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Para tener una buena vida 2.0 por liaran_chan

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Notas del fanfic:

Hola. Esta historia ya la había subido hace varios años atrás pero por diferentes circunstancias que no vale la pena recordar lo perdí, así que lo estoy subiendo nuevamente por unas hermosas personas que me animaron a retomarlo. Aclaro, es la misma esencia no la misma forma de expresarla ya que considero que con los años me a alcanzado un poco de madurez en mis escritos, espero que ustedes piensen igual.

Como ya saben no es con fin de lucro el escribir este fanfic y los personajes no me pertenecen sino a J. K. Rowling.

Hago la aclaracion que tambien esta en slasheaven, bajo el sedonimo de Lia_aran, la cual por cierto soy yo, así que no es plagio ni nada por el estilo

Notas del capitulo:

Espero que sea de su agrado y dejen uno que otro comentario XP 

Romper la continuidad del tiempo era un torbellino de sensaciones: era como ese terrible tirón que se siente la primera vez que te apareces, dividido por esa sensación de succión que se percibe cada que entras al ministerio por el escusado, sumando la adrenalina de surcar el cielo en una escoba de carreras mientras una manada de hipogrifos decide envestir contra tus intestinos. Pero al mismo tiempo, aunque parecía irónico, también era esa sensación en el estómago de estar enamorado por primera vez, esa dulce y delicada danza de alas de hadas, velas o ángeles, revoloteando en tu vientre.

 

Si una experiencia inolvidable, llena de contradicciones pero para Harry Potter eso no fue un problema, y no es por que este acostumbrado a vivir cosas como esas, sino por que en todo su ser había algo más importante que esa mar de sensaciones, que estaba taladrando cada uno de sus sentidos: la cálida sonrisa de su amado acompañada de unos ojos brillando en esperanza, por una vida distinta.

 

–Esta vez sera diferente, te lo prometo mi amor– pronuncio a la nada mientras a su alrededor el tiempo iba en retroceso.

 

Algo de lo que no se percato Harry, siendo que mantenía sus ojos cerrados, como si con esa acción el recuerdo de esos ojos que brillaban cual estrellas nunca se fuera de su memoria.

 

Una vez que el movimiento seso y Harry sintió que por fin sus pies estaban sobre el piso, el viajero del tiempo se tomo unos segundos para inhalar y exhalar aire, esto con la única finalidad de que su estómago siguiera en su lugar junto con todo lo que tenía dentro.

 

Apenas se sintió estable, Harry examinó su contorno notando que estaba en la entrada de Madame Malkin, en sentido contrario se apreciaba el caminar de Hagrid, asi que dedujo que fue en el momento que lo dejo solo para que pidiera sus túnicas para Hogwarts.

 

Al cruzar el umbral de la puerta del negocio, la voz de una mujer rompió el silencio -¿Hogwarts, guapo? Tengo muchos aquí… En realidad, otro muchacho se está probando ahora.

 

Un asentamiento de cabeza fue la única respuesta que pudo hacer el pequeño ojiverde, que caminaba como si estuviera bajo el efecto de un imperius adonde se encontraba un niño de rostro pálido y puntiagudo, que estaba de pie sobre un escabel mientras que otra bruja le ponía alfileres en lo largo y ancho de la túnica.

 

Era tanta la fascinación del joven que ni siquiera noto cuando Madame Malkin le puso un escabel o cuando por inercia se subió a este, para comenzar con el trabajo de su túnica, fue hasta que la cálida voz de su acompañante se hizo presente que Harry se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor.

 

–Hola– dijo el muchacho –¿También a Hogwarts?

 

–Si– contesto Harry –Estoy emocionado por ingresar aunque aún debo comprar muchas cosas– lo último lo dijo con cierto pesar.

 

El joven rubio hizo un gesto que indicaba que entendía su dolor por tener que ir a comprar, por eso le dijo con orgullo que el no iba hacer eso -Mi padre esta en la tienda de al lado comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar varitas.

 

La voz del niño sonó con petulancia, por esa singular manera de arrastrar las palabras, pero lejos de incomodar a su acompañante hizo que este internamente sonriera y es que al moreno amaba ese toque en su voz.

 

–Luego voy arrastrarlos a mirar escobas de carreras. No se por que los de primer año no pueden tener una propia– seguía explicando el niño con indignación, aunque su queja murió cuando una travesura cruzo por su mente –Creo que voy ha fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la voy a meter de contrabando de alguna manera… ¿Tu tienes escoba propia?

