparté, estaba algo incómoda, pero no por ella, sino por nerviosismo.

-Esta peli es una locura, ehh –mirándola-.

-Sí...

-Mira, ya ha terminado. Bueno –mirando la hora en el ordenador- ¿a qué hora te tienes que ir?

-Qué rápido me echas –tumbándose de lado sin apartar la mirada-.

-Ah, no... Es que lo digo por ti, por si tienes cosas que hacer.

-No se me ocurre mejor cosa que estar aquí –riendo-.

-Ah, sí, bueno. Me alegro –tumbándose-.

Nos quedamos mirando bastante rato, fijamente. Camila acercaba su mano hacia mi mejilla con precaución. Vi que entreabría los labios. Tenía una respiración un poco pesada... Yo tragué saliva, estaba bastante nerviosa y no sabía por qué.

-¿Sabes? El primer día que te vi me quedé impactada.

-Oh... eso no suena muy bien.

-Qué tonta –riendo-. Al principio me pareciste muy sosa, pero creo que precisamente eso fue lo que me llamó tanto la atención.

-Pues no es que sea muy bueno eso –frunciendo el ceño-.

-Pues lo es y mucho –sonriendo-. Además, también me sorprendió que no empezaras a tirarme la caña. Muchas chicas que gustan de otras sueltan la red de pescar enseguida.. Pero tú, eres diferente.

-No sé... Tampoco me va eso de ponerme a ligar con toda chica que pase por mi lado.

-Bueno... -acariciándole la mejilla-. Sin duda esto es lo que más me gusta de las mujeres.

-¿El qué?

-La piel, la piel tan suave... Es increíble. Bueno, me gustan tantas cosas... -mordiéndose el labio-.

-Cosas como cuales.

-Como... -acercándose lentamente a ella-. No sé, a ver si lo adivinas.

-No sé...

-Te doy una pista –pasando el pulgar por sus labios-. Pero no sé si la querrás saber... -alejándose lentamente-.

-Seguramente sí...

De repente, quise tomar la iniciativa. Nos fuimos acercando lentamente, como cada una tuviera frente a ella un animalito indefenso. Vi a Camila más cerca de mí, hasta que comenzamos a besarnos. Al principio delicadamente.

-Dios –separándose de mis labios- estaba deseando tanto hacer esto.

Camila se puso encima de mí y continuamos besando, pero esta vez más apasionadamente. Me acariciaba por todas partes. En un momento podía notar las manos debajo de mi camiseta y en un instante en mi culo, o en mis caderas. Yo hacía lo mismo con ella.

Nuestras respiraciones eran cada vez más pesadas, y también aumentaba la temperatura. No pude evitar empezar a besarle el cuello y a bajar, a la vez que le daba besos, hasta el sujetador. Apartando la camiseta, con una angustia porque me estaba separando de lo que en ese momento estaba deseando tocar y lamer.

-Madre mía –suspirando-.

CAMILA POV

Lauren me estaba volviendo loca. Con esos besos en el cuello la cosa iba a acabar mal. A medida que me besaba, notaba que me humedecía cada vez más.

De repente, Lauren me separó las piernas y puso su rodilla contra mi sexo. No paraba de frotarla contra él, a la vez que me besaba cada vez más apasionadamente. Pasando del cuello a mi boca tantas veces que perdía la noción de todo.

A su vez, dirigía sus manos hacia mi culo y no paraba de cogerlo con fuerza, besándome y frotándome contra su rodilla.

-Lauren –jadeando- si sigues así esto acabará mal.

-¿Crees que "mal" es la palabrada adecuada?

Me eché hacia a un lado y me tumbé.

-Es que... -jadeando- Lauren –tragando saliva-.

-¿Qué te pasa?, ¿no me digas que tienes novia?

-No es eso... Es que –suspirando- Es que si te digo esto... No sé qué pensarás de mí.

-Madre mía, Camila. Me estás poniendo nerviosa.

-Verás... -apretando los labios- es que soy virgen.

Lauren puso cara de sorpresa.

-O sea... vaya. Bueno, no pasa nada, a mí no me importa. Aunque entiendo que no quieras hacerlo ahora, obviamente. Podríamos haberme avisado...

-Lo siento mucho... -bajando la cabeza-.

-Idiota, no es por lo que crees. Simplemente, creo que hay que darle cierta importancia a estoy quizás no quieras perderla con la chica a la que le das clases. Y a la que apena conoces –mirando hacia el techo-. Veo que eres muy honesta y no sabes el tremendo valor que le doy a eso en una mujer.

-Puedo imaginarlo por lo que pasaste... -mirándola-.

-Sí, bueno... ¿Sabes? Todo esto es muy gracioso porque una amiga mía me pasó tu teléfono, me dio ella el aviso de que dabas clases. Y lo gracioso también es que el otro día me preguntó si me atraías. Y yo se lo negaba, con el mantra de siempre "es que no quiero líos" –pasando las manos por su cara- pero vaya, al final me he liado –suspirando-.

-Veo que ha sido un error...

-No, tampoco puedo estar eternamente encerrada modo ermitaña. Y bueno, yo no beso a cualquiera, que lo sepas. Y menos de esta forma –girándose y mirándola fijamente-.

-Entonces, ¿no te importa lo mío?
-Claro que no, aunque me sorprende. Quiero decir... No sé, es raro. Porque hoy en día... en fin, ya sabes.

-Bueno, todas las chicas con las que he estado a punto de hacerlo, sólo me buscaban para eso. Me daba cuenta demasiado tarde. Como verás, yo también tengo mis historias... -suspirando-.

-Ya veo, está claro que de eso no nos libramos ninguna –riendo-. Pero no todo el mundo es así... -cogiéndola de la mano-.

-Eso espero...

Y de repente, ambas estábamos mirándonos fijamente. Sonriendo. No porque hubiera un sentimiento profundo, ni mucho menos. Era esa sonrisa de satisfacción, como cuando sales de una ducha estimulante, o has aprobado un examen. O simplemente te acuestas en tu cama después de un largo día. Justamente era eso, sólo eso.

 


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