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Somnofilia por Vampire White Du Schiffer

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Notas del fanfic:

Los personajes de KHR! pertenecen a Akira Amano.
Posdata: ando medio güey y eso que apenas es miércoles, asumo toda responsabilidad del contenido euë.

Notas del capitulo:

En mi país todavía es doce, pero me adelanto, como siempre, a subir el capítulo. Conociéndome el día de mañana estaré vuelta loca con amparos que tengo pendientes, ¡Reborn, donde quiera que estés SHEKETETO, feliz cumpleaños! 
Al ser una historia que se agota en un solo capítulo se irá muy rápido y a lo que queremos: lemon. 

Dijera aquél: Reborn, gracias por existir. 

+ : : : : +

Llevaba dos días dándole vueltas al asunto, no quería acudir a Lal por conocer su negativa tajante a ayudarle en todo lo que tuviera que ver con Reborn; tal rivalidad reciente, por primera vez, no tenía que ver directamente con que Reborn fue electo por el rubio, sino porque en una misión que tuvieron juntos, el moreno se llevó toda la diversión dejándola casi inerte. Cuestiones del ego que una mujer derrotada, en el amor y en el trabajo, no puede olvidarse fácilmente.

Por eso pidió ayuda a Skull. Si bien era cierto hubiera sido mejor auxiliarse de Luce no tuvo más opción al enterarse que ésta estaba de licencia por una alerta en su embarazo. Pensó que después de salir de este meollo iría a visitarla. Mientras tanto le prometió al arco iris violeta un cuatrimotor acuático si le hacía este favor.

+ : : Punto de vista: Skull : : +

Estaba en serios problemas, llegué tarde al lugar pactado con Reborn. Abrí la puerta del bar con cuidado, metiendo la cabeza en espera de que no se diera cuenta que estaba colándome cobardemente por la rendija. Demasiado tarde. Un dardo llegó directamente a mi rostro, lo sentí clavándoseme en la frente. Me retorcí de dolor en la moqueta, lloriqueando como siempre. Nunca podré cambiar. Vamos, Skull, tienes que lograr aunque sea esta. Me levanté rápidamente, esperando nadie se diera cuenta de mi episodio… efectivamente, nadie se percató… porque no soy absoluto importante. Agaché mi cabeza y me senté en el banco justo al lado de Reborn.

–Gusano inútil –dijo sin interés deslizando un vaso de vidrio cortado por la barra hasta que llegó a mi mano. Me di cuenta que tenía dos dardos en la mano derecha y en blanco empotrado a la pared estaban cinco perfectamente anclados al centro.

–Reborn –saludé con algo de reverencia, accedí a beber lo que me había ofrecido; para probar mi virilidad lo tomé de un solo trago –. Tengo algo que hab… -un acceso de tos. Al verlo reírse me di cuenta.

–Me dijeron que el ajenjo es especial para las subespecies como tú –inclinó su mentón sobre la mano mientras me veía retorcer. Nunca cambiará. No entiendo qué le vio Colonnello, qué ve en este sádico que lo hace tan atractivo. Eso me recuerda, debes concentrarte Skull, un amigo te ha confiado la misión de tu vida: Conseguir información de Reborn y salir vivo para contarlo.

–El jefe quiere que vayas a Japón este fin de semana –murmuré –. Algo relacionado con el joven décimo.

–Estoy harto de ser niñera. Es un castigo enviarme a oriente.

–Quizá se enteró de tu reciente desliz.

–Fue completamente deliberado.

–Lo de la mujer fue también…

–Se lo merecía –se encogió de hombros. Con calma excelsa metió la mano al saco y en menos de un segundo tenía el cañón de la pistola justo en mi entrecejo. Levanté las manos en signo de inútil defensa al mismo tiempo que un sudor frío se desprendía de cada poro.

