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Entre las garras del Enemigo. por Fireflies

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Notas del fanfic:

Este es un trabajo en colaboración de Piña & Melocotón, ideas reservadas, los personajes no son nuestros [?] -En su mayoría-

Notas del capitulo:

Esperamos, les guste <3

Un inmenso y hermoso sol alumbraba a la ciudad de Zaofu, en el Reino Tierra. Hacia unas buenas horas ya había amanecido.

 

Más eso no implicaba que todos se levantaran con el primer rayo de luz de albor. Cierto joven castaño, de cuerpo bastante fornido apenas se levantaba y hacía acto de presencia en el salón de la gran casa donde había quedado a dormir.

 

Lo primero que vio, después de acostumbrar su pupila a la luz ambiente de aquel salón, fue la silueta de su pareja. Automáticamente una media sonrisa apareció en sus labios, a la vez que elevaba los brazos con tal de estirarlos y desperezarse.

 

r13;Uah, r13;Bostezó en eso, sin mucho éxito. r13;Buenos días, amor. r13;Saludó a la dama, bajando paulatinamente sus brazos. r13; ¿Dónde están todos? r13;Osó de preguntar. Era una completa sorpresa que hubiese notado la falta de presencia de gente en la casa, después de todo, se notaba a leguas que seguía adormilado.

 

Aunque a Opal no le importó en lo más mínimo aquel minúsculo detalle. r13; ¿Todos? r13;Respondió con una pregunta, usando un tono apático en su voz. r13;Pues «todos» se levantaron desde muy temprano para comenzar con los preparativos de la «renovación» del compromiso de mi hermano con Kuvira. r13;Complementó al final, con un dejo de molestia.

 

r13;Ah. r13;Bolin no atinó a soltar más que un monosílabo. 

 

Acto seguido el joven se tomó la libertad de sentarse en la mesa, y pedirle a parte de la servidumbre que, por favor, le sirviese algo para comer. Después de todo, no había alcanzado a coordinarse con los demás para tomar desayuno juntos, y se le había hecho un poco tarde.

 

r13; ¿Puedes creerlo Bolin? r13;Al parecer, Opal no había prestado atención al qué hacer de su pareja. Recién se dignaba a mirarle, cruzando sus brazos por debajo del nivel de su busto. r13;Que a tan sólo dos días después de que Kuvira saliese de prisión, mi hermano ya esté pensando en casarse con ella.

 

Pero el joven actor no hizo más que fruncir el entrecejo, sin comprender el disgusto de su pareja. r13;Pero, ¿Eso no es bueno? Digo, estamos hablando de una boda, ¡Las bodas son lindas! r13;Se expresó Bolin, en un intento por darle un toque de felicidad a la conversación.

 

r13;Cómo se nota que no entiendes nada…. r13;Susurró Opal, volteándose con tal de darle la espalda al castaño. Por acto de reflejo, sus brazos pasaron de estar cruzados, a abrazarse a sí misma.

 

En ese momento Bolin supo qué debía hacer. De manera inmediata se levantó de su asiento, y se dirigió al frente de la dama, tratando de darle la cara. Fue inevitable desde ese ángulo poder apreciar cómo la expresión antes molesta de la maestra aire, había cambiado sin disimulo por una de tristeza.

 

r13; ¿Hay algo malo? r13;Preguntó el joven. Vio claramente cómo las hermosas esmeraldas verde olivo que su novia tenía por ojos, se habían cristalizado a tal punto de que pronto se deslizarían por sus mejillas finas y delicadas lágrimas. Por acto de reflejo reposó su diestra en la mejilla ajena, proporcionando una caricia.

 

Opal, de la sorpresa, elevó su mirada desde el suelo, con tal de toparse con la ajena.

 

r13; ¿Qué si hay algo malo…? r13;No pudo evitar enarcar ambas cejas ante esa, a su parecer, ingenua pregunta. Simplemente fue incapaz de contener más el llanto. r13;Mi madre está destrozada. Ni yo ni ella podemos permitirnos el perdonar a Kuvira… Es difícil olvidar todo lo que nos hizo. Pero al parecer, eso a Baatar no le importa. Él sigue con la tonta idea de casarse con esa mujer. r13;A medida que hablaba su llanto se intensificaba.

 

r13;Opal… r13;Susurró Bolin, con una clara preocupación reflejada en sus facciones. No encontró otra forma de reconfortarla y hacerle saber que a su lado estaba, más que abrazándola por un largo rato.

