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Estudiantes por lululisara96

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Estoy un tanto nervioso. Ayer llegué a Seúl ya que dentro de dos días empiezo la universidad. Ahora me dirijo hacia el apartamento que he alquilado mientras estudio. Ando un poco perdido debido a que no conozco muy bien Seúl. Por lo que me ha dicho la casera, es el edificio 7 de una de las calles cercanas al metro, el piso número 5, letra D. También sabía que iba a compartirlo con alguien más, pero no me informó si sería chica o chico así que iba a la aventura, por así decirlo.

Tras 10 minutos en busca del edificio correcto, cargando con mis dos maletas llenas de ropa y útiles para la universidad y una mochila con tuppers de comida de mamá, llegué a la puerta de la entrada, la cual estaba abierta y daba a un enorme patio que compartía con otro edificio. Entré a este y subí al ascensor. Al pulsar el número 5 noté como me empezaron a sudar las manos del nerviosismo que tenía. Tengo que decir que soy algo tímido y hacer amistades no es lo mío.

5°D. Ahí estaba yo, frente a la puerta de mi futura vivienda sin saber muy bien que hacer. Esta estaba entreabierta así que decidí empujarla y adentrarme poco a poco.

- ¿Ho-hola? ¿Hay alguien? Soy Jung Jin Young - Pregunté alzando un poco la voz.

- Oh adelante joven – La voz era de una mujer un tanto mayor y la reconocí de inmediato, era mi casera, la cual apareció segundos después de invitarme a entrar – Llegas justo a tiempo, deja las cosas por aquí mientras te enseño la casa – Esta me sonrió mientras se acercaba cerrando la puerta tras de mí.

La casa era bastante luminosa, cosa que me gustaba. En la entrada había un mueble donde un pequeño cesto de mimbre contenía dos juegos de llaves, que supuse que eran de la casa, y tres tortuguitas de madera lo decoraban. Al lado, una ventana grande iluminaba esa estancia y cerca de esta una percha. Aún era finales de verano así que no había ningún abrigo colgado. Había dos puertas: una se encontraba enfrente y daba a las habitaciones, las dos eran de igual tamaño y contaban con una cama grande con dos mesitas de noche, un escritorio y un amplio armario, lo único que las diferenciaba era el color de las paredes puesto que una era azul y la otra verde, esta última tenía unas maletas sobre la cama; ambas habitaciones tenían su baño privado, no era muy grande, pero tenían una bañera, un inodoro y un lavabo con espejo; y además de las habitaciones, había una pequeña salita. La otra puerta llevaba a la cocina, la cual era amplia y de mediano tamaño; y un salón-comedor, que me encantó, ya que era enorme para ser un piso y con un gran ventanal, había una mesa redonda junto a unas estanterías pegando a la cocina y cerca del ventanal dos sofás, una mesa de café y una televisión, sorprendentemente, moderna. El ventanal daba a una terraza en la que había una mesa de jardín con sus correspondientes sillas. Las vistas eran hermosas.

- Como habrás observado. – Empezó a decir amablemente la mujer. – La habitación verde fue la escogida por tu compañero, que llegó justo unos minutos antes. – Desvió la mirada hacia el sofá que nos daba la espalda, del cual se levantó un muchacho que me dejó...como decirlo...sorprendido.

Era un chico de más o menos la misma altura que yo, solo un poquito más bajo. Tenía el pelo castaño claro y su flequillo le tapaba la frente. Eso hacía que su cara pareciera aún más redonda de lo que ya era y que esas adorables mejillas regordetas me incitaran a achucharlas. No parecía el típico chico obseso con estar delgado o morir como la mayor parte de la población adolescente actual. Yo realmente era bastante delgado, como un palillo, pero eso era pura genética. Me gustaba como se veía, tan natural.

- Lee Jung Hwan este es Jung Jin Young, tu nuevo compañero de piso. – Nos presentó nuestra casera.

- Encantado, espero que nos llevemos bien. – Dijo con una sonrisa radiante haciendo después una pequeña inclinación, la cual imité.

- Igualmente, será un placer compartir casa contigo. – Añadí un tanto nervioso, su sonrisa me cegaba.

