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Pasado oculto por LuisitoTiernoTuw

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Notas del fanfic:

Los personajes no nos pertenecen, son propiedad de Eiichiro Oda. Nosotras sólo los hemos tomado prestado para crear esta pequeña historia sin fines de sacar provecho de ella.

TRAMA Y DESARROLLO DE LA HISTORIA: Karen.

ESCRITURA: Azumi.

Notas del capitulo:

Zumi: ¡Hola! ¡Hola! ¡Hemos vuelto primores!

Karen: esperamos que disfruten esta historia ^^

Zumi: la historia se verá algo lenta al principio, pero será mucho más intensa.

Karen: y habrán partes que con el tiempo serán aclaradas, así que sin más, ¡Disfruten!

Zumi: ¡A leer!

— ¡Devuélvemelo! ¡Por favor! ¡No se lo lleven! ¡Qué alguien me ayude! ¡¡NO!! - último grito que salió de sus labios al ver como se llevaban a su único hijo, luego sólo llanto de tristeza y culpa era lo que se hacía escuchar al haberle sucedido la pesadilla de toda madre: arrebatarle a su hijo de los brazos sin poder hacer nada para impedirlo -

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— ¡Luffy! ¡Despierta! ¡Llegarás tarde al colegio! -

Ace nunca fue bueno para madrugar y, ahora que tenía que hacerlo, le frustraba de sobremanera. Por culpa de su manía de dormir más de lo normal, siempre se levantaba tarde y con el hermano menor que tenía, que era igual de dormilón que él, era más frustrante todavía al ser él quien lo llevase al colegio para después dirigirse a la universidad.

Ace era un joven de veinte años bastante apuesto, de cabellos y ojos negros, tez blanca, cuerpo muy bien ejercitado y en sus mejillas relucían unas adorables pecas que sin duda llamaban la atención.

Entró de golpe a una habitación y encendió la luz en el acto. Un cuerpo envuelto en sábanas blancas, se removió en el colchón sintiendo como la luz quemaba sus ojos.

— ¡No quiero ir! ¡Me duele el estómago! - se quejó enrollándose aún más en sus tibias y blancas sábanas con la intención de seguir durmiendo -

— ¡Y yo nací ayer! - soltó sarcástico el pecoso al momento que haló la sábana dejando al descubierto a un niño de tan sólo diez años de edad de cabellos y ojos negros y un aspecto facial bastante inocente -

— ¡Ace! ¡Quiero dormir! - se quejó nuevamente tanteando la cama en busca de su sábana -

— ¡Nada de eso! - tomó al pequeño soñoliento en los brazos y lo desvistió para llevarlo al baño dándole una ducha rápida -

Cuando estuvo listo, llegaron a la cocina donde se encontraron con Mihawk, un pelinegro de amarillos ojos, tomando tranquilamente el desayuno y con Shanks, un hombre de cabellos rojos, adornados por un sombrero de paja, y de ojos café concinando con una sonrisa.

— ¡Shanks! ¡El desayuno de Luffy! - exigió el pecoso entrando como alma que se lleva el diablo, mientras sostenía con fuerza la muñeca del menor -

— ¡Sale en un segundo! - informó el pelirrojo sirviendo en un plato — ¡Aquí está! - colocó la comida en la mesa para seguir atendiendo las estufas -

Ace obligó a Luffy a comer rápidamente, llenando la boca del menor sin siquiera darle la oportunidad de tragar como se debe.

— ¡Agce! ¡Ehgta galfehnjte! - habló Luffy con la boca llena, tanto que no se le entendió nada de lo que dijo; sin embargo, el pecoso pudo entender con claridad aquellas palabras -

— ¡Te aguantas! ¡No hay tiempo para enfriarla! - cuando entró la última cucharada en la boca de Luffy, Ace se levantó y tomó nuevamente al menor de la muñeca sin ningún tipo de cuidado — ¡Listo! ¡Nos fuimos! ¡Adiós Shanks! ¡Adiós Mihawk! - se despidió mientras corría a la salida -

— ¡Adiós! - respondió el pelinegro tranquilamente -

— ¡Adiós! ¡Se me cuidan! - le siguió Shanks escuchando como la puerta se cerraba -

— Siempre es lo mismo con esos dos - opinó el ojiamarillo con un semblante frío -

— ¡Da-ha, ha, ha, ha! ¡A mí me divierten! - rió Shanks colocándose detrás de Mihawk y abrazándolo por los hombros mientras descansaba su mentón en la cabeza del pelinegro — aunque, nada de esto ocurría cuando Sabo estaba aquí - agregó pasando sus brazos por debajo de las axilas del otro y llevando su mentón al hombro izquierdo del mismo -

— Él sí sabía lo que era madrugar - llevó un bocado a su boca recostando su cabeza en el hombro derecho de Shanks que quedó tras de él -

— Sí sabe lo que es la madrugar, no hables en tiempo pasado -

— Llevo tiempo sin verlo, no sé si aún es puntual o si tomó la manía de sus hermanos - explicó el ojiamarillo llevándose otro bocado a la boca -

— Sí, pero aún así - respondió jugando con el anillo dorado que Mihawk llevaba puesto en el dedo anular de su mano izquierda -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— Bien Luffy, ¿Traes todo? ¿Cuadernos? ¿Libros? - preguntaba el pecoso a la altura del menor -

— ¿No debiste preguntar eso antes de salir de la casa? - cuestionó Luffy con una ceja alzada -

— ¡Sí! ¡Pero no me dio tiempo! ¿Traes todo? - reiteró el mayor recibiendo un asentimiento de cabeza — bien, estaré aquí a las once y cuarto, si se hacen las doce y aún no he llegado me esperas dentro del aula, no salgas bajo ningún motivo, ¿Bien? - Luffy asintió de nuevo con tranquilidad — okey, mmm… cuídate, presta atención, obedece a los profesores, si los mocosos te molestan me avisas, no uses drogas, robar es malo y… creo que es todo, adiós y pórtate bien - alborotó los cabellos negros de su hermano como despedida para subir de nuevo al auto y conducir rumbo a la universidad -

El menor sólo agitó la mano y entró al colegio con una gran sonrisa, (nadie se imaginaría que en la mañana se quejaba por ir a clases).

