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Sueños Rotos por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Katekyo Hitman Reborn pertenecen a Akira Amano.

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

La canción pertenece a sus respectivos autores.

 

 

Podría considerarse un tipo continuación de “Dearest” narrado desde el punto de vista de Reborn.

 

 

Sueños Rotos

 

 

 

Llegué tarde. Sora ha desaparecido, se fue, se fue a donde no puedo seguirlo pues su nota es terrorífica; si tiene éxito en su plan, volverá en el tiempo para impedir su nacimiento, si su plan falla… significa que su existencia dejará de ser. No presté atención, me dejé llevar por la pérdida de… de Tsuna, dejé que los sentimientos me ganaran y perdí de vista al niño que Tsuna dio vida.

He fallado. Aunque, desde hace mucho, no he hecho más que fallar. Le fallé a Tsuna, le fallé a Sora, le fallé a Vongola y también me fallé a mí mismo. ¿Desde cuándo el Gran Hitman, el número uno en el mundo, se arrepiente de sus actos?

 

Aquella rosa muerta en la calle espera
Mensaje tras mensaje preparándose a volar

 

Sí, empezó con Tsuna… poco a poco fui envolviéndome en su calor. Su fuerza. En la pureza de su corazón. Como Hitman, como alguien que siempre vivió en el bajo mundo no estaba acostumbrado a encontrarme con personas como Tsuna… y era mi deber introducirlo al obscuro mundo, al frío y despreciable mundo de muerte, tortura, falsedad y lucha constante. Trataba de no pensar en ello, alguien como Tsuna… no quería mancharlo.

Aun así lo entrené, le ayudé a desarrollar su potencial, le fui formando las características de un buen líder, de un buen jefe… fui inyectándole lo necesario para que su estancia en la mafia no lo destruyera… fui cuidadoso de no tentar su corazón… pero tanto cuidarlo no me salvó de que ‘algo’ más surgiera entre nosotros.


Porque habías sido tú mi compañera
Porque ya no eres nada

Y ahora todo está de más

 

Él era aún muy inocente para entender lo que iba desarrollando en su interior, yo seguía con la maldición de los Arcobaleno, un millón de imposibilidades nos impedía llegar al fondo de lo que sentíamos, tan solo fuimos tutor y alumno. Fue después de haber roto la maldición que él empezó a comprender que no era lo mismo sus sentimientos por mí que por los de los demás… fue cuando empecé a notar la grandeza a la que él estaba destinado… fue cuando entendí que no podíamos estar juntos, jamás.


Si no te supe amar no fue por ti
No creo en el amor y no es por mí

 

Incluso el paso de los años entre los que mi cuerpo fue cambiando a su forma original al saberse liberado de la maldición ninguno de los dos dijo nada, él seguía estudiando bajo mi tutela para tomar las riendas de Vongola, yo seguía lanzándole las herramientas para que jamás nadie lo dañase. Fui testigo de la devoción de cada uno de sus guardianes hacia él, vi tras sus máscaras, vi lo mucho que lo amaban cada uno a su manera, cada uno acordando no interferir entre él y a quien eligiera… vi la realidad: no era el único que lo daría todo por él.

Como una bofetada en la cara, noté que la vida que yo podría ofrecerle no eran más que problemas a diferencia de lo que alguno de sus guardianes podrían darle a caudales.


Si no te supe ver y te perdí
Si cada día que me das te hace sufrir
No nooo…

 

Fueron varios años después, entre nuestros momentos en los que todo hablaba de lo bien que nos sentíamos en compañía del otro, cuando notamos nuestros corazones latir al mismo tiempo, cuando armado de valor me dijo que me amaba.

No esperaba respuesta, tan solo lo dijo, admitió amarme desde hace algún tiempo, dijo haber esperado el momento correcto para decírmelo pero que nunca llegaba por lo que aprovechó ese instante para hacerlo.

