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Amores dormidos por DannyMIN

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14 de septiembre de 2014

Domingo

 

 

        Estoy aquí, nuevamente encerrado en mi habitación, y esperando a que algo mágico suceda en mi vida sobre ese amor no correspondido.

O eso es lo que supongo…

 

        Las idas a la biblioteca ya no son las mismas desde aquella vez en que vi a ese niño rubio de tercer año, sentado en algún rincón y dos montones de libros a ambos lados de la mesa, ¡no entiendo cómo es que puede leer tantos en tan poco tiempo!

Se le veía adorable cómo vestía, el conjunto que lucía era: una camisa a cuadros en colores neutros, chaleco de lana en color vino y unas delgadas líneas en blanco en el cuello y lo que vendrían siendo las mangas, peinado de lado; (cabe mencionar que su castaña cabellera brillaba un poco con la luz de la lámpara), un corbatín en forma de moño en color azul marino y unos enormes lentes de no muy alta graduación.

Cualquiera diría que somos de polos opuestos, a pesar de saber expresar mis emociones, soy un vago aunque a veces se me da eso del estudio, prefiero saltarme las clases, salir con mis amigos e ir a centros nocturnos.

Cualquiera que me encontrase por los pasillos de la universidad diría que soy el tipo rudo que se queda con la sensual porrista pero, mi situación no es esa; soy el "tipo rudo" y vago enamorado del chico más nerd que existe sobre la tierra.

 

       Terminando las clases, me apresuro para ir a la biblioteca y verlo pero no se encontró. Me extrañó, ya que jamás faltaba su asistencia en el lugar...

 

 

       Lo siguiente de mi itinerario imaginario era ir al laboratorio de ciencias.

 

      Jamás pasó por mi mente encontrarle ahí, la rutina era ir a la biblioteca y observarle por segundos, minutos o quizá horas y después, asistir al laboratorio para hacer un par de travesuras pero ahora no fue el caso. Sentado sobre un banco de madera, usando esa característica bata blanca obligatoria para cuando estás en ese salón, las regordetas y tersas manos haciendo algunos movimientos para enfocar algo que yace sobre el cristal y uno de los ojos viendo a través del lente; pero, de forma inesperada me habla, aun sin apartar la vista del objeto. Su voz es como algodón de azúcar: suave, dulce y delicada.

 

       Quisiera escucharle a diario.

 

-E...hola…-le saludé un poco nervioso y ansioso por haber sido la primera vez que “conversamos”

 

-¿Has sabido algo acerca de los vagos que han dejado hecho un desastre el laboratorio?- verle tan concentrado me hacía perder un poco la cordura pero debía actuar un poco frío y distante.- Deben ser sancionados, si son estudiantes de esta Institución o llevados a la policía, si son personas sin oficio ni beneficio.

 

-Sí. Tienes razón- ¡vaya! Creo que se escuchó seguro, viniendo de alguien que desde hacía tiempo anhelaba este momento.

 

-Bien- siguió sin apartarse del microscopio- ¿has venido a buscar a alguien o algo en particular?- solo se alejaba un poco para escribir algunas notas sobre su cuaderno.

 

-No…Bueno…nada en especial. Creo que debo irme a casa. Hasta mañana y que termines pronto- di media vuelta para salir y le dejé.

 

 

       Al siguiente día de haber estado con él y entablar una corta conversación, volví a la biblioteca y, como era de esperarse, estaba detrás de varias torres de libros, devorándolos cual cocodrilo a su presa.

 

       Ese día había decidido cambiar mi look y opté por usar algo como lo que él vestiría pero con un poco de mi estilo: un par de pantalones de seda en color negro, zapatos de pachuco de charol en blanco y negro, camisa de manga larga también de seda; de corbatín fue un moño en negro y un par tirantes que se unían en la parte de la espalda y terminaban en uno y de peinado, decidí un estilo desarreglado y no tan formal como él solía llevarlo diario.

 

¡Oh! Sorpresa que me llevé al verle.

¡Él iba vestido como normalmente lo hago!

 

-H…hola- le saludé, una vez que estuve cerca de él.

 

-Hola- apenas respondió sin apartar la vista del libro que estaba leyendo.

 

-¿Puedo sentarme?

 

-Claro- alzó la vista e hizo contacto con mi mirada. Sonrió.

 

      Le observaba detalladamente mientras el continuaba con su lectura. Me parecía increíble el cómo estaba compuesto el conjunto que usaba: playera holgada al parecer seis tallas más de las que le corresponden, pantaloncillos cortos tipo bermudas con estampado militar, calzado deportivo de una o dos tallas más grande; el cabello se asemejaba al que yo tenía en ese momento.

 

-Y puedo preguntar, ¿por qué...?- no pude terminar cuando él me interrumpió.

-¿Por qué me arreglé así?- volvieron a cruzarse nuestras miradas. Me sonrió y unas finas líneas se formaron en donde van los ojos. Me derretía. De no haber sido que estábamos en un lugar público, lo habría besado en ese preciso instante sin importarme lo que pensaría con respecto al acto.

 

Me sorprendió que adivinase mi pregunta- sí, ¿por qué estás vestido así?- enfaticé con la mano extendida de arriba hacia abajo, de su cuerpo- ¿por qué es que...? ¿cómo..?- no entendía por qué lo hizo.

