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¡Decide! El chocolate o yo. por Hando Kurai Tamashi

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Notas del fanfic:

Holii xD

Bueno, supongo soy nueva por estos rumbos, ok no xD . Es la primera vez que escribo de este anime aunque ya había deseado hacerlo desde hace tiempo uwu . Hace días traía una idea, y una amiga me animo mas en escribirla owo . Así que se dio xD

Antes que nada, Soy Hando n_n un placer. Y los personajes así como es que estén relacionados son propiedad a su respectivo autor, no son míos mas que la retorcida historia xD , bueno tampoco es que este tan enferma, bueno si, NO, un poco pues xD

 

 

 

Notas del capitulo:

Bueno, pónganse cómodos que la historia está por comenzar!! Esto es solo un One shot, me gustaría hacer una historia con todo el suspenso posible pero lastimosamente soy muy mala autora u.u en el sentido de que últimamente he tenido retrasos terribles con mis fics ¿La razón? Mi vida se complico demasiado que casi no tengo tiempo ;-; . Lo único que puedo hacer es avanzar de poco en poco, es desesperante.

Por suerte hoy toco día libre y me he dado el placer de quedarme en la biblioteca hasta tarde xD . Y pues uno escribiendo como loca contra el tiempo… esto fue lo que salió n_n

Un “lindo” Mello x Near ;)

Escribir este fic, me hizo comprender un poco o de cierta manera las peculiares personalidades de ambos chicos genios. Aunque claro aun hay detalles, pero espero con el tiempo poder ir mejorando  ouo

Bueno, ahora si los dejo leer xD

Era una apacible tarde en aquel gran orfanato; donde los niños se encontraban demasiado emocionados porque llegase la noche, habían esperado con muchas ansias ese día. ¿Alguna fecha en especial? Pues Halloween, claro que al estar en Norte América era de lo mas común celebrar dichas tradiciones. Aunque tratándose de un orfanato, y claro que de uno muy estricto, pues se contaba que los pequeños que poseía no eran niños cualquiera. Siendo sus principios en la fe y en el amor de Dios, el Halloween era un tema de polémica. Mas ahora han decidido no privar a los pequeños de esta costumbre, así que sin más remedio. El personal se dio a la labor de decorar el gran salón que poseía el orfanato, donde organizarían una gran fiesta, llena de caramelos estaba claro. La única excepción eran los disfraces, a los pequeños les importo menos aquel detalle, pues les bastaba poder comer golosinas por unos cuantos días.

 

-Niños, estando ya reunidos. Les abro paso a este pequeño convivio – Dijo una señora alta de algunos 40 años. Quien veía su reloj de mano, estando ya la hora acordada abrió la enorme puerta dejando a los pequeños entrar. Sus sonrisas brillaron al observar como aquel aburrido lugar donde siempre comían había cambiado a un lugar más alegre, lleno de colores y música. Parecía una gran fiesta. Las mesas llenas de golosinas de todos los tipos y sabores. Sabían que tenían que comportarse para no llenar de desorden el lugar y molestar a los mayores, así que tomando las medidas el lugar se volvió muy agradable. La decoración animada de calabazas, gatos, entre otros eran una distracción a la vista curiosa de los pequeños.

En una de las mesas llenas de caramelos se encontraban dos pequeños de algunos 14 o 15 años, estaban sentados apartados un poco del resto. Ambos eran delgados y altos, uno de ellos era de cabello rubio y ojos de un turquesa profundo, aunque de semblante muy calmado, el otro poseía cabellera castaña y de ojos cafés.

 

-¿Es raro verte comer chocolate Mello?- Comento el castaño mientras presionaba los  botones de la consola portátil que llevaba en manos

 

-No me digas- Respondió el rubio en rotundo sarcasmo al igual que su amigo – Deberías dejar eso por un momento y convivir con nosotros- Cosa que hizo el castaño a la vez que soltaba un suspiro. Observo al rubio quien desenvolvía una de aquellas barras de chocolate y antes de que este pudiese deleitarse con el sabor dulce y amargo del cacao, el castaño extendió su mano para trozar la barra por la mitad, llevándose aquella porción a la boca. Mello por su parte quedo en suspenso un momento y después hizo como si no le tomara importancia.

Dulces, dulces y dulces, aquello era como un paraíso para los niños, pero, para el pequeño Near aquello no era más que el bosque maldito. No sintiéndose atraído por aquello, se dirigió a la señora que había dado el discurso al inicio, esta al verle le hablo antes de que el pequeño pronunciase palabra alguna

 

-Hola, Near. Qué bien que hayas venido – Sonrió. “Bueno no tenia opción ¿o sí?” Pensó el pequeño peliblanco. Claro estaba que no le apetecía ser descortés, pero no podía evitar serlo en su cabeza

 

-Hola, señorita Ana…- Devolvió el saludo - … Yo… no me siento bien, creo que iré a mi habitación- Comento a la vez que desviaba la mirada y por inercia enrollaba un mechón de su cabello blanco entre sus dedos

 

-¿No quieres ir a la enfermería?- Propuso la mujer

 

-No, no, es solo que estoy algo cansado- Negó con una expresión de mano – Si me disculpa, me retiro- Dijo y sin más partió. Todo esto fue observado por aquellos niños que se encontraban cercas, en la mesa de chocolates.

 

-Ese Near- Gruño el rubio mientras trozaba un pedazo del chocolate con sus dientes

 

-Así es el, demasiado antipático con las personas- Recargo una mano en la mesa a la vez que tomaba un caramelo de mantequilla –No sé porque le prestas demasiada atención Mello, solo ignórale, si sigues dándole importancia solo lograras irritarte a cada que le veas-

 

-Tienes razón en parte, pero Matt. No puedo dejar de pensar que de alguna manera me irrita esto. Siempre, en todos los convivios es lo mismo, el siempre se va, nunca quiere comer con nosotros, jamás a querido jugar con nosotros. Es como si dijese que no nos necesita- Expreso

 

-Comprendo, si me lo sigues recordando solo lograras que me moleste también. Pero lo importante es que la pasemos bien. Anímate Mello- Se levanto de su asiento para retirarse un poco – Iré al baño, vuelvo en un momento- Y después de anunciar su ida se fue, dejando al rubio allí con su mal genio. Permaneció recargando su mentón con una de sus manos hasta que se decidió hacer una pequeña visita. Decidido se levanto de golpe de su asiento y se encamino a la gran puerta principal, la cual era la única entrada y salida del lugar por ahora.  Justo antes de salir de aquel lugar.

 

-¿Mello? ¿Se puede saber a dónde vas?- Se escucho una voz femenina a sus espaldas y rápidamente se giro

 

-Oh, señora Ana-

 

-¿Se puede saber a dónde vas?- Se cuzo de brazos

 

-Emm, pues, he olvidado algo en mi habitación, así que solo planeaba ir por el- Explico, por su parte la mujer puso su mirada de duda, para después sonreír

 

-Está bien, de acuerdo, pero no tardes ¿eh?-

 

-No, iré de inmediato- Dicho esto corrió pasillo y escaleras arriba, su habitación estaba a unas cuantas mas enfrente a la del albino, así que pasando la suya, camino con sigilo, pues no quería ser escuchado. Curioso, giro la perilla y adentro un poco su vista, tenia curiosidad por saber que hacia el pequeño peliblanco, aunque la respuesta ya era bastante clara y esto le hacía parecer tonto. Allí, solo observo al albino, sentado en el suelo, de espaldas y en silencio, lo más probable es que estuviera armando una de sus descomunales torres de naipes “¿No que te sentías mal? Pequeño…!!” De un impulso un sentimiento de cólera se apodero de él. Pensó después en dejarle en su soledad, que al final quien estaba solo no era él. Pero…

 

-Buenas, noches Near- Saludo mientras habría con lentitud la puerta de aquella habitación, para después entrar y cerrarla. El pequeño de cabello blanco por su parte parecía no haberle prestado atención, como si no le hubiese escuchado, o como si ni supiera de la presencia del rubio. Sintiendo su ego aplastado, apretó los puños y camino con paso marcado hasta donde el chico, teniéndolo enfrente se puso de cuclillas para verle a la cara, aquellos ojos azabache llenos de concentración, salieron de ella, para mirar esta vez a los celestes del rubio.

