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Hulle. por IoAiko

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Notas del capitulo:

¡Hola! Yo de nuevo con otro intento de hacer un fanfic. En fin, espero les guste, disculpen mis faltas ortográficas. Este grupo honestamente parece que no muchos lo conocen así que tratare de hacerles un poco de familla. Bueno, hasta pronto.

-¿Por qué quiere trabajar para nosotros? Señor Woo –Cuestiona un sujeto frente a ChangBum, quien piensa su respuesta vagamente mientras se miraban de forma directa.

-Quiero ayudar a mejorar al mundo, “Hulle” están dando lo mejor de sí para recuperarnos de los trágicos sucesos hace diez y siete años –Habla claro y de la manera más formal que puede con un especie de brillo en su rostro. “Hulle” repitió en su mente el entrevistador abriendo sorprendido sus ojos por una micra de segundo- Debo dar de mi parte para ayudarles a sentirse mejor –Responde con una gran sonrisa de forma muy animada, teniendo ligeros recuerdos de su momento más significativo cuando era un infante..

Aquel día, lo que logro un gran significado para su vida y el rumbo que esta tomo. El planeta no se encontraba en su gran apogeo, de hecho, todo lo contrario, la familia Woo en cuanto se enteraron en las noticias de la difícil etapa por la que iban a pasar todos, salieron pronto de su ciudad natal y se dirigieron a la enorme granja de su tía, se supondría que estarían a salvo ahí.

ChangBum recuerda remotamente la expresión de sus padres, era un niño y cuando escuchó “Toma lo que creas más importante y regresa rápido”, el tomo su anillo favorito y lo colgó de la cadena que siempre llevaba consigo que también cargaban un par de aretes de aro, un diminuto reloj de bolsillo y un “corazón”, todo de oro.

Una vez que llego con sus padres, su madre le tomo de la mano y prácticamente lo saco a rastras tirando de su débil brazo, siguiendo a su padre quien iba al frente dirigiendo la marcha. A los mayores no les interesó dejar la puerta del departamento abierta o que les pudieran robar por consecuencia de eso, simplemente aventaron las 3 maletas que rellenaron con todo tipo de ropa y la mochila enorme para casos de emergencia al porta-equipaje. Arrancaron una vez que su hijo tuvo el cinturón de seguridad bien ajustado.

Para cualquiera que los viese en ese momento los hubiera tomado por paranoicos o que simplemente después de un episodio trágico que sucedió hace cierto tiempo y que, las personas de su edificio y algunos familiares –Los más cercanos- saben, reaccionaron con un pequeño grado de locura. Lo que verdaderamente paso luego de pocas horas fue que, sufrieron ataques de los invasores, quién sabe cómo fue posible que sus progenitores hayan tenido la idea de que eso sucedería o tal vez simplemente fue una intuición del peligro, también posiblemente suerte.

En esos instantes del ataque, ChangBum recuerda estar comiendo en un pequeño restaurante en medio de un pueblo minúsculo que ni siquiera aparecía en un mapa, ahí tenían la televisión en las noticias puesto que estaba bastante cerca. El rostro de la mujer frente a él estaba entre llena de alivio y preocupación, por obvias razones comenzaron a comer con mayor rapidez y a él lo apuraron, querían estar lo más lejos posible.

Una vez en carretera el auto aceleraba y rebasaba otros vehículos, la mujer en el asiento del copiloto encajaba las uñas en las palmas de sus manos y llevaba los ojos cerrados junto con una pequeña mueca asustada, el infante de la pareja se encontraba tranquilo viendo sus tesoros en su cuello. Ese fue uno de los viajes más largos que vivió en su vida, su rostro se frunció en un tierno puchero al ver la granja de su tía a unos cuantos metros de distancia.

Las sonrisas de sus padres no cabían en sus rostros de los enormes que eran, podrían quedar así para siempre y a ellos, parecía no importarles. Bajaron con total calma del auto y vieron a su tía salir de la casa con los brazos extendidos, él fue corriendo –Mas por educación- a saludarla, ella lo abrazo y lo levanto con la misma risa que sus padres, quienes bajaban el equipaje.

