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LÜGE [Chanbaek/Baekyeol] por Alessi Vagnarelli

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Notas del capitulo:

Este fic es un OS para la primera dinámica de UNIVERSE que abarca el álbum EX'ACT de EXO.

Este escrito se encuentra también subido a mi cuenta de wattpad; EliahVianney.

************

                Gritos. Bocinas. Maldiciones… Una mezcla de sonidos que sin piedad se colaban en la habitación, opacando el constante ruido del motor del ventilador. Llevándose con ellos los últimos recuerdos de aquella noche. Avisando sin palabras que ese no era su lugar. Que ya debía marchar.

 

                Pero se negaba, una vez más.

               

                Se negaba a romper de nuevo aquella burbuja. A sufrir otra bofetada de la realidad. Ansiaba abrir los ojos y encontrar su menuda figura junto a él. Deseaba ver una sonrisa sincera pintada en aquellos labios ¿Aunque alguna vez había sonreído así? Le gustaba imaginar que sí, aun sabiendo en el fondo que se estaba mintiendo a si mismo.

 

Como siempre. 

 

Como cada día desde que lo conocía.

 

Mentiría si dijese que se arrepentía de que hubiese entrado en su vida, al igual que mentiría si dijese que no lo hacía. Porque le amaba, para él había sido aquel toque de color que le faltaba al cuadro en blanco y negro que representaba su vida. Había sido su alegría, su ilusión. Había descubierto un mundo nuevo junto a él. Un mundo, que bien sabía, no era de color de rosa, aunque le gustase pensar que el negro tenía un pigmento parecido ¿Cuánto más tiempo pensaba engañarse a sí mismo?

 

Uno.

 

Dos.

 

Tres.

 

El sonido de la puerta al ser golpeada le hizo volver a la realidad. No quería, aún era pronto ¿Por qué no le dejaban soñar? Era tan frustrante.

 

Cuatro.

 

Cinco.

 

Seis.

 

Al otro lado de aquel desgastado trozo de madera una vocecita chillona le recordó que ya casi era la hora de salida y que de permanecer más en la estancia se le añadiría un suplemento al cobro inicial. Como la odiaba. Como odiaba aquella voz que constantemente le hacía abrir los ojos y mirar a su alrededor. Explotando su burbuja. Aquella que con tanto ahínco se empeñaba en mantener.

 

La misma monotonía de siempre reinaba en aquel lugar. Las aspas del ventilador moviéndose con parsimonia frente a sus ojos, logrando que una pequeña brisa de aire fresco recubriese su cuerpo desnudo, erizando cada vello. La luz colándose por aquellas cortinas que cubrían las ventanas, intentando sin éxito evitar la invasión. El rechinar de los muelles del viejo colchón a cada movimiento.  La cómoda carcomida por el paso de tiempo, tan desprovista del color inicial. La antigua silla que reposaba en una esquina, manteniendo como siempre su ropa plegada sobre ella. Se había ido, lo sabía. Ni siquiera le era necesario mirar a su lado. Nunca estaba ahí al despertar y aquel pequeño gesto lo demostraba ¿Era amabilidad aquel acto? ¿Era una forma de demostrarle que él le importaba? ¿O era una disculpa a sus mentiras? No lo sabía y nunca lo haría. Pues aunque preguntase un beso era lo único que obtenía como respuesta, acallando sus dudas. Haciéndole creer en algo que no era real.

 

****

 

El tintineo de la campanilla que descansaba sobre la puerta delató su entrada. Llamando la atención de un joven de mirada enfadada, que con pose cansada lo observaba detrás del mostrador.

-Lo siento- se atrevió a pronunciar, aun sabiendo que estaba condenado y que aquellas dos palabras faltas de sinceridad, no evitarían que fuese regañado. De nuevo.

- Llegas tarde, Chanyeol. Otra vez. Es la sexta vez que te cubro este mes ¿En qué coño andas pensando? Harás que te despidan a este paso.

-Lo siento- fue lo único que atinó a decir, moviéndose con rapidez hacia donde estaba su compañero, buscando ocupar su lugar en el sitio que a él le correspondía desde hacía ya más de dos horas.

-¿Lo sientes? –Preguntó con un toque de rabia tintando su voz-¿Solo vas a decir que lo sientes? ¿Por qué mejor no me dices donde has estado? ¡Merezco una explicación al menos!

 

Sus ojos se encontraron. Unos cargados de arrepiento. Otros llenos de furia contenida mezclada con un leve toque de preocupación. A falta de una respuesta el pelirrojo se coló en la pequeña sala de los empleados, solo para dejar sus objetos personales en la taquilla y cambiar su camiseta por la típica del establecimiento. Estaba mal, lo sabía. Pero no quería hablar. No quería escuchar de nuevo todo lo que ya sabía, eso solo lo hacía más real.