 

-Buenas noches, Mello- Dijo sin expresión alguna el muchacho, creía que el rubio se largaría al tener su tan  insistente saludo

 

-Sabes qué día es hoy?- Una nueva pregunta salió, llenando de impaciencia al peli blanco que sentía que aquella charla seria más larga de lo que pensaba

 

-Si- Típico, solo contestando lo exacto, no mas, no menos. Esa era su manera de “socializar” con las personas, quizás por eso se incomodaban, pues el chico no mostraba empeño en querer seguir alguna conversación

 

-Creí que te sentías mal?- Su expresión se volvió de sincera preocupación, mas el albino por el contrario “Cosita, se preocupa por mi” Pensaba en burla

 

-Solo hace un momento…-

 

-… podrías explicarte?- Pidió no muy convencido de la respuesta, Near solo suspiro, odiaba dar largas explicaciones

 

-Estar aquí me da tranquilidad. Allá en el salón, ver tantos dulces… me da repulsión…- Y dicho esto el rubio quedo con la boca abierta del asombro

 

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Es que acaso no te gustan los dulces?-

 

-No…-

 

-¿Qué? Pero si es el deseo de cualquier niño comer hasta que les salgan caries.-

 

-Cualquiera , menos a mi- Recalco, mientras agregaba una nueva columna a la pequeña torre. El rubio frunció el entrecejo algo asqueado del mal carácter de su compañero

 

-Tsk, realmente es difícil entenderte Near- Se puso de pie. Dispuesto a salir, avanzo unos pasos. Pero un nuevo pensamiento lleno de curiosidad se aventuro en su cabeza. Pensándoselo un poco, creyó que insistiría un poco más. Dio media vuelta, esta vez para sentarse en la mullida cama de sabanas tan pulcras como la cabellera de su dueño.

 

-¿Creí que te ibas? No lo mal interpretes, por favor- Dijo sin dejar de hacer su labor

 

-La verdad, he estado pensando en algo. Claro, tienes que ver en ello-

 

-Me pregunto en qué puedo serte de ayuda- Dedico una mirada rápida al chico invasor “¿Qué será?” Sus pensamientos se volvían mas revoltosos, por una razón tan simple y es que el pequeño alvino desde hace tiempo había tenido sentimientos encontrados por el rubio de miradas cínicas, su mente permanecía en constante confusión a causa de dichos sentimientos ¿Es que acaso sentía amor? ¿Qué era el amor después de todo? ¿Me gustas, me agradas, te quiero, te amo? ¿Cuál era la diferencia en esas palabras?.

Sus latidos se descarrilaron, latiendo un poco más de lo normal, mas Near luchaba por mantener aquella calma que le caracterizaba. Estar asolas con aquel joven que le provocaba sentimientos confusos hacia que creciera en el unas ansias terribles

 

-Near… ¿Por qué eres tan antipático?- No, no podía ser discreto

 

-¿A qué te refieres?- “¿Antipático? Si solo venias a burlarte de mi mejor te hubieras ido, señorito simpatía” Sus ojos se agudizaron en molestia, que se hizo notable a los ojos celestes

 

-Veras, cuando hay alguna fiesta, donde todos convivimos, jamas estas. Empiezo a sentir que nos menosprecias. Inclusive, tengo entendido que no han celebrado tu cumpleaños porque insistes en no hacerlo ¿Es vergüenza, miedo? Porque no tienes un solo amigo- Esto último hizo que la concentración de acero del peli blanco desapareciera, colocando torpemente una columna, desplomando la torre por completo. Fue entonces que Mello supo que se había pasado de la raya

 

-Yo… no es que no desee convivir. Quizás tengas razón, me avergüenza….- Mello no esperaba tal respuesta, no sonaba como las respuestas tan meticulosamente razonadas de siempre. Era más del mismo joven, de algún rincón en ese corazón tan estricto. Quería decir algo como, No era mi intención o un simple lo siento, pero era demasiado orgulloso como para hacerlo. Near por si parte se levanto del suelo y se aproximo a la cama, sentándose a un lado del chico en ella.

 

-Es difícil de creer eso viniendo de ti… No es por ser malo contigo, pero si sigues con esa actitud es probable que nadie quiera adoptarte- Claro, el mayor deseo de los niños allí era ir a un hogar feliz, no había anhelo mas grande que ese.

 

-No me interesa- Se dejo caer por completo sobre él la blanda superficie. Mello le miro con cierta molestia; allí estaba la actitud indiferente del albino que tanto le irritaba – Pensar en formar una bonita familia feliz, je. Me gustaría pensar así, pero no puedo. Realmente, lo único que veo son intereses de por medio. Como explicar… veamos. Wami´s House, popular por poseer huérfanos superdotados, es posible adoptar alguno de dicho orfanato, son solo parejas o familias que desean la felicidad y creen que “adoptando” a un pequeño obtendrán lo que buscaban. Pero, ¿no preferirían adoptar a un niño con las características de uno? La mayor parte de lo que estamos aquí, no pensamos como debería pensar un niño. Una familia quizás busca una personita más alegre, desinteresada de la vida a su temprana edad, algo mas “normal”. Eso es lo que decidiría una familia con ese propósito. En cambio también lo hay quienes lo hacen por intereses diferentes a los primeros,  quizás porque de esa manera tienen un buen futuro asegurado, un hijo que crecerá obediente e inteligente; alguien con un éxito consolidado. Quizás no difiere de la adopción de animales- Rio con sarcasmo. Mello en un impulso se posicionó arriba del muchacho, con la intención de callarle de una manera nada pacifica

 

-Como lo pensaba, fui tonto al creer que podríamos entendernos- Dijo con saña – Pensé, que siendo los dos mejores, podríamos entendernos. Pensar igual; pero veo que fue estúpido… ni entonces, ni ahora nos podemos comprender y dudo mucho que en el futuro también-

 

-¿Estas molesto? – Pronuncio con un tono suave en la voz – No es culpa mía pensar así, de hecho. ¿No querías tu saber mi opinión? Te molesta porque no fue lo que pensabas. ¿Decepcionado?- Esto provoco que el rubio apretara la quijada de la furia – Mello, si vas a golpearme solo hazlo- Reto, pues que podía hacer? Si solo se encontraba postrado a merced del rubio encima de el “Me hubiese gustado alguna otra situación menos complicada” Pensó el peli blanco, de cierta forma se sentía dolido, el solo pensar que el rubio le odiaba. Y se lo tenía merecido por abrir la boca sin antes pensar; pero, no fue malo, fue sincero lo cual era mejor que mentir. Quizás.