— ¡Oye! ¡Tú! - escuchó de lejos, pero decidió no prestarle atención y continuar su camino — ¡Oye! ¡El que tiene dos papás! - al ser pronunciadas esas palabras se detuvo y giró su rostro para atender el llamado, sabiendo claramente que se referían a él. Tres niños se acercaron con una sonrisa burlona y mirada de superioridad — dime fenómeno, ¿Qué se siente tener dos maricas como padres? - rió contagiando a sus amigos -

— Podría yo preguntarle a tu madre lo mismo, pero en vez de “padre” sería “hijo” - respondió sin desvanecer su sonrisa haciendo enfadar al otro -

— ¡Eres un subnormal! ¡¿Lo sabías?! - gritó enfadado y mirando desafiante a Luffy -

— Y tú eres demasiado común - al chico se le subieron los humos a la cabeza con aquellas palabras — además, mis padres me dejan estar desnudo por la casa porque todos somos hombres, a ti no - mostró su lengua y continuó su camino dejando tras de él a tres chiquillos enfadados -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un largo día en la universidad. Estudiar leyes era bastante agotador, pero no se quejaba, estaba feliz de poder seguir los pasos de su padre Mihawk, desde pequeño lo vio como un ejemplo a seguir.

Subió a su auto y condujo a la escuela de su hermano menor mientras su mente divagaba entre pensamientos, teniendo como protagonista a alguien más.

— Sabo, ¿Qué estarás haciendo en estos momentos? - preguntó al aire sabiendo que no iba a recibir respuesta alguna. Se detuvo en semáforo rojo y esperó pacientemente a que cambiara de color — no tienes ni idea de cuanto me alegras que vuelvas hoy - sonrió con amplitud con sólo pensar en su amigo -

Cuando vio la luz verde, pisó el acelerador para continuar su camino.

Estacionó el auto y se bajó de éste yendo inmediatamente al aula donde su hermano veía clases. Se asomó por la puerta y lo vio sentado en su asiento, callado y jugando con sus dedos sobre la mesa. Aún habían niños en el salón y todos conversando, todos menos Luffy y Ace sabía exactamente el motivo de aquella soledad.

— ¡Luffy! -

El menor oyó el llamado y sonrió enormemente, como era típico de él. Tomó su bolso y corrió a donde estaba el pecoso, abrazándolo por la cintura al llegar.

— ¡Ace! - el mayor sonrió y alborotó los cabellos de su hermano menor -

— Vámonos - Luffy asintió y juntos se dirigieron al auto — ¿Cómo te fue? - preguntó mientras conducía rumbo a su hogar -

— Bien -

El pecoso lo observó de reojo con una mueca en la boca.

— ¿Te molestaron? - llevó de nuevo su vista al frente -

— Sí, como siempre. Me preguntaron que qué se sentía tener dos maricas como padres -

— ¿Y qué respondiste? -

— Lo que tú me dijiste que les dijera -

Ace sonrió con satisfacción.

— Bien hecho -

— Shi, shi, shi, shi - rió el pequeño -

Llegaron a la casa y antes de bajar, el menor trataba de quitarse el cinturón de seguridad con algo de desesperación. Ace lo observó extrañado ante aquella acción.

— ¡Rápido! ¡Rápido! ¡Debo ir al baño! ¡Llevo rato aguantándome! - cuando se soltó el agarre, salió del auto entrando a la casa, subió al segundo piso corriendo al sentir como si su vejiga fuera a estallar en algún momento -

Ace, entrando tras de Luffy, observó a Mihawk en el sofá con los ojos cerrados, notándose agotado.

— Ya llegamos - informó el pecoso cerrando la puerta -

— Bienvenido, ¿Fuisteis por Luffy? - preguntó sin abrir los ojos y sin haber notado, por culpa del cansancio, que su hijo menor había recién entrado corriendo -

— Sí y gracias por recordármelo - subió al segundo piso y entró a la habitación encontrando al menor desvistiéndose — Luffy - el pequeño llevó su vista al mayor al oír su nombre — ¿Por qué no fuiste al baño en tu escuela? - se acercó y lo ayudó a desnudarse -

— Porque los niños me dijeron que tenía que pagar con el dinero de mi almuerzo para poder entrar al baño y me negué, así que me aguanté hasta llegar aquí -

Ace frunció el ceño y terminó de desvestir a Luffy.

— Bien, báñate, iré a cocinar - el menor asintió con una sonrisa y fue al baño de la habitación. Ace bajó con el entrecejo totalmente arrugado y susurrando insultos — ¡Mihawk! -

— ¿Qué ocurre? Estoy aquí, no tenéis porqué gritar - se quejó el ojiamarillo sin abrir sus ojos -

— ¿Es legal matar? - preguntó el pecoso notándose el tono de furor en su voz -

— Vos ya lo debéis saber bien; No… por desgracia - susurró lo último con cierto reproche. Escuchó un bufido por parte de Ace y se digno a abrir los ojos — ¿Qué ocurre? -

— En el colegio, unos mocosos le estaban cobrando a Luffy para poder entrar al baño y se estuvo aguantando desde el receso hasta que llegó a la casa. Una de dos: o esos enanos se lo estaban haciendo a todos o la tienen agarrada con Luffy y yo me estoy guiando más por la segunda opción - Mihawk mordió su labio inferior, eso ya era sobrepasar el límite — ¡Voy a partirle la cara a esos enanos! ¿Creen que tendré piedad con ellos por ser niños? ¡No conocen a Dracule Ace! -

Mihawk se levantó del sofá y se acercó al pecoso despacio.

— No es algo que no se pueda solucionar hablando con la directiva del colegio - sugirió el ojidorado deteniendo el instinto asesino de su hijo mayor — además, no sabemos si son los mismos niños que lo molestan siempre -

— ¡Bien! - aceptó resignado — hablaré con la directiva escolar -

— No - se apresuró a decir Mihawk — dejadmelo a mí - Ace lo miró con disgusto, era obvio que el pecoso quería hacerse cargo del problema — por favor - continuó en un ligero tono de súplica -

— Bien - aceptó en un suspiro — pero, si el problema no se soluciona así, no me vayas a detener cuando vaya a partirle la cara a esos mocosos -

— Sí os detendré, sabéis que no puedo permitir que hagáis algo como eso y sé que sois capaz de hacerlo -

— ¡Bien! - reprochó con cierto toque de enojo — Por cierto, ¿Ya comiste? - Mihawk negó -

— No, sabéis que Akagami es el que cocina y no ha llegado -

— Bien, iré a cocinar yo - se dirigió a la cocina tranquilamente -

Luffy bajaba por las escaleras con su típica sonrisa y con su cabello mojado, resultado de la recién ducha que se había acabado de dar.