Se encontraban a salvo en ese lugar remoto, tenían luz, agua, comida gracias a la agricultura y al ganado, nada ni nadie les podría hacer daño puesto que se encontraba pasando un horrible desierto, pequeño pero que contenía altas temperaturas si lo atraviesas a la hora incorrecta, y solo sobrevivían aquellos que conocieran el camino como la palma de su mano.

Vivieron felices, trabajaron duro por las cosechas y el ganado, para poder comer todos los días era lo único difícil de su situación, mientras ciudades se veían destruidas por la sociedad humana y otras por los ataques invasores. Hasta que un día cambio, los alienígenas buscaban comida para los humanos capturados en su nave, se dieron cuenta que los terrestres no sobrevivían mucho ante las condiciones óptimas de otro planeta. Invadieron la granja…

-Mm.. Comprendo- Sacude ligeramente la cabeza de manera pensativa ante la respuesta corta del hombre que le hacia la entrevista de trabajo, en lo que escribía en su libreta con la mano derecha –Lo mantendremos al tanto de si se necesita su presencia, señor Woo.. –Tomando prontamente la documentación en sus manos y guardándola en un cajón de su lado izquierdo- Por supuesto le pediremos, suponiendo que lo contratemos, que se haga unas pruebas psicológicas y físicas.. –Menciona tanteando el terreno, se levanta con cierta lentitud abrochándose el botón de su traje.

-Entiendo y gracias por atenderme.. –Se despide con caballerosidad y de la misma forma de como llego, con honestidad y positivismo, antes de imitar las acciones adversas y llegar a la puerta siendo acompañado por el contrario quien la abrió, despidiéndolo con un apretón de manos.

Al cerrar la puerta el hombre dio un giro de ciento ochenta grados y se acercó con pasos pausados hacia la ventana, saco su teléfono móvil del bolsillo delantero del pantalón y marco un numero conocido para él-Tienes razón.. –Sonrió de lado asomándose a través del vidrio y ver la enorme fila de los aspirantes para los que serán entrevistados- Son unos crédulos..

-Pronto obtendremos los resultados esperados, continúe reclutando personas.. –Respondieron del otro lado de la línea, justo antes de cortar la llamada.

Guardo el aparato de donde mismo y miro su escritorio, estiro su brazo hasta alcanzar el intercomunicador –Haga pasar al siguiente, por favor- Pide con un ligero tono de firmeza, a lo que su recepcionista le respondió –Enseguida- Acatando lo dicho pronto escucho como alguien más tocaba a su puerta y nuevamente sonrió pensando.

Se escondió entre los arbustos y detrás de un par de palmeras, respiraba de manera agitada, rogo a cualquier Dios, dioses, deidades o alguna otra existencia mística o mágica que pudiera ayudarle para no ser descubiertos. Se encogió en su lugar al ver que un grupo de guardias se acercaban al lugar donde se encontraba, cerro sus ojos con fuerza, sudando con cada fibra de su cuerpo directamente de los poros y temblando con el corazón latiéndole desenfrenadamente, si le descubrieran, también a los demás, pero estos no serían castigados como él por su condición y eso, de cierta forma le relajaba o quitaba de alguna manera un poco del peso sobre sus hombros.

Al escuchar pisadas alejarse suspiro con pesadez y alivio, asomó su cabeza por entre las plantas que le servían en una especie de refugio, pronto sintió un jalón por su hombro siendo rodado debajo de su escondite y lleno de tierra abrió los ojos nuevamente ya que, sin percatarse los cerró por segunda vez.

Visualizó un arma a centímetros de su blanca frente, la que palideció aún más por el susto, antes de volverse de un color rosa por la ira de la impotencia en la situación que se encontraba. Mordió su labio inferior, desviando el atrevimiento que pasaba por su cabeza al ver como llevaban a sus amigos y a quienes había logrado sacar de su celda. Sintiendo los ojos llenarse de lágrimas que rápido reprimió y limpio los estragos que previamente deseaban escapar por sus mejillas color hueso.

