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Problemas de contención de ira y terapia. por hiruma chan

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Notas del fanfic:

estos hermosos personages han sido creados por : eiichiro oda-sama-sensei!!!

Notas del capitulo:

Espero que les haya gustado X3

Este fic va dedicado a todos los que esperaron y esperaran  -w-U mis actualizaciones.

En verdad una disculpa por la tardanza.

No he olvidado que debo un par de continuaciones de mis fic´s

Ni que prometí actualizar cada semana y luego cada dos semanas  -w-U

Pero prefiero su odio por tardanza a dejarles un pésimo capítulo.

Sin más… a leer!!!

Problemas de contención de ira y terapia.

 

 

 

Cuando iba a la escuela me di cuenta de que odiaba las estupideces que hacían y decían mis compañeros de clase, por consecuencia en más de una ocasión termine suspendido por un par de semanas.

También odiaba los ridículos chistes de los profesores que por no reírte de las ridiculeces que decían te ponían un seis en la boleta de calificaciones, por supuesto yo nunca reprobaba los exámenes para darles el gusto de fastidiarme en vacaciones con sus absurdos cursos y exámenes de regularización.

Si al caso me llevaba un hostigante sermón que se repetía al menos un par de veces para todo el grupo.

 

Cuando empecé a trabajar me di cuenta de que odiaba las absurdas entrevistas, primero requerían personas con profesión para un trabajo que un mono podría realizar sin ningún problema.

Sumado a eso las entrevistas eran de madrugada y pedían puntualidad solo para hacernos esperar tres horas luego de que los entrevistadores desayunaran y jodieran a media empresa antes de recordar que tenían una junta ese día y hacernos volver al día siguiente.

Si pasabas esa ¨prueba de decisión¨ lo siguiente eran dos semanas de ¨capacitación de seguridad¨ día tras día un imbécil se paraba frente a nosotros y hablaba de todo el historial ¨trágico¨ de la empresa ya fuese para asustarnos o aburrirnos y para colmo un examen de todo lo alardeado durante todo ese tiempo.

Lo siguiente era una infinidad de estupideces, entrega de uniformes, tardabas más de medio día solo para que te dieran uno que no era de tu talla, era como si te dijeran que el mundo laboral no tenía lugar para ti porque ni siquiera existía tu talla.

Ya dentro seguía ¨la presentación con los compañeros¨ un grupo de idiotas aun peor que los estúpidos mocosos con los que estudiaste. Si eras una chica y estabas buena los ¨hombres¨ se acercaban a ti como si fueses carne y ellos perros callejeros. Lo mismo si eras un tipo atractivo.

De ser lo contrario, las chicas feas eran asignadas a las peores labores y los chicos eran usados como el chiste de cada día.

Si por alguna extraña razón te llevabas bien con algún jefe inmediatamente eras un lame-botas y si algún jefe te odiaba definitivamente, eras acosado por los verdaderos lame-botas de la empresa.

Y por supuesto nunca falta el o la imbécil que se siente ¨la última soda del desierto¨

Y es aquí donde se derrama el vaso la última gota que soportó.

 

-Así es ricura, estás hablando con ¨la última soda del desierto¨

-Beheheh… serás la última mierda del desierto y eso porque ni los escarabajos peloteros te han querido con ellos.

 

Un simple e ingenioso comentario que provoca la risa de todo aquel que lo escuchó y la falta de tolerancia a la verdad da inició a una pelea a golpes que termina con una mierda ensangrentada sobre el suelo y la inminente ida al hospital de empleados al cual ahora también odio.

Más de un día en la sala de ¨urgencias¨ un interminable y molesto papeleo con una sobre-amargada enfermera que no se compara al kilo de limones (estos son una dulzura comparados con ella) al fin puedes pasar a consulta con un médico que parece sacado del piso de rehabilitación por drogas, hongos, motas, churros, pases y demás estupefacientes, para colmo con una cara de muerto en vida con ojeras más grandes y oscuras que la última vez que algún idiota se presentó a trabajar ebrio, pero lo peor es lo que lees en sus dedos: ¨Death¨

 

Ahora lo sabes, tus impuestos se los ha clavado (embolsado) el gobierno.

 

-Permíteme un momento… — El doctor descruza las piernas para levantarse y tomar el expediente con una mano mientras con la otra marca por teléfono ignorándote por completo —… Eres un imbécil Cesar-ya, no necesita ninguna cirugía, el estúpido tomo benzodiacepina con alcohol es obvio que este vomitando, sácalo de aquí y dale un pase a la oficina de alcohólicos agresivos… — Sin esperar respuesta cuelga y te mira como diciendo: “¿con qué estupidez me saldrás tú? —Aahh~ Dime ¿En qué puedo ayudarte?... — Por muy amables sus palabras su tono de voz es más que fastidiado y arto de lo que sea este frente a él.