— Luffy - llamó Mihawk a lo que el menor se acercó a él corriendo y abriendo sus brazos de par en par, el ojiamarillo le complació cargándolo; Luffy enrolló sus piernas en las caderas de Mihawk y sus brazos alrededor de su cuello, mientras que el ojiamarillo lo sostenía por la cintura, al fin y al cabo un niño de diez años con la contextura de Luffy no pesaba mucho — los chicos que no os dejaron entrar al baño, ¿Son los mismos que siempre os molestan? - Luffy asintió notándose en su expresión que no le importaba en lo absoluto; Mihawk suspiró con pesadez, definitivamente la tenían agarrada con Luffy, su hijo menor estaba sufriendo de bullying, aunque parecía no afectarle en lo más mínimo — ¿Ya hicisteis los deberes? -

— No, aún no -

— Bien, iros a hacerlos, Ace apenas comenzó a cocinar y quizás se tarde un poco -

Luffy asintió una sola vez y se bajó de Mihawk para correr a su habitación y hacer las asignaturas escolares.

El ojiamarillo se sentó en el sofá nuevamente y masajeó sus sienes con cansancio. No le importaba que lo molestaran a él y a Shanks, siempre hicieron caso omiso a esas burlas, pero sí que molestaran a sus hijos sólo por tener dos padres y no una madre y un padre como se corresponde. Ace siempre estuvo metido en problemas por ese mismo motivo, cada vez que se burlaban de él o de sus hermanos resolvía el problema a golpes, no le sorprende que aún quisiera resolverlos de esa manera. En cuanto a Sabo y Luffy, siempre parecieron ignorar aquellos insultos y les había funcionado a la perfección. Pero parece que de sólo insultos pasaron a las acciones, como impedir que su hijo entrara al baño y provocar que se aguantara las ganas de ir por tanto tiempo. Suspiró agotado. Aveces hasta él mismo sentía la ansiedad de golpearlos y dejarlos medio muertos, pero, como buen abogado que era, no podía darse el lujo de hacer tal cosa, aunque ganas le sobraban.

Al cabo de media hora, escuchó como la puerta se abría.

— ¡Ya llegué! - escuchó la voz de su esposo pronunciar aquellas palabras -

— Bienvenido - dijo el ojiamarillo sonando todavía algo cansado -

— ¡Bienvenido! - gritó Ace desde la cocina -

Y por último:

— ¡Shaaaaaaaanks! - bajó corriendo las escaleras y abrazó al pelirrojo por la cintura — ¿Qué me trajiste? - le brillaron los ojos al preguntar -

— ¿Y tú quien eres? -

A Luffy se le cristalizaron los ojos y de forma inmediata sus lágrimas cayeron. Fue hasta donde Mihawk, se sentó en sus piernas y lo abrazó hundiendo su rostro en el cuello.

— Por favor, Akagami, no quiero oírlo llorar ahora - rogó el ojidorado -

— Era broma Luffy, ven - el pequeño sonrió de oreja a oreja y, como por arte de magia, sus lágrimas desparecieron, bajó de Mihawk y corrió a donde Shanks — te traje un chocolate - mostró el dulce al niño logrando que sus ojos brillaran. El pequeño quiso arrancarle la tableta de las manos, pero Shanks la alzó impidiendo que llevara a cabo su acción — ¿Hiciste tus deberes? - Luffy asintió con la cabeza sin dejar de ver el chocolate — déjame verlos - el niño subió corriendo a su habitación y, en un par de minutos, bajó con sus cuadernos en manos y se los entregó al pelirrojo con una gran sonrisa — bien, los revisaré después de que comamos y si están bien te daré el chocolate -

Luffy sólo asintió con una sonrisa antes de preguntar:

— ¿Me regalas tu sombrero? -

— Por enésima vez: no - respondió Shanks ganándose un puchero por parte del niño. Se acercó a Mihawk y le plantó un pequeño beso en los labios en modo de saludo — ¿Cómo a que hora llega Sabo? - preguntó a quien quisiera responderle -

— Debe estar apunto de llegar - dijo Mihawk -

— Bueno, yo me iré a dar una ducha, Mihi, ¿Vienes conmigo? -

Antes de que el pelinegro pudiera darle una respuesta, Luffy habló:

— Pero, ¿La tina no sería muy pequeña para los dos? - preguntó con ese toque de inocencia que sólo un niño posee -

— Claro… - dijo Shanks lentamente — ¿Por qué no vas a jugar para tu habitación? Te llamaremos cuando la comida esté lista - Luffy sonrió con amplitud y subió a su habitación — ¡Ace! ¡Tú te encargarás de explicarle ese tema a Luffy! -

— ¿Qué? - se quejó el pecoso desde la cocina — ¿Por qué yo? -

— Yo nunca he sido bueno para ese tipo de temas - explicó Shanks con cierto tono de vergüenza — y con lo curioso que es Luffy no dejará de preguntar y preguntar y preguntar y simplemente no podré hacerlo -

— Así que vos os encargarás de explicarle a Luffy todo y cada cosa - apoyó Mihawk -

— ¿Y por qué no lo haces tú? - reclamó de nuevo Ace -

— Si Akagami no puede hacerlo, imaginaos a mí tratando de explicarle, por lo tanto vos vais a ser el encargado -

— ¡Olvídalo! ¡Yo no lo haré! ¡Qué lo haga Sabo! - justo en ese momento, se oyó el timbre de la casa sonar por todo el lugar — ¿Lo invoqué? - preguntó el pecoso en tono juguetón -

— Así parece - le respondió Shanks mientras se dirigía a la puerta abriéndola en el acto, dejando ver a un chico rubio, con la misma edad de Ace y una cicatriz en su ojo izquierdo — ¡Sabo! ¡Bienvenido! - saludó el pelirrojo abriéndole los brazos a su hijo del medio -

— ¡Hola Shanks! - recibió el abrazo del pelirrojo con gran gusto — ¡Hola Mihawk! - saludó al ver al pelinegro sentado en el sofá -

— Sabo, bienvenido - devolvió el saludo con su semblante elegante, frío y, por supuesto, muy sofisticado -

El rubio vio salir una mano de la puerta de la cocina saludándolo.

— ¡Aquí estoy! ¡Estoy cocinando! - explicó Ace sin dejar de agitar la mano — ¡En un momento te saludo correctamente! ¡Mientras, bienvenido! -

Y como ocurrió anteriormente:

— ¡Saaaaaabooooo! - gritó Luffy bajando rápidamente las escaleras y abrazando al rubio por la cintura — ¿Qué me trajiste? -

Sabo sacó una bolsa de papitas y se la mostró. El menor con una sonrisa quiso arrancársela de las manos, pero, al igual que Shanks, Sabo se lo impidió.

