Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Uruha, el mejor boxeador por Seigiko

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, aquí esta mi fic sobre los juegos olímpicos, espero les agrade, sería practicamente mi primer fanfic de The Gazette y de la pareja Kaiha.

 

-¡Más rápido Uruha!

Corría mientras dejaba atrás a mi novio, él era un poco enclenque pero siempre me sorprendía su resistencia, aunque lo dejara atrás aun así no paraba.

-¡es… espera!... ¡Kai!

Los dos seguíamos corriendo y riendo, lo que más me cansaba de nuestro entrenamiento era el reír, nuestros ejercicios no era nada comparado a eso, las horas siempre volaban cuando estaba con él y el entrenamiento se volvía diversión para los dos. En ese momento pare y abrí mis brazos recibiendo a Uruha que también me abrazo con mucha fuerza, lo cargue girando alrededor.

-¡si sigues así de lento jamás podrás alcanzarme!

- si sigues así de piadoso siempre te alcanzare… siempre te detienes para que te alcance… no lo hagas

Uruha sonrío como siempre lo hacía después de regañarme, el tomaba a veces muy apecho el entrenamiento pero me gustaba divertirme con él, hacer cada cosa con él muy especial.

-no lo había notado… lo siento, no puedo dejarte atrás Uruha, quiero que corras a mi lado siempre

Uruha beso mi mejilla y tomo mi mano para seguir corriendo

-¡de esta forma correremos siempre juntos!

Sonreí y me sonroje levemente, corrimos lo más rápido que podíamos, aunque como siempre Uruha dos pasos más atrás que yo. Seguimos por unos minutos más hasta que el sol comenzó a esconderse. Uruha de pronto paro para poder ver el atardecer, lo mire fijamente y su hermosa expresión cansada, su sudor recorriendo su frente y cuello pero aun así tan calmada como para que mi corazón también sintiera esa paz que solo él lograba darme siempre.

-¿Qué miras tanto? El hermoso atardecer esta delante de nosotros y te lo estás perdiendo

Su mirada se poso en la mía y limpie su sudor con una de las mangas de mi sudadera, sonreí exclamando.

-Me gustan más los amaneceres, pero me gusta más amanecer y que sea tu rostro lo que veo primero en las mañanas, eres mi amanecer y atardecer favoritos

Uruha se sonrojo y me dio una ligera sonrisa, quito su mirada inmediatamente para seguir viendo el sol que ya estaba por ocultarse completamente. Él era un tanto tímido conmigo, nunca ha cambiado esa forma de ser pero me encantaba, no solía expresarse cariñosamente conmigo pero sus acciones hablaban más que sus labios, no necesitaba nada más. En ese momento lo agarre y lo cargue, colocando su abdomen en mi hombro, como si lo secuestrara.

-¡o… oye! ¡¿Qué haces?!

-¡Esto será parte de mi entrenamiento! Agárrate fuerte Uruha

Tomo fuertemente mi sudadera y corrí cargándolo en todo el camino hasta llegar a su casa,  no bromeaba, realmente me serviría para fortalecer mi cuerpo. Lo baje en la puerta de su casa bastante cansado, agitado y sin casi poder respirar.

-mi estomago duele…

-pesas demasiado… me duele todo… ¿Cómo puedes ser peso mosca?

-fue tu idea… aguántate

Reí en ese momento y Uruha también, me recargaba en mis rodillas del cansancio y él se agacho para darme un pequeño beso en mis labios y enseguida al cerrar mis ojos, ya no sentí sus labios si no la boquilla de una botella con agua.

-toma, no debe estar del todo bien que cargues a tu novio de esa forma, te puedes lastimar

Sonreí y di un suspiro, tomando la botella y acabándome toda el agua que contenía.

-gracias amor, nos veremos mañana, ¿verdad? Tenemos que estar temprano en el gimnasio, debemos ponernos muy en forma si queremos llegar a las finales en los juegos olímpicos, ¿no?

-¡claro que sí! debemos ganar ese dinero para poder casarnos y mudarnos juntos… lo bueno es que si pierdo o si tu pierdes, uno de los dos podrá seguir peleando hasta dar lo último

-enserio espero no enfrentarme contigo… ¡me desmayaría del miedo! ¡Tus ganchos derechos son mortales!

Comencé a reírme, Uruha era el único del gimnasio que daba ganchos izquierdos bastante fuertes, todos los demás incluyéndome éramos derechos.

-no te burles…  ¡sentirás la ira de este puño!

Me dio un leve golpecito en mi pecho con su puño izquierdo el cual agarre para acercar su cuerpo a mí y llenarlo de besos en todo su rostro. En ese momento, la nariz de Uruha comenzó a sangrar de repente, que me parecía preocupante ya que era como la tercera vez que le pasaba.

-tu nariz… de nuevo… levanta tu cabeza

Busque mi toalla en mi bolsa pero no la cargaba conmigo, así que use una de las camisetas de entreno.

-te limpiare…

-vaya… que nariz mas rebelde tengo…

-me preocupas… ¿estarás entrenando demasiado? Quizás debas descansar

-no, no es eso… cuando era niño siempre me pasaba esto seguido, no te preocupes, me siento de maravilla

-Siempre dime cuando te sientas mal, ¿de acuerdo?

Termine de limpiar su nariz y la sangre ya no fluía mas así que con besos y abrazos me despedí, mañana pasaría por él temprano.

