Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

TARDE por Akarui Draconis

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, lo sé... después de tanto timepo, pero sigo viva. :D
Espero les guste y algún comentario lindo me llegue, así que a leer.

 

Haber si descubren quién es la pareja de Draco. =3

Tarde


Le deseaba, cada vez más.
Le deseaba, ya no solo por el tiempo que pasabamos en el mismo sitio solo por todo aquello que no era dicho.
Le deseaba, a pesar de negarlo momentos y aceptarlo otros.
Solo le deseaba, amar... eso hacía mucho que no lo podía hacer, pero desearle y pasar mi vida a su lado, eso si lo haría aunque cosatará.

Esa tarde fue inolvidable, su labios llenos, su sabor embriagante, su respiración agitada y los latidos de su corazón contra el tacto de una de mis manos.
Había pasado tanto tiempo que no le sentía como esa tarde, entregado totalemente a cada segundo juntos. Entregado a nuestros deseos, entregado a lo que yo deseaba de su persona.
Tantas cosas a nuestro alrededor que nos impedían perdernos sin medida, sin prisas ni preocupaciones. Deberes, familia, trabajos y aquellos otros impedimentos.
A veces nuestras citas parecían momentos robados, de esos que solo conocen los amantes clandestinos.
Amantes... si, tal vez esa sería la definición de la relación que manteníamos.
Libres en muchos apectos y al mismo tiempo, comprometidos, atados más que cualquier otro.
Y ni así nos hacía falta denominar lo que teníamos, la compañía valía más que cualquier nombre y aún así, en ocaciones sentías que faltabas al respeto por mantenernos de esta manera. Importaba cuando nos hacía evidente el vacío de no estar cada momento juntos...
Esa tarde, su rostro contraído de placer, su cuerpo en mis manos y todo lo que veía provocado por desearlo tanto cómo lo hago. Las sensaciones que tenía su cuerpo eran mías, su mirada perdida, su respiración agitada, su voz ronca totalmente quebrada por la nube que con mi boca lo envolvía, preso y vulnerable de aquello que fuera mi voluntad.

Esa tarde pude jurar a quién quisiera escucharme que él era mío, completamente mío.
No importaba si sentíamos lo mismo.
No importaba lo que pudiera pasar, pero ahí, en ese momento supe que sería mío, sus sentimientos seguían guardados a pesar de que su mirada cargada de ellos no pudiera mentirme. Poco importaba que su boca lo negará, eso ya no me daba miedo, le tenía en donde quería.
Y si, para que posponer lo evidente, si le quería; tal vez si nos queríamos ambos pero el miedo a todo nuestro alrededor ganaba muchas batalla por eso seguíamos con nuestros "momentos".
No hacía falta gritarle al mundo lo que pasaba en la alcoba, en sitios regados por la gran ciudad, en aquellas salidas a comer, cenar o simplemente a pasear.
No hacía falta decirle a nuestros mejores amigos que el tiempo juntos era maravilloso, para mí bastaba con la sonrisa que se dibujaba en nuestros rostros cada mañana.
Todo había comenzado por un juego donde ambos pasaríamos buenos ratos. Salidas, comidas, cenas, cine y a veces otro tipo de actividades... si vamos, todos sabemos cuales eran, sexo sin compromisos. De ese delicioso sexo, sucio y sudoroso sexo que te hacía rendirte al sueño más que satisfecho, donde te importa un reverendo cacahuate el lugar porque la pasión ganaba y había que desbordarla.
Un juego que se convirtió en algo más...
Una mirada cargada. Búsquedas en lugares en los que sabíamos que andaba el otro. Conversaciones con doble sentido y risas malvadas de recuerdos perversos... ¡Oh si!
Nos divertíamos demasiado, cuando nadie lograba entender lo dicho por ambos y aun así los recuerdos nos hacían libres de estrés.
Las sospechas comenzaban por todos lados. Algo estaba pasando entre nosotros y en muchos aspectos eso no podía ser... pero eso no nos detuvo, ni en ese momento ni ahora.
No esa tarde, cuando los besos calentaban cada segundo, no cuando tus manos recorrían cuanto podían de mi piel, cuando mis gemidos encendían el fuego en tus venas y las ganas de empotrarme contra el muro más cercano se veía en las intenciones de tus ojos oscuros.

