Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No puedo simplemente decirte adiós. por Yewooki

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El sol lentamente comenzó a llenar su habitación y sus ojos terminaron por abrirse con pesadez, su cuerpo entero se sentía pesado, sus ojos aún ardían, cerró de nuevo sus ojos, escondiendo su rostro contra su almohada, aspirando de nuevo su aroma, sintiendo como de nuevo nacía aquel doloroso nudo en su garganta, como las lágrimas que creía haber agotado la noche anterior volvían a aparecer.

 

Armándose de valor, volvió a abrir sus ojos viendo su reloj, marcando las once de la mañana, suspiro bajito, un día a la vez, se dijo de nuevo, controlando con dificultad sus ganas de llorar hasta volver a caer en la inconsciencia, observó con calma aquella enorme habitación, ¡Dios!, ahora le parecía tan vacía y falta de vida.

 

Se levantó de forma lenta, hasta posar sus pies sobre el frío piso, pasó sus manos sobre su rostro, controlando su llanto, para después maldecir en voz alta, raposa, apenas reconociéndola como suya, un dolor de cabeza comenzó a aquejarlo, llevó sus manos a su cabeza aplastándola con cuidado.

 

Viendo el vaso con agua sobre su mesita de noche apenas fue capaz de resoplar, su pecho dolía demasiado, tomó el vaso dándole un largo trago, para después pararse y colocarse algo cómodo, saliendo despacio al pasillo, enfrentándose con sus fantasmas, con su ausencia, con todo el dolor de su abandono.

 

Observó con tristeza todas aquellas fotografías adornando su pared, como un eterno recordatorio que era un fracaso, que había arruinado su futuro, su teléfono sonó, pero de inmediato lo desconectó, no quería oír a nadie, no quería ver a nadie, solo quería estar solo.

 

Se sentó en la sala, enfrentándose a su más doloroso recuerdo, aquella fotografía de una ecografía, su bebé, pensó acariciando la imagen, las lágrimas comenzaron a caer sin tregua alguna, dándose cuenta que incluso en aquel momento siempre estuvo solo.

 

El dolor estaba sobrepasándolo, se abrazó a esa pequeña foto, rompiéndose en miles de pedazos de nuevo, sollozando su pena, preguntándole a Dios, ¿Por qué él? ¿Por qué ellos?, sentía como si estuviera lentamente perdiendo la cabeza, en medio de su llanto fue capaz de oír la puerta abrirse, deteniendo por un segundo su llanto, la vio abrirse y lo vio pasar.

 

Daiki vio con pena la imagen que se presentaba frente a él, el amor de su vida se había desvanecido, ese de allí no era Taiga, no era su Taiga, que siempre le reñía por no quitarse los zapatos, por no avisarle que doblaría turno en la comisaria, quien siempre lo recibía con un beso y el desayuno servido, ese hombre pálido, con marcadas ojeras, delgado en extremo, sin vida en los ojos y con el cabello muerto, no era su Taiga.

 

Taiga observó sin parar de llorar a Daiki, se veía más delgado, más demacrado, más cansado, más sin vida, como él, ¿lo sostendría de nuevo?, prometía silenciosamente que le diría a nadie, no se lo contaría a Tetsuya o a Ryouta, ni siquiera a Tatsuya.

 

- Solo vengo por las cosas que me faltaban- anunció, viendo al otro bajar la mirada, rompiéndole el corazón, no quería eso, pero no encontraba otra forma de continuar, el pelirrojo no parecía querer avanzar y él estaba cansado de luchar contra la depresión que abatía al que alguna vez fue su razón de vivir.

 

Taiga se mordió los labios para evitar que los sollozos se le escaparan, comprendía a Daiki, en verdad, sabía que había intentado todo para sacarlo de su depresión, pero no era tan sencillo, la culpa lo consumía con voracidad y por más que intentó aferrarse a la luz que representaba el moreno en su vida, la oscuridad lo atrapó dejándolo sin escapatoria alguna.

 

Oyó como Daiki abría la puerta de su habitación, y tomando fuerzas, alejó de su pecho aquella fotografía moviéndose con lentitud y pesadez hasta aquella puerta, viendo como su compañero guardaba dentro de una caja las pocas prendas que aun permanecían en el armario, junto a su viejo despertador y la otra fotografía de su bebé.