–¿Qu-Qu-Qué? –creo logré articular sintiendo una presión enorme en el ambiente, no únicamente por tener un arma tomándome ventaja, sino porque Reborn estaba más molesto por una razón que desconocía. Si salgo de esta prometo jamás volver hacer favores a amigos. Lo juro por lo más sagrado que tengo en la vida. Mi motocicleta.

–Alguien te envió, ¿quién? Toma en cuenta que no puedes hablar. Sólo parpadea dos veces para , una para no. ¿Fue el noveno? No seas imbécil. Parpadea lento. Así. No fue él… ¿uno de los nuestros? Sí. De acuerdo, si respondes que Verde puedes darte por muerto justo en el momento en que termines de cerrar esos ojos de lagartija, pero anda, sincérate conmigo, ¿Qué no para eso están los amigos? –no sé si debía parpadear en ese momento así me quedé quieto, tratando de imaginarme si había hecho realmente algo de provecho en mi vida –. ¿Colonnello? –dos parpadeos –. Ah, haberlo dicho antes, hombre –retrajo su brazo elegantemente hasta que quitó el cañón de mi cara. –Con que el rubio idiota te envió –lo siento Colonnello-chan, tuve que delatarte. Lo siento. Lo siento. Quizá algún día me perdones –. Ojalá pueda sacar provecho de esto, porque –me arrastró fuera del local –, si me entero que te le acercaste más de lo debido, date por muerto, escoria.

Reborn ya tenía planes, ya había concluido mi participación en este cuento. Eso creí.

–Si lo que me dices es cierto acabas de prestarme un servicio muy útil –me tiró al piso y colocó uno de sus pies recubierto por carísimo calzado sobre mi cabeza –, cosa rara viniendo de ti –se detuvo –. Esto será divertido.

 

+ : : Tercera persona: : +

–¿Y bien-kora?

–¿Y bien qué?

–… ¿Qué obtuviste de la entrevista? –le recorrió una gota de sudor por la sien.

–¡Ah, eso! –se rascó el mentón –. Casi nada. –inmediatamente escuché que a una granada le era quitado el seguro –¡Espera, espera, espera! ¡ESPERA! –ahora, justo ahora, encontré dónde encajaban tan bien estos dos –. Estoy nervioso, sólo eso. Verme con Reborn a solas es terrible para mi salud, ¡ponle el seguro a esa cosa, me volverá loco!

–Bueno-kora –guardó su juguete y cruzó ambas manos para ocultar la boca –. Necesito saber si conseguiste lo que te pedí. Es de vida o muerte.

–No entiendo –solté ya que estaba más tranquilo –. ¿Por qué no le preguntas y se acaba allí? No tenías que involucrar terceros.

–Si le pregunto a Reborn lo que quiere… se enojará. A estas alturas de nuestra vida en común yo debería leerle los pensamientos, algo así. No sé hasta qué punto debo ser el detallista sin parecer que quiero ser Bianchi. Además –se encogió de hombros –, cada ocasión debo superar el regalo del año anterior y se me están agotando las ideas. –fue realmente malvado, después de tan desesperada declaración yo me sentí como el ser más horrible y mísero en la tierra. ¡Cómo odio la combinación maquiavélica que estos forman! Es tierra y vendaval formando el tornado, todo lo que les interponga será destruido. Esa idea me congeló las tripas a tal punto que reí de mi tontería.

Colonnello-chan, eres ingenuo. ¡Dios mío! Esto es algo que no se ve todos los días, ¡Sé algo que Colonnello no! Si tan sólo supiera que Reborn casi destruye el lugar por enterarse que Colonnello prefirió recurrir a un inútil como yo en vez de mirarlo a los ojos olvidándose de cualquier duda.

–Reborn tiene una… fantasía…

–… -bufó y se echó a reír a carcajadas –¡Eso ya lo sé de sobra! Le he cumplido todas las que me ha impuesto –eso suena más a abuso sexual que a relación consensuada. Me dan calosfríos, olviden lo del tornado. Estos juntos son el apocalipsis.