-¡Demonios! Precioso deberías dejar de tratar de escapar, después de todo, siempre eres atrapado por qué quieres sacarlos a ellos –Sonríe con burla señalando a los chicos con embarazos un tanto avanzados, se agacho a su altura buscando su mirada lo toma de su mentón con un poco de fuerza, aquel sujeto lo acosaba desde que fue trasferido al área de fertilidad en el instituto.

 – ¿De qué te serviría escapar? ¡Eh! –Vuelve al mismo tono de sorna, rosando su nariz con delicadeza a lo que pronto reacciona con furia y le da el puñetazo más fuerte que ha dado en toda su vida, y valió totalmente la pena, o al menos eso es lo que piensa aun después de que es arrojado a la tierra de cara, raspando su hermosa piel de terciopelo.

Los guardias lo tomaron, esposándolo y amordazándolo para velozmente ser levantado y observar con una risa de satisfacción como le sangraba la nariz a ese maldito inglés engreído, piso a uno con fuerza y después le dio un cabezazo con la nuca. Giro confrontándolo y tiro una patada a uno de los tantos guardias que se le aproximaban, preparado para hacerles frente se dio cuenta de la situación,  ya no le apuntaba a él sino a los otros. Vio terror en los ojos de los demás y se detuvo, no podían seguir en esa posición.

-Tranquilo hermoso, no quieres que tus amigos salgan más heridos ¿Cierto?- Pregunta siendo él quien ahora portaba esa sonrisa de satisfacción al verlo agachar la cabeza en señal de rendición, le colocaron un collar y aquel sujeto con el acento británico le regreso el golpe con aun más fuerza. Logrando que sangrara. No era la primera vez que lo capturaban y menos la última..

ChangBum caminaba de regreso a su pequeño departamento, que se encontraba del otro lado de la ciudad pero si lo contrataban valdría la pena haber viajado una hora con todo el tráfico sobre él y el no haber tenido oportunidad para desayunar. Se colocó los audífonos al subir al camión que lo acercaría a su casa, observo todo con detenimiento en el transcurso lento del viaje; los parques, las cafeterías, librerías, los cinemas, todo.

Al ver la parada de su calle cerca, se levantó con pereza del asiento poco cómodo del viejo camión y una vez este se detuvo, salió agradeciendo al conductor. Suspiro con algo de tristeza, todavía le quedaban veinte minutos de camino a pie, pero los camiones ya no iban más allá y ahí era lo más cerca que podía dejarlo. Emprendió la caminata mirando con detenimiento nuevamente todo, comparándolo.

Los parques de la zona estaban desgastados, sus atracciones olían a metal viejo y corroído, un paraíso para las bacterias y las enfermedades infecciosas para los niños, por eso no le permitía a su hermano menor, Woo MinWoo ir ahí. Aunque no se viera como un buen vecindario para familias, en realidad ahí se encontraba gran parte de la población familiar de la pequeña ciudad.

Por el rumbo que tomaron sus pensamientos se vio sorprendió cuando llegó a la puerta del departamento, abrió con su llave y un olor delicioso lo ataco, al igual que los resoplidos de alguien en el sillón de la sala. No se sorprendió de ver aquella mujer con el maquillaje aun sin limpiar de su rostro, libros y exámenes a su alrededor y con una bata puesta todavía, era domingo. Sonrió al ignorarla y piso con cuidado, esquivando todo cuaderno a su alrededor, rio al ver a alguien parecido a él pero con unos años menos y un delantal de mujer anudado a su fina cintura.

-¿Qué te crees Hyung?- Cuestiona el menor girándose para encararlo con una sonrisa y el ceño fruncido, a lo que simplemente responde negando con la cabeza y una risa débil. Desde aquel día creyó que no se recuperarían, pero ahí estaban, posiblemente su departamento no era muy lindo y  sus padres tienen 2 trabajos o toman dobles turnos para mantenerlos. Suspiró con fuerza y pensó “Vale la pena”, repitiéndoselo una y otra vez mientras veía a su hermano MinWoo servirle un gran tazón de comida.