 

–No, aún no, aunque estoy pensando seriamente en comprar me una– Harry guardo silencio unos segundos como si pensara en una respuesta apropiada –Tal vez una Nimbus 2000, después de todo en este momento es la más veloz y reciente.

 

-Una excelente elección– expreso el ojiplata con una voz que indicaba que le daba permiso de comprarla –Una magnífica escoba para un jugador de quidditch, he de suponer que juegas ¿No?– le pregunto aunque más que una pregunta era afirmación.

 

Me encanta su poder de deducción pensó Harry antes de responder le –Si, soy buscador y dime ¿juegas quiddich?

 

Al escuchar eso el niño le dio una mirada ofendida –Por supuesto, soy cazador– le respondió como si esa fuera una pregunta estúpida y para darle más valor a sus palabras le indicó –Padre dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. A todo esto ¿Ya sabes en que casa quieres estar?

 

–Si en Slytherin, por lo que voy a romper la tradición familiar de estar en Gryffindor, pero yo simplemente no me veo haciendo esos estúpidos actos heróicos– bueno ya no más termino en su mente.

 

En joven rubio sonrió al escuchar eso –Si es así estaremos en Slytherin como toda mi familia– expreso con orgullo –Aunque eso solo lo veremos cuando estemos en Hogwarts.

 

En eso la voz de Madame Mañkin los saco de su fluída conversación –Ya esta listo lo tuyo guapo.

 

Así que con desánimo Harry se bajo del escabel y miró a su lindo acompañante, pero este le robo las palabras –Nos vemos en Hogwarts…

 

El viajero del tiempo se apresuró agregar su nombre al ver el titubeo de su acompañante al desconocerlo –Potter, Harry Potter.

 

Dicho su nombre el moreno abandono la tienda dejando atrás a un pequeño rubio pasmado por sus palabras; palabras que solo trascendieron en él, ya que sus demás acompañantes no las escucharon.

 

Harry recibió de Hagrid un helado de chocolate y frambuesas con trozos de nueces y en ese momento fue la mejor forma de festejar su victoria, ya que el primer paso estaba dado; se empezó a ganar la amistad de Draco Malfoy.

 

**********************

 

Durante el siguiente mes Harry disfruto que los Dursley le tuvieran miedo, aunque no sabía si era a causa de su magia o la amenaza que hizo el semigigante al dejarlo con ellos, cosa que no le importaba realmente. Siendo que por lo que fuera Harry esta disfrutando la soledad que esto le proporcionaba, ocupando este tiempo en meditar y canalizar su magia.

 

Mientras vivió la guerra descubrió que si meditaba y canalizaba su magia esta era más fácil de controlar, permitiendo le no solo dominar la oclomancia, sino que también hacer hechizos muy avanzados y mejorar su habilidad de realizar magia sin varita;  siendo que en ese momento no podía practicar de otra forma por la restricción magia, explotaba ese recurso.

 

Para satisfacción de Harry llegó el primero de septiembre, así que después de una corta despedida de los Durley se dirigió a la estación de King Cross donde camino con seguridad al andén nueve y tres cuartos, ignorando a todos a su paso, lo que incluía viejas amistades.

 

En esta ocasión un movimiento de varita a discreción fue lo que le permitió acomodar su equipaje, antes de adentrarse a un vagón vació, donde al no tener otra cosa que hacer se dispuso a leer la historia de Hogwarts, esperando que así el viaje fuera más ameno.

 

Sus minutos de lectura se vieron interrumpidos cuando la puerta del compartimiento se abrió dejando ver a un pequeño pelirrojo lleno de pecas en la cara. –¿Hay alguien sentado ahí?– se ánimo a preguntar con temor el niño, al tiempo que señalaba el asiento de enfrente de Harry –Todos los demás vagones están llenos– justifico su presencia al no recibir una respuesta.

 

Sin muchos ánimos de responder el pelinegro solo negó con la cabeza y retomo su lectura, lo que el otro niño interpreto como un pasa y tomo asiento, al ver que no tendría más atención de su acompañante el pelirrojo se quedo callado en su lugar.

 

Segundos después la puerta del vagón nuevamente fue abierta, en esta ocasión por un par de hermanos gemelos, quien dirigieron su atención en el chico con cabello de fuego como ellos –Eh, Ron.