–Capté alguna indirecta así de su parte –asentí –, pero hay una…

–¿Velas? ¿Bondage? ¿Público?...

–¡Detente allí! –cerré los ojos mientras movía mis manos de lado a lado. Debía detener la cascada de imágenes que no sirvieron más que a perturbarme –, no necesito tantos detalles. Lo que él quiere, y quizá sería buen regalo es… que duermas mientras él…

–¿Me vea dormir-kora? –rumió la idea, se levantó y dio una vuelta completa a la sala, estaba a punto de preguntarme algo pero lo interrumpí.

–¡S-Sí! Verte dormir, únicamente. Dice que… dice que eso lo relaja y porque ha estado bajo mucho estrés eso lo liberaría –perdóname, Colonnello.

–Es lo más extraño que he escuchado nunca-kora. Para Reborn eso es algo inofensivo. No. Corrección. Es algo inofensivo para mí, tomando en cuenta lo sádico que a veces es – ¿a veces? El amor no mata, pero ciega. Mi amigo es la prueba bípeda de esa frase –. Es extremadamente raro –me miró con suspicacia, sentí mi espalda empaparse de sudor –, pero ni qué hacerle. Si Reborn quiere eso… significa que no gastaré mucho este año, hace dos tuve que regalarle y bautizar una isla en el triángulo de las Bermudas con su nombre, así que esto es nimiedad.

¡Colonnello, por favor deja a Reborn cuanto antes! Cuando terminó de monologar sobre lo rara que se le hacía la petición de Reborn, me dejó marchar, sin embargo yo sentía una espina en mi conciencia. No podía decirle algo respecto al plan que detrás del suyo se maquilaba, pues mi cuello está en juego, pero sí decirle una verdad:

–Nunca me había sentido capaz de dar un consejo, por eso siento que si no te lo digo jamás volverá a pasar una oportunidad como ésta.

–Adelante-kora –concedió en medio de confusión.

–Lo único que Reborn necesita es que sigas pensando en él como ahora.

 

 

Rodé el frasco entre mis dedos, el líquido blanquecino se prestó al baile, si quería poner el plan en marcha debía disolverlo en la bebida energética, como me indicaron, suena algo ilógico pero como conoce que no tolero medicina de por medio fue la opción que me dio, quizá lo que cause será un choque entre energía a lo bruto y somnolencia.

 Inhalé profundamente, sostuve el aire y lo dejé ir con el mismo sosiego. Debo estar loco. Verde me dijo que esto no me despertaría sino hasta el día de mañana. Miro alrededor y creo todo está dispuesto, lo único que falta en el plató soy yo con un moño... ¿Qué rayos?

 

 

Dieron las ocho de la noche. Me sorprendió –enojó– que no acudiera el rubio idiota a abrirme la puerta estando desnudo. A cualquiera en mi posición le encabronaría eso. Dejé las llaves en la repisa, pasé de largo del bar, mi urgencia era encontrarlo para empezar a bombardearlo de reclamos idiotas hasta que cediera a mis exigencias. Sentí su presencia en la alcoba, otra oportunidad que perdió. Si hubiera venido a mí en este instante lo habría perdonado. Probablemente.

–Oye idiota, ¿no escuchas que…? –dejé la pregunta suspendida después de toparme lo que en la cama me esperaba. La fragancia dulce había permanecido encerrado en la habitación, las cortinas habían sido cambiadas por terciopelo carmesí, vulgar si me lo preguntan, pero démosle una oportunidad por la profundidad que adquiría a través de la tenue luz de la vela; así que a eso tuve que añadir la excitación de mis sentidos ante la visión de la cama desarreglada con la pétrea sábana cubriendo únicamente el pudor del cuerpo del militar con el que llevo viviendo más meses de los que debería. Estaba boca abajo. Su respiración tranquila y la boca ligeramente abierta, sin mencionar mi agudo poder de sospecha, me indicaron que llevaba dormido varios minutos.