— ¿Hiciste tus deberes? - preguntó el rubio a lo que Luffy asintió — déjame verlos - el niño señaló a Shanks, quien tenía sus cuadernos -

— Aún no los he revisado - informó el pelirrojo -

— Bien, cuando Shanks los revise y si están bien, te doy las papitas - el niño asintió rápidamente -

— Shanks, revísalos - ordenó Luffy con gran autoridad -

— Olvídalo, te dije que después de comer y es mejor que me vaya a duchar de una buena vez, estoy sudoroso -

— Y apestas - agregó Mihawk logrando las risas de Ace y Sabo -

— Wa-ha-ha - rió sarcástico el pelirrojo imitando la risa de su esposo -

— ¡Estoy hambriento! - expresó Sabo de repente — ¿Aún no está la comida? -

— Acabo de comenzar - respondió Ace — estuviese casi lista si Mihawk cocinara - reclamó con cierto tono de reproche -

— ¡No lo dejes cocinar! - gritó Shanks de repente como si de algo grave se tratara y asustando a todos los presentes — no sé como, pero si Mihi hierve agua ésta “se pasa de cocción” y se quema -

— ¡Exageráis! - protestó Mihawk -

— ¿Exagero? ¡La última vez que cocinaste casi quemas todo! ¡Salía humo de las ventanas! ¡¡Los bomberos vinieron!! - gritó sin importarle si estaba o no avergonzando a su esposo -

— ¿En serio? - preguntó un divertido Sabo muy entretenido con la discusión -

— Sí, pasó antes de tenerlos a ustedes tres, Mihi es un peligro en la cocina, cuando él entra para allá deberías comenzar a escribir tu testamento y rezar tu última oración -

— ¡Iros a duchar! - ordenó el ojiamarillo más serio de lo normal -

— ¡Como ordene, su majestad! - se inclinó de manera exagerada hacia Mihawk para luego subir las escaleras y desparecer de la vista de todos -

— Iré a ayudar a Ace en la cocina - informó Sabo -

— Por favor - rogó el pecoso maravillado con la idea -

Sabo sonrió para comenzar a caminar directo a la cocina.

Mihawk siguió al rubio con la mirada hasta que desapareció por la puerta. No había la necesidad de ser tan listo para darse cuenta de lo que sentían esos dos por el otro.

Ya con la comida lista y servida en la mesa, todos estaban sentados comiendo. Lo que eran Ace, Luffy y Shanks comían como si fuera la última comida que fuesen a saborear, Sabo también comía un poco veloz pero mucho más ordenado, el único que parecía saber lo que era la masticación, la deglución y el buen uso de los cubiertos ahí, era Mihawk, quien comía con mucha calma sin prestarle atención al alboroto y a todo el ruido que provocaba su familia.

— Por cierto, Luffy - habló el rubio presente captando la atención del menor — ¿Cómo te va en el colegio? -

— ¡Bien! - respondió el pequeño de manera simple y sin enredos -

— ¿No tienes algo más que agregar? - preguntó Ace notándose el disgusto en su tono de voz, confundiendo al menor de inmediato -

— ¿A qué te refieres? - se interesó Shanks llevándose un trago de su cerveza -

— Lo volvieron a molestar esos mocosos de miércoles - se quejó el pecoso con rabia -

— ¿Otra vez? - habló Shanks con cierto toque de disgusto — ¿Qué no piensan dejarlo en paz de una vez? -

— ¿Qué le hicieron? - preguntó esta vez el rubio -

— No lo dejaron entrar al baño y se estuvo aguantando las ganas desde el receso hasta que llegó a la casa - explicó Ace sin dejar de lado su tono enojado -

— ¿En serio? - expresó el pelirrojo suspirando y enredando sus dedos en su melena — ¡Esta situación me volverá loco! - llevó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, algo que Luffy aprovechó para robar comida de su plato -

— Akagami, vuestra comida está desapareciendo - le informó el ojidorado -

— ¡Luffy! - gritó el pelirrojo deteniendo el asalto de su hijo menor -

— ¿Y no se puede hacer algo? - preguntó Sabo preocupado -

— Yo tenía pensado romperles la cara, pero Mihawk dijo que hablaría con la directiva escolar - respondió el pecoso -

— Ya veo… - susurró Sabo notándose pensativo -

— Y no sólo eso - agregó Luffy captando la atención de todos — también me preguntaron que qué se sentía tener dos maricas como padres -

La cara de enojo y de disgusto de Shanks no se hizo esperar, Sabo sólo suspiró resignado, Ace torció la boca con desgano y Mihawk no se inmutó en lo más mínimo.

— ¿Y qué les dijiste? - preguntó Sabo a lo que Ace se tensó y tragó grueso -

El pecoso disimuladamente le lanzaba señas a Luffy con el dedo índice sobre sus labios para que éste no hablara de más, pero el menor no captó ninguna de esas señales.

— Lo que Ace me dijo que les dijera - respondió el niño sin percatase de la situación en la que estaba poniendo a su hermano mayor -

Todas las miradas se posaron en el pecoso, quien aún trataba de que Luffy captara los ademanes y cerrara la boca de una vez. Al tener la vista de los presentes encima, todos pudieron notar las señales del pecoso, todos menos el que Ace quería que las notara: Luffy.

— ¿Y qué os dijo vuestro hermano que os dijerais? - preguntó Mihawk entrelazando sus dedos sobre la mesa sin dejar de ver a Ace -

Esa pregunta aumentó las señales y los nervios del pecoso.

— Me dijo que si me decían eso, les respondiera: podría yo preguntarle lo mismo a tú mamá, pero sería “hijo” en vez de “padres” -

Todos voltearon a ver al pecoso con el ceño fruncido, aunque Shanks sólo lo hacía para no ganarse un regaño por parte de Mihawk, de hecho, el pelirrojo intentaba aguantar la risa ante la respuesta que Ace le pidió a Luffy decir para defenderse.

— Ace… - pronunció Mihawk despacio -

— ¡No me juzguen! - se apresuró a decir — ¡Luffy de algún modo tiene que defenderse de las palabrerías de esos mocosos! -

— Pero responder a esas palabrerías, como decís vos, puede provocar la ira de aquellos niños y de sólo “palabrerías” pueden cambiar a las acciones, esta vez no lo dejaron entrar al baño, la próxima vez puede hacer enfadar más a los niños y pasar a la violencia, vos os sabíais defender, pero Luffy no, lo mejor es ignorar esas palabras cuando se la digan - sentenció el ojidorado con su típica seriedad -

— Estoy de acuerdo con Mihi - habló Shanks — los niños podrían perder la cordura y atacar a Luffy y no quiero que mi hijo llegue con un ojo morado y chorreando sangre por la nariz, porque ahí sí me atacará mi instinto asesino y terminaré en la cárcel con sentencia a muerte por arrebatarle la vida a unos niños -

— ¡Pero, hay que admitir que ignorar los insultos también pueden hacer enfadar a esos mocosos! - continuó su defensa Ace golpeando un poco fuerte la mesa — ¡Así que nos quedamos todos en las mismas! -

— ¡Oigan, oigan, oigan! - tranquilizó Sabo a su entorno alzando las manos en son de paz, como si estuviese deteniendo una pelea de cuerpo a cuerpo — habrá tiempo para resolver ese problema después, llevo algún tiempo lejos de esta casa y no quiero que mi regreso sea viéndolo discutir a ustedes tres sobre que es mejor o no, mejor vamos a tranquilizarnos y seguir comiendo, que Luffy aprovechó la discusión de ustedes tres para robarles la comida -

— ¡Luffy! - gritaron Shanks y Ace al unísono al ver sus platos casi vacío -

Mihawk sólo continuó comiendo con tranquilidad pensando en la situación por la que estaba pasando el menor.

