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El nuevo por Moomvi

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Notas del fanfic:

Este fic tocará diversos puntos que tal vez no sean cómodos para algunas personas. 

Pesonajes de Masashi Kishimoto. 

Notas del capitulo:

Está dedicado a la persona que me dio el último empujoncito para decidirme a subir una historia más larga. LadyBondage. Nunca dejes de escribir, lo haces divino, espero de corazón que te guste. Soy tu Fan Número Uno y lo seré siempre.

Gracias a quienes se animaron a leer, espero que les guste.  

Capítulo 1.

                NamiSen es una de las Secundarias Superiores privadas más extrañas de Japón, ahí se pueden encontrar de todo tipo de personas y talentos. Es conocida por eso, por explotar las habilidades de cada chico y chica que crucen por sus puertas. Además, el director se encarga de buscar y otorgar becas a chicos que no pueden pagar, sin importar de donde vengan o hacia donde van.

Aunque no solo es conocida por la bondad del director ni por su sistema de estudios.

Si han pasado al menos dos horas en el instituto NamiSen tendrán que saber quién es el amo y señor de ahí. Quien aplasta egos y moja bragas con su sola presencia. Es de esa clase de existencia, de las que te enteras sin siquiera preguntar: Uchiha Sasuke.

Se pueden escuchar diferentes adjetivos para referirse a él; guapo, perfecto, serio, inteligente, rico, sexi, uno mejor que el anterior. Para ser un chico de segundo grado y con diecisiete años tiene demasiadas virtudes, o expectativas. Está acostumbrado a lo fácil, a tener  todo a borbotones. Es como un rey, uno de hielo. Siempre bien vestido, impoluto. Siempre indiferente, frío. Siempre superior, altanero. Y siempre rodeado por sus escoltas; guerreros y damiselas, su corte real, le llaman por los pasillos. Chicos tan guapos como él, con el mismo aire misterioso que rodea al propio rey.

Sasuke definitivamente es el amo de NamiSen y así será el tiempo que dure su estadía en esa institución. O eso es lo que todos creían.

 


 

                Todo iba bien. Era una mañana un poco nublada pero le gustaban así, prefería eso a tener que usar litros de protector solar.

Lloverá—pensó, mientras contemplaba el cielo gris a través de la ventana de su aula. Estaban casi a mitad del segundo año en la secundaria superior, así que era normal ese tipo clima; después de todo era enero, su mes preferido.

Estaba aburrido, la conversación entre Karin y Suigetsu lo tenía completamente arto. Miro a sus amigos, Gaara, sentado a su lado leía aislado del mundo, Neji y Juugo terminaban un invernadero a escala, Ino se aplicaba brillo labial sentada en su mesa, frunció el ceño ¿Quién se creía que era? Siguió moviendo la mirada hasta llegar con Haruno, quien mantenía una pelea acalorada con Sai, Sasuke no entendía una sola palabra, supuso que era porque ellos eran estúpidos y sabían comunicarse… a su manera.

Tampoco entendía cómo podía ser amigo de todos ellos, era extraño, no sentía confianza con esos seres. Al menos no con todos.

Suspiró un poco, hace veinte minutos que la clase tenía que haber comenzado, no le sorprendía, era la clase del irresponsable de Kakashi así que supuso que faltaban al menos quince minutos más para que el viejo apareciera. Ino, quien seguía sentada en su mesa, rio a carcajadas, viendo como Haruno golpeaba a Sai. La ceja de Sasuke estaba temblando, había demasiado ruido a su alrededor y comenzaba a irritarse. Pero su semblante no cambió.

Ino se dobló por las carcajadas casi desquiciadas que salían de su garganta, empujando con su cuerpo la mesa de Sasuke y golpeándolo en el pecho.

Un espeso silencio se fue formando en el salón 2-J conforme los alumnos se dieron cuenta de lo ocurrido. Nadie, nadie en absoluto tenía permitido tocar a Sasuke, de ninguna manera posible. Ni siquiera los profesores podían hacerlo. Nadie sabía por qué, tampoco lo sabía su corte real, aunque jamás alguien se ha atrevido a preguntar.

—Sasuke-kun…— susurró una voz delicada.

Sasuke se levantó lentamente de su asiento, con el semblante serio, paseo su mano pálida entre sus azabaches cabellos, con la mirada pegada en Ino, quien lo había nombrado y además, tocado. Inspiro lentamente, sin quitar las oscuras perlas del tembloroso cuerpo de Ino, separó los labios y todos contuvieron el aliento, todos atentos y expectantes.

—A tu lugar Yamanaka—dijo en voz silbante, baja y tranquila—. Ahora.

El pequeño y menudo cuerpo de la nombrada se movió sin más, rápido y casi sin emitir sonido. Podía sentir los ojos de todos en su rubia cabellera y eso la puso aún más nerviosa, se dejó caer torpemente en la butaca y respiró profundo, ni siquiera notó que había contenido el aliento, como todos los demás.

Nadie se atrevió a mover un músculo después, hasta que Sasuke dejo caer su cuerpo en la silla nada cómoda, después de acomodar su mesa, poso un codo sobre la misma y siguió viendo el cielo y su hermoso tono gris, tranquilo, como si nada hubiera pasado.