Llegue a casa a comer mis verduras hervidas, vivía solo así que tenía que hacer todo por mí mismo, después de sacar la basura, me fui a tomar una ducha y al final me acosté en mi cama, muy cansado comencé a mensajear con Uruha hasta que uno de los dos cayera dormido. Él lo es todo para mí, recuerdo como nos conocimos y precisamente estábamos hablando sobre eso, el boxeo nos unió, le hacía bullying por que era el más débil del gimnasio y por solo ganar torneos insignificantes y siempre en la categoría peso mosca, yo siempre he sido peso ligero, aunque a él no le importaba, se sentía orgulloso de lo que era así que poco a poco me hice adicto a él y termine enamorándome y él de mí, desde ahí entrenamos juntos y ganábamos torneos nacionales e internacionales y vamos por las olimpiadas ahora.

Me dormí como siempre pensando en él y en los juegos Olímpicos que ya estaban en la vuelta de la esquina, estaba mega emocionado, realmente queríamos hacer esto juntos, era una gran oportunidad para los dos, soñar esto mutuamente hacía que se sintiera mas real, y así comenzar nuestras nuevas vidas y construir nuestro futuro a base de lo que tanto amamos, el boxeo.

Salí a las cuatro de la mañana de casa y partí hacía la de Uruha, no estábamos tan lejos así que solo me tomaba unos minutos llegar, el ya estaba listo, traía puesto su chumpa y pants y tenía a un lado su bolsa con su respectiva botella con agua y… la toalla… que precisamente acabo de recordar que la olvide.

-Hola mi amor, acabo de recordar algo muy importante

Lo abrace antes de que se pudiera poner de pie, cubriéndolo con mis dos brazos y besando su mejilla que se encontraba helada. Me miro sonriendo burlonamente, él sabe que dejo todas mis cosas olvidadas por todos lados.

-No me digas… ¿Olvidaste tu toalla?

-¡Oh! ¿Cómo lo sabes? – Fingí sorpresa y reí-

-Eres muy predecible…

-no me digas predecible… sabes que eso mata a un boxeador…

- Lo bueno es que tienes a Uruha para salvarte a último momento

El se volteo y saco una toalla de su bolsa mostrándomela con una gran sonrisa, a un lado y en la parte de abajo, decía “Kai, el mejor luchador” bordada a mano, era obvio ya que esas puntadas no estaban del todo asimétricas pero lo suficientemente hermosas como para dejarme sin habla, Uruha siempre sabía cómo sorprenderme, él definitivamente no era predecible como yo.

-Gracias uru… no sabía que podías bordar… me encanta

Antes de comérmelo a besos me respondió

-No se bordar… lo hice porque simplemente se me ocurrió, pensé que quizás si la toalla tiene un poco mas de valor para ti, no la dejes por ahí tirada

Mire aun más conmovido la toalla en mis manos, cual apreté en mi pecho después y me incline a su cuerpo para abrazarlo por un largo rato.

-te amo… gracias por estar en mi vida

Uruha me abrazo y acaricio mi cabello con sus largos y delgados dedos, siempre que lo hacía me obligaba a cerrar mis ojos, era el único que podía tele transportar mi alma a un sitio donde no existía nadie más que él y yo, solo él podía irrumpir mi alma y pensamientos de esa forma.

-Kai… debemos irnos… llegaremos tarde

Dijo riendo un poco y levantándose

-cla… claro vamos

Guarde mi preciada toalla inmediatamente y nos dispusimos a caminar hasta el gimnasio, donde sin importar si salía el sol o no, nos pusimos a entrenar. Yo con el saco de box y Uruha con la barra de hierro, para practicar su rapidez en la defensa, se tenía que agachar y colocar su cabeza a los dos lados de la barra, un lado a la vez y con mucha rapidez.

Siempre que escuchaba el golpe de la barra contra su sien, yo paraba y lo miraba con preocupación, él al contrario seguía entrenando.

-¿Qué te pasa? no te desconcentres… ¡sigue!

Dijo mi entrenador muy serió, era obvio que no estaba a gusto escuchando a Uruha golpearse, en lo que seguí golpeando el saco e ignorando a mi amor, pensaba en por qué esta preocupación en mi corazón tan repentina, es como si quisiera que Uruha dejara de boxear. Yo estoy entre los mejores boxeadores de Japón y Uruha por supuesto ha logrado clasificar así que no estaba para nada mal, pero obviamente los nervios estaban ganándome y estaba comenzando a invadir mi cabeza de pensamientos innecesarios y absurdos.

Y así pasaron las siguientes horas, entrenando y entrenando, saco, barra, pera, almohadillas y ejercicios. Siempre dejábamos para el final del día los entrenamientos en los cuadriláteros, dirigidos y a veces libres, claro, antes de entrar al ring nos dábamos un merecido descanso para recuperar fuerzas.

Así pasaron los días, no perdía la oportunidad de poder entrenar y claro siempre con Uruha al lado, animándonos y dándonos fuerzas siempre. Realmente valía la vida estar a su lado, creó que sin él no podría hacer todo esto que hago, el es mi fuente de vida al igual que el boxeo.

-Kai, Uruha, ya es hora… vámonos

Dijo el entrenador Suzuki, mirándonos mientras me paseaba disimuladamente por el salón buscando la toalla que Uruha me había regalado, que encontré oportunamente cerca de mi maletín.

-¿nos vamos ya?

