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Inunaki: Sin retorno por Uruhasa_13

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Notas del fanfic:

Aquí les traigo un nuevo fic SasuNaru no apto para personas con estómago sensible (no es broma). Yo, Cinderella y mi editora, la señorita Uruhasa, trabajamos en este fic para Octubre, el mes del terror. Pasen y disfruten. 

Notas del capitulo:

¡Buenas a todos! Queridos lectores, sé que hemos estado en pausa durante mucho tiempo, pero ya tenemos aquí nuestro nuevo fanfic con motivo de Octubre, el mes del terror (Ya sé que Octubre empieza mañana y que tampoco es sábado, pero hoy solo se sube el prólogo) Mañana mismo se sube el primer episodio de este fic que se irá subiendo cada semana. Y sin más, pasen a leer.

Prólogo

 

La leyenda de la villa Inunaki

 

La leyenda cuenta, que en alguna parte de Japón existe una villa perdida en el tiempo, un lugar en donde los miedos y los demonios deambulan libremente. Su existencia jamás ha sido negada, el gobierno no se ha tomado la molestia de desmentir absolutamente nada. Se dice que los aparatos electrónicos dejan de funcionar, los teléfonos dejan de tener cobertura y no hay manera de comunicarse con el exterior. Es posible encontrar teléfonos públicos y viejas tiendas, pero nada de esto funciona.

Los que han logrado ver la entrada, aseguran que existe un cartel que reza “Las leyes constitutivas de Japón no tienen validez aquí”.

El incesto, canibalismo y asesinatos son cosa de todos los días. Se dice que la villa fue aislada gracias a una enfermedad rara y contagiosa de la cual jamás se encontró una cura así que fue mucho más fácil cerrar la aldea y dejar a los habitantes a su suerte.

Los pocos que se han armado de valor para entrar a la aldea, jamás han sido vistos de nuevo…

 

-¡Basta! – chillo la rubia sentada junto al muchacho

Todos estallaron en una risa burlona, el chico que estaba narrando la historia solo esbozó una sonrisa de medio lado.

Ya era costumbre que en los viajes de clase, Sai contara alguna historia de terror, mientras que todos los demás escuchaban atentos. Era el turno de una de las leyendas urbanas más populares de Japón, la leyenda de la Villa Inunaki, un lugar terrible y asqueroso.

Todos amaban ese tipo de cuentos, hasta Ino, que aunque pedía que pararan. Siempre estaba atenta y pedía más historias así. Unos asientos más adelante, estaba Sasuke Uchiha, un chico reservado y no muy fanático de dichas leyendas, venía escuchando el cuento junto con su hermana gemela que estaba arrodillada sobre el asiento para escuchar mejor.

- Espero que no te estés tragando esos cuentos, Okami

- ¡Guarda silencio, hermano! Va por la mejor parte

- Es solo una leyenda…

- ¡Claro que no lo es! – intervino una tercera voz apelando enérgicamente ante el comentario de Sasuke

Okami ensanchó su sonrisa, pero Sasuke solo bufó de puro fastidio, se trataba de Kiba Inuzuka, el tedioso y fastidioso novio de su hermana.

-¡No son cuentos! – Bramó – se los demostraré

Rápidamente rebuscó  en su pantalón hasta encontrarse con su smart phone para tipear un par de cosas en la pantalla y girarlo rápidamente para que todos pudieran verlo. Como si de un descubrimiento se tratase, Kiba se hinchaba de orgullo ante la aplicación de Google Maps señalando una ubicación.

- Según Google, la villa está dentro de los bosques

- ¿Qué con eso? – interrumpió Sasuke, tratando de ser más racional – eso solo prueba que no es ninguna villa perdida, que es un lugar común y corriente

- Bueno, eso no está precisamente comprobado – intervino Sai solo para agregarle leña al fuego

Un silencio se hizo en todo el autobús, solo se escuchaba el ruido de este mismo sobre el asfalto, las miradas permanecían entre Sasuke y Kiba, como esperando a que alguno de los dos cediera pero ambos eran lo suficientemente obstinados para mantenerse en esa postura. Viendo que ninguno de los lados daría su brazo a torcer, Okami se levantó de su asiento rápidamente con una grandiosa idea.

- ¡Busquémosla! – sugirió

Pero sus palabras quedaron en el aire, como si todos los demás olvidaran de lo que estaban hablando repentinamente. Incluso Sai, que estaba alentando la pelea entre los dos muchachos, se encogió de hombros buscando zafarse de la situación que con una sola palabra, se había vuelto ridículamente complicada.

- ¡Maravillosa idea! – se apresuró Kiba pensando que si él decía algo, entonces los demás se animarían pero el silencio persistió.