Besos clandestinos nos había llevado a eso, a que nuestra sangre ardiera en bajo nuestra piel...

Mi casa no estaba lejos, el auto a velocidad por las calles de la ciudad muggle donde aun moraba para sentirme un poco más normal, y mis besos sobre tu piel expuesta, cada semáforo a pesar de llevar el cinturon de seguridad. No solo era mi boca contra la tuya, sobre tu cuello, sino mis manos sobre tus piernas y perdiéndose en lugares más íntimos... agitando tu respiración y logrando que apretaras las manos sobre el volante, concentrado en manejar, concentrado en no perder el control de algo que era muy consciente provocaba en ti.
Podía sentir la excitación cada vez que zizagueabas dejando atrás autos lentos; ahí estaba la manera sútil para decirme que me deseabas ahora bajo de ti, maldito orgulloso.

El juego se te había volteado en algún momento logre hacer que me desearas tanto cómo lo hago y ni un poco cerca estabas de imaginar que tanto.

Luego de llegar no esperamos más, poco importaban mis vecinos o cualquiera alrededor que se enterara. Atrapé su rostro en un beso apasionado, no dejando nada en duda sobre lo que pasaría al entrar a casa, colando una mano sobre el cierre abierto de tu jean pude masajear aquella extensión dura que tanto me gustaba de ti.
Mordí tu labio inferior antes de separarme, miré tu rostro por primera vez desde que estacionaste el auto y lo que vi casi logra que mojara mis pantalón sin siquiera tocarme.

Eres malditamente hermoso, un poco de rosa sobre tus mejillas, tus labios hinchados de tantos besos, tu cabello deshordenado, su más que endurecido bulto y esa mirada depredadora, ¿qué más se puede pedir, si está es la visión de un hombre hambriento y sabes que la comida no es otra que tú mismo?
Merlín nos ampare a mi culo y a mí sabiendo todo lo que podías lograr con un poco de imaginación.
Pero está vez no sucedería así, hoy eras mío.

-Vamos dentro pervertido-dije sonriendo travieso, sabía que picarías por la confrontación verbal, nunca te habías negado.

Así fue, una sonrisa y una nalgada mientras salía para abrir el garaje era mi recompenza.

Te esperé en la puerta, la sonrisa en mi rostro no podía desaparecer, no en ese momento al menos, no teniendo todo de ti aunque solo fuera en esos ratos. Llegaste y me devoraste, casí queriendo que me fundiese en la madera de la puerta me apretabas contra ella y no, no te detuve, lo deseaba, más que eso lo ansíaba. Tome tu nuca, brinque mientras me tomabas en tus brazos fuertes cargando mi cuerpo, solo pude separarme de tu boca para gemir abiertamente cuando te sentí contra mi culo y de paso te daba acceso a mi cuello, sintiendo cómo harías marcas que por dignidad debería borrar en la mañana antes de ir a trabajar o simplemente ignorar lo que todos pensaran de mí como siempre.

Más esa no era mi intención, así que, aunque tu fuerza bruta estuviera atrayendo mi cordura hoy no era el día, sin más baje y me despegue.
Por un momento vi la confusión marcando algo sobre la lujuria en tus ojos, pero mi mano sobre la tuya, guiando el camino hacía el sofá dio más explicaciones.

Te pegaste a mí cuerpo nuevamente, no dando tregua al aire entre nosotros, lamías, mordías y succionabas mi cuello, nuca, también aquello que tu mismo exponías de mis hombros al hacer aun lado la camisa, que por estorbosa terminaste casi arrancando haciendo que subiera mis brazos.

-Sientate- dije simplemente empujando tu caliente cuerpo al asiento, sin esperar más o que tuvieras tiempo de reaccionar desabroche tu jean, halandolo sobre tus caderas obteniendo algo de tu ayuda para dejarlo hasta tus tobillos, ahí, apresando tus piernas y exponiendo tus vergüenzas.

