Tetsuya sintió el fuerte golpe de calor y la sensación de humedad en su intimidad cuando el pequeño pelirrojo salió de la tienda… no podía ser… su alfa era un niño.
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Tetsuya era un omega bastante inusual, su primer celo había sido a los 18 años, recién cumplidos seis meses atrás, era buen estudiante, bastante observador, poco sociable, buen artista pero pésimo deportista, aun peor que deportista era un malísimo cocinero y de no ser porque había ciertos días en que su cuerpo segregaba hormonas para atraer a su pareja el prácticamente era invisible. El deseo por el sexo nunca había llegado a su cuerpo, Hyuga, su sempai de la escuela y pareja de Teppei le había explicado que el deseo por sexo solo llegaría cuando encotrara a su destinado, si dependiera de Tetsuya esperaba que nunca llegara. No sabía porque todos se volvían estúpidos una vez se emparejaban, perdían su libertad y autonomía tan solo para complacer los deseos de otro ser humano que por mero capricho de algo llamado destino tenía que ser tu pareja. Simplemente no lo entendía.
El mismo Hyuga era el ejemplo más claro de esto… había conocido a Teppei a los 15, cuando entraron a la preparatoria, y todo su mal humor, todo el temor que traspiraba con tan solo llegar a un lugar se había evaporado cual espuma en el mar para ser un torpe bobalicón que no dejaba de sonreír, sonrojarse y tartamudear estúpidamente en la presencia de su pareja.
Tetsuya nunca iba a pasar por eso… él era un omega inteligente, que se quería superar, tenía un valioso futuro que alcanzar y metas que cumplir, si su alfa apareciera no se dejaría someter. Los omegas no tenían que ser sumisos, no sabía quién había escrito esa estúpida regla pero que le dieran.
Vio el bloque de departamentos en el que actualmente vivía. Al ser estudiante de preparatoria se había tenido que mudar solo a un hogar cerca de la escuela, su abuela y sus padres le apoyaban económicamente y los fines de semana iba a visitarlos…
Los extrañaba, sobre todo la rica comida casera de su madre pero el comer comida empaquetada o rápida iba a ser un pago que muy gustosamente Tetsuya iba a pagar si eso significaba crecer y alcanzar sus metas más rápido.
Al salir de la tienda con los onigiri y él te verde que serían su cena sus narinas fueron catastróficamente golpeadas por el maravilloso aroma… era embriagador, como tierra húmeda en un día caluroso, atrayente, excitante… Tetsuya se estaba excitando sexualmente…
Cayó en sus rodillas tratando de ocultar su vergonzosa erección, respiro profundamente tratando de calmarse pero el aroma le emborrachaba más y más… era una compulsión que le llamaba, que le sometía, que le exigía entregarse.
-onii- san… ¿te lastimaste? ¿Estás bien?-
Tetsuya casi gimió cuando una cálida y pequeña mano toco su hombro. Quería que le tocara más, ser abrazado, besado, follado… hasta que lo vio…
Toda la excitación que había subido en su cuerpo como lava ardiente de manera súbita cambio a vergüenza… pura vergüenza humillante, no podía ser, frente a él había un pequeño niño de no más de 10 años, de mirada y cabello borgoña, un tigre pudo olfatear en el aire… y ese tigre era su pareja… su alfa, su destinado era un niño pequeño de 10 años.
Hyuga se sorprendió de ver lo lúgubre del lugar, normalmente el departamento de Tetsuya era un lugar lleno de luz, con alguna música o algún partido transmitiéndose en la pantalla, ahora todo yacía en silencio sepulcral, con las luces apagadas, la única que estaba encendida era la del baño y Hyuga bien podría imaginarse el por qué.
No era fácil ser un omega, hasta antes de conocer a Teppei él había maldecido también su condición omega. Todo el tiempo pensaba que él no era débil, que no se sometería a alguien y menos aún podría amar a algún desconocido… que equivocado había estado.
Su primer celo había sido a los 13 años, estúpidamente casi un niño… más de un alfa le había perseguido por toda la escuela hasta que, gracias a la ayuda de su mejor amiga Riko habían llegado a la enfermería en donde le habían proporcionado un supresor de aroma que le haría pasar desapercibido para los alfas.