Kiba chasqueó la lengua ante el inminente rechazo, se volvió a sentar en su asiento con mala cara y brazos cruzados. Pero todos verían que él siempre tuvo la razón, en cuanto ese estúpido viaje terminara, llegaría a casa y recogería sus cosas para salir a explorar, no tenía tiempo que perder.

 

 

-_

 

 

 

Después de regresar del viaje, Kiba cumplió con lo que había prometido hacer, buscó su mochila de campamento y la preparó para, al menos, una semana de viaje. Claro que no iba solo, Okami estaba a su lado con su propia maleta de campamento.

Estaban de camino hacia donde la aplicación en el teléfono de Kiba les indicaba, habían viajado en autobús hasta que este llegó a un punto donde el conductor les dijo que no podía ir más lejos. A ambos se les hizo raro, todavía había un camino de asfalto hecho pero no quisieron meterse en líos así que solo comenzaron a caminar.

Parecía una carretera pero no había autos por ningún lado, el bosque estaba empezando a retomar terreno pero respetando la forma del sendero de concreto. La pareja viajaba en silencio, con solo el sonido de sus pasos de fondo. El calor abrazador quemaba en sus pieles, Okami intentó no quejarse, ella hubiera preferido pasar el fin de semana en casa o tal vez salir a cenar con su novio pero sabía a la perfección que cuando una idea se le metía a este mismo, no había poder de sacársela, además ella había tenido la culpa de estar embarcada en ese viaje de una búsqueda inútil.

- ¿Cuánto falta? – preguntó ella un poco fastidiada

- Lo que haga falta – contestó sin pensárselo dos veces

- ¿Crees que sea buena idea, Kiba?

- Es una aventura, pensé que te gustaban las aventuras

- No sé… aún no es tarde y si regresamos ahora podemos alcanzar el autobús de regreso

Kiba se detuvo en seco mirando a Okami con el ceño profundamente fruncido, la muchacha apretó los labios sabiendo que se había metido en un lío. Llevó sus manos a las asas de su mochila y las apretó. Suspiró pesadamente y siguió caminando dándole a entender a Kiba que retiraba sus palabras para seguir adelante.

Ella tenía un mal presentimiento, no sabía con exactitud qué era, se decía a si misma que probablemente encontrarían un lugar abandonado o tal vez un pequeño pueblo rural que no estaba acostumbrado a recibir visitantes. No tenía que estar asustada, después de todo, era una leyenda tonta, su novio estaba haciéndolos perder el tiempo.

-¡Okami mira esto!

Kiba se adelantó corriendo entusiasmado, cuando la muchacha alzó la vista para mirar lo que tenía tan emocionado a su novio, sintió que la sangre se le helaba. Justo frente a sus ojos había un gran cartel lleno de óxido que ocupaba casi todo el ancho de la carretera.

 

Las leyes constitutivas de Japón dejarán de ser efectivas a partir de este punto, considere su acceso y tome el retorno más cercano.

 

Las piernas de Okami se tambalearon  e instintivamente retrocedió, el anuncio parecía bastante antiguo para haber sido puesto por algún bromista, además tenía la tipografía que era usada para los carteles en general mandados a poner en las calles de la ciudad. Sin embargo, esto no parecía intimidar al castaño, todo lo contrario, parecía más emocionado.

-¿Qué esperas? Vamos ya

- Kiba… – dijo ella con voz temblorosa – el cartel es real

- ¡Claro que lo es! – Respondió eufórico al mismo tiempo que tomaba su celular y se tomaba una fotografía junto al cartel – todos en casa morirán con esto

Kiba pasó del cartel rápidamente, la Uchiha se quedó parada frente a este mismo repasando una y otra y otra vez el cartel, tratándose de hacerse a la idea de que era falso, que su novio estaba en lo correcto. Volvió a apretar su mochila con las manos hasta que sintió que podía volver a caminar tras el castaño, el rostro del muchacho brillaba de emoción mientras que ella estaba muerta del miedo.

Aunque aún quedaba la posibilidad de llegar a un pueblo común y corriente con un sentido del humor muy extraño. Sin embargo, parecía como si el camino siguiera por siempre, el sendero de carretera se extendía mucho más de lo que habían pensado. La caminata le sirvió a la azabache para calmar sus nervios un poco, sentía que podía manejar la situación.

- ¿Sigues queriendo seguir? – preguntó ella esperanzada

- ¡Claro que sí! Conseguiremos probar que todos se equivocan

- Pero… Kiba, si es que tienes razón… ¿Cómo demonios saldremos de ese lugar? Se supone que nadie puede escapar

- Lo haremos, confía en mí

Las curvas de la carretera eran bastante cerradas, era entendible la razón por la que era peligroso hacer ese viaje en auto, pero recorrerlo a pie parecía ser el doble de aterrador. Llegaron a un punto en que los árboles se inclinaban más pronunciadamente sobre el sendero, cada paso que daban se hacía más macabro todavía.

Entonces, el fin del camino.

- ¡No puede ser!