— Por cierto, Luffy, ¿Quieres venir conmigo a la heladería? - preguntó Shanks al niño quien asintió rápidamente notándose feliz — así te presento al nuevo empleado -

— ¡Y me darás un helado! - ordenó el niño abriendo sus brazos -

— Bien y te daré un helado -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya terminado de comer, Shanks revisaba los deberes de Luffy, mientras éste esperaba ansioso fijando su mirada en las papitas que le compró Sabo y en el chocolate que le compró Shanks.

— Ya terminé de revisarlos - informó el pelirrojo cerrando el cuaderno — y… - se detuvo aumentando la ansiedad del pequeño — están muy bien, te ganaste tus premios - alcanzó las chucherías y se las entregó al niño, quien las tomó feliz y se fue a su habitación para comerlas y no compartirlas con nadie. Era un niño bastante egoísta -

El pelirrojo sintió la penetrante mirada de Mihawk, quien se hallaba sentado a su lado, y, de igual manera, lo observó. Se quedaron así por un rato hasta que el pelinegro lo golpeó en la frente con su dedo índice.

— ¿Qué demonios te pasa? - se quejó Shanks masajeando el lugar golpeado -

— Estoy aburrido - explicó Mihawk -

— ¿Y soy yo acaso tu entretenimiento? -

— Lo erais antes, cada vez que os decíais que estaba aburrido os ocurría miles de forma para entretenerme -

— ¿Y quieres que lo haga ahora? - preguntó un seductor Shanks acercándose peligrosamente a donde Mihawk -

— Para eso fue que os dije que estoy aburrido -

Shanks sonrió y besó los labios de su esposo con mucha intensidad, siendo correspondido.

— ¡Busquen un cuarto! ¡Traumarán a Luffy! - gritó Ace interrumpiendo el beso de sus padres -

Mihawk lo observó con enojo, mientras que Shanks sólo rió por lo bajo.

— ¡Ace, cállate y camina! - ordenó Sabo tomándolo por los hombros y guiándolo a la habitación -

Entraron, ignorando por completo que Luffy se hallaba allí comiendo sus premios. Ace se arrojó a su cama estirando su cuerpo con cansancio y Sabo se sentó al lado del pelinegro para conversar un rato con él.

— ¿Cómo te ha ido? - comenzó el rubio -

— Específica -

— En todo, en los estudios, en tu día a día, en tu vida amorosa - hizo énfasis en la última frase con una picarona sonrisa, mostrando así que era esa en la que más estaba interesado -

— En mis estudios voy bien, un poco fuerte, pero bien, en mi día a día no me puedo quejar y en mi vida amorosa… - se detuvo pensativo. Se las arregló para recostarse en las piernas del rubio y suspirar con profundidad — me gusta alguien -

— ¿En serio? - se emocionó el rubio con una amplia sonrisa — ¿Quién? -

— No te diré -

Sabo arrugó el entrecejo.

— Bien, adivinaré entonces - se decidió el rubio colocándose pensativo -

Ace sonrió de medio lado.

— Nunca adivinarás - le aseguró el pecoso -

— Lo haré - contrarrestó Sabo golpeando de manera suave la frente de Ace con su dedo índice varias veces en un sólo punto — pero, me darás pistas -

Ace alzó una ceja y sonrió.

— ¿Qué clase de pistas? -

— ¿Es chica o chico? -

Ace vaciló un momento en si responderle o no, pero al final decidió complacerlo.

— Es un chico -

— ¿Marco? - se apresuró a decir Sabo -

— ¿Cuál es el empeño de las personas en decir que Marco y yo nos gustamos? ¡Sólo somos amigos! - se quejó el pecoso negando por completo la respuesta de Sabo -

— Bueno, pareciera, además, de la amistad surgen más cosas -

— Pues no -

— ¿Lo conozco? - fue la segunda pista que pidió Sabo -

— Bastante -

Sabo sonrió y volvió a su expresión pensativa. Comenzó a mencionar nombres de los chicos que conocía recibiendo un no con todos y cada uno de los nombres que mencionaba.

— ¿Sabo? - preguntó Luffy -

— ¡Nadie te está diciendo que adivines! - gritó Ace alterado -

— Luffy, eso es ridículo, Ace y yo somos hermanos - el pecoso frunció el ceño con tristeza, pero por muy pocos segundos — ¡Vamos, Ace! ¡Dime quien es! - rogó Sabo al no atinarle a ninguno -

— Dijiste que ibas a adivinar y te oías tan seguro de tus palabras; no me decepciones -

Sabo hizo un puchero.

— Idiota - fue lo único que se le ocurrió decir al rubio -

Ace rió burlesco y se alejó de Sabo.

— ¡Shanks! - gritó Luffy saliendo de la habitación -

Ace se recostó en su cama y le hizo señal al rubio para que se acostara a su lado, siendo obedecido de inmediato.

Cuando Sabo se terminó de acostar, Ace lo abrazó fuertemente y se recostó en su pecho.

— Estás muy amoroso hoy - se burló el rubio acariciando los rebeldes cabellos del pecoso — ¿Me extrañaste durante todo este tiempo que no estuve aquí? -

— No, es sólo que mientras comíamos Mihawk me regañó; necesito que me apapachen - Sabo rió a carcajada antes de abrigar el cuerpo de Ace con sus brazos. El pecoso aumentó la intensidad del abrazo y hundió su cabeza en el cuello del otro, aspirando aquel aroma — sí te extrañé - susurró muy bajo con los ojos cerrados, pero al estar cerca del oído de Sabo, éste lo escuchó a la perfección -

— También te extrañé - susurró igualmente con los ojos cerrados -

Ace sonrió algo nostálgico antes esas palabras, hasta que recordó algo:

— Por cierto, tú serás el encargado de darle la charla a Luffy -

Sabo abrió los ojos de golpe ante eso.