 

-Maldito sínico- Maldijo – Creí que serias mas introvertido al momento de expresarte… pero claro, esto me pasa por creer que congeniaríamos en algo-

 

-Mello, te equivocas- Extendió su mano, hasta el rostro del mencionado, deslizando sus dedos por la mejilla de este – Sé que puedo entenderte de alguna forma. Quizás, soy quien más puede entenderte. Ahora crees que empatías con todos, pero; llegando el momento de salir de aquí te sorprenderá que no es lo que creías. Porque para nosotros, el resto de las personas normales no logran entendernos. Ser un genio, el precio, es ser prisionero de tu propio intelecto, solo eso…-

 

-¡No!- Quito aquella pálida mano de un manotazo de su parte – Eres tu quien es prisionero de su intelecto ¡¿Que puede saber de comprensión una persona que no comprende sus propias emociones?! ¡Eres frio! ¡Cruel a tu manera, egoísta y desinteresado! Un estúpido muñeco sin corazón y sin alma – Expulso agitado, se próximo a decir ya un poco más suave y frio – Supongo que no eres diferente de tus tan amados juguetes, te agradan porque eres como… no, eres uno de ellos.- Fue lo último que dijo tras quitarse de encima de peliblanco, caminar a la puerta, salir y cerrar la misma con la notoria molestia que le emanaba.

 

-Mello…- Soltó un suspiro “¿Qué no tengo emociones? ¿Sabes cuánto no me has hecho sentir en este momento? Primero fue emoción, aquel estúpido sentimiento de amor. Y después, dolor…” Llevo su manos hasta donde se hallaba su corazón, algo allí estaba roto. Terribles punzadas sentía a cada latir. El joven era un mar de sentimientos por dentro, su problema era que no sabía como expulsarlos o como mostrarlos, esa era su falla. Y como en efecto, esos sentimientos fueron heridos con brutalidad. Estaba preparado para cualquier tipo de insulto, de los cuales ya estaba acostumbrado. Pero, no contaba con aquello

Permaneció tendido por algunos minutos más, en silencio e inmóvil. Pensando, razonando en todo.  –Si supieras de este molesto sentimiento ¿Quizás no dijeras lo mismo?- Pronuncio para así, mientras se abrazaba a sí mismo. Pensándolo un poco más, dio con la conclusión de que el rubio estaba en un error, Tomando el valor que tenia se levanto y camino rumbo a la habitación del rubio. Esto no se va a quedar así, hacía eco en su mente. Antes de entrar se asomo un poco, para comprobar que se encontrara a quien buscaba allí. Y en efecto allí estaba, pero, no estaba solo. Allí había una niña de rubia cabellera, peinada en dos altas coletas una en cada lado de la cabeza. Tal parecía, tenían una calmada charla. Ante la curiosidad, el peli blanco decidió escuchar de que se trataba.

 

-Mello-kun. Yo… umm… ¿Qué piensas con respecto a lo que te dije?-  entrelazaba sus dedos nerviosamente y con un ligero carmín en las mejillas, mismo que ese propago a las del joven rubio

 

-Bueno, yo… realmente no me lo esperaba, pero… Si- Respondió con una gran sonrisa. Era la única buena noticia que recibía en todo el día. La niña al escuchar la respuesta brinco a los brazos del rubio, cayendo ambos al suelo, entre risas

 

-Me alegra tanto que aceptaras salir conmigo- Pronuncio mientras lo abrazaba. Si el albino se encontraba herido esto solo hizo que lo poco que le mantenía en pie se rompiera. Pálido, se despego de la puerta, y en silencio camino por el oscuro pasillo, no tardo mucho en que sus ojos se ahogaran en lagrimas de amargura. Sintiendo impotencia sus piernas perdieron voluntad y cayó al suelo, sentado, pegado a la pared. En silencio sollozaba su tan mala suerte. No paso mucho antes de que unos pasos rasgaran el silencio de las penumbras. Cuando los sintió más cerca, estos se detuvieron frente a el

 

-¿Near?- Escucho aquella voz familiar, era el joven castaño amante de los juegos de video -¿Qué te sucede? ¿Te encuentras bien?- Parecía angustiado, era raro ver al albino de esa manera. Tenía que ser algo realmente malo para que estuviera de esa forma tan lamentable

 

-Estoy bien- Dijo intentando alejar esos brazos que le ofrecían ayuda – Solo me siento un poco mal, pero descuida no es nada para preocuparse- Insistía

 

-D… de acuerdo ¿No quieres que te ayude a ir a tu habitación?- Se ofreció y antes de que el albino negara de nueva cuenta, le tomo en sus brazos cargándolo hasta la alcoba, y allí le dejo. Pensando en que podía ayudar un poco más al chico, bajo hasta el salón en busca de la responsable esa noche del orfanato. Por su parte los sentimientos revoltosos seguían siendo fuertes, no dando tregua a calmar su malestar y su llanto. Tratando de alejarse de todo aquello que le recordaba al rubio, salió de su habitación, no conforme recorrió los pasillos hasta salir de la gran estructura, anduvo un rato por los jardines  y fue entonces que se decidió por ir al jardín que se encontraba al sur oeste, lo bueno del orfanato era que tuviera áreas así de grandes, lo suficientes como para poder tener a los pequeños jugando. Llego y camino hasta los columpios, se sentó en el que se encontraba a una de las orillas, era uno de sus lugares favoritos, puesto que le reconfortaba la calma, sobre todo por la vegetación, aunque tenía que reconocer que a esas horas de la noche y estando cercas de un bosque, tenia cierto aspecto tétrico. Hubiese sido consciente de ello.

Paro su llanto al sentir como una mano se posaba en su hombro. Asustado de la impresión volteo a mirar a la persona, quedo mudo al ver que jamás la había visto, de hecho no reconocía a dicha persona. No por la apariencia sino por la presencia, parecía ser un hombre, alto, vestido de completo negro, capucha y gabardina. Su rostro oculto por una máscara de calavera, esto haciendo alusión a la muerte. No era raro mirar a alguien vestido así, pues era noche de brujas, pero ¿dentro del orfanato? “¿Shinigami?” Pensó

 

-¿Porque lloras pequeño?- Se escucho una ronca voz tras la máscara. Near solo permanecía aun petrificado, no reacciono hasta que sintió que el tipo le tomaba de la muñeca para llevarlo a quien sabe donde –Tranquilo, conozco un lugar, donde las preocupaciones no son nada- El frio contacto de su piel hizo entrar en razón al pequeño, quien se halo hacia atrás intentando zafar el agarre mas fue inútil

 

-Suélteme- Soltó en grito el albino

 

-¿Es que no me escuchaste? Voy a ayudarte… solo ven conmigo…- Insistía al hombre, que se esforzaba por retener al niño que no paraba de forcejear

 

-¡No!- Pateando la entrepierna del sujeto, cayendo este al suelo, oportunidad que aprovecho Near para correr, faltaba menos de la mitad para llegar a la estructura cuando tropezó, cayendo con fuerza al frio suelo; el nerviosismo y el miedo le habían hecho torpe su andar. Para cuando se dio cuenta el hombre ya estaba sobre el de nuevo, esta vez furioso. Tomándole con brusquedad de su blanca cabellera, arrastrándolo por el terreno, no sin antes propinarle un golpe en el rostro para desquitar su enojo. El pobre peli blanco luchaba por mantenerse consiente y pelear por su vida. Le arrastro hasta los sube y baja, para después parar y hacer una llamada, como si hubiese ido de pesca y la caza hubiera sido buena.

 

-No quería maltratarte de esta manera- Dijo el hombre mientras se hincaba hasta el chico, tomarle por el mentón y examinarle, ciertamente le había hecho algo de daño – Eres un niño de este orfanato, probablemente paguen bien por ti. Me pregunto a que manos iras a parar- Reía en  burla – Quizás a manos de un pervertido o quizás paguen mejor por tus órganos en el mercado negro- Esto solo hizo que Near temblara del miedo. – Debo darme prisa- Se dijo el sujeto, atando las manos del peli blanco, quien comenzó a gritar por ayuda, siendo golpeado nuevamente por el hombre, quien saco una pañoleta, para callar aquellos desesperados gritos, antes de que lo lograra. Sintió que algo se rompió contra su cabeza ¿vidrio? Era una maceta la que se estrello.