 

–Mira, nosotros nos vamos a la mitad del tren– comenzó uno de ellos.

 

–Por que Lee Jordán tiene una tarántula gigante– siguió el otro.

 

–Y vamos a verla– dijeron con entusiasmo los dos.

 

–De acuerdo– murmuro Ron no muy convencido, pero a sus hermanos poco les importo ya que salieron sin decir más o mirar atrás.

 

Luego de la partida de los gemelos pelirrojos el tren comenzó a avanzar a su destino, apenas emprendió la marcha la emoción de Ron por llegar a Hogwarts se hizo patente, de ahí, que estuviera ilusionado con compartir dicha euforia con alguien, pero sus intentos de compartir esta alegría con su acompañante pelinegro se vieron frustradas por una mirada matadora que claramente decia no fastidies y déjame leer. Así que no le quedo de otra a Ron que quedarse callado y quieto en su lugar para evitar ser maldecido ya que esa era una amenaza explícita en los ojos de su receptor.

 

Alrededor de medio día se empezó a escuchar un alboroto en el pasillo y es que una mujer con cara sonriente traía un carrito de dulces, al llegar a su vagón se asomo y les pregunto –¿Queréis algo del carrito, guapos?

 

Harry dejo el libro de lado luego de marcar con un separador donde iba, se aproximó a la mujer comprando todos los dulces, golosinas y bocadillos que le gustaban. Hecho esto retomo su lectura, intercalando esta con la actividad de comer, esto sin importarle, la cara de admiración de su acompañante por los galones que traía, la de perro enfrente de una carnicería al ver los dulces o “la dame” que hizo al ver la cantidad de comida.

 

El silencio siguió en el vagón que solo era roto a veces por el leve ruido que hacia Harry al cambiar de una página a otra, cuando un suave golpe se escucho y por ella entro un pequeño niño regordete. —Perdón, ¿Por casualidad no habréis visto un sapo?

 

—No— respondió el pelirrojo al ver la falta de interés de su acompañante.

 

—¡La he perdido! ¡Se me escapa todo el tiempo!

 

—Ya aparecerá —dijo Ron intentando consolarlo.

 

—Sí —dijo el muchacho apesadumbrado—. Bueno, si la veis... —soltó al aire antes de irse.

 

La grandiosa tranquilidad de Harry nuevamente se perdió cuando la puerta del comportamiento nuevamente se abrió, y una chica entro —¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno —dijo con voz de mando.

 

—Ya le hemos dicho que no— dijo Ron con fastidio, por la forma en que les habló.

 

Pero la niña no lo escuchaba ya que estaba perdida mirando a su acompañante y el libro que leía, en eso una ráfaga de viento le movió el cabello al joven lector dejando ver su cicatriz.

 

—¡Caracoles hervidos, eres Harry Potter! ¿Eres tú, realmente eres tú? —dijo con asombro la niña—. Lo sé todo sobre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la magia moderna, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos mágicos del siglo XX—le dijo con autosuficiencia como queriéndolo impresionar al mismo tiempo que sin invitación se sentaba enfrente de él y lo miraba con profunda admiración.

 

Harry se molesto al escuchar eso, ya que su identidad había sido revelada antes de tiempo. Detuvo su lectura, lentamente coloco el separador dejando el libro sobre su regazo, miro a la niña con fastidio y le dijo con toda la ironía del mundo —Para ser alguien que conoce todo de mi se te están olvidando unas cosas, como por ejemplo que no me gusta que me interrumpan cuando leo o el hecho que odio que invadan mi espacio vital— le dijo al ver lo cerca que tenía su cara de él —Pero sobre todas las cosas olvidaste mi aberración por las personas interesadas con ansias de poder, que solo ven en mi un puente para la gloria.

 

Ante cada palabra las mejillas de la niña se iban tornando cada vez más y más rojas al tiempo que se iba sintiendo insignificante, con toda la decencia que pudo abandono el vagón con unas cuantas lágrimas en el rostro.

 

Harry la vio salir sin sentir remordimiento por lo hecho, miro al chico de enfrente que ante su mirada como que quiso mimetizarse con el asiento para no molestarlo, así que entendido el mensaje continuo con la lectura.

 

 

 

 

Notas finales:

Nos estamos leyendo, besos


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