- Bien, en la entrada hay un pequeño cesto y hay dos juegos de llaves, uno para cada uno. – Justo como pensaba. – Sin más yo me marcho, si necesitan cualquier cosa, llámenme ¿de acuerdo? – Ambos asentimos y la mujer se marchó mientras tarareaba una alegre canción.

Acto seguido, me dirigí a mi nueva habitación junto a mis maletas, dejando antes la mochila con la comida en la cocina. Empecé a colocar mis pantalones en las perchas y mis dobladas camisetas en sus cajones correspondientes cuando de repente un rugido procedente de mi barriga se hizo presente en la silenciosa habitación. “Creo que debería comer algo, ya son las 2” pensé para mis adentros.

Fui camino a la cocina y saqué un tupper que contenía el delicioso kimchi que preparaba mi madre. Cogí dos pares de palillos y fui hacia el salón.

- Jun Hwan, traje kimchi, ¿quieres comer un poco? – Le ofrecí amablemente al chico con cara de bebé que había tumbado en el sofá.

Este se levantó rápidamente al escuchar kimchi, lo cual me hizo gracia. – ¿Kimchi? Me encantaría y por favor llámame Sandeul. – Sonrió ampliamente y me señaló el cojín de al lado suya para que me sentara.

Abrí el tupper y empezamos a comer. Se notaba que ambos estábamos hambrientos ya que lo atacábamos como si no hubiéramos comido en días. Era divertido verlo comer, parecía un adorable patito.

- ¿Y qué te trae por Seúl Jinyoung? – Me preguntó una vez tragó el montón de kimchi que acumulaba en sus mejillas.

- He venido a estudiar actuación a la universidad, en realidad debería haber empezado el año pasado, pero convencer a mis padres de querer venir aquí y estudiar esto fue complicado. Solo me decían que hasta que no consiguiera el dinero suficiente no me dejarían venir. Así que pasé un año trabajando para poder pagarme todo. – Creo que me enrollé demasiado para solo preguntarme que qué vine a hacer aquí pero no le di importancia. - ¿Y tú?

- ¡Oh actuación! Eso suena fantástico. Tuviste que trabajar mucho para poder conseguir lo que realmente querías, te admiro. Tengo un año menos que tú y vine a estudiar cine y música. Es algo que me apasionó desde siempre y por suerte no tuve mucho problema en cuanto a convencer a mis padres. – Respondió haciendo muchos movimientos con cada cosa que decía, realmente era gracioso. – Por lo que dijiste, no pareces ser de por aquí, ¿de dónde eres? Yo soy de Busan.

- Por tu marcado acento pude deducir que serías de allí. – Reí puesto que desde un principio se notaba que no era de Seúl. – Yo soy de Chungju. Ah, ¿quieres beber algo?

Este asintió así que me fui a hacia la cocina para coger dos latas de soda y volver al sofá. Estuvimos hablando por un largo tiempo mientras comíamos y teníamos ciertas cosas en común, como que ambos estábamos buscando un trabajo a tiempo parcial para tener ciertas ganancias y pagar el piso. Acabé por descubrir que Sandeul cantaba desde que era pequeño, incluso había ganado varios festivales de su pueblo y yo terminé por contarle que me apasionaba la música al igual que a él y que incluso componía. Ambos teníamos hermanas mayores. De hecho, la suya trabajaba en Seúl como florista, pero no entramos mucho en esos detalles. No sé qué habrá pasado con mi vergüenza esta vez, hacía tiempo que no estaba tan a gusto hablando con alguien. ¿Qué hizo este chico conmigo?

Después de haber acabado de comer, recogimos todo y fuimos cada uno a su respectiva habitación. Terminé de colocar toda la maleta y de un momento a otro ya me encontraba dormido en la cama.

Varios golpes en mi puerta me despertaron y una aguda pero dulce voz llamándome por mi nombre me hizo incorporarme en la cama.

- ¿Jinyoung? ¿Estás vivo? – Sandeul seguía llamando a la puerta y preguntando si estaba por ahí.

- Ah sí, pasa Sandeul. – Intenté que mi voz no sonara como la de alguien que se acabara de levantar y rápidamente traté de peinarme decentemente y arreglar la ropa que llevaba.

