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Golden Harl0t por Akiri gaze

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Notas del fanfic:

Nuevamente fue una canción la que me inspiró a escribir esta historia, así que espero que sea de su agrado

 

Notas del capitulo:

Es corta, pero estoy orgullosa con el resultado

Espero que les guste y me lo hagan saber en sus comentarios

Sin más ¡a leer!

 

Nuevamente me encuentro de pie frente aquel enorme espejo rectangular, decorado con luces en el marco de color dorado, me observo minuciosamente por última vez y acomodo detrás de mi oreja izquierda un mechón de mi cabello rubio que he ondulado previamente, reviso mi maquillaje -¡está perfecto!- resalta mis delicadas facciones, profundizando mi mirada con la sombra y el delineado en tonos oscuros, por otro lado mi vestimenta está impecable y este consta de un traje de vinilo negro que deja al descubierto mis largas y finas piernas que no es por presumir, pero son la envidia de muchos de mis compañeros y compañeras de trabajo, -¡en fin! ¡Me gusta cómo me veo!- y es que esas 2 horas transformándome valen mucho la pena, soy vanidoso, no lo niego, pero es que vivo de esto, así que es necesaria mi entera devoción a mi imagen.


De pronto un hombre de apariencia aterradora, alto y bastante musculoso, -supongo yo por los esteroides- vestido con playera negra y pantalón del mismo color, en pocas palabras un "guardia" o mejor conocido como "asesino de los que se quieran pasar de listos" entra a este lugar al que referimos como vestidor, que solo es un cuarto de 4 x 8 metros, con paredes desgastadas que dejan a la vista algunos ladrillos de la estructura, poco ventilado donde se mezclan los aromas de perfumes y fijador de cabello, haciendo difícil el respirar por el poco oxígeno que existe.


-¡5 MINUTOS!- Refiere aquel hombre con voz fuerte para asegurarse de que las 15 personas que nos encontramos en el lugar escuchásemos.


Solo se necesitan esas dos palabras para hacer que todos aquí se muevan rápidamente de un lugar a otro desesperadamente. Mientras tanto yo solo me limito a observarlos, ya he terminado de arreglarme, es por eso que llego temprano, ya que me gusta ir a mi propio ritmo y detesto que me estén fregando con que me de prisa.


Me siento en el viejo sillón de terciopelo rosa que se encuentra en el fondo, tomo mi celular para revisar si hay alguna llamada o un mensaje, es un poco triste no encontrar ninguna de las dos cosas, aunque para ser sinceros, ya estoy acostumbrado, y es que ¿qué podría esperar? La mayoría de las personas que conozco me odia, y no las culpo, me lo he ganado a pulso.


-¡ES TU TURNO!- De nuevo aquel hombre entró, pero esta vez solo dirigiéndose a mí, apuntándome con el dedo, mirándome fijamente.


-¡Ya es hora!- así que guardo mis cosas y las coloco en el pequeño estante que se encuentra junto a la puerta, me dirijo a la salida para caminar por un largo pasillo que deja ver una destellante luz al final, -¿Serán las puertas del paraíso?- Rió internamente por tal estupidez que mi mente ha formulado, como si yo pudiera ir a ese lugar, -¡no!, ¡jamás podría!- Es por eso que desde hace mucho estoy aquí, -¡en este maldito infierno!- o a lo que también llamo “trabajo”.


Al acercarme más hacia aquellas luces cegadoras, cuyo origen son los grandes reflectores que cuelgan sobre un escenario, ambas estructuras hechas con la finalidad de exhibir las piezas a subastar y donde inicia la tortura.


Camino cual modelo en pasarela sobre el piso de porcelanato de color negro previamente pulido, hasta llegar al centro, -¡empieza mi actuación!- Que solo consiste en incitar a aquel público que me observa atento a cualquier movimiento que realice, de la misma manera que las fieras miran a su presa, hambrientas de deseo, babeando cada que mis manos suben lentamente por mis piernas, solo puedo escuchar murmullos, probablemente de las sucias fantasías que cumplirían conmigo, -¡me dan asco! ¡Malditos cerdos!-


Digo esto a forma de queja, sin embargo, nadie me obliga a hacerlo, estoy voluntariamente aquí, y es que es la única manera que encontré para sobrevivir “trabajando poco y ganando mucho” así que no puedo protestar, además trabajo en un club exclusivo de la zona roja de Tokio, en Shinjuku para ser más exactos, el cual es manejado por un poderoso yakuza.