 

Su pecho se estrujaba con fuerza ante cada cosa que veía a Daiki colocar dentro de aquella caja, y aunque sintiera como su vida se escurría entre sus dedos, no lo detendría, lo amaba, de forma loca y apasionada, y precisamente por ello no lo podía obligar a quedarse a su lado.

 

Una vez que las pocas cosas que aún tenía en aquella habitación, se encontraron acomodadas dentro de la caja, se movió para quedar frente al pelirrojo, quien intentó darle una última sonrisa, pero solo quedó una mueca extraña, tan lejana a las brillantes sonrisas que en sus sueños era capaz de ver.

 

-Lo siento- murmuró el moreno, quebrándose, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, y Taiga simplemente abrió sus brazos permitiendo que el moreno se abrazara a él, ambos lloraron, porque su amor se estaba muriendo, porque sus sueños de una vida juntos, ahora parecían tan lejanos, lloraron por la pérdida de su pequeño, lloraron por el cruel destino.

 

Cuando ambos lograron calmar su llanto, se alejaron despacio, extrañando de inmediato el calor ajeno y se vieron directo a los ojos.

 

-Mañana regresaré a la comisaria- le anunció Daiki, y él simplemente asintió dándole la espalda para regresar a la sala, donde tomó su fotografía favorita, Kuroko la había tomado cuando él le dijo a Daiki sobre su embarazo, sonrió y dándose vuelta se encontró con el moreno en la entrada del pasillo cargando su caja, se acercó hasta él y está vez sonriéndole débilmente depositó aquella fotografía.

 

-Sé que te gustaría más que a mí, tener esa foto- le dijo y Daiki asintió lentamente, tragándose el sollozo que escocía en su garganta.

 

- Kuroko está muy preocupado, no le has contestado las llamadas- le informó, y el pelirrojo bajó la cabeza, mordiéndose los labios.

 

-Hablaré con él ésta noche- murmuró como respuesta, ninguno de los dos se movía.

 

-Tatsuya me pidió que si te veía te informara, que esperaba verte esta semana- murmuró esperando ver una vez aquellos rubíes que iluminaron cada una de sus noches.

 

Taiga sonrió sin gracia, no culpaba a su hermano, pero no se sentía preparado para verlo y mucho menos para ver a su sobrino, aún no, era demasiado pronto, aún dolía demasiado todo.

 

-Le enviaré un mensaje- respondió elevando su mirada, perdiéndose una vez más en aquellos profundos mares, que siempre parecieron tan inhóspitos, hoy se veían tan tristes.

 

Daiki se movió, dejando la caja a un lado, para acercarse al pelirrojo, sus manos subieron acariciando su rostro reseco y opaco, recordando su brillo y suavidad.

 

-Te amo, te amo muchísimo- le recordó sonriendo apenas- pero no puedo más.

 

-Lo sé, lo siento- dijo cerrando sus ojos para evitar que las lágrimas corrieran libres nuevamente- espero desde el fondo de mi corazón que seas feliz Daiki, te lo mereces.

 

-Tú también lo mereces- le dijo pegando sus frentes, disfrutando de ese pequeño momento.

 

-No estoy muy seguro de ello, pero espero que cuando otra persona llegue a tu vida seas capaz de abrirte, como lo hiciste conmigo y que le ames como lo hiciste conmigo.

 

-Aún lo hago, Bakagami- le recordó suavemente.

 

-Estoy consciente de ello, Ahomine- contestó alejándose lentamente del suave toque ajeno, abriendo su ojos, viendo por última vez aquel rostro que durante tanto tiempo fue lo primero y lo último que vio al abrir y cerrar sus ojos.

 

Daiki suspiró audiblemente antes de tomar nuevamente su caja, siendo acompañado por el pelirrojo hasta la puerta, donde en un impulso besó nuevamente aquellos labios, se alejó solo al sentir suaves gotas cayendo sobre sus mejillas, Taiga lloraba de nuevo.

 

-Te amo Daiki- le murmuró antes de alejarse por completo, cerrando la puerta, dejando al moreno parado frente a su puerta con el rostro descompuesto- te amo demasiado- susurró cayendo al suelo, abrazándose a sí mismo.