 

-¿Esa es la ropa que llevabas ayer?- preguntó de nuevo el contrario quien, incasable, le había seguido hasta allí. Estuvo tentado de negar, fingir que se había cambiado. Pero era demasiado tonto intentar ocultar algo que era obvio.- ¿Has estado con él, Chanyeol? ¿Has vuelto a verlo? ¿Es por eso que has llegado tarde?

-…No.-Atinó a responder con la voz ahogada.

-Joder, Yeol. No me mientas ¿Qué acaso no te has visto? Estas hecho mierda ¿Hasta cuándo vas a seguir con eso? Parecía que estabas mejorando y de nuevo has vuelto a caer ¿No te ha sacado ya bastante? ¡MIRATE! Esa puta no solo te ha dejado pobre, sino que…

No vio venir el golpe. No supo que estaba pasando hasta sentir el suelo bajo su cuerpo. Dolía. D.O se sentía herido y no solo físicamente.

-No vuelvas a decirle de esa forma. - Advirtió el más alto, remarcando cada palabra con rabia. Logrando que un atisbo de miedo inundase por un momento los ojos de su compañero.

-¿Por qué no? ¿Te duele, Chanyeol?-Respondió mordaz, con una cínica sonrisa pegada sus labios con forma de corazón.-Eres un imbécil ¿Lo sabes? Te empeñas en vivir en una burbuja de mierda…- “ Te amo”, resonaba dentro de su cabeza.- … y te niegas a ver la realidad ¿Crees acaso que él te quiere? –“Me quiere”, se respondió a sí mismo, aunque no se atreviese a pronunciar esas palabras en voz alta. -¿Crees que haría  algo por ti?-“Lo hace, dobla mi ropa cada mañana”, pensó tontamente.-Eres un imbécil, Chanyeol. Un maldito ingenuo ¿Acaso ha dejado de cobrarte? – D.O. pudo ver como la expresión del que era su amigo cambiaba, ya no había molestia. Solo dolor. Dolor por sus palabras. Dolor por la realidad. Sabía que le dañaba, pero no podía dejarle vivir así. No podía permitir que siguiese alimentando esa mentira.-Él sigue siendo una puta y tú sigues siendo su cliente ¿Te ha dicho que te ama? ¿Te ha dicho que eres el mejor? ¿Qué si pudiese solo estaría contigo?

-Me ama.

-¡NO! –Una de sus manos golpeo el suelo donde aún yacía tirado.-No te ama. Te hace creer que lo hace porque es su trabajo. Porque tú le has pedido que te ame. Solo es una ilusión, Chanyeol… Baekhyun no existe realmente.

 

Un grito de rabia escapó de los labios de Chanyeol. Lo había hecho, le había abierto los ojos. Había explotado aquella burbuja en la cual se había mantenido encerrado.

 

-¡ÉL ME QUIERE!-Gritó, más incluso para él mismo que para el chico que cuidadosamente se ponía en pie. -¡ÉL ME QUIERE! ¡ÉL ME QUIERE!

 

El ruido del teléfono sonando le hizo volver el rostro, apartando la atención del otro que apresurado se escaqueó por la pequeña puerta que conducía al establecimiento. Tomando el pequeño aparato entre sus manos vio la palabra “jefe” ocupando la pantalla ¿Acaso iba a ser despedido? ¿Qué importaba ahora? No era como si  le gustase realmente trabajar allí. Solo necesitaba dinero y ese no era el único lugar donde podría conseguirlo. Con rabia, y al comprobar que esa pequeña rata que se hacía llamar “amigo” había huido, estampó su teléfono contra la pared más cercana. Intentando descargar su furia contra el inerte objeto.

 

Lo odiaba.

 

Odiaba a su jefe, por ser un tocapelotas. Odiaba a Kyungsoo, por hacerle abrir los ojos. Odiaba a Baekhyun, por seguir repitiendo que le amaba. Se odiaba a él mismo, por seguir creyendo en sus palabras, por abrir sus ojos pero negarse a ver la realidad ¿Acaso la rata tenía razón? Ni siquiera le era necesario preguntárselo, porque sabía la respuesta. Aunque no quisiese verla.