 

~*~*~*~

 

El azul profundo que maquilla las paredes en la habitación, resaltan la tristeza y lo sombrío del lugar. Más sin quitarle la perfección del barniz, que incluso en la actualidad permitía percibir el tosco olor de aquel. Era de esperar que ni Desna, ni Eska, se conformaran con un mal trabajo a medias.

 

Todo en sus aposentos debía guiarse al pie de la letra, en cuanto a sus gustos refería. Después de todo, a ninguno de los gemelos les eran de agrado los espacios vivos, si no que más bien, sus preferencias se inclinaban por los lugares más tranquilos y solitarios.

 

No era de sorprender que los aposentos del joven, fuesen exactamente iguales a los de su hermana. Ambas habitaciones gozaban de la carencia de decoraciones, exceptuando por un discreto diseño de flores añadido al armario, además de las añadiduras en forma de flor, talladas en la gigantesca puerta de hielo fino.

 

El ya mencionado Desna reposaba en su correspondiente aposento, sentado en una silla mecedora que fácilmente podría asociarse a los viejos ancianos cuando se echaban para una siesta. Ante la ausencia de su hermana, no tenía de otra que buscar otra forma de gastar su tiempo.

 

Y así hacía. Con su diestra sostenía con firmeza un lápiz de punta fina, mientras su siniestra reposaba. En una hoja de papel que tenía frente suyo, ya trazaba con destreza líneas tanto finas, como gruesas, formando con honra lo que deseaba.

 

Tan sólo llevaba dibujados unos pequeños, pero bien abiertos ojos de color verde, y aunque no hubiese nada más, ya iba cobrando vida todo. La concentración que reposaba en el joven moreno era tan excepcional, que tan sólo se lograría desconectándose de absolutamente todas las vías hacia el exterior. Su ser completo estaba dedicado en ese mismo momento, a la formación del retrato.

 

Hacía su mayor esfuerzo, después de todo su finalidad es sorprender a su confidente, su apoyo, a la cogobernante que tenía a su lado la mayoría del tiempo, pero que en ese mismo momento se encontraba en una junta que, a su juicio, era sumamente aburrida. Siendo la primera vez que hacía un retrato, esperaba sinceramente que le gustase a su hermana cuando llegara.

 

Pero de repente la destreza con la que el lápiz parecía moverse por cuenta propia, desapareció en un suspiro. Desna había pausado el retrato, con una expresión desconcertada en su rostro. La bebé reposada en una cuna frente a él, misma a quien pintaba, pasó a ser de una modelo excelente, a una pésima.

 

La pequeña flor de invierno se mostraba inquieta, haciendo gesticulaciones raras, entre llanto y bostezos. Todo apuntaba a que, en efecto, la pequeña tenía hambre.

 

Nada faltó para que la pequeña Sialuk exigiese con toda la fuerza de sus pulmones, alimento. Probablemente insistía más en ello por el parentesco de Desna con su madre, mismo que provocaba que los confundiese. Al no reconocerlos como entidades diferentes, rogaba, a base de llanto, que su madre le tomara en brazos.

 

Más, para la mala suerte de la pequeña, su tío no era precisamente un experto en eso de cuidar críos. De hecho, miraba tenso de un lado hacia otro, sin saber al pie de la letra qué hacer. Nunca había encontrado la necesidad de tomar un libro que hablase sobre cuidados y necesidades de los bebés, y leerlo.

 

Sin más suspiró, en un intento por calmarse y pensar detenidamente el qué haría y cómo procedería.

 

r13;Llamaré a tu cuidadora… r13;Anunció en un tono bajo y sin emoción, como si su sobrina pudiese entenderle.

 

Pronto recordó que, en su defecto, la pequeña ya no tenía cuidadora. Eska acababa de despedir a la joven, siendo ya tres quienes no permanecían ni dos horas en labor, pues inmediatamente eran rechazadas por la maestra agua con la excusa de que ninguna era apta para cuidar a una bebé de la edad de Sialuk.

 

Cuando de Sialuk se trataba, la exigencia con la que Eska juzgaba era mucho mayor.

 

Desna volvió a repasar sus opciones, descartando de manera inmediata el llamar a su hermana. Ante el arduo trabajo de pulmones de su sobrina, por un fragmento de segundo incluso atravesó su cabeza, la idea de llamar a la abuela de la pequeña, pero rápidamente la alejó, era una posibilidad muy arriesgada.

 

El pobre tío primerizo ya no podía pensar en nada más que llamar de modo urgente a algún sirviente, y pedirle que preparase leche caliente para la menor.