Este lugar abre sus puertas cada viernes a hombres adinerados “reprimidos” dueños de empresas, políticos o simplemente afortunados herederos, cuya imagen pública en el día y el resto de la semana, es respetada, haciéndose pasar por caballeros honorables, incorruptibles, padres de familia en su mayoría, que hablan a los medios de comunicación sobre su repudio a los homosexuales y a los actos que falten a la moral, -¡JAJAJAJAJA HIPÓCRITAS! ¿Cómo quedarían ante la sociedad si se enteraran que asisten a este tipo de lugares?- Ya que aquí la moralidad no existe, y -¿Cómo podría?- Si aquí se subastan jóvenes “acompañantes” -¡Hombres!- Debo recalcar, para saciar sus depravados deseos, -¿dónde quedó su homofobia?- Si solo con imaginar poseer a los chicos sus erecciones se hacen presentes y son bastante notables bajo sus pantalones, -¡apuesto a que ni sus esposas logran ponérselo tan duro!-


Lamentablemente y para su suerte, una de las reglas más importantes del club es la confidencialidad, cuidamos muy bien a los clientes, así que los asistentes siempre usan una máscara de plástico completamente negra -¡al igual que sus consciencias!- Con orificios en los ojos y nariz, además el lugar permanece oscuro y queda estrictamente prohibido que hablen entre ellos o que tengan el mínimo contacto, también hay guardias vigilando como águilas, atentos a cualquier falta que se pudiera cometer.


-¡QUE DE COMIENZO LA PUJA!- Dijo un hombre al micrófono, de pie tras un atril de madera, vestido de traje, ocupando la misma máscara negra, aunque a él si lo conozco bastante bien, al igual que a algunos espectadores.


-¡Vaya! ¡Ya era hora!- Se inicio con una cantidad de 600,000 ¥ -¡Vamos, no sean tacaños, sé que pueden dar más! ¿acaso creen que es fácil acostarse con ustedes? ¡Cumplir con sus fetiches, soportar sus obscenidades, sus golpes en ocasiones, que me partan el culo y ante todo esto gemir toda la maldita noche! Fingir que lo disfruto solo para aumentar su ego elogiando lo buenos que son en el sexo, ¡pobres ilusos! No me sorprende que sus esposas los engañen o que estén solteros, ¡ni siquiera porque ven pornografía aprenden!-


Dejando eso a un lado -¡La recuperación es lo peor!- desvanecer los moretones, las mordidas, chupetones y hacer que el dolor en mi espalda baja desaparezca, todo con calmantes y pomadas, además de tener que caminar de forma estúpida y pasar burlas de tus compañeros, que aunque están en la misma situación, se divierten viendo a quien jodieron más.


-¡Ofrezcan más!- Que mi precio no va a ser más bajo que el del viernes pasado, -¡sí, lo sé!- Sé que no soy tan puro y casto, estoy muy lejos de serlo, pero soy muy bueno en la cama, es por eso que soy uno de los más codiciados, -¡así que esfuércense!- Además hoy me esmeré mucho en mi persona y me preparé mentalmente, así que…


-¡VENDIDO AL CLIENTE NÚMERO 12!-


-¡Vaya, No estuvo mal! rebasó por una cantidad considerable a la suma de la semana pasada, pues -¡a trabajar!- Mientras más pronto termine esto mejor.