 

 

....

 

Taiga no cumplió con lo que le dijo a Daiki, no fue hasta casi tres semanas después que Kuroko por fin tuvo noticias del pelirrojo por su boca.

 

- ¿Estás seguro de esto Kagami-kun?- le cuestionó nuevamente mientras cerraba la última caja, con múltiples cubiertos dentro.

 

-No puedo quedarme aquí, son demasiados recuerdos- dijo viendo el lugar vacio, un sentimiento de pesadez lo llenó, pero decidió ignorarlo, era lo mejor, regresaría a Los Ángeles y trataría de adaptarse a una nueva rutina, necesitaba alejarse de Japón por un tiempo.

 

- ¿Aomine-kun, lo sabe?- preguntó viendo al pelirrojo negar suavemente.

 

-Ya te lo dije Kuroko, terminamos, él debe hacer su vida alejado de mí y yo de él- dijo con un convencimiento que en realidad no tenia, pero al menos debía mantenerse firme en su decisión de dejar que el moreno rehiciera su vida al lado de otra persona.

 

Kuroko no estaba en lo absoluto de acuerdo con aquella idea de ambos, pero los respetaba aún si él pensaba que era estúpido que se alejaran, porque era más que obvio que los sentimientos por el otro eran demasiado fuertes.

 

-Bueno, es hora de meter todo al camión, ellos se encargaran de llevarlo a un deposito, en caso de que en el futuro decida volver- dijo poco convencido de lo último.

 

- En ese caso, estaremos esperándote con los brazos abiertos Kagamicchi- dijo Kise saliendo del pasillo, cargando un par de cajas- ¿Cierto, Tetsucchi?

 

El peli celeste asintió suavemente, antes de que comenzaran a cargar el camión que Taiga había pedido para llevar las cosas a un almacén, para llevarse con él solo lo más necesario.

 

Taiga abordó su avión sin avisarle a nadie que había cambiado su fecha de partida, no quería verlos tristes, necesitaba irse recordando sus rostros sonrientes, sobre todo el de su hermano, mientras cargaba su pequeño sobrino, a pesar del sabor agridulce que la imagen le causaba.

 

....

 

Daiki tocó insistentemente el timbre del departamento, había dejado la llave en buzón cuando recogió sus últimas cosas, pero ahora ya no estaba nada seguro de querer dejar ir al pelirrojo, ambos estaban muy dolidos por la perdida, y él no había sido un buen apoyo para su amado.

 

-Joven- le llamó la viejecita que tenían de vecina- el adorable pelirrojo se fue un par de días atrás, llevaba con él una enorme maleta.

 

El color desapareció del rostro del moreno, agradeció la información mientras se movía apresurado hacia el elevador, tomando su teléfono en el camino, llamando a su ex sombra.

 

- ¿Qué pasa Aomine-kun?-preguntó el peli celeste contestando la llamada.

 

- ¿Sabes a donde fue Taiga?, no está en el departamento- dijo entrando en el elevador, presionando insistentemente el botón para dirigirse a la planta baja.

 

- ¿Cómo que no está en su departamento?, se supone que su vuelo salía mañana en la mañana- dijo preocupado.

 

- ¿Vuelo? ¿A dónde?- cuestionó con la ansiedad causando estragos en su mente, sintiendo como su pecho se estrujaba ante la verdadera posibilidad de no volver a su tigre.

 

- Regresaría a Estados Unidos, dijo que a Los Ángeles, pero ya no estoy tan seguro- murmuró paseándose nervioso por su departamento, ante la atenta mirada de Tatsuya y Kise.

 

-Trataré de llamarlo, pero estoy casi seguro que tiene apagado el estúpido móvil- dijo saliendo al recibidor del edificio, sintiéndose muy nervioso, no podía perder a su amado pelirrojo, se negaba a perderlo para siempre.

 

-No vayas a hacer una locura Aomine-kun- pidió Kuroko, antes de recibir un escueto, claro, antes de que la llamara se cortara.

 

-Estúpido Taiga- rabió el moreno, saliendo apresurado a la calle, subiendo al primer taxi que se detuvo- a esta dirección- dijo pasando, su nueva dirección, era un pequeño departamento que había rentado después de cortar su relación con el tigre, marcó el número del pelirrojo, pero como lo esperaba fue directamente a buzón- ¿Por qué te fuiste bobo pelirrojo?- se preguntó en voz baja, apretando su teléfono en su mano.