 

Fue la mejor decisión que pudo haber tomado, tomando en cuenta que no tenía ni idea de cuánto tiempo más tendrían a Eska encerrada en esa reunión de ancianos del concejo.

 

Una vez pedida la leche, no había perdido tiempo. Mientras la hacían y posteriormente traían, Desna se acercó con sigilo a la cuna de su sobrina. Quedó conmovido al ver desde arriba a una Sialuk sollozando, ya a madias ronca de la garganta, siendo una consecuencia por su lloriqueo interminable.

 

Aquella impresionante bebé había logrado enternecer el corazón de su tío, quien hizo girar con suavidad el móvil de la cuna, con el único propósito de entretenerle. Era de esperar que de inmediato Sialuk cesara en su llanto, las figuras de hielo cristalizado las había hecho especialmente su madre.

 

~*~*~*~

 

Cierto piso, un tanto modesto, en Ciudad república se escuchaba bastante animado. Era de esperarse, s es que se tomaba en consideración que allí se efectuaba un reencuentro, tal vez inesperado, tal vez no tanto.

 

Todo dependía del punto de vista.

 

r13;Y, ¿Cómo estuvo el viaje al mundo de los Espíritus? r13;Indagó de buenas a primeras el maestro fuego, mientras acomodaba el té sobre la mesa como el buen anfitrión que pretendía ser.

 

Asami y Korra se encontraban frente a él. Juntas había decidido que primero irían a casa de Mako, pues, en efecto, habían extrañado en demasía a su amigo. Probablemente más tarde irían con Tenzin, a saludar y mostrar presencia.

 

r13; ¿La verdad? r13;La señorita Sato elevó una ceja, como queriendo despistar. Más recibió una positiva. r13;Fue el mejor viaje que he hecho hasta ahora... r13;Reconoció con un brillo en su mirada, mostrándose sincera y hasta sonriendo. De manera inmediata y sin motivo aparente, Asami reposó su mano encima de la de Korra, proporcionándole una suave caricia.

 

La joven morena fue tomada por sorpresa, a tal grado de incluso dar un pequeño salto de la impresión. Lo primero que pudo hacer como reacción, fue desviar su mirada a la ajena. Fue entonces cuando Asami le dedicó una exclusiva sonrisa para ella, más dulce, más familiar. Con una sola mirada podían decirse millones de cosas. Millones de cosas que sólo ellas entendían.

 

Korra no tuvo de otra más que bajar la mirada por unos escasos segundos a raíz de la vergüenza, misma que hizo que sus mejillas se tiñeran con un generoso tono rojizo. Posteriormente devolvió la mirada para corresponder el gesto; sonrió de igual manera a la joven. Tenía incluso la intención de decir algo a Asam en ese momento, e iba a hacerlo, mas, se vio interrumpida.

 

Nadie más y nadie menos que Mako fue quien interrumpió aquella conexión, emitiendo un extraño sonido desde su garganta, siendo este una mezcla de una toz rara y bastante forzada. Pero había logrado exitosamente su cometido. Había truncado aquel momento que se estaba formando frente a sus narices.

 

Ni el mismo Mako conocía la razón r13;O quizá sír13; del por qué había sentido la necesidad de hacer lo que hacía, y lo que estaba dispuesto a hacer. Pero de una cosa estaba seguro, no había vuelta atrás.

 

Sintió la mirada de ambas jóvenes encima de él, sin duda había captado su atención; parecían asombradas.

 

r13; ¿Galletas? r13;Ofreció el joven detective a sus dos invitadas. La charola con los bizcochos fue posicionada a tan sólo unos centímetros de ellas para que así pudiesen alcanzarla, teniendo la posibilidad de tomar cuantas quisieran. Pero las chicas tan sólo quedaron aún más sorprendidas, no lograban entender el, a su criterio, extraño comportamiento de Mako.

 

r13;Este… Sí. r13;Había titubeado. r13;Una, gracias. r13;Korra se había visto en la obligación, o más bien necesidad, de salir de la confusión en la que su amigo le había metido por error quizá. Con esa especulación, pretendió que nada había acontecido.

 

Paralelamente, la joven de negocios había deslizado con suma elegancia su mano hasta la charola, y con su característica delicadeza retiró dos de los bizcochos con cubierta de chocolate blanco. Aquello no pasó desapercibido para Korra, quien tenía consciencia de que aquellos eran los favoritos de la chica.