 

-¡Near!- La voz de Mello sonó, los ojos azabaches buscaron entre la conmoción aquella persona, solo sintió como alguien le jalo desde la muñeca, sin malicia y gentil; le ayudo a ponerse de pie de inmediato para correr aprovechando que el sujeto estaba en el suelo quejándose moribundo.

El peliblanco tan pronto se puso de pie volvió a caer. -¿Qué sucede?- Dijo el rubio, y en el desespero de la situación, tomo al peliblanco en sus brazos para correr lo más rápido que le permitieron sus piernas.  La única manera de salvarse era entrando al orfanato, las entradas cercanas estaban bajo llave, y por donde él había salido estaba algo retirada, pero dio poca importancia, logrando así que el tipo le perdiera de vista. Entro presuroso , cerró la puerta y la puso bajo llave, sintiendo ahora la seguridad del interior, se desplomaron en el suelo, asustados. Mello jadeaba por aire, cansado. –Se puede saber que hacías afuera?- Le miro molesto –La señora Ana y los demás están buscándote, están preocupados… nuestros compañeros se encuentran aun en el salón reunidos. ¡Realmente estas tonto! ¿Sabes cuantos secuestros ha habido por tipos como ese merodeando en la ciudad? Han secuestrado demasiados, inclusive han entrado a las escuelas a hacer de las suyas. Por lo tanto este lugar no es la excepción, además de ser de lo mas tentador. ¡¿Por qué fuiste allí?! ¡Te das cuenta de lo que hubiera sucedido sino…- Su enfado se esfumo al ver lagrimas bajar por las pálidas mejillas de aquel que consideraba un muñeco mas; temblaba de miedo, callaba sus sollozos y se abrazaba a sí mismo, si, nadie le confortaría más que sí. Haciéndose sordo a los gritos del rubio. Quien miraba incrédulo, jamás le había visto alguna emoción, no en ese rostro inmune; y ahora estaba allí, llorando como lo que era, un niño asustado.

-Near… no llores…- Pidió, mientras observaba detenidamente los daños. Sus mejillas hinchadas por los golpes, un delgado hilo rojo extendiéndose desde la comisura de su boca a causa de habérsele roto un labio. El cabello hecho un desastre, sus ropas rasgadas a causa de las caídas, y su playera blanca llena de polvo. Y parecía que su tobillo derecho se encontraba lastimado, razón por la cual no podía mantenerse en pie. Era lógico el porqué el chico llorara, pero Mello no lo medito y arremetió contra él con sus impulsos.  Culpable revoloteo en las bolsas de su chamarra caoba y de ella saco una chupeta de algunos 3 cm de radio, sabor cereza.  La coloco entre ambos y dijo – Umm… ten – Al escucharlo Near elevo la mirada, despegando sus ojos llorosos de sus pálidas manos, observando aquel caramelo que le ofrecía el rubio, con un ligero rubor en el rostro ¿Acaso Mello intentaba ser amable? Ese chico de miradas asesinas y tratos fríos intentaba ser amigable con el por alguna razón ¿culpa acaso? ¿Por qué culpa? Si le salvo. Mello no era el sujeto de malas intenciones que intento raptarlo.

Tímidamente alzo su mano derecha para aceptar aquella golosina que le extendía el rubio; con sus sentimientos hechos nudos se abalanzo para abrazarlo con fuerza, haciendo que Mello se ruborizara. Quedaron allí, sin decirse una sola palabra, solo el llanto del alvino sonaba suave en aquella habitación.

 

***

 

-F… Feliz cumpleaños… Dulce…- Extendió una pequeña caja roja con un delgado listón dorado a las manos de la pequeña castaña

 

-¡Gracias Near!- Chillo mientras le abrazaba emocionada. Sintiendo que era momento de presenciar el contenido, abrió la tapa, encontrándose con una linda pulsera tornasol. – Es realmente hermosa ¡Me encanta!- Brincaba

 

-Me alegra que te guste…- Bajo la mirada con una sonrisa a medias. Se sentía feliz de que el regalo que había hecho el mismo le gustara. Su esfuerzo valió la pena.

 

-Por cierto- Menciono, guardando compostura – Me alegra que seas más abierto con nosotros- Mostrando una sincera sonrisa. Desde el incidente de aquella noche, su comportamiento arisco había cambiado un poco, cosa que notaron todos los niños. Y eso les alegraba, claro, su actitud de lobo solitario seguía latente en ocasiones.

 

-… ¿Que te hace creer eso?- Desvió sus ojos azabaches en dirección al suelo con un intenso sonrojo al sentirse delatado, Linda solo soltó una carcajada y sin aviso le tomo de la muñeca para guiarlo hasta el comedor, donde seria la cena de su cumpleaños. Dos enormes mesas rectangulares hacían abasto para todos los pequeños huérfanos. Linda se acomodo a un lado de Mello y sentó a Near a su otro costado. Pasados unos minutos, La señora Ana pidió orden para comenzara a dar gracias por la comida y la bendición a la pequeña Dulce. Después todos se encontraban comiendo y hablando, aunque era una descortesía, los mayores lo permitieron por ser un día especial.

 

-Mello, más vale termines con la fruta esta vez- Indico con el dedo la niña al plato del rubio. La cena no era más que frutas picadas en yogurt de postre, y pechuga de pollo bañada en salsa de champiñón

 

-Lo sé –

 

-Por cierto, Mello- Susurro, llamando la atención del rubio – ¿Sabes que le pasa a Near?- Su tono mostraba preocupación, haciendo que el chico dirigiera su mirada al albino, que aparentemente no había probado nada. Disimuladamente solo jugaba con la comida

 

-No lo sé- Respondió algo extrañado

 

-Mmm… deja le pregunto- Sugirió y sin más se giro hacia el pequeño alvino que al notar la mirada de Linda detuvo su “entretenimiento” y le miro –Near, ¿acaso no te gusto la comida?- Pregunto

 

-…No es eso…- Respondió nervioso

 

-… ¿La dieta?- Soltó una leve risita inocente, pero el chico se levanto de su asiento y sin decir nada se retiro. Esto lleno de confusión a la niña, haciéndola sentir mal -¿Acaso dije algo que le ofendiera?- Se dijo, sintiendo las manos de Mello en sus hombros, tratando de darle calma

 

-Near…- Gruño aquel nombre, lleno de molestia ante el problema de socializar del albino se levanto de su asiento y camino rumbo a la habitación del chico.

Sin siquiera asomarse ni nada de delicadeza, abrió la puerta de golpe. Encontrándose en esa pulcra habitación y al chico tendido en la cama de sabanas blancas. Y como siempre no hacia ni intento de levantar la mirada.

 

-Near- Le llamo con la molestia que sentía

 

-¿Qué?- Solo obtuvo esa respuesta. Camino hasta el pie de la cama y le tomo por los hombros haciéndole girar a verle. El peli blando le miraba con indiferencia, se notaba molesto y eso era malo, ambos con el sentimiento irritante solo haría que riñeran como de costumbre o inclusive peor.