 

Volver a verte otra vez
Con los ojitos empapados del ayer

 

El tan solo recordarlo provoca que mi sangre bombé más rápido, pero, no le contesté ni ese día ni los siguientes, fingí no haber escuchado nada, él empezó a preocuparse pero no le di indicios de nada más. Un día me dijo que me esperaba en el ‘lugar de siempre’, ahí aclararíamos las cosas entre nosotros, dijo que si no lo que no quería era lastimarlo que no me presentara.

Dijo que si sus palabras fueron erróneas entonces que no llegara, que él lo entendería y que todo volvería a ser como antes.


Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café

 

Llegué al lugar… lo vi de lejos, lo observé mientras bebía café taza tras taza a la espera de mi llegada, esperó en ese lugar por más de ocho horas. Lo vi, lo vi dese el techo del edificio que estaba a dos calles del ‘lugar de siempre’… lo vi marcharse con una cara de profunda tristeza que hasta ahora no he podido borrar de mi memoria.

Sin embargo, al volver a vernos en la mansión, tal como prometió, todo fue como ‘antes’: sus quejas por el papeleo, sus dudas sobre su liderazgo, sus expresiones de terror al verme tomar mi pistola y apuntarle, su calma al quedarnos solos lo dos. Lo que nadie sabe, ni siquiera él lo supo, es que escuché su llanto por las noches durante los tres años que le siguieron a esa cita a la que no llegué, a la que observé de lejos, a la que tanto me arrepentí de no asistir.


Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez

 

Pasaron más años, nadie se dio cuenta de lo sucedido, nadie se sorprendió cuando Hibari, de todos los guardianes, dio el primer paso para cortejar a Tsuna. No lo impedí, actué como habría actuado como buen Tutor-Consultor Externo Independiente: los avergoncé, los puse a prueba, los amenacé hasta que hicieron pública su relación y se casaron.

Me encargué que Tsuna colocara a Hibari como su prioridad, a que dejara de compararlo conmigo, a que dejara de soñar con algo que no sucederá: conmigo yendo por él. De manera indirecta le hice ver que tan solo le traería problemas a él y a toda Vongola. Ser el mejor Hitman tenía sus propias consecuencias, no podría unirme a ninguna Familia o corría el riesgo de ser atacada… exterminada. 


Volver a verte otra vez
Con un montón de sueños rotos.

 

Los enemigos eran igual que los aliados, si alguna Familia lograba atarme… significaba peligro para todos. Si formaba una familia por mi cuenta, sería el mayor punto débil para mí, mi familia siempre estaría en peligro, por enemigos para al fin deshacerse de mí, por aliados para ‘asegurar’ que no divulgue información por ningún precio, por otros Hitman que quisieran destruirme y tomar mi título como propio… por civiles que quieran atraparme… y así la lista sigue, y sigue, y nunca cesará.

Por fortuna, una muy cruel, él entendió. Su cariño y amor fueron dirigiéndose a Hibari, logró entregarle su alma y corazón… logró dejar de esperarme. Su amor por Hibari no fue un remplazo, no fue falso, fue amor para su guardián de la Nube, un amor puro que tan solo él era capaz de entregar. Tanto amor en él que jamás olvidó a sus otros guardianes, nunca los dejó atrás.

 

Deje el orgullo atrás por un instante
Me prepare a estar solo una vez más

 

Y luego sucedió, él estaba a punto de dar vida al fruto de su amor con Hibari… Tsuna siempre fue excepcional, incluso decidió seguir con el embarazo pese al riesgo que conllevaba. Sus guardianes preocupados me llegaron a pedir que le hiciera ver razón, el mismo Hibari me dedicó una mirada en la que esperaba hiciera desistir a Tsuna de su decisión.

Fui con él, hablamos y en sus ojos pude ver todo el tiempo su ruego de no pedirle algo que no hará… su determinación, tan sublime como la que demostró hace mucho tiempo, con la que me aseguró no me dejaría morir me dio la respuesta a todo el ‘problema’ de la Familia Vongola: le hice prometer que sería yo quien nombrara al recién nacido.