Algo desconocido para mí inundo tu ojos, la sobras en ellos eran nuevas, no logre comprender que llegabas a niveles insospechados de placer o tal vez necesidad, sino hasta mucho después. Aunque sabía que gran parte era la anticipación por lo que te haría, lo dijiste, aun a pesar del tiempo muchas cosas más lo sigues afirmando...

Acaricié tus muslos, subí con besos por ellos, descubriendo tu abdomen para juguetear con tu ombligo, tu respiración se perdía y tu mirada solo pedía a gritos que te tomará. No hacíendo esperar más a mi hombre ni mis antojos, con delicadeza mas firmemente me hice con la base de aquel bello pedazo de carne, rojisa, caliente y babeante.
Te miré fijamente, suspirando y cual gatito te prove, despacio me saboree tu escencia antes de llevarte profundo en mi boca; sabía tu reacción pero deseaba verla, cerraste los ojos gimiendo completamente, cerrando las manos en puños a los lados de tu cadera, arqueando un poco tu espalda.
Succione y me aleje lo suficiente para regresar llevándote más profundo hasta mi garganta, mi lengua no se quedaa quiera a pesar del poco espacio sabía que hacía estagos en tu vena, en esa zona del frenillo; retirandome denuevo solo succione cortas veces ese hinchado glade.


-Vamos... Me encantas tus mamadas-decías acariciando mis hombros, mejillas, jalando un poco mi cabello cuando traviesamente pasaba suave mis dientes. Aun no tienes idea que esas vulgaridades salidas de tu boca en momentos así solo lograban encender más el fuego corriendo por mis venas; y espero nunca lo sepas.


Me deje ir sobre mis atenciones sabíendo que no tardarías mucho, pero no queriendo que ese fuera el final.
Al tenerte cual masa temblorosa, el orgullo pintaba mi más picara sonrisa, así que me desnude lentamente, torturando tu necesidad y dando tiempo a calmar la mía propia. Quería que fueras testigo del magnifico ser que tenías en tus manos, a tu disposición, sin pena, sin reclamos ni exigencias; tu mirada nunca había sido tu fuerte para ocultar las cosas de mí, así lograba saber mas de lo que podías decir.

Tus secretos se revelaban, pero ya no los quería saber, por eso no esperé más y montandote a horcajadas, tome tu rostro en un beso deseoso, salvaje; mientras mis manos tocaban tu miembro llevandolo al paraíso caliente que era mi agujero.
Si, así hay que decirlo, vulgar, mi agujero llenado por tu verga.
Intentaste detnerme, no te habías dado el placer de prepararme de lubricarme, pero esa tarde yo no lo quería así.
Me senté de golpe, tomando la mitad de ti de una, mi cadera parecía quebrarse, mis piernas temblaban y mi mente rogaba por aun tener habilidad para caminar al terminar aquello. Esa tarde serías mío, necesitaba sentirte, que el dolor me dijera los siguientes días que no eran imaginaciones mías todo lo que tus ojos decían en esos secretos momentos.
Una lágrima solitaria bajo por mi mejilla, mientras me apoyaba en tu pecho bajando hasta que mis nalgas estuvieron sobre ti. Te sentía latir dentro o tal vez era mi dolor, no lo sé ni lo sabré; podía sentir tus bolas duras contra mi piel que se erizaba acada jadeante respiración.
Acariciabas mis caderas, subiendo por mi espalda, con tus ojos llamando a mis labios a que se hicieran con los tuyos en una guerra sin ganador y así, mientras te besaba perdido en las sensaciones mis caderas sabían que hacer moviéndose suave sobre ti; inundando mis entrañas de calor, extendiendolo por cada rincón de mi cuerpo...
Mordíste mi hombro, arañaste mis nalgas en un segundo de completo desenfreno me tomaste, apoyando mis manos sobre el respaldo y fijando firmes mis rodillas te deje joderme; mi miembro humedo se aplastaba contra tu duro pecho haciendo con cada movimiento que estuviera más cerca de llegar.
Y tan bien me conocías que en un giro de tu cadera lograste encontrar ese punto de placer que aparte de hacerme gritar desencadeno un clímax brutal, manchando tu pecho, algunas gotas llegaron hasta tu barbilla, entre la nube pude jurar ver que lamías lo más cerca a tu boca...