-Tuve una pelea con un imbécil en el trabajo y me clavó un armatoste en la costilla o al menos lo intento… — Levanto mi remera para que vea la rajadura en la piel cubierta de un par de gasas y cinta adhesiva.

-¿Fue de casualidad con el tipo del quirófano con el tabique y costillas rotas?... —Pregunta colocándose un par de guantes blancos y caminando hacía mi indicándome sentarme en la camilla que es más alta y le da mejor accesibilidad a mi costado para comenzar a revisar la herida.

-Sí.

-¿Cómo fue?

-Se cabreo y me clavó una navaja que siempre carga con él, me hizo enojar y le di un par de puñetazos, primero uno en el costado y cuando se dobló lo remate con un puñetazo al rostro y ya no pudo levantarse.

-No puedes contener tu ira.

-¿Eh?

-De ser así y por el físico que tienes le habrías roto un par más de costillas.

-Las mujeres comenzaron a chillar que le soltará, eso me desconcentró.

-Excusas… — Refuta terminando de retirar la cinta y gasas para tirarlas a la basura y tomar algún líquido cicatrizante de un armario al lado del escritorio.

-Keh… — No tengo ánimos de discutir con un imbécil así que mejor guardo silencio.

-No hagas eso.

-¿Eh?

-No te contengas.

-¿De qué hablas?

-Estas reprimiendo tus emociones y la ira contenida es muy mala concejera… — Dice sin despegar la vista de su trabajo como sanador.

-… — Le miro con atención por primera vez, él parece igual de cabreado que yo y ¿Aun así se atreve a decirme eso? —… ¿Y qué debo hacer doctor?... — Mi voz fue sarcástica y venenosa, sin quererlo estaba volcando mi ira reprimida contra el moreno delante de mí.

-El ejercicio es bueno para la ira, es una forma de relajar el cerebro.

-Ya lo práctico.

-Eso es más que notable… — Ahora  es él quien usa el veneno del sarcasmo —… ¿Has intentado con el sexo?

-¡¡…!! — Sin evitarlo mi rostro se calienta, nunca comento nada de eso con nadie, digo ni siquiera le consultó a Killer que es mi mejor amigo, para eso siempre han estado los libros y paginas médicas en internet.

-… ¿No lo has hecho nunca?... — Ante mi silencio esa pregunta era más que verse venir.

-… Si lo he…

-¿Cuándo fue la última vez?... — Sigue su interrogatorio sin inmutarse en lo más mínimo.

-Hace… tres años…

-Te estrenaste en tu mayoría de edad y de ahí nada… — Era obvio que sabía mi edad por la ficha médica.

-… Sí… — Y así fue —… Era una zorra la chica pero yo de imbécil enamorado le quería dar un universo entero, luego la encontré follando en un callejón con otro tipo y cuando intente follar con otra chica casi la mató a golpes por recordar a aquella zorra, por suerte recobré un poco de cordura y la eche fuera de mi apartamento, desde ahí me dedique a ejercitarme pero ha ido perdiendo efecto con el tiempo, ya no me relajo como antes… — Sin darme cuenta le conté todo y para el momento en que lo noté ya estaba asegurando las vendas alrededor de mi estómago.

-No ha sido nada grave… — Terminó pasando los dedos sobre la venda que cubría la herida, sentí una suave caricia —… Tu problema es la ¨represión sexual¨ tal vez por el miedo a lastimar a tu pareja, te recomiendo follar tan duro y tanto como quieras, es una buena manera de quitar el estrés de tu cuerpo. Te suscribiré unos calmantes solo en caso de haber dolor… — Volvió al tono profesional.

-Gracias Doc… — Tomé la receta y estaba por salir cuando le pude mirar de reojo.

 

Su cuerpo era esbelto y bien definido, aun con la bata blanca podía distinguirlo, su piel de un color oscuro semejante al del chocolate, su cabello negro/azulino y aquellos ojos plateados.

Sin duda… me arrepentiría de salir de ahí sin más.

 

-Me ha dado la receta para la herida que me han hecho pero… — Susurré a su oído al tiempo que le rodeaba con un brazo de la cintura —… Aún no me ha dado un tratamiento para la ¨represión sexual¨… — Le sentí tensarse cuando termine de hablar con la más que sínica sugerencia.

