Berlín, Alemania; uno de los mejores lugares para vivir, o eso es lo que creía.
Últimamente la buena comida se estaba agotando, solo podías encontrar miles de personas con la "sangre sucia", como yo estaba acostumbrado a llamarles, mujeres que dedicaban su vida a la prostitución, hombres que pasaban sus días y noches viendo cómo hacer el mal en el mundo, mujeres llenas de malas energías que intentaban ennegrecer las bellas y puras almas de muchas mujeres intentando superarse cada día y miles de personas con asquerosa alma negra. Ese tipo de personas eran brutalmente asesinadas en mis tiempos libres, intentando que pagaran con gran dolor los pecados que habían cometido.
Los buenos platillos eran considerados como las buenas personas que habían llevado una gran vida fuera de cualquier vicio o mala intención; capaces de regalarte su último suspiro para no volver a abrir sus ojos.
Estaba empezando a hartarme de solo alimentarme con esa pócima barata que pude conseguir de Hallika, una vieja amiga que practicaba la brujería, una hermosa mujer destinada a portar una gran belleza por el resto de su eternidad, solo moriría si fallaba a su religión; es decir, si intentaba cambiar sus prácticas blancas para hacer el mal.
Hallika era una de las pocas wiccas que habían sobrevivido tras la terrible caza de "Criaturas fascinantes" como solía llamarla ella. Ocurrió por 1766, una de las wiccas mayores fue encontrada practicando un ritual de sanación a un chiquillo con una gran herida en su cráneo, el ritual fue interrumpido por un hombre que, víctima de su ignorancia, creyó que la vieja mujer había provocado es lesión al pobre infante, por lo que convocó a todo el pueblo a terminar con cualquier criatura diferente a la humana, ya que, según su pequeña mente, eran peligrosas. Las wiccas que lograron esconderse huyeron hacia Francia, intentando escapar de su cruel destino, pero nosotros a diferencia de ellas, contábamos con una gran fuerza y colmillos firmes con los que podíamos defendernos y, en algunos casos, retrasar nuestra muerte.
“Con esto podrás encontrar la saciedad que tanto buscas, solo necesitas creer en sus efectos y los espíritus vendrán a ayudarte a calmar esa gran hambre que llevas contigo desde hace años, te lo aseguro” Fueron las palabras que dijo antes de entregarme el pequeño frasco con ese viscoso líquido azul que, según ella, podría terminar con mi hambre; al principio funcionaba de maravilla y por la consistencia podría decir que estaba bebiendo la roja y sabrosa sangre a pesar de que el sabor fuera un poco más amargo, pero después la pócima no ayudaba en nada, mi hambre seguía siendo la misma e incluso sentía que aumentaba con el paso de los días, por lo que ahora me encuentro aquí, frente a la puerta de la pequeña cabaña que habitaba la mujer que podía ayudarme con mi pesar
-“Ian, no es necesario que toques la puerta, puedo olerte desde aquí”- Escuché su voz acercarse justo cuando iba a dar el primer golpe.- Hola Ian, tanto tiempo sin verte- Me dijo con esa voz tan melodiosa y un poco profunda que tenía
- Estás igual de hermosa que la última vez que te vi Halli- Reí un poco ante mi broma y ella hizo un gesto parecido a una sonrisa de lado, aunque sabía que mi comentario le había causado gracia; pero era cierto, su gran cabellera negra rizada había crecido hasta media espalda, su cuerpo seguía siendo el sueño de cualquier hombre, sus hermosos ojos azules podían hacerte sentir una paz infinita o incluso podían helarte la sangre y su hermosa piel blanca lechosa seguía tan firme y tersa, solo que esta vez tenía una grieta desde su clavícula hasta su hombro derecho.
-¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?- Le dije acariciando esa gran rajadura que, a pesar de su presencia, no le quitaba ni una pizca de belleza, al contrario, le daba un toque misterioso
-Pues, es algo que ni tu ni yo podemos ayudar- Tragué saliva preocupado, Hallika era la única persona en este lugar a la que podía acudir cuando tenía algún problema, no podía dejarme, al ver mi rostro sonrió un poco y tomó mi mano- No estoy segura de cuánto tiempo me queda, solo puedo decirte que algunos ángeles y espíritus han hablado conmigo y me han dicho que nuestra sociedad wicca poco a poco está desapareciendo, al igual que tú, estamos a punto de la extinción y ya sabes que una persona común no puede entrar en esta sociedad tan fácil, al igual que no cualquiera puede convertirse en lo que tú eres, sabes que deben desearlo y ser capaces de sacrificar cuerpo y alma para poder hacer el bien y en tu caso deben ser capaces de proteger y amar a los humanos
Bajé la mirada, sabía que todos creían a las wiccas y a los hombres de la oscuridad muertos, no tan fácilmente encontraríamos a alguien que quisiera ayudarnos a resurgir nuestra comunidad, estábamos en una situación muy difícil, que si seguía de esta forma terminaríamos por aceptar nuestra extinción.
-Halli, si hubiera alguna forma en la que pudiera ayudarte…
-¿Lo harías? ¿Qué harías para poder hacer resurgir nuestra comunidad? ¿Aceptarías llegar hasta el final de una misión con tal de salvarme? Con eso podría asegurar mi vida por un tiempo más hasta que la meta sea cumplida y la gran sociedad de las criaturas fantásticas podría surgir nuevamente- Asentí fervientemente, sabía que cualquier trato con una wicca podría ser peligroso, pero si con eso salvaría a Hallika estaba dispuesto a hacer lo que fuese
-Sí haría lo que fuera por ti, tú has hecho demasiado por mí, lo menos que puedo hacer es ayudarte en esto
Después de decir eso Hallika fue por un artefacto parecido a un caldero y distintas especias junto con varios líquidos misteriosos que preferí no preguntar que eran, vertió todo dentro de él y dijo diversas frases a lo que yo solo pude comprender la palabra “amor”, después de terminar con el extraño ritual, llenó un gran vaso con aquella extraña poción y extendió el recipiente hacia mi
- Una vez que lo bebes no hay marcha atrás, deberás cumplir con la misión dada, en caso de rendirte serás condenado a una muerte lenta y dolorosa, aun así ¿Estás seguro de querer hacerlo?- Asentí y tomé el vaso, me hizo una seña para empezar a beber el líquido y justo después del primer trago dado cerró los ojos y habló
- Alma pobre y desolada, ha caído sobre ti un gran peso que debes liberar, el líquido que ahora pasa por tu garganta firma y cierra el trato con la poderosa wicca que invocará los bienes y males del mundo para concentrarse en tu pequeño cuerpo, solo tú puedes salvar la vida de esta pobre mujer tomando una preciosa vida humana, la persona deberá desear entregarte su cuerpo y alma solo a ti sin titubear, no puede ser amenazada ni obligada, no puedes tomar esa vida por medio de la tortura y el dolor, solo un sentimiento logrará provocar estas extrañas necesidades- Terminé de beber el asqueroso líquido amargo y la miré, aún se encontraba con sus bellos ojos ocultos tras sus párpados, toqué levemente su hombro y susurré un suave “¿Qué? ¿Cuál es?” tomó fuertemente mi muñeca y comencé a sentir como si el lugar en donde ella apretaba comenzara a quemar, abrió sus ojos y sin soltarme me miró fijamente y susurró- Amor.