— ¿Qué? ¡No! ¡Házlo tú! -

— No, todos estuvimos de acuerdo en que serías tú, fue un ecuánime - sentenció Ace con gran autoridad -

— Olvídenlo -

El pecoso rió ante eso y se aferró más al abrazo.

En otra habitación un pelirrojo y un pelinegro devoraban la boca contraria con gran desesperación. Mihawk quitó la estorbosa camisa de Shanks y sus besos descendieron al tórax de éste, bajando lentamente hasta dar con el pantalón del otro. Abrió el botón mirando seductoramente a su esposo que a su vez le devolvía una mirada llena de deseo. Cuando estuvo apunto de bajar el cierre, alguien entró de golpe obligándolos a detenerse y separarse.

— Shanks, vamos ahora para la heladería - dijo un recién llegado Luffy que, gracias a la inocencia que poseía, no se dio cuenta de lo que había acabado de interrumpir -

— Ehhmn… Luffy, ¿No puede ser dentro de una hora? - sugirió Shanks haciéndole el ademán de que se largara -

— ¡No! ¡Vamos ahorita! - tomó la muñeca de Shanks y comenzó a tirar de ella -

El pelirrojo volteó a ver a su esposo con una expresión de resignación y disculpa. Mihawk suspiró derrotado y asintió con la cabeza.

— Lo dejaremos para después, llevad a Luffy a donde quiere ir - aceptó el ojidorado -

Shanks se levantó y se colocó su camisa con desgano mientras el niño insistía aún jalándolo de la muñeca y repitiendo seguidamente la palabra “vámonos”.

— Espera y me despido - se acercó a Mihawk y le dio un pequeño beso en los labios — adiós -

— Adiós y tened cuidado -

— Lo tendré -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando Shanks estacionó el auto justo en frente de una heladería, Luffy fue el primero en bajar y entrar. El pelirrojo negó con la cabeza e imitó al niño entrando y yendo directo a la barra para saludar a los empleados.

— ¡Sr. Dracule! ¡Buenas tarde! - saludó amablemente una joven de cabello negro verdoso -

— Hola, Makino - le devolvió el saludo con igual amabilidad — no seas tan formal, llámame Shanks -

— Pero, usted es mi jefe -

— Aún así, eso de Sr. Dracule no me queda, le queda mejor a las personas como Mihi -

Makino rió ante eso, pero su risa fue interrumpida por un niño de diez años.

— ¡Hola Makino! -

— ¡Hola, Luffy! ¡Tiempo sin verte! ¡Has crecido! - saludó con amabilidad la chica -

— ¡Sí! ¡Pronto seré mucho, mucho, mucho más grande! - abrió los brazos enormemente -

— ¡Y no lo dudo! - respondió entre risas -

— ¡Shanks me dijo que había alguien nuevo trabajando y que me lo iba a presentar! ¿Quién es? - preguntó emocionado, si algo le gustaba era conocer nuevas personas -

Makino sonrió y se giró buscando a alguien y cuando lo halló amplió su sonrisa.

— ¡Trafalgar! - el mencionado volteó a verla — ¡Ven un momento! -

Obedeciendo, el joven se acercó. Era un adolescente de cabellos negros cubiertos por un sombrero blanco con manchas negras, ojos grises y unas leves ojeras debajo, teniendo sólo 15 años de edad.

— ¡Hola, Law! - saludó Shanks agitando la mano -

— Sr. Dracule, hola - saludó el chico inclinando un poco la cabeza -

— ¡Díganme Shanks! - se quejó el pelirrojo en un puchero -

— ¿Le puedo servir en algo? - preguntó Law dejando de lado la petición del pelirrojo -

— Nada en especial, sólo que mi hijo quería conocerte - señaló a Luffy con el dedo pulgar -

El ojigris lo observó y el pequeño sonrió estirando su brazo a él.

— Mucho gusto, soy Law - se presentó el mayor tomando la mano del ojinegro -

— Luffy - respondió agitando la mano de Law rápidamente sorprendiendo un poco al mayor. Cuando soltaron sus manos, Luffy dirigió su mirada a Makino — quiero un helado -

— Claro, ¿De qué sabor lo quieres? -

Luffy lo pensó por un momento y sonrió cuando su decisión estuvo tomada.

— De coco con limón -

La cara de asco que expresó Law no se hizo de rogar. Makino simplemente sonrió con amabilidad, antes de responder:

— Bien -

— Si Mihi se entera de que pediste un helado así, mínimo me mata - dijo Shanks mirando a su hijo e impresionado por el gran paladar que poseía para soportar ese tipo de alimentos -

Makino sólo rió ante las palabras de su jefe. Luego de atender al niño, todo prosiguió con normalidad en la heladería. Makino, si no se encontraba atendiendo a los clientes, hablaba con Shanks, Law sólo se dedicaba a trabajar como el chico de pocas palabras que era y Luffy no le apartaba la mirada de encima al ojigris mientras devoraba la extraña mezcla que era su helado, incomodando a Law quien trataba, por todos los medios posibles, de no tener contacto visual con aquel niño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegó la noche y los adultos en la familia Dracule, permanecían despiertos en la sala de estar bebiendo cerveza a excepción de Mihawk quien tenía entre sus dedos una copa llena de vino, agitándola lentamente. Sabo contaba sucesos de la ciudad donde se estaba alojando, Ace y Shanks lo que sucedió en su ausencia, Mihawk sólo estaba de espectador y Luffy en la habitación durmiendo plácidamente.

El pelirrojo siempre fue un buen bebedor, podía soportar gran cantidad de alcohol y aún así seguir consciente de sus actos, pero como todo ser humano tenía un límite y cuando ese límite llegó, Mihawk decidió que ya era hora de que Morfeo fuera a buscarlo.

— Ya estáis ebrio, mejor que nos vayamos a dormir - ordenó el ojiamarillo tomándolo del brazo -

— Yo no estoy ebrio; tú estás sobrio - y ahí comenzaron las incoherencias -

— Nos vamos a dormir - volvió a insistir el ojidorado -

— Vamos Mihawk, déjalo, quizás haga el ridículo y podamos capturarlo en cámara - propuso Ace -

Mihawk lo meditó por un rato y lentamente soltó su agarre accediendo a la idea de su hijo mayor.

— ¿Sabes algo, Mihi? - preguntó con ese típico acento en los ebrios -

— Sé muchas cosas, pero ¿A qué os referís? -

— La otra vez estaba en la esquina y… - no pudo continuar su frase porque calló dormido en el hombro de su esposo, pero de repente despertó mirando con enojo a Mihawk — ¿Por qué te duermes cuando te estoy hablando? -

Ace y Sabo reían muy bajo para no despertar a Luffy.

