Era un día como todos en mi vida, ir a la escuela, estudiar y conversar con mis amigos, pero desde que me levante supe que no era así, si no que algo raro pasaría. Cuando entre al aula note algo diferente inmediatamente, y ese algo no era algo si no un alguien y lo que pasaba era que estaba sentado en mi lugar, y ya saben si alguien se sienta en tu lugar es tu derecho reclamarlo, y eso en lo que iba a hacer, me acerque al joven que al parecer era mi compañero pero lo raro es que no lo había visto en todo el semestre, creo que era nuevo.
-Hola –le dije.
-Hola –dijo tímidamente, con una voz que a mi parecer era de alguien agradable, y con eso me sentí más en confianza.
-Disculpa pero, es que estas sentado en mi lugar. –el chico de inmediato se levanto y se sonrojo.
-Ooh, lo siento, es que soy nuevo y no sabia donde sentarme –dijo avergonzado.
-No hay problema, siéntate atrás de mí, nadie se sienta ahí –o no, que fue eso, claro que si se sienta alguien y ese alguien es Antonio, mi amigo, no importa, luego me las arreglo para que se mude.
El me hizo caso y se sentó detrás de mi, y la verdad es que desde que lo vi me pareció interesante y como es nuevo no creo que le hable a nadie, y eso quiere decir que si yo quiero lo puedo hacer mi amigo y de paso saber que es lo que lo hace tan interesante. Me volví en mi asiento para poder quedar mirándolo y así retomar nuestra conversación.
-Oye, ¿Eres nuevo en la escuela? –le dije curioso de saber mas de el.
-Si, vivía en Yucatán pero, como mi papa esta metido es cosas de negocios nos tuvimos que mudar aquí. –Oooh, no me equivocaba, de verdad se me hace interesante.
-Pues bienvenido a la Ciudad de México, a, por cierto, me llamo Eduardo, algunas personas me llaman Edu. –le dije con la intención de que se le quitara un poco la pena.
-Gracias, mi nombre es Alexander, pero puedes llamarme Alex. –wow, creo que su nombre es bonito, ¿bonito?, ¿cómo puede ser bonito el nombre de un chico de mi edad?, mejor dejo de pensar en eso o si no mi cara va a estar igual de sonrojada que la de él y eso sí que sería vergonzoso.
-Bueno, como veo que acabas de llegar a la escuela, creo que no tienes amigos. –Le dije esperando que me dijera que no, y así fue ya que negó con la cabeza y esa era mi oportunidad –no te preocupes, si quieres yo te pongo al corriente con todos los apuntes y puedes comer conmigo en el receso. –cuando dije eso de inmediato se le puso una sonrisa en el rostro.
-Gracias, es muy amable de tu parte, y la verdad es que me pareces amigable –esto iba bien ya había aceptado mi ayuda y piensa que soy amigable, es genial.
Después de eso, tuve que lidiar con Antonio ya que al ver a Alex sentado detrás de mi frunció el ceño de tal manera que casi se le desgarra la cara, y la verdad es que fue muy difícil ya que con esto Antonio se enojo con migo y de paso también con mi nuevo amigo.
Las clases empezaron y en el transcurso de los minutos tenía demasiadas ganas de voltear ya que sentía que la parte trasera de mi cuello estaba siendo observada demasiado, eso de verdad me ponía incómodo y lo peor es que no podía voltear porque aunque el profesor estuviera de espaldas explicando algo de la pizarra parecía que tenía ojos en la espalda y no podía hacer ningún movimiento si no quería temí al con un libro o lo que tuviera a la mano el profesor en mi cara.
Por fin se acabaron las 3 primeras clases y la campana que indicaba el receso sonó y con eso yo sonreí de forma exagerada internamente, por fin podría descansar un poco de la sensación que tenía.
Salí del aula con rumbo a la cafetería de la escuela y me percate de que Alex no venia con migo, me pregunté donde estaría, regrese al aula para después encontrarlo sentado todavía en su lugar.
-Oye, ¿por que no saliste con migo a almorzar? –pregunte, ya que lo veía ahí sentado sin hacer nada y la verdad me preocupaba que no comiera.
-Lo siento es que no sabia si ir contigo o quedarme aquí a esperarte y me decidí por quedarme hasta que regresaras de almorzar. –me dijo con la mirada baja.
-Nada se quedarte vamos –lo tome del brazo y lo lleve fuera del aula – ¿Porque planeabas quedarte mientras yo salía? –le pregunte un poco asustado de que fuera por que se avergonzaba de mi o algo así pero no fue eso.
-Bueno es que yo no quisiera ser como una mosca que te sigue a todas partes, y ser una molestia para ti –me dijo mientras yo me enternecía de sus palabras, dios este si que me va hacer llorar.
-Ok, pues desde ahora quiero que seas como una mosca, y que me causes molestias todo el tiempo que se pueda ya que me caes muy bien y quiero que seas mi amigo, ¿está bien? –le pregunte para estar seguro de que no se vuelva a quedar así otra vez.
