Desde pequeño sabía hacer este tipo de cosas. Tenía 5 años, no sabía realmente lo que las personas normales hacían así que no tenía un modelo como tal. Fue solo cuando una tarde me acerque a mi madre emocionado porque había sanado a nuestra vaca con solo tocarla, mi madre obviamente no tomo esto de buena manera y se alarmo.
“Laurent, no quiero que vuelvas hacer eso nunca más” me dijo con tono que desbordaba enojo, no entendía porque se había molestado tanto, solo quería ayudar a mama y papa con la vaca; pero luego 4 años después fue que descubrí porque mama se había alterado tanto. Me había mandado a hacer unos encargos cuando la vi, en el centro de la villa. Una mujer bellísima se encontraba amarrada a un tronco, sus ropas estaban destruidas y barro seco se esparcía por cada espacio de su cuerpo, pero aun así no dejaba de asombrarme su belleza y aunque se encontraba en esa situación se mantenía impertérrita, con el mentón en alto y la mirada hacia el horizonte. No sabía por qué se encontraba allí, hasta que escuche que la llamaban “Bruja”, la gente a su alrededor la llamaban por nombres horribles mientras que otros gritaban “QUEMENLA”
No podía moverme de mi espacio, me encontraba atascado, pero fue cuando el jefe de la villa dio la señal, y hombres vestidos de negros prendían a la mujer en llamas. La visión era espantosa, verla retorcerse del dolor mientras que las llamas lamian su cuerpo, sus gritos fueron los que me despegaron del suelo solo para vomitar a mi lado todo lo que había comido ese día. Salí de mi letargo y regrese a casa. No le dije nada a mama, supe en ese momento que no me regañado ese día porque había hecho algo malo si no porque me estaba protegiendo. Los gritos de la mujer me acompañaron por toda la noche sin poder dejarme dormir.
Desde ese día prometí nunca más usar mis habilidades, pero cada vez se me hacía más difícil, mientras los años pasaban más fuertes se hacían, se manifestaban más y más a veces en momentos menos esperados, una vez desperté en mi habitación cubierto de nieve solo porque pensé que tenía calor, otra fue cuando choque con un extraño y su vida completa paso por mis ojos. Cada vez que me pasaban esos incidentes, siempre esperaba que alguien me atrapara y luego me encontrara en el centro de la ciudad, amarrado a un tronco mientras las llamas lamian mi cuerpo sin piedad, nunca ocurrió al menos hasta varios años después.
Tenía 15 años en ese entonces, mis habilidades estaban fuera de control, así que tome medidas. Me escapa al bosque cuando mi madre me mandaba a hacer los encargos para así practicar, aunque me costó admitirlo, me encantaba hacerlo, me encantaba como el poder fluía de mí y la conexión que tenía con la naturaleza era espectacular , cada vez que terminaba de practicar siempre me preguntaba “¿Por qué algo tan malo puede sentirse tan bien?”
Todo cambio cuando apareció Edward Wislow, él era el hijo del carnicero, era Alto, cuerpo fuerte debido a su trabajo con su padre y guapo, muy guapo. Tenía babeando a todos los chicos y chicas de la villa, incluyéndome. Cuando Edward me encontró haciendo magia en el bosque, pánico me cubrió de pieza a cabeza, ya podía sentir las llamas quemándome, solo estaba esperando que saliera corriendo hacia la villa gritando “Brujo”. Pero no lo hizo. Solo se quedó viéndome impresionado, y una solo frase salió de su boca “Hazlo otra vez”. Salí de mi letargo y lo hice, con un movimiento de mis manos, una florecilla creció desde la tierra. Nos quedemos mirando por un momento y sonreímos con complicidad. Después de eso logramos convertirnos en grandes amigos, después de varias Semanas Ed me robo mi primer beso, luego de varios meses me di cuenta que estaba perdidamente enamorado de él.
Pasaron 2 años, ya tenía 17, El 19. Mi relación con Edward se hacía cada vez más fuerte, al igual que mis poderes, gracias a las prácticas los mantenía bajo control, la mayoría del tiempo. Nos encontrábamos en esos momentos bajo la sombra de un árbol, pequeñas hojas eran las únicas que cubrían nuestra desnudez, mantenía mi cabeza en su pecho, escuchando su fuerte latido cuando hablo.
-Te sacare de la villa Laurent-
-Ah, no creo que a mi padre le guste mucho eso-
-Bueno, no falta mucho para tu cumpleaños número 18, ahí no tendrá excusa alguna-
Siempre hablábamos en cómo nos iríamos lejos y viviríamos felices solo nosotros 2, no podía esperar a que eso ocurriera.
Ed se movió y ahora él se encontraba encima de mí
-Me tortura pensar que algo te pueda ocurrir aquí-
Miro a sus hermosos azules y llevo uno de mis dedos a sus labios
-Shhh, nada me va a ocurrir- Luego llevo mis labios a los de el en un pasional beso.
Tarde me di cuenta que nada pasa como lo planeas.