— Suficiente, ahora sí nos vamos a dormir - sentenció Mihawk tomándolo del brazo y levantándolo del sofá -

— Bien, buenas noches - se despidió Sabo -

— Buenas noches - le siguió Ace -

— Buenas noches - terminó Mihawk subiendo las escaleras -

— ¡No tengo sueño! - se quejó Shanks siendo olímpicamente ignorado -

Ambos chicos se quedaron solos y en silencio. Tenían una cerveza cada uno y ambos hallaban la manera de romper el hielo, pero, ¿Qué decir?

— ¿Estudia contigo? - preguntó Sabo confundiendo al pecoso -

— ¿Quién? -

— El chico que te gusta, ¿Estudia contigo? -

— ¡Ah! ¿Sigues con eso? Pensé que te habías dado por vencido - tomó un trago de cerveza -

— Pues no, responde, ¿Estudia contigo? -

Ace lo observó de reojo.

— No, no estudia conmigo - Sabo hizo una mueca en su boca de manera pensativa — no lo adivinarás -

— No me rendiré - mordió su labio inferior, aún pensando — ¿Sabes si le gustas? -

— Imposible - tomó otro trago de cerveza -

— ¿Imposible por qué? - preguntó el rubio imitando la acción del pecoso -

— Porque es un amor prohibido -

— ¿Prohibido? - alzó una ceja confundido — ¿Cómo que prohibido? -

— Que no podemos estar juntos, me enamoré de alguien de quien no me debía enamorar, se puede decir que sería una especie de tabú… aunque, siéndote sincero, desde mi punto de vista no lo es - confesó sin saber que unos ojos amarillos los observaban desde las escaleras detrás de ellos -

Mihawk se había devuelto para buscar un poco de agua, (luego de que Luffy apareciera en su cuarto rogando dormir con él y Shanks por haber tenido una pesadilla), pero se detuvo al oír la conversación de sus dos hijos.

— No estoy entendiendo nada, ¿Te enamoraste de alguien de quien no debiste haberte enamorado? - pensó por un momento mirando hacia el techo — ¿Por cual letra empieza su nombre? -

Ace lo observó de reojo y sonrió nostálgico.

— Por S - respondió tomándose lo único que le quedaba de cerveza -

— ¿Shanks? - fue el primer nombre que pronunció Sabo ahogando a Ace con la cerveza -

Mihawk, aún escuchando la conversación, alzó una ceja al oír aquello.

El pecoso, por su parte miró confundido al rubio tociendo. Tomó un mechón del cabello de Sabo y lo jaló fuertemente.

— ¡Claro que no! ¡No sé de donde sacas esas cosas! -

— Es que me dijiste que era un amor prohibido y que su nombre empezaba por S, así que fue el primero que se me ocurrió - explicó Sabo con un puchero -

— No es él, pero estás cerca -

— ¿Mihawk? -

Ace y el ojiamarillo lo observaron con una expresión de ¿Es en serio?

— Ni el apellido de Mihawk ni su nombre tienen incrustada una S por ningún lado -

— ¡Claro que sí! - defendió Sabo — Dracule Mihawk - mencionó lentamente el nombre de su padre para hallar esa S que buscaba — cierto, no la tiene, ¿Entonces quién? - insistió en saber el rubio -

— Te dije que no te diría y tú dijiste que ibas a adivinar, así que adivina -

— ¿Por qué no me quieres decir? Somos hermanos -

— ¡No somos hermanos! - gritó Ace sorprendiendo tanto a Sabo como a Mihawk — no somos hermanos - bajó la voz al darse cuenta de que podía despertar a Luffy y Mihawk, sin saber que éste último se encontraba tras de ellos escuchando todo, no se preocupaba por Shanks, porque estaba ebrio y era difícil de despertar en ese estado — no compartimos rasgos sanguíneos - continuó sin mirar a Sabo — y tú decidiste conservar tu apellido Goa… para mí no somos hermanos -

Mihawk llevó la mirada a donde estaba el rubio, esperando su reacción.

Sabo no sabía que sentir ante aquello, si rabia o tristeza.

— Idiota - susurró un tanto dolorido, pero lo suficientemente alto para que resonara en toda la sala -

Ace suspiró para continuar hablando:

— El nombre de la persona que me gusta - Sabo le prestó su máxima atención — empieza por S y termina… - se detuvo un momento — termina por Abo -

— ¿Empieza por S y termina por Abo? - preguntó el rubio pensando de nuevo -

Ambos pelinegros presentes no podían creer lo ingenuo que era Sabo.

— Y dices que yo soy el idiota -

— Es que no entiendo, ¿Cómo que empieza por S y termina por A…? - se detuvo al entender a que se refería el pecoso — Ace… tú… - dijo lentamente sin dejar su asombro -

— ¿Ya lo entendiste? -

El rubio se quedó estático sin saber que decir o siquiera pensar.

— Ace… somos hermanos -

— ¡No somos hermanos! - gritó de nuevo, pero esta vez sin importarle a quien despertar o a quien no — ¡Me niego considerarte mi hermano con esto que siento por ti! - Sabo quiso hablar, pero Ace no lo dejó — buenas noche, descansa - se levantó del sofá -

Mihawk se escondió a tiempo detrás de una sombra y esperó a que su hijo terminara de subir las escaleras. Decidió regresar a la habitación, ya la sed se le había desaparecido.

Ace estaba en la habitación que compartía con Luffy y que alguna vez también compartió con Sabo. Aunque en la habitación no había nadie más que él, de seguro Luffy estaba durmiendo con Mihawk y Shanks. El pecoso se encontraba envuelto en sus sábanas y con sus lágrimas empapando sus pecas. No podía creer que se había atrevido a decirle, de seguro Sabo le dejaría de hablar y era eso lo que más le dolía.

Escuchó como la puerta se abría seguido de un ¿Puedo entrar? Con la voz de Sabo; sin embargo, Ace no contestó. El rubio entró sin decir ni una sola palabra cerrando la puerta tras de él. Se sentó lentamente en la cama teniendo al pecoso de espalda.

— ¿Sabes, Ace? Desde hace años tengo un problema - el pelinegro mordía su labio para impedir que salieran sus sollozos — y ese problema es que a la persona que le gusto… - se detuvo y suspiró profundo — me gusta también -

Ace, sin creer lo que acababa de escuchar, se enderezó y vio a Sabo con los ojos completamente abiertos.

— ¿Estás bromeando? -

Sabo negó con la cabeza.

— No, a pesar de que no me llevé bien con mi antigua familia, decidí conservar ese apellido por eso mismo, para no tener el mismo apellido que tú, tampoco te considero mi hermano, siempre fuiste mi amigo y… mi amor secreto - giró para mirar a Ace frente a frente — quería decírtelo, pero… - unos labios sobre los suyos lo hicieron tragarse las palabras que estuvo apunto de decir -

— Amo tu voz, pero cállate un momento - volvió a unir sus labios y lentamente introdujo a Sabo en la cama -

El rubio abrazó a Ace por el cuello para profundizar más aquel contacto.