-¿Quieres entrenar más? Uru

-claro, sería bueno… el último encuentro, ya mañana nos vamos a Río

Dijo con una gran sonrisa mientras tapaba la boquilla de su botella con agua. Mire al entrenador cual me tiro las llaves del gimnasio.

-De acuerdo chicos, no se sobre esfuercen, yo mañana los veo temprano, cierras todo muy bien, ¿ok? No quiero ver mañana que todo el equipo fue robado

-No se preocupe, nosotros cerraremos bien, ¡buenas noches que descanse querido entrenador!

Reí, era un poco amargado y odiaba que le dijera así pero es una gran persona, hizo que creyera en nuestros sueños y aquí nos tiene, ya mañana listos para partir.

-De acuerdo, subamos

Subí al ring entusiasmado, los dos teníamos una gran sonrisa en nuestros rostros, con nuestros guantes cubriendo nuestros puños, nos acercamos y rozamos nuestras narices, viéndonos a los ojos sin ni siquiera titubear.

-se amable

-pensé que te gustaba que fuera rudo

-si… pero con tus contrincantes, no conmigo

Sonreí y le plasme un beso a sus hermosos labios, ¿Cómo podría ser rudo con él? No podía siquiera jalar uno de sus cabellos y no sentirme mal. Repentinamente Uruha siguió con el beso, eran de esos que te hacían retroceder, definitivamente cerrar tus ojos y perderte en sus movimientos, en sus sublimes labios que eran demenciales y excitantes…

-No bajes la guardia amor…

Me dijo mientras recibí un fuerte golpe izquierdo en mi abdomen que me hizo agacharme y retroceder, al parecer el si podía hacerme daño sin dudarlo.

-agh… con que así quieres… te aprovechas de lo que siento por ti…

Uruha rio bastante fuerte, haciendo su típica pose de defensa y listo para recibirme

-venga… a con todo Kai

Sonreí de lado y me prepare para luchar, no mas juegos, debíamos demostrar de lo que estábamos hechos. Me acerque a él, siempre defendiendo mis puntos, mi estilo era siempre acorralar a mi oponente, no esperaba nunca un ataque, prefería atacar de primero. Uruha tenía una gran resistencia y mayormente ganaba por eso, porque nunca lograban que se cansara.

Me acerque y deje ir un derechazo a los puños que cubrían su rostro, creó que será más difícil de lo que pensé, no quería lastimarlo. Uruha aprovecho mi lento movimiento y golpeo nuevamente mi estomago con mayor fuerza que antes, retrocedí y con mis piernas siempre bien separadas y ligeramente agachadas, me acerque nuevamente mientras giraba en su entorno, siempre él teniéndome en la mira, sin pensarlo más golpee hacía su rostro que defendió de nuevo pero dejo su abdomen libre y al hacerlo había cometido un gran error.

-¡siempre!

Golpee con fuerza pero no la suficiente como para hacerlo lamentar

-Siempre cubre tu abdomen… como es que lo has dejado así por así…

Uruha rió un poco sin quejarse del golpe y me miró desafiante

-¿acaso ese es tu mejor golpe? ¿Seguirás golpeando como una niña? Si es así mejor me voy a casa

Dijo poniendo más atención en arreglar su cabello que en ese momento cubrían un poco su rostro.

-No quiero lastimarte Uruha… pero si es lo que quieres, de acuerdo ya no te tendré lastima, pero ponte el protector bucal por favor

-así estoy bien

-Como quieras

Me puse en guardia  ya un poco mas serió, decían que la ira y el odio era el mejor aliado de un boxeador, nunca he pensado de esa forma, pero era obvio que lo que sentía en este momento estaba impulsándome a querer golpearlo, por supuesto solo quería hacerlo ver que estaba erróneo.

Me le acerque sin ninguna piedad y dándole un derechazo a sus brazos que débilmente se hicieron a un lado aproveche para dejarle ir un golpe con mi izquierda a su rostro que iba directamente a su nariz. Uruha cayo hacía las cuerdas haciendo que este rebotara y quedaran sus rodillas en el suelo, me asuste e inmediatamente me agache para ayudarlo a levantarse.

-¿Estás bien?

-Suéltame…

Tiro mi mano a un lado, su nariz comenzó a sangrar como se ponía a sangrar cuando estábamos entrenando.

-Discúlpame, tu nariz ha estado delicada y yo precisamente te golpeo ahí… mira hacia arriba

Levante su mentón para que su mirada se dirigiera al techo, y que dejara de salir la sangre por sus fosas, me quite los guantes y fui por un poco de papel higiénico.

-¿ya dejo de sangrar?

Dije aun con tono de preocupación mientras entraba al cuadrilátero con el rollo de papel, arranque pedazos para limpiarlo y colocar unos rollitos en sus fosas.

-estoy bien… déjalo

Di un suspiro, a veces me enojaba que se pusiera de esta forma, tenía que sufrir verlo en el ring con otros tipos verlo ser golpeado y encima quiere que yo también lo haga, no es que no confiara en su capacidad, estaba entre los 10 mejores peso pluma del momento y claro amaba practicar con él pero no es necesario que los golpes sean tan reales… tan fuertes, al menos no conmigo.

-¿seguirás así? Yo soy más pesado que tú es obvio que no estamos al mismo nivel, tu solo debes practicar de esa manera con los de tu mismo peso.

-ahora resulta que soy muy débil…

Rodee mis ojos y me senté frente a él quitándole sus guantes, mirando sus manos con detalle y acariciándolas con delicadeza.