Fue el mismo que uso hasta entrar a la preparatoria en donde accidentalmente había chocado con su ahora pareja Teppei.
Hyuga nunca podría explicar que es lo que había pasado… pero cuando su mirada y la de su castaña pareja se encontraron una serie de emociones que normalmente ocultaba salieron con fuerza explosiva.
Era como si los dos se complementaran, una sola mirada le basto a Hyuga para saber que Teppei se amoldaría y le llenaría en muchos aspectos…
El supresor de aroma no fue necesario a partir de ese momento… eran jóvenes, adolescentes, estúpidos y hormonales. Así que fue perfectamente natural para ellos que tras una sola mirada Teppei reclamara lo que el destino le había regalado.
Corrieron con urgencia al departamento de Hyuga, con gruñidos, caricias, besos y jalones desesperados los dos caminaron rumbo a la habitación, riéndose como dos niños con juguete nuevo, avergonzándose de tocar el cuerpo ajeno pero entusiasmándose de ver la excitación del otro…
A Hyuga casi se le salen los ojos de ver la erección de su destinado… seguro iba a doler… pero la naturaleza sabia, la naturaleza no se iba a equivocar en darle una pareja tan grande si él no lo iba a aguantar.
Y no se había equivocado… su ano se había dilatado tanto y estaba tan húmedo que sabía que los dos estaban en el lugar, el momento y con la persona correcta.
Teppei pese a ser un alfa de más de 1.90 y con todo enorme era un amante muy tierno y cariñoso… a Hyuga el destino le había dado cachetada con guante blanco… uno nunca debía decir “de esta agua no beberé”… despues de todo… el camino es muy largo.
Por eso había cogido cierto aire paternal hacia Tetsuya… el pequeño omega le recordaba a su “yo” pasado así que sabía más o menos lo que pasaría cuando el ojiazul encontrara a su alfa.
Tetsuya salió del sanitario con las mejillas sonrojadas y la mirada vidriosa… si no fuera porque el mismo Hyuga era un omega emparejado se hubiera lanzado por el culo del omega y lo hubiera follado hasta preñarlo.
-te vez fatal…-
Tetsuya se sonrojo… todos los gestos que hacia le daban una apariencia tan sensual que Hyuga sinceramente empezaba a temer por la virtud de su amigo.
-toma… tomate los supresores o algún alfa te olerá y seguro te viola…-
El pequeño ojiazul no dijo ni una palabra, estaba tan avergonzado aun, tomo la píldora, un vaso de jugo y tomo su medicamento. El efecto fue casi inmediato, la excitación sexual también disminuía un poco con los supresores básicos, si estuviera en la misma situación de Hyuga de tener una pareja estable tendría que ir con el médico para que ajustara la dosis de los supresores para evitar un embarazo… pero como su pareja era apenas un niño…
-entonces… encontraste a tu pareja…- aventuro Hyuga mientras tomaba un vaso y se servía jugo.
El ojiazul le guio a su pequeña sala de estar en donde se sentaron, Tetsuya suspiro totalmente derrotado.
-lo encontré… -
-¿y el problema es…?- Hyuga no era curioso o metiche pero que te llamaran a las 8 de la noche totalmente desesperados pidiéndote de favor que les llevaras supresores … tenía que saber todo a lujo de detalle o si no no podría dormir en paz.
-el problema es… que es un niño de 10 años…-
Los labios de Hyuga se hicieron una O perfecta… valla… eso debía ser una burla cruel del destino.
-apenas lo vi y me di tanto asco de mí mismo que tuve la entereza suficiente para regresar aquí… pero … con tan solo recordar su aroma me excito tanto…-
Un fuerte escalofrió recorrió el cuerpo de Tetsuya. Cuando había visto al pequeño pelirrojo con sus mejillas aun redondeadas por la niñez, sus grandes ojos curiosos se había sentido tan enfermo, tan sucio, tan impuro por tener ese deseo sexual por un niño inocente que había tenido la fuerza para regresar a su departamento, le había llamado a Hyuga desesperado puesto que sus supresores se habían acabado y rápidamente había entrado al baño, donde debajo de la regadera se había masturbado tan fuerte y duro que ahora estaba dolorido.