 

De igual manera expresó su gratitud. r13;Gracias por las galletas, Mako. r13;Sin duda algún alimento dulce era el perfecto acompañante para el té que bebían en la ocasión. Aunque a las jóvenes eso no les inmutaba.

 

Ninguna había sido capaz, ni se había atrevido a cuestionar la chocante forma de comportarse de Mako. Supusieron que, si lo hacían, la situación tan sólo se tornaría más embarazosa de lo que ya era.

 

Misma fue la razón de que la sala se llenase de silencio.

 

Korra se empeñaba con una dedicación increíble a zambullir galleta tras galleta, con la única motivación de mantener su boca llena y así, conseguir un pretexto para evitar entablar una conversación. Por su parte, Asami no despegaba la porcelana de la taza de sus suaves labios; se notaba a leguas que tenía el mismo propósito que la joven sentada a su lado.

 

Mako, frente a ellas, tan sólo mantenía una seria expresión, por no decir dura. Se preguntaba internamente el por qué ambas jóvenes actuaban de esa forma frente a él, sin obtener una respuesta satisfactoria. Liberó de sus labios un suspiro, ya cansado de la situación. Mas, no está dispuesto a ser el que inicie la charla.

 

Notó entonces cómo Asami miraba con disimulo a la joven Avatar por debajo de la taza, y juntas reían por lo bajo. Un sentimiento de persecución le hizo pensar de inmediato que se burlaban de él, obviándolo. Ante un pensamiento como tal, fue normal que un crecente enfado le nublase la razón y se permitiese ser manejado por sus más básicos impulsos. Sin más, Mako se dispuso a romper el silencio con un sarcasmo.

 

r13;No me digan que consiguieron novio en el mundo de los espíritus. r13;A pesar de lo dicho, Korra agradecía de cierta manera que fuese el policía quien rompiese aquella pesada red de silencio que se había formado entre ellos. Pero eso no le quitaba su esencia. La joven elevó su mirada, y encarando de frente a Mako, se dispuso a responder con el mismo tono sarcástico que usó su amigo.

 

r13;No, «señor detective» r13;Al escuchar aquella negación, Mako sintió de manera inmediata un alivio indescriptible. El hecho de saber que ella no había buscado un nuevo enamorado le daba en cierta medida esperanzas de algo. Más, Korra aún no acababa de hablar. El joven se había precipitado a tal grado, de que probablemente la revelación que vendría le dejaría congelado. r13;Es obvio que ninguna de nosotras consiguió novio en las vacaciones, pero es porque Asami y yo estamos saliendo. r13;Explicó la morena con una inusual calma.

 

El maestro fuego estuvo a escasos instantes de cumplir su impulso de preguntar «¿Con quién?» No obstante, nuevamente fue frenado por la señorita cuatro elementos, quien no tuvo pudor ni pena en proseguir con la charla, sólo que ahora sumándole un matiz de felicidad. Su rostro mostraba de lleno una expresión de alegría pura.

 

r13;Mako, ¡Asami es la mejor novia! ¿Sabes? ¡La amo tanto! r13;Mientras hablaba, no pudo evitar el abrazar con cariño y firmeza a la proclamada pareja suya, dándole de paso un beso en la mejilla. Asami se vio sorprendida por lo impulsiva que podía llegar a ser su novia.

 

r13;Korra… r13;Musitó la joven entre dientes, con notoria vergüenza. Inclusive sus mejillas habían quedado con un ligero tinte rojo en ellas.

 

r13;Y dime, ¿Cómo sabes que es la mejor novia? Si no has tenido otras. r13;Interrogó Mako en un tono apático. A su juicio estaba usando la lógica. Pero la lógica de los celos.

 

Era obvio que Korra esperaba otro tipo de respuesta. Como un «felicidades», por ejemplo. Asami frunció levemente el entrecejo, mostrando desaprobación ante aquel comentario. La misma nada hizo falta para que Korra respondiese.

 

r13; ¡Lo sé porque lo siento! r13;Enfrentó sin temor al chico. r13;Además, a ti qué te importa.

 

r13;Me importa porque ambas son mis ex.

 

r13;No entiendo.

 

r13;Sí, es decir, ¡No me pueden hacer esto!

 

r13; ¿Hacerte qué?

 

r13; ¡Esto!

 

Korra desvió su mirada a Asami, sin entenderlo del todo. Luego volvió a encarar a Mako, soltando una brisa de aire por la boca, mostrando cierto cansancio, o resignación. Desacomodó como medo de canalización, su fleco. Sentía cómo su paciencia, que de buenas a primeras era poca, se le escapaba de las manos gracias a Mako.