Si no te supe amar no fue por ti
No creo en el amor y no es por mi

 

Al ponerme del lado de Tsuna, el dilema cesó, nadie se atrevía a oponerse a mí, a quien lo intentaba volvía a experimentar mis entrenamientos, reafirmaban mi título de El Mejor, ni con sus años de experiencia lograban hacerme sudar. Me enfoqué en hacerles saber lo que la vida que Tsuna albergaba significaba para él… hice hasta que todos lo aceptaron.

Pronto usuarios de las Llamas del Sol, algunos Cielos, Nubes, Nieblas y Shamal, empezaron a rodear a Tsuna, le transmitían un poco de su fuerza y atributo, yo, como Ex Arcobaleno del Sol, jamás me alejé de su lado, atento a sus molestias, brindándole alivio y animando sus cansados esfuerzos; le recordaba una y otra vez que si no ‘soportaba’ el proceso lo pondría a entrenar un intensivo multiplicado por diez. Con esas tontas palabras, lo consiguió, dio vida a un hermoso bebé. 


Si no alcance a entender y te perdí
Si cada día que me das te hace sufrir
No nooo…

 

Toda Vongola se dio cuenta, el pequeño bebé ahora lo era todo para Tsuna, el pequeño de pelusa azabache y reflejos caramelo en sus ojos cuando los abría eran lo más importante para el Décimo, para el Neo Primo Vongola, para Tsunayoshi Sawada. Ni los guardianes, ni Hibari, nadie, podríamos ocupar el lugar del pequeño.

Estuve ahí cuando nació, estuve ahí cuando él y Hibari se presentaron ante el pequeño pedacito de cielo… estuve ahí para correr a los idiotas que lo hacían llorar, concordé con Hibari, con cualquiera que intente dañarlo (al bambino y a Tsuna) lo mataría de la manera más dolorosa posible y tan solo con mis manos.

 

Volver a verte otra vez
Con los ojitos empapados del ayer

 

Cuando Tsuna me pidió ser el padrino del bambino acepté con un silencioso asentimiento de cabeza mientras ocultaba mis ojos con mi fedora… después de todo yo lo nombraría, ser el padrino del bambino al que dedicaría mi vida (junto con su papi) no sonaba tan mal.

Al preguntarme por el nombre, Hibari y él me miraban expectantes, tras decirles que no había otro nombre para el pedacito de cielo que el Cielo de Vongola tanto atesoraba; me permitieron cargarlo y le di la bienvenida al mundo a Sora.


Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café

 

Cuidé de Sora con tanto esmero que los otros Ex Arcobaleno insinuaban que yo era el padre, hubo amenazas, disparos, miradas frías y oh tantas palizas que ‘insinuar’ se había vuelto un tabú entre nosotros.

Entre la dicha de Tsuna, la alegría de Vongola, y lo encandilados que todos estaban con el primogénito del Décimo Vongola nadie notó lo ‘inusual’ en el pequeño Sora. Era un niño, era un precioso bambino que podría tener el mundo a sus pies, pero nadie notaba las sombras en sus expresiones cuando estaba seguro nadie le veía, nadie notó las miradas de añoranza y arrepentimiento que dedicaba al cielo azul, nadie notaba que el pequeño bambino actuaba mu maduro para su edad… nadie notaba las ganas que tenía por probarse a sí mismo digno de la familia en la que había nacido.


Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez

 

Le presté más atención de la necesaria, le presté más atención abiertamente, le hacía saber a cada momento que era especial y que siempre estaría ahí para él. Le confortaba cuando le notaba decaído, a su tierna edad presentaba pesadillas pero no había contado a nadie, le ayudaba a enfrentar sus temores a las serpientes, a los Vindiche cuando visitaban a Tsuna, a las luces y relámpagos que los usuarios de las Llamas del Trueno poseían… le aseguraba que ser ‘diferente’ era algo bueno.

Me sentía como un terapeuta, el bambino a veces actuaba como alguien mayor, como un veterano de guerra, como alguien que ha sufrido abuso, como alguien con síndrome de estrés postraumático. Era un bambino alegre pero, si llegaba a sentirse inseguro era posible que entrara en depresiones profundas… su herencia de ‘fragilidad’ de parte de Tsuna tan solo acentuaba los diferentes cambios de ánimo.