 

-No tenias porque ponerte así con Linda ella solo estaba preocupada por ti-

 

-¿Y crees que lo hice de mala manera? Si lo tomaste a la mala pues lo siento- Resalto lo ultimo como sarcasmo

 

-¡Pequeño fantasma!- Le insulto apretando mas el agarre

 

-Suéltame rubia sin gracia- Se libero del agarre cayendo con fuerza sobre el colchón y Mello encima de el, riñeron por unos minutos hasta que cayeron rendidos del cansancio. Solo estaba el silencio, corrompido por los jadeos de ambos chicos. Antes de que el rubio aplicar nuevamente veneno elevo la mirada encontrándose con aquel punto carmín que resaltaba en la blancura del fondo. Aquella chupeta de cereza se encontraba intacta sobre un vaso de cristal en la pequeña mesa de madera

 

-¿Eso no es la paleta que te di aquel día?- Indico con el índice, y al mirar al alvino noto como las mejillas pálidas de este se llenaron de un leve rojo ¿Era si imaginación acaso? No, lo que veía era real, Near estaba sonrojado por alguna razón ¿Qué significan los repentinos sonrojos? -¿Por qué no te la comiste?, te la die para eso-

 

-Es… solo un recuerdo-

 

-¿Eh?-

 

-Era la primera vez que alguien me regalaba algo…-

 

-¿Eh? ¿Pero no es eso algo obsesivo?- Se aparto de golpe, de cierta manera algo muy enfermo cruzaba por su cabeza

 

-Puede ser- Sonrió con cierta amargura. Mello lo miro, observo dolor en esa mirada; su corazón punzo de tristeza

 

-Entonces… déjalo así…- Giro el rostro a la vez que sacaba de su chamarra una barra de chocolate y  trozaba un pedazo con sus dientes para masticarlo. Esto lo hizo por inercia, cada que se ponía nervioso no dudaba en hacer aquello. Consciente de su acción regreso la mirada y vio que Near no despegaba sus ojos de él. Lleno de nervios extendió lo que quedaba de la barra de chocolate, pensando que la aceptaría como al caramelo pero el peli blanco solo la alejo de si, desconcertando al rubio - ¿Por qué no la agarras?- Recrimino

 

- No me gusta –

 

-¿Qué? Otra vez con tus rechazos, deberías ser más agradecido, normalmente no comparto mis barras de chocolate Near- Rezongo, poniéndole el chocolate a unos cm del rostro, mientras Near le empujaba. Deseaba estar fuera de su alcance. Mientras Mello por otra parte… “¿Cómo hacer que un niño terco pruebe el chocolate?” Pensaba - ¿Lo has probado acaso?-

 

-¡No!- No sabía si lo decía porque parara sus acciones violentas o era la respuesta a su pregunta

 

 – Nunca sabrás si te gusta hasta que lo pruebes. Así que no puedes decir NO con seguridad hasta que lo hayas probado- Sonaba como toda una madre, aunque con afición a que el pequeño consumiera dulces  a cosas sanas

 

-Piérdete, no lo hare- Rezongaba, para cuando dio cuenta Mello se encontraba otra vez encima, aunque más cerca.  No predijo lo que sucedería después. Mello trozo un pedazo de chocolate con sus dientes, comiéndolo. Tomando aquellas pálidas manos, oprimiéndolas contra la suavidad de las sabanas, se acerco poco a poco al peli blanco paro un instante frente a esos labios delgados, sintiendo su respiración agitada. Algo dudoso deslizo los suyos contra los del albino; un poco más seguro sustituyo esos roces por verdaderos besos.

Quizás fue la desesperación, la necesidad. No pensaron si quiera en el acto que cometían. Near por su parte había cedido, dejo que Mello hiciera lo que le placiera en el. Sintiendo la suavidad de los labios que había deseado con insistencia, a su vez, sintiendo ese extraño sabor en su boca, era algo nuevo para él. Una delicia dulce y suave, pero a su vez amarga. No creyó que el chocolate tuviera ese sabor, estúpidamente odiaba algo sin siquiera conocerlo. Era justo como Mello decía, pero…

 

-Near…- Que dulce se escuchaba su nombre siendo pronunciado por los labios de Mello. Claro no era la primera vez que le llamaba, pero era l primera vez que le escuchaba decirlo de tal manera. El cacao de cierta forma le empalagaba por la dulzura. Sus pensamientos eran un hermoso caos, las piernas no las sentía, su estomago se torcía en dicha y sus labios cosquilleaban.  Envolvió al rubio en sus brazos, deslizando sus pálidos dedos por la seda dorada de Mello. Por un momento deseaban permanecer así, si era posible por la eternidad, pero, debían ser realistas. No paso mucho hasta que Mello decidió romper aquel beso, mordisqueando por última vez el labio inferior de Near. Tras separarse, observo al pequeño que jadeaba con fuerza, tendido sin fuerzas, camuflajeandose con la pulcrura de las sabanas, sus mejillas ardían en pudor y sus ojos llorosos estaban –Near…- Le llamo algo preocupado, por haber podido corromper la inocencia del pequeño, pero este no atendió al llamado -¿Near?- Ahora si se encontraba preocupado, paso su mano enfrente de los ojos entre cerrados del muchacho, pero parecía ido

 

-…coff- Solo logro toser “Mello… ¡Ayuda!” Pensaba desesperado

 

-¿Qué sucede?- Se acerco más, pudiendo notar como la piel nívea del chico se tornaba rosada, era extraño; su respiración seguía exaltada, podría decirse que tenía dificultades para respirar. Y asustado lo tomo en sus brazos y salió de allí, rumbo a la enfermería. Donde lo atendió la enfermera.

 

-Mello ¿Qué sucede?- Se levanto rápidamente de la cilla de oficina al ver entrar al rubio -¿Near? ¿Qué es lo que ha sucedido?-

 

-Eso mismo me gustaría saber-

 

-Rápido, llévalo a la camilla- Orden que acato, mientras ella corría por sus herramientas.

 

-Near… ¿Qué te sucede?- Se encontraba arrodillado frente a la cama donde se encontraba el peli blanco

 

-Mello, por favor. Retírate – Pidió la joven enfermera. El rubio comprendió, estar allí solo sería un estorbo. Sin más se retiro, saliendo de la habitación, pasaron unas horas que se volvieron un tormento para el rubio y como tal el rumor entre los mayores se había esparcido. Algunos acudían preocupados, pero no tenían la justificación adecuada ¿Cómo fue que sucedió eso? Era la pregunta que sonaba a cada instante. Por su parte la señora Ana, aconsejo al Mello que fuese a su habitación y esperara; cosa que acato. Estuvo allí por un poco más de tiempo, no hablo con nadie; no deseaba charlar.

Tock tock, se escucho que alguien llamaba a la puerta, mas no dijo nada

 

-¿Mello?- Era la voz de la señora Ana

 

-¿Qué sucede?- Se digno por fin a dirigir palabra

 

-Near se encuentra bien… La señorita Leila ha dicho que se encuentra bien. Me pregunto que si querías…- No alcanzo a terminar la oración pues la puerta se abrió de golpe mientras el rubio salía presuroso de aquella habitación, corrió rápido hasta llegar a la enfermería, adentrándose encontró a Leila sentada en su silla frente al escritorio

 

-Mello- Hizo a un lado los papeles que hace un momento leía, se levanto y camino hasta una puerta donde se encontraban las camillas. La abrió y se quedo allí - ¿Quieres ir a verle?- Quizás la pregunta estaba de mas. Mello camino hasta pasar el umbral. Leila cerro la entrada, queriendo dar algo de privacidad a aquellos dos.