-los supresores te ayudaran… pero será mejor que no le veas mucho… el deseo sexual podría aumentar tanto que puede que te salgas de control, no olvides tomarlos, tu aroma atraerá a mas machos, mañana falta a la escuela y en cuanto terminen las clases iremos con Midorima-sensei para que te medique… tienes que ser fuerte…-
La triste sonrisa de Hyuga le dio un poco de ánimos a Tetsuya, no era fácil estar en su situación, tener a tu pareja y no poder tocarla, besarla, hacer el amor con ella.
Era como si estuvieras es un árido desierto y frente a ti un gran oasis al que no pudieras entrar…
Eso era crueldad.
Tetsuya despertó al día siguiente con esa extraña sensación de que algo faltaba a su vida, resignado a que lo que faltaba no lo podía tener en estos momentos termino de vestirse, preparo su escaso desayuno y arreglo su pequeño hogar esperando que diera la hora del termino de clases para ir con el medico…
Si su pareja fuera solo 5 años más grande…
Cuando su timbre sonó y lo trajo de Babia pensó que era extraño que alguien viniera a buscarlo tan temprano, cuando abrió la puerta y se topó con la hermosa rubia, digna a un concurso de belleza y el guapo moreno a su lado se preguntó si no estaría siendo víctima de una broma.
-oh… perdón por molestar…- el tono de la rubia era claramente extranjero, Tetsuya les saludo para tratar de quitar la tensión del momento.
-hola…- el moreno abrazo a su hermana celosamente.
-mis hermanos y yo nos mudamos ayer, vivimos en el 503, espero que seamos buenos vecinos…-
La rubia hablaba fluido, tenía un aura atrayente que a Tetsuya se le hizo terroríficamente familiar. Era como si…
-él es mi hermano menor Tetsuya… y este es…- la rubia giro a todos lados en busca de alguien más, al encontrarlo le llamo. Tetsu, quien no había salido de su departamento escucho los pasos infantiles corriendo por el pasillo.
-este es mi hermano menor Taiga y yo soy Alexandra… mucho gusto…-
Tetsuya sintió la ola de excitación en su cuerpo apenas, al parecer los supresores funcionaban bien, el deseo estaba ahí, sabía que de ser correctamente estimulado aumentaría pero como no iba a pasar nada en ese momento el cosquilleo fue mínimo.
-yo soy Kuroko Tetsuya… mucho gusto…-
Los tres hermanos no se parecían en nada, pero a su manera eran muy apuestos, Tetsuya ya se podía imaginar a Taiga en su versión adulta, por su complexión se veía que iba a ser algo, muy alto…
-¿ya estás bien oni-san?-
Al parecer Taiga se había realmente preocupado por su primer encuentro, Tetsuya se apresuró a explicarles a los jóvenes que miraban a su hermanito con gesto curioso.
-sí, lo siento… ayer sufrí un poco de anemia y Taiga-kun me encontró…-
La rubia abrazo a su hermano menor con gesto orgulloso.
-recuerda que tienes que avisarle a un adulto cuando pase algo así… -
Y así la deprimente vida de Tetsuya se volvía cada vez más y más deprimente, su pareja era un niño de 10 años, con dos hermanos mayores sobreprotectores que vivían en su mismo edificio y él tendría que controlarse pues era un adulto responsable…
El medico había ajustado la dosis de su medicamento, recomendándole tener sexo con algún beta para desfogar toda la tensión y evitar el acumulo de hormonas, obviamente Tetsuya no lo iba a hacer, ahora que conocía a su pareja algo en él había cambiado, su cuerpo ya no era suyo… su deseo era satisfacer a su pareja, quería abrazarlo... conocerlo, mimarlo… y como era un niño fue perfectamente normal para Tetsuya que los dos hermanos varones de esa pequeña familia le visitaran con frecuencia a jugar en su consola e invitarles dulces. Podía hacerlo, podía aguantar el deseo mientras compartía tiempo con su pequeño alfa…