Sólo entonces, cuando se aseguraron todos ahí de que El Rey ya no se movía, se atrevieron a moverse los demás, felices de evitarse cualquier explosión. 

No es como si el Uchiha se pusiese hacer rabietas de diva y aventar mesas por haberle tocado un pelo. No. Era peor. Sasuke, con su metro ochenta, infundía respeto por donde pasara. Tenía una fama que, quizá no se creo él, pero ya estaba hecha y todos la seguían, «no quiero problemas»decían quien no lo conocía de cerca.

Todo siguió andando aquella mañana, normal, como cualquier otra. Hasta que el reloj marco las 8:37am. La puerta deslizable sonó y todos siguieron su rollo, seguros de que era el viejo Kakashi ¿Quién más si no?

Cuando un carraspeo varonil, mucho más profundo y demandante, voló encima de todo el sonido propio de adolescentes comunicándose, fue entonces que lo notaron, si era Kakashi, pero también era el director.

Sonidos de bancas siendo arrastradas y pasos en dirección a sus asientos lleno la estancia durante segundos, bajo la atenta y aburrida mirada del director y de Kakashi, respectivamente.

—Buenos días mocosos— saludó el director, con su sonrisa patentada y sus arruguitas simpáticas—. Sé que se preguntarán que demonios hago aquí. No me caen mal, pero tampoco me agradan lo suficiente como para hacerles una visita cortés. Sólo venía a algo en particular.

Caminó, su larga melena blanca acompañaba su balanceo, con sus pasos enfundados en unos cómodos coverse y unos vaqueros casuales, nadie se sorprendió, ese era el viejo siempre joven director Jiraiya, la cabeza de NamiSen.  Quien, a pesar de ir siempre como se le daba la gana, tenía estrictamente dicho que el uniforme era obligatorio.

—Anda mocoso, mi tiempo es más importante que tu timidez — si, ese era el director.

Sasuke, distraído como estaba no había escuchado nada más allá del primer «mocosos» pero cuando escucho el jadeo, casi inexistente de Gaara, lo hizo voltear a verlo, había dejado el libro sobre la mesa con su separador debidamente puesto, estaba rígido como una tabla y más blanco que de costumbre, tenía los ojos abiertos más de lo normal y la boca igual. Casi se ríe, si no fuera porque siguió su mirada lo hubiera hecho, pero al ver al frente, la risa se la atoró en la garganta.

El no era gay, pero tampoco era heterosexual. Era… flexible. Así que cuando volteó y vio lo mismo que Gaara sólo pudo hacer lo propio: pasar saliva.

Jiraiya siguió hablando.

—Este será su nuevo compañero.

Dicho esto palmeo dos veces -quizás con demasiada fuerza- la espalda del chico y sin más… se fue.

—Preséntate

Dijo Kakashi, quien miraba al chico casi como sus alumnos, pero sin la baba y con la boca cerrada.

—Soy… —carraspeo, tenía la boca seca, a la mierda, pensó— Soy Namikaze Naruto, un gusto.

Y sonrió, con todos los dientes, como un niño.

Sasuke quien no apartó la mirada aparentemente desinteresada del nuevo, casi bizquea, no era nada del otro mundo, se dijo, pero cuando los ojos azules llenos de luces repasaron el salón despacio y dio con él pensó que era de otro planeta. Sintió cosas, que no quiso ni pensar. Lo repasó despacio desde el cabello rubio hasta la punta del pie, era guapo, si.  

Sintió a Gaara moverse, no es que el chico de cabello rojo fuera una estatua, pero tampoco se movía más de lo estrictamente necesario, así que al verlo removerse como si tuviera tachuelas en el culo… frunció el ceño, no era normal. Escuchó algo caerse e instintivamente llevó su vista ahí, era Ino, a quien se le había caído su IPhone y los audífonos y miraba al frente como quien miraría un unicornio, llena de ilusión infantil e incrédula, volteó al frete y vio Naruto, quien aún repasaba el salón, despacio. Y Sasuke lo noto, planto su mirada tres veces por más tiempo, una en la primera fila, otra en medio y otra en su fila, donde Gaara casi brinca, eso no era normal.

Y no sabía que era lo que menos le cuadraba, lo que hacía Gaara, lo que hacía Ino o que el nuevo sólo lo vio una vez y de casualidad, después de esa única mirada… nada.

El silencio se extendió por el salón, como si todos esperasen a que esa voz casi ronroneante dijera más, pero no, él sólo se quedó ahí, aún sonriendo, y Kakashi lo  entendió.

—Bienvenido Naruto, toma asiento en alguna de las bancas disponibles.

El rubio asintió.

Sasuke sintió su corazón latir, como cuando corre mucho o se enoja demasiado, desmedido. Las filas estaban divididas en tres, compuestas de tres mesas pegadas las unas a las otras, el estaba en la última fila, pegado a la ventana, a su lado con una silla vacía de distancia estaba Gaara, quien se veía igual o más ansioso que Sasuke.

Cuando Naruto se encaminó, decidido a su fila, el latir se expandió por todo su cuerpo, en sus manos, en sus venas, en las sienes, frunció el ceño ¿Qué mierda?

Estaba confundido, porque le molestaba lo que sentía y porque Naruto parecía que tardaría años en llegar.

Notas finales:

♥ Gracias por leer ♥

 

Continuará...? 

 


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