 

-Near- Se le escapo en un susurro, observando al joven que dormía plácidamente en silencio, conectado a un proveedor de suero ¿Tan mal se encontraba? Se acerco, acariciando los ondulados mechones platinados

 

-Mello…- Escucho su nombre. Miro al pequeño, quien aparentemente se había despertado

 

-Near ¿Pero qué demonios fue lo que paso?- Dijo

 

-Mello, yo…- Le temblaba la voz – Perdón, debí decírtelo… pero…-

 

-¡¿Decirme que?!- Odiaba que dijesen las cosas a medias. Near llevo sus manos a los labios que hace un momento beso

 

-Me tentaste- Sonrió – Tus labios y tu dulce veneno…-

 

-Ahórrate las cursilerías para después, solo explícame que rayos paso-

 

-Lo estoy haciendo… el veneno de tus labios me intoxico-

 

-¿Qué?- Frunció el entrecejo – Near, maldito… ¿Te burlas de mi?- De cierta forma sentía que le decía víbora rastrera o algo por el estilo

 

-No… lo digo enserio- Se incorporo, sentándose en el blando colchón – La verdad… es…- Pronuncio dudoso, sin quitar sus ojos de los del rubio – Soy alérgico al cacao… por lo tanto, soy alérgico al chocolate…-

 

-¿Qué?- Se abalanzo hacia el exaltado - ¿Por qué me dices algo tan importante apenas ahora?- Le zarandeaba y paro al notar que le hacía daño –Perdón…- Le soltó

 

-Lo sé… soy un tonto… pero, no lo hacía por miedo…-

 

-Explícate- Pidió con un tono frio. Y así, Near lo hizo

 

-Nunca he hablado sobre esto, pero… de hecho es una larga historia…- Decía no muy convencido

 

-Solo dime, no importa el tiempo que te tomes-

 

-De acuerdo…-

***

Como sabemos, estar aquí, no significa más que ser un pequeño con un pasado triste. Algunos tienen quizás la dicha de no conocer siquiera a sus padres. Quienes les conocen solo tienen que enfrentar el dolor de perderlos para siempre.

Yo pertenecía a una familia un tanto adinerad, vivíamos felices, aunque las cosas cambiaran cuando personas se interesaron en nuestra fortuna. Mis padres fueron asesinados y nuestra casa fue incendiada para borrar las posibles evidencias. Yo había permanecido escondido en un armario que se perdía con las paredes. Típicas decoraciones en casa para ahorrar espacios. ¿Quién diría que serviría para salvaguardar mi vida?

Tuve que correr entre el fuego, deseaba fuertemente no morir y así fue. Estuve perdido y sin rumbo por la ciudad, escapar de la casa no me había dejado en las mejores condiciones y las personas me despreciaban. Rusia, era allí donde me encontraba. Frio, soledad, hambre no tenía a nadie. La herida y el trauma por perder lo que amabas de tajo seguía latente. Mi mirada se volvió frívola al igual que mis pensamientos y alma. Eru, así se llamaba el oso de peluche que llevaba conmigo. Era un regalo de mis padres y entonces se volvió mi mayor tesoro, un recuerdo. Viví por un tiempo en las calles y plazas. Era un milagro que no muriese congelado.

Ese era el deseo de las personas, desaparecer… convertirme en la nada. Debo reconocer que no me encontraba bien mentalmente, había enloquecido del dolor.

 

-Eru… ¿Por qué las personas me miran así?... ya veo. Solo puedo confiar en ti Eru, eres mi único amigo…-

 

Eran las charlas que le hacía a ese muñeco, mi amigo… Cuando creí que sería el final. Me encontraba tendido en el suelo, en la nieve, que poco a poco me envolvía. Invitándome a ser uno con ella. “Si desaparezco, nadie lo notara. Si me voy, nadie tiene lagrimas que derramar…” Mi piel, mi cabello. Blanco, pulcro; queriéndose unir a esa fría pureza…

Quede inconsciente y para cuando desperté, me encontraba en una habitación, con dos hombres de amable mirada. Parece ser que me encontraron inconsciente, mientras pasaban por allí. Yo solo lloraba, después de todo, todos me negaban su ayuda. Viví con ellos por un tiempo hasta que decidieron mandarme al extranjero. Ellos decían que tendría más oportunidades aquí que estando con ellos. Y en efecto, tengo gran privilegio, pero… no tengo felicidad. Aquello se quedo allá.

 

                Ahora bien, tratando ahora mis alergias. Fue cuando tenía 7 años. Por ese tiempo me enferme, y el médico me receto ciertos medicamentos. En la escuela, hubo una fiesta, sino mal recuerdo era de tradiciones extranjeras o algo así. Inocentemente, sin saber las consecuencias, una compañera me ofreció un platillo que tenia puerco. Y desde allí, se desato la catástrofe. Comer puerco mientras estas tomando medicamentos, es el peor error que puede pasar.

 

                Llegar aquí, creyendo que mi vida cambiaria. Pero no fue lo que yo creía. Como sabemos, el orfanato se divide en dos bandos, los que recién entran y no aparentan acreditar para estar en la lista como sucesor de L , y quienes si se encuentran competentes. Recuerdo ese día…

Me presentaron a mis compañeros y estos me reciben de buena manera, aunque notaba como me miraban con cierto asombro, después de todo, era raro encontrar a alguien con mis características. Rápidamente me integre al grupo; éramos buenos compañeros, sin embargo, entre ellos habían quienes eran sumamente agresivos, pero que sabían cómo comportarse frente a los ojos de los adultos. Me golpeaban por no querer obedecerles, me mantuvieron en silencio para no delatarlos “estos moretones son mi culpa” Me obligaban a decir…

 

-¡Ahh!- Inevitablemente grite al sentir como caía al fango, pues un niño de grandes proporciones me había empujado cuando estaba desprevenido pasando por allí

 

-¿Qué se siente estar sucio?- Decía a carcajadas junto con su manada de hienas –Lo blanco se ensucia tarde o temprano- Me despreciaban por el color de mi piel y cabello. Era diferente a ellos, cuando los humanos ven algo diferente le temen y lo someten. Esa diferencia me tenía marcado.

Sufría y lloraba en silencio, hasta que.

 

-Ser el sucesor de L debe ser lo mejor- Alcance a escuchar, como aquella bola de salvajes alardeaba y deseaba aquello. Quizás era momento de devolverles el favor, era momento de vengarme… tomare sus sueños y los destrozare. Lastimosamente no poseo un cuerpo fuerte con el cual defenderme, pero, mi mente. Definitivamente mi mente era quien me podía sacar de allí.

El personal del orfanato pronto noto mi rápido desempeño ¿Es que acaso era tímido? Intentaban hallar razón por la cual apenas comenzaba a relucir mi ingenio; la verdad solo eran dos razones. Robar el sueño de aquellos y escapar de allí, deseaba salir de ese lugar lleno de abusos. Hasta que por fin lo conseguí, califique para estar en esa lista. Solo estaba conforme con que me llevaran al ala contrario del orfanato, pero, era lo mismo, los niños no me veían mas que como competencia. Comencé a pasar mis días en completa soledad. Mi vida era tranquila ahora, pero carecía de algo.

Quien se encontraba en la cima, no eras más que tu Mello. Perdón, se que deseabas ser el sucesor de L, y yo, quien no poseo tal deseo me apropie del tuyo. Yo solo lo hacía por venganza de aquellos que me hicieron daño, pero, en mi deseo egoísta de venganza dañe a personas ajenas. Arrebatándoles su ilusión. No tengo palabras para describir cual podrido estoy por dentro. Realmente lo lamento.