-¿Cómo te fue con la entrevista?- Cuestiona una voz de mujer detrás de él, levanto la vista y vio a su madre –La fémina que había estado roncando en el sofá segundos antes- le mostro los dientes al sentir sus labios en su frente y siguió con la vista sus acciones cotidianas desde lo sucedido en la granja de su tía, sin embargo MinWoo la detuvo e hizo que se sentara en el pequeño comedor con su hermano y el mismo le sirvió el café negro en su enorme taza.

-Supongo que me fue bien..- Respondió de manera vaga. Pico ligeramente la comida al comenzar a pensar que posiblemente no le fue tan bien como él creía –Es decir, yo.. Bueno..- Nervioso tartamudeaba buscando en sus recuerdos algún indicio de lo que podría suceder, dejo el tenedor sobre el plato y se froto el rostro ojeroso con ambas manos, estresado por la situación.

-ChangBum, cariño. Te ira bien- Le reconforto con una voz maternal en lo que sentía como su menor le abrazaba con fuerza –No te preocupes, si te contratan bien y si no, que se vayan a comer aluminio con hongos- Sueltan una ligera carcajada por el comentario de su madre.

-¿Dónde está papá?- Cambia de tema al no ver a su progenitor donde normalmente estaría, con la cabeza en la nevera. MinWoo se encoge de hombros y recoge su plato para lavarlo, su madre lo ve con un rostro de cansancio.

-No regresara hasta las 8 de la noche- Contesta la más grande caminando a la sala nuevamente para ordenar y pronto volver a dormir. Mira a su hermano que lucía como su madre y le sonríe agradecido, después de todo el tomo los quehaceres como algo de todos los días para ayudar en la casa.

Su familia puede verse rota pero no lo está, solo está cansada. Después de todo lo sucedido cuando tenía 5 años su futuro no se veía muy prometedor pero pudieron sobrevivir e incluso, sus padres pudieron tener otro hijo una vez que se “establecieron” otra vez, por su puesto eso implico mayores gastos sin embargo, al ChangBum tomar conciencia empezó a ayudar, tenía 7 cuando MinWoo llego a su pequeño departamento. Al principio fue pura felicidad, luego sus padres ya no le tomaban tanta importancia como antes y en uno de esos arranques decidió escapar, lleno su mochila vieja de esas pequeñas galletas de chocolate que le fascinaban, una botella de agua, un termo con leche y un libro importante.

Ese día llego a la estación de autobuses dispuesto a irse, algo lo detuvo, un gato algo grande llevaba consigo a otro un poco más pequeño, paso justo frente a él y el mensaje fue claro –O al menos para él- metió a ambos gatos dentro de su mochila, no le fue fácil pero lo logro y orgulloso regreso a su hogar, al abrir la puerta su madre se encontraba alterada al teléfono. Fue un gran regaño, uno por haber tratado de escapar y otro por llevar a los felinos, al final se los quedaron y hasta la fecha cada hermano cuida de uno.

Nuevamente se encontraba en el “Hoyo”, sin comida, agua o simplemente un lugar para dormir. Se encontraba sucio y apestoso, pensando en su nueva táctica de escape. Bueno, en realidad analizaba todo mientras acariciaba su vientre, posiblemente este emabarazado de un desconocido y él solo se arriesgaba a perder a la criatura. Esa noche no durmió, como cualquier otra en la que se encontraba en el “Hoyo”. Cerro los ojos tarareando, recordando una canción tradicional de su pueblo y las advertencias de sus padres respecto a los humanos, “No confíes en ellos”, “Se creen señor de todo territorio”, “Son egoístas, orgullosos y todo quieren poseer”, “Mío y mío es lo único que saben articular esos barbaros”.