 

-Sólo quise cambiar un poco- alzó los hombros, restando importancia al tema- y, ¿tú? Bueno, he observado que no vistes como lo estás haciendo ahora- me lanzó un rápido vistazo a mis ropas- no es que sea observador pero, no puede pasar desapercibido alguien que es mujeriego, ¿cierto?- guiñó un ojo y volvió su atención al libro.

 

      Antes de cometer alguna locura, me marché de ahí sin siquiera despedirme de él.

 

      Desde ese día ya no le volví a ver hasta cuando llegó el día del baile de disfraces de la escuela y la temática era libro, es decir, podíamos disfrazarnos de quien quisiéramos. Había elegido a un vampiro del Siglo XVIII: Chupa, casaca y calzoncillo de seda en color hueso con aplicaciones de bordado con terminaciones de oro. La casaca hasta la rodilla con pliegues en los laterales y abertura en la espalda, la manga larga con forma en el codo y vuelta decorada con botones, lo mismo que las carteras de los bolsillos. La chupa con cuello a la caja, cuerpo de perfiles rectos y faldón trapezoidal; medias blancas y zapatos negros de charol de punta cuadrada y una gran hebilla plateada, una capa con los mismos acabados que el conjunto. El peinado lo hice hacia atrás y lo más liso posible. En el rostro sólo me coloqué unos lentes de contacto color verde marrón e hice un poco más pálido mi rostro, marqué algunas venas y colmillos falsos. ¡ES-PEC-TA-CU-LAR!

 

Todavía no comprendo porqué elegí ese disfraz…

 

      El baile había transcurrido de lo más común, las parejas de enamorados que ni en las pausas entre canción y canción se apartaban, el grupo de amigas o amigos bailando o sólo conversando.

     

      Le estuve buscando durante todo el tiempo que duró el evento y no lo encontré, no podía buscarle más, necesitaba liberar todo el ponche que había bebido, caminé lo más rápido que pude, entré al baño de hombres y para mi suerte, sólo un cubículo estaba ocupado. Abrí una de las puertas y entré. Bajé la bragueta del pantalón e hice lo que debía hacer. Poco antes de terminar con lo que estaba, escuché un sonido un poco extraño y a la vez conocido; alguien en el cubículo de a lado se estaba masturbando y al parecer, poco le faltaba para correrse; decidí no incomodar y mejor fui a lavarme las manos, cuando estuve secándolas escuché que esa misma persona en un gemido agudo mencionó mi nombre.

 

      Un escalofrío recorrió mi espalda y los vellos de la nuca se erizaron. Necesitaba saber quién era el individuo que se masturbaba pensando en mí, ¡oh sorpresa! ¡La persona que salió del cubículo fue Onew! Pude reconocerlo a través de ese disfraz de monje.

No sé si fue vergüenza o qué pero, algo me hizo salir de ahí lo más pronto posible, sin mirar atrás.

 

      Sentí cómo el corazón casi se salía de mi pecho, fue hasta las escaleras de la entrada principal para tomar algo de aire. Me senté en uno de los peldaños.

 

Llevé la mano al pecho y parecía como si quisiera salir el corazón del pecho.

 

Debía regresar a casa, habían sido tantas emociones en tan poco tiempo.

 

      Estando en casa, me despojé de disfraz dejando cada prenda por toda la habitación. Fui hasta el baño y abrí las llaves de la regadera, dejando así que el agua fría saliera, mi cuerpo necesitaba despejar la mente un momento y pensar un poco en lo que había escuchado y visto. Habiendo estada lista el agua, entré por completo para sentir el agua cálida recorrer todo el cuerpo de pies a cabeza.

 

      Los sonidos de lo sucedido minutos antes en los baños de la escuela hacían eco en mi cabeza y el haber escuchado mi nombre, no dejaban de escucharse una y mil veces. No, no es lo que escuché, ¡soy yo masturbándome y pronunciando el nombre de Onew! Supongo que, ese hecho me excitó de alguna manera…

 

      Terminé el baño, tomé una toalla y la puse alrededor de la cadera mientras que con otra más pequeña, frotaba la cabeza para quitar el exceso de agua. Me puse un pijama y me fui a dormir, mi cuerpo necesitaba descanso.

 

 

      Desde el día de la fiesta de disfraces no le he visto y prefiero que así permanezca y tampoco lo he buscado. Me moriría de la vergüenza mirarle a los ojos después de lo sucedido.

 

      Las nacionales estaban cerca y todos los equipos deportivos de la escuela estaban como locos en los entrenamientos, organización y solicitudes aquí y allá. Era la ocasión adecuada para salir temprano de las clases.

     

      Retomé la rutina con los amigos: andar por las calles a altas horas de la madrugada, pasarla de fiesta en fiesta, en fin. Lo que hacía antes de “involucrarme” con Onew.

Notas finales:

Espero les haya gustado ^w^

Dejen muchos reviews <3 :3

 

Lamento no poder actualizar los otros fics u_u
Estoy haciendo espacio para ponerme al tanto y actualizar cuanto antes u_u LO SIEEENNNTOOO!!! TT^TT


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