 

***

 

La habitación estaba en silencio, el cual fue roto por el rubio

 

-Entonces ¿es por eso que nunca te quedas a comer?-

 

-Si…-

 

-Mmm entonces ¿a que mas eres alérgico?- Inclino leve la cabeza dudoso

 

-Jaja, mejor pregúntame que puedo comer- Rio, pero Mello le miro insistente, como si no estuviese bromando – Bueno, pues… no puedo comer nada que tenga colorantes, de hecho solo uno puedo comer, el de caramelo. Los amarillos, rojos y azules me matarían. No puedo comer nada que provenga del mar, como el pescado, camarones, langostas, etc. No puedo comer carne de puerco por obvias razones, solo de pollo o de pavo. No puedo comer frutas como, el mango, la fresa, naranja, cereza, kiwi. Entre otras… Me hacen daño pero no lo suficiente para matarme la leche, el pan blanco y los embutidos, los últimos hacen que me duela la cabeza y vomite-

 

-¿Qué? ¿Entonces que carajos comes?- Se sobre exalto al escuchar la larga lista

 

-Pues… si hablamos de postres, solo la vainilla, siempre y cuando no se vea amarillento el pan, más bien todo completamente blanco. El queso blanco lo como aunque el amarillo no por el colorante. Refrescos no tomo, a no ser que sea limonada. Puedo comer, manzanas, duraznos, uvas, melón, coco, me encanta la piña aunque me lastima la lengua. Y de comidas, por lo regular son ensaladas entre otras cosas-

 

-¿Tanto así? ¿No puedes curarte?-

 

-Es tratable, con tratamiento; conocido como desintoxicación se puede-

 

-¿Entonces?-

 

-Lo hice, y créeme que puedo comer más cosas que antes no podía. Antes no podía comer huevo, ni harinas. Pero el médico me dijo que las alergias que tengo ahora se quitaran solo con el tiempo, pero, no sé cuanto…-

 

-¿Y el chocolate?-

 

-Ese está más que claro que no lo comeré de por vida – Fue inmediatamente abrazado por el rubio

 

-Y pensar que casi mueres por mi culpa- Soltó un sollozo, Near sintió la calidez del rubio y le abrazo de igual manera

 

-Jaja tranquilo, eso me hace pensar que tendré una muerte dulce- Soltó una carcajada, era enserio todo se lo tomaba en juego

 

-No lo digas ni de broma-

 

-Perdón pero se me hizo gracioso, de hecho siempre lo pensé. Si me quisiera suicidar no necesito cortarme las venas o colgar del tejado con una soga al cuello o…- Paro al ver la mirada del rubio

 

-¿Qué sucede si comes algo a lo que eres alérgico?- Je, preguntando lo obvio

 

-Me salen ronchas en el cuerpo, me da picazón, mi cuerpo se hincha y por lógica mi garganta también. En pocas palabras moriré asfixiado- Sonrió

 

-Es increíble que aun sigas vivo-

 

-Seria conveniente- Pronuncio – Si hubiera muerto, serias el candidato a sucesor de L- Sintió arder su mejilla tras una repentina bofetada del rubio

 

-¡No lo vuelas a decir!- Gruño – Está claro que deseo superarte, pero no de esa manera ¡Jamás usaría esos medios para ganar!- Su molestia salía a flote

 

-No te pongas así- Poso su mano en la mejilla agredida – Eso es lo que pensé siempre. Es por eso que mantuve esto en secreto. Piénsalo por un momento. Soy yo quien les bloqueo su tan ansiado deseo. De entre todos, debe haber alguien lo suficientemente sádico como para querer ganar a toda costa y eso incluye deshacerse de mi ¿no lo crees? Piénsalo por un momento, ponte en mi lugar ¿se supone que eres el segundo mejor? dime ¿No has notado como algunos de nuestros compañeros te trata con desprecio?- Mello razono, y supo entonces que Near tenía razón. Sus acciones quizás no eran con intención arisca, sino como medio de protegerse – Pensaba seguir así, pero veo que no tiene sentido a este paso todo mundo se enterara…-

 

-Perdón…- Reconoció que solo había echado a perder los planes del peli blanco

 

-Lo volvería a hacer- Sonrió

 

-¿Eh?-

 

-Si tuviese la oportunidad. Volvería a caer en el veneno de tus labios, con tal de besarlos una vez más- Sus mejillas pálidas se llenaron de carmín. Esto se le hizo demasiado atrevido y lindo al rubio quien de igual manera se ruborizo

 

-No pienso lavarme la boca a cada que quieras besarme- Vaya manera de preocuparse, estallo en rojo al ser consciente de lo que decía, estaba aceptando ese hecho

 

-Jajaja el único problema es que amas a mi enemigo- Refiriéndose al chocolate – Pero, jamás tuve el atrevimiento de conocerlo más a fondo. Y quizás, llegue a gustarme. Es como el dicho que del odio al amor solo hay un paso ¿no lo crees? –

 

-¡Morirás!- Se izo para atrás al ver como el peli blanco se acerco lentamente

 

-jeje puede ser- Su despreocupación le llenaba de desesperación al rubio, pero se calmo al ver que no parecía tener intención alguna de acercarse mas – Antes me dijiste que yo era como mis juguetes. Ahora que lo pienso, tú eres igual que el chocolate, dulce y a la vez amargo, Mello. Sin saberlo, nos convertimos en nuestra obsesión – Llevo su mano hasta el flequillo del chico enfrente, deslizando sus pálidos dedos en el

 

-Tienes razón- Ahora lo meditaba

 

-Es por eso… que si odio el chocolate, es como odiarte a ti. Pero, creo que no lo lograría. No puedo odiarte. Mello, yo… me gustas…- Se arrepintió de tales palabras al sentir esos ojos sobre él, y al no saber qué hacer se envolvió en las sabanas lleno de vergüenza.

 

-Near…-  Le descubrió gentilmente, viendo los ojos del alvino, dos profundos pozos de agua bajo el cielo nocturno, así les describía con dulzura. Su expresión siempre impaciente se mostraba calmada, parecía estar feliz. Lentamente se inclino y beso la frente del joven.

 

-Creo que… tú también me gustas- Confeso, ahora que lo pensaba. Era la primera vez que tenían una plática así de larga, era la primera vez que el chico era sincero a sus emociones, emociones que jamás creyó conocer. Y ahora las veía como lo más hermosamente cálido.

 

                Tuvo la osadía de tenerlo en sus brazos, solos en esas cuatro paredes, llenándolo de suaves besos, robándole varios gemidos. Pero claro, no llegaron a mas. Apenas estaban tomando los sentimientos del otro, no sería lo más oportuno.

Y fue así que pasaron los años, viviendo con su secreto amor. Hasta que el momento de tomar el lugar de L llego.

 

-L a muerto- Fueron las palabras del director del orfanato

 

-Y… ¿Quién de nosotros dos es el que tomara su lugar?- Pregunto el rubio

 

-L no decidió…- Respondió el hombre – Pero, sugiero que ambos trabajen juntos- Pidió

 

-Por mi está bien- Respondió Near

 

-No… solo debe existir un solo sucesor. Así que, quédate  con el puesto Near. Yo… me iré después de todo – Sin decir mas salió de allí. Pronto cumpliría 18 años, ya era momento de retirarse. Camino por los pasillos hasta su habitación, permaneció pensando un momento sobre su decisión – Es lo ideal, solo el numero uno… puede ser el sucesor- Se decía – Quizás… fui muy duro con Near- Y con este pensamiento en mente fue a dar a la habitación del alvino. Entro y se le hizo extraño que no estuviese, se adentro a la cama, pero n estaba. Escucho a sus espaldas como la puerta se cerraba. Allí estaba Near, realmente no se veía feliz

 

-Mello-

 

-Near… ¿Qué haces allí?- Pregunto sin moverse de donde estaba

 

-supuse que vendrías, así que espere- Camino hasta estar frente a frente

 

-Perdón si lo que dije te hirió, pero, así son las cosas… debes ser tu quien tome el lugar de L –

 

-Si quieres que lo haga lo hare. Pero no tolero el hecho de que te marches- Su voz sonaba molesta – Y escuchaste a Martin… no venceremos a Kira trabajando por separado, y es un hecho que también lo  creo, Mello.