-Los medicamentos, favor de pasar a farmacia… — Dijo con voz algo temblorosa.

-Pero… — Bese su cuello alcanzando a succionar su piel —… El tratamiento lo da el médico o ¿Me equivoco?

-No me está permitido dar tratamiento físico… amgh…

-Pero, yo creo que eres más que apto para ayudarme con lo que tengo doctor Law.

 

Sin permitirle más negativas tomé sus labios en un desesperado beso que reprimía sus palabras y jadeos e impidiéndole volver a tomar control de su cuerpo saqué su cinturón y botones que aseguraban sus vaqueros en su lugar.

Abrí apenas lo suficiente sus ropas e introduje mi mano para tomar su miembro comenzando a masturbarlo haciéndole estremecer, sostenía su cuerpo para que no tratase de huir lo cual fue claro que no haría cuando se abrazó a mi cuello con ambos brazos y comenzó a frotar su miembro contra el mío en un desesperado vaivén.

Terminé de levantar su bata blanca y la sudadera amarilla que usaba debajo para poder acariciar aquella piel tan suave y morena, era delicioso el tacto de mis dedos contra con su piel, su cuerpo ardía debajo de sus ropas.

Pasé de su abdomen a pecho donde encontré sus pezones que se levantaban pidiendo atención, acaricie uno e inmediatamente escuché un gemido ahogado entre nuestros labios pues en ningún momento nos habíamos dejado de besar.

Terminé de atosigar su pecho que ya dejaba notar su acelerado corazón y baje mis caricias por su espalda causándole escalofríos, llegué a su cintura y pude definir la exquisita curva que se definía aún más con su perfecto trasero, dios, nunca había sentido nada tan suave y firme en mi vida.

Alcanzaba a cubrir buena parte de sus glúteos con una sola mano, subiendo y bajando, apretando y aflojando su piel con cada caricia iba buscando su entrada con mi dedo medio, fue fácil encontrarla, pude sentir como se contraía y aflojaba cada vez que situaba la punta de mi dedo simulando penetrarlo.

Sentí su pre-seminal caliente y húmedo cubriendo mis dedos en el momento que estaba por adentrar el primer dedo en su entrada, estaba demasiado sensible y ansioso.

Retiré mi mano de su miembro y la lleve a su entrada, ya húmeda con su propio semen sería mucho más fácil prepararlo, él continuo moviéndose para provocarnos a ambos, frotaba su miembro contra el mío aún cubierto pero ya más que notorio, suspiraba entrecortadamente entre cada beso separándose solo lo justo para volver a invadir mi boca con su lengua y provocar a la mía para continuar con el inconstante y obsceno baile que se realizaba dentro de nuestros labios, compartíamos el aire, la saliva y gemidos sin querer separarnos.

 

-¡¡UMGH!!... — Gimió fuerte cuando al fin pude adentrar el primer dedo en su interior, sin duda me follaría a ese chico, sus paredes internas apretaban deliciosamente mis falanges pues ya estaba por meter el tercer dedo, su culo era muy estrecho pero me recibía sin queja alguna, estaba casi listo cuando sentí ese algo dentro de él que le hizo arquear la espalda pegando su pecho al mío y jalar mi cabello para no dejarle de besar en ningún momento. Seguí buscando aquel lugar y con deleite le observé retorcerse entre mis brazos mordiendo sus labios y los míos para no gritar —… Ahg… Aahg… Ah… — Se alejó de mí empujándome con ambos brazos y caminó hacía la puerta, creí que se había molestado y me echaría fuera con una prominente erección dentro de mis pantalones, pero solo se escuchó el sonido del seguro de la puerta y su agitada respiración, me gire a tiempo para ver como dejaba caer la bata que le cubría y se sacaba la sudadera dejarme ver un enorme corazón en su pecho, un par más en cada uno de sus hombros y algo que parecían engranes en sus antebrazos —… No te quedes ahí parado, la ¨terapia¨ va a comenzar… — Sonrió demasiado sugerente e inmediatamente comencé a desnudarme, la remera negra que usaba quedó en el suelo y alcance a quitar el botón y bajar el cierre del pantalón que usaba, sin duda fue un gran alivió considerando lo duro que me había puesto con solo pensar que me follaría a ese médico.

 

Volví a mirar al moreno que se estaba masturbando sin dejar de mirarme atentamente, fue suficiente, en dos zancadas ya estaba delante de él, no permitiría que se diera una simple paja teniéndome frente a él tan duro y desesperado por follarlo como estaba.