Me dirijo hacia mi comprador, quien se encuentra en el fondo del salón, veamos, el sujeto es un poco más bajo que yo, tiene un cuerpo delgado pero trabajado, o al menos eso puedo apreciar con el traje plateado que lleva ceñido perfectamente a su anatomía, junto con sus bien definidas clavículas que deja al descubierto su camisa cuyo primer botón esta desabrochado -¡es joven!- bueno agradezco eso, los hombres muy maduros me dan flojera, no puedo ver su rostro, pero sus ojos son de color café y su cabello es de un rubio mal teñido, más claro y más corto que el mío, -¡huele bien!- Aunque no es una loción fina, sin embargo, ese aroma se me hace familiar, pero no puedo recordar de donde, le resto importancia, no me interesa conocer con quien me acuesto, solo me importa su dinero, no lo niego, soy ambicioso, y es que el haber vivido en la miseria, soportando el hambre y el frío, me hizo así, una persona que no quiere volver a pasar por lo mismo y que haría lo que fuera para que así sea, así que cuando se me presentó una oportunidad para salir de la pobreza no la desaproveché, -¡y no me arrepiento!- Bueno, al menos no mucho.


-¿Nos vamos?- dijo aquel hombre Su voz es grave y agradable al oído, muy varonil


-¡Claro cariño!-


Me cuelgo de su brazo derecho para dirigirnos a la parte superior del club donde se encuentran las habitaciones, a éstas las arreglan al gusto del cliente y tienen todo lo necesario para “hacer cómoda la estancia” tiene desde preservativos, lubricante, hasta los juguetes más bizarros que puedas imaginar, solo espero que no sea un psicópata o enfermo sexual que disfrute de eso, se está siendo cada vez más difícil borrar las marcas de mi pálida piel.


Al acercarnos a la habitación me invade la curiosidad, quiero saber cómo pidió la decoración, pero al llegar y entrar al lugar me decepcione, bastante simple, ya que solo era la habitación normal de color blanco, con una botella de Champagne con dos copas de cristal cortado sobre la mesa de centro frente a un largo sillón de piel en color rojo y detrás de este la cama King size con las sábanas del mismo color que las paredes, por su porte pensé que sería algo más elegante.


-Siéntate-


Estaba tan atento observando los detalles que no me di cuenta cuando él ya se había acomodado en el sillón así que me senté a su lado mientras se aflojaba su corbata y se quitaba el saco.


-¿No vas a quitarte la máscara?- le pregunté, pero solo se limitó a reír


-¡Aun no!-


Se levantó parándose frente a mí, observándome de arriba abajo, y he de decir que me agrada cuando hacen eso, al menos pueden apreciar mi esfuerzo y no solo que lleguen y me arranquen la ropa valiéndoles como me haya arreglado.


-¿Te gusta lo que ves?- pregunté en un tono seductor


--


-¿Sí? ¿Solo sí? ¿No me dirás que soy hermoso, sexy o algo así?- pienso mientras finjo una sonrisa, este tipo es aburrido, no quiero ni imaginar cómo será esta noche.


Se hizo un silencio incómodo que no duró mucho, el tipo apartó su mirada de mí, abrió la botella y sirvió en las dos copas y me ofreció una que acepté sin levantarme, al beber casi me ahogo por las palabras que este sujeto pronunció


-¡Has cambiado mucho Shima, casi ni te reconozco!-


Me congelé al instante ¿Shima? Hace mucho tiempo que nadie me llamaba así, bueno tampoco muchas personas saben mi nombre real como para decirme así ya que todos aquí me conocen por Uruha.


Traté de conservar la calma y mantener la compostura.


-Te equivocas de persona querido, yo no soy Shima, me llamo Uruha- es lo único que pude decir en mi defensa, ni si quiera sé porque lo tome como un ataque.


-¡Ah! Me disculpo entonces, pensé que tu nombre real era Takashima Kouyou-


Mi sorpresa fue aun mayor -¿quién era este tipo? ¿Cómo conocía mi nombre?- Un miedo irracional me invadió, tengo un mal presentimiento sobre esta persona, pero evité que mi miedo y el nerviosismo se notaran.


Dejé mi copa sobre la mesa y me dirigí hacia él, lleve mis manos hacia los bordes de su máscara, -quería saber quién era el hombre que conocía mi identidad- pero detuvo mi acción tomándome de las manos fuertemente apartándome.