Volver a verte otra vez
Con un montón de sueños rotos.

 

Se exigía tanto, siempre buscaba la aprobación de sus padres, ocultaba sus inseguridades y yo me encargaba de sacarlo de sus estados depresivos. Me encargaba de aquellos que lograban hacerlo sentir mal, que lograban transportarlo a sus pesadillas, incluso llegué a regañar a Tsuna en su presencia para que le quedara claro que él no tenía culpa alguna de lo que sucedía.

Oh cuánto me enorgullecía de ello.

Pero volví a fallar. Las complicaciones de Tsuna al fin cobraron su cuota, él se fue a un lugar al que todavía no puedo seguirlo y su partida me devastó. Arrepintiéndome una y otra vez de mis actos que me llevaron a perderlo fallé al no recordar la sensibilidad de Sora. Fue tarde cuando logré componerme un poco, en su habitación no había más que una nota conde explicaba sus planes, por más rápido que busqué no logré hallar más que un cráter en el claro donde solía meditar para sus entrenamientos.

 

Volver a verte otra vez
Con los ojitos empapados del ayer

 

No pude hacer nada para salvar a Tsuna, no fui lo bastante veloz para salvar a Sora… de qué me sirve el título de El Mejor si no es suficiente para proteger a quienes más quiero.

Tan solo sé, que Sora tiene el corazón más grande que he conocido, similar al de su papi, es tan fuerte como su papá y tiene el respaldo de la experiencia de haber crecido con la Décima Generación… su plan de ir al pasado estoy seguro fue un éxito.

Incluso siento un poco de envidia al saber que él podrá volver a ver a Tsuna.


Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café

 

Lo único que me carcome por dentro es saber el objetivo de su misión autoimpuesta: evitar su nacimiento. ¿Qué pasará si tiene éxito en ese campo? ¿Dejará de existir en ‘el mundo al que viajó’? ¿’Aparecerá’ en este, su mundo original? ¿Su existencia se borrará de nuestras memorias?

¿Cómo saber si está bien? ¿Cómo podré ver a Tsuna a los ojos la próxima vez que nos veamos? ¿Volveré a ver a Tsuna? Somos tan diferentes, él tan bueno y yo tan… yo. Ellos estarán juntos, de eso estoy seguro. Si yo pudiera ir al pasado ¿qué cambiaría?... ¿Mi apego al Vongola? ¿En nacimiento de Sora?... ¿El presentarme a la ‘cita’ que vi desde la lejanía?


Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez

 

Mostrando mi derrota me dejo caer de rodillas ante el cráter que es la única prueba de la ausencia definitiva de Sora. Olvido mi maldito orgullo, olvido mi pretensión de omnipotencia, olvido mi estatus de Mejor Hitman del Mundo… y me dedico a llorar por la pérdida de las dos personas a las que juré mi vida y terminé fallándoles.

Con sobresalto sentí la mano de alguien en mi hombro. Levanto la mirada para observar a quien logró acercarse a mí sin disparar todas mis alarmas, a ver a quien presenció mi derrumbe total. Era él, era Sora, se le veía un poco mayor, tan parecido a sus padres, con los ojos de su papi y el porte de su padre… ah, y esa sonrisa tan característica de mí.


Volver a verte otra vez
Con un montón de sueños rotos.

 

Lo abrazo y me dedico a asegurarme que era él… que el pedacito de cielo que Tsuna había dado a luz. Cuando volví a verlo, noté tristeza en su rostro.

--Lo siento, tío Reborn, pero, hace mucho tiempo que nadie se alegraba de verme. –dijo con una timidez que contrastaba con su porte.

--Estás bien y es lo que importa. –dije con alivio.

--Tío Reborn, yo… tuve éxito. Fui al pasado, conocí a mis tíos y tías de jóvenes, conviví más papá y pasé tanto tiempo con papi que pensé moriría de felicidad. También pasé más tiempo contigo, me hice tu aprendiz… hasta que llegó el momento en que completé mi misión. –decía entre orgulloso y nostálgico.