 

-¿Por separado? Suena curioso- Se sonrió sínico, como si algo malo cruzara por su mente, no conto con que en Near se dibujara la misma sonrisa

 

-¿Juntos entonces? Suena sugerente- Rio en su mentira. Se abalanzo a los brazos del rubio, quien buscaba sus labios. Fundiéndose en un solo beso pasional, lleno de demanda. Mello metía sus manos traviesas dentro de la camisa blanca del alvino.

 

-Near- Susurro al oído de este, mordiéndolo.  Para después tirarlo a la cama, posicionándose encima de este. Exploraba aquella cavidad como de costumbre, al sentir necesario el oxigeno se separo, estando por un delgado hilo de saliva. Lleno de necesidad, Mello despojo a Near de su vestimenta dejándolo en bóxers, deslizo su mano sobre el vientre plano y pálido del joven

 

-Realmente lo deseas ¿verdad?- Sonrió retador, recibiendo el mismo gesto por parte de Mello, quien se lanzo a su pulcro cuello y morder deliciosamente, su fuerte respiración rompía contra la blanca piel. Deslizándose hasta el pecho de este. Jugueteo con uno de los pezones del joven con su lengua, mientras el otro lo retorcía, con su mano libre, bajo hasta estar intrusa dentro de la ultima prenda, bajándola;  Mello sentía como Near se retorcía de placer bajo su cuerpo. Preso de su sofocante deseo se desvistió, quedando ambos desnudos entre las sabanas. Jamás habían llegado tan lejos, pero sus sentimientos al sentirse acorralados contra la espada y la pared, huían de la realidad, entregándose sin condición al otro.

 

-Te amo Near…- Su voz ronca resonaba en la cabeza del peli blanco, que sentía se volvería loco

 

-Yo también te amo Mello- Respondió jadeante, deslizando su mano por el vientre bien marcado de su amante, contemplándolo

 

-¿Quién diría que cederías a hacer esto?-

 

-No tenía opción. Mejor dicho… no teníamos opción. Solo tú haces que desee esta clase de cosas… Mello, ¡agh! – Gimió al sentir como la lengua del mencionado se deslizaba por su vientre. Los dulces gemidos del peli blanco eran deliciosos a oídos del rubio, aumentando el deseo de este. Tomo en sus manos una de las delgadas piernas del joven y la lamio como si le fuese a devorar.  Con su otra mano tomo el miembro del peli blanco, masturbándole.

Near tiro con fuerza de las sabanas al tener esa sensación, Mello realmente iba enserio. Le sorprendía que fuese amable con él. Esperaba un trato más frívolo y violento, así que se suponía se estaba aguantando. No pudo contenerse más, viniéndose en la mano del rubio, quien sonrió con cierta satisfacción.

 

-Te vez bien Near- Rio, y se acerco a apoderarse de nuevo de esos labios

 

-¡Agh! Mello… no…- Sus ojos humedecieron, al sentir como el rubio introducía un dedo en  aquella parte tan pequeña, deslizándose con facilidad gracias al semen. Mello se detuvo pensativo

 

-No me jodas Near, no me digas que también eres alérgico al semen-

 

-No seas idiota, ¡no!- Respondió al instante, ambos completamente sonrojados. Mello reacciono después, girando al alvino, estando bocabajo. Le tomo de la cintura y le elevo a la altura de su entrepierna. Rozo su miembro sobre aquella entrada, haciendo temblar a Near. Estuvo así por un momento, jugando, luchando por no perder la impaciencia primero. Deseaba ver a Near desesperado por tenerlo

 

-¿Qué sucede Near? No me pedirás que te lo meta- sonrió

 

-Tsk, solo hazlo antes de que el follado seas tú- Gruño en desespero

 

-Eso ni en sueños- Respondió a la advertencia penetrando de un solo movimiento

 

-¡Ahh!- Soltó un grito al sentir como su interior era profanado, una corriente eléctrica por toda su espina dorsal. Agradecía que Mello no comenzara a moverse, dándole tiempo de regular su respiración, que se había vuelto pesada.

 

-¿Qué tal se siente? ¿Te gusta?- Dijo sugerente, mientras se pegaba mas, robándole más gemidos

 

-¿Por qué eres demasiado grande?- Fue lo único que dijo. Pues el chico complacido por el alago dio inicio al vaivén, primero lento, para después ir aumentando la intensidad de las embestidas. Siendo consciente del dolor de su compañero, tomo el miembro de este para masturbarle nuevamente, a la vez se inclino y lamio aquella blanca espalda, le pareció tan irresistible que mordió el hombro del joven -¡Ahh! Mello- Volvía a gritar

 

-No sabes cuento desee poder tenerte así, Near… Mío… solo mío…- Lamia el hombro de este, como un salvaje loco de amor

 

-A veces tu amor da miedo… pero… me gusta…- Decía entre gemidos. No paso mucho tiempo hasta que el rubio estallo dentro del joven peli plata. Cayendo ambos rendidos. Mello salió del interior del joven, intentando no herirlo mas. Acaricio la blanca cabellera y beso nuevamente esos labios.

 

-Te amo Near…- Repetía… Near estaba ido, demasiado agotado. Su cuerpo jamás había estado expuesto a ese tipo de ejercicio. Sin desearlo quedo sumido en la nada. Despertó a la mañana siguiente, sin el rubio a su lado

 

-Entonces… esta fue la despedida ¿verdad?- Sonrió lastimosamente – Espero volvernos a encontrar… je, aunque es ridículo que o diga.. claro que nos encontraremos en el camino, después de todo vamos por el mismo objetivo- Enrollaba uno de sus mechones en sus dedos, mientras permanecía acostado en aquellas sabanas blancas. ¿Puras? No, ya habían sido corrompidas, al igual que su ser.

 

 

 

Ensúciame con el deseo,

Ámame con tu boca,

Miénteme que me amas,

Hazme feliz aunque sea un vil engaño.

 

 

 

 

Notas finales:

Y hasta aquí llegamos jeje fue divertido xD , hace tanto que no escribía y creo que no me contuve owo . Escribir es mi manera de des estresarme, sacar todos esos pensamientos que me atormentan n.n

Me entretuve con esto, la verdad cuando vi a estos dos chicos me sentí identificada, con el hecho de que como chocolates a diestra y siniestra (pero tristemente yo si subo de peso ;-; a comparación de Mello) y desde siempre he tenido una tendencia de agarrarme el cabello como loca compulsiva, que sinceramente no sé porque ono

Espero poder escribir alguna otra historia de este anime nuevamente. Y mis queridas almas, no desesperen, pronto continuare los fics!! TTwTT

NOTA: Para hacer fics, me baso en cosas que han sucedido en mi vida, y en efecto. Cuidado con comer puerco mientras estén medicados. No estoy del todo segura como reaccionen los adultos, pero una amiga mía padece alergias gracias a eso. (Me base en su testimonio para hacer la historia n_n ;w;)

Y como Mello ama el chocolate, pensé que sería interesante ver como se debatía entre sus barras de cacao y el alvino xD , y no, no soy sádica ;)

 

Muchas gracias por dedicar un pedazo de tu tiempo en leerme n_n . Espero te haya gustado.

Cualquier duda, comentario, petición, etc. Pueden enviarme un review, los esperare con ansias ouo

Y nos leemos en otra historia!!!

 

 


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