-¡Te dije que aun no!- su voz se escuchó más seria y su mirada me dio escalofrío


-¡No tienes porque enojarte! Yo solo quería besarte- pronuncie justificando mi acto


-Tú trabajo solo será enfocarte de mi cuello hacia abajo-


-¿eres tímido?- dije en tono divertido por el cual me arrepentiría


-¡No hables a menos que yo te lo pida!-


Sentí un fuerte ardor en mi mejilla izquierda, que me hizo voltear el rostro en la misma dirección, ahora resulta que este tipo es un golpeador -¡solo espero no me mate!-


Me sujetó fuertemente de mi cabello llevándome directamente a la cama, me arrojó con fuerza sobre esta, caí boca abajo, me jaló de la cintura dejando solo mi torso recargado encima del colchón, ató mis manos sobre mi espalda con su corbata -¡dolía, dolía mucho!- su amarré cortó mi circulación, una de sus manos se apoyaba en mi espina dorsal, sabía que a la mañana siguiente tendría un hematoma en ese lugar.


Con su mano libre bajó rápidamente mi pantalón junto a mi ropa interior, dejándome expuesto, escuché como su zipper se abría, -debo confesar que es la primera vez que siento tanto miedo, ya me habían tocado tipos sádicos, pero este hombre en especial me daba pánico, a tal punto de querer gritar y llorar para suplicar que no me hiciera nada, quería irme, correr, pero no podía, estaba paralizado, además de estar tan bien entrenado que su orden de no hablar no podía desobedecerla.


Sentí un terrible dolor que me sacó de mis pensamientos -¡me partía!- este rubio entró de una sola estocada, se abrió camino lo más profundo que pudo, hasta que su pelvis chocó con mi trasero, no pude soportarlo así que ahogué mi grito en las sábanas y unas cuantas lágrimas se hicieron presentes, pero la seda las absorbió.


Comenzó a moverse inmediatamente, no dejó que me acostumbrara a tal invasión lo hacía rápidamente, el cuarto se inundó de sus roncos gruñidos, y como era de esperarse de mí, empecé a gemir por el dolor, intente apaciguar mis llanto, mis manos estaban tornándose azules mientras se adormecían.


-¡DETENTE POR FAVOR! ¡ME LASTIMAS!- supliqué internamente, no me atrevía a decirlo, los minutos se me hacían eternos, poco a poco iba perdiendo la consciencia hasta que en mi interior se llenó de un líquido espeso y tibio -¿Había terminado?- yo esperaba que sí, salió rápidamente mientras su esencia comenzaba a escurrir por entre medio de mis piernas, quitó su mano de encima y caí al piso golpeando mi cara. Mi imagen era deplorable, mi maquillaje se había corrido mostrando el recorrido que habían tomado mis lágrimas ya secas.


El rubio cerró su pantalón para después desatar mis manos y al fin mi sangre pudo circular devolviendo el color original, pero había dejado grandes marcas que no se borrarían tan fácilmente.


- ¡Vaya Shima! me habían dicho que tú eras lo mejor que había, es por eso que pagué tanto dinero por ti, pero tal parece que me mintieron, no te diferencias mucho de aquellas prostitutas baratas, debe ser porque ya has tenido a muchos dentro de ti que te lo agrandaron-


El tipo comenzó a reír, pero esas palabras habían herido mi orgullo -¿Qué le sucede a este idiota? ¡No le bastó con cogerme de esa forma sino que también me humilla! Mira que compararme con aquellas mujeres- lo miré mostrando toda mi ira, pero unas traicioneras gotas saladas por la frustración volvieron a hacerse presentes, traté de reincorporarme pero el dolor en mi parte baja lo impidió, así que solo me recargué en la cama evitando que mi culo se apoyara en el piso


-¡Oh! ¿Estás llorando? ¿Te lastimé mucho? ¡Oh pobrecito!-


Era notorio el sarcasmo, no podía ver su rostro pero era obvio que disfrutaba ver mi sufrimiento lo que me hacia enfadar aun más.