-no eres débil… solo mira estas manos… tienen mucha historia, puede verse claramente que eres un gran boxeador

Uruha tenía una expresión difusa y sus ojos miraban a la nada, era obvio que no estaba escuchándome, bese sus manos y amplié mi sonrisa.

-Tengo miedo de lastimarte… por muy fuerte que me vea en el ring… realmente soy muy débil por dentro, sabes que te amo mucho y jamás me atrevería a hacerte daño

Uruha dejo de estar en ese trance al escucharme

-lo sé… solo es que… estoy un poco nervioso… tengo miedo

Dijo para dejar de mirarme y apuntar su mirada al suelo, verlo así me destrozaba, sentía la misma inquietud que yo, pero al final el se ha atrevido a decirlo primero.

-yo también Uruha, he tenido esta inquietud desde que comenzamos a entrenar para esto… es normal supongo…

Uruha también comenzó a acariciar mis manos, un tanto nervioso, sus ojos se estaban tornando rojos y sus labios temblaban, querían salir algo de ellos pero si lo hacía seguro empezaría a llorar como si no hubiera mañana, esta era la forma en que el lloraba, prefería quedarse en silencio y derramando sus sentimientos.

-tienes que saber que si nuestra decisión es algo que nos hace feliz pero al mismo tiempo nos da miedo… es que estamos haciendo lo correcto y no debemos temer porque lo estamos haciendo juntos… pasé lo que pasé yo siempre estaré a tu lado, perdedor o ganador siempre te amare.

Le di un beso en su frente, no quería que su corazón permaneciera con preocupaciones innecesarias, al final hablar esto juntos ha hecho que me sienta más seguro. Tomamos nuestras manos con fuerza y nos sonreímos, no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas.

-Haremos esto juntos… ¡nada nos detendrá, daremos lo mejor de nosotros y eso ya es inconmensurable!

-¡sí!

Asintió con mucha alegría, al final de todo, no practicamos y seguimos hablando dentro del Ring, se hizo tarde y cerramos como le prometimos a nuestro entrenador. Habíamos planeado dormir en una sola casa, para que no nos demoráramos en la mañana y partir hacia el aeropuerto a buena hora, mis maletas se encontraban ya en la casa de Uruha.

-Shhh… no hagas ruido… mamá se despierta fácilmente…

-Diablos Uruha… deberíamos haber dormido en la mía… deberías irte ya a vivir conmigo…

-no, quiero hacer las cosas bien… no sin antes casarnos… además quiero despedirme de mamá cuando partamos

Hice un puchero en medio de la oscuridad y lo abrace muy fuerte desde atrás, antes de subir a las escaleras.

-Oye… harás que nos caigamos…

Reí y no dejaba que subiera

-¡ya! Cállate… se despertara… suéltame

-ok ok

Los dos no podíamos evitar reír, creó que entre más prohibido es lo que se haga es más difícil contenerse, procuraba reírme en voz baja, no podía ver nada y Uruha golpeo uno de sus dedos del pie con el borde de algo, debió doler mucho porque se puso a maldecir al mundo.

-tengo listo tu futón Kai

-¿eh? Pensé que dormiríamos juntos…

-no… ¿Cómo crees? Con mamá en casa y seguimos siendo simplemente novios… aun no eres mi esposo

-¿no crees que ya estamos lo suficientemente grandes? Ya tienes barba –bromee-

-eso no importa… creó en mis propios principios y debo respetarlos

Desilusionado, lo vi meterse en su futón y apago la lámpara para vestirse debajo de las sabanas, vaya que era tímido… me senté sobre el futón y empecé a desvestirme ahí mismo, amaba dormir desnudo pero no quería asustarlo, así que decidí usar el pijama que había dejado ahí para mí.

-Bien… buenas noches, descansa

Dijo Uruha simple y se envolvió en sus sabanas, colocando su celular al lado y dejando la alarma lista. Me dedique a observarlo con la tenue luz de la luna que se asomaba por la ventana, su cabello era lo único que podía ver saliendo del futón.

-¿y eso es todo?... ¿Crees que puedo dormir así tranquilo contigo al lado?

-Sí, si puedes… ya lo hemos hecho antes…

- ¿Ni siquiera unas palabras de aliento para el día de mañana?... ¿Ni un beso de buenas noches?...

Lo observe envolverse más y más, me desesperaba verlo de esa forma y di un gran suspiro dejándome ir hacia atrás en el futón. Con mi pie comencé a empujar uno de los suyos un poco.

-duérmete Kai… debemos descansar… será un viaje muuuy largo…

-ya podremos dormir en el avión

-…

-Uruha…

-¿Qué?

-Quiero que me beses como lo hiciste en el Ring

Me levante y me pase a su futón, intentando quitarle un poco de la cara su sabana y acerque mi rostro al suyo, pero aun así se tapaba con fuerza.

-ve a dormir por favor

- ¿Por qué no quieres?

-porque… porque… tu sabes… una cosa lleva a la otra… y yo no estoy listo…

-las circunstancias lo ameritan… mañana será un gran día… y que mejor que esto para comenzar nuestro gran viaje

Dije sonriéndole, apenas veía sus ojos que me buscaban en la oscuridad, me encontraba acariciando su cabello mientras lo miraba desde arriba, dejándolo sin salida.

-Te amo Kai… pero enserio no estoy listo… lo lamento

Me mordí los labios y cerré mis ojos tratando de serenarme, realmente lo deseaba en ese momento pero no podía hacer nada más que esperarlo, mi amor y comprensión eran más grandes que mi deseo.