 

Hola, precioso ¿Cómo te llamas? “ “¿Chanyeol? Es un bonito nombre” “Yo soy Baekhyun”

 

Baekhyun. Baekhyun. Baekhyun ¿Cómo no enamorarse de su nombre? ¿De la voz cantarina que lo acompañaba al pronunciarlo? Quedaba tan bien cuando el pelirrojo lo pronunciaba, se lo había dicho. Decía que adoraba escuchar su nombre dicho por aquella voz tan grabe. Se sentía tan feliz. Él le creía ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no creer en esa mirada tan clara? ¿En aquella sonrisa tan amplia?

 

¿No te sientes solo, Yeol? ¿Puedo llamarte así?” “Si quieres yo puedo hacerte compañía” “Puedo hacer que olvides todas tus penas”

 

Él se había preocupado por su estado. Había ido a buscarle. Le había sacado una sonrisa ¿Pero era su presa? Sí, lo sabía. Aquella primera noche Baekhyun había sido el depredador y él un pequeño animalillo ingenuo.

 

“Puedo darte lo que buscas, solo pídelo.” “¿Quieres que te ame? Está bien, Yeol. Deja que lo haga”

 

****

                Cuerpos sudorosos chocaban contra el suyo, algunos buscando más que un toque esporádico en aquella atestada discoteca, pero no le importaba.  No le importaban aquellas falsas disculpas y vanos intentos por entablar una conversación, no a menos que fuesen de él. De Baekhyun.

 

                Sus ojos se movían hambrientos por la estancia. Sintiéndose por primera vez después de  tanto tiempo una fiera que acechaba a su presa ¿Dónde estaba su pequeño cervatillo? ¿Dónde habría ido a esconderse? ¿Habría dejado que alguien más le atrapase? Se sintió ahogar con tal solo aquel pensamiento, pero no dejó que estos los corrompiesen. Hoy era su noche. Era la noche. “¿Estas solo?” oyó que alguien le preguntaba, ignorando descaradamente a aquella persona que molesta le maldecía a la espalda. Daba igual. Nada importaba. Nada más que la figura que se alzaba frente a él. Cual adonis.

 

Sintió sus piernas  flaquear y sin poder evitarlo cayó de rodillas. Contemplando como las manos de un extraños recorrían aquel cuerpo que desde hacía tiempo había marcado como suyo. Mareado. Podía escuchar voces preocupadas a su alrededor, ecos lejanos, sonidos opacados por la insistente voz de su cabeza que, empeñada en destrozarle, le recordaba una y otra vez que Baekhyun no le amaba y ahí tenía la prueba.

 

                -¿Chanyeol?

 

                Su voz retumbo contra todas las demás, dejando su mundo sumido en el silencio. Solo existía él.

               

                Las luces de neón golpeaban contra su piel, ocultando la palidez que le caracterizaba. Sus ojos, preocupados, se encontraron, preguntándole sin palabras si estaba bien “Se preocupa por mí”, se dijo. Tomando casi con desesperación aquella mano que le tendía, atrayéndolo hacía él. Necesitaba sentir que estaba ahí, junto a él. Su mirada se posó durante unos segundos en su boca hinchada, decidiendo ignorar la prueba de un reciente beso. Pasando por alto el olor a colonia barata que el menor emanaba y bien sabía que no era propia de él.  “Es una puta”, le repetía su mente una y otra vez, pero él no quería escucharla. Necesitaba no hacerlo.

 

                -¡Ey! Chanyeol ¿Qué te pasa? ¿Necesitas salir a tomar el aire?

 

                Un asentimiento por parte de Baekhyun fue todo lo que obtuvo por respuesta, antes de que el alto se pusiese en pie. Dejándose guiar entre las personas que lo rodeaban en dirección a la salida.

 

                -¿Quién era el hombre?-Preguntó, a sabiendas que no quería saber.

 

                No obtuvo respuesta. Quería pensar que la atronadora música había opacado sus palabras a oídos del más bajo y este no había oído su pregunta.

 

Un golpe de aire frío le hizo sentir que volvía a respirar. Ya no había temblor en su cuerpo, pese a que la temperatura había bajado considerablemente en comparación a la del local y que él no portaba ninguna chaqueta consigo.

 

                -¿No es demasiado pronto, Yeol? No hace ni un día que nos vimos –preguntó el mayor, observándole desde debajo de forma divertida.

                -¿Quién era el hombre?-volvió a preguntar, siendo otra vez, como esperaba, acallado por los labios del contrario. Quien le besaba fingiendo necesitarlo.

                -¿Te sientes mejor ahora? Me has preocupado allí dentro.

“Miente”.

                -Dime que me amas-Suplicó.   

                -Te amo-

“Mientes”

                -Si te dijese que no puedo pagarte esta noche ¿Qué me dirías Baekhyun? ¿Me dirías que me amas? Quiero que me lo digas. Necesito que lo hagas.