Cuando éste entró, empezó a reír sonoramente. Yo no entendía muy bien el porqué, solo me señalaba mientras se tronchaba de risa.

- ¿Qu-Qué pasa? – Empecé a mirar si mi camiseta estaba mal puesta o cosas así. No sabía la razón por la que estaba riendo tanto.

Cuando ya se había calmado se acercó con su continua sonrisa y se sentó en el borde de la cama

- ¿Te has visto los pelos? Estás todo despeinado por detrás, parece que tu siesta fue bien. – Reía y me peinaba a la vez mientras yo seguía con las piernas cruzadas en mitad de la cama. Nadie jamás me había hecho algo así por lo que puedo asegurar que me sonrojé. – Había pensado que como ambos estamos buscando trabajo, qué mejor que salir ahora juntos a buscar algo, ya no hace tanto calor así que el tiempo está bien.

- Oh me parece una buena idea, pero yo no conozco apenas nada por aquí, llegué ayer. – Dije un poco desilusionado apartando la mirada.

- No te preocupes, seguro que encontramos algo cerca.

¿Por qué su sonrisa era tan relajante? Jinyoung para, acabas de conocerlo, ¿qué se te está pasando por la cabeza?

Después de prepararnos, cogimos las llaves y nos pusimos en marcha. Había muchas tiendecitas pequeñas y cafeterías por los alrededores, pero ninguna acabó de llamarnos la atención. Oculta tras una esquina, una tienda de música tenía un cartel en la puerta que ponía “Se busca empleado”. Sin pensarlo dos veces me acerqué a esta y entré. Parecía otro mundo totalmente diferente, de todas las paredes colgaban instrumentos de cuerda tales como guitarras, violines, violas…, en el suelo muchas variedades de tambores y al final de la tienda todos los instrumentos de viento. Era como el paraíso.

- Wow esto es increíble. – Sandeul me hizo salir de mi sueño, pero qué decir, realmente lo era.

Un chico que parecía solo un poco mayor que nosotros, alto y de pelo largo y negro como el tizón se acercó a nosotros con una sonrisa amable. – Hola, soy Dong Woo ¿En qué puedo ayudaros chicos?

- Muy buenas, yo soy Jinyoung y estaba interesado en el puesto de trabajo, ¿aún está disponible? – Pregunté con ansias, siempre había querido trabajar en un lugar así, la música era mi vida.

- Sí claro, pero no cualquiera puede trabajar aquí, ¿qué experiencia tienes?          

- Bueno desde los 5 a los 16 años estuve en el conservatorio, también estuve en clases de música, compongo y toco la guitarra, y bueno…también canto. – Hice memoria de todo lo que había hecho relacionado con el mundo de la música, me gustaría saber incluso más.

- Vaya eso sí que es experiencia. – Me sonrió el chico y colocó la mano en mi hombro. – Por supuesto, estás dentro. Pero… ¿podrías tocas algo con la guitarra? – Me dijo señalando una guitarra electroacústica que había apoyada en el mostrador.

Me dispuse a tocar una de las muchas canciones que había aprendido mientras ambos me miraban y tarareaban la canción. Finalmente, el puesto era mío y sería el ayudante en la tienda de lunes a viernes de 5 a 8.

Salimos de la tienda y camino a casa pasamos por una librería. Sandeul decidió parar y cuando entramos el ambiente cambió, como si nos hubiéramos transportado a otra época. Todos los muebles y las mesas eran de madera, no era muy grande pero el ambiente era acogedor. Se podía ver como ese sitio enamoró al pequeño pato desde el primer momento.

¿Adivinan qué? El lugar también se enamoró de Sandeul y acabaron cogiéndolo para trabajar, con la suerte de tener el mismo horario que yo. Al fin y al cabo, todo salió bien: ambos conseguimos trabajo cerca de casa y con un buen horario.

Llegamos a casa cansados, o al menos yo porque este chico parecía tener energía constantemente. Buscamos en mi mochila algún tupper con algo ligero para cenar y después fuimos directos a la cama. Mañana sería un largo día de preparación para la universidad.


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