-Te amo Uruha… buenas noches, aunque no puedo dormir tampoco por la emoción

-yo tampoco… jamás había viajado tan lejos…

Nos sonreímos, le robe un pequeño beso y acaricie su mejilla.

-Estas un poco caliente… ¿no te estás cubriendo demasiado?

Lo descubrí un poco y me fui a mi futón a descansar.

-Así me pongo cuando estoy nervioso…

Agrego Uruha antes de que cerrara mis ojos, era algo nuevo para mí pero si él lo decía estaba bien. Nos fuimos quedando dormidos a eso de la madrugada y al despertar por la alarma, ¡Sorpresa! Uruha estaba dentro de mi futón abrazándome.

-buenos días

Aparte el cabello de su frente y lo bese levemente, que por cierto estaba sudando, aunque estuviera durmiendo su rostro lucía bastante cansado que odiaba tener que despertarle, pero ya era hora de partir. En ese momento la mamá de Uruha entro al cuarto.

-¡¡Buenos días!! Ya tengo su desayuno lis…

-Bu.. buenos días…

Dije un poco sonrojado por encontrarnos así, seguramente pensaría cosas que no eran, me senté y mire a Uruha que no despertaba, su cabello estaba pegado a su cuello y mejillas.

-esta sudando mucho, ¿cree que se encuentre bien?

Dije un tanto preocupado, ni siquiera quería pensar que estaba enfermo o algo así, no sé si realmente quería ignorar su estado o estaba muy nervioso como para notarlo.

-Uru hijo levántate… es hora… ¿te sientes… bien?

-ooh… buenos días…

Dijo levantándose rápidamente y dándonos una gran sonrisa a los dos. Suspire aliviado.

-¡¿listo Kai?!

Me dio un abrazo muy fuerte en ese momento, despertar de esa forma, claro, ignorando el hecho de que su madre nos miraba, era de alguna manera muy confortante, llenando mi corazón de confianza. Hicimos nuestro desayuno liviano y observe una receta médica que estaba pegada en la refrí, no quería pensar que fuese de Uruha así que evite verla, me levante despidiéndonos  de su madre y salir nos despedimos de algunos amigos y vecinos que se reunieron afuera de la casa de Uruha para darnos su apoyo y diciéndonos que estarían pendientes en la televisión y que era un honor que representáramos a nuestro Japón.

Partimos al aeropuerto y en cuestión de horas íbamos a bordo con todo el equipo necesario, nuestros representantes, entrenadores y demás en el avión ya rumbo a Río, al parecer las horas se acortaron por la impaciencia y alegría que sentías nuestras almas.

 

Nos encontrábamos instalándonos en el hotel, era tan cansado volar que solo quería dormir por más horas, pero tomaríamos un descanso e iríamos a practicar a las instalaciones que los juegos olímpicos estaban ofreciendo a todos los atletas. Todo era tan fascinante al parecer Uruha se encontraba mejor de ánimos, juraba que por poco y no iba a venir conmigo pero después de todo, el es famoso por ser tan resistente. Nunca me decepciona.

Entramos a las instalaciones con una gran sonrisa mirábamos a todo nuestro alrededor, muchos atletas de todos los países se encontraban entrenando, mujeres y hombres todos con un sueño en común, llegar al pódium y ser un orgullo para sus familias, sus entrenadores y su nación. Esto hacía que todo mi ser ardiera por dentro.

-¿hermoso, no?

Dijo Uruha mirándome con una cálida sonrisa, sus ojitos que siempre parecían querer dormir estaban clavados en los míos y mi mirada en ese momento no podía ir a otra parte tampoco.

-definitivamente, hubiera sido un desperdicio el no compartir esto contigo

Le sonreí amplio y lo abrace con fuerza, los dos dando pequeños saltitos de emoción, en ese momento nos separamos un poco algo apenados, algunos boxeadores que estaban alrededor nos estaban viendo, todos con apariencia muy ruda, al final nos reímos juntos y fuimos a entrenar.

Entrenamos técnica, táctica y sombra, nuestro entrenador fue más riguroso y disciplinado de lo que solía ser y me ponía al mismo nivel, igual Uru, también chequearon nuestra salud, el peso y altura para que nuestra información estuviera correcta con la información de la cartelera de la semana siguiente que termino en un santiamén. Los juegos olímpicos habían comenzado oficialmente y su primera semana ya había terminado, la inauguración fue fascinante, solo los había observado por tv pero por fin tenía la dicha de poder verlos en persona, era inspirador y emocionante, las ganas de boxear en cada encuentro se hacían cada vez más y más grande hasta que terminamos Uruha y yo las eliminatorias de 32 y las de 16 sin ningún problema, casi no me lo podía creer, cada vez estábamos más cerca de la final.

Llegamos a los cuartos de final esta semana, él en peso mosca y yo en peso Wélter Ligero. Esa noche lo celebraríamos en nuestro hotel con una linda cena sorpresa que hice mientras él descansaba, que  deje listo en la terraza que daba a una hermosa vista a la ciudad de Río. Chocamos nuestras copas de champagne y dimos un brindis por el por venir, estábamos muy felices ya que todo estaba saliendo de maravilla, aunque yo había quedado con el mentón un poco adolorido por mi último encuentro y Uruha con un ojo hinchado y morado, pero aun así la luz de la luna acentuaba sus facciones y las hacía aun más hermosas para mí.