                -¿Qué?-preguntó incrédulo, viendo como aquella máscara de preocupación desaparecía frente a sus ojos-¿Estas de coña, Chanyeol? ¿De verdad has venido aquí sin dinero?

                -Yo… Yo me lo gaste todo anoche. Contigo.-Se excusó, casi como un niño al que le fuesen a echa una regañina-Pero necesitaba verte. Necesitaba comprobar que esto era real ¿Por qué te has ido esta mañana?

                -Chanyeol…-pronunció con tono cansado, observando la puerta metalizada que los separaba del interior de aquel antro, como si quisiese huir.

                -Deja ese trabajo. Fuguémonos juntos. Lejos. Muy lejos de aquí.

                -¿Estás loco? ¿Qué mosca te ha picado, Yeol? Sabes que esto es trabajo ¿verdad? Tú. Todo.

                Dolía. Dolía como el infierno. Podía asegurar que una garra se cernía entorno a su corazón en aquel momento, oprimiéndolo. Haciéndolo sangrar desde dentro. Matándolo muy lentamente. El pelinegro observó a su acompañante, sintiendo lástima por él. Sabía la respuesta con solo ver su reacción, ni tan siquiera era necesario responder.

                -Creías que te amaba ¿Verdad? –Una de las manos de Baekhyun acarició la mejilla ajena, en un gesto forzosamente cariñoso.-Tu lo pediste, Yeol. Tú querías esto de mí. Solo hago mi trabajo, cariño. No debes ilusionarte, no conmigo. Igual, por tu bien, es mejor que dejemo…

                -¡NO!-Gritó, casi desesperado, tomando con fuerza la mano que aun reposaba en la mejilla del contrario. Provocando que este saltase sorprendido por aquella reacción-No te alejes de mí. Te lo ruego… Yo… Yo tengo dinero. Dame esta noche, Baekhyun. Dámela.

 

                Debían haberse negado. Ambos deberían haberlo hecho. El primero, porque sabía que seguir con eso solo le traería dolor. El segundo, porque por primera vez en mucho tiempo se arrepentía de hacerle daño a alguien. Ambos decidieron ignorar aquellos sentimientos. Porque dinero es dinero y Chanyeol un trabajo.

 

                Ambos regresaron a aquel lugar, perdiéndose entre la gente, como una balsa a la deriva. A Chanyeol le gustaba Baekhyun. A Baekhyun le gustaba el dinero. Amores tan diferentes, que se encontraban entrelazados de una forma macabra ¿Cómo no lo había visto antes? Mentira, lo había visto, pero le había sido más fácil olvidarlo. Seguir cayendo en la misma trampa. Encerrándose en su burbuja. Porque no quería creer. No quería creer que todo aquello había sido una mentira. Las sonrisas, las palabras, los gestos; todo falso. Le había sido mucho más fácil seguir viviendo dentro de ese amor artificial que Baekhyun había tejido para él.

 

****

 

                Sus piernas chocaron contra el borde de la cama. Cayó sobre el viejo colchón que protestó con un chirrido por la falta de consideración y arrancó unas risitas por parte del más menudo que sigilosamente, como el animal hambriento que era, bordeaba el mueble, acechando a la presa que aún miraba confuso al techo.

                -¿Tienes el dinero, Yeollie?-preguntó con voz cantarina y levemente pastosa, producto del ya exceso de copas que llevaba encima.

                -¿No te fías de mí?

                -Tus palabras me hacen dudar a veces.-Apoyó una de sus rodillas sobre el colchón, entre las piernas entreabiertas del contrario, inclinándose levemente sobre el cuerpo ajeno. Dejando sus manos sobre su torso-Antes has dicho que no tenías. Debo comprobar que no me estas mintiendo.

                -Tú también mientes.

                -Yo soy yo y tú eres tú. Esa es la diferencia. –Pudo sentir como el pelirrojo tomaba su muñeca, empujándole sobre él. Invirtiendo posiciones en un solo segundo..-Estas hoy juguetón ¿Eh, Chanyeol?

                Sus palabras. Sus risas. Inclusos sus protestas si tenía. Fueron todas acalladas por un beso. Quería devorarlo, ansiaba hacerlo.

                -Tus te quiero eran mentira.-Pronunció nada más romper el contacto, dejando aún que sus hinchados labios se rozasen con los del otro al habar.

                -Lo eran.

                -Tu preocupación era mentira-Corroboró otra vez, tomando los bordes de la camisa del contrario y tirando de ella hacia arriba, procurando que sus pieles se rozasen en el proceso.