-Sí, está bien Eduardo. –que ¿acaba de llamarme por mi nombre? Eso es increíble, la verdad no me lo esperaba será mejor salir.
Salimos del aula y nos dirigimos a la cafetería yo compre mi hamburguesa, frituras y una soda, mientras que Alex se compro una ensalada de verduras, fruta y agua natural embotellada, la verdad no sabia que decir, se compro todo lo contrario a mi. Nos sentamos en una banca donde se encontraban Antonio y Adriana sentados, cuando nos sentamos los dos se le quedaron viendo a Alex y yo a ellos por no disimularlo, Alex bajo la mirada y se sonrojo, sonrojo que solo yo note pero en ese instante supe que era el momento de entrar al rescate de mi nuevo amigo.
-Hola chicos el es Alex mi nuevo amigo –Antonio me miro un poco confundido pero gracias al cielo Alex logró distraerlo presentándose.
-Hola, mi nombre es Alexander, soy nuevo en la escuela –dijo y yo me pregunte por que a ellos no les dijo que lo llamaran Alex.
-Eso es obvio, nunca te había visto, ¿y de donde eres? –preguntó Adriana curiosa como siempre por saber de las demás personas.
-Soy de Yucatán, pero mi papa se tuvo que mudar por cosas del trabajo, está involucrado en negocios y esas cosas, ya saben, fusión y adquisición de empresas –inmediatamente el sensor curioso de Adriana se encendió al máximo y sigo interrogando a Alex.
-Vaya, ¿y cuánto se piensan quedar?, no es que diga que me molestas, pero pienso que si se mudaron por negocios tal vez lo hagan de nuevo. –dijo, mientras que Antonio se quedaba solo escuchando el interrogatorio igual que yo pero se veía algo raro, como pensativo, le debe de estar pasando algo, ya me encargare de eso después.
-Mi papa me dijo que aquí es donde nos quedaríamos por un largo tiempo, así que la verdad no se si nos vayamos a mudar de nuevo –espero que no, la verdad me cae muy bien para que se valla tan rápido.
-Que bien, eso es genial ¿y como se llaman tus papas? –la cara de Alex cambio.
-Mi papa se llama Alfredo y… Mi mama…-bajo la cabeza-... Ella... murió hace casi 2 años –y con eso Adriana tuvo para frenar su interrogatorio infernal, mientras yo le ponía la mano a Alex en la espalda como señal de consuelo.
-Lo lamento mucho, debió de ser doloroso para ti. –le decía mientras sentía que se estremecía bajo mi mano, la verdad no savia por que.
-Yo también, perdón por preguntar, no lo sabíamos, pero no te preocupes, nos tienes a nosotros. –y con eso Antonio se paro y se fue del lugar, dejándome algo confundido, después de eso seguimos comiendo y conversando de forma cálida haciéndonos bromas inocentes entre todos mientras Alex tomaba mas confianza entre nosotros hasta que el receso termino y nos tuvimos que levantar para volver a clases.
Las clases transcurrieron normalmente, o eso digo yo, ya que solamente dos profesores me llamaron la atención por no estar prestando atención a la clase y estar platicando por susurros con Alex, o simplemente estar pensando en como era mi nuevo amigo, si era completamente diferente a mi o simplemente lo del almuerzo era una simple diferencia y también en como abra sufrido por la muerte de su madre. En fin, las clases pasaron normal para mí, ni tan rápidas, ni tan lentas hasta que la campaña que indicaba la salida sonó, todos guardamos nuestras cosas y nos dispusimos a salir, cuando salí espere a Alex junto a la puerta del aula para salir juntos de la escuela, tenía la costumbre de siempre salir de la escuela con alguien.
Cuando salimos de la escuela me pregunte como se iría Alex a su casa y para salir de dudas le pregunte.
-Este, Alex, ¿cómo vas a ir a casa? –el solo metió la mano en su mochila y saco unas llaves que a mi parecer eran de un coche.
-Mi papá me compro un coche cuando llegamos con la excusa de que la ciudad era muy grande y que era mejor que yo tuviera mi propio medio de transporte, y tú, ¿cómo te vas a ir? –Vaya así que su papá tenía dinero, claro, como no, si es empresario.
-Siempre tomo el transporte público para llegar a casa. –dije deseando tener también un coche y no tener que irme parado o sentado incomodo en esos camiones.
-Si quieres te puedo llevar, la verdad no me importa, mi papa esta trabajando y llega a las 9 de la noche, si no es que hasta mañana, así que no hay problema. –me dijo, y la verdad yo sin dudarlo acepte.
El recorrido fue en silencio, yo por mi parte iba mirando por la ventana en silencio mientras que Alex solo se dedicaba a conducir concentrado en la carretera.
Al llegar a mi casa Alex apago el coche y se volteo hacia mi con una cara un poco entre preocupado y avergonzado.
-Eduardo, me pregunto si te gustaría ir a mi casa es que mi casa está sola y...
CONTINUARA…