-Gracias Kai…

-No debes agradecerlo

-Sabes que prefiero estar aquí, en el piso, frente a una hermosa vista y a tu lado, que en un restaurante caro y lujoso, me conoces muy bien…

Él poso su mano en su mentón viendo alrededor como si estuviera un poco melancólico, mientras me dispuse a colocar uno de mis brazos alrededor de sus hombros.

-no es que este lugar sea barato… pero si, esto es más barato que cualquier restaurante de aquí

Reímos los dos mientras nos dábamos pequeños besos. Yo empecé a intensificarlos y él con uno de sus pies descalzos me separó de pronto, yo muriéndome por más lo mire sorprendido.

-No te hagas el tonto…

-¿acaso tampoco puedo besarte?- Dije riéndome un poco y acariciando su pierna

-solo si me convences…

Me dijo sonrojado, mientras se servía más champagne y lo mire entusiasmado acercándomele.

-¿Ha.. Hablas enserio?

-Sí…

-ok, te contare un chiste

Uruha me miró pasmado

-¿Qué?... ¿Quieres calentarme con un chiste?...

-Bueno… tú dices que siempre mis chistes son muy malos así que si consigo hacerte reír es que he logrado algo muy grande y no puedes arrepentirte después como a veces lo haces, ¿de acuerdo?

-De acuerdo…

-¿En qué se parece un boxeador a un telescopio?

-¿eh? ¿Telescopio? Mmm… no tengo idea…

-Que los dos te hacen ver estrellas

-Pff…

Uruha se río muy fuerte y miro hacia otro lado evitándome y alejándose de mí.

-aclaro que no me estoy riendo porque sea gracioso, ¡me río porque ese chiste es muy estúpido!

-¡Oye! Pero te has reído… así que has perdido

-¡Eres un tramposo!

-¡Ven aquí!

Tome sus brazos y le di un enorme beso, sorprendentemente no me rechazo y sus brazos empezaron a colarse por debajo de mi camisa y las mías eran igual de juguetonas así que hice lo mismo. Que iba yo a pensar que nuestra primera vez iba a ser así de intensa, me derretí en sus brazos y nos hicimos uno solo esa noche hasta que nuestros cuerpos no pudieron más.

En unos momentos iba a comenzar la pelea de Uruha, el mío quedaría para el día de mañana así que solo me dispuse a mirar desde el lugar donde estaban los demás boxeadores observando y animando a Uruha, tenía conmigo la toalla que él me había regalado, desde entonces la usaba como un amuleto de la suerte.

Subió al ring y lo veía un poco apagado, como si no quisiera pelear, pensé que estaría más animado, son los cuartos y debe dar lo mejor de él, me levante y le grite lo más fuerte que pude.

-¡tú puedes Uruha! ¡Da lo mejor de ti!

Me miro y me dio una linda sonrisa, seguido de algo que no alcance a escuchar por todo el ruido que estaba haciendo la audiencia.

-¡¿Qué?!

Uruha lo repitió y creó que por la forma de sus labios me dijo “te amo” a lo que yo también se lo grite aun más fuerte, nos sonreímos y ahí estaba su contrincante, Hun Jianguan de China con un peso de 52kg, un tipo mal encarado que seguramente la vida no le había sonreído del todo, según su reputación. Con sus guantes y protectores ya puestos, los dos se acercaron a saludar y mirarse a los ojos, aunque lo veía siempre pelear esos eran los momentos que mas me ponían nervioso, comenzó el primer asalto y yo solo podía apretar y retorcer mi toalla.

Ellos dos cubriendo su rostro trataban de acercarse, Uruha siempre muy cauteloso, manteniendo la distancia, al parecer Hun quería atacar primero, ¿será un buen fajador como yo?... espero que no, realmente espero que no.

Simulo un golpe al hígado de Uru pero repentinamente su brazo derecho se encontraba ya en el rostro de Uruha, haciendo un efectivo jab, donde Uruha tuvo que agacharse para defender su rostro por si le dirigía más golpes al mismo punto, al parecer mi amor esta en problemas…

-¡vamos Uruha! ¡Dale!

Grite lo más alto que podía, no dejaba de gritarle, quería que no olvidara que estaba ahí con él. De pronto sonreí, Uruha lo rodeo haciendo un buen juego de pies y dio un fuerte gancho izquierdo a las costillas de su oponente, claro, el jab cuenta con más puntos pero para empezar no lo estaba haciendo para nada mal. Quizás estaba pensando demasiado, ¿no?

-oh oh… ese tipo se ve furioso ahora…

Escuche a un tipo que estaba cerca de mí decir eso y preste atención al cuadrilátero nuevamente, había terminado el primer asalto y cada uno fueron a su ringside donde fueron atendidos por sus entrenadores y su second. Me acerque un poco para verlo mejor  y decirle algunas palabras de aliento o que escuchara mis consejos para que lo noqueara y que milagrosamente funcionara pero no, el entrenador Suzuki estaba alentándolo lo suficiente, así que volví a mi asiento a esperar por el segundo asalto.

Se levantaron nuevamente y como había dicho el tipo que tenía cerca de mí, parecía que el chino tenía un demonio adentro ahora y Uruha lucía tan angelical como siempre. Se acercaron y sin dudar, Hun se lanzó primero, dejando ir varios golpes rápidos, Uruha casi tambaleaba por eso y el referí los separo, estaba muy encima de él, odiaba eso…

En otro acercamiento Uruha descuido su abdomen y lo golpeó bastante fuerte que tuvo que sujetarlo como medida defensiva, el clinch, era casi como un abrazo a tu oponente, bastante efectivo para que ya no te propinen golpes y volver a separarse. Normalmente él no hacía eso hasta que ya no podía mas, se veía débil y me preocupaba.