-¿Eso es todo?-


Es lo único que me atreví a pronunciar, por alguna razón quería provocarlo, pero no podía engañarme, estaba temblando por las consecuencias de mis palabras.


Se acercó a mi quedando en cuclillas -¡Perfecto! Otra vez me pegaría o me penetraría sin compasión- lo único que hice fue cerrar mis ojos con fuerza, pero lo que pasó después me descolocó, jamás lo hubiera esperado.


-Sí, eso es todo mi querido Shima- articuló aquel joven que acariciaba mi mejilla


Ante aquello abrí mis ojos y mi vista se dirigió a su rostro aun cubierto, su mirada había cambiado lo que hizo a mi corazón palpitar arrítmicamente, me dolía el pecho, podía sentir la tristeza que transmitían aquellos ojos cafés que anteriormente me había visto con furia y desprecio.


-¿Quién eres?-


Debía saberlo, -¿quién era esta persona que me observaba con tanta melancolía y que me acariciaba tan fervientemente?- pero ante mi pregunta lo escuché reír lastimeramente, llevó sus manos a los bordes de la máscara para retirarla disolviendo mi duda.


No supe cómo reaccionar, frente a mí un bello rostro se presentaba, era un joven de mi edad con facciones delicadas pero varoniles… -¿lo conocía?- al acercarse más inhale nuevamente su aroma, ese delicioso aroma -¡sí! ¡Sí lo conocía!- y fue en ese momento que a mi mente llegaron los recuerdos que tanto me esforcé en olvidar, miles de imágenes pasaban por mi cabeza, hasta que se detuvieron en una escena peculiar…


~FLASH BACK~


Hace 9 años cuando yo solo contaba con 10 años de edad, con mi ropa sucia y gastada, con extrema delgadez, corría por el parque que atravesaba todos los días para llegar a mi casa, en el cielo, las nubes anunciaban el comienzo de una tormenta, de camino, encontré a un niño de cabello negro, tez blanca, sumamente delgado y molido a golpes, dormía sobre una banca.


Me acerqué lentamente y al ver la cantidad de sangre que tenía su playera, me sentí con la necesidad de ayudarlo, no podía hacer mucho, pero al menos no dejaría que muriera en ese lugar, así que como pude lo cargué hasta donde vivía, no se despertó durante el proceso.


Al llegar busqué trapos limpios y los remojé con el licor que había dejado mi padre, le quité su playera para buscar el origen de la hemorragia, era una cortada en su costado derecho, no era profunda y ya estaba comenzando a cicatrizar, siguió sin despertar hasta la mañana siguiente.


Regresé a mi casa, después de salir a buscar algo que comer, pues mis “padres” irresponsables me habían abandonado hace 5 meses, mi madre por puta y mi padre por alcohólico -¡Bonita vida!-


Cuando entré, el chico ya había despertado y me miró desconfiado aun acostado en la colchoneta


-¡Hola! ¡Al fin despiertas!- le dije con una sonrisa


-¿Quién eres y qué hago aquí?- me miró serio


-¡Soy Shima! Y te encontré medio muerto en una banca, te traje y te curé las heridas, ¡ten!- le di la mitad de un pan que había conseguido con la abuelita amable a quien le ayudo a regar sus plantas.


-¡Gracias!- comió desesperado


-¿Quién eres tú y por qué estas tan golpeado?- le pregunté mientras me sentaba a lado de él


-Soy Reita y lo demás no te incumbe-


No pregunté más, pero tiempo después descubriría que fue porque unos tipos ebrios querían abusar de él y como no se dejó lo madrearon aunque logró escapar.


Fue desde entonces que una amistad creció, más que una amistad, nos convertimos en familia, cuidándonos el uno al otro, apoyándonos pues nos encontrábamos solos en la vida, Suzuki Akira o Reita no tenía padres, su madre murió cuando él nació y su padre lo culpaba por eso, así que decidió irse de su casa.