Miré sus dedos relajados, sostuve su mano. Me senté al borde de la cama.

–Deja de fingir –ordené tratando de apretarle la cara contra la almohada, pero mi instinto indicaba que la presa estaba completamente indefensa, más aún, se dispuso a sí mismo de esta manera para que yo lo devorase. Bon appétit. Le acaricié lentamente la espalda, inclinándome a inhalar la fragancia de sus cabellos recién lavados. No hubo reacción, ninguna que pudiera indicarme que sentía mi presencia. Eso me molesta: Colonnello debe estremecerse tan sólo por el aire que respiro.

A pesar de ese agrío sabor en mi boca era una tentación tremenda tenerlo así, inerte con el corazón latiendo al ritmo del sueño de los justos, un sugestivo regalo.

Recorriendo cada línea de su cuerpo no pude evitar pensar en lo extraño que resulta excitarme por verlo dormir, sin embargo, pienso que tal provocación está sujeta únicamente a sus aras militares. ¿Cuánto tiempo llevo atado? Dejé mi cinturón en la cómoda junto con el saco. Aflojé la corbata mientras me inclinaba hasta colocarme a sus espaldas, hundí la nariz entre su cabeza y su hombro. El calor que despide y la tranquilidad que ostenta me sosiegan a tal punto que estoy cerca de…

Mis dedos izquierdos pasean con cuidado el borde de su ropa interior. Se la quité. El dedo corazón orquestó la intromisión de los demás, obedeciendo las curvas de sus nalgas abrí camino entre ellas obteniendo un movimiento como respuesta.

–¿Incómodo?

Quedé fascinado por su fruncimiento ceño; después de empezar a masturbarlo no pudo mantener su imparcialidad. Su boca se entreabrió emitiendo un leve suspiro que saboree al mover su rostro hacia a mí. Sentí mi entrepierna endurecerse, necesitaba follarlo y pronto, pero calmar mis ansias bestiales por devorar su carne obedece al principio de no malgastar la oportunidad. Arremetí contra sus piernas cerradas. Sus muslos húmedos por mi pre seminal y mi sudor. Cada movimiento femoral rozaba con los testículos militares, ello ocasionó su miembro erguido.

Cuando estaba el orgasmo cerca, esparcí semen sobre sus nalgas, usándolo de lubricante casero para continuar mi fantasía.

–Colonnello –acaricié su nombre mientras mi enhiesta virilidad se adentraba en el palacio de sus delicias. Creí que en ese momento el rubio idiota despertaría, hubiera sido natural. No fue así. Sólo un breve establecimiento de lucha por librarse de la incomodidad, empero lo atraje a mí con tanta fuerza que terminé clavándosela a fondo. Sus paredes me comprimieron lujuriosamente a tal magnitud que le mordí el hombro hasta sangrarlo; igual afluente rojo entre sus piernas. Mi salvajismo se presentó a partir de ese instante. Lo retuve boca abajo contra las sábanas, aferrándome a sus caderas para salir y entrar ferozmente de su lacerado trasero. Lamí el lóbulo de la oreja que se me antojara, susurraba atroces juramentos a su oído, esperando herir su ego, excitarlo. Despertarlo para recibir una sarta de reclamos inútiles junto a una resistencia igualmente infructuosa que culminaría en un beso entre nuestras dos bocas malditas. Lo necesito.

–Necesito que me veas, que implores. –mi descanso sobre su espalda se humedeció por la transpiración de nuestras pieles en fricción. Su sangre y mi semilla vueltos uno. Una mordida a mi ego haberlo lastimado sin recibir reclamo.