 

....

 

Taiga suspiró recargándose en el pequeño sillón que adornaba la pequeña sala de su nuevo hogar, era un pequeño departamento, cercano al restaurante donde había conseguido un puesto, acomodó de nuevo las fotografías que adornaban su mesa de centro, solo había llevado dos con él, la de su bebé y una de él y Daiki sonriendo a la cámara, tras patearles el trasero a Midorima, Kise y Murasakibara en un pequeño juego.

 

Dio un pequeño brincó cuando su celular sonó, el único que lo llamaba a ese número era su padre, con los nervios a flor de piel, tomó la llamada.

 

- ¿Cómo es que estas de regreso en L.A.?- cuestionó el hombre con voz calmada- ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Eres consciente de lo peligroso que es un vuelo en tu estado?

 

Un nudo se formó violentamente rápido en su garganta impidiéndole por largos segundos hablar, oyendo como su padre preguntaba si continuaba en la línea.

 

-C-Creo que deberíamos vernos en persona- le dijo tallándose los ojos, quitando las pocas lágrimas que se habían formado- ¿Te parece bien en dos horas, en el restaurante de siempre?

 

- ¿El favorito de tu madre?

 

-Ese mismo- contestó sonriendo tristemente, no estaba ahora tan seguro de querer decirle a su padre la verdad sobre su bebé.

 

-Ahí nos vemos- dijo antes de colgar la llamada, algo no estaba bien, lo sentía, no tenía un sentido tan desarrollado como su fallecida esposa, pero algo ahí no estaba bien, así que tratando de asegurarse que solo eran ideas suya, le regresó la llamada a Tatsuya.

 

- ¿Si se encuentra Taiga allá?- preguntó en cuando tomó la llamada, en tono nervioso.

 

-Aquí está, no te preocupes, ¿pero no es riesgoso para él viajar ahora?- preguntó, oyendo un sonido a ahogamiento- ¿Estás bien Tatsuya?

 

-Si, es que encontré un bicho cerca de la cuna- dijo riendo nerviosamente, no era bueno mintiendo, y no le correspondía a él, aclarar aquel tema con el señor Kagami- tengo que irme, Yuta está pidiendo su mamila- murmuró despidiéndose rápidamente, cortando la llamada.

 

....

 

Cuando llegó al aeropuerto, no se sorprendió de encontrarse con Kuroko y Kise esperándolo.

 

- Solo pudimos confirmar que Kagami-kun se encuentra en L.A., pero su ubicación exacta continua siendo un misterio, al parecer no se está quedando con su padre- le dijo el peli celeste, entregándole un boleto.

 

-Haz que vuelva a sonreír- le pidió Kise, el moreno asintió, ahora no podía odiar al rubio, aunque en el pasado había intentado conquistar a su pelirrojo.

 

Pasajeros con destino a la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, favor de pasar por la puerta 12 C.

 

Daiki apretó su pasaporte y su boleto de avión, viendo una última vez a sus amigos, les hizo una pequeña reverencia antes de dirigirse al lugar indicado.

 

....

 

Cuando Taiga se presentó en el lugar acordado, su padre ya lo esperaba bebiendo un té helado, tomó aire y se acercó a paso lento hasta él, cuando su padre fijó sus ojos en él, vio el asombro cubrir su rostro, sin esperar más se sentó frente a él, agradeciendo a la mesera, quien rápidamente se acercó a tomar su orden.

 