-tú puedes… Uruha…

Claro, yo quería que ganara tanto como él lo quería pero me gustaría que esa pelea terminara ya, quizás no estaba en su mejor condición… de pronto, otro golpe de jab a su rostro, un derechazo bastante fuerte de parte del chino y su demonio interno. Mi amor retrocedió y pude ver como su nariz sangraba… no de nuevo y no en este momento… esos últimos minutos lo único que hizo fue defenderse y volvió a su silla, terminando el segundo asalto, corrí hacía ahí rápido y tome su muñeca mientras limpiaban y revisaban su nariz.

-Confío en ti amor… tú sabrás que hacer, te amo… no te rindas

Pude sentir como su cuerpo estaba caliente, cualquiera podría decir que era por la calor del encuentro pero… realmente parecía como si tuviera fiebre… ¿un boxeador con fiebre en el ring? Parecía mentira y ninguno de los jueces lo permitiría, si se enteraran… Uruha perdería por nocaut técnico.

-Uruha… ¡retírate estás enfermo!

-¡cállate!

Me dijo agachándose hasta donde yo estaba y me miro fríamente, aun su nariz sangraba un poco y se levanto de pronto porque ya iba a iniciar el tercer asalto. ¿Acaso el estúpido entrenador no veía a Uruha mal? ¿Acaso no toco su rostro?

-¡Entrenador Zusuki! ¡Uruha está enfermo por favor detenga esa pelea!

-…

-¡¿Acaso no escucha?!

Lo tome del brazo enfadado y lo obligue a mirarme a los ojos.

-suéltame muchacho… esto es lo que quiere Uruha, quiere pelear y eso hará…

- no puede hacerlo en esas condiciones… ¡no lo hará!

Iba camino hacía los jueces forcejeando con Zusuki que quería detenerme -¡suélteme!- Hasta que escuche golpear la lona con fuerza y me detuve, un terrible escalofrío paso por mi cuerpo en ese momento, esos segundos que tarde para ver hacía mis espaldas fueron eternos, como si el tiempo se detuviera.

Me encontré con el cuerpo de Uruha tirado en la lona, sus brazos comenzaron a retorcerse y su pecho del movimiento abrupto en el que se encontraba hacía que su cabeza tambaleara arriba y abajo, estaba convulsionando.

-¡Uruha!

Sin pensar más me tire hacía al cuadrilátero y los que cuidaban esa zona me detuvieron y me sacaron, entre mis gritos y angustia, solo podía observar cómo salía espuma de su boca y como sus pequeñas pupilas desaparecían y sus preciados ojos se volvían completamente blancos, juraría que en esos pequeños instantes me miraban antes de marcharse.

Buscaba a Uruha con mi mirada y con mi corazón a mil, los doctores y mi entrenador lo rodearon para atenderlo y ya no pude ver más de él.

-¡suélteme! ¡Es mi pareja!

Al final me libere y del otro extremo pude ver que iba bajando Hun, quería partirle la cara pero solo quería ver a Uruha que se encontrara bien y que nada mas le pasara. Colocaron una toalla en su boca para que no mordiera su lengua en lo que pasaba la convulsión y se lo llevaron a emergencias. En un taxi con mi entrenador me fui hasta donde lo llevaban.

-si le pasa algo a Uruha yo… yo… no puedo con esto, ¡maldita sea usted es un hijo de puta! ¡¿En que estaba pensando?! ¡¿eh?!

Tome del cuello de su camisa a Zusuki que fuerte agarro mis muñecas también.

-¡cálmate! Sé que fue un error pero Uruha quería hacerlo… tu sabes que respeto las decisiones de todos ustedes, toma las cosas con calma…

Mis manos temblaban y de mis ojos querían salir lágrimas, quería mantenerme tranquilo y confiar solo confiar aunque me viera enfadado, lo único que invadía mi corazón en ese momento era el miedo.

-¡si! ¡¿Pero acaso no debe velar también por nuestro bien estar?! ¡Sabía que Uruha estaba enfermo y usted le permitió seguir!

-si… lo siento, debí negarme… enserio lo lamento ahora por favor tranquilízate, con estos pensamientos no ayudaremos a Uruha…

Solté bruscamente el cuello de su camisa, jaloneaba mi cabello y solo rezaba para que esto no empeorara, confiando en que Uruha estaría bien y que pronto terminaríamos con esto.

Sentí una eternidad llegar a ese hospital, me baje apenas se estaciono el taxi y me fui a ver a Uruha de inmediato, sabían que éramos de los juegos olímpicos así que casi sin decir siquiera una palabras nos llevaron a la habitación pero no nos dejaron entrar, aun estaban tratándolo y no pude hacer más que irme a la zona de espera.

-Uruha… ¿solo era una convulsión por cansancio? ¿No? Puede pasar por eso ¿Verdad?

Decía a mi entrenador que se encontraba sentado al lado mío y los demás de nuestro equipo, me pregunto si lo habrá visto su madre en la televisión… espero que no, no necesito que alguien más se ponga mal, mi cabeza estaba que estallaba hasta que por fin después de una hora salió el doctor, dejándonos pasar y de pronto vi a Uruha acostado de lado.