Pero ese cariño al pasar de los años se convirtió en algo más, ya entrada la adolescencia, entre juegos y la "locura" de las hormonas pasó, tuvimos relaciones, él ya había cumplido los 15 y yo aun tenía 14, pero -¡fue la mejor experiencia de mi vida!- Lo hizo con tanto cuidado, temor y torpeza como cualquier primerizo, pero en cada caricia podía sentir el gran amor que me tenía, no podía ser más feliz, era la primera vez que me sentía completo…


~Fin~


Un dolor peor que el que había sentido hace un rato se colocó en mi pecho, miles de sentimientos me embargaron.


-¿Reita?- lo dije casi como un susurro, pero por la cercanía pudo escucharlo, por lo que asintió y en sus labios se dibujo una sutil sonrisa.


Mi cuerpo no se movía, pero no era el miedo lo que me paralizaba esta vez, fueron sus palabras


-¡Perdóname Shima! perdóname por no sentir remordimiento por lo que te hice- susurró a mi oído, para luego mirarme y plantar en mi boca un beso que mezclaba el amor con el rencor que sentía


-¡Te amo!-


Se colocó la máscara nuevamente, se puso de pie, dio media vuelta y se marchó, mientras yo solo observaba hasta que mis lágrimas nublaron mi vista, y así lloré toda la noche hasta que mi cuerpo y mente se rindieron quedándome dormido en el frío piso.


...


-¡DESPIERTA!-


Escuché una voz lejana llamándome para que recobrara la conciencia, funcionó y al abrir mis ojos una luz me cegó -¿Estaba muerto?- no, lamentablemente no, solo estaba en el hospital “privado” en el que ya me he encontrado varias veces, esta vez solo tenía el suero conectado a mi brazo y frente a mí el rostro que menos deseaba ver.


-Que pésima cara tienes Uruha, ahora si que te jodieron- el tipo pelinegro se burlaba de mi condición


-¡Cállate idiota!- lo miré de mala manera


-¡Ya mi amor! ¡Era bromita!- se acercó a mi tomando mis labios en un beso húmedo


-¡Déjame, no estoy de humor!- lo aparté de mi, su beso después del de el rubio era insípido.


- Si ya lo veo, bien me retiro ¡nos vemos en la noche! ¡Te amo!-


Se retiró y esas dos últimas palabras hicieron eco en mi mente -¿cómo podía decirlas como si nada? ¡Como lo detesto!-


Después de darme de alta, me fui a mi apartamento, un lugar nada modesto, pues con lo que ganaba podía darme ciertos lujos que con un trabajo normal no podría, tomé un baño y me dispuse a descansar pero no lo logré.


Entrada la noche, recordé que tenía que visitar a ese imbécil, así que me arreglé porque seguramente querría sexo esta noche, ya que le importa un carajo si me partieron el culo o no, primero está su satisfacción. Salí y no tenía que ir lejos pues él vive en el último piso, solo debía tomar el ascensor.


Al llegar toqué a la puerta y esta vez fue un enano el que me recibió


-¡Hola!- me saludó secamente y yo hice lo mismo, pues no nos caemos bien.


Ruki y yo tenemos cierta rivalidad, pues también es bastante codiciado por su belleza, pero esta vez noté algo, me miraba con cierta satisfacción, pero lo dejé pasar, ya se iba de todas maneras.


-¡Está en la recámara!- fue lo último que exclamo antes de retirarse


Me dirigí al lugar y cuál fue mi sorpresa que Aoi, el pelinegro, el poderoso yakuza, el inútil de la familia Shiroyama y mi dueño, por así decirlo, no estaba solo.


-¿No te parece hermoso Uru-chan?- preguntó el pelinegro mientras acariciaba a un joven que se encontraba atado a la cama, temblando y llorando, con el labio partido y la ropa desgarrada, era un adolescente a lo mucho tendría unos 16 años


-Sí, es hermoso-


Y vaya que lo era, no podía negarlo, de cabello castaño y largo hasta los hombros, de tez blanca, ojos cafés y con una imagen inocente tal como le gusta a los cerdos que vienen al club.