De pronto comprendí, si él tuvo éxito, si se ve mayo pero no lo suficiente como para haber ‘regresado’ a su mundo original… eso significaba… miré a al suelo en el que me había dejado caer, ahí estaba mi cuerpo sin vida, estoico, como si estuviera tomando una siesta para iniciar con una nueva misión.

Supongo que era lógico que muriera de dolor… perdí a mis dos cielos después de todo.

--Lo siento, tío Reborn. –murmuró Sora.

--No te disculpes, así es como debía terminar. –dije con una calma que tan solo viene al saberse libre de ataduras.

Recordando mi pasado, mis manos teñidas de rojo, volví a comprender que el ver a Sora era una bendición, él y yo no podríamos ir al mismo sitio, él iría con Tsuna y yo a otro lugar.

>>Dale mis saludos a Tsuna. –dije al momento que abrazaba al pedacito de cielo que vi nacer y crecer.

--¿Qué dices tío? Salúdalo tú mismo. –exclamó con una sonrisa –Con mi nuevo trabajo puedo llevarte a donde yo quiera (sin que se enteren) así que te llevaré a donde papi.

Decía a momento que tomaba una de mis manos y empezaba a caminar guiándome.

--¿Qué clase de ‘trabajo’ tienes, bambino? ­–no pude evitar cuestionarle.

--Mhmm… ¿Has escuchado el término ‘Amo de la Muerte’? –dijo un tanto inseguro.

Ahí está, ese tono y esa mirada, esas que aparecen en su rostro cuando piensa en sus pesadillas.

--¿En qué lío te has metido ahora? Bambino, cuando tu papi se entere…

Mis palabras se extinguieron. ‘Cuando su papi se entere…’… yo, voy a volver a Tsuna.

Miré a Sora, él me veía sonriente, expectante, y luego me hizo una seña para que mirara hacia el frente… al final del camino, ahí esperando con una sonrisa pensé nunca volvería a ver, estaba Tsuna.

Dejé de responder. Mi respiración (el reflejo de seguir respirando) se aceleró, tan hermoso como siempre, el castaño de pelo desafiante y cálidos caramelo y sonrisa impecable estaba esperando por nosotros.

Me sentí avergonzado, bajé mi fedora para que cubriera mis ojos, podía sentir las lágrimas que no paraban resbalar por mis mejillas.

No merecía este paraíso.

Sora seguía halando de mi mano, fue él quien me llevó hasta Tsuna, nos detuvimos y unas cálidas manos, callosas de tanto firmar el papeleo se posaron en mi rostro, limpiaron las lágrimas y levantaron la fedora que ocultaba mis ojos.

--Hola Reborn. –dijo una voz tan conocida, hace poco perdida pero añorada por lo que parecía una eternidad.

--…Tsuna… yo, lo –

--Shh, Reborn, ven, busquemos un buen lugar para platicar y me explicarás el por qué están aquí tan pronto. –exigía Tsuna.

De tantas cosas que quería hablarle, de tantas cosas que quería pedirle perdón, no sabía por dónde empezar. Me volví en busca de Sora, pues él se había quedado en el final del camino.

--No te preocupes tío Reborn, tengo trabajo que hacer, ¿Recuerdas? –dijo para darme una de esas sonrisas que yo solía usar al saber que ‘algo’ sucederá tal como lo planeaba.

--Ese chiquillo sí que aprendió bien. –murmuré.

--Bueno, aprendió de ti. –dijo Tsuna como si eso lo explicara todo.

--Es tu hijo a pesar de todo. –adjunté sin poder evitarlo.

Volvimos a estar en silencio, Tsuna caminaba a mi lado, íbamos por un lugar de ensueño… íbamos directo a un lugar parecido al lugar que nunca llegué.

Miré a Tsuna, y él sonrió, entramos al establecimiento y nos sentamos a charlar en una mesita cerca de la ventana hacia la calle con tazas de café en nuestras manos.

 

 

 

Fin.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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