                -Lo era.

                -Tú eras mentira.-Sus ojos se detuvieron en aquellas marcas recientes dibujadas en su piel ¿Cómo no las había visto? ¿Cómo nunca se había dado cuenta de ello? Sus dedos dibujaron aquel mordisco que adornaba su cuello. No era suyo. Era de otro hombre. De otra persona a la cual también le había dicho “te amo”. Estaba tan ciego. Sus manos apretaron, cerrándose en torno a aquella parte de su cuerpo. Quería marcarlo. Ansiaba hacerlo.

                -¿Chanyeol?

****

                Una suave brisa veraniega se colaba por la ventana entreabierta de la habitación, meciendo con cariño las cortinas a su paso. Acariciando la piel expuesta de los jóvenes que aún yacían tumbados en aquella cama. Aquel día no había gritos de madres persiguiendo a sus molestos chiquillos. No había coches frenando bruscamente. No había bocinazos ni maldiciones por parte del asustado conductor que creía haber atropellado a un estúpido infante. Tampoco se escuchaba el ruido del ventilador. Todo era silencio.

 

                Uno.

 

                Dos.

 

Tres.

 

Los golpes a la puerta le hicieron despertar. Aquel día no solo no había ruido, tampoco la angustia se cernía contra su pecho. Ya no temía despertar. No tenía miedo de dejarse envolver por la monotonía del lugar.

 

Cuatro.

 

Cinco.

 

Seis. 

 

La vocecita chillona no tardó en aparecer. Recordándole como siempre, desde el  otro lado de aquel trozo de madera que ya casi era la hora de salida y que de permanecer más en la estancia se le añadiría un suplemento al cobro inicial. Pero no le importaba ¿Qué más daba un poco más de dinero? Todo estaba bien hoy.

 

Todo era igual en aquel lugar, pero al mismo tiempo era diferente. Hoy las aspas no se movían, solo permanecían congeladas en el mismo lugar. La ventana abierta permitía que un poco de aire entrase a la habitación, acompañado de una fuerte luz, propia de las once de la mañana. Ni siquiera los muelles parecían desear rechinar aquel día. La vieja cómoda seguía en el mismo lugar, igual de mal pintada que siempre, sosteniendo sobre ella un pequeño sobre. La silla, marginada en aquel mismo rincón de siempre se encontraba desnuda, a la espera de volver a invertir papeles con el otro mueble de habitación. No era  un día normal. Hoy era un buen día. Hoy las ropas yacían esparcidas sobre el desgastado suelo.

 

Una sonrisa se dibujó en sus labios. Una sonrisa verdadera.

 

Tímidamente, sin atreverse a mirar, deslizo su mano sobre las sábanas. Encaminándola hacia donde constantemente, a esas horas, se hallaría un hueco vacío. Pero un cosquilleo recorrió su cuerpo al sentir como la yema de sus dedos hacían contacto con la piel ajena. Acompañando aquella nueva sensación de una suave risa.

 

-Buenos días, amor.

 

Susurró, casi temiendo perturbar el sueño de su acompañante. Volviendo la vista un poco, solo un poco, para contemplar por el rabillo del ojo aquella hermosa figura ¿Cómo no podía ser hoy un buen día? Le quería. Por eso estaba ahí. Porqué Baekhyun le quería de verdad.

 

“¿Chanyeol?”

 

Aquella voz. Aquella melodiosa voz aún retumbaba en su cabeza.

 

“¿Chanyeol?” “Chanyeol, por favor.” “Por favor.”

 

Podía aún sentir él pánico del más bajo entre sus dedos, pese a que solo era un recuerdo. Podía escuchar el miedo y la súplica impregnando su voz. Podía notar el escozor de sus brazos al ser arañados. Podía ver sus ojos ¡Oh! Nunca había visto sus ojos así. Tan cristalinos. Tan hermosos…

 

“¡POR FAVOR!”

 

… Podía recordar como la vida se escapaba de ese ser que tanto amaba. Que ama. Que amara.

 

-Lo siento.-Le dijo al contrario, atrayendo su cuerpo hacía él para envolverlo con los brazos y darle el calor que necesitaba.-Lo siento.

 

“Te amo.”

 

-Yo también te amo.

 

Con cariño deposito un beso sobre los labios. Ignorando el leve tono morado que los recubría. Ignorando las marcas rojizas en su cuello. Ignorando su mirada perdida. Ignorando que Baekhyun estaba muerto. Porque él le había dicho que le amaba aquella mañana con aquella voz cantarina que le caracterizaba, con aquella sonrisa sincera.

 

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