-¿te sientes mejor? Uruha…

Me acerque a él acariciando su brazo, ni siquiera me daba la cara. El doctor hablo con nuestro traductor y estaban diciéndome que lamentablemente Uruha había sufrido un accidente cerebro vascular y eso le provoco una parálisis  facial izquierda y a su brazo izquierdo también.

Ni siquiera podía imaginar el dolor que Uruha estaba sintiendo, tenía que comenzar un tratamiento rápidamente en Japón. Mi corazón no pudo más y no pude contener mis lágrimas, quería ser fuerte para él, ver que las cosas no estaban del todo mal y que pasara lo que pasara todo seguiría como antes y que lo más importante de todo, confrontaríamos esto juntos, nada ni nadie podrá hacer que el amor que le tengo disminuya.

-Estaremos bien…

Pose mi mano en la suya y le di un beso mientras la apretaba.

-Se que tienes miedo y no sabes que es lo que nos depara ahora, pero no Uruha… no tengas miedo, me tienes a mí, mientras este contigo no le debes temer a nada

Me miro como pudo, sus lagrimas que corrían a sus labios mientras difícilmente trataban de abrirse me dijo.

-lo sé, por eso… debes continuar esto… solo

-¿Qué quieres decir?

-te estaré… apoyando… desde Japón

Uruha aun entre lagrimas trato de sonreírme, solo podía darme una débil sonrisa pero lo suficientemente sincera para que mis ganas de boxear siguieran adelante.

-lo hare… cumpliré nuestra promesa

-confío en ti Kai… por ahora… solo quiero ir a casa…

Cerró sus ojos para descansar un poco y con su mano derecha acaricio mi mejilla mientras susurró solo para mí – te amo –

Uruha se fue a Japón con sus asistentes y yo me quede aquí en Río, mi corazón estaba destrozado y no podía mentirme a mí mismo, veía la caminadora que el usualmente usaba aquí en este gimnasio y lo quería aquí a mi lado, pensándolo constantemente mis lágrimas comenzaban a brotar mientras me entrenaba.

Después de la jornada de entrenamiento llegue al hotel algo cansado, saque las cosas de mi bolsa, ahí se encontraba la toalla que él me dio, quería lavarla porque es la que siempre usaba y la única que no había perdido, como él dijo… esto tiene ahora un gran valor para mí, por lo tanto, lo cuido y apreció, sonreí de lado, enserio me hacía falta escucharlo. De pronto, algo se cayó de mi bolsa, al parecer era una pequeña carta, la recogí y leí sentándome en el sillón.

No te rindas, este corazón que aun palpita gracias a ti y que se que de alguna manera palpita al mismo tiempo con el tuyo como si fuera uno solo no lo ha hecho, estos dos corazones han creado un solo camino que uno de los dos debe seguir y el destino ha querido que fueras tú el que lo recorriera.

Por eso, en los días grises como estos plenamente confío en que pelearas sin césar, correrás mucho más rápido y tu esfuerzo te hará aun mucho más bello que nadie y cuando sea la hora de enfrentarte a la realidad sea cuál sea tu destino, nunca mires atrás y enfréntalo con orgullo, estés en la luz más brillante o en la oscuridad cegadora.

Agota todas tus fuerzas y siempre ve más lejos de lo que puedas imaginar, gracias a este milagro, hablo del milagro de tenerte conmigo, sé que soy lo suficientemente fuerte para enfrentar lo que tengo que vivir y que si es a tu lado se que siempre podremos ir más allá.

Estoy dando lo mejor en recuperarme así que para de llorar por favor, estoy más preocupado por ti que por mí, sonríe, porque cada vez que sonríes me vuelves a enamorar. Te amo Kai.”

Al parecer era yo el que había sufrido el accidente y no Uruha, definitivamente este hombre era mi fuente de vida. Limpie mis lágrimas, había dejado en ese papel las últimas evidencias de mi sufrimiento, pero ya no más. Mañana eran las semifinales y tenía que pasarlas a como diera lugar.

Mi mirada se centro en mi oponente al Sonar la campana para enfrentar nuestro primer asalto, mi sangre hervía, no de furia si no de pasión, pasión por esto que hago. Aunque mi oponente resulto ser bastante fuerte y me propicio unos buenos ganchos, mis jabs hacían que golpeara la lona con fuerza hasta que ya no pudo levantarse más y el referí decidiera mi victoria.

Así pase a las finales, cosa que nunca creí haber logrado cuando estaba en Japón, pero había alguien en casa que no podía decepcionar y que me estaba esperando. Los juegos olímpicos finalizaron y yo me encontraba en el avión camino a casa con mi alma llena y plena, satisfecha de haber dado lo mejor.

Llegue al aeropuerto y ahí estaban, como un hermoso amanecer rodeando mi salida, Uruha en una silla de ruedas con una gran sonrisa mientras sotenía un cartel que decía “eres mi sparring favorito” y su madre a la par, mis amigos y otros boxeadores de otros gimnasios y miles de carteles alrededor que decían.

Enorgulleces a tu nación, gracias por tu esfuerzo y traer el oro a casa, Kai el mejor boxeador”

No tarde en colocar el oro en el cuello de Uruha. Para mí, él era el mejor boxeador de todos.

Notas finales:

Una pregunta a los que lo lean, ¿en donde normalmente colocan sus recetas medicas cuando van al doctor? yo normalmente las pongo en mi refrigeradora pegada con un íman.

Bueno, espero les haya gustado y si no, no sé... bye :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).