Solo faltaban unos días para esa fecha tan esperada por unos y tan odiada por otros... el temible Día de San Valentín, lleno de corazones rotos, niñas haciendo chocolate y confesándose, no podía ser de otra forma.
Nada bueno se puede esperar de un día como ese, o al menos eso es lo que pasa por la mente de Tsukishima, no solo por lo áspero que es con todo a su alrededor, sino también porque ese día tendría que soportar a la manada de niñas persiguiéndolo por todo el instituto, vaya día que le esperaba al pobre.
El día llego, comenzó con una mañana muy extraña, para ser exactos con un pecoso con un comportamiento muy diferente, ni bien se encontraron como todas las mañanas para ir al instituto juntos noto lo nervioso que estaba Yamaguchi, ni siquiera lo estaba mirando, simplemente evadía su mirada, que estaría pasando por la cabeza de este, una de sus muchas tonterías, pensó.
Al llegar al salón tuvo que tirar todos esos chocolates, cartas, peluches y otras idioteces de su lugar, no podía creer lo desesperadas que deben estar, que acaso ya no hay respeto?, pero eso no era todo.
- Tsukki! No puedes hacer eso... - él lo estaba reprendiendo?
- Y porque es qué no? - con esa sonrisa socarrona en el rostro, como era posible...
- Es que ellas pusieron todos sus sentimientos en los obsequios... al menos podrías guardarlos... - su mirada se veía algo entristecida
- No, No puedo llevarlo, ocuparía mucho espacio y no creo en el sentimiento que le ponen, en realidad ellas no me conocen de nada - no quería perder mi tiempo en ellas
Otra vez, esa expresión en la mirada del pecoso, una cabizbaja que aunque le riñese por estar tirando todas esas chucherias, sentía que este tenía algo importante que decirle, si es así que lo diga de una vez.
Al llegar la hora del almuerzo una niña del salón, la cual ni el nombre se sabía, se acercó a declararse, claro que el la rechazo de inmediato, no hay tiempo que perder y menos con una ridiculez como esa.
No es que solo tuviera que soportar los murmuros tras su espalda, en plan " dile tú, no dile tu " y el comportamiento crispante de Yamaguchi, si no que al llegar al entrenamiento se encontró con lo mismo de siempre, Noya-senpai y Tanaka-senpai tras de Kyoko-san, El enano y el Rey tan enérgicos peleando de quien sabe que bobería y los mayores tratando de calmar el descontrol que se armaba, el día no podía estar peor.
Terminado el entrenamiento, ya podía estar más tranquilo, para su suerte ninguna de las niñas se había quedado hasta esa hora a esperarlo o al menos eso creía el, fue directo a los vestidores donde se armaría otra revuelta.
- miren todos los chocolates que recibí hoy
- OOOH no me esperaba menos de Suga-san
- tsk...
- Daichi, no tienes por qué ponerte celoso...
- pero que dices? quien esta celoso?
Comenzaron con el barullo, en serio sus risas resonaban en todo el vestidor.
- GWAAA~ Kageyama también recibió chocolates?
- por supuesto que sí, pero no los quiero...
- va! que aburrido
- A QUIEN LE DICES ABURRIDO HINATA IDIOTA !!
- ma~ ma~ cálmense chicos
Patético intento de Tanaka-senpai de calmar una situación, realmente no desaprovecharía una oportunidad así para molestar al rey, pero su mente esta en otra parte en este momento, más bien en otra persona, Yamaguchi se encontraba hablando, más bien, secreteando con cierto enano pelirrojo que había aprovechado la distracción del otro fenómeno para escabullirse.
- Ne! Ne! Yamaguchi~ Hoy se lo dirás? – la pregunta hizo que el moreno se sonrojara levemente, es cierto que jugando el pelirrojo haya descubierto sus sentimientos pero hablar en un lugar así, podría ser descubierto por los demás.
- Shhh~ por favor, más bajo – haciéndole una señal al menor, la cual el respondió con un gesto igual – Eso planeo, pero me estoy desanimando
- Aah!! Nada de eso Yamaguchi, Hoy será el día, esfuérzate! – Hinata trataba de animarlo pero aún no estaba muy seguro
- Hinata, tu como se lo dijiste a Kageyama? – era algo que nunca se atrevió a preguntar y no por vergüenza sino más bien por temor a la respuesta, aun así el pelirrojo tomo aliento y con su mejor sonrisa…
- Nos lo gritamos a la cuenta de tres - lo sabía, eso no ayudaba en nada – Tranquilo, todos somos diferentes, así que… solo díselo! – el menor tenía razón igual tarde o temprano Tsikki se iba a enterar de sus sentimientos así que… para que aplazarlo mas.
Del otro lado de los vestidores estaba un rubio aun de lo más curioso por saber si tramaban algo o solo saber cuándo se habían vuelto tan cercanos ese par.