El pecoso quitó aquella estorbosa camisa y bajó sus besos por la blanca piel de Sabo. Había esperado mucho por tener al rubio y esperaba que éste no lo detuviera. Besó cada centímetro de aquel tórax hasta dar con el pantalón. Sabo mentiría si dijera que no estaba ansioso porque aquello ocurriera. Ace lentamente desabrochó el pantalón del rubio y los bajó junto con la ropa interior, arrojándolo, sin cuidado alguno, a algún lugar de aquella oscura habitación.

Podía oír los gemidos de Sabo hacer eco en aquellas cuatro paredes pidiendo más de aquel placer oral que el pecoso le estaba regalando, pero no iba a permitir que terminara en su boca, ese delicioso final tenía que llegar cuando verdaderamente estuviesen entregándose en cuerpo y alma.

Volvió a la boca de Sabo y besó ferozmente aquellos labios sin dejar respirar al chico debajo de él.

El rubio, queriendo participar, le quitó la camisa a Ace, dejando ese formidable cuerpo a la vista.

Ace se quitó él mismo sus pantalones quedando ambos cuerpos desnudos a la vista de lo que la tenue luz de la luna, entrando sigilosamente por la ventana, podía ofrecer para iluminar.

Ace no quería esperar más, así que con su propia saliva, preparó al rubio quien gemía un poco de dolor al sentir esos tres intrusos dentro de él. Sus gemidos aumentaron de volumen al sentir un ser más grande entrando en su interior. Le dolía, era algo que no se podía negar, el dolor era bastante insoportable, a pesar de estar preparado.

Mordió su labio inferior y enterró sus uñas en los hombros de Ace, tratando de no gemir tan alto, sabía que estarían en problemas si los atrapaban en semejante acto.

El pecoso besó tiernamente los labios del otro para acallar sus gemidos, pues él también sabía que pasaría si los escuchaban. Pero le era casi imposible al rubio mantenerse callado ante esos lentos movimientos y más aún cuando sintió que dentro de él tocaban un lugar especial que lo hizo estremecer. El dolor no había desaparecido, pero se había mezclado a la perfección con ese delicioso placer que lo envolvía. Mientras el dolor le decía que quería que se detuviera, el placer rogaba que continuara, era una extraña sensación; sufría a más no poder, pero lo estaba disfrutando… algo masoquista, pensó.

Los labios del pecoso se mantenían presionados sobre los del rubio. Ambos suspiraban, gemían e inhalaban el oxígeno que el otro exhalaba.

Sólo aquella habitación, la poca iluminación que la luna colaba por los vidrios de la ventana y ambos cuerpos envueltos en sudor y placer, fueron testigos de aquel acto de amor que, entre un gemido un poco más fuerte, había llegado a su final.

No sabían si aquello que había acabado de ocurrir era considerado bueno o malo a base de los criterios de los demás, pero en ese momento no estaban para pensar en eso.

Con sus respiraciones aún agitadas y con el cansancio cayéndole con todo su peso sobre la espalda, ambos se quedaron profundamente dormidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La claridad que el sol producía en toda la habitación y un peso en su abdomen le hicieron abrir con pesadez sus ojos, encontrándose con un sonriente Luffy sentado encima de él, se notaba que se había recién levantado, pues el mameluco rojo que usaba como pijama aún lo traía puesto y su cabello estaba un poco despeinado.

El corazón de Sabo palpitaba a mil por horas, ¿Qué le diría si al niño se le ocurriese preguntar?

— ¿También tuviste una pesadilla? - preguntó Luffy con esa inocencia tan adorable -

— ¿Pesadilla? - preguntó Sabo desconcertado, pero sin dejar sus nervios partir -

— Sí, yo tuve una pesadilla, así que Mihawk me dejó dormir con él y con Shanks, ¿Tú también tuviste una pesadilla y por eso duermes con Ace? -

Sabo meditó las palabras de su hermano menor y asintió lentamente.

— Sí… por eso mismo, ¿Por qué no sales y me avisas cuando la comida esté lista? - pidió el rubio recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del menor -

Cuando Luffy salió de la habitación, Sabo movió a Ace susurrando su nombre, quien se quejó ante el tan repentino despertar.

— ¿Qué quieres? ¡Deja dormir! - se removió entre las sábanas -

— Luffy hace un segundo estuvo aquí -

Ace abrió los ojos de golpe ante eso.

— ¿Qué? ¿Preguntó algo? - se exaltó el pecoso -

— Me preguntó que si había tenido una pesadilla y le dije que sí, por eso estaba aquí -

Ace suspiró y despeinó aún más sus cabellos.

— Mejor es levantarnos - sugirió el pelinegro -

— ¿Qué pasará con nosotros? - preguntó Sabo con cierto toque de tristeza — para Mihawk, Shanks y Luffy somos hermanos y anoche nos dijimos cosas y… nos hicimos cosas… ¿Qué pasará? -

Ace lo observó y acarició su mejilla derecha suavemente.

— Sabes lo que siento por ti y lo mucho que quiero estar a tu lado más que como tu amigo o… - suspiró largamente — Sabo, no me importa nada, absolutamente nada, que nos insulten, nos señalen, nos abucheen, nos digan el mal del que vamos a morir, tengo mis puños y puedo partirles la cara; sólo quiero estar contigo -

— Y… ¿Si esas personas que nos insultan, señalan, abuchean y nos dicen el mal del que moriremos son nuestros padres? ¿Es nuestro hermano? -

Ace unió su frente a la del otro suspirando con profundidad.

— Nos iremos lejos -

Sabo torció un poco la boca ante eso.

— Sólo… no digamos nada por ahora, cuando sea el momento indicado lo decimos, pero mantengámonos callados por el momento - sugirió Sabo -

Ace lo abrazó y lo besó tiernamente.

Sería mejor así por el momento, fingir quererse frente a los demás y amarse a escondidas.

CONTINUARÁ.

Notas finales:

Zumi: bien, eso ha sido todo… de este capi, claro está.

Karen: esperamos que les haya gustado.

Zumi: sí, los primeros capítulos no parecen prometer nada.

Karen: pero la historia se volverá mucho más intensa, sólo hay que tener un poco de paciencia.

Zumi: bien, nos despedimos, nos leeremos el viernes 02/09/16 (un 60% probable de que así sea) para una nueva actualización.

Karen: ¡Chao y nos leemos!

Atte: AzuKar.


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