-Una limonada- pidió suavemente, la chica asintió y se marchó dejando de nuevo a solas con su padre, quien elevó una de sus cejas esperando la explicación de su hijo para estar en semejante estado- perdí al bebé- soltó después de unos pocos segundos en silencio, su padre empalideció y sus manos temblaron sobre la mesa- fue hace casi dos meses, Tatsuya y yo veníamos en su auto, era una tarde lluviosa, veníamos de comprar unas cosas para Yuta y mis vitaminas, parecía que el cielo se caería en cualquier momento, pero Tatsuya estaba manejando despacio y con suficiente precaución, lástima que eso no fue suficiente- murmuró bajando la mirada, recordando perfectamente todo en su cabeza- la luz acababa de cambiar de roja a verde, y Tatsuya estaba avanzando, mientras yo buscaba mi celular en mi mochila la cual venía detrás, de pronto oímos un pitido fuerte y después una fuerte sacudida, me había aflojado el cinturón para poder moverse con facilidad, el golpe hizo que mi vientre chocara con fuerza contra el reposabrazos, el dolor fue tan fuerte que no recuerdo nada más- calló unos segundos, dejando que su padre asimilara lo que acaba de contar- cuando desperté, Daiki estaba a mi lado llorando, yo no comprendía porque lloraba de esa forma tan adolorida, estaba bien, había despertado y no me sentía tan adolorido, pero cuando el médico entró con el rostro serio y cargando entre sus manos un pequeño recipiente negro comencé a comprender.

 

- Kagami, usted acaba de tener un accidente de auto, lamentablemente la fuerza del impacto lastimó seriamente la parte interior de su vientre, causándole una hemorragia interna, la cual terminó por producirle un aborto espontaneo, cuando fue atendido ya no había nada que hacer, lamento su pérdida- murmuró colocando sobre sus muslos la pequeña cajita.

 

El padre de Taiga apenas podía procesar todo lo que su hijo acaba de confesarle, su pequeño nieto había muerto de forma trágica, entonces mostró un rostro preocupado.

 

- ¿Dónde está Daiki? ¿Vino contigo?

 

Taiga sonrió de forma triste, desolada, antes de levantar su mirada, la cual ya no tenía brillo, su hijo se veía tan opaco.

 

-Terminamos- murmuró bajito, decirlo en voz alta le dolía más de lo que quería admitir, desde el momento en que se declaró, siempre imaginó un futuro perfecto al lado del moreno, pero las cosas no siempre salen como uno lo piensa.

 

- Lamento mucho oír todo esto pero, ¿Por qué no me lo dijiste antes?, pude viajar a Tokio y hacerte compañía, hacerles compañía, seguro Daiki también estaba destrozado, según me contaste él estaba más que ilusionado con comenzar una familia a tu lado.

 

-Lo siento papá, estaba cegado por el dolor, no quería ver a nadie, necesitaba tomarme mi tiempo, debía tener mi duelo, para comenzar a lidiar con todo lo demás.

 

Continuaron hablando cerca de una hora más, para finalmente despedirse, Taiga caminaba con tranquilidad de regreso a su departamento, era una tarde cálida, el viento soplaba suave y calmaba un poco su adolorido corazón, que más deseaba él estar entre los brazos de Daiki, pero sabía que le había causado mucho daño al moreno concentrándose solo en su dolor, bajó su rostro para evitar las lágrimas, controló su respiración y continuó caminando, ya cuando estaba a nada de llegar al edificio donde vivía, vio a un taxi detenerse en la entrada y lo vio bajar, su corazón se detuvo y su pecho se apretó con violencia, ahí, frente a su puerta estaba Aomine Daiki, viendo con algo de desesperación la caja de timbres.

 

Sin pensarlo mucho sus pies avanzaron hasta que quedó detrás del moreno, y con las manos temblándole, tocó su hombro llamando su atención, en cuanto entró en el campo de visión ajeno, se vio fuertemente apresado por esos brazos que tanta seguridad le causaban.

 

- ¿Qué carajos pensabas yéndote así del país?- lo amonestó antes de tomar su rostro entre sus manos- demonios Taiga, sentía que me moría cuando no sabía dónde estabas.

 

- ¿Q-Qué haces aquí?- preguntó con los ojos llenándosele de lágrimas.

 

- Vine por ti, Bakagami, no concibo mi vida sin ti en ella- confesó viéndolo con la misma adoración y amor, con la que lo había visto desde el momento en que sus sentimientos se aclararon- no podía permitirme perderte a ti también.

 

- P-Pero no podremos tener más hijos- dijo débilmente, sabía que el moreno quería una familia grande.

 

-Siempre podemos adoptar- le dijo dándole un dulce beso.

 

Porque aunque lo intentaran su relación no tenía un fin, ambos se pertenecían y no podían negarse a sí mismos eso.

Notas finales:

Gracias por leer~!c:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).