Okami sintió que el corazón se le iba a la garganta, frente a sus ojos estaba lo que se supone debía ser la entrada a la villa. Parecía ser un túnel abandonado, estaba obstruido por una pared improvisada de bloques de concreto, tenía aberturas a los lados y en la parte de arriba, pues el túnel, al tener una forma redonda, los bloques no cubrían todo.

- Ven a mirar esto – dijo él emocionado

Sin siquiera preocuparse por Okami, Kiba se asomó por las aberturas que dejaban los bloques de concreto, solo podía ver un poco y nada era muy interesante. Pegó su rostro lo más que pudo pero no veía más que lo que parecía ser una especie de cementerio muy viejo y desgastado.

- Parece que de verdad está abandonado – insistió Okami – volvamos

- Espera, no podemos volver así

- ¿Por qué? – preguntó ya algo desesperada

- No es suficiente – se giró para mirarla sin quitar esa sonrisa santurrona de sus labios – no tengas miedo, yo estoy aquí

Para el terror de Okami, Kiba empezó a tratar de mover los bloques que impedían la entrada a la villa. No se necesitó mucho, el chico fue capaz de remover un par de bloques abriendo un espacio suficiente como para que ambos pasaran. Sin quitar la sonrisa, Kiba escaló los bloques hasta llegar al hueco hecho y de un salto estuvo dentro dejando a su aterrada novia.

- Anda – le dijo desde el otro lado - ¿Qué esperas?

Ella se quedó ahí, sintió el impuso de girar sobre sus talones y alejarse, ya se arreglaría después con Kiba. Dio un paso hacia atrás pero el amor que le tenía a Kiba le pudo más y sin pensarlo dos veces saltó para alcanzar la misma abertura por la que el muchacho había entrado, un salto más tarde ya estaba junto con él dentro de la famosa Villa Inunaki.

- Vamos – le dijo Kiba tomándole de la mano y empezando a caminar

La muchacha parecía como en una especie de espejismo, le daba la sensación de no estar ahí realmente. Miró a su alrededor dándose cuenta que estaba en un terreno bastante descuidado, vio el cementerio completo que parecía más un basural lleno de escombros. Su mano apretó más la de Kiba a cada paso que daban pero el corazón se le volvió a ir a la garganta cuando se dio cuenta de que los escombros a su alrededor poco a poco se iban viendo más como chozas.

- Parece que si está abandonado – suspiró Kiba – supongo que vinimos aquí por nada

Esas palabras debieron calmarla, pero simplemente el pecho de Okami no dejó de latir rápidamente, como si supiera que no estaban seguros, quería tomar a Kiba y volver corriendo lo más rápido que sus piernas les permitieran. Pero su novio insistía en seguir ahí contemplando los restos de lo que alguna vez fue una próspera villa.

-Ki… Kiba…

Kiba estaba demasiado ocupado viendo la maleza y las cosas en el entorno como para darse cuenta de que personas empezaban a salir de las chozas de escombros. En primera instancia, Kiba solo pensó que eran los lugareños confundidos por ver gente nueva, que realmente estaban en una aldea común y corriente, pero enseguida fue capaz de sentir el mismo terror que su novia.

Los rostros de las personas estaban deformados, tenían la piel enrojecida y con erupciones desagradables. Hombres, mujeres y uno que otro niño con aspecto grotesco, vestían viejos harapos sucios y rotos, pero todos, absolutamente todos sostenían algún tipo de arma en sus manos. Desde machetes hasta rocas, cualquier cosa que podía verse primitiva pero no por eso menos intimidante.

Kiba sintió  como las uñas de Okami se clavaban en su brazo, no podía culparla, instintivamente la puso tras él y comenzó a caminar empujándola hacia atrás para regresar a la entrada de la villa.

- Okami  - le dijo él sin quitar la vista de las personas que seguían acercándose pero Okami no podía ni hablar – Escúchame, princesa  

- No estés jugando… - logró articular

- No lo hago, lo juro – trago gordo – pase lo que pase, te amo ¿Está bien? Yo te amo

- Kiba…

- Fue mi culpa, no debimos venir

Una mano húmeda tomó a Okami del brazo haciéndola gritar, estaban totalmente rodeados y después de ese estruendoso alarido, los demás se aproximaron rápidamente. Kiba intentó luchar pero lo sometieron rápidamente, pero él solo miraba a su novia en brazos de los hombres que empezaban a desnudarla rompiéndole salvajemente la ropa.

- ¡Basta! – gritó él

No sabía si era por el terror, pero ella no podía gritar más, no importaba lo que hicieran con ella, las asquerosas y frías manos de todos esos individuos grotescos y sanguinolentos  moviéndose por cada rincón de su ser fueron solo el comienzo. Les habían dado la bienvenida.

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que el prólogo les haya gustado. Esperen actualización el día de mañana <3 

 


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