-¿Quién es?- pregunté


-¡Mi nueva adquisición! Me costó trabajo conseguirlo… ¿no es así mi lindo Kai?-


El pequeño lo miraba aterrado y a mí de manera suplicante por ayuda, y lo le constesté de la misma manera -¡lo siento! No puedo hacerlo-


-Ya tienes a muchos trabajando aquí-


-No lo pondré a trabajar aquí Uruha, él es para mí uso exclusivo-


-¿QUÉ?-


-¿Por qué tan sorprendido? ¡Debería darte gusto! Ya no te necesito-


-Pero…-


-Uruha, tu ya no me satisfaces y el hecho de pensar cuantos te la meten no me agrada, pero no te preocupes, me generas muchas ganancias, así que puedes seguir quedándote aquí- Se acercó a mí quedando de frente


-¡Pero dijiste que me amabas! ¡Que yo era el único que…!-


Comenzó a reírse y yo no entendía el por qué


-Ay Uruha, los débiles como tú caen muy fácilmente ante palabras y promesas de amor, ¿cómo crees que conseguí a Kai? un chico en la miseria que necesitaba en quien apoyarse, que con jurarle que siempre estaría a su lado y que jamás lo dejaría solo, ofreciéndole ayuda y mi "amor incondicional", solo eso se necesita para tenerlos en mis manos-


Fue en ese momento que me di cuenta de la estúpida mentira que me había creado y mi pasado se hizo presente nuevamente, cómo es que este hombre me había envuelto en sus redes -¡Ah si! ¡fue cuando más ayuda necesité!- En esa ocasión cuando a la persona que más amé lo encerraron por falsas acusaciones y me vi en la necesidad de pedir ayuda a quien me la había ofrecido a cambio de un “favor” el cual consistía en sexo


-¡Era un demonio!- este pelinegro frente a mi tiene una habilidad increíble para manipular, pero cuando Reita supo lo que había hecho para ayudarlo me abandonó y ante mi tristeza y desesperación Aoi aprovechó para arrastrarme a este mundo que prometía riqueza, felicidad y ¿amor? O al menos eso me hizo creer, pero era algo vacío, su forma de demostrármelo era tortuosa y siempre terminaba con moretones en mi cuerpo y llorando acurrucado en la cama, me acostumbré a esto que logré bloquear mis felices recuerdos, así dejó de doler tanto.


-¡NO ME TOQUES! ¡DÉJAME!... ¡AYÚDAME POR FAVOR!-


Volví de mis pensamientos, y vi a Aoi terminando de desnudar a aquel joven, quien trataba de soltarse entre lagrimas, me vi reflejado en su situación cuando hacía lo mismo conmigo y mi ira fue tal que me arrojé a él haciéndolo caer, saqué la pistola que guardaba en el mueble junto a la cama.


-¡Uruha no hagas estupideces!-


Continúe apuntándole y me acerqué a él


-¡No, ya no!-


Tiré del gatillo- ¡al fin murió el lobo!- Tiré el arma al piso y desaté al joven que estaba paralizado mirando el cuerpo frío que descansaba en el suelo


-¡Toma y vete antes de que lleguen los guardias!-


Le di mi gabardina, le limpie el rostro y le ordené el cabello, pero seguía inmóvil, así que me atreví a darle otra enferma opción


–O... puedes quedarte y trabajar para mí- le dije mientras acariciaba su mejilla


Yo ya estaba podrido y el club necesitaría un nuevo jefe y el líder de los Shiroyama me tenía en alta estima y agradecido estará de que haya acabado con la escoria que tenía por hijo.


El castaño no se movió, me miró y me dedicó la más bella sonrisa que jamás hubiera visto


-¡Eres hermoso!-


Tomé sus labios y su casto cuerpo, envenené su no tan inocente alma y mi historia se repetía…

Notas finales:

¿Y? ¿Qué les pareció? 

Pensé en escribir un final feliz, como una reconciliación, pero ¡Nah! no me gusta eso, y no puedo escribir cosas tan melosas sin que tengan algo escondido

¡En fin! espero sus comentarios, sean buenos, malos, amenazas, etc. ¡Todo es bien recibido!


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