Lo tomé de un brazo e inmediatamente le giré hasta dejarle tendido sobre la camilla en la que hacía poco me había curado, le hice separar las piernas y lo inmovilice tomando uno de sus brazos colocándolo en su espalda.

 

-Trata de no gritar… — Susurré en su oído antes de envestirlo ya le había preparado lo suficiente, al menos eso quería creer, la desesperación por hundirme en su calidez me estaba volviendo loco.

-¡¡Umgh!!... — Arqueó su espalda y pude sentir como me estrujaba con su culo.

-Delicioso… — Susurré relamiendo mis labios, estaba corriéndome dentro de él con solo sentirme dentro de él y aun así no dejaba de sentir como me volvía a poner duro al instante, tal vez tres años de celibato si habían sido demasiado.

-Ahg… ¿Qué esperas?... Amhg… muévete de una vez… umgh…

-Recuerda que tú lo pediste…

-¡¡Ah!! ¡No muerdas!!

-Ahora eres mío… no lo olvides nunca.

-Yo no dejaré que nadie más que tú me folle… — Se giró y alcanzó besar mi mejilla, pude ver su rostro, aquellos ojos plateados con un par de pequeñas lágrimas, sus mejillas rojas y su mirada entrecerrada, no pude más —… ¡¡AH!!... AGH… UMHG… — Trataba de acallar sus gemidos mordiendo sus labios.

 

Mi cuerpo estaba descontrolado, parecía una bestia en celo que no le importaba lastimar a su pareja, solo pensaba en darle más duro, metérsela más dentro, llevarle una y otra vez al orgasmo para que así nunca pensase siquiera en mirar a alguien más.

Mordí su hombro hasta hacerle sangrar y deguste su cuello para marcarle con infinidad de moretones, acaricié sus piernas sobre la tela de sus moteados vaqueros y cuando me harté de la sensación de la áspera tela en mis dedos arranque la ropa de sus piernas dejándole desnudo y a mi disposición.

Salí de su interior observando el hilillo de semen que había derramado en su interior, escurría desde su culo por una de sus piernas hasta casi llegar al suelo. Esa visión solo me hizo ponerme más duro, sentí como mi pene palpitó llenándose de sangre y derramando pre-seminal.

Completamente desesperado por más, giré a Law para recostarle sobre la camilla y penetrarle al tiempo que levantaba sus piernas para apoyarlas en mis hombros y llegar tan dentro de él como me fuese posible. Una y otra vez envistiendo su cuerpo, viendo de frente su rostro sumamente sonrojado con lágrimas cayendo de sus ojos y sus labios fuertemente mordidos por sus propios dientes impidiéndole gritar ya fuese de dolor o placer.

 

-¡¡AAMHG!!... — Aun cuando quería seguir deleitándome con la visión de su rostro lleno de placer, debí besarlo impidiéndole gritar en el momento que encontré nuevamente aquel punto que le hacía retorcerse bajo mi cuerpo, aquella camilla tenía la altura perfecta para dar con cada penetración a su próstata —… ¡¡Mmhg!!... ¡¡mhg!!... — Su respiración se volvió irregular y los constantes espasmos que le hacían comprimir exquisitamente su culo alrededor de mi carne ardiente me avisaron que pronto se correría, llegaría al delicioso orgasmo tan ansiado, pero, eso era muy pronto para mí, yo quería seguir sintiendo su cuerpo, su calidez, seguir viendo su rostro ahogado en lujuria y sobre todo seguir escuchando esos maravillosos gemidos —… ¡¡AAMHG!! ¡¡MMHG!! ¡¡MMGH!!... — Se retorció cuando sintió mi mano rodear su miembro, estaba por venirse pero le fue imposible, con mi dedo pulgar había tapado la punta de su pene impidiéndole liberar su semen, al principió pareció no molestarle pero conforme seguía pasando el tiempo y su erección se volvía dolorosa a causa del negado orgasmo, trató de alejar mis manos con las suyas pero se lo impedí tomándole de ambas muñecas, apretándolas con una sola de mis manos y levantándolas sobre su cabeza, sin consideración continué envistiéndolo hasta salir completamente de su cuerpo y volver a entrar con rápidos y certeros movimientos que no dejaban de golpear su próstata.