 

r13;Estás acabando con mi paciencia. r13;Advirtió la joven. Luego de unos segundos sin recibir respuesta, continuó. Aunque de buenas a primeras tomó, tratando de calmarse, una buena bocanada de aire, exhalándola seguido. r13;Está bien, ¿A dónde quieres llegar?

 

r13;Korra, Asami no es como tú crees. Ella no te merece. r13;Respondió Mako, cambiando de manera oportunista el contexto de la discusión por al mejor. El anterior desistimiento resultaba extraño, sí, pero la controversia de ahora parecía una total sinvergüenzada. Mire que, el joven había comenzado a hablar mal de su amiga, a su otra amistad, encontrándose ambas presentes allí, y más importante, oyentes. Peor pudo ser, no cabía duda. Mejor hablarlo de frente a la persona, que a sus espaldas.

 

r13;Woah, woah. r13;Detuvo las cosas Korra. La joven de origen en la tribu agua no conseguía entender lo que su amigo, que ahora más bien veía como a un granuja, decía. Sin embargo, aquel mismo granuja estaba dispuesto a continuar con una mentira de ese calibre.

 

r13;Cuando ella y yo anduvimos no lo supe de inmediato, pero después me enteré de que me había sido infiel… r13;Afirmó aquella blasfemia, el que desde ahora sería tildado como mentiroso. Korra no pudo evitar pensar que aquella había sido porque primero, él le había sido infiel con ella, haciendo referencia al beso. Aunque el Avatar estaba bastante reacia, y era lejano, el que dijese exactamente qué era lo que pensaba, puesto que no le importaba en lo más mínimo el pasado de él con Asami. Aunque lo dolía, sí, le dolía que estuviese actuando de una manera tan descarada; después de todo Asami se encontraba allí también, ¡Y a Mako parecía no importarle!

 

r13; ¿Qué cosa bebiste, ah? r13;Korra no aguantó más, y preguntó, sin ocultar su molestia. Estaba segura de que, si Mako no terminaba con esa actitud, no podría resistirse el proporcionarle un buen golpe en la cara para ver si así entraba en razón.

 

Mas, antes de que pudiese siquiera Mako contestar aquella pregunta, Asami se elevó del sofá con suma brusquedad, y acomodó su bolso realmente indignada, aunque más que sentirse disgustada por el comportamiento y falacias del que creía, era su amigo, lo que sentía era una creciente decepción. Nunca esperó recibir algo como eso de parte de Mako.

 

Korra observó cómo su novia se volvía haca el joven, parándose justo frente a él con tal de enfrentarlo. No perdió detalle de la escena, percatándose de cómo dos perlas de agua se asomaban por las hermosas esmeraldas de su pareja.

 

En Asami una sensación carcomía su ser, haciéndole sentir un horrible calor, coraje era lo que sentía. Y si no lo sacaba pronto, era seguro que atraería al llanto.

 

El ver aquella expresión, Mako quiso rehuir a la mirada de la joven. Pero no quería demostrarlo, no quería que quedase en evidencia que verla le hacía sentir culpable. Como un idiota. Como el idiota que probablemente era. Sin duda el arrepentimiento por las mentiras que dijo estaban pasando cuenta, ¡Y vaya qué rápido!

 

Aun así, es demasiado tarde. Debe de enfrentar el problema y pedir perdón.

 

La joven Sato alzó su mano derecha dispuesta a proporcionarle una cachetada a Mako, pero se detuvo antes. Con coraje cerró la mano en forma de puño, apretándolo frente a él. La expresión que tenía en su rostro hizo que un impulso creciera en el joven; era tanta la frustración que veía, que incluso intentó tocarle el hombro a Asami.

 

Pero ella le apartó, sin tacto.

 

r13;Yo… Nunca esperé esto de ti, Mako. r13;Susurró Asami, afligida. Posteriormente agarró vuelo y se fue corriendo de allí, sin poder resistir más.

 

r13; ¡Espérame cariño! r13;Exclamó Korra. Sin perder un segundo de acción, la joven tomó de la mesita sus cosas para ir tras ella, mas, se detuvo por un instante sólo para dedicarle una mirada a Mako; una mirada fulminante.

 

El maestro fuego no supo cómo ni por qué, pero por un momento sintió miedo. No era capaz de mover siquiera un céntimo de su cuerpo. Lo único que pudo hacer, fue observar cómo su amor fallido se iba dando pisotones, dejando tras ella una puerta cerrada con furia y rudeza.