Esperando lo inevitable y la paz de aquel fuego, mordiste mi antebrazo izquierdo, apretaste mis nalgas fuertemente separandolas al tiempo que te enterrabas firme, manchando mis entrañas con tu semilla.

Me sostuve un momento, respirando tratando de calmar mi agitación.
Lentamente, sabiendo que algún daño iba a causar mañana mi salvajismo me hice aun lado apretando fuerte para no manchar el sofá.


-Espero te haya gustado- dije firme y un poco ronco, aun no entendía como lograbas hacerme gemir tanto.

-Eres el mejor en esto Draco, nadie hace un oral como tú-tu voz ronca y agotada, tus ojos cerrados, tus manos acariciando mis cabellos.

-Lo sé, ahora debes irte-suspirando y esperando que mi voz sonará firme inicié. -La comadreja debe estar buscando tu trasero por todos lados y no quiero que se atreva a venir de nuevo a mi casa.

-Agradece que ese día ya me había ido y pude advertirte cuando vi que se apareció cerca-dijiste en tono neutro, parecía que no habías entendido que esa tarde te había dado todo, hasta había demostrado hasta donde eras mío, pero no más, estar oculto nunca había sido mi fuerte y no lo iba a estar por nadie más.


-Como sea... Ya no quiero tu trasero más por aquí. Me canse de todo esto... ya no es divertido-te logre decir, tus penetrantes ojos me miraban, podía jurar que tu expresión era de sospechoso asombro. -No quiero que regreses. No quiero que te hacerques y la amistad que hubo podremos mantenerla pero solo en eso. Espero disfrutarás lo último de estas escapadas...

-¡Maldita sea Draco! No pudes terminar esto, lo deseas tanto cómo yo-interrumpiste mis motivos para terminar.

-Puede ser que al inició así fuera, ahora solo es raro y no se siente igual... Ya no puedo jugar a los amores secretos contigo, ya no quiero. Fin de la historia. Ahora vete o haré que mi elfo te saque a patadas.

-Si así lo quieres, solo no vengas después roando algo de atención...

-Descuida Severus, no lo haré-dije con mi sonrisa petulante de medio lado.


Te vi acomodar tu ropa, salir hecho un húracan por mi puerta sin siquiera dignarte a cerrarla, abriste el garaje mediante magia sin importar los vecinos.
Esa tarde te deseaba, más que a nadie.
Mis palabras de afecto seguían atascadas en mi garganta, no podía decirlas pues él no lo hacías tampoco y sabiendo que no sentía nada era mejor terminar.
Habías sido un húracan en mi vida y como llegaste, así tenías que irte.
No iba seguir ocultando mis necesidades de una relación duradera, sabiendo que no podáis dar lo que yo deseba, esa tarde le deje ir, así sin reclamos, sin ofensas más que parte de la verdad.
Pronto las lágrimas mojaron mis ojos, pero no las dejaría salir, ya no sufriría más por él. Si bien yo no podría decirle nunca "Te amo", él no podía darme mi lugar, no existiendo Potter en nuestro camino, con sus ojos que evitaban dejar amores pasados en eso, en el pasado.
Esa tarde también sabrías que tus amadas esmeraldas dejarían de excistir con un antiguo hechizo de magia negra sobre sus anteojos y el amor se perdería...
La sonrisa pinto su rostro mientras entraba en la bañera dejando que el agua templara sus penas... Nadie sabría lo que había hecho, al día siguiente tomaría un traslador hacía su nuevo trabajo, sin que lograran, seguirlo no hasta esos lugares abandonados por la humanidad.
Esa tarde le ame como sabía no lo haría con nadie más, era mi despedida, nuestra despedida pues mi dignidad había aguantado suficiente y aunque doliera, podríamos superarlo.

 

Al menos lo haría sabiendo que había cumplido sus oscuros deseos.

 

Fin.

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, sino pues nee... 
Y si sii... pues un cometario, si alguna falta de horrorgrafía se me escapo, lo siento. voy llegando de un turno extra de noche y no podía dormir hasta que no sacará esta hermosura de mi cabecita loca.

Momentos difíciles pero le soy fiel a escribir y al yaoi.

¡See you!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).