Pronto frunció el ceño, al rememorar otras cosas horrorosas, cuando invadieron su refugio aun después de haber defendido a los terrestres, las golpizas que les dieron a todos sin tomar en cuenta su edad o estado de salud, o el simple hecho de que no se defendieron no los detuvo. Luego su primera vez, fue doloroso e hiriente, ese hombre lo marco y no importo cuanto lloro, pataleo o peleo, a ninguna persona que profano su cuerpo después de él le intereso su estado y mucho menos cuando terminaban dentro.

Lentamente se fue quedando dormido con esas infames ilusiones en su cerebro y que rápido desaparecieron al soñar y anhelar con algún día poder escapar de ese instituto del infierno.

Al despertar se encontró amarrado a una silla de pies y manos, siendo examinado por enfermeras y un doctor. Cada 4 semanas iba a esa sala por un chequeo mensual, en ese lugar eran meticulosos con los cuidados de quienes se podían preñar.

-¿Cuándo fue tu ciclo?- Cuestiono el hombre de bata blanca y reluciente frente a él, con su expediente en mano. “Ya lo sabe ¿Por qué me pregunta?” Piensa con un rostro de molestia y rodando los ojos el castaño. Estaba cansado de esa situación, los ciclos eran cada mes y medio con una duración de 2 semanas, tanto para mujeres como para hombres.

-Hace 3 semanas fue el último día.- Responde en un susurro y con el corazón en la boca, mirando el suelo con tristeza. El medico suspiro con cierta lastima e hizo algunos apuntes en el expediente y le miro serio.

-No ha habido cambios en tu cuerpo, están haciendo los análisis. Te programare una visita para mañana, cuando tenga tus resultados te diré si estas embarazado pero si no, te someteremos a “La hormona” -Concluye de manera simple, obteniendo una mirada sorprendida y en una especie de shock al escuchar ese par de palabras “La hormona”, era una droga especial a base de progesterona y estrógeno que estimula la llegada del gameto –Tu estas bien, si no estás preñado seguro fue un problema de hormonas con el sujeto. Te pondremos en el “edificio” de nuevo- Le explica al guardar su archivo mientras RockHyun temblaba con impotencia.

El “edificio”, mejor conocido como el edificio de fertilización, más parecido a un motel que a lo que se supone que es. Llevaba ahí desde los quince, siendo invadido como si fuera una puta regalada, era una de las áreas más vigiladas junto a la de maternidad. Eran esposados a las camas y de ser necesario un bozal, como si fueran animales salvajes.

Al estar frente a su puerta, deslizaron una identificación para abrirla y ser arrojado como muñeco de trapo tras haber sido abierta automáticamente. El piso de su habitación nunca le pareció cómodo pero en ese momento fue muy propio para soltar todas las lágrimas silenciosas que no pudo contener más, se abrazó con temor y se dejó caer en el suelo. Tenía prácticamente diez años esperando a que alguien le hiciera un hijo para que después se lo quitaran de las manos, volvió sus manos puños ante la idea y comenzó a golpear la puerta, haciendo suficiente ruido para alertar a su guardia personal, le concedieron ese privilegio luego de su primer escape.

Al entrar el cuidador rápido lo sujeto por la cintura, a lo que RockHyun ya no se contuvo más y toda su ira se volvió fuerza, la puerta tenia sangre de sus nudillos, el personal no le podía hacer daño ya que se encontraba en un estado desconocido para los doctores y por ende, aprovecho la situación.

Cuando enviaron refuerzos a su habitación para controlar al menor, este se encontraba en el regazo del guardián golpeándolo con uno de los tantos libros gruesos que él amaba leer. Todo cubierto de sangre le dieron un tranquilizante y al sujeto inconsciente por los golpes lo llevaron a la enfermería para el personal, la mayoría de los que van ahí es por Kim RockHyun...

Notas finales:

Espero sus criticas constructivas, muchas gracias por leer y por el apoyo y pancienca que ansio le den a esta idea.

¡Gracias!


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