Soy el mismo
-Entonces… ¿solo tengo que decir “si”?-pregunto aquel chico con voz quebrada mientras caían lagrimas de sus ojos azules hacia vacio.
Jimmy Novak, un chico de no más de 18 años de edad, de piel algo pálida, ojos azules, cabello castaño oscuro, párpados caídos que le hacían tener un semblante triste, joven, pues apenas cursaría el último año de preparatoria, un chico sobresaliente en casi todo e hijastro de un gran empresario, el Sr. Morgan novak y único heredero de este último, un gran futuro por delante le aguardaba, si no fuera por el hecho de que estaba en el balcón del último piso de un edificio abandonado a las tres de la madrugada, su plan, suicidarse.
En realidad Jimmy Novak no tenía una vida en sueño, su madre era maltratada por su padrastro, pero esta seguía a su lado con la escusa de que lo hacía por Jimmy, para que tuviera una vida mejor cuando en realidad solo lo hacía por los lujos y comodidades que le proporcionaba su esposo, además de que su padrastro también lo maltrataba a él, su madre nunca lo defendió, al principio eran solo golpizas y gritos pero conforme Jimmy crecía esas golpizas se fueron transformando en cosas más delicadas.
Esa noche después de casi ser violado por su padrastro y escapar de su lujoso hogar, arto de todo tomo la decisión de quitarse la vida, se dirigió a un edificio abandonado afueras de la ciudad, ya había venido anteriormente a aquel lugar para llorar, pensar y anteriormente suicidarse pero sin éxito, se arrepintió y no lo hizo.
En una de sus visitas a aquel lugar mientras estaba solo con sus pensamientos, escucho una voz que le hablaba adentro de su cabeza, ´´Castiel un ángel del señor´´ como se había presentado hacia él, le consolaba, al principio pensó que estaba loco pero después se fue acostumbro a él, ya que era el único que le escuchaba, de hecho el fue la razón de que se arrepintiera de suicidarse anteriormente.
Como era de esperarse la voz de Castiel resonó en la cabeza de Jimmy, esta vez no era para consolarlo o tratar de que Jimmy se arrepintiera si no todo lo contrario, le dio una propuesta, le dijo que él podía enviarlo al paraíso con la condición de que debía aceptar que Castiel usara su cuerpo como medio de transporte para caminar libremente en la Tierra.
-Si Jimmy y podrás ir al paraíso, serás feliz hay Jimmy, te lo prometo - escuchaba aquel joven en su cabeza
-¿Cómo se que no mientes?-
-No tengo porque mentirte-
-…-Jimmy quedo en silencio durante algunos minutos- si, acepto-fue lo último que dijo después de que le iluminara una luz que bajaba desde el cielo envolviéndolo en una calidez como si de un abrazo se tratase, después todo fue oscuro, la luz desapareció, la oscuridad de la noche regresaba, todo era normal otra vez, excepto que Jimmy ya no estaba, ahora quien habitaba su cuerpo era alguien mas, Castiel el ángel del señor.
El rostro que ahora le pertenecía a Castiel cambio, de una mirada de miedo y angustia a una sin expresión alguna, sus ojos se hicieron de un azul aun más intenso, salió de aquel lugar y se dirigió al cielo para sus siguientes órdenes para su nueva misión, vigilar, cuidar y ganar la confianza de los hermanos Winchester.