 

Como si la tensión que sentía en su cuerpo se hubiese desvanecido con la ida de las jóvenes, lo cual era muy probable, enseguida el joven se dejó car sobre su sofá y miró la puerta una vez más. Una pregunta acongojó su mente, si en el momento en el que Korra le lanzó esa mirada, ella le habría hecho algo. Después de todo, pudo sentir claramente como en ese suspiro de tiempo había sido amenazado por ella.

 

Korra… ¿Sería capaz de causarle a él algún daño?

 

~*~*~*~

 

Después de cinco largas horas por fin había salido la joven de aquella extendida y tediosa junta, yendo sin falta rumbo a sus aposentos, en el encuentro de su hermano e hija.

 

r13;No voy a casarme con ninguna de ellos. r13;Afirmó Eska, sin haber desviado un momento su mirada del dibujo que Desna le había entregado apenas entró a la habitación. Se hallaba sentada tranquilamente sobre la cama, examinando cada detalle de la figura en el papel.

 

r13;Yo tampoco pienso casarme con ninguna de esas mujeres pomposas. r13;Le apoyó Desna. r13;No pueden obligarnos. r13;Dio por hecho, reposando su mirada en el horizonte. r13;Además, todas las que están aquí son odiosas. r13;Agregó sin disimular el disgusto en su voz.

 

Pero no recibió respuesta de su hermana, parecía no haber escuchado aquellas últimas palabras.

 

La observación de la pintura de Sialuk entre sus manos era lo que se llevaba toda la atención de la joven. Los iris de la pequeña eran de un hermoso color verdad, y sus pestañas parecían alcanzar el cielo de lo largas que eran… Sin duda iguales a los de su padre.

 

Eska pasa con sumo cuidado la yema de sus largos y finos dedos por encima de los ojos dibujados de su hija, para descender luego por sus labios. Se percató de algo, perturbando su calma expresión. No sólo sus ojos son como los de su padre, sino que sus labios también.

 

Su mente se llenó de añoranza al recordar a Bolin.

 

Desna tan sólo era espectador en aquel reencuentro en la mente de su gemela, aunque pudo ver a través de ella. Podía, sin mucho esfuerzo, observar aquellos sentimientos ocultos en ella. Entonces se le acercó, y le dio lo que sabía, necesitaba en ese preciosa momento; un abrazo fuerte.

 

Apenas la joven correspondió aquella muestra de afecto, suaves golpes se escucharon a la puerta.

 

Eska ya les había advertido a todos que debían ser cuidadosos al llamar a la puerta de su habitación, puesto que si por algún descuido o acción brusca llegaban si quiera a despertar a su hija, el culpable sería sancionado.

 

Tanto Desna como Eska volvieron su vista hacia la entrada, dando permiso a la servidumbre para entrar, apareciendo frente a ellos un hombre, quien portaba el uniforme de la Tribu Agua del Norte.

 

Parecía afligido, y vaya que tenía motivos.

 

r13;Jefes, nos acaba de llegar un reporte. r13;Comenzó a dar aviso. r13;Parece que hay problemas en uno de los Municipios cercanos.

 

~*~*~*~

 

Una reunión se efectuaba en algún lugar del Reino Tierra, donde cinco sombras desconocidas sólo podrían ser captadas por el ojo más experimentado en búsqueda.

 

r13;Ubon… ¿Para qué necesitamos a Kuvira?

 

r13;Para acabar con Korra.

 

r13; ¿Cómo podemos estar tan seguras de que ella nos ayudará?

 

r13; ¿Qué tal si se rehúsa?

 

r13;Si se niega, la obligaremos.

 

r13;Pero hace unos segundos dijiste que ella es una Maestra Metal muy poderosa…

 

r13; ¡Ya sé lo que dije! Para ello tengo un plan «B». Y si fallamos, nos queda usar el plan «C».

 

r13; ¿Plan «C»?

 

r13;Sí.

 

r13; ¿De qué trata?

 

r13;No es necesario saberlo por ahora.

 

r13;Pero Ubon…

 

r13;No se preocupen, yo confío en que todo saldrá a la primera. r13;Dijo la joven, mostrando la confianza de un Líder. r13;Ahora a dormir, mañana nos espera un arduo entrenamiento. 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció? Espero que bueno, necesitamos apoyo para seguir trabajando <3

 

Y bueno, hasta la próxima ~


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