 

A pesar de sus gemidos contenidos no se escuchaba nada más que el constante quejido de la camilla por tan dura acción sobre ella, trató de morderme para alejarme de sus labios pero solo me excitó mucho más, aun en esa posición, sometiéndolo con una mano y besándolo sin dejarle pronunciar nada, sus piernas seguían sobre mis hombros, me sorprendió y fascinó su flexibilidad, no cabía duda, este hombre era mío y nunca dejaría que nadie lo apartara de mi lado, está vez estaba mucho más que dispuesto a morir luchando solo por tenerlo a mí lado, solo porque fuese mío, solo porque me amase tanto como sentía ya hacerlo yo.

Con ese pensamiento disminuí el ritmo de las envestidas a uno casi lento, quería memorizar su cuerpo, sus labios, su calor, su sabor.

En pocas palabras hacerle el amor.

Lo observé en todo momento, no podía dejar de admirar su rostro y ver como cambiaba su expresión con cada nuevo golpe a su interior.

En el momento que reconoció el cambio en el ritmo entreabrió los ojos y comenzó a llorar, sus platinos ojos suplicaban libertad, liberé sus labios de los míos pero inmediatamente le impedí hablar libremente colocando mi mano libre sobre su boca, me incorporé un poco dejándole bajar las piernas de mis hombros y permitirle descansar.

 

-¿Qué… umgh… sucede?... — Trate de preguntar pero el placer que experimentaba me hizo solo soltar un deplorable susurro.

-Ummhg… ammummhg… — Intentaba gritar desesperado.

-Shhh~ tranquilo… ah… — Aflogé el agarre sobre sus labios y le permití dejarse oir.

-Ahg… p-por… umgh… por… favor… d-duele…

-¿Qué duele?... — Estúpidamente pregunté, era obvio que con lo bestia que había sido con él, seguramente le había desgarrado, esperaba que me gritará o pidiera ayuda pero solamente desvió la mirada y enrojeció al tiempo que miraba entre sus piernas y en específico mi mano que había cubierto su pene nuevamente impidiéndole llegar al orgasmo —… ¿Esto duele?... — Pregunte malicioso aflojando el agarre y comenzando a acariciar delicadamente la extensión de su miembro, su reacción fue inmediata.

-¡¡Umhg!!... — Nuevamente mordió sus labios impidiéndose gritar.

 

Continué con las caricias y no deje de penetrarlo en ningún momento, sin duda era hermoso ese moreno y ahora era solo mío.

Liberé sus manos e inclinándome nuevamente tome con dulzura su mentón brindándole un beso que le hizo dejar de morderse para abrir la boca y corresponderme.

Inmediatamente sus brazos rodearon mi cuello y sus piernas envolvieron mi cintura.

Arqueando la espalda sin soltarme ni un solo momento llegó al tan ansiado orgasmo, me sentí morir por la forma tan exquisita en que me atrajo hacía él pegando completamente nuestros cuerpos, me hizo recostarme sobre él sin importarle mi peso sobre su cuerpo e incluso parecía fascinarle por la forma en que me estrechaba suspirando con hermoso deleite y más me hechizó cuando al sentirse llenado de mi propio orgasmo volvió a arquear la espalda dejando su cuello a mi disposición y locura, instante que no desaproveché para morder y marcarle nuevamente hasta hacerle sangrar y probar el metálico sabor de su sangre.

 

Nos quedamos un buen rato en aquella posición, de reojo pude ver su platina mirada perdida en el infinito del aire y sonreí satisfecho sin dejar de abrazarlo y besar su cuello una y otra vez.

 

-Pareces un vampiro… — Susurró exhausto y casi dormido.

-… — No dije nada pero le miré directamente a los ojos mostrando mi curiosidad en mi mirada.

-Pálido y obsesionado con mi cuello… — Aclaró tomando mi rostro con sus manos.

-Y tú, no pareces… ERES perfecto para mí.

-… — Por primera vez pude verle sonreír suavemente, con un encanto poco propio de los hombres y aun así mucho más hermoso que todo y nada en el mundo.

 

Cautivado por él, lo bese, por primera vez tan suave y delicadamente como un par de inexpertos enamorados.

Un beso que fue mucho más dulce que el mismo chocolate del que parecía estar hecho.

 

 Sin duda hay demasiadas cosas que odio de este mundo y tal vez llegué el día en que odie completamente hasta el mismo aire que respiro pero, sin duda seguiría amando mucho más a Trafalgar Law .

Solo a él lo necesito.

Y no quiero ni pensar en la posibilidad de perderlo.

Por el bien de todo el mundo, espero siempre tenerlo junto a mí.

 

 

 

Fin.

Notas finales:

no me dio tiempo de revisarlo... desifren las palabras... frases y en general todo el  fic XP

¡¡Cuídense mucho!!

¡¡Mata-nee!!

(n.n)/


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