Al salir todos se dirigieron a la tienda del entrenador Ukai a comer unos melón pan, el resto del camino lo pasó con Yamaguchi, hacia algo de frío, el moreno caminaba tan rápido como podía, pero Tsukishima, con lo largas que eran sus piernas, no caminó deprisa en ningún momento, andar de lo más callado, esto tenía que parar.
- Yamaguchi - al voltear a ver a más alto dejo ver sus ojos, estaban brillantes, incluso puede que esté a punto de brotar lágrimas de ellos.
- Oi, Yamaguchi que tienes? has actuado extraño todo el día - se notaba ya mucho más preocupado
- Ah, lo siento Tsukki, no es nada... en serio - estaba algo avergonzado
- no es nada? Por eso estuviste extraño todo el día? No sabes mentir Yamaguchi
- Yo... la verdad es que...
- Si no me lo quieres decir, no pasa nada... - tratando de restarle importancia
- No es eso, es sólo que... - sus mejillas estaban rojizas, parecía algo más ansioso
- Que puede ser la tontería que ahora pasa por tu cabeza ... - eso pareció desanimarlo por un momento, mala jugada - vamos... - lo animó
Cerró sus puños con fuerza, tomo aire como pudo y soltó de golpe - Tsukki, me gustas! -
Eso hizo que el más alto parará en seco y volteara a verle a los ojos que estaban cerrados fuertemente como esperando lo peor.
Eso era lo que planeaba todo este tiempo, era broma? Se confesaría en San Valentín, vaya pasada de este chico, cuando lo habría decidido? Tenía tantas preguntas pero lo dejaría para otra oportunidad, lo importante ahora era...
- Oh! Ya veo, era eso, bueno eso quiere decir que quieres salir conmigo, no es cierto?
Todo eso dejó desconcertado al pecoso, sólo pudo ver al más alto y tan rojo como un tomate comenzó a balbucear incoherencias.
- Cállate Yamaguchi! - que lo podía desesperar de vez en cuando
- lo siento, Tsukki
- No me has respondido, quieres que salgamos o no? - acercándose a él
Ah! SI, ... si, por favor - no podía creerlo eso fue mucho más sencillo de lo que pensaba, según su imaginación el mayor lo odiaría y lo alejaría
- Bien - lo tomó fuerte de la mano y así caminaron a casa, con el más bajo sonrojado por la acción, sinceramente no le importaba que los demás lo vieran, no tenía de que avergonzarse
- Ahm, Tsukki?
- Dime
- Porque me aceptaste tan fácil? - Tenía esa pregunta rondándole todo el camino
- No es obvio Yamaguchi? - por la expresión que le dedico el más bajo, no lo era - Tsk, tú también me gustas
Los hermosos ojos chocolate del pecoso comenzaron a brillar y con una extraña sonrisa en su rostro parecía una pintura abstracta, como era posible que todo este tiempo su amigo estuviera también enamorado de él, parecía un sueño hecho realidad
Yamaguchi se lanzó a los brazos del más alto, con las mejillas coloradas y una sonrisa enorme, el rubio se sorprendió un poco pero respondió el gesto.
El abrazo era cálido para ambos, lleno de cariño, el rubio se separó un poco del más bajo y posó sus manos en las mejillas sonrojadas, sus pecas y el color rojizo lo hacían parecer la más deliciosa fresa, no pudo evitar el ser atraído por el otro.
" no puedes dejar de ser tan lindo Yamaguchi, me molestas " pensó y se acercó a los labios del moreno, sellándolos en un beso suave pero lleno de sentimientos, sus respiraciones chocaron y el menor cerrando los ojos firmemente como esperando que no fuese uno de sus muchos sueños, cuando los abrió, el rubio estaba aún frente a él mirándolo fijamente, tan brillantes, tan calmado.
Ese 14 de febrero había confesado sus sentimientos, habían dado su primer beso, el rubio lo acompañó hasta su casa.
- Bueno, nos vemos mañana - se estaban a punto de soltar del agarre de sus manos, hasta que el moreno lo detuvo.
- Espera! Tsukki yo... - no podía evitar sonrojarse - yo sé que no te gusta recibir chocolates y esas cosas pero... - intentó mirarlo fijo a los ojos - te compre un caramelo de fresa con relleno de chocolate, así que...
El más alto no lo dejó terminar y le arrebató el caramelo de las manos.
- Gracias... y no me molesta recibir cualquier cosa que venga de ti - intentando no ponerle mucha importancia pero el pecoso se sentía muy feliz sólo con que lo haya tomado.
Le dio un pequeño beso de despedida, el moreno no hallaba día más feliz que ese.
Al llegar el más alto a su casa y pasar olímpicamente por su hermano mayor, se dirigió a su habitación sin prender la luz, se tumbó en la cama mirando lo oscuro de la recámara y se dijo a sí mismo con una sonrisa leve en el rostro " Maldito San Valentín”.