Estaba a punto de enloquecer. Colonnello no despertaba. Llegué al punto de quiebre, no puedo soportar el hecho que siga dormido, que no hable, que no supiera todo lo que yo hacía de su cuerpo. Fue como si ninguna parte de mi pudiera acceder a ese sitio donde él se encontraba. Lejos de mí.

 Colonnello no despertará.

El hecho de que él no se enteraría a menos que de mi boca emanara la confesión. Tuve un violento ataque por las ganas de querer sacarlo del sueño a la fuerza. Enfrentar al pernicioso Morfeo por atreverse a poner sus arenosas manos sobre mi propiedad. Mi apostasía.

–¿Cuánto más seguirás dormido?

Una hora después atendí el teléfono y quise tener la habilidad de asesinar a través del cableado.

¿Colonnello aún no despierta? Bueno, no me extraña, le di una droga muy fuerte... Claro que no fue ético, pero estaba TAN desesperado cuando acudió por mi auxilio. Mira, si lo que él quería era descanso pleno y no enterarse de tus fechorías nocturnas, ¿no te parece que los dos ganaron?... de acuerdo, no pretendo apelar a tu honor o a tu ego de macho, el efecto deberá pasarse en un par de horas. De ser tú embarazaría a la Bella Durmiente…

–Ya lo hice, maldito científico de mierda. Qué desatinada fortuna es la que te permite tener un camino paralelo al suyo –miré al rubio dopado en la cama – y nunca permitirse tocarlo como yo –reí.

Colgué.

 

 

–¿Reborn-kora? –se incorporó con lentitud –¿qué sucede-kora? –todo aletargamiento desapareció de su rostro al toparse con el mío – pésimo… -algo dentro de él debió cavilar los resultados de anoche, instintivamente llevó la mano entre sus piernas, extrayendo sangre y seda blanca –. Eres un grandísimo y desgraciado hijo de perra –gritó.

–¿Qué esperabas? –esquivé la almohada que me lanzó –. Estabas desnudo y dormido.

–¡Me partiste el culo!

–Cuando estás consciente lo deseas, ¿qué diferencia tiene que fuera mientras dormías? Además, fue mi regalo de cumpleaños.

–Que cumplas muchos más, bastardo. Pero sin mí. Apártate, no necesito tu ayuda –estuve a tiempo de sostenerle por el brazo cuando en el umbral de la puerta del baño se desplomaba –. Te mataré antes del próximo.

–Eso te sucede por pedir ayuda a un inútil.

–¡Resulta ahora que tengo la culpa! ¡No me conviertas en el enemigo!

–Te hago lo que quiera porque así puedo –lo arrinconé en la regadera y abrí el grifo –¿Cuál es tu empeño por meter a Verde? Existen otros inmorales que…

–No tengo problema en cambiar de médico de cabecera-kora –se encogió de hombros –. Si lo prefieres, consultaré a Shamal… aunque se haya ofrecido por superar su misantropía conmigo.

–Olvídalo, ¿qué no te arrepientes de dejarme solo este día?

–¡Me follaste mientras estaba dormido!

–Con mucha soledad –sonrió.

–Ajá-kora –quiso darse la vuelta para encarar el agua, se congeló al percibir fugazmente que Reborn esta vez no mentía –. Sí te sentiste solo-kora –le divirtió la idea –¿creíste que me quedaría así para siempre? –con sus dedos atrajo el pantalón de Reborn con el propósito de humedecer ambos cuerpos –. Tranquilo, estúpido. –le besó sintiendo la dulzura del agua entre sus bocas –. Lo que me queda de vida es tuyo.

El moreno atinó a reír, la presa había aceptado su encierro, no esperaba menos. Merecía esto y más. Quizá esa ambición fue lo que lo orillo a amarlo de nuevo entre pompas de jabón.

+ : : FIN : : +

Notas finales:

¡Feliz cumpleaños al hombre más sexi y maquiavélico de KHR! 
(